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martes, 5 de octubre de 2021

Repaso de Notas a propósito del artículo de Lage.(II)

 Por Joaquin Nuñez Aleman

Tratando de entender un tema, apoyado en las Notas de clase de la asignatura “Economía Política”. II 

Funcionamiento económico del sistema socialista. Contradicciones de la etapa de transición.

A toda sociedad le es propia una determinada forma o modo de regulación social de su economía

En las sociedades pre-socialistas (pre-capitalistas, capitalistas de concurrencia, monopolistas etc.) debido a la propiedad privada sobre los MP y el aislamiento lógico de los productores donde cada uno produce y vende en función de sus propios intereses la regulación de la producción se realiza de manera espontánea a través de la Ley del Valor.

Marx concebía que a cada forma de propiedad habría de corresponderle un determinado mecanismo de regulación económica, así, siendo la propiedad privada sustituida objetivamente por la propiedad social, el mecanismo de regulación capitalista privado - basado en la ley del valor - sería sustituido necesariamente por un mecanismo de regulación social planificado de la economía nacional

Lo especifico de la Regulación consciente de la economía no consiste solo en su carácter planificado, puesto que, en el Capitalismo monopolista de Estado, los monopolios planifican su producción sobre la base del conocimiento de la demanda solvente de la sociedad y las tendencias del mercado, y los Estados burgueses ejercen cierta influencia consciente sobre el curso de la reproducción social.

Lo cualitativamente nuevo y la superioridad de la regulación planificada socialista reside en que ella se realiza por la sociedad en interés de todos los miembros.

Su rasgo más importante radica en su tendencia a la superación de la espontaneidad y la incertidumbre en el funcionamiento de las RSP. En el PTS la realización de la Reg. Planif se encuentra limitada por las restricciones que le impone el insuficiente nivel de socialización de la producción (inmadurez de las RSP y bajo desarrollo de las F.P), debido a la presencia de otros tipos socioeconómicos, los cuales no están sujetos a la regulación directa de la Sociedad e introducen elementos de espontaneidad en la economía en su conjunto. Se añaden además los vínculos económicos internacionales.

La planificación es, en todo caso, un criterio que debe hacerse valer en la transición, más que una ley espontánea que se imponga con regularidad, como sí ocurre con la Ley del Valor bajo el orden capitalista. El plan no se impone por sí solo: debe combinar conscientemente determinaciones que, conduzcan hacia una racionalidad económica según los precios (que reflejen los GTSN) del mercado.

Aquí, la cuestión de quién y cómo planifica es decisiva. Justamente debido a que no hay “ley objetiva” que la haga marchar sola, la racionalidad de la planificación como intervención en cierto modo política en la economía está supeditada al carácter de las decisiones. Es radicalmente distinta una planificación dirigida por una burocracia que de otra orientada por un consenso social consciente. La racionalidad de la planificación, su superioridad respecto de la anarquía del mercado, no se imponen de manera automática: depende de sus fines.

Y esos fines dependen, a su vez, de al servicio de qué clases y fracciones de clase está la planificación misma, ya que “si el plan debe devenir el instrumento de una determinación de objetivos, de una finalidad, es una obligación que tenga en cuenta los intereses [sociales] directamente implicados, y no solamente los objetivos fijados de manera voluntarista en los estrechos límites de la dirección del Estado.

La transformación socialista de la economía crea la posibilidad de eliminar las negativas consecuencias de la contradicción e/ la producción y la apropiación. Esto está en dependencia de la capacidad que desarrolle la Sociedad (en su diseño político) de interpretar correctamente las relaciones y leyes objetivas que rigen su desarrollo. Los errores en esta materia han acarreado serios costos sociales y políticos al Soc-mo y han impedido su desarrollo.

El proceso de Reproducción contempla la adecuación sistemática del Mecanismo Económico de gestión a las exigencias del desarrollo de las F.P, vale decir de las formas económicas, métodos de organización, planificación & control, que permitan la realización de la esencia de las relaciones de apropiación de forma continuada.

La Reproducción es reproducción de la base económica de la igualdad de cada ciudadano de la sociedad en sí, como copropietario de los M.P sociales. Y al mismo tiempo para los ciudadanos asociados a otros tipos socioeconómicos no socialistas, en confirmación de la condición de contrarios.

