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martes, 22 de junio de 2021

Dossier. La verdad histórica como un dedo en un guante (II)

 Por Joaquín Benavides:

Estimado Humberto:

Por tu insistencia de hoy, he vuelto a leer los cuatro documentos que nos enviaste el día 12. Te iba a responder dentro de unos días, pero lo haré ahora.

El del Che y el Modelo económico, que escribiste en el 2017, estuve entonces totalmente de acuerdo. Lo volví a leer ahora y estoy totalmente de acuerdo con el artículo y con la interpretación que haces del sentido profundo de lo que el Che defiende. Aprovecho para manifestarte mi coincidencia contigo en cuanto a que la NEP, a partir de todo lo que ha pasado, más que una retirada táctica puede y debe ser considerada una ruta estratégica para la Construcción del Socialismo en determinadas situaciones históricas concretas. Yo al menos no tengo ninguna duda de que en nuestras condiciones concretas es la única posibilidad que tenemos de salvar el Socialismo en los momentos actuales en nuestro país.

 Con respecto a las otras dos partes sobre el Congreso de la ANEC, coincidí contigo cuando los escribiste y ahora lo reitero. Es no solo tu pensamiento y punto de vista sino también el mío y de otros compañeros que juntos, o cada uno por su parte, los hemos defendido, sin que aparentemente nos hayan tenido en cuenta, desde hace varios años. Y la ANEC es el principal responsable, en mi opinión de haberse negado en los hechos a escuchar a varios de sus miembros fundadores. Porque sin duda tú, Vascos y yo tuvimos una participación en todo el proceso fundacional de la Organización.

 Con relación a la Introducción, solo haré unas precisiones históricas y una opinión general.

 Cuando en 1979 se fundó la ANEC, ya el compañero Raúl García Peláez había sido designado embajador de Cuba en Afganistán. Yo era Jefe del Departamento económico del Comité Central y el miembro del Secretariado que atendía al Departamento era el compañero Jose Ramón Machado Ventura. Yo recibo de parte de un grupo de militantes del Ministerio de Comercio exterior, economistas, una propuesta de crear una Asociación de economistas. La enviaron bastante fundamentada. La preparamos, se la presentamos al cro. Machado para que la llevara al Secretariado. Analizamos con él la conveniencia de contar con una organización como esa para facilitar el trabajo político con los economistas y estuvo de acuerdo. Llevo la propuesta al Secretariado y se aprobó, acordando enviarla al Buro Político. El compañero Carlos Rafael Rodríguez, que era miembro del Buró Político, se había interesado también en crear una organización que agrupara a los economistas, apoyo esa propuesta y se aprobó.

 Al Departamento económico le correspondió llevar a cabo la atención política de todo el proceso de crear la organización, incluido la selección y propuesta del cuadro para dirigir la organización, que recayó en el compañero Laureano Leon, que en ese momento era viceministro del Comité Estatal de Precios, pero que había sido un cuadro del Ministerio de Industrias cuando el Che era el Ministro.

 Es exactamente así lo que planteas que fuiste designado para hablar en la clausura del Congreso constitutivo a nombre de la Dirección del Partido y del Gobierno. Y también es verdad, que durante los años en que fuiste Miembro del Buró Político, Vicepresidente del Gobierno y Presidente de la Junta Central de Planificación y de la Comisión del Sistema de Dirección de la Economía, apoyaste a la Organización desde sus inicios.

 Yo también en los 10 años en que ocupe responsabilidades de Ministro vinculado a la economía, apoye bastante a la organización y participe en algunas de sus principales actividades. Al final de los 80 coopere incluso con la organización a que fundaran un órgano de prensa mensual, que lamentablemente fue una de las primeras víctimas del periodo especial.

 En tu Introducción te quejas, pienso que, con toda razón, de lo que llamas ostracismo. Es verdad que ha ocurrido, pero no contigo solo. Conmigo ha sido igual. Jamás me han invitado a un Congreso de la ANEC. Tampoco que yo sepa a Vascos. Pero no solo la ANEC, ¿Nos han invitado a alguna reunión para oír y debatir las centenares de opiniones que hemos dado por distintas vías de cómo abordar la solución de nuestros problemas en la economía?

 Sabemos que nos leen, pero no nos invitan a debatir. Con la ANEC el gobierno se reunió y les pidió opiniones de como eliminar las trabas. ¿No pudieron habernos invitado para oir nuestras opiniones de casi 60 años de trabajar en la administración del Estado vinculado a la economía? Lo que hemos llamado QUINTETO, somos 5 economistas, algunos académicos, a los que se han negado oír. No es contigo solo Humberto. Es Soberbia. Cuesta trabajo oír a los que discrepan, aunque tengamos una hoja de servicios al País y a la Revolución de 60 años. Lo que yo conocí de Fidel y Raúl no fue eso. Nunca tuve dificultades para expresarles libremente mis opiniones sobre la economía y no siempre estuvieron de acuerdo conmigo, pero me oían. Para mí la continuidad se expresa en eso.  Tu cumpliste ya 83 y yo cumplí hace dos días 85. Y estoy listo para continuar la batalla por salvar la Revolución y defender mis opiniones y criterios de como mejor hacerlo. Los que nos conocen saben que siempre hemos sido igual y que no cedemos cuando consideramos que tenemos la razón en defensa de la economía del País y de su Independencia.

Un abrazo,

 Joaquín Benavides

 Humberto Pérez González.

 ESTIMADO BENAVIDES,

GRACIAS, BENAVIDES, POR TU CORREO Y POR LA CORRECCIÓN Y PRECISIÓN HISTÓRICA QUE ME HACES ACERCA DEL PAPEL DE GARCÍA PELAEZ EN LOS HECHOS A QUE ME REFIERO.

CONSERVABA EN MI MEMORIA EL RECUERDO DE QUE FUE GARCÍA PELAEZ EL PRIMERO QUE SE ME ACERCO PARA HABLARME DE LA IDEA DE CONSTITUIR UNA ASOCIACIÓN DE ECONOMISTAS ACOMPAÑADO POR SANTIAGO GARCÍA QUE TRABAJABA ENTONCES EN EL DEPTO. ECON DEL CC. SI RECUERDO, COMO NO, TODA TU LABOR EN EL PROCESO DE ORGANIZACIÓN DEL CONGRESO Y EN LA SELECCIÓN DEL CANDIDATO A SER PRIMER PRESIDENTE DE DICHA ASOCIACIÓN, CASO QUE SE ME CONSULTO POR TRATARSE DEL COMPAÑERO LAUREANO LEON, ENTONCES VICE PRESIDENTE DEL CEP CUYO MINISTRO PRESIDENTE ERA SANTIAGO RIERA, ORGANISMO QUE ERA ATENDIDO POR Mí COMO VICE PESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS.

