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jueves, 8 de abril de 2021

Bloqueo norteamericano y reforma económica en Cuba

 Por 

Bloqueo - economía

(Foto: Yana J. Paskova)

Una reforma económica profunda en Cuba es impostergable. Aunque tarde, con una aplicación lenta y en las peores condiciones, ya está en marcha. Para entenderla y, sobre todo, aplicarla consecuentemente, debemos tener claro a dónde queremos llegar, cuál es la meta. El proceso está en marcha, pero todavía parecen prevalecer los miedos.

La eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria parece aplicarse con el rigor necesario, con errores –en precios de algunos bienes y servicios, nivel bajo en salarios de algunos sectores y en ciertas pensiones de jubilados– que revelan defectos de planificación y la debilidad del sistema de dirección en la base, acostumbrado a recibir y cumplir orientaciones superiores y a no generar ideas ni soluciones. También demuestran la imposibilidad de preverlo todo en economía.

Por otro lado, alcanzar la independencia económica de las empresas no marcha al mismo ritmo. El proceso lleva más de 25 años, desde el llamado Perfeccionamiento Empresarial, y ha devenido en ejemplo de burocratización y desnaturalización de una tarea. Este «perfeccionamiento» dejó como legado varias malformaciones económicas que han sido estudiadas y descritas por economistas cubanos.

  • Se mantienen las organizaciones superiores de dirección empresariales, las llamadas OSDE, creación artificial de los órganos de dirección central consistentes en conglomerados de empresas con similitud o no. En sus inicios, pretendían separar las funciones estatales de las administrativas, pero se han convertido en la práctica en una suerte de pequeños ministerios, lo que ha multiplicado los órganos con funciones estatales, en lugar de reducirlos.
  • Se ha eliminado en varios sectores la competencia necesaria entre empresas, y con ello, se ha socavado el incentivo a la calidad.
  • Se ha perfeccionado el control central en lugar de dar mayor autonomía a las empresas, muchas de ellas convertidas en unidades de base (UEB), con menores posibilidades de autogestionarse.

El desarrollo del sector privado sigue avanzando, ahora con la nueva «lista negativa» que establece las actividades prohibidas para ejercer como cuentapropistas. Existen limitaciones en algunos sectores como en el turismo, pero sobre todo quedó cerrada la posibilidad de que se incorporen al trabajo privado los profesionales más capacitados en su calidad de tales, otra muestra de aplicación mediatizada de la reforma.

La inversión extranjera se libera progresivamente, regulación a regulación, pero también se ve sesgada por el tamiz de la cartera de proyectos que por cada sector se ofertan al potencial inversionista. La ventana única, aplicada aquí y pensada también para el sector privado local, debe mejorar en cuanto a lo referido a desburocratización.

Entre los pendiente, uno de los más importantes sigue siendo la Ley de Empresas. Las palabras del viceprimer ministro y ministro de Economía y Panificación, Alejandro Gil, han creado expectativas al respecto, como comenta el economista Juan Triana. Sin embargo, de nuevo se respira el temor o la predisposición ante la necesidad imperiosa de la economía cubana de un despegue vigoroso de la micro, pequeña y mediana empresa –privada, cooperativa, estatal o mixta– con total independencia y apoyo para ser gestadas y desarrolladas.

Por tanto, el desarrollo vietnamita no estuvo condicionado por sus relaciones con EEUU. Es un error culposo decir lo contrario. Por ello, considero corresponde en nuestro caso hacer una reforma económica en toda su plenitud. EEUU hará lo que considere necesario, pero habríamos comenzado el camino al desarrollo sin su participación y a pesar del bloqueo.

Otra idea que he visto esgrimir es que el levantamiento del bloqueo norteamericano a Vietnam fue una forma de aprovechar la confrontación de esta nación con China. Los hechos históricos no confirman esa idea.

Fue en 1979, a raíz de la invasión vietnamita a Cambodia, principal aliado chino en el área, que se produjo el ataque de China a través de la frontera común. Vietnam liberó a Cambodia del infierno de Pol Pot, lo que constituye un mérito inmenso –otro más– de su pueblo y fuerzas armadas. La invasión comenzó en 1978 y las tropas se retiraron del país en 1989. El restablecimiento de relaciones entre Hanói y Washington fue en 1995, seis años después.

Vietnam demostró en 1979 que no necesitaba de nadie, menos a EEUU, para detener a China en la misma frontera. Relacionar el levantamiento del bloqueo norteamericano con una necesidad de Vietnam para poder contener a su poderoso vecino es, cuando menos, otro error culposo. Actualmente China es un país distinto y seguramente no tendría la relación estrecha con un régimen como el de Pol Pot.

En mi opinión, por esencia socialista, China no persigue la expansión ni tiene cualquier otra de las características que emanan de un estado imperialista. Considero que lo viene probando a cada paso.

Los intereses estadounidenses para levantar el bloqueo económico y establecer relaciones con Vietnam al año siguiente, fueron diversos. Incluso, pueden tener relación con su política hacia China, pero parecen más cerca del reconocimiento del despertar de Vietnam y las posibilidades económicas, comerciales, estratégicas y políticas que de ello podrían derivarse.

Cuba más allá del bloqueo

El bloqueo a Cuba es cruel y constituye en la práctica una guerra económica, pero no es la única causa de nuestros problemas, aunque los agudiza profundamente. Está en nosotros, en nuestra capacidad e inteligencia, salirnos del hoyo económico que nos hemos cavado en estos años y que le permite a EEUU presentarnos como la economía fallida que de hecho somos.

La economía cubana no solo requiere reformar sus métodos de dirección, sino emprender cambios con profundidad y sin miedos. Es importante también mostrar firmeza ante la corrupción y la ineficiencia, sin importar de dónde venga esta. Muchos podrían estar agazapados para dar el zarpazo «cuando venga el capitalismo».

El éxito es posible y la historia nos da evidencias, no sólo las de Vietnam y China. Esta última acaba de anunciar al mundo lo que pocos –ningún país de sus dimensiones– han logrado: sacar a toda su población de la pobreza. Pero estos son ejemplos extranjeros. Muestra del potencial que podemos alcanzar la tenemos en los resultados de los candidatos vacunales contra la Covid-19, que no dejan dudas del desarrollo científico del país, sobre todo en la industria bio-farmaceútica.

Pero ni la medicina ni la biotecnología son las únicas ciencias desarrolladas en el país. Las ciencias sociales producen conocimiento práctico constantemente, entre ellas la economía enfocada en la logística, la gestión de empresas, la teoría organizacional. El problema radica en que muchas veces se desconoce lo que sus investigaciones concluyen y proponen.

Una parte de esas medidas y acciones concretas propuestas están incluidas en los documentos rectores de la estrategia que actualmente se aplica. Quizás no figuren en el orden necesario, ni con la prioridad e intensidad requerida, pero deben avanzar inexorablemente, so pena de agravar aún más la crisis crónica de sub-producción, que se ha agudizado con la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo.

Las muchas investigaciones producidas en nuestros centros de conocimiento, en particular las hasta ahora preteridas del campo de la economía, articuladas y aplicadas con creatividad y voluntad política, deben constituir el marco referencial científico sobre el cual se apoye la reforma económica que necesitamos para avanzar en la senda del desarrollo con o sin bloqueo.

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