Esta contradicción se extiende hasta el momento en que el sector socialista, por el nivel de desarrollo alcanzado haga inútil e inoperante la presencia de otros actores.

Esto significa que la realización en la práctica de las relaciones de apropiación en el Sector socialista es el factor esencial que define los límites históricos del lugar y papel de los tipos socioeconómicos no-socialistas en el proceso de la reproducción. Esto es, desaparecerán en la medida en que objetivamente dejen de ser necesarios y por lo tanto *no puedan ser suprimidos por decreto*.

Solo será posible desincorporar adecuadamente al proceso social de reproducción los tipos socioeconómicos no-socialistas en la medida en que el Sector socialista mediante la Reproducción, genere sistemáticamente un nivel de desarrollo económico y social.

Un detalle importantísimo en el manejo de las transformaciones de las Relaciones Socialistas de Producción es el seguimiento y tratamiento de la Pequeña Producción Mercantil-(PPM) (campesinos medios, artesanos privados, comerciantes al detalle, transportistas, alojamiento y servicios gastronómicos, etc. )- como forma socioeconómica dentro de la heterogeneidad del PTS, tratando siempre que el desarrollo de esta, tienda a imbricarse al gran proceso productivo socializado, como forma dominante, eficiente y más rentable de las RSP. Evitando al fin y al cabo que dichas formas de PPM se conviertan en un obstáculo al desarrollo de las nuevas relaciones sociales.

 En este sector actúa la Ley del Valor junto a las leyes de la Oferta & la Demanda y la diferenciación de los productores en el proceso de concentración y centralización de la producción. La ley de la Plusvalía subordina a las restantes leyes y aprovecha factores coyunturales como la escasez, el contrabando y el descontrol estatal.

La experiencia ha demostrado que, en determinadas condiciones de mal manejo de las políticas económicas, la PPM puede ser objeto de injustificados tratamientos dogmáticos que le impiden ejecutar su función económica o en casos contrarios degenerar de pequeño productor a especulador y gran capitalista, generando y reproduciendo relaciones capitalistas, que se tratan de superar.

Causas que pueden generar esta mutación socioeconómica.

1-Las nacionalizaciones de empresas grandes y el establecimiento del modelo estatal en la economía eliminan de la competencia a los grandes capitalistas dejando zonas libres de acción a los pequeños productores.

Cuando se da el paso hacia la utilización de los mercados y las relaciones monetario- mercantiles, los productores y comercializadores encuentran fácil la obtención de lo que en microeconomía se denomina ganancias extraordinarias, debido a su carácter muchas veces fortuito, no vinculado al desempeño productivo.

Puede suceder que en el intento de acotar la participación de los productores y comercializadores en los mercados, el Estado eleve los costos de entrada y de permanencia, con lo cual los participantes ya establecidos consolidan su posición y se limita aún más el efecto nivelador de la competencia.

Estas ganancias pueden hacerse persistentes, pues generalmente en las primeras etapas hay obstáculos a la actuación de la ley del valor, y, por ende, a su nivelación a través de la competencia. Posteriormente, la persistencia de ingresos extraordinarios puede conducir a la formación de importantes acumulaciones y al crecimiento y concentración de capitales que actúan para el mercado, ya no necesariamente a partir de ganancias extraordinarias. 

 

2-La incapacidad del sector estatal para satisfacer la demanda social en numerosos renglones de consumo de la población y del consumo productivo, que es cubierta por este sector


3-Deficiencias y carencias del M.E socialista y especialmente el de la regulación social a través de los mecanismos financieros directos e indirectos que limitasen su accionamiento espontaneo.

4-Deficiencias organizativas en la disciplina y el control del sistema empresaria estatal, que favorecen el desarrollo de actividades de robo y desvío de recursos que van a parar al sector privado.

5-Limitaciones de recursos y su necesaria concentración en las direcciones principales del desarrollo del país. 

 

Si aceptamos que el socialismo no puede prescindir del mercado en la actual etapa, en tanto que tampoco debe perder sus rasgos esenciales de Sociedad más solidaria, el dilema contemporáneo que se nos plantea es de límites y de compatibilidad entre la acción de la ley del valor y la regulación consciente de los procesos económicos y sociales propios de una sociedad socialista. Pero límites demasiado estrechos pueden conducir a sacrificar una parte significativa del desarrollo económico. Es precisamente esta brecha que se presenta entre el bajo aprovechamiento del potencial productivo debido a las medidas restrictivas y la necesidad de evitar determinados fenómenos negativos, donde reside el problema más agudo para el socialismo en las condiciones actuales.