 CIERTO ES QUE NO SOY YO SOLO EL QUE HA SIDO VÍCTIMA DE LA ESTIGMATIZACIÓN Y EL OSTRACISMO A PESAR DE TENER TAMBIÉN  UNA INDISCUTIBLE HISTORIA REAL Y OBJETIVA COMO PARTICIPANTES Y DIRIGENTES PRINCIPALES EN MEDIO DE UNO DE LOS PROCESOS MAS IMPORTANTES Y DE MAS SIGNIFICACIÓN HISTÓRICA QUE HA TENIDO NUESTRO PROCESO REVOLUCIONARIO, TRANSCURRIDO DURANTE LA ORGANIZACIÓN, CELEBRACIÓN Y EJECUCIÓN DE LOS ACUERDOS DEL I CONGRESO DEL PCC, EN GENERAL Y SOBRE TODO EN LA ESFERA DE LA ECONOMÍA.

POR MI PARTE,  CERCANO YA AL FINAL DE MIS DÍAS, NO QUERÍA QUE ME LLEGARA ESE MINUTO FINAL EN ESPERA DE RECTIFICACIONES PÓSTUMAS DE UNA LAMENTABLE POLÍTICA QUE SE HA SEGUIDO Y SE SIGUE MUCHAS VECES DE EXCLUSIONES ANTI HISTÓRICAS, Y NO POR VANIDAD PERSONAL NI  PRINCIPALMENTE POR LA AFECTACIÓN INDIVIDUAL QUE PUEDA EXPERIMENTARSE,, COMO MAL INTENCIONADAMENTE PUDIERA ESPECULARSE..

LO QUE MOLESTA Y ANTE LO CUAL UNO SE REVELA ES ANTE LA IGNORANCIA Y OLVIDO INTERESADO Y OPORTUNISTA DE FUNCIONARIOS, HISTORIADORES, ECONOMISTAS, INVESTIGADORES Y PERIODISTAS QUE NO PONEN POR DELANTE SU HONESTIDAD Y CIENTIFISMO HISTÓRICO, Y SU APEGO A LA VERDAD DE LO OCURRIDO SINO SUS INCONDICIONALIDADES Y LA OBEDIENCIA A ORIENTACIONES QUE DEJAN MUCHO QUE DESEAR Y QUE NO PUEDEN ESTAR DICTADAS POR INTERESES PATRIÓTICOS Y DE PRINCIPIOS MARTIANOS Y MARXISTAS SINO POR MEDIOCRIDADES Y CONVENIENCIAS BASTARDAS.

 ESA NO ES LA REVOLUCIÓN QUE YO HE CONCEBIDO, EN LA CUAL HE PARTICIPADO AL MÁXIMO DE MIS CAPACIDADES,  EN LA CUAL HE CONFIADO DURANTE TODA MI VIDA Y EN MEDIO DE CUYA TRANSPARENCIA QUISIERA MORIR.


FRATERNALMENTE,

HUMBERTO PÉREZ

 Luis Marcelo Yera

 Estimados Humberto y Benavides:

Deseo aclarar que mi correo de ayer concentrado en el crucial tema NEP - Che, no significa que no esté de acuerdo con que la historia sea contada tal como sucedió y ofrezca mi humilde apoyo a que ambos sean incorporados, como merecen, a la historia del surgimiento de la ANEC.

Con un saludo fraterno,

Luis Marcelo.

Continuará

De locomotora a vagón

 

SINE DIE 2021 

                     SEGUNDA SERIE   # 35                    

 

Junio 22 de 2021

Juan M Ferran Oliva


En la zafra actual Cuba proyecta producir 1.2 millones de toneladas de azúcar en unos 38 centrales[1]. Es una cifra algo superior a la anterior y refleja el nivel de dicha industria desde hace varios años. Tan ruin resultado se atribuye a causas de repertorio como el bloqueo y la pandemia. También a los bajos rendimientos.

Cuando la isla era la azucarera del mundo podía producir 7 u 8 millones de toneladas. Actualmente –grosso modo- debe disponer de la cuarta parte de dicha capacidad. Se cuenta con medios y mucha experiencia, pero no se logran zafras decorosas. Pienso en la posibilidad de producir 2 millones de toneladas, quizás más.

La prensa debería dedicar más a la información del tema, pero objetiva. Anteriormente había periodistas especializados[2]. No podían decirlo todo y los costos siempre fueron tabú, Ahora los medios sólo informan de la visita de altos dirigentes a centrales. Convierten en noticia al quehacer cotidiano gubernamental. No sé qué consejos pueden ofrecer a los viejos azucareros.

Tómese a Guatemala de referente.  Su extensión y población no difieren mucho de la de Cuba aunque ambas están separadas por problemas naturales, sociales y sobre todo políticos. Dicho Estado centroamericano exporta unos 2 millones de TM de azúcar y alcanza ingresos por más de $900 millones, puede que a precios preferenciales. La cifra incluye derivados y etanol. Es el segundo exportador de azúcar en Latinoamérica antecedido por Brasil. En lo tocante a rendimientos agrícolas ocupa el tercer lugar mundial con 121 TM/ha. Entre los años 2000 y 2010, Cuba sólo lograba 32.4 TM/ha y no los ha superado.

Según estimados externos de hace algunos años[3], los costos del azúcar crudo cubano debían ser algo superiores a 10 centavos por libra ($224/TM). Se obtuvieron aplicando la falacia contable de igualar el peso al dólar. A partir de la devaluación en enero de 2021 han de ser inferiores. En base a tales supuestos, de lograrse 2 millones TM y reservando 500.000 TM para el consumo interno, se dispondría de 1.5 millones TM exportables. Con precios hipotéticos de sólo 12 centavos/libra ($270/Tm) en el mercado mundial, rendirían un flujo superior a los $400 millones en divisas. Es un monto nada despreciable. Actualmente China es el mayor mercado, no sé a qué precios. Si éstos no acompañaran téngase en cuenta que el etanol de Brasil era competitivo con un precio del petróleo superior a $40/barril. Dicho país aplica una técnica alternativa, según los precios. El break even point de Estados Unidos era de $80/barril pero su etanol es a base de maíz, menos eficiente y con costos salariales superiores. También la meladura puede utilizarse como alimento para el ganado como hacía Luisiana.  Los múltiples derivados son otra historia. El potencial de la biomasa es también un recurso y, por suerte, ya funciona en Cuba una planta con dicho propósito. 

