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jueves, 19 de agosto de 2021

El Tren de las Reformas Económicas en Cuba acelera (II)

 ¿Estaremos en condiciones de adoptar con urgencia otras decisiones, más difíciles y controvertidas, y ajustar los errores por el camino mientras labramos el consenso político que permita su implementación?

Por   Rafael Betancourt, OnCuba




“El Estado se equivoca a veces. Cuando una de estas equivocaciones se produce, se nota una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a cantidades insignificantes; es el instante de rectificar”.

Ernesto “Che” Guevara, El socialismo y el hombre en Cuba. 1965

“La economía no se puede manejar con estertores ni con remilgos ideológicos. La economía, como ciencia que es, tiene sus leyes y no se puede estar inventando con ellas, ni resolviendo los problemas como en un rompecabezas”.

Joaquín Benavides Rodríguez, Cuba y la Economía, Agosto 4, 2021.

En artículo anterior resumimos y analizamos algunas de las más recientes medidas de reanimación económica que ha tomado el gobierno cubano en los últimos meses. De los seis Decretos-Leyes, un Decreto y más de 15 resoluciones ministeriales anunciadas el 6 de agosto, ninguno ha entrado en vigor, en tanto aún no se han publicado en la Gaceta Oficial, pero de algunos circulan versiones de trabajo que nos indican por dónde “van los tiros” y nos permiten vislumbrar algunos de los cambios esenciales que contienen. Tres de los Decretos-Leyes están orientados a impulsar las formas de gestión no estatal (FNGE), micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), cooperativas no agropecuarias (CNA) y trabajadores por cuenta propia (TCP). Por su parte, el Decreto trata sobre las Actividades a Realizar por las MIPYMES, las CNA y los TCP.

Las preguntas del momento son: ¿qué más puede hacer nuestro país para aliviar la crisis sanitaria, económica y política que enfrenta? ¿Qué medidas concretas se pueden implementar para impulsar la economía, a partir de las que se han propuesto durante años? ¿Estaremos en condiciones de adoptar con urgencia otras decisiones, más difíciles y controvertidas, y ajustar los errores por el camino mientras labramos el consenso político que permita su implementación? No hay más tiempo que perder.

Partimos de los enunciados gubernamentales y del consenso nacional de que son tres las prioridades: superar la crisis sanitaria provocada por la COVID-19; ingresar divisas “frescas” por medio de las exportaciones de bienes y servicios, inversiones y remesas; y desarrollar al máximo la producción nacional, particularmente de alimentos, a partir de recursos endógenos, el ahorro, el aumento de la productividad y la eficiencia. Revisemos a continuación en detalle cada una de estas prioridades.

Controlar y rebasar la pandemia de la COVID-19

El consenso internacional es que la pandemia de la COVID-19 no se puede eliminar —si es que el nuevo coronavirus se puede exterminar del todo— hasta que al menos 70 % de la población mundial esté vacunada, asumiendo que las vacunas existentes protejan contra las cepas actuales y las que puedan surgir. Hay países que no van a llegar a esa cifra en los próximos dos años, si es que llegan algún día.

Ante cada epidemia, se va calculando cuál es la necesidad de inmunidad colectiva o de rebaño. En el caso de la COVID-19, en los inicios de los contagios mundiales se estimó que la inmunidad colectiva requerida era de un 70%. Con la aparición de la variante “Delta” ese índice ha ido aumentando y hoy se habla incluso de 85%-90%. Cuba —aun cuando el 30% de su población ha completado el esquema de inmunización—, todavía está lejos de esta meta, aunque sus cifras de vacunación van creciendo día a día, a un ritmo que representa casi el doble de la media mundial.

Cuba es un país de economía abierta —la suma de exportaciones e importaciones constituye el 27 % del PIB (2018)— y de gran flujo de viajeros nacionales y extranjeros (10 millones en 2018 con una población de 11,2 millones entonces). Esto quiere decir que como no podemos aislarnos del mundo y de la COVID-19, solo podremos aspirar a lograr la máxima inmunidad de nuestra población (la suma de los vacunados y los recuperados de la enfermedad) y mantener indefinidamente las medidas de control sanitario, sobre todo en puertos y aeropuertos.