Para ilustrar la dirección en que deberá realizarse dicha búsqueda, a continuación, se señalan un conjunto de medidas que, en principio, podrían permitir una mejor asimilación de la heterogeneidad en las formas de propiedad y el incremento de las relaciones monetario- mercantiles:

-Lograr una mayor diversidad de la oferta y una mayor capacidad de competir de la propiedad estatal respecto a la no estatal, de modo tal que tienda a eliminarse la ventaja que esta última presenta frente al mercado.

-Para lograr lo anterior es necesario que las empresas estatales tengan incentivos y enfrenten restricciones financieras efectivas; cuenten con suficiente autonomía como para reaccionar con rapidez a la demanda; y determinada flexibilidad en el acceso a los factores productivos, creación de un entorno financiero favorable; sistema de precios más coherente, flexible y transparente;

-Mayor separación de los gastos sociales de los gastos productivos por medio del Presupuesto;

-Aplicación del equivalente a una ley de quiebra socialista para las empresas y esquemas financieros no viables (remoción del colectivo de dirección, reestructuración organizativa, redistribución de activos según proceda, etc.)

-Desarrollar la competencia al interior de las formas de propiedad no estatales para reducir las ganancias extraordinarias.

-Reducir o eliminar las causas económicas del delito económico, base principal para el desarrollo de la corrupción. Disminuir la diversidad de precios y los sistemas de asignación discrecionales; eliminar situaciones que propicien la búsqueda de rentas y el desvío de recursos; reducir en lo posible los precios o las limitaciones de acceso en aquellos productos que generan amplios márgenes de operación en el mercado negro.

Estas cuestiones son esenciales, por cuanto una estrategia económico social que no satisfaga suficientemente las aspiraciones de mejoramiento de las condiciones de vida de la población tendrá un más bajo poder de convocatoria. De tal forma, es posible que los límites que fijan un acotamiento a los tipos de fenómenos negativos señalados en el epígrafe anterior sean insuficientes desde el punto de vista de los requerimientos de la producción y del crecimiento económico.

La mayor parte de las medidas anteriores son recomendables en cualquier situación y beneficiosas por sí mismas, sin costo social adicional, como es el fortalecimiento de la capacidad competitiva de las empresas de propiedad socialista. Otras pueden ser más polémicas y entrañar más riesgos, pues pueden implicar una mayor participación y/o diversidad de productores no estatales. Sin embargo, de lo que se trata no es de darles a dichos productores preponderancia económica, sino de encontrar una forma de coexistencia que tienda a fortalecer el desarrollo de la sociedad socialista tomada de conjunto; y de establecer un equilibrio estable entre las distintas formas de propiedad por medio de mecanismos económicos y de compensación apropiado. A favor de esta posibilidad gravita la amplia capacidad de acción en manos de una sociedad socialista; y el hecho de que históricamente, cuando existe competencia, las ganancias de los pequeños negocios o de los informales serán modestas, incluso con una vida media de existencia comercial generalmente corta. El mercado, además, fija un límite en cuanto al número de participantes por tipo de actividad, que una vez alcanzado tiende a la estabilización.

Por otra parte, no es ocioso señalar que combatir la extensión de las actividades mercantiles con métodos coercitivos, no económicos, resulta en un equilibrio inestable y un desgaste de autoridad; además de que con frecuencia crea una imagen negativa de restricción al potencial productivo.

Vale decir, que todo el espacio que no ocupe el sector socialista en la reproducción será invadido por el resto de los tipos socioeconómicos y evidentemente su reproducción desbordara los límites necesarios. Luego cuando hace crisis, entonces son necesarios métodos extraeconómicos para resolverlos. Lo peligroso consiste, en que, de la solución de las contradicciones negativas, no genera desarrollo y frena el proceso de reproducción social.

Las dificultades del Sector socialista para garantizar sistemáticamente los ritmos de crecimiento de la producción, con una adecuada estructura de sus resultados en lo cualitativo y cuantitativo ,con una alta eficiencia en la satisfacción de las necesidades sociales, una adecuada regulación de los procesos socioeconómicos y el desarrollo de los principios éticos y morales de la sociedad, constituyen la causa fundamental de la deformación del lugar y el papel de los tipos socioeconómicos en el proceso de transición.