Los referentes expuestos sugieren la necesidad de hacer estudios conducentes a la toma de medidas. Cambiar lo que haya de ser cambiado.  Hay know how y capacidades industriales y agrícolas. ¿Cuál es la causa de la ineficiencia? No creo que sean los experimentados hombres del azúcar.

La industria azucarera cubana, antes locomotora de la economía, se convirtió en vagón, pero aún forma parte del tren.

Fin



[1] Según Azcuba, en noticia de EFE.

[2]  Como José Vázquez, Gerardo Bernardo y Enrique Varela, entre otros. ocasionalmente yo, que soy mi autor favorito.

[3] S. Haley, US and World Sugar and HFCS  Production Costs. 1994/95 -1998/99. Sugar and Sweetener Situation &Outlook, set. 2001 ERS/USDA. Citado en  Costes de producción del azúcar: Un estudio marco inicial. Comité de evaluación del mercado. Consumo y estadística. International Sugar Organization  ISO. Londres. 2 de abril de 2004. Pág. 1

La contradicción fundamental de la transición socialista: ¿económica o ideológica?

Román García Báez1  * 

1Ministerio de Educación Superior, La Habana, Cuba.

RESUMEN

La difícil situación económica y social precipitada con el derrumbe del mal llamado socialismo real, y agravada por el oportunista recrudecimiento del bloqueo yanqui contra Cuba obligó a la adopción de medidas y acciones económicas que ya, desde décadas anteriores, eran necesarias e inevitables. No fue su conceptualización previa lo que catalizó las decisiones económicas, sino la imperiosa exigencia práctica lo que condicionó cambios del modelo socioeconómico. A partir de ese marco general, en el presente artículo se esbozan críticamente algunos conceptos acerca de las modalidades de propiedad y sus contradicciones en lo económico, lo político y lo ideológico. Asimismo, se caracteriza sintéticamente la evolución de estas relaciones en la Cuba de hoy. La controversia generalizada alrededor de la problemática sobre la concentración de la propiedad y la riqueza devino plataforma para el análisis actual de la contradicción fundamental de la transición socialista.

INTRODUCCIÓN

La actualización e implementación del modelo económico y social cubano ha generado, como nunca antes, un debate masivo en el que cada persona está convencida de poseer la solución a los graves problemas que enfrenta la economía cubana. En ese marco, y por ello, el presente trabajo retoma un conjunto de axiomas que se consideran imprescindibles para evaluar con objetividad esa realidad, a la vez que se proponen nuevas apreciaciones.

Se parte de un esbozo teórico inicial sobre la necesidad productiva, económica y social de diferentes formas de propiedad. Esa heterogeneidad genera contradicciones y diferenciaciones sociales. Por su carácter polémico, se presta especial atención a la propiedad cooperativa y a la propiedad privada, subdividida en trabajo por cuenta propia y pequeña propiedad burguesa, al basarse en la explotación privada de trabajo ajeno sobre bases mercantiles. Al respecto, fue inevitable abordar la regulación de la «concentración de la propiedad y la riqueza», considerándola más una declaración de principios que una posibilidad económica real.

Sobre esta base se fundamentó el carácter ideológico y económico de la contradicción fundamental de la transición socialista. La articulación de las tendencias de corrupción en la propiedad estatal, unidas al fortalecimiento del individualismo pequeñoburgués, constituye la principal amenaza ideológica, política y económica para el desarrollo del proyecto socialista cubano.

1. TRANSICIÓN SOCIALISTA Y RELACIONES DE PROPIEDAD

Al momento del triunfo de las revoluciones socialistas acaecidas hasta hoy -siempre en países de bajo nivel de desarrollo-, las formas fundamentales de propiedad existentes han sido la capitalista, la producción mercantil simple, la propiedad pública, formas cuasi feudales en la agricultura, comunales y la propiedad cooperativa. Es pertinente recordar que esta última no surgió con el socialismo ni es socialista per se es propiedad cooperativa, grupal, de propietarios asociados. No es de la sociedad. Después se tergiversó su naturaleza y se dogmatizó como una forma de propiedad socialista inmadura, cuando es simplemente una forma de propiedad y empresa cooperativa, que en lo social es, como regla tanto en el capitalismo como en el socialismo, superior a la privada. Aunque su interés económico es grupal y no coincide con el social, hay muchos objetivos comunes aun manteniendo modos de actuación diferentes.

Por su parte, la propiedad socialista va surgiendo -no hay otra vía- de la gran propiedad capitalista justamente nacionalizada y se mantiene en paralelo en la transición hacia el socialismo, la mediana y pequeña propiedad burguesa y, por supuesto, la cooperativa que también crece, así como la pequeña producción mercantil. Los rezagos inevitables, evidentes de capitalismo con toda su incidencia burguesa, condujeron a Lenin (1961) -fundador de la economía política de la transición al socialismo-, a señalar que «este período de tránsito no puede dejar de ser un período de lucha entre el capitalismo agonizante y el comunismo naciente; o en otras palabras, entre el capitalismo vencido, pero no aniquilado y el comunismo nacido, pero muy débil aún» (p. 306).

De esta manera, con el triunfo revolucionario se invierte la posición en la irreconciliable lucha entre la clase obrera y la clase capitalista. Ahora, la primera está en poder del Estado, mientras que la burguesía -grande o pequeña- sin importar su peso económico y desde la oposición le disputará el dominio, de manera directa o indirecta, a las nuevas relaciones económicas e ideológicas que se van empoderando poco a poco. Es una lucha en todas las esferas. Lenin, en su clásica interrogante ¿quién vence a quién?, o sea, ¿lo burgués o lo socialista?, sin dudas advierte que lo económico es clave, pero también que la lucha de clases no se limita a ese plano, va mucho más allá como dramáticamente se corroboró en el mal llamado socialismo real, término acuñado en la Unión Soviética para contraponerlo al modelo socialdemócrata que imperaba entonces en varios países europeos, conocido generalmente como «socialismo sueco». No era el «socialismo real» enfrentando al «capitalismo real», sino supuestamente al falso socialismo.

Una vez nacionalizados los grandes capitalistas, la práctica lamentablemente demuestra que eso no significa que se ha «extirpado» lo capitalista, lo burgués, el individualismo como paradigma en una parte sustancial de la población, no importa incluso su filiación política, clasista, tenga o no conciencia de ello. El derrumbe del modelo eurosoviético así lo confirmó.