No podemos darnos el lujo de mantener el país cerrado al turismo —una de las tres principales fuentes de ingreso en divisas para la Isla— por lo que será necesario eventualmente abrir los aeropuertos, restablecer los vuelos y recuperar el turismo internacional, tan pronto las condiciones lo permitan. Habrá que mantener medidas como exigir PCR negativo o certificado de vacunación, como el de la Unión Europea, para todos los viajeros entrantes, y hasta para acceder a servicios y locales cerrados en el país. Y habrá que aprender a vivir con —y controlar— un nivel limitado de transmisión autóctona, de modo que no rebase la capacidad de detección y tratamiento del país.

La decisión del país de apostar por la producción de vacunas fue sabia, a pesar de las críticas y cuestionamientos, no sólo porque la compra de vacunas en el exterior hubiese sido muy costosa en un momento de grave escasez de divisas, difícil además por la permanencia del bloqueo de Estados Unidos, sino que, apoyadas en el formidable desarrollo de la biotecnología, la farmacéutica y la salud en Cuba, las inversiones que se vienen realizando prometen rendir con creces, cuando se alcance la vacunación de toda la población antes de que termine 2021 y exista la posibilidad de significativas exportaciones de vacunas nacionales a partir de 2022. “Los excedentes que tengamos de vacunas durante el 2021 van a estar disponibles para la exportación y solo a partir de que al cierre del 2021 tengamos a toda la población cubana inmunizada. Todas las dosis de vacunas que seamos capaces de producir pudiéramos estarlas exportando a los países con los que se logren los correspondientes acuerdos”, refirió Mayda Mauri, vicepresidenta primera de BioCubaFarma.

Aumentar los ingresos en divisas convertibles. Los obstáculos que perduran

Cuando en el siglo XX la economía cubana formaba parte de la división socialista del trabajo y contaba con condiciones de alta compensación externa, era lógico privilegiar la asignación central de recursos a partir de un control casi total sobre los medios de producción, incluyendo el monopolio sobre prácticamente todos los vínculos económicos de Cuba con el exterior: el comercio exterior, el mercado financiero, las comunicaciones, la inversión extranjera directa. A ello debe añadirse el dominio estatal sobre el mercado laboral, con más del 90% del empleo en ese sector, presupuestado y empresarial. “Todos los elementos de ese paradigma son inviables en las condiciones actuales”, dijo el economista Ricardo Torres. El esquema de planificación central como único mecanismo de asignación de recursos se ha agotado. 1

Sobre el comercio exterior

El punto de partida —la cruda realidad, como escribió el analista estadounidense William LeoGrande— es que “el gobierno cubano está quebrado. En los últimos dos años ha perdido todas sus principales fuentes de divisas extranjeras.” Evidentemente, aumentar el flujo de moneda libremente convertible (MLC), por cualquier medio posible, se convierte en objetivo estratégico para la sobrevivencia de la nación.

La tardía pero loable decisión de autorizar el comercio exterior en MLC al sector privado, exportar sus producciones e importar insumos y equipamiento, los obliga a utilizar empresas estatales de comercio exterior autorizadas (Comex) como intermediarias. MINCEX dio a conocer que, hasta julio, las formas de gestión no estatales lograron exportar más de 10 millones de pesos (400 mil dólares) en rubros como carbón vegetal, productos agrícolas y servicios, y se habían firmado más de 3500 contratos de importación para producir en el país, a través de las Comex.

El argumento de que a esas empresas especializadas les favorece la experiencia internacional, su infraestructura, vínculos con aduanas y entidades regulatorias del país y el extranjero, conocimiento de proveedores y mercados, es poderoso, pero ¿por qué constituye la única opción?

En el mundo existen varias opciones para exportar e importar: por ejemplo, el productor mismo puede hacer su gestión comercial y contratar a un simple despachador de carga (“freight forwarder”) —puede ser estatal— que recepciona la mercancía que el cliente quiere exportar, la despacha hasta el destino y cobra por el servicio. Un productor privado de frutas pudiera exportar, por ejemplo, a través del sitio web de un gigante de la distribución como la empresa china Alibaba. Un productor necesitado de adquirir equipos o insumos puede dirigirse a importadores en zona franca o representaciones extranjeras de fabricantes y proveedores, para comprar productos y servicios que luego importaría, ahorrándose la comisión comercial que cobra la Comex. ¿Por qué esto no es posible para los campesinos, TCP, cooperativas y futuras MIPYMES privadas? Parece ser un obstáculo más, aparentemente insuperable, y en este momento inapelable, para el “desarrollo de las fuerzas productivas”. ¿Se trata de una decisión económica o política?

