El pasado 19 de junio, científicos cubanos revelaron que la eficacia de Soberana 02, en dos dosis, es de 62%. Dos días más tarde, el mundo conoció que el candidato vacunal Abdala muestra un 92.28% en su esquema único de tres dosis.
Para explicar los resultados de eficacia obtenidos en los ensayos clínicos, líderes de los proyectos científicos de esas dos vacunas cubanas contra la COVID-19 comparecen este jueves en la Mesa Redonda, en la que también se informa sobre la marcha de la intervención sanitaria en el país.
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Cuba tiene una larga experiencia en la investigación, diseño y fabricación de vacunas
Al iniciarse la Mesa Redonda, el vicepresidente de BioCubaFarma, Dr. C. Eulogio Pimentel Vázquez, señaló que cuando Cuba apostó por el desarrollo de candidatos vacunales, fue un paso dado sobre la larga experiencia del país en la investigación, diseño y fabricación de vacunas.
Tras mencionar hitos de esa trayectoria como la contra la meningitis tipo B, única de su tipo en aquel momento; la vacuna contra el Haemophilus influenzae tipo B, la primera por síntesis química en el mundo, y la vacuna contra la hepatitis B, recordó que la población cubana comenzó a ser inmunizada contra esas enfermedades desde 1991.
“Esto es otra cosa que es única de Cuba. Tener centros de investigación que generen fármacos y vacunas, así como un sistema de salud con prácticamente un 100% de cobertura, al tiempo que r”.
Recordó que más de cuatro millones de cubanos han sido inmunizados a lo largo de todos estos años con la vacuna contra el virus de la hepatitis B, y que desde el 2000 no se detecta el virus circulando en niños menores de cinco años, y en menores de 15 años desde el 2007.
“Tener una vacuna buena, eficaz, no necesariamente representa efectividad, porque para que sea efectiva tiene que demostrarse en la práctica real médica, en la vida real. Esa demostración, con un sistema de salud como el nuestro, hace que se potencie, y que se acorte la diferencia que hay entre la eficacia y la efectividad”.
El vicepresidente de BioCubaFarma enfatizó que la industria cubana fabrica estas vacunas bajo los estándares de las buenas prácticas de fabricación internacionales.
“En Europa, para producir un fármaco se necesitan 900 surtidos diferentes, y se dice que esos 900 surtidos provienen de 300 proveedores diferentes, de 30 países. La complejidad logística de esta industria es extremadamente alta. Y eso es allá, en Europa, donde uno toma el teléfono y al otro día puede tener lo que necesita.
“Esa complejidad, trasladada a una isla, empieza a multiplicar las dificultades. Pero si a eso le añadimos la variable más cruel, la asfixia desde todas las dimensiones, incluida la financiera, que impone el bloqueo, esto ratifica cuán complejo es para un país como Cuba desarrollar una industria como esta.
“Por eso, no hay modelación matemática que explique el milagro de tener en Cuba hoy cinco candidatos vacunales, y dos de ellos con demostrada eficacia”, afirmó, y se refirió al “día a día de nuestras empresas, qué porcentaje de su tiempo dedican los directivos a gestionar la logística”.
En ese sentido, explicó que todo eso es consecuencia del bloqueo, que no solo incrementa los costos en un 30-50%, sino que también alarga los ciclos de aprovisionamiento.
“Lo que normalmente tarda una semana, en Cuba puede tomar seis meses. Existen surtidos que nos son negados por ser estadounidenses, o porque tienen un 10% de componentes procedentes de Estados Unidos.
“Incluso con recursos financieros, nos bloquean las rutas para pagarles a los proveedores. Y ni hablar de los clientes. Cada transacción hacia o desde Cuba es un viacrucis, por el bloqueo”, dijo.
A pesar de ello −aseguró−, “nuestras instalaciones producen con buenos estándares de fabricación”.
En estos momentos, ocurren inspecciones de la agencia reguladora cubana (Cecmed) a esas instalaciones, “lo cual da confianza a la población de que no salga una dosis de estas vacunas o un fármaco que no cumpla con los estándares necesarios en términos de calidad y seguridad para el uso en la población”.
Cuba ya llegó al 24% de su población inmunizada al menos con una dosis
Desde diciembre −continuó Pimentel−, va creciendo el porcentaje de personas en el mundo que han sido vacunadas contra la COVID-19. Según datos ofrecidos por un portal de la Universidad de Oxford, que es referente, a nivel internacional hasta el 21 de junio un promedio de 22.05 de cada 100 habitantes han recibido, al menos, una dosis.
“En Cuba, que empezó recientemente este proceso de intervención sanitaria, un promedio de 20.11 de cada 100 habitantes han recibido al menos una dosis”, precisó.
Igualmente, Cuba ya llegó al 24% de su población inmunizada al menos con una dosis. En la intervención sanitaria hay 4 522 171 cubanos inmunizados: 2 156 303 con una dosis; 1 597 528 con dos dosis, y 768 340 con la tercera dosis. Más de 5.1 millones de dosis han sido aplicadas hasta el momento a lo largo de los ensayos clínicos, el estudio de intervención y la intervención sanitaria..
Continuando con el análisis del portal digital de Oxford, al referirse al porcentaje de personas que se vacunan en un día por cada 100 habitantes, apuntó que Cuba encabeza en estos momentos esa cifra en el mundo. “Esto refleja esa combinación entre la industria, los centros de investigación y el sistema de salud”.
¿Qué entender como eficacia vacunal?
Pimentel explicó que la OMS define la “eficacia vacunal” como el porcentaje de reducción de la incidencia de la enfermedad en los sujetos vacunados respecto al grupo que no se vacuna, el grupo placebo, “o sea, cuán eficaz se es respecto a un placebo.