Podemos afirmar que la raíz de los problemas claves en la Transición, no se deben tanto a la naturaleza no-socialista de estas economías, como a las deficiencias de los hombres en el aprovechamiento exitoso de las ventajas que encierra el Socialismo. 

 

Organización de la Producción

Es necesario tener en cuenta que la organización de la producción por medio de determinadas formas económicas exige considerar las RSP especialmente las relaciones de propiedad y su grado de madurez y desarrollo, así como las contradicciones objetivas que le son inherentes.

Esto significa enfocar tales formas económicas como categorías y al mismo tiempo como instrumentos de la dirección consciente de los procesos económicos.

El funcionamiento de la economía en la transición y las formas concretas de su organización están mediadas por la concepción acerca:

-Relación entre la regulación consciente (planificación) y las R.M.M, el mercado, la Ley del Valor y las categorías inherentes a este tipo de relaciones.

-El reconocimiento de la existencia de contradicciones entre los diferentes intereses económicos.

Las formas de conducción de la economía y su gestión dependen fundamentalmente de la correspondencia e/ las RSP (propiedad) y el nivel de desarrollo de las F.P y de factores objetivos que determinan el movimiento económico real.

Este hecho nos explica como en ocasiones la realidad existe y se manifiesta totalmente opuesta ´a nuestras concepciones ¨´o los resultados obtenidos son diametralmente opuestos a nuestros objetivos. Esto significa que la actividad consciente, el papel subjetivo, tiene sus límites, que están definidos por las regularidades objetivas del funcionamiento de la  economía y la  sociedad. Las  formas de organización  de la producción y su movimiento no dependen de la concepción que tengamos de ellas, sino de las propias contradicciones objetivas que determinan su existencia.

No obstante, tal objetividad de las formas económicas no excluye el papel activo del sujeto en la dirección, regulación y control de los procesos económicos. El rol del Mecanismo Económico es mantener la correspondencia estable y dinámica e/ las RSP y las F.P, pero esto no ocurre de modo automático. Para esto se precisa del constante perfeccionamiento de aquellas formas y métodos de gestión económica que deben servir de estímulo al desarrollo de las F.P, tanto a nivel social como en las distintas esferas, ramas y tipos de producción.

También y no menos importante, el funcionamiento del M.E debe garantizar la realización de la propiedad social. 

En este contexto es conveniente detenerse en la problemática de la correlación entre las categorías Mecanismo económico y los mecanismos de acción y utilización de las leyes económicas, las cuales están vinculadas entre sí.

La utilización de las leyes económicas presupone los siguientes momentos:

-El conocimiento del mecanismo de acción de las leyes. (Ciencia)

-La organización de la actividad practica (mecanismo de utilización) a partir del planteamiento de los objetivos y del sistema de medidas para su consecución. (Política)

El mecanismo de utilización de las leyes económicas incluye una serie de aspectos de la actividad del factor subjetivo que no le son inherentes al mecanismo de acción de dichas leyes. En este sentido el mecanismo de utilización de dichas leyes se vincula más directamente al Mecanismo Económico.   


Gestión Estatal Centralizada. Bajo esta forma la mayoría de las facultades arriba enumeradas deben ser sometidas a la consideración o decisión de los niveles correspondientes de la estructura gubernamental que rodea la empresa. El diseño verticalista de toma de decisiones, desde el Ministerio correspondiente hasta la entidad de base, tiende a minimizar los intentos de relaciones horizontales entre las empresas. Además, el sobre empleo de intervenciones dirigistas en la toma de estas decisiones verticales subvierte la confianza de las empresas en las reglas establecidas, y las conduce a la filosofía de que la única garantía de asegurar un servicio o una producción en el tiempo y calidad requeridos es generar la capacidad de hacerlo por sí mismas.

También bajo este modo de gestión las empresas y sus trabajadores tienden a desentenderse de sus resultados económicos, con lo cual se pierde el efecto de los sistemas de pagos por resultado, y la pretensión de elevar los niveles de productividad adquiere un carácter voluntarista


Gestión Estatal Descentralizada, Se supone que un mayor número de las decisiones sean adoptadas por el equipo directivo de la empresa, aunque manteniendo otras en el nivel central, entre ellas el nombramiento de la propia dirección.

