Se necesitan cambios estructurales significativos en el funcionamiento de la gestión económico-productiva del sector agroalimentario, orientados a la utilización de las potencialidades existentes.
Es necesario sustituir el modelo de gestión económico centralizado vigente por una variante económico-productiva totalmente nueva, que ayude a resolver los problemas fundamentales que gravitan sobre el buen desempeño de la producción nacional agroalimentaria.
Por ese camino, debe lograrse la realización de la propiedad, eliminando la elevada centralización monopólica y verticalidad en las decisiones que limitan el derecho del productor a decidir qué debe producir, cómo combinar los factores productivos, a quién vender lo producido, a qué precio; o a acudir a un mercado de insumos y medios de producción para comprar los recursos necesarios en el momento oportuno y lograr el cierre exitoso del ciclo productivo.
El nuevo modelo de gestión económico-productivo, enmarcado en los territorios, debe promover la intercooperación entre las diferentes formas productivas y desarrollar relaciones horizontales, a partir de crear un consejo de productores en los territorios que tenga en cuenta las especialidades (no profesional, ni que surja una nueva estructura) e integrado por las diversas formas productivas.
Entre estas, las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS), Cooperativas de Producción Agropecuaria/CPA), Unidades Básicas de Producción cooperativa (UBPC), sector privado, usufructuarios y empresa estatal.
Ese consejo tendría una presidencia rotativa y un secretario. Entre sus funciones fundamentales estarían:
- La búsqueda in situ de soluciones a problemas que presenten las formas productivas, con los medios, recursos, asesoría, tecnología disponible o que se obtenga.
- Canalizar y viabilizar las soluciones que se encuentren fuera del territorio (municipio).
- Representar y defender los intereses de todos los productores en el territorio.
- Promover el desarrollo de la intercooperación y de las relaciones horizontales iniciadas, a partir de necesidades reales y objetivas; considerando formas organizativas superiores (segundo grado en los territorios), pertenecientes a los propios productores.
Por otra parte, las relaciones contractuales del sector agroproductivo con la comercialización estatal centralizada no son efectivas, lo que se constata en:
- El encargo estatal suele ser demasiado elevado y deja poco o ningún margen de decisión a los productores.
- Afectaciones en la adquisición de insumos y servicios especializados.
- Elevadas pérdidas de cosechas y cadena de impagos, que desestimulan al productor y gravan a la economía nacional.
Sector agroalimentario
Es necesario abordar el problema alimentario con enfoque sistémico, bajo la concepción de mayor soberanía alimentaria. En lo macro, como sector agroalimentario, facilitar encadenamiento agricultura-industria alimentaria-agroindustria cañera (el cual se ha hecho efectivo en los territorios); supeditado a un nivel superior de decisores (sin crear estructuras burocráticas que entorpezcan la gestión).
Además, hace falta restituir el papel y desempeño de la agroindustria cañera en la producción de alimentos con destino humano y animal, junto a la aplicación del enfoque sistémico en los territorios (micro) y las diversas formas productivas, que se correspondan con los niveles económicos: mesa-macro.
Complementariedad plan-mercado
En cuanto al reconocimientode la existencia real y objetiva del mercado, se impone su complementariedad con la planificación, teniendo siempre presente los requerimientos sociales. No se trata de más planificación o menos mercado, o viceversa; sino de considerar el comportamiento en los diferentes niveles económicos: macro-meso-micro. Indudablemente, el desempeño del mercado requiere más atención y participación en el micro.
Se requerirá crear observatorios en los territorios (con la participación activa de las universidades y centros de Investigaciones, entre otros espacios), que midan el desempeño del mercado (oferta, demanda, precio, ingresos) y detecten las señales que este envía, para su rápida solución.
Agricultura agroecológica
El sistema agroalimentario cubano, durante años caracterizado por elevados insumos de agroquímicos −fertilizantes, pesticidas, herbicidas y otros insumos propios de la Revolución Verde o la llamada agricultura industrial−, conllevó afectaciones a los suelos, la biodiversidad, el medio ambiente y la salud de las personas. Finalmente, ha dejado establecida una cultura insumidora, dependiente de las importaciones, y ha motivado éxodo continuado y preocupante de la población rural hacia las ciudades.