“La eficacia ocurre bajo los estándares y la supervisión de las buenas prácticas clínicas que exigen los ensayos clínicos”, en un ambiente más controlado.
Entretanto, la “efectividad vacunal” es eso, pero en la práctica médica habitual, con todos los ciudadanos, lo cual significa que no existe supervisión del promotor del producto o de los investigadores principales del ensayo. “Mientras menos personas se logre inmunizar en una población , menos se ve la efectividad”, aclaró.
Recordó que “inmunizarse no significa generar la total protección contra la infección del virus, eso lo hemos repetido; por tanto, hay que seguir con las medidas que ha establecido nuestro sistema de salud”.
Además, “si una persona se inmuniza y no completa el esquema de inmunización (en el caso de nuestros candidatos, con tres dosis), está dejando una brecha para la entrada y la propagación del virus”.
Por eso −recalcó−, se insiste en dos mensajes a la población: protegerse y cumplir el protocolo de tres dosis.
¿Cómo se calcula la eficacia?
¿Cómo se calcula la eficacia? El vicepresidente de BioCubaFarma señaló que se dice que “la eficacia es uno menos el riesgo de enfermarse cuando te vacunan entre el riesgo de enfermarse cuando no te vacunan”. (Matemáticamente, se traduce de la siguiente forma: EV=1 − Riesgo Relativo = 1 − Riesgo en la persona vacunda ÷ Riesgo en la persona no vacunada)
Como ejemplo, se refirió a la vacuna de Johnson & Johnson, que tenía 19 691 voluntarios que pertenecían al grupo placebo, de los cuales 193 desarrollaron la enfermedad. “Eso da que hay un 0.98% de probabilidad o de riesgo de enfermarse perteneciendo al grupo placebo”.
Con este propio candidato vacunal, pero en los vacunados, había 19 630 voluntarios, de los cuales se enfermaron 66. “¿Qué dice esto? Que el riesgo de contraer la enfermedad, una vez vacunado, fue de 0.33%”:
“La relación entre 0.33% y 0.98%, al multiplicarla por 100, da que esta vacuna tuvo una eficacia del 66%, lo cual no quiere decir que de cada 100 personas, 44 enfermarán y 66 no enfermarán, sino que, si están vacunados, hay un 66% de probabilidad de no enfermarse”, precisó Pimentel.
La dimensión del 92.28% de eficacia de Abdala
La directora del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y miembro del Buró Político, Dra. Marta Ayala Ávila, dijo que han sido 13 meses de trabajo muy intensos.
“El pasado lunes fue un día grandioso cuando dimos la noticia sobre Abdala. En el teatro del CIGB esperaban la visita del presidente Miguel Díaz-Canel y también la noticia. Invocando a Martí, quisiera decir que ‘honrar, honra’; represento aquí a todos los colectivos de trabajadores que han estado detrás de esta actividad”, comentó.
“Es necesario remitirnos al oriente del país. En La Habana se desarrolla la investigación, desde la idea hasta el desarrollo tecnológico, preclínico, clínico y productivo, con los laboratorios del CIGB y de Aica terminando la vacuna, pero en Santiago de Cuba acogieron con beneplácito que los convocáramos a realizar los estudios clínicos fase I, fase II y fase III.
Era la primera vez que Cuba emprendía dos estudios clínicos fase III a la vez y de estas dimensiones, como ha sucedido con estos dos candidatos vacunales (Soberana 02 y Abdala). “En las provincias orientales fue un reto, además, por la lejanía geográfica. Tenemos compañeros que llevan siete meses en Santiago de Cuba, todos en función de esta prioridad”.
Ensayos clínicos cubanos avanzaron en medio de las nuevas cepas
Ayala agradeció la acogida que tuvo Abdala en las provincias orientales y también a las autoridades de salud y los investigadores. “En la zona oriental hicimos ensayos clínicos a doble ciega, aleatorizados y controlados con placebo. El primer estudio clínico comenzó el 7 de diciembre del 2020. En siete meses, hemos completado estudios fase I, fase II y el fase III de 48 000 voluntarios”, destacó.
“Cuando diseñamos los estudios clínicos, la incidencia en Cuba, incluso en la región oriental, no era tan alta. De hecho, fueron incorporados Bayamo y Guantánamo, porque eran municipios que empezaban a tener un incremento de la incidencia. Pensando, también, en términos de cuánto podría lograr un estudio clínico de esta magnitud, porque, desafortunadamente, en un lugar donde hay mayor incidencia se pueden acumular los casos de covid sintomáticos más rápidamente y se puede tener un resultado más rápido.
“Este estudio lo iniciamos en un contexto en que estaba circulando en Cuba y en el mundo la cepa D614G, y después, cuando finalizó la etapa de vacunación en mayo, ya sabíamos también que por la movilidad, tanto en La Habana como en la región oriental estaban circulando otras cepas, fundamentalmente la Beta, aislada por primera vez en Sudáfrica, y la Alfa.
“Las mismas condiciones del incremento de la incidencia y de la transmisibilidad en esta región, fundamentalmente en la provincia de Santiago de Cuba, precipitaron de alguna manera la acumulación de los casos de covid sintomáticos, y podemos inferir que estos datos de eficacia que hemos obtenido han sido sometidos al reto de la circulación de estas cepas”.
En este punto, los ensayos clínicos cubanos tienen la característica de que avanzaron en medio de las nuevas cepas, a diferencia de los ensayos que se realizaron antes y que dieron lugar a otras vacunas aprobadas a nivel internacional.