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domingo, 16 de enero de 2022

Inflación ¿minorista?. Comentario HHC




El costo de la vida sube otra vez Foto: Ricardo López Hevia / Granma.

Las bases de la economía política establecen que todo valor está en última instancia creado por el trabajo realizado por los seres humanos. Y también, que el valor tiene diversas formas. El valor de cambio, por ejemplo, depende mucho de ese abarcador gestor social que es el mercado.

La forma más práctica que se ha inventado para intercambiar valores es usando una mercancía que, conceptualmente, solo sirve para eso. No tiene que tener valor intrínseco, solo de cambio. En idioma español esa mercancía especial se llama "dinero". Por eso puede ser lo mismo un pedazo de oro, que un número en una base de datos de un banco, que una cifra asociada con una operación lógico matemática, como es el caso de las llamadas criptomonedas. Lo que importa es que sirva para evaluar y tenga una capacidad de cambio irrestricta. Y algo muy importante: tiene que ser reconocida por todos los que la usen.

La llamada inflación ocurre cuando el valor numérico monetario disponible aumenta con respecto a la disponibilidad de bienes a realizar con ese valor. La mercancía de cambio llamada dinero se ajusta automáticamente a las ofertas disponibles y su capacidad adquisitiva se reduce entonces proporcionalmente. Ocurre una devaluación inflacionaria. Por ejemplo, el dólar americano se ha devaluado más de 20 veces. En la década de los 50 del pasado siglo un popular refresco carbonatado se adquiría con $ 0.05 y medio siglo después el mismo costaba $ 1.00.

Por vez primera en dos o tres generaciones y gracias a las medidas económicas que están avanzando ahora, los cubanos estamos dándonos cuenta de que estamos frente a un proceso inflacionario. En verdad, este es un fenómeno en el que hemos estado viviendo casi siempre desde hace tiempo, pero en forma de escasez. El dinero no se había devaluado nunca antes oficialmente y los precios se habían considerado más o menos inamovibles e iguales en todas partes en un mercado dominado casi totalmente por el estado. O sea, el efecto inflacionario es el mismo de no poder obtener lo que se necesita cuando se necesita, pero el dinero estaba disponible y conservaba un valor teórico. Es una “inflación contenida” y su traducción más visible es una “cola” para adquirir los productos cuyo precio se han mantenido invariables frente al crecimiento del dinero disponible para adquirirlo.

Nuestra oferta en el sector estatal suele estar determinada por precios que pueden ser independientes de la disponibilidad, pues se "forman" o construyen. Esto se hace para las mercancías y servicios a partir de los costos y otros factores. Entran así en un "balance" teórico que los contrapone con la generación de un dinero atado a esa misma oferta, cuando se hace bien.

Este es un proceso que requiere de dedicación y sabiduría, también de buena política, por los encargados de hacerlo, supervisarlo, aprobarlo y ponerlo en práctica. Con mayor o menor éxito funcionó mientras formábamos parte de un sistema económico de alcance internacional que permitía un efecto tampón, como dicen los químicos, para los desbalances. Sin embargo, al dejar de existir ese sistema con la autodestrucción del socialismo europeo, nuestra Revolución cambió radicalmente su gestión monetaria en 1993 introduciendo una moneda extranjera que imponía ella misma el límite de tener que obtenerla de fuentes no controlables. Su valor de cambio no se podía generar desde nuestras oficinas. Eso permitió que la economía cubana comenzara a reflotar a partir de 1994 tras una de las peores crisis de nuestra historia.

La disponibilidad de dinero en manos de las organizaciones y las personas se vio entonces inmediatamente autorregulada. Nuestra moneda, apreciada o no, es la verdad que mide y regula la creación de valor por los cubanos. Cuando se crearon las CADECAS, el cambio ilegal imperante entonces de 1 dólar por hasta 160 pesos, se redujo a unos 20 y llegó en un momento a 8 pesos en un mercado que se hizo legal y abierto, para el bien de toda la sociedad. La inflación de entonces, que se expresó inevitablemente en el mercado informal, se hizo ordenada.

Ahora el escenario es parecido, pero con nuevas características. El bloqueo de los EEUU que ya en los años 90 pensábamos que era abarcador, es mucho peor. Su crueldad y extensión se ha llevado a límites increíbles por sus promotores. Además, los medios contemporáneos de control de los flujos de valor mundiales son también mucho más eficientes gracias a la globalización digital y les permiten llevar las sanciones a nuestros negocios con todos los demás países del mundo, haciéndolo prácticamente total.