Vea también Una finca cubana desarrolla una sostenibilidad hecha a mano |
En este punto se recomienda establecer e implementar una política coherente para el desarrollo de la agricultura agroecológica y el alcance de soberanía alimentaria; promover la entrega de estímulos fiscales diferenciados a actividades y formas organizativas de producción innovadoras; e incentivar un manejo sostenible de la biodiversidad y la generación de oportunidades y medios de vida adecuados para la población rural, en particular mujeres y jóvenes.
Tales son los casos de los bancos de conservación in situ de semillas y manejo de variedades, procesamiento y comercialización, sistemas de certificación local, artesanías y otras variantes.
También es conveniente apoyar formas de propiedad familiar, que ayuden a consolidar la permanencia de la población rural y el desarrollo de una agricultura sustentable (agroecológica).
Incremento de oferta cárnica
Elevar la oferta de carne a la población, a partir de fuentes autóctonas de alimentación, supone actuar en función de:
- Estimular la línea de producción de carne bovina por parte de las formas productivas cooperativas y el sector privado, y establecer políticas y mecanismos de estímulo a los productores.
- Descentralizar la producción ganadera vacuna en el país, de manera que el productor ganadero pueda tomar sus propias decisiones y,una vez cumplido el encargo estatal, el destino y comercialización de lo que quede esté en manos y decisión de los productores, como elemento de estímulo a ellos y los consumidores.
- Propiciar el acuartonamiento y rotación del ganado bovino y la alimentación sustentada sobre la base de pastos, forrajes, plantas arbóreas (sistema-silvícola-pastoril y plantas proteicas) y los subproductos y derivados de la agroindustria cañera. De forma colateral, estimularía la producción de leche.
- Desarrollar la producción de carne de cerdo, particularmente en el sector cooperativo y privado, a partir de fuentes autóctonas de la alimentación, generadas por los propios productores y vínculos con los subproductos de la agroindustria cañera.
- Se dispone al menos de 11 productos de la agroindustria de la caña de azúcar, probados como alimento animal y que, en dependencia de las particularidades de cada región, se pueden aplicar.
- Valorar la rehabilitación de los estabulados (ganadería bovina), aledaños a los centros de acopio de AZCUBA. Ubicar uno en cada centro de acopio, incluyendo agua para su implementación (molino de viento, fuentes renovables de energía).
- Desarrollar líneas rusticas de aves, con sostenibilidad alimentaria autóctona, por los propios productores.
- Avanzar en la producción de ganado menor y ofertas de carne, leche y derivados lácteos.
Inversión de rápido retorno
Concentrar el apoyo, las inversiones, insumos y propiciar la autonomía necesaria en la gestión económico-productiva, particularmente de las CCS, las CPA y los productores privados, incluyendo los usufructuarios de tierras; es decir, aquellos productores que suelen ser los de mayor efectividad económica-productiva.
Estas formas productivas representan la mayor proporción en la producción nacional de alimentos. Las CCS y el sector privado producen 78,7 por ciento de la producción nacional de origen vegetal, lo que sumado a tres por ciento de las CPA alcanza 82 por ciento.
De igual forma producen, respectivamente, 34,5 por ciento y 1,1 por ciento de los cárnicos, que suma 35,6 por ciento en total, peso en pie; 65,2 por ciento y 4,7 por ciento de la leche, para un total de 69,9 por ciento; y 6,8 por ciento y 2,6 por ciento de huevos, respectivamente, para un total de 9,4 por ciento.
Buscar mecanismos adecuados de restitución económica a los productores, por la vía de la participación de la inversión extranjera, la exportación e inclusive la inserción en las cadenas globales de valor externa (CGVE). Convocar como parte de la inserción externa, a cadenas foráneas especializadas en insumos productivos agropecuarios, para crear tiendas de suministros en los diferentes territorios, bajo consignación.
Facilitar e instrumentar, por vías legales, que las formas productivas (CCS, CPA, sector privado y usufructuario) cierren el ciclo (producción-distribución-cambio-consumo), hasta llegar a la comercialización mayorista, minorista e inclusive la exportación.
Propiciar sistemas impositivos, crediticios, de incentivos atractivos y favorables a los productores e inversionistas (nacionales y foráneos), que faciliten nacionalmente el incremento sostenido de la producción de alimentos, sustituyan importaciones y aumenten las exportaciones.