Según el economista cubano Oscar Fernández Estrada: “El control estatal absoluto sobre el comercio exterior está lejos de constituir un principio del socialismo, y mucho menos si funciona a través de una estructura monopólica. Lo único que produce eficientemente son obstáculos al desarrollo de las fuerzas productivas, así como un formidable instrumento de control y recaudación no tributaria. Promover la importación comercial privada tendría más costos que beneficios si se le sugiere únicamente ‘para establecer un sistema no estatal de comercio interior’. Pero, al mismo tiempo, para el desarrollo acelerado de producciones domésticas que deben ser acometidas por el sector privado y cooperativo sí resulta imprescindible.”

Por otro lado, la diferenciación entre derechos de las personas naturales y las personas jurídicas en cuanto a importaciones resulta indefendible. La decisión de “Autorizar excepcionalmente y con carácter temporal la importación vía pasajero con equipaje acompañante, alimento, aseo y medicamentos” insiste en que debe ser sin carácter comercial. ¿No parece un sinsentido pensar que una persona natural cubana va a importar una maleta llena de desodorantes, champú y aspirinas solo para uso personal? ¿No sería más consecuente y transparente eliminar también —aunque sea con carácter temporal— la prohibición de importación con carácter comercial para personas naturales, y no sencillamente que las autoridades hagan después la vista gorda?

Al respecto, Fernández Estrada añade en otro análisis: “El Estado podría —con la osadía que requiere el momento histórico— suspender el culto al monopolio sobre el comercio exterior, y articular asociaciones con esos actores privados que llevan años suministrando los mercados informales domésticos, evadiendo con creatividad las más variadas restricciones internas y externas. De ese modo, los encadenaría con las empresas estatales, les encomendaría misiones de compras, obstaculizadas por el bloqueo, apropiadas para su escala, y establecería así verdaderas alianzas que contribuyan a paliar la situación.”

Es decir, reconocer abiertamente el espacio de personas naturales y privadas en la importación y suministro de productos escasos ayudaría a paliar las insuficiencias que el Estado no puede resolver: no solo los productos recientemente autorizados, sino muchos otros como piezas de vehículos de motor, artículos de ferretería, útiles del hogar, etc. También constituye una entrada de divisas en especie al país, sin la correspondiente erogación de recursos del Estado, y un impulso a la actividad económica y empleo en el sector privado.

En 2017, The Havana Consulting Group estimó que el valor total de mercancía enviada a la Isla en 2015 fue de $3,5 mil millones (MM) de dólares. De ellos, $1,5 millones, o el 43%, fue enviada a través de las agencias especializadas en paquetería, mientras que $1,9 MM (57%) fue movida por estos pasajeros. Entre 2011 y 2015 el valor de la paquetería enviada creció 62%, estimando el valor total enviado en este período en $14,8 MM. 2 Comparemos esto con la cifra oficial de 11,7 MM de pesos total de importaciones de mercancías por el país (sector estatal) en 2015. 3

Eliminar el monopolio del comercio exterior de modo tal que todos los actores que lo deseen puedan importar y exportar directamente o a través de las Comex, y dinamizar los sectores productores de bienes para el consumo nacional y la exportación, con énfasis en la producción de alimentos y enfoque de cadena de valor, es ganancia neta para la economía. El empleo de empresas y agencias del Estado especializadas en comercio exterior debe ser opcional y competitivo, no obligatorio.

Pero aún las reformas anunciadas están tomando demasiado tiempo para su implementación y la economía en general continúa siendo demasiado regulada y burocrática, se quejó un inversionista extranjero a Reuters: “Necesitan hacer las cosas más rápido. Hay tantas reglas y las personas tienen miedo de quebrarlas,” dijo, y puso como ejemplo una granja porcina estatal a la que se le estaban muriendo los puercos porque no le legaba el permiso para importar el pienso.

Sobre el comercio interior

Por otro lado, ¿por qué toda —o casi toda— la actividad de venta mayorista y minorista de bienes tiene que estar irremediablemente en manos del Estado? 4 En particular, las principales cadenas de tiendas de productos no subsidiados, tanto en moneda nacional como en MLC (Caribe (TRD), Panamericanas (Cimex) pertenecen al consorcio Grupo de Administración de Empresas (GAE, S.A.). Cuando comenzaron las tiendas recaudadoras de divisas algunos economistas recomendaron introducir las cadenas de tiendas extranjeras, con el argumento de que se obtendrían ventajas similares a las del sector turístico con las empresas mixtas, así como contratos de administración con cadenas de hoteles y operadores turísticos extranjeros. Esto último nos ha permitido “ganar-ganar” en el turismo: crecer sin perder el control y generar ingresos y empleos para el país, además de la transferencia tecnológica en administración de hoteles.

