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martes, 25 de enero de 2022

La urgencia del sentido de la urgencia

Listar urgencias es muy fácil, ponerse en los zapatos de los que tienen que lidiar con ellas nos acercaría a entender cuán difícil es la tarea de ocuparse de su resolución.




Quizás el más urgente de todos los sentidos y acaso también el más importante, el sentido de la urgencia, muchas veces parece tener prohibida la entrada en ciertos espacios institucionales en Cuba.

Es algo paradójico, porque hemos vivido desde hace mucho impulsados y compulsados por la urgencias, y también porque constantemente desde los mas altos niveles de dirección del país se exponen razones que demuestran cuán urgentes son, de hecho, nuestras urgencias.

Algunas de ellas tienen, además, un peso estratégico en el presente y en el futuro.
  • Asumir y administrar adecuadamente los costos del ajuste estructural que requiere nuestra economía.
  • Aprender a vivir —no a sobrevivir— con el bloqueo, y no a pesar del bloqueo.
  • Renegociar cuanto antes al menos la parte de la deuda externa que corresponde a la deuda comercial.
  • Atraer inversión extranjera directa y lograr que los atraídos concreten negocios con el sector empresarial, con todos, ya sean estatales o no.
  • Facilitar que nuestras empresas y empresarios, todos, tanto aquellos que son estatales como aquellos otros que no lo son, puedan actuar como tales.
  • Hacer que la agricultura y la producción de alimentos dejen de ser uno de los mayores lastres en el propósito de ser algún día un país próspero.
Pero es cierto que listar esas urgencias es muy fácil, ponerse en los zapatos de los que tienen que lidiar con ellas nos acercaría a entender cuán difícil es la tarea de ocuparse de su resolución.

El ajuste…

Cuba enfrenta una crisis estructural desde hace ya varios años. El proceso de ajuste que se denominó “Ordenamiento Monetario” intentó solucionarlo pero, un año después de implementado, hay hechos que prueban que no lo ha logrado, al menos si asumimos esa vieja idea del marxismo de que “la práctica es el criterio de la verdad”. De nada vale ya seguir argumentando en contra o a favor, sosteniendo que estuvo mal diseñado, inoportunamente aplicado y mal conducido, o todo lo contrario. Enfrascarse en ese debate no solucionará las nuevas realidades que aquel programa ha generado, y que han sido agravadas por la pandemia. Hoy la situación es otra y bien distinta. La urgencia no es actualizar o “reordenar el ordenamiento”, lo que es verdaderamente urgente es comprender que no es posible resolver estas nuevas realidades con un instrumento concebido para otras condiciones y otras circunstancias.

El bloqueo…

Quizás alguien considere que blasfemo, pero el gran beneficio de la administración Biden, de su continuidad con la política de Trump hacia Cuba, ha sido demostrarnos una vez más que debemos encontrar adentro todas las fortalezas que durante años hemos dejado de aprovechar, que debemos sumar a todos en ese empeño, que si no nos arreglamos adentro le estamos sirviendo el mejor de los platos, —barato y bueno—, a esta o cualquier otra de esas administraciones por venir. Sostengo que no desconozco la importancia y el impacto positivo que tendrían para nuestra economía y nuestros ciudadanos que la administración estadounidense diera un vuelco de 180 grados en el rumbo que lleva hoy, pero también he sostenido y seguiré sosteniendo que nuestro desarrollo depende de nosotros mismos, incluso en aquel caso de que ocurra ese cambio. Pero no hay garantías de que cambie y menos aun de que sostenga ese cambio; mucho menos de que una nueva administración, —probablemente republicana—, renuncie a continuar la política de Trump. La urgencia de disminuir esa dependencia casi enfermiza ahora es mayor y sin dudas más difícil de solucionar.