En el plano esencial (socioeconómico), la propiedad social, la socialista, la forma estatal no puede ser apropiada por ninguna persona -jurídica o no- a título individual. En lo económico tiene que materializarse lo social en cada trabajador cuando realmente sea, se sienta y actúe como dueño de esos medios. O como afirma el economista García (2018): «La propiedad estatal ha sido la forma fundamental de propiedad social, pero esa mediación que es por un lado necesaria, es por otro un factor potencial de distanciamiento entre los trabajadores como dueños asociados del conjunto de medios de producción y esos medios representados por el Estado» (p. 3).

En la experiencia socialista los intentos de reducir la heterogeneidad de formas de propiedad y convertir abruptamente todo en socialista, a contrapelo del grado de socialización real, han fracasado siempre con consecuencias nefastas en lo económico y lo social. La colectivización forzosa en la agricultura soviética en los años veinte y treinta, y la construcción paralela del socialismo y el comunismo en China son ejemplos de esos intentos de violentar los procesos con métodos extraeconómicos.

Por su parte, lo estatal-socialista germina donde existe una fusión de los procesos económicos a lo interno de la fábrica, expresado en la socialización objetiva de la producción que consiste en la interdependencia tecnológica, productiva y económica entre cada taller, departamentos en la empresa y entre estas últimas; exactamente lo contrario de una integración burocrática, administrativa. Ese encadenamiento productivo -como expresión de la imprescindible necesidad de «soldar» la interdependencia económica entre los diferentes eslabones de la cadena productiva- debe ser definitorio para alcanzar la superioridad sobre el capitalismo.

2. LA HETEROGENEIDAD SOCIOECONÓMICA HOY EN CUBA

En Cuba no se ha eliminado la deformación económica estructural del capitalismo dependiente, por lo que las decisiones económicas tomadas en los últimos tiempos de mayor apertura a otras formas de propiedad han sido necesarias e ineludibles económicamente. El relativamente bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas se corresponde con esas relaciones de producción. De acuerdo con ello, la clasificación de las diferentes formas de propiedad y gestión en la economía cubana son:

  • Estatal socialista (también denominada propiedad socialista de todo el pueblo).

  • Cooperativa (conceptualizada en ocasiones de manera ambigua, como una forma socialista y como colectiva).

  • Mixta (asociación de una empresa capitalista extranjera con una empresa estatal).

  • Privada.

  • De organizaciones políticas, de masas, sociales y otras formas organizativas.

Sobre las denominaciones de la propiedad socialista la polémica es enorme. Solo recordar que la definición de «propiedad de todo el pueblo» fue oficializada en la Constitución soviética de 1977 como derivación de la proclamada conversión del Estado de la dictadura del proletariado en Estado de todo el pueblo, al haber arribado -supuestamente- al socialismo desarrollado o maduro. El término más aceptado es propiedad estatal socialista como forma de la propiedad social para el sistema empresarial, propiedad de la clase obrera, representada por el Estado. Si es gubernamental o estatal es una controversia que sobrepasa este artículo. Con respecto al sector presupuestado, otros diferencian el término propiedad pública con el apellido socialista, para distinguirla de la existente en los países capitalistas sobre hospitales, escuelas y otras. Para esa propiedad pública parece válido el término «de todo el pueblo», no así para la empresa estatal socialista en la que solo laboran sus copropietarios.

La clave no es epistemológica. Se quiere que la propiedad estatal sea rectora de las demás por su eficiencia y gestión no solo por su magnitud, tal y como lo fue haciendo la capitalista en su desplazamiento de la propiedad feudal y de otras formas arcaicas. Sin embargo, no ha cuajado aún el sustituto socialista a la llamada «iniciativa privada» capitalista como motor de desarrollo. Tener conciencia de ello es el primer paso para encontrarlo. La superioridad socialista existe en la posibilidad real de utilizar, integralmente y con eficiencia, todos los resortes económicos e ideológicos a favor de la producción, lo cual es imposible en el capitalismo por el dominio de la propiedad privada. Aún no se explota esa principal fortaleza. En un estudio sobre el derrumbe del modelo eurosoviético se afirma que «hoy se ve con más claridad que es infundado el axioma de la potenciación mecánica de las fuerzas productivas a partir del trueque de las relaciones de producción. Las nuevas relaciones presentan, junto con su superioridad, contradicciones y limitaciones, precisamente en aquellos aspectos que constituyen sus pilares básicos, acrecentándose, además, el papel del factor subjetivo» (García, 1997, p. 16).

La nueva Constitución de la República de Cuba (Asamblea Nacional del Poder Popular, 2019) legalizó las formas actuales de propiedad. Sin embargo, sobre la propiedad privada hay una subdivisión real no reconocida, conformada por los trabajadores por cuenta propia que no contratan trabajo ajeno (propiedad privada individual) y los que explotan fuerza de trabajo asalariada, constituidos, entre otros, por campesinos medios, miembros o no de las cooperativas de créditos y servicios; comerciantes-intermediarios; arrendatarios de viviendas; propietarios de restaurantes, de mueblerías; talleres productores de calzados, de servicios de diversa índole; arrendadores de autos de alquiler, etc. Son relaciones burguesas tardías y controladas, las cuales resurgen después de 45 años concentradas -en lo económico- solo en el sector campesino y los transportistas.

Por su magnitud productiva parece imposible que desplacen a la propiedad estatal socialista. Pero ahí no radica su principal peligrosidad. En esta categoría hay desde ricos que ya pasan sus vacaciones en el exterior hasta aquellos que superviven, pero todos teniendo como objetivo definitorio la obtención de más ganancia, percibida por algunos colegas como una «plusvalía social» dado el destino final de una parte de ese plusvalor. Es cierto que se transfigura, no aparece de manera cruda como en el llamado capitalismo salvaje, pero también se «fetichiza» en el capitalismo. No olvidar que toda la crítica burguesa a Marx, desde su época hasta hoy, se ha concentrado en negar la cientificidad de su teoría de la plusvalía y con ella invalidar la necesidad objetiva del socialismo.

Con respecto al peso económico de las formas de propiedad, se puede tener una aproximación indirecta a partir de los datos referidos al número de ocupados. Al cierre de 2019 se estimaron 4 515 200 ocupados en la economía, de los cuales 3 079 500 pertenecen al sector estatal y 1 435 700 al sector no estatal. En el 2018 los desocupados que solicitaron empleo fueron 76 400. Aquellos que no solicitaron, y no estudiaban ni trabajaban, fueron unos 500 000. Existían a su vez 47 000 trabajadores interruptos atendidos por las empresas correspondientes (González, 2019Gil, 2020).