Comercialización
Sobre la base de la mejora constante y novedosa del sistema de comercialización agropecuaria, la cadena agroproductiva-comercializadora constituye un sistema complejo dentro del complicado entramado de la economía cubana y es precisamente bajo esas condiciones sistémicas, que requiere ser tratado.
Este sistema agroproductivo-comercializador está constituido, a la vez, por diversos subsistemas interrelacionados, que interactúan entre sí. Tiene su punto de partida en el territorio y reclama la participación de diversas variables, empezando por la producción (punto de partida-determinante) y su interacción con el consumo, estimados de producción, cosecha, envase, transportación, almacenaje y conservación (frigorífico), mercado mayorista, beneficio e industria procesadora, hasta la distribución minorista (productos-frescos-beneficiados-procesados industrialmente).
El ser humano es el elemento más activo y presente a lo largo de toda la cadena, que trasciende por lo general los marcos del propio territorio donde se origina la producción; es decir, tiene un efecto de derrame multiplicador hacia otros territorios, sectores económicos, sociales y externo.
Sugerencias
- Abogar por mantener la diversidad en las diferentes modalidades de comercialización, pero en constante movimiento, actualización y desarrollo hacia formas mejoradas.
- Incorporar a centros de investigaciones y Universidades en la realización de estudios e investigaciones necesarias, con vistas a logar formas comercializadoras y encadenamientos más simples, económicos, que faciliten el acceso económico de los consumidores y cubran las expectativas e intereses de los productores.
- Lograr el encadenamiento directo entre productor y consumidor (mayorista, minorista), reduciendo al máximo o eliminando intermediarios.
- Acercar los productores, por diferentes formas y vías, que puedan acceder directamente, tanto al mercado minorista como mayorista.
- Instaurar o crear formas comercializadoras de segundo grado, como algo novedoso, partiendo de los productores y necesidades de los propios territorios, y considerando su vínculo directo con las medianas y grandes ciudades de elevada concentración poblacional.
- Reagrupar a varios productores de acuerdo con sus intereses y eliminar eslabones intermedios innecesarios, teniendo en cuenta los requerimientos sociales. Las cooperativas de segundo grado están reconocidas en la Conceptualización del Modelo Económico.
- Dichas formas propuestas pueden incluir la labor de beneficio industrial de productos frescos, el empaque, la refrigeración, el procesamiento industrial, la transportación y, por supuesto, la comercialización; siempre respondiendo a los intereses de los productores primarios que la integren (CCS, CPA, sector privado y usufructuario).
- Sería apropiado que estas formas organizativas superiores dispongan de espacios locales para la venta minoristas en los territorios, ya sean propios o arrendados.
- Es recomendable que varias de estas cooperativas de segundo grado existan en un mismo territorio, de acuerdo a las características productivas de las cooperativas primarias que las integren (CCS, CPA, UBPC).
- A manera de ejemplo, varias CCS pueden constituir una cooperativa de segundo grado comercializadora y puede constituirse otro número determinado de CCS de nivel superior y establecer relaciones de intercooperación entre ellas. También es posible que apoyen a productores privados, usufructuarios, entre otros, ampliando de esta forma las relaciones horizontales en el territorio.
- Reducir las altas proporciones del encargo estatal y que los productores dispongan, cada vez más, de mayor margen de decisión sobre los destinos de sus producciones.
- Abrir el diapasón de la oferta de productos, particularmente los cárnicos, y considerar dentro de esa oferta la carne bovina, a partir de los incrementos por encima del encargo estatal de toneladas de carne en pie logrados. Que los productores puedan disponer, decidir los destinos y ventas libre a sus trabajadores y a la población en los mercados minoristas.
- Proceder de igual forma con los lácteos, particularmente la producción de queso y yogurt, a partir de los incrementos logrados una vez cubierto el encargo estatal y con apoyo en las normas sanitarias, que garanticen la inocuidad y trazabilidad de los alimentos.
- Descentralizar, lo máximo posible, la actividad de acopio estatal; centrarla en la atención de la asistencia social (centros hospitalarios, hogares de ancianos, penitenciarias, círculos infantiles y otros requerimientos sociales). (2021)