Por Dr. Julio Carranza
El análisis de la actual situación de la economía cubana, las sanciones a las que está sometida y las alternativas existentes, supone la consideración permanente de diferentes temas específicos como parte de la reforma integral que debe ser completada, cuestión a la que nos hemos referido sistemáticamente.
Entre esos temas, las restricciones para el acceso a remesas del exterior es uno de los que se debe tener en análisis y revaluación continua, de manera proactiva, es por esta razón que reproduzco aquí lo que a manera de propuesta me ha hecho llegar un amigo economista con experiencia en el tema. Se refiere a la necesidad de diversificar las formas de recepción de estos flujos financieros, que tendrían un impacto positivo para paliar el actual estrangulamiento del sector externo de la economía nacional. Estoy de acuerdo con su propuesta y considero útil que sea evaluada por los que actualmente tienen la responsabilidad de tomar decisiones en estos temas de alta complejidad e importancia.
La búsqueda de alternativas innovadoras y audaces, para superar el efecto de las sanciones económicas que como parte de una permanente agresión se le hace al país, debe ser un componente central de la política nacional, la dilación de respuestas ya sería un arranque erróneo que no se debería permitir.
A continuación el texto que ponemos a disposición del debate actual sobre la economía:
CANALIZACIÓN DE LAS REMESAS POR NUEVAS VÍAS
Es cierto que Cuba ha sido sometida durante más de 60 años a un cruel, criminal, ilegal y punitivo bloqueo económico-financiero, que ha dañado al país en todas las esferas de la vida nacional y constituye, indubitablemente, un obstáculo enorme para su desarrollo, reproducción y estabilidad económico-social. Su propósito es ir agotando y erosionando las reservas materiales, culturales, espirituales y humanas de la nación, tal como proyectó en 1960 en infame Memorándum el Subsecretario de Estado de EEUU, Lester Mallory.
El cúmulo de los daños y afectaciones del bloqueo; la pandemia y su expansión hasta ahora difícil de controlar; la crisis económica; la escasez de productos y servicios; las colas interminables; restricciones y discriminaciones inexplicables; la demora en aplicar los cambios aprobados al modelo económico contenidos en los Lineamientos y la Conceptualización; las dificultades en la aplicación de la Tarea Ordenamiento y algunos efectos negativos de esta; la torpeza de algunas autoridades en el manejo de estas problemáticas; errores comunicacionales en el establecimiento y ampliación de las tiendas en MLC y los apagones sin límites son razones que provocan el descontento actual en amplios sectores de la población y detonante de los disturbios del 11-07, con independencia de la intervención, promoción y estimulación jugada por factores externos.
Estamos ante una situación compleja, crítica y de amenaza al proyecto político de la Revolución.
Como parte de las agresiones contra Cuba, la administración Trump estableció la medida de prohibir a las entidades remesadoras y financieras norteamericanas, hacer operaciones con las entidades FINCIMEX y AIS acusadas de estar vinculadas al Grupo GAE S.A., del MINFAR e identificadas por el Departamento de Estado de EEUU como ligadas a “los militares”, argumento utilizado para justificar ante la opinión publica la adopción de esas medidas punitivas. A partir de entonces, la entrada de remesas a Cuba ha sido exigua y con muchísimas dificultades creadas por esas disposiciones.
Uno de los reclamos más escuchados de la población cubana en el país y fuera de Cuba, es que se haga algo y con urgencia para volver a hacer llegar las remesas a las cuentas de las instituciones bancarias cubanas y, a su vez, de los destinatarios finales de esos ingresos.
La solución no es quedarse con los brazos cruzados a esperar a que la administración Biden elimine las disposiciones del Presidente Trump, quitando a FINCIMEX y AIS de la lista de entidades restrictivas. La cuenta es sencilla. Si después de más de 6 meses en la Presidencia, el Presidente Biden no ha hecho nada al respecto y en ese lapso, además, han aumentado las tensiones entre ambos países, es muy improbable que en el corto tiempo se eliminen esas medidas contra los cubanos.
En la actualidad, el sistema de captación de remesas de FINCIMEX y AIS se encuentra inhabilitado para EEUU, el primer polo emisor, y muy limitado para el resto del mundo. Por esa razón, al ser apremiante la necesidad de ingresar divisas, urge crear otras vías para hacer llegar esos flujos financieros al país y al pueblo cubano.
Existe hoy en Cuba otro sistema bien estructurado, con mucha experiencia y profesionalidad, respaldado legalmente por la Resolución correspondiente para realizar este tipo de actividad, que no se está utilizando.
Ese sistema es el que está integrado por el Banco Central de Cuba, sus entidades y los bancos comerciales establecidos en el país. Si se empleara esa estructura, el Gobierno de EEUU no tendría el argumento que ha esgrimido para tomar estas medidas financieras contra Cuba, a lo que se añade el hecho de que, internacionalmente, los sistemas de envío y captación de remesas generalmente pertenecen a la industria financiera y bancaria. Claro que podría recurrir a algún argumento nuevo, pero perdería la iniciativa y le comprometería tiempo.
Este sistema pudiera coexistir con el actual y ello permitiría que el país, cuyo crecimiento del PIB es en la actualidad negativo, tuviese ingresos aproximados a los 2,000 millones de USD anuales, inferiores lógicamente a los niveles anteriores a la pandemia, pero muy superiores a los actuales.
Dichos ingresos, sin lugar a dudas, mejorarían la economía general del país y podrían utilizarse entre otros destinos para el abastecimiento a las tiendas en MLC -lo cual generaría más divisas- y a las otras en CUP, disminuyendo con ello las irritantes colas que han sido motivo de descontento y fuente de contagio de COVID, al tiempo de reducir el aumento de la relación cambiaria, actuar contra la tendencia inflacionaria, etc.
La intención deliberada de estas acciones imperialistas contra el sistema cubano de captación de remesas es castigar a Cuba y cerrar una de sus importantes vías de ingresos que van directo al bolsillo del cubano y lo han conseguido. Ante esa y otras agresiones, Cuba soberanamente y como un acto de legítima defensa, siempre tiene la posibilidad y capacidad de transformar su organización empresarial de remesas cuantas veces sea necesario y, al hacerlo, no cede en ninguno de sus principios. Se ha hecho con anterioridad y hay experiencia en ello. Siempre es preferible crear con agilidad y flexibilidad objetivos diversos y móviles que son más difícil de batir.
En general, contar con un solo sistema monopólico no es bueno. Lo lógico es que existan la competencia y alternativas múltiples, más cuando se tiene enfrente un régimen hegemónico empeñado en dañar la economía para someter al país.
El establecimiento de uno o más canales de captación de remesas no implica en absoluto una pérdida del control económico-fiscal para el Estado cubano, ni de soberanía económica, ni compromete la seguridad nacional. Al contrario, se fortalecen.
Otros canales nuevos además permitirían la entrada de nuevos socios financieros, bancos con los cuales trabajar, captando nuevas y actuales tecnologías y know how financiero y posibilitando la realización de nuevos proyectos en esa esfera.
La situación no admite más demoras.