Si se suman todos los que, por una razón u otra están «fuera» del sector estatal, da una cifra que tiende a los 2 000 000 de personas, de los cuales no trabajan en ningún sector cerca de 500 000, la mayoría jóvenes, los cuales, con seguridad, muchos viven de las remesas externas y de otras fuentes esporádicas. Todos son «no estatales» con las implicaciones económicas e ideológicas que ello significa. La solución -se proclama a viva voz- radica en potenciar las nuevas inversiones extranjeras; a media voz se reconocen las nacionales, incluidas las que pueden generar las propias empresas socialistas, las cooperativas y las privadas, para crear alrededor de un millón de nuevos empleos productivos y atrayentes en todas las formas de propiedad. No hay otra salida. La inversión fundamental es la externa, pero no es la única. Hay que eliminar trabas y prejuicios para movilizar todos los recursos posibles. La reproducción económica no puede ser de cada forma de propiedad, tiene que primar el encadenamiento productivo. Las demás acciones en la esfera de la circulación, por supuesto, válidas, mitigan, pero no curan. Se requiere de esas inversiones y libertad de interrelación económica entre todas las formas de propiedad planificadas, pero con más peso al mercado, para aumentar la producción, los ingresos y ampliar el mercado interno, sin lo cual no habrá desarrollo posible.

3. CONTRADICCIONES ECONÓMICAS E IDEOLÓGICAS

Existen profundas contradicciones objetivas y subjetivas en la transición socialista. Las más notorias son las existentes entre las siempre latentes relaciones pequeñoburguesas (ideológicas y económicas) -que nunca desaparecieron- y las socialistas; las presentes en lo interno del sector estatal; entre el interés individual, el colectivo y el social; entre planificación y mercado; entre acumulación y consumo; y entre todos los grupos sociales dada la heterogeneidad de formas de propiedad, todas acentuadas por el vengativo bloqueo yanqui.

Entre las presentes en el mayoritario sector estatal socialista tienen mayor peso la subutilización de sus potencialidades, la mala gestión a partir de políticas económicas erróneas, enajenación del trabajador, baja productividad, insuficientes salarios, desestimulación al trabajo, burocratismo, limitaciones en la democracia económica y, lo más peligroso, manifestaciones de corrupción. Por supuesto, la solución no está en eliminar su carácter estatal, nacional y convertirla en propiedad de grupo como ya se hizo en otras experiencias. Hacerlo sería renunciar al proyecto emancipador. Hay que continuar erradicando las causas que provocan esas contradicciones, esos problemas, fortaleciendo lo verdaderamente socialista y eliminando lo burocrático, tal y como se está haciendo en la actualidad.

En otro grupo se encuentran las contradicciones derivadas de la ampliación de la propiedad privada en todas sus variantes, incluida sobre todo la pequeñoburguesa, aunque así no aparezca oficialmente. Para algunos, a diferencia del primer grupo, la solución radica en limitar, coartar, impedir o frenar su ampliación y desarrollo. Pero ese no puede ser el camino, pues ya fue recorrido y conduce al fracaso. Esto genera polarizadas posiciones y trabas reales frente a algunas inevitables decisiones ante la amenaza del fortalecimiento de tendencias burguesas. Por supuesto, desde el poder socialista sería un suicidio fomentar lo burgués a una escala desmesurada.

Al tercer grupo de contradicciones pertenecen las existentes entre lo socialista y lo privado. El primero representa el futuro, pero amenazado por la ineficiencia, el burocratismo y la corrupción; mientras que el otro es temporalmente más eficiente a nivel micro, marcado por la desigualdad y la injusticia y va incubando capitalismo, por lo que se intenta limitar su radio de acción a través del rechazo a la denominada concentración de la propiedad y la riqueza.

3.1. ¿Es posible evitar la concentración de la propiedad y la riqueza?

Las respuestas son diversas. La necesidad objetiva de mayor ampliación de las relaciones de propiedad privada en Cuba, incluida la pequeñoburguesa -con todas las consecuencias que ello implica-, ha marcado las decisiones y los ritmos de introducción de las medidas económicas relacionadas con las formas de propiedad «no estatales». La evidente lentitud de su ampliación se percibe como una especie de mecanismo de «autodefensa» -en parte justificado- debido al lógico rechazo ideológico y económico ante el fortalecimiento de la propiedad burguesa vernácula.

Una de las causas generales de algunos prejuicios que conducen a posiciones fundamentalistas radica en la extemporánea y ya errónea representación social del ideal socialista en el período de transición al socialismo. Tal vez por falta de divulgación de suficientes argumentos científicos, continúa sin interiorizarse que la equidad en la distribución es un imposible económico. No hay equidad en la distribución con arreglo al trabajo, ni en los fondos sociales de consumo. Lo objetivo -siempre lo fue- es defender a toda costa las vías económicas y sociales para mantener la mayor justicia social posible en lo económico, reconociendo, como marxistas y leninistas, las formas de propiedad válidas para cada etapa, con las diferencias en la distribución que ello conlleva, aunque incomoden. Cualquier otro reclamo es un contrasentido, económico, social y político.

En el Artículo 30 de la recién aprobada Constitución de la República de Cuba (Asamblea Nacional del Poder Popular, 2019) se estipula que «la concentración de la propiedad en personas naturales o jurídicas no estatales es regulada por el Estado, el que garantiza, además, una cada vez más justa redistribución de la riqueza, con el fin de preservar los límites compatibles con los valores socialistas de equidad y justicia social» (pp. 27-28). Si se hace abstracción del término equidad, no hay dudas que Cuba es ejemplo en cuanto a la redistribución lo más justa posible del presupuesto de la nación. Lo primero es el asunto de marras. Se confunden aspiraciones plausibles con posibilidades reales. ¿Es posible cumplir por vías económicas con lo primero, sin coartar lo segundo? ¿Solo en las no estatales se violan los valores socialistas?

¿Es posible entonces evitar la concentración de la propiedad y la riqueza dada la existencia objetiva de la ley del valor y en menor grado de la ley de la plusvalía, aunque se manifieste de otra manera? Marx (2017) demostró que si se explota trabajo asalariado de forma privada es inevitable la concentración de la propiedad y la riqueza, aunque sea en baja escala. A su vez, en el plano jurídico se da la posibilidad de enmascarar la magnitud real de la concentración de la riqueza. En ese mismo plano, la concentración de la propiedad, como posesión de determinados medios, aunque es más factible de controlar también es difícil de impedir, ya que es propensa a que se metamorfosee en falsos propietarios nominales, «hombres de paja» que aparecen como propietarios legales, por lo que impedir totalmente esa vía de concentración de la riqueza parece una misión casi imposible.