Ahora bien, el paso a un mecanismo de funcionamiento que incremente las atribuciones de las empresas debe atender la siguiente advertencia: no se puede transferir autoridad a las empresas sin diseñar a mediano plazo las formas – no de participación, sino – de control efectivo de los trabajadores sobre las decisiones de estas empresas. No se pueden transferir las facultades empresariales a los empresarios sino a la sabiduría y a los intereses del poder colectivo. De lo contrario se enfrentarían dos riesgos superlativos:

a)     continuar postergando la necesidad de avanzar en la realización de la propiedad social, manteniéndose el distanciamiento del trabajador respecto a los intereses – al menos – a nivel de colectivo laboral;

b)    potenciar aún más aquella clase de empresarios “socialistas” con poderes decisorios semi-absolutos, que se ha gestado también en diferentes experiencias como resultado de transformaciones descentralizadoras, constituyó el caldo de cultivo en la catálisis de la restauración capitalista en varios de los modelos ex-socialistas de Europa del Este.  

Gestión Colectiva: Por ejemplo, si la autoridad descentralizada sobre las decisiones de la empresa – incluyendo la selección de los máximos directivos – recayera sobre el colectivo de trabajadores, estaríamos en presencia de una forma de gestión colectiva. Bajo este esquema el grupo de obreros actuarían como arrendatarios de los medios de producción propiedad de la sociedad. Estas entidades funcionarían bajo condiciones mercantiles, pero pudiendo establecer el Estado como propietario de última instancia – regulaciones sobre los aportes a realizar o sobre los compromisos productivos a satisfacer.

Esta forma de gestión de la propiedad es indudablemente superior a la de gestión privada, pues garantiza al menos colocar el esfuerzo individual en el camino de la realización de los intereses de un colectivo, al tiempo que evita relaciones directas de explotación. Algunos autores la presentan como la vía para conseguir la tan anhelada socialización real de la propiedad, al entregar la gestión a sus productores directos. Sin embargo, en estos trabajadores la plena sensación de propietario no trasciende el universo de sus medios colectivos, lo cual no conduce automáticamente a una alineación con los más genuinos intereses sociales. 

 

Forma de Gestión Social: La forma superior de gestión de la propiedad social, es la necesidad de establecer mecanismos sistemáticos y efectivos de control y conducción a nivel social sobre el desempeño de las empresas propiedad de la sociedad, así como sobre las decisiones económicas en su conjunto. En esta alternativa, que denominamos forma de gestión social, el patrimonio productivo social es gestionado por el Estado, pero se requiere de otra manera de concebir el Estado, lo cual evidentemente trasciende el universo estrecho de las relaciones económicas. Se deben institucionalizar las vías para la participación sistemática de los ciudadanos en los procesos de la nación, no solamente en forma de consulta popular sino en la toma de decisiones.

La relación dialéctica que encierra el concepto vanguardia-masa debe superar la implementación que ha tenido hasta el momento. La práctica según la cual el grupo considerado ideológicamente más avanzado se erige con la misión de generar las sucesivas correas de trasmisión de una voluntad de cambio organizada, debe ser superada por formas más directas de control sobre los procesos de la nación por parte de un número cada vez mayor de actores sociales.

En realidad, la aspiración de encontrar un modelo de gestión empresarial que satisfaga todas las necesidades de la reproducción sistémica en el tránsito socialista, pudiera considerarse poco menos que una utopía. Durante este período, mientras busca elevar los niveles de socialización real y consolidar las relaciones socialistas, la economía necesita de empresas que respondan por determinado encargo social incluso al costo de la irrentabilidad económica y, al mismo tiempo, necesita empresas que siendo socialmente responsables – su meta fundamental sea la maximización de utilidades y la inserción competitiva en mercados domésticos e internacionales.

Teniendo esto en cuenta, parece perfectamente posible e incluso deseable la coexistencia de diferentes modelos de gestión, los cuales van a depender de las diferentes clases de organizaciones empresariales que se establezcan por su función de optimización. Lo más cercano a este enfoque es la diferenciación existente entre “empresas” y “entidades presupuestadas. 