La deuda…

La deuda externa hoy es probablemente el mayor punto de estrangulamiento de la economía cubana. La deuda comercial, esa que se adquiere cuando no pagamos a los proveedores, es la que más nos afecta, primero porque limita la capacidad de importación de la cual dependemos para casi todo, segundo porque se traduce en una mala imagen país —con una calificación de riesgo muy alta, de las más altas, de hecho— tercero porque consecuentemente dispara los intereses que se pagan y eleva los costos financieros de cualquier operación comercial y todo ello combinado enciende las alarmas de posibles inversionistas. Renegociar la deuda, dar señales de que es posible concretar la voluntad política de hacerlo es de esas urgencias que no se deberían posponer más. Hay opciones para renegociar sin entramparnos en pedir préstamos para pagar deuda, que es la peor de todas las alternativas.

La Inversión Extranjera Directa (IED)…

Reconocer que Cuba necesita flujos financieros para alcanzar sus metas de desarrollo debería tener como corolario, una política de atracción de inversión extranjera mas coherente con esa verdad y también mayores facilidades a los inversionistas extranjeros para concretar esos negocios. Se ha identificado un gran grupo de obstáculos. Hay nuevas realidades. Hoy, tanto los Proyectos de Desarrollo Local como las mipymes están legalmente habilitados para establecer ese tipo de negocios. La emigración cubana también se muestra interesada en ello, y existen además pequeñas y medianas empresas extranjeras interesadas en establecerse en Cuba bajo esas modalidades. Cuba cambió, su estructura de propiedad está cambiando, mas de 1.600 mipymes existen hoy y probablemente existirán mas de 3.000 en unos meses, ¿acaso no se necesita una nueva ley de inversión extranjera? ¿Acaso no es necesario una mirada nueva a los procedimientos y a las facilidades para establecer un negocio de este tipo en Cuba? ¿No es esta otra de las “urgencias urgentes”?

Empresas…

Empresas y empresarios, todos, —estatales o no—, requieren de un mejor “ambiente de negocios”. Que se han tomado ya decenas de medidas para facilitar que las empresas estatales puedan mejorar su desempeño es real, ya casi cuesta trabajo saber cuántas. Que se ha “permitido” y se exhorta a que se establezcan cada vez más relaciones entre las empresas estatales y el sector no estatal, también es verdad. Que se han dado mayores facilidades para el desempeño del sector no estatal, es innegable. Que aún el tiempo transcurrido es relativamente corto, también lo es. Sin embargo, pareciera que todas las medidas aun resultan insuficientes si atendemos a que más de 600 empresas estatales están en pérdidas. Se ha invertido años hablando de la necesaria autonomía de la empresa estatal socialista, está argumentada en los documentos programáticos, pero no ha sido posible concretarla adecuadamente. Esa es, sin dudas, otra de las urgencias.

La agricultura…

De la agricultura y la producción de alimentos se ha escrito casi demasiado. Es probablemente el sector sobre el que más medidas se tomó en la década pasada, probablemente más de cincuenta medidas de política económica a las que habría que sumar estas últimas 63 medidas del 2021, o sea, completan un total de entre 100 y 120 medidas de diferentes tipo, magnitud y profundidad al respecto. Pero se hizo público que alrededor del 67% de las cooperativas están en “mal estado”, a lo que habría que sumar aquellas empresas agrícolas que pertenecen a las que están “en pérdidas”. No se puede aspirar a que las personas se sientan prósperas sin un sistema alimentario que garantice productos adecuados a precios accesibles. Esta es de esas urgencias perennes, nunca resuelta.

Sin dudas se ha hecho por solucionar estas urgencias, y parece existir una relación de proporcionalidad creciente y positiva entre la demora y la agudización de las urgencias. Pensar que la expectativa del “cubano promedio” es seguir haciendo colas gigantes para los próximos tres años, o intentando tener algún saldo en una cuenta en MLC, o hacerlos/las más dependientes de su familia emigrada no creo que sean las menos costosas de las opciones, en términos sociales y políticos.

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