¿Cuánto nos habríamos beneficiado si el gobierno hubiera hecho concesiones a cadenas extranjeras de venta minorista que se ocupan de gestionar el financiamiento, la compra, transportación, importación y comercialización de todo tipo de productos que el país requiere, y que ahora, más que nunca, están en falta? Cadenas como Carrefour (Francia), Aurrerá (México) o El Corte Inglés (España) 5 pudieran establecer presencia en la Isla y el Estado podría cobrar, por ejemplo, 30% del impuesto sobre las ventas, al tiempo que les harían sana competencia a las cubanas, para beneficio de los consumidores. Por otra parte, cadenas chinas de venta de piezas de auto y ferretería, de herrajes para la construcción, pudieran aliviar una parte de las actuales carencias y escaseces. ¿No tenemos la experiencia en el sector turístico?

Hasta el intento de controlar los precios en los mercados de oferta y demanda estableciendo topes ha fracasado en gran medida. Como se pronosticó en su momento, eso condujo al acaparamiento y el mercado negro y, en última instancia, a mayor escasez. En julio el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) dejó sin efecto el límite de crecimiento de precios minoristas (topes de precios) de los productos agropecuarios, vigente desde febrero de 2021. 6 Inmediatamente se vio el efecto en un incremento en el surtido y en los precios en los mercados de oferta y demanda. Es irónico que los mismos que defendieron los topes de precios en febrero, como mecanismo para controlar la inflación, aparecieran en julio defendiendo los precios de mercado para estimular la producción.

Como apunta Joaquín Benavides Rodríguez: “La Resolución 320 firmada por la Ministra de Finanzas corrige un error que se cometió por la dirección de la economía, al imponerle topes administrativos a los precios de los productos agrícolas, ocasionando con ello un importante daño, no solo a la producción agrícola del país, sino al consumo de la población en una coyuntura complicada, agravada por la pandemia y también por el bloqueo financiero, en la que los déficits en la producción nacional de alimentos no se pueden sustituir por más importaciones. Se advirtió por muchos, con experiencia de años de ver cometer similar error, pero no solo la burocracia estatal, enemiga del funcionamiento del mercado en la producción agrícola, sino también, lamentablemente la política, impuso los topes en los precios y los resultados están a la vista. Los productores agrícolas producen lo mínimo, y por muchas exhortaciones que se les hacen no incrementan sus áreas. Y en la situación actual la insuficiente producción nacional de alimentos no se puede suplir con importaciones.” 7

Sobre la inversión extranjera directa

La inversión extranjera se ha manejado en los últimos años como un componente estratégico para el desarrollo del país. A pesar de los intentos de agilizar y ampliar los flujos de capital, el monopolio estatal y el afán de control, así como el favoritismo por proyectos grandes con empresas estatales y preferiblemente en zonas especiales, ha limitado las inversiones tanto como los obstáculos externos del bloqueo y sus secuelas.

Según el economista José Luís Rodríguez: “En la práctica ha primado muchas veces el criterio de que las inversiones más rentables se las reserva el Estado cubano, que tiene entonces que cubrir todo el capital [contraparte] o una proporción mayoritaria de las acciones. Si esto no es posible, en múltiples casos no se ha realizado la inversión. Así, no se han aprobado inversiones extrahoteleras en el turismo para parques de diversiones, centros nocturnos, cabarets o servicios de salud (gimnasios). Tampoco inversiones bajo franquicia, ni los llamados proyectos BOT (la parte extranjera construye, opera y transfiere la inversión a la parte cubana cuando recupera la inversión más su ganancia). Solo se han promovido inversiones en hoteles fuera de las regiones prioritarias o inversiones extrahoteleras de alto costo para los extranjeros: marinas y campos de golf (hay dos aprobados, pero no consiguen el capital para la inversión de la parte cubana.)” 8

De lo anterior se desprenden algunas dificultades que pueden enfrentar quienes desean invertir en Cuba, más allá del bloqueo comercial y financiero, el bajo crédito-país y otros obstáculos externos. Según las políticas sectoriales explicadas en la Cartera de Oportunidades de Inversión Extranjera del MINCEX (2020-2021):
“Para presentar un proyecto al MINCEX el inversor debe hacerlo a través de un órgano, organismo o entidad nacional patrocinadora.” Significa que el interesado en invertir en Cuba no puede tomar la iniciativa de presentar un proyecto directamente: primero tiene que encontrar una empresa estatal que se interese. Las consultorías privadas de negocios, que pudieran asistirle en esa búsqueda, no están autorizadas a operar en el país, y las estatales no se inclinan a recibir clientes que disponen de pequeños capitales.