 

b) La Regulación (Planificación):

Se debe establecer, en primer lugar, el rol a desempeñar por los mecanismos de regulación consciente de la producción que implementa la sociedad en oposición al desenvolvimiento automático del mercado. La intervención directa del Estado en las relaciones económicas, habitualmente persigue la regulación de uno u otro aspecto de la reproducción, ordenando, influyendo o suplantando la autorregulación mercantil.  

 

Regulación Directa (verticalista) se basa en la reglamentación de los comportamientos de los sujetos económicos, a través de la definición concreta de sus tareas junto a la asignación directa de los recursos para cumplirlas, contenidas en un sistema de directivas centrales llamadas “Plan”. La regulación directa, por tanto, es lo que ha sido interpretado como planificación en el imaginario históricamente predominante, lo que constituye una noción reduccionista y distorsionada de este último concepto. Como consecuencia de esta interpretación se introducen rigideces insalvables en condiciones de heterogeneidad de tipos socioeconómicos, se subestima el papel de los incentivos económicos en el tránsito socialista, se sobrestima la capacidad de optimización de los planificadores centrales, se estimula la discrecionalidad administrativa por encima de cualquier tipo de racionalidad económica, y finalmente se incurre en un proceso altamente costoso incluso para la legitimación de la viabilidad del socialismo. 

Regulación Indirecta. (horizontal).

En este conjunto se pueden incluir todas aquellas acciones que buscan crear determinadas condiciones económicas que induzcan a los sujetos a tomar decisiones en una dirección coherente con los objetivos deseados. Con ello las autoridades tienen en sus manos la posibilidad de modificar las circunstancias que enfrentan estos agentes y con ello influir indirectamente sobre sus comportamientos, a través de las llamadas políticas macroeconómicas, entre otras. La combinación entre mecanismos directos o indirectos de regulación consciente constituye otro de los rasgos distintivos en un modelo.

Constituye un error común asociar la planificación con la administración directa de los recursos escasos que operativamente tiene lugar en el sistema económico. Esta lógica sugiere que habrá más planificación mientras más recursos se encuentren sujetos a la regulación directiva central, generalmente propensa a emplear métodos administrativos. Por otra parte, se introducen severas distorsiones con la coexistencia desarticulada en ocasiones caótica – de formas de medición y gestión económica basadas en magnitudes físicas, con análisis basados en magnitudes financieras, cuyo origen se encuentra en el diseño funcional de las instituciones, así como en la idea subyacente en torno al concepto de planificación. 

 

Debido a lo anterior, uno de los principales retos que debe enfrentar el nuevo modelo de funcionamiento socialista radica en el desarrollo de unas sólidas bases científicas para la planificación. Por otro lado, el incremento de la autonomía empresarial es esencialmente contradictorio con el predominio de la regulación a través de directivas verticales.

Aspectos de este tipo, entre otros, hicieron fracasar los intentos descentralizadores en muchos procesos históricos, limitaron el desempeño de las cooperativas agrícolas y truncaron las potencialidades del perfeccionamiento empresarial. Se impone, entonces, el fortalecimiento del papel de los incentivos en las tareas económicas, sustituyendo la discrecionalidad administrativa por un sistema estable de reglas que responda a principios económicos. Por esto, tanto las actividades que se despliegan con fuerza desde formas no estatales, como el empresariado estatal que se desempeñe con mayores facultades, solo podrán ser conducidas a partir de un mayor uso de la regulación indirecta a través de políticas macro y microeconómicas.

El avance hacia el socialismo, en tanto, sociedad que no emerge espontáneamente, requiere una planificación integral abarcadora que no puede ser ejercida más que desde una dirección centralizada. Sin embargo, la conducción centralizada no es sinónimo de ausencia de participación, así como la toma de decisiones de manera descentralizada tampoco implica incremento efectivo de la participación. El espacio para que se materialice el determinante papel que deben desempeñar la iniciativa, el espíritu emprendedor y la posición activa de los actores de la actividad económica en todos los niveles, debe ser concebido eficazmente, despojado de instrumentaciones formales o irrealizables por excesivamente románticas.  

La Reproducción de la conciencia social del sujeto histórico.

La reproducción del hombre como productor, consumidor y regulador de sus relaciones sociales, como copropietario, es la reproducción de su ser social, que toma cuerpo en la reproducción de los diferentes componentes de la conciencia social (arte, cultura, política, jurisprudencia, religión, educación).

