Es una mañana fresca de invierno. Aunque el cielo está despejado, no son pocos los nubarrones que oscurecen el techo de las exportaciones en el sector agropecuario. A las afueras del Ministerio de las Comunicaciones comienzan a llegar los productores del occidente del país.
Un grupo de matanceros, del municipio de Jagüey Grande, aguarda con impaciencia el comienzo del encuentro con Jorge Luis Tapia Fonseca, viceprimer ministro encargado de orquestar las medidas aprobadas para estimular la producción agropecuaria. Los rostros de los visitantes denotan contrariedad.
Después de sumarme a los pioneros en llegar, alguien dice en tono lapidario: “el problema es que hay mucho papeleo y, al final, quien pierde es el campesino”. Los otros asienten con la cabeza. La charla se anima con otros cuentos de horror y misterio.
Luego de un tiempo de espera, prolongado por la tardanza de las autoridades, indican pasar al teatro. Las rojas butacas siguen marcadas para asegurar la separación entre los asistentes. La invisible pandemia merodea, ataviada con su corona. Otro virus, igual de peligroso, está a punto de ser develado por estos hombres de oratoria directa. Los campesinos tienen ese don. A la hora de hablar, no apelan a subterfugios.
Todos escuchan atentamente la presentación de la directora de Comercialización del Ministerio de la Agricultura (Minag), Yisel González Marrero. Y sí, algunas de sus preocupaciones son enunciadas allí. Pero no es suficiente. Lo más esencial sigue oculto. Desde los altos pisos institucionales no siempre se mantienen los pies en la tierra.
Por eso, en lenguaje llano, Osmany Cordero, presidente de la Cooperativa de Crédito y Servicios del municipio de Artemisa, denuncia que perdió 10 toneladas de aguacate, destinadas a la exportación. Aunque otras entidades participan en la cadena exportadora, fue el campesino quien tuvo que pagar los “platos rotos”.
Cuando el pinareño Onay Martínez cuenta que, por el alto costo de los envases en Cuba, “es más fácil –y competitivo– traer mermelada de mango de Tailandia para comercializarla en moneda libremente convertible, que producirla en Los Palacios”; un murmullo se apodera del teatro.
Muchos productores en Mayabeque quisieran exportar, pero “se asustan cuando les explico la cantidad de papeles y trámites que deben hacer”, revela Lázaro Fundora. Este campesino ya ha realizado unas cuantas ventas al exterior, pero en cierta ocasión le viraron para atrás la carga por un “desliz” fitosanitario.
Del papeleo con los créditos comenta Máximo Martínez, productor del municipio de Güines: “Además de ser un proceso engorroso, el banco te pide garantías. Sin embargo, ¿cómo voy a depositar medio millón de pesos para que me preste un millón? Si tuviera ese dinero, por supuesto no pedía prestado”.
Después de cada intervención, Tapia Fonseca coge la batuta en la mano –también de manera abierta–, cuestiona a las entidades implicadas: Frutas Selectas, AeroVaradero, Cítricos Caribe, Sanidad Vegetal, Banco Central de Cuba (BCC). Los directivos y funcionarios llegan ante el micrófono para intentar esclarecer. La tensión palpita en cada rostro.
Carmen Arias, de AeroVaradero, no responde convincentemente a los productores. Tampoco Juan Carlos Rodríguez, de Frutas Selectas, da en el clavo. Gilberto Díaz, director de Sanidad Vegetal, evade con explicaciones técnicas. Nelson Martínez, del BCC, trae muchos papeles consigo…
Al final, las explicaciones vuelven a perderse en la “curvita de las justificaciones”. El viceprimer ministro va cercando desvaríos y deja las cuentas claras: “La gestión de los cuadros es deficiente”.
Tanto los directivos y especialistas de las empresas, como del sistema bancario, participantes en la cadena exportadora del sector agropecuario, están compelidos a “bajar” hasta los campesinos, llegar a sus fincas y tocarles las puertas. Escuchar insatisfacciones, propuestas. Esclarecer dudas.
Eliminar la burocracia en los procedimientos, simplificar al mínimo los trámites, y buscar alternativas como una ventanilla única municipal, no deben quedar en terreno baldío. Aunque el director de Sanidad Vegetal asegura que eso está a “punto de caramelo”.
Urge superar el limbo jurídico en la contratación. Cada cual es responsable del eslabón que le toca y demanda al incumplidor. Apremia revisar las regulaciones aprobadas –y cambiar lo que sea necesario cambiar– para las entidades estatales autorizadas a prestar el servicio de comercio exterior.
El campesino está para producir y no debe seguir cargando sobre sus espaldas la ineficiencia de los demás, como sucede en la actualidad.
La economía nacional, si aspira a salir a flote, no puede darse el lujo de que productos importados sean más baratos que los manufacturados en la campiña. A las fichas de costo de las empresas mayoristas y minoristas del patio debemos pasarlas por un escáner 3D, y de última generación, sin desdorar el buen sabor de la mermelada tailandesa.
Comentario HHC: No sé de qué manera se pueden perder 10 ton de aguacate en estos momentos. Peor aún, ¿cómo importar mermelada de Tailandia sea mas barato que exportar la nuestra? Los cargos indirectos deben ser muy altos, deberían exponer las fichas de costo nuestras.
Una de las ventajas competitivas de los ex - socialistas y hasta de China, para la inversión extranjera, eran y son los salarios bajos imperantes en los paises de proyección socialista, es una constante, porque el presupuesto no alcanza para salud, educación, prestaciones sociales etc gratuitas o de muy bajo costo para el 100 % de la población, ese es el eterno reto que tenemos, poder costear todo esto.
EEUU trasladó muchas empresas para China por los bajos costos salariales que tenían, en comparación con los de EEUU que son una partida de costo relevante. La mano de obra barata paradojicamente es un " estímulo" para la inversión extranjera. En Cuba con las agencias empleadoras años atras 1 CUP en salario, para la parte extranjera tenía que desembolsar 1 USD, y en la práctica los inversionistas extranjeros debían " comprar" para pagar los salarios cada CUP de las nóminas, después se cambiaron a una tasa de 2 x1 y hasta 10 x 1, lo que era redituable igualmente para nosotros, sin contar que muchos salarios se equiparaban al de los países extranjeros, cuando había un contrato de adminsitración por ejemplo.
Pero en el nivel de salario de las productoras en la economía nacional es relativamente bajo en relación a otras economías del mundo, y la tarea de ordenamiento pretendía y debe seguir pretendiendo, estimular la exportación ante la importación, asi que el problema es más grave, porque si con los mecanismos de estimulos y los " bajos" costos salariales relativos, no podemos exportar competitivamente, algo esta mal. Hay que por tanto profundizar en el análisis económico primero,para saber ¿ donde está el verdadero problema ?
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