¿Hasta dónde puede regular el Estado? Se declara la voluntad de intentar regular, es decir, limitar su campo de acción, poner cotas al enriquecimiento congénito a la propiedad privada. Aquí no se trata directamente de corrupción, sino de establecer un tope para cada caso, un horizonte que no se debe propasar, el cual es imposible precisar exactamente en lo económico. De situarse un máximo de ingresos a obtener, frenaría el desarrollo, amén de que se violaría constantemente.

Sin embargo, sí puede interpretarse y aceptarse como una estratégica declaración de principios porque, de alguna manera, marca una posición diferenciadora de la consigna que se enarboló en China por Deng Xiaoping, cuando se proclamó y promovió que «enriquecerse es honorable». Eso lo cambió todo. Por supuesto, nadie se enriquece por la vía socialista de la distribución con arreglo al trabajo. En Cuba hoy, mientras no se robe, es legal incrementar la riqueza, pero no debe ser paradigma. Nos interesa el color del gato y no solo que cace ratones. No deben convertirse en modelo a seguir, aunque para algunos, lamentablemente, «esos hombres de éxito» ya lo son, por encima incluso de los que se enarbolan como banderas. Se tolera el éxito económico privado, no se condena, pero no se glorifica ni se estimula. Ahí radica la diferencia. Una acumulación privada excesiva es estratégicamente peligrosa, por lo que intentar controlarla es vital. Lo que parece imposible es impedir económicamente que se dé en determinado grado. Como proclama ideológica, económica y política, es válida la alarma sobre la concentración de la propiedad y la riqueza, sabiendo que sería funesto utilizar para su regulación los fallidos y siempre tentadores métodos extraeconómicos.

3.2. ¿Qué hacer?

La conocida interrogante retomada creativamente por Lenin se vuelve imperativa, ya que no hay modelo universal, ni camino trillado a seguir, ni paradigma a imitar. Se conoce el ideal socialista general pero la ruta es ignota. Ante el dilema de la independencia de su país, el Mahatma Gandhi legó una valiosa verdad comprobada en su épica contienda emancipadora: no hay camino para la paz, la paz es el camino. Siguiendo su enseñanza se pudiera parafrasear y afirmar que no hay camino para el socialismo, el socialismo es el camino. Solo más socialismo es la solución, conscientes de que, si la brújula deja de marcar hacia el pueblo, entonces se pierde lo socialista y urge reencontrarlo, tal y como hemos hecho en Cuba guiados directamente por Fidel y sus ideas.

Hay que captar al pequeño propietario, acercarlo al socialismo, incluido el pequeñoburgués. Esto fue objeto de especial atención para Lenin. No podía ser de otra manera en un país con predominio de millones de pequeños y medios propietarios, cuya «salida» socialista solamente podía ser la cooperativización voluntaria. Pero mientras tanto, ¿cómo tratar a esos propietarios? Pueden inclinarse hacia lo burgués individualista o hacia el socialismo. Se hace estratégico prestarle especial atención al tratamiento de esa dualidad contradictoria de la pequeña producción mercantil, del pequeñoburgués, teniendo como centro al campesino, aunque es válido para cualquier sector. Como propietario inmerso en el mercado trata de vender al precio más alto posible; incluso, muchos especulan con los precios, aunque eso afecte a la clase obrera. Esa arista egoísta lo acerca al egoísmo burgués.

Por otra parte, ese propietario es un trabajador cuyas jornadas laborales y condiciones de trabajo no se diferencian totalmente de las del obrero. Esa arista lo acerca al socialismo. Esa dualidad contradictoria se da entre los pequeños propietarios, donde unos siempre se comportan como especuladores y se convierten en potenciales enemigos, mientras otros son más solidarios, pero esto se produce, sobre todo, en lo interno de cada productor. Por eso, la batalla es rescatar y potenciar la arista que los acerca al socialismo.

Esta dualidad contradictoria intrínseca del pequeño productor y también de la cooperativa como forma de propiedad colectiva tiene que ser reconocida y tratada como tal, para evitar que se inclinen hacia posiciones ideológicas y políticas diferentes a los intereses socialistas. Es una lucha de clases política y económica para atraerlos hacia el socialismo.

La propiedad socialista debe formar un valladar económico e ideológico con la cooperativa ante la ampliación de las relaciones pequeñoburguesas. A su vez, las cooperativas transmiten hacía la empresa estatal su probado sentido de pertenencia y de realización de la propiedad, principales debilidades de la propiedad estatal. Por otra parte, ofrecen una alternativa no capitalista a la propiedad privada individual. La cooperativa no agropecuaria debe ser el camino lógico para la evolución y desarrollo económico del llamado trabajo por cuenta propia y, de esa manera, evitar que se conviertan en pequeña burguesía.

Las cooperativas deben ser motor impulsor para el establecimiento y fortalecimiento de vínculos económicos horizontales entre las diferentes formas de propiedad, una de las principales lagunas de la reproducción social en Cuba. Por tanto, frenar la ampliación de cualquier tipo de cooperativa es un desacierto económico, político e ideológico. Las tendencias negativas, posiciones corruptas e ilegales detectadas en algunas cooperativas no pueden empañar sus atributos y potencialidades generales. El cooperativismo, como afirmó Lenin, nos acerca al socialismo, por lo cual fortalecerlo es coadyuvar a salvaguardar el proyecto socialista.

3.3. ¿Cuál es entonces la contradicción fundamental?

Las contradicciones y tendencias apuntadas son todas importantes, pero hay una sustancial. El Che Guevara bien temprano alertó sobre algunas diferencias en los niveles de vida que no brotaban de las capacidades y aportes laborales. Con claridad y crudeza sentenció que la diferenciación y corrupción derivada del uso inmoral de las supuestas prerrogativas de un cargo es lo que mayor rechazo provoca en el pueblo, al corromper todo a su alrededor y con ello hacer peligrar el futuro socialista (Guevara, 1977). En esa misma línea, Fidel Castro fue tajante; ante la creciente tendencia a la corrupción y enriquecimiento ilícito, sentenció: «este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos, nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra» (Castro, 2005).