Esta anterior afirmación no es recíprocamente unilateral.

En primer lugar, la conciencia social no es simple reflejo pasivo como expresión de la actividad práctica, en correspondencia con su situación objetiva en la realidad, que trata de transformar.

En segundo lugar, las modificaciones en la conciencia social son relativamente independientes de la reproducción del ser social. O sea, los cambios en la conciencia son por naturaleza más lentos, que los que tienen lugar en la base económica de la sociedad. Solo en ocasiones, que suelen ser excepcionales, la conciencia social se modifica y desarrolla ¨´más allá de los límites que la realidad objetiva le preestablece. ¨´

Ahora bien, la reproducción de las formas ideales que reflejan la reproducción del hombre como ser social consiste en la formación y desarrollo de la conciencia de dueño, de copropietario del material, instrumento y del producto del trabajo. La formación y desarrollo de la conciencia socialista es la tarea más compleja y más importante en la construcción del socialismo, que requiere tiempo y resultados en la estrategia y en las políticas económicas socialista.

La economía de transición inaugura una nueva racionalidad económica diferente esencialmente a la del capitalismo, la del crecimiento económico con equidad y justicia social. La liquidación progresiva de la explotación del hombre por el hombre es la meta más inmediata.

La viabilidad de este modelo depende en alto grado de la conversión de las grandes masas y del proletariado particularmente, en los actores reales y verdaderos del movimiento histórico iniciado.


Las Relaciones de Distribución en el PTS y en el Socialismo.

En el sistema de relaciones sociales el papel determinante le corresponde a la Producción, sin que ello signifique que el resto de las relaciones, incluidas la de DISTRIBUCIÓN desempeñen un papel pasivo, ya que, condicionadas por el carácter y contenido de la producción, se establece una relación recíproca, donde la distribución influye de manera activa sin llegar a asumir una existencia independiente desligada de la producción.

En todas las esferas concretas y en especial en la Distribución, la práctica concreta de la política económica socialista muestra avances y desaciertos, motivados por errores y la necesaria búsqueda de las vías que coadyuven a la utilización eficiente de los resortes económicos que originan el movimiento de estas relaciones. Las bases de las relaciones socialistas de distribución son opuestas a las capitalistas. En el capitalismo la distribución se realiza según el capital (ganancia-interés-renta) y el valor del trabajo, las cuales entrañan relaciones de explotación con la consiguiente acumulación de riquezas. En el PTS las relaciones de distribución deben coadyuvar a la disminución paulatina del grado de diferenciación entre los niveles de vida de los trabajadores.

La supervivencia del camino socialista descansa, entre otros, sobre la posibilidad de hacer corresponder de manera sostenible la producción de la riqueza social con la noción de necesidades de sus individuos. En este sentido, la expansión de la riqueza creada debe acompañarse de la promoción de expectativas de consumo socialmente responsables, acordes con una racionalidad diferente a la del consumismo sistémico del capitalismo.

Ahora bien, ¿de qué forma es distribuida a cada individuo esta riqueza resultante de la creación colectiva?

Dada la inobjetable convivencia de diferentes formas de propiedad coexistirán también, de manera inevitable, diferentes Fuentes para la Distribución de la Riqueza. La primera y paradigmática forma – tomando en cuenta el punto de partida y los derroteros de la sociedad que se pretende construir – resulta justamente aquella que relaciona el grado de satisfacción de las necesidades del individuo con su contribución a la creación de la riqueza social. En este caso, la distribución en correspondencia con la calidad, cantidad y resultados de trabajo, debe aparecer como la forma fundamental.  

 

Distribución con arreglo al trabajo. D.A.T

La conversión real del trabajador en propietario-asociado requiere de un largo proceso para que este efectivamente SEA Y SE SIENTA dueño de los M.P. Sin embargo, los M.P tienen niveles desiguales de desarrollo, y a la vez entre los propios trabajadores existen diferencias en sus capacidades físicas y laborales. Por lo tanto, no todos tienen la misma relación fáctica con esos medios, ni aportan lo mismo, por lo que se hace objetivamente necesario la diferenciación de la parte individual del producto creado que le corresponde a cada uno. 