El funcionamiento de cualquier sistema tiene que ser coherente y completo. Si una pieza clave falta, puede ser decisiva e impedir su cometido. Por ejemplo: un automóvil nuevo es un primoroso sistema para movernos a donde deseemos. Pero si no se adquieren las ruedas, no realizará tal función como sistema, por nuevo y perfecto que sea. Algo así nos ocurre con el sistema de la reforma monetaria y cambiaria, que fue cuidadosamente elaborado durante mucho tiempo. Ha quedado solo en manos del mercado informal el cambio “flotante” del dinero cubano con las divisas extranjeras. Fijamos un cambio de 1 dólar por 25 pesos y no ha variado en el año transcurrido. También limitamos su acceso al sector público manteniendo una moneda virtual controlada centralmente que es el llamado “certificado de liquidez” o “CL”. Quedamos imposibilitados así de una mejor evaluación real y conducible de la gestión económica al ser difícil saber cuál es el verdadero valor de cambio de nuestro dinero en un momento dado. Podría considerarse incluso que esto ha quedado en manos de un sistema privado de cambio ilegal especulativo. Y ahora es muy importante si tenemos en cuenta que la economía no estatal podría llegar a cerca del 40 % de la producción de valor en el mercado interno del país.

Se ha descrito la actual inflación como solo "minorista". Esta concepción puede mover a preocupación, pues es el mercado "minorista" el que decide la creación de valor de los cubanos. Es en ese escenario donde en última instancia estamos todos. Si se confina artificialmente la inflación al “sistema minorista”, estamos de hecho estableciendo que las cuentas que gobiernan la macroeconomía del país están alienadas en las oficinas donde se generan, y no en la amplia base donde se gestionan en última instancia los bienes y servicios de todos. La inflación afecta a la sociedad cubana en su totalidad, pues no hay dinero “minorista”, ni “mayorista”. El peso cubano debe ser uno solo.

Afortunadamente, la existencia de una única moneda nacional ahora permite darnos cuenta de esas deformaciones. Solo falta que nos desprendemos de dogmas inventados por los que generaron un sistema socioeconómico que fracasó en otras tierras. Debemos fortalecer un socialismo próspero y sostenible, con un peso cubano protagónico, y basado en las realidades para poder saber que hay que cambiar, si debe ser cambiado, y que no se pierdan y si progresen las humanas metas de la Revolución.

Comentario HHC: Ahora la frase de Fidel en el concepto de revolución se " usa" para todo lo que no quieren llamar las cosas por su nombre y eso no es correcto. Lo revolucionario es esto último, lo otro es no ir al fondo del asunto como quería el Comandante en Jefe. 

Hay más de 5 tasas cambiarias en la práctica para el cubano de a pie para sobrevivir en el día a día entre el oficial y el mercado negro, cuando el CUP debe tener su paridad con el resto de las monedas de manera objetiva,  y que esta refleje la realidad de la economía y se establezca la verdadera paridad del mismo. En mi criterio es peor no hacerlo, y es voluntarismo,  porque el mercado negro actúa gústenos o no si no actuamos, como se demostró en el llamado periodo especial, y en estos momentos, quitándole el estimulo a trabajar en el sector estatal de la economía, el determinante. 

Había que hacer al menos una ( o las dos) de estas cosas esenciales antes del ordenamiento monetario, realizar las reformas de la empresa estatal y de los actores privados para estimular la economía, o crear un fondo de maniobra en usd para cubrir los desbalances que necesariamente se iban a producir. Y no se hizo ninguna de las dos.  A fuerza de ser honesto, pensaba que si se tenia un fondo de maniobra, tiempo de crearlo lo tuvimos. 

En la práctica de otros países que han sufrido este problema, han optado por el Fondo. Esto se discutió varias veces, y la Dra Vilma Hidalgo de los Santos lo expuso de manera implícita en varios artículos, pero incluso en un panel internacional en que participó, a raíz de la apertura de Obama, con otros economistas europeos y latinoamericanos  que se llamó : "CAF. Perspectivas sobre Cuba después del acercamiento", de manera categórica se llego a la conclusión apuntada anteriormente de la necesidad de un Fondo. 

Ahora estamos dando "contracandela" para corregir las desviaciones, del salario real con la inflación, el déficit fiscal ,la escasez de productos, las empresas con pérdidas, etc. Pero esto lleva otro análisis. 


1 comentario:

  1. Sin duda la tarea es grande, a todos los problemas que mencionaste hay que agregarle la pandemia y las repercuciones que tenga la subida de intereses por parte de la fed.

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