“Se presentan los estudios de pre-factibilidad que deben formar parte de la propuesta y expediente del negocio.” Estos estudios deben contratarse en Cuba a las consultorías estatales aprobadas, y sus costos asumirlos el posible inversionista, aumentando el monto de su inversión inicial, a riesgo. No lo pueden hacer con consultores independientes, en el país o afuera.

“Se potenciarán negocios de menor alcance y montos de inversión que tengan un marcado carácter exportador o se encadenen con producciones de bienes y servicios para la exportación, así como que tributen al desarrollo local.” La experiencia hasta ahora es que hay pocas —o ninguna— inversiones “de menor alcance”; es decir, por debajo de un millón de dólares, y la última Cartera de Oportunidades solo presenta dos proyectos por debajo de ese monto. El MINCEX anunció una octava edición de la Cartera de Oportunidades de la Inversión Extranjera en Cuba para 2021, que pretende incorporar, entre sus opciones, oportunidades de negocios más pequeños. Aun no se ha emitido.
“En los negocios con inversión extranjera no habrá libre contratación de la fuerza de trabajo, salvo las excepciones previstas en la ley.” Para la generalidad de los inversionistas extranjeros, esta cláusula representa un desestímulo para invertir en Cuba, pues les resta autonomía y encarece y ralentiza el proceso de contratación de personal cubano.

Las cooperativas agropecuarias en principio pueden asociarse a inversionistas extranjeros al amparo de la Ley 118 de Inversión Extranjera, sin embargo, no es casual que aún no haya un sólo negocio de una cooperativa con un inversor extranjero: los obstáculos y trabas son muchos y grandes, entre ellos se encuentra el aval que deben recibir los inversionistas de sus “patrocinadores” estatales, más interesados en que las posibles inversiones se realicen con sus empresas que con las cooperativas que “atienden”.

Las personas naturales cubanas que residen permanentemente en el país y/o aquellos cubanos que salen temporalmente al exterior, ya sea a trabajar o de vacaciones, e ingresan capital por esa vía no están considerados entre los posibles inversionistas: tienen que ser extranjeros. Las inversiones de cubanos residentes permanentes en Cuba, con el capital que acumulan aquí, traen del exterior, o reciben en forma de remesas productivas, se regulan mediante las normas que el país tiene aprobadas para estas personas naturales. Sin embargo, los expertos saben que más capital recibe el país por vías informales de remesas e inversiones al sector privado que el monto total de Inversión Extranjera Directa (IED) al sector estatal. 9 Insistir en el pretendido monopolio es nocivo para la economía y el desarrollo del país.

Sobre las prioridades de las inversiones

No solo el monopolio se manifiesta en el sector externo de la economía: las inversiones internas, sobre todo en el turismo, están dominadas por un gran conglomerado, el GAE S.A., que sigue comprometiendo una gran parte del escaso capital de inversión con el que cuenta el Estado cubano en la construcción de hoteles, mientras el sector turístico está desplomado y su recuperación es más que incierta. Mientras, las inversiones en la producción agrícola, la industria alimentaria y el sector energético —claves de la soberanía y sobrevivencia— languidecen. Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) de Cuba (2020), el 46,9 % del total de inversiones en 2020 del sector estatal civil se destinaron a las actividades de “hoteles y restaurantes” + “servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler”, contra un 5,3 % para “agricultura, ganadería y silvicultura”. Se impone una restructuración de las inversiones con fondos del Estado a favor de los sectores ahora prioritarios.

No podemos seguir ignorando en las cifras oficiales y en la mente de los funcionarios el aporte de la inversión privada que representan las importaciones en especie y las remesas productivas, cuyos montos, además de significativos, impactan positivamente en la economía social.