Carlos Marx fue el primero que abordo científicamente este tema en ´´Critica al Programa de Gotha¨, donde perfilo la esencia de las relaciones de distribución en la nueva fase social desarrollando la critica a posiciones pequeñoburguesas en el movimiento obrero donde se propugnaba distribuir en la futura sociedad al producto creado sin tener en cuenta el trabajo aportado por cada uno.

En la fase socialista y más aún en la transición, el volumen de los productos creados y servicios disponibles NO POSIBILITA un nivel de consumo tal para todos los miembros de la sociedad. A su vez las diferencias en las capacidades (físicas & mentales) y actitudes (disposición ante el trabajo y la concientización de su necesidad ante la sociedad) de los trabajadores se reproducen en un aporte también diferenciado.

Entonces si las relaciones económicas no reconocieran esa realidad (siendo la FT el elemento fundamental en el conjunto de las F.P) se produciría un desestimulo a la elevación de las capacidades laborales y al propio aporte al resultado productivo, que implicaría un freno irremediable al desarrollo de las F.P, con la consiguiente disminución de la producción, estancándose su desarrollo.

Por tanto, en una Colectividad de trabajadores, el trabajo aportado es el principio económico rector de las relaciones de distribución. La cantidad y calidad del trabajo aportado por cada trabajador deviene parámetro económico para la distribución de los bienes y servicios producidos en común. En la medida en que es una relación económica objetiva y necesaria, asume carácter de Ley.

Este principio no significa que no haya desigualdades, ya que la ley en si entraña desigualdad, puesto que los hombres son todos diferentes, físico e intelectualmente, y por tanto aportan de manera diferenciada. Pero estas desigualdades existen objetivamente, son ajenas al cumplimiento de dicha ley.

La única vía para reducir gradualmente las diferencias en la situación material de los trabajadores está en la creación de una Base material que garantice un nivel tecnológico elevado en todas las ramas incluida la agricultura y se produzca una elevación de la capacidad productiva del hombre.

En este último aspecto intervienen no solo factores puramente tecnológicos o económicos. En la medida en que se van gestando las Relaciones socialistas y creando las condiciones para que el obrero SEA Y ACTÚE como dueño real de los M.P colectivos, en esa medida actuara como propietario y asumirá una actitud socialista ante el trabajo.

El trabajador socialista, en la medida en que se sienta más comprometido, menos enajenado de los M. P, que le son propios de derecho y de hecho (aunque no sea así desde un inicio) realizara un aporte laboral mayor en interés suyo, del colectivo laboral y de la Sociedad. Este es un proceso largo

Fondos Sociales de Consumo

Es una modalidad de distribución que se realiza a través de los llamados Fondos Sociales de Consumo, cuyo criterio asignativo ofrece acceso a bienes y servicios directamente, pretendiendo la satisfacción de necesidades independientemente del esfuerzo del individuo (aporte laboral). Esta vía, como explicara Marx en su Crítica al Programa de Gotha, es esencial en la justeza del sistema socialista.

Pero hay que tener claro que estos fondos no podrán satisfacer todas las necesidades de los individuos en la esfera del consumo social. La esencia de los F.S.C radica en la contribución a la eliminación de las diferencias socioeconómicas entre los trabajadores motivada por la utilización desigual de los MP y las diferentes situaciones familiares, personales y territoriales.

Sin embargo, una interpretación erróneamente simplificadora de la compleja heterogeneidad social, convierte esta forma de distribución en un mecanismo potenciador de desigualdad, al ofrecer tratamientos iguales a sujetos desiguales.

Esto es válido tanto para aquellos individuos de diferentes estratos sociales recibiendo las mismas subvenciones, como aquellos del mismo estrato pero con diferentes actitudes ante el trabajo y el respeto a la sociedad que los mantiene.

Los FSC presentan la siguiente contradicción:

1-Entre los FSC y la distribución con arreglo al trabajo.

Cuando el crecimiento de uno de los dos polos es desproporcionado afecta las funciones del otro elemento.

Cuando los FSC es desproporcionadamente mayor que la DAT. Provoca desestimulo ante el trabajo, disminuye la productividad y la disciplina laboral.

Cuando la DAT es desproporcionadamente mayor que los FSC. Se produce una agudización de las diferencias sociales y entre las regiones del país, resquebrajándose la propia naturaleza de las RSP socialistas.

Fin.

1era parte: https://cubayeconomia.blogspot.com/2021/10/repaso-de-notas-proposito-del-articulo.html

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