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lunes, 4 de enero de 2021

ESTRATEGIA Y TÁCTICA DE LA REVOLUCIÓN

Por Jorge Gómez Barata

En su primer tramo (1952-1961) la Revolución Cubana trazó una 
estrategia expuesta por Fidel Castro en “La Historia me Absolverá” que trascendió el derrocamiento de la dictadura de Batista y esbozó un plan de desarrollo nacional. “El problema de la tierra…la industrialización…la vivienda…el desempleo…la educación y…la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política”.

A partir de aquel enfoque no comprometido doctrinariamente (excepto las referencias a José Martí), sin vínculos internacionales y, que no aludía el cambio de sistema social, Fidel Castro logró un consenso nacional del cual, ante las primeras pruebas, los elementos la burguesía y la oligarquía que se había sumado a la lucha anti batistiana se apartaron, sumándose a los designios imperialistas.

Lo que no pudo preverse entonces fue la temprana hostilidad de los Estados Unidos cuyos líderes, principalmente Eisenhower, vencedores en la II Guerra Mundial apostaron por el bloqueo y las soluciones militares. Fidel, Raúl, Che Guevara y otros comandantes, que también venían de ganar una guerra popular, aceptaron el desafío. En ese proceso supongo un papel significativo de los cuadros del antiguo partido marxista cercanos a la Unión Soviética que, en fecha  temprana sumó un poderoso elementos a la confrontación.

La alianza político militar con la Unión Soviética que aportó a Cuba una asistencia económica y militar sin la cual no hubiera sobrevivido, realizado sus políticas sociales ni gestionado la intensa actividad externa, fue asumida por Estados Unidos como pretexto y dio lugar a una dinámica en la cual la liquidación del proceso cubano era vital para su seguridad nacional y para la seguridad hemisférica. La expulsión de la Isla de la OEA, Bahía de Cochinos (1961) y la Crisis de los Misiles (1962) fueron eventos definitorios.

Sostenida por el apoyo popular, apoyada políticamente y asistida por la URSS, la Revolución Cubana homologó su proyecto a los cometidos del socialismo real, adoptando sus metas estrategia. Con ese fin, asumió el modelo económico y la institucionalidad común en ese modelo.

En 1975, ocurrieron dos eventos trascendentales, la autocrítica de Fidel Castro a los “errores del idealismo” en el Primer Congreso del Partido y la certificación por aquel evento, a la copia del modelo económico y político, así como de la superestructura y las prácticas ideológicas y culturales del socialismo real, lo cual estuvo fuertemente matizado por un liderazgo legítimo, autóctono y definidamente independiente.

Cuando, debido a deficiencias estructurales, los modelos socialistas instalados en Europa Oriental y la Unión Soviética, hace ya 30 años, en 1991 colapsaron, junto a la resistencia frente al bloqueo, la agresividad imperialista, en medio de la peor crisis económica de su historia, Cuba inició un inevitable proceso de reformas.

El primer tramo consistió en la reforma de la Constitución en 1992, mediante la cual se abandonó el ateismo y se adoptó el estado laico, se legisló para introducir la elección directa de los diputados, facilitar la inversión extranjera, permitir el trabajo por cuenta propia y otras medidas. Por su parte, el Partido depuso las objeciones que impedían el acceso a sus filas de creyentes y personas sexo
diversas.

Aunque de modo inconstante, a lo largo de 30 años, la necesidad de reformas, ha estado vigente, expresándose en la urgencia de alcanzar niveles razonables de autarquía, eficiencia económica y participación política. No obstante, los temores de que, al abandonar dogmas, estructuras económicas, institucionalidad y prácticas de obsoletas, se dañe el consenso nacional y se abandone el modelo socialista han prevalecido. La opción ha sido remendar el modelo soviético cuya
vigencia impide avanzar hacia una variante próspera y sostenible del socialismo.

Asumir la opción socialista, incluso copiar el modelo soviético no fueron errores de la Revolución, lo erróneo ha sido preservar una estructura económica obsoleta y un modelo inviable de socialismo que, probablemente favorezca más las políticas imperialistas basadas en el bloqueo que una apertura interna que pudiera deslegitimarlo y restarle eficacia.

El VIII Congreso del Partido parece otra oportunidad… Allá nos vemos.

1 comentario:

  1. Gómez Barata olvida que en el programa de "La Historia me Absolverá" brillantemente editado por Jorge Mañach, y en los manifiestos desde la Sierra Maestra, también estaba el restablecimiento de la Constitución de 1940 y la celebración de elecciones libres para que el pueblo cubana eligiera a sus gobernantes, y también estaba la entrega de las tierras a los campesinos, algo que tampoco se hizo hasta el 2008 cuando comenzaron a entregarse tierras en usufructo a particulares, sin crear ni una nueva cooperativa agropecuaria, la administración de más de las tres cuartas partes de las tierras de cultivo por el estado y la estatización de la inmensa mayoría de los medios de producción, con la sola excepción de algunos medios de transporte y las fincas menores de 5 caballerías, llevó a la ruina la industria azucarera, la ganadería mayor, la drástica disminución de la producción del café y el cacao y la desaparición de miles de pequeñas y medianas industrias, tiendas, farmacias, ferreterías, cines, etc. Actualmente, después de 62 años, el peso cubano que en 1958 mantenía una paridad con el dólar estadounidense oficialmente se establece con un valor solo de referencia de cambio 24 veces menor y en plena crisis económica, agudizada grandemente por la pandemia del Covid-19 y el recrudecimiento del bloqueo/embargo de los Estados Unidos, se acomete una tarea prácticamente imposible de alcanzar, en estas condiciones y con esa metodología, al establecer una nueva escala salarial y una nueva escala de precios de todos los productos y servicios, que, en la práctica, representa una nueva disminución del poder adquisitivo de los salarios y de las pensiones cuyos resultados son impredecibles porque afectan al ciento por ciento de los trabajadores del país y peor aún a los jubilados y pensionados.

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