Esas consideraciones complementan la temprana alerta de Lenin sobre el carácter reversible del tránsito. En la Unión Soviética, intentando ahuyentar al capitalismo con más propiedad estatal «socialista», se desdibujó lo más importante que era y es: el hombre, el sujeto constructor del socialismo. Desde entonces, el peligro mayor se había desplazado al propio sector socialista, al fomentarse e incubarse el individualismo, el egoísmo, la «metalización de las conciencias»; así sucedió allá y resurge aquí hoy. La corrupción dentro de lo socialista, como un «caballo de Troya» ideológico del capitalismo, puede erosionar las bases del sistema.

Para reducir esa tendencia, la propiedad socialista no debe concentrarse únicamente en su dimensión económica, sino también, valorarse como fuente de valores diferentes a los que generan otras formas de propiedad. En la fábrica no solo se produce, también se transforma al sujeto sobre bases ideológicas y axiológicas nuevas.

En la Unión Soviética no quedaba legalmente un átomo de propiedad económica capitalista. No había oficialmente un pequeñoburgués, sin embargo, en la conciencia y el actuar se había incubado y multiplicado el individualismo pequeñoburgués. ¿Cuál es entonces la contradicción fundamental de la transición socialista? El dilema está, no solo en el enfrentamiento de dos modos de producción, sino de dos estilos diferentes de vida, dos paradigmas, dos ideologías. Por una parte, el individualismo económico, el egoísmo que el capitalismo potenció como motor de su desarrollo y, por otra, el incipiente socialismo solidario y humanista.

Las imperfecciones humanas, en particular la supuesta esencia individualista y egoísta del hombre, no son razón suficiente para negar la posibilidad del socialismo. Para demostrarlo es necesario enfrentar, por una parte, la tendencia a la corrupción autodestructiva encubierta dentro del propio sector socialista y, por otra, el individualismo congénito a las formas de propiedad no socialistas, pues esta unión -en un determinado grado- puede ser letal para el proyecto socialista.

Elevar el nivel de vida, el bienestar de todos, es decisivo, pero no basta. La contrapartida esencial es transformar, cultivar lo mejor del hombre, como enseñara Martí, crear día a día el hombre nuevo propugnado por el Che Guevara y Fidel Castro, para que lo colectivo, lo social, lo solidario y la ética humanista y socialista primen sobre el empecinado egoísmo e individualismo presente, sin excepción, en todas las formas de propiedad. Es decir, que se tenga, ante todo, «visión de país» por encima de cualquier otro interés, como de manera aleccionadora convoca permanentemente el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Es el único camino objetivo para vencer la contradicción entre esos intereses contrapuestos.

CONSIDERACIONES FINALES

Fue imprescindible e inobjetable el resurgimiento y la ampliación de diversas formas de propiedad privada, tanto la individual como la pequeñoburguesa -aunque así no se le denomine-, la cooperativa en el sector no agropecuario, aún con más deberes que haberes, y el crecimiento de la propiedad mixta. Las causas son objetivas. El aún insuficiente nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, el bajo grado de socialización de la producción, las enormes diferencias entre las ramas de la economía y las graves deformaciones estructurales pendientes impiden que la forma estatal de la propiedad social impere en todas las ramas económicas.

Esa heterogeneidad genera contradicciones económicas, sociales, políticas e ideológicas, tanto en lo interno de cada forma de propiedad como entre ellas. Al respecto, tratar de atajar el despliegue de las relaciones pequeñoburguesas, intentando coartar la «concentración de la propiedad y la riqueza», es válido como principio diferenciador, pero no es el único peligro, ya que este radica, sobre todo, en las tendencias individualistas que erosionan y corrompen también la propiedad estatal y, con ello, el futuro del país. La solución a esa amenaza es ideológica, política y económica. Solo una mujer y un hombre diferentes, nuevos podrán salvar al socialismo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Siembra de agua, la apuesta de una finca cubana para su sostenibilidad

Varias de las 15 provincias cubanas muestran insuficientes registros de precipitaciones, pese a encontrarse en pleno periodo lluvioso.





La siembra de agua incluye la construcción de zanjas y diques de poca altura que retardan la velocidad con la cual la lluvia se escurre en el terreno, estimula su infiltración (siembra) en el subsuelo y se canaliza hacia depósitos para después recuperarla. La técnica permite disponer de abundante agua durante todo el año al productor José Antonio Casimiro, en su Finca del Medio, en Siguaney, en el municipio de Taguasco, en el centro de Cuba.

Foto: Cortesía Finca del Medio/IPS

La Habana, 17 jun.- El agricultor cubano José Antonio Casimiro halló en la ancestral técnica de la siembra de agua una oportunidad para satisfacer en su finca las necesidades del recurso y mitigar los efectos cada vez más visibles del cambio climático.

Desde hace 28 años, Casimiro y su familia aplican un manejo sostenible en las 10 hectáreas pertenecientes a Finca del Medio, ubicada aproximadamente en el centro de la alargada isla de Cuba, con poco más de 1200 kilómetros entre sus extremos occidental y oriental.

En 1993, cuando Casimiro y su esposa, Mileidy Rodríguez, decidieron asentarse definitivamente con sus hijos en la hacienda familiar de los abuelos paternos, el lugar se encontraba en estado de deterioro, en un terreno agreste, con suelos muy erosionados ni cercas perimetrales.

Con el auxilio de herramientas surgidas de la inventiva popular, y no menos voluntad, el núcleo familiar actualmente logra autoabastecerse de arroz, frijoles, distintos tipos de tubérculos, hortalizas, leche, huevos, miel, carne, pescado y más de 30 variedades de frutas que allí se obtienen.

“Hemos personalizado la técnica a nuestra forma y posibilidades. Colocamos la mayor cantidad de barreras posibles al agua para retenerla y que corra lo menos posible en la superficie, que penetre en los lugares que estimamos más convenientes”: José Antonio Casimiro.

Las nuevas generaciones de la familia Casimiro-Rodríguez también se han integrado a la producción de alimentos y han logrado convertir a la finca en un referente relacionado con la agroecología, la permacultura, así como por las acciones de educación y socialización de buenas prácticas agrícolas y medioambientales.

Antes del estallido de la pandemia de covid-19, la granja familiar era visitada por turistas como parte de recorridos guiados en los cuales podían interactuar con los cultivos y los animales, bañarse en el embalse, degustar comidas orgánicas y aprender sobre las dinámicas en una explotación y residencia campestre.

Una de las técnicas aplicadas ha sido la llamada siembra de agua, empleada desde hace cientos de años en comunidades del sur de España y los Andes sudamericanos, con el fin de reducir el escurrimiento de las lluvias hacia ríos y mares, y preservar una parte para actividades humanas, agrícolas y ganaderas.