“Dondequiera que haya divisas no utilizadas en prioridades reales estas deben ser reorientadas, pues ni la autonomía empresarial ni la organización sectorial son principios absolutos, menos aún en el marco de una crisis tan aguda, que amenaza incluso la seguridad nacional por su impacto sobre la población. Cada incremento de las sumas disponibles para necesidades perentorias, por muy pequeño que sea, puede hacerle un poco más llevadera la vida a miles de personas: no son cifras frías.”

Reflexiones finales

En entrevista publicada en “Catalejo”, Blog de la Revista Temas, el 15 de abril de 2016, el politólogo, investigador y profesor universitario cubano, Juan Valdés Paz, dijo:

“Cuando se pretende la construcción de un socialismo adecuado a la historia y a la cultura nacional, se superponen entonces, más que un proyecto, dos: el de nación y el de sociedad. Para el proyecto de nación está claro cuáles son los desafíos, el enemigo principal, la situación geopolítica, etc. Verlo desde ahí, por separado, nos puede sugerir mayores o menores aperturas, cierres, exposición, cuidados, delimitación de nuestras relaciones y nivel de integración regional. De manera que habría que reflexionar sobre qué tipo de sociedad y qué discurso hegemónico necesitamos para garantizar el proyecto de nación, porque este necesita una sociedad que lo realice; y ahí aparece el proyecto de sociedad. Entonces mi manera de responder la pregunta es que tenemos que crear nuestra propuesta de socialismo nacional, que no la hemos desarrollado. Tenemos que considerar las exigencias del proyecto de nación como invariables, y las del proyecto de sociedad socialista, como variables. Es decir, podemos asumir una transición más acelerada, más lenta, más dura, más blanda, con más o con menos elementos de capitalismo; podemos flexibilizar el proyecto de sociedad en virtud de los desafíos internacionales a que estamos sometidos, por ser pequeños, porque el mundo es ‘ancho y ajeno’; podemos considerar ser más flexibles en el proyecto de sociedad y más duros en el proyecto de nación. Es en esa perspectiva que yo me coloco.”

Colocados en esos términos, toca a la dirigencia del país, y a nosotros como pueblo, pensar en qué más debemos flexibilizar del proyecto de sociedad para asegurar la sobrevivencia del proyecto de nación. Quizás sea hora de aflojar el monopolio político y económico y promover más competitividad, complementariedad, diversidad, participación en la toma de decisiones; en fin, más democracia socialista.

***

Notas:

1 Ricardo Torres Pérez (2019) “La transformación productiva e inserción internacional: discusión de propuestas contenidas en el Plan 2030”. En: Colectivo de autores, MIRADAS A LA ECONOMÍA CUBANA, Ruth Casa Editorial, 2019. ISBN 978-9962-703-75-4.

2 THCG Business Report, www.thehavanaconsultinggroup.com, February 2017 No. 1. Pág. 23.

3 Anuario Estadístico de Cuba 2020, Edición 2021, Capítulo 8. Sector Externo http://www.onei.gob.cu.

4 Hay unas pocas, pero importantes excepciones, como son los mercados de productos agropecuarios y alimentarios; los “merolicos” que venden de manera ilegal pero casi siempre tolerada, productos importados por personas naturales que viajan al exterior a comprar; algunos productos culturales y artesanales, etc. y ahora las ventas de garaje.

5 Ofertar en tiendas propias algunas líneas de productos de esas marcas, como en alguna ocasión hizo Cimex, cargando los precios de costo con el margen de 2.40, no fue para nada un experimento exitoso ni posible de escalar.

6 MFP Resolución 320, publicada en la Gaceta Oficial No. 68 Extraordinaria, del 30 de julio de 2021.

7 Joaquín Benavides Rodríguez. “Suprimir los topes de precios para los productos agropecuarios, rectificación de un error. Demora en la aprobación de las pymes privadas, reincidencia en un error.” Cuba y la Economía, Agosto 4, 2021. https://cubayeconomia.blogspot.com/.

8 Entrevista del autor a J.L. Rodriguez, junio de 2021.

9 Se ha estimado que alrededor del 50% de lo que se recibe vía remesas se destina a inversiones o capital de trabajo. (Ver: José Luis Rodríguez, Impactos globales y regionales en los flujos de remesas a Cuba, monografía, CIEM, Febrero 1º 2019). Eso representaría en 2017 aproximadamente $1,750 MM USD de remesas invertidos en el sector privado, versus el estimado de inversión extranjera directa en el sector estatal ese año de 875 MM USD. (THCG Business Report, Anuario Estadístico de Cuba 2020).


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