“Hemos personalizado la técnica a nuestra forma y posibilidades. Colocamos la mayor cantidad de barreras posibles al agua para retenerla y que corra lo menos posible en la superficie, que penetre en los lugares que estimamos más convenientes”, explicó Casimiro a IPS vía WhatsApp desde la Finca del Medio, en el poblado de Siguaney, en el municipio de Taguasco, en la provincia de Sancti Spíritus, a unos 350 kilómetros al este de La Habana.

La estrategia incluye la construcción de zanjas y diques de poca altura que retardan la velocidad con la cual el agua se escurre en el terreno, estimula su infiltración (siembra) en el subsuelo y se canaliza hacia depósitos para después recuperarla.

De acuerdo con Casimiro, en semanas recientes “cayeron unos 200 milímetros de lluvia y todavía el agua no ha salido de la finca. Tenemos un pequeño embalse con una capacidad de 54 000 metros cúbicos de agua y barreras de contención que acumulan otros miles de metros cúbicos y se infiltran lentamente”.

Aseguró que el caudal subterráneo no solo beneficia a su hacienda.

“Un campesino en una finca aledaña no ha tenido que volver a acarrear agua de zonas distantes desde que comenzamos a aplicar esta técnica. Su pozo es fértil todo el año”, detalló.


Una mujer acciona una bomba artesanal para extraer agua para las tareas domésticas en la comunidad de Unidad Básica de Producción Martha Abreu, en la central provincia de Cienfuegos. El pronóstico del aumento de los periodos secos en Cuba, por la crisis climática, exhorta a estimular iniciativas para un mayor acopio del caudal de las lluvias, así como incentivar el ahorro y reutilización del agua.

En la Finca del Medio una parte de la lluvia es colectada para uso doméstico, lavado y limpieza, fundamentalmente. Con el uso de sistemas de bombeo alimentados por paneles solares, sistemas eólicos y arietes hidráulicos el líquido se transporta desde el reservorio hasta las zonas más altas.

“Tenemos más de 100 000 litros de agua en tanques, estanques y otros lugares para llevarla luego por gravedad”, complementó el agricultor.

Casimiro opina que sería muy factible estimular iniciativas para un mayor acopio de las precipitaciones, así como incentivar su ahorro y reutilización.

Convivir con la crisis climática

No se trata de un asunto menor para este país asentado en la mayor isla del Caribe, cuya forma alargada y estrecha determina la presencia de ríos cortos y de escaso caudal dependientes de las lluvias, más abundantes en la estación húmeda, de mayo a octubre, y durante el paso de ciclones tropicales.

De 2014 a 2017 el país enfrentó la mayor sequía de los últimos 115 años, que afectó a 70 por ciento de su territorio.

Con precipitaciones medias anuales de 1330 milímetros, diversos estudios pronostican que el clima de Cuba tenderá a menos precipitaciones, mayores temperaturas y sequías más intensas, y que para 2100 la disponibilidad de agua podría reducirse en más de 35 por ciento.

“La sequía es hoy uno de los extremos climáticos al que nos enfrentamos y tiene una complejidad importante. Requiere de ciencia, seguimiento, innovación y perspectivas de evaluación”, afirmó en abril de 2020 la ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Elba Rosa Pérez, durante una comparecencia televisiva.

Varias de las 15 provincias cubanas muestran insuficientes registros de precipitaciones, pese a encontrarse en pleno periodo lluvioso.

De diciembre a abril solo cayó 54 por ciento de la precipitación histórica, lo que califica como un periodo “severamente seco”, explicó el 13 de mayo en la televisión Antonio Rodríguez, presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.

Con alrededor de 25 por ciento de su capacidad de llenado, las represas en situación más crítica se observan en la capital y principal núcleo urbano, donde residen 2,2 millones de los 11,2 millones de habitantes del país, ilustró el directivo.


Vista de una turbina empleada en el bombeo de agua potable en el poblado de Cauto Cristo, en la oriental provincia de Granma. En los últimos años Cuba impulsa inversiones para ampliar y modernizar la infraestructura hidráulica, con destaque para más de una decena de trasvases, obras ingenieras consideradas estratégicas para derivar el agua a grandes distancias y sustentar planes de desarrollo agrícola.

“La lluvia debiera aprovecharse más. Es un agua muy buena para lavar, fregar, limpiar. Recuerdo que en mi niñez muchas casas tenían canaletas en los tejados para recoger la lluvia, depositarla en aljibes y usarla luego. Eso se ha perdido”, señaló a IPS Asunción Batista, una veterana residente en la ciudad de Holguín, a 685 kilómetros al este de La Habana.

El reto de aprovechar mejor el agua

La isla tiene una capacidad de almacenamiento de más de 9000 millones de metros cúbicos, distribuidas en más de 240 embalses que junto a una red de plantas de tratamiento garantizan el acceso a agua potable a más de 95 por ciento de la población, y abastecen industrias y el riego agrícola.

En los últimos años, y con respaldado de fondos de la colaboración internacional, el gobierno ha buscado ampliar y modernizar la infraestructura hidráulica.

Sobresalen más de una decena de trasvases, estratégicas obras ingenieras para controlar posibles inundaciones y derivar el agua a grandes distancias, a fin de sustentar producciones agropecuarias, además de suministrarla a comunidades y polos turísticos.

No obstante, todavía 42 por ciento del agua bombeada se pierde por fugas y roturas en las envejecidas conductoras, así como en las redes intradomiciliarias, muestran datos oficiales.

“Una política agraria que estimule e incentive la siembra de agua por parte de los productores, pudiera resultar algo positivo para el país y las familias en zonas rurales y semirurales”, argumentó Casimiro.

Enfatizó que “los campesinos son conscientes de las afectaciones del cambio climático, pero el costo de lo que hay que hacer para prepararse muchas veces no está a su alcance. El nivel cultural también falta”, completó el agricultor.

Una estrategia que aporte algunos insumos e incentive una cultura de recolección de las lluvias, así como un uso más racional, pudiera incrementar la disponibilidad del líquido en zonas donde el acceso al agua pudiera verse afectado en un futuro no muy lejano.

El gobierno cubano ha focalizado en el ámbito local uno de los ejes fundamentales de su Plan de desarrollo hasta 2030, mientras considera la producción de alimentos un asunto de seguridad nacional.

Desde 2017 la Ley No.124 de las Aguas Terrestres pauta la gestión integrada y sostenible del recurso.

Además, el país también se comprometió con el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por Naciones Unidas en 2015, el sexto de los cuales proyecta el acceso a agua limpia y saneamiento para toda la población para 2030.