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jueves, 10 de marzo de 2022

Guerra en Ucrania, otro tropiezo para la recuperación económica en Cuba

Las sanciones contra Moscú pudieran impactar, entre varios aspectos, en los planes para recibir este año en Cuba al menos 2,5 millones de visitantes foráneos.



Personas caminan por un céntrico bulevar en el municipio de Centro Habana, el 8 de marzo de 2022. Al no exigir visa a los cubanos, Rusia era hasta ahora un destino muy popular para el llamado turismo de compras, mediante el cual ciudadanos cubanos adquieren mercancías para satisfacer necesidades familiares o revenderlas en el mercado informal.

Foto: Jorge Luis Baños/IPS

La Habana, 10 mar.- Las sanciones internacionales contra Rusia por su invasión a Ucrania y la guerra desatada en el país europeo pudieran ralentizar la recuperación económica poscovid de Cuba, con probables impactos en los sectores estatal y privado, además del mercado informal gracias al que subsisten numerosas familias.

La escalada del conflicto mantiene la tendencia alcista de los precios en el mercado petrolero, así como en el de minerales, fertilizantes, trigo y otros alimentos.

Tal escenario agrega tensiones para una economía altamente importadora como la de este país insular caribeño de 11,2 millones de habitantes, que compra en el exterior de 60 % a 70 % de los alimentos que consume.

Con muy bajas producciones en los últimos años de azúcar, cítricos, café y cacao, entre otros, la isla dispone de una escasa cartera de productos de exportación para equilibrar las erogaciones adicionales.

A nivel global, Cuba se ubica entre los 10 principales productores de níquel, que constituye su principal rubro exportable, y tercero en cuanto a los ingresos que aporta, por detrás de los servicios profesionales y el turismo.

Rusia es responsable de 10 % de la producción mundial de níquel, indispensable para la fabricación de acero inoxidable y baterías de autos eléctricos.

Temores por la posible falta de suministros llevaron a que el martes 8 el mineral se valorara hasta en 100 000 dólares por tonelada en la Bolsa de Metales de Londres, lo cual motivó el cierre de las cotizaciones.

Sin embargo, los niveles productivos del níquel cubano vienen en declive desde el cierre en 2012 de una de las plantas procesadoras –permanecen dos-, daños por huracanes y obsolescencia tecnológica.

De las más de 70 000 toneladas anuales que se promediaron durante la década de 2000-2010, la producción apenas sobrepasó las 30 000 toneladas en 2020.

El 4 de marzo, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el presidente de la empresa canadiense Sherritt International, Leon Binedell, dialogaron en La Habana “sobre las potencialidades (para) profundizar la participación de esta compañía en el desarrollo económico de Cuba, sobre todo en actividades como la minería, la prospección petrolera y la generación de energía”, indicó un comunicado oficial.

La compañía canadiense junto con la cubana Cubaníquel SA gestionan desde hace 27 años la empresa mixta Moa Nickel SA Comandante Pedro Sotto Alba, la principal productora en el país de sínter (mezcla compacta de polvos metálicos) y sulfuros de níquel junto con el cobalto asociado, extraídos de los yacimientos en Moa, en la provincia de Holguín, en el este del país.

Las sanciones contra Moscú pudieran impactar asimismo en los planes para recibir este año al menos 2,5 millones de visitantes foráneos.

En 2021 Rusia se convirtió en el primer emisor de turistas a Cuba, con 41 % de los 573 944 viajeros internacionales recibidos, y desplazó a Canadá que durante años había ocupado esa plaza.

Naciones europeas, Estados Unidos y Canadá cerraron sus espacios aéreos al tránsito de aeronaves rusas, ante lo cual Aeroflot y otras compañías suspendieron los vuelos hacia el continente americano, mientras unos 5500 turistas aguardan en la isla por vuelos de evacuación que los retornen a la nación euroasiática.

Antes de desatarse el conflicto, Cuba estimó para 2022 un crecimiento de 4 % del producto interno bruto (PIB).


Un mecánico repara un viejo camión, en Cerro, un municipio de La Habana. Según expertos, la suspensión de vuelos desde Moscú impactará negativamente en el suministro de equipamiento y materiales para el transporte en Cuba.

Otros impactos

Pero, “las sanciones contra Moscú se van a sentir también en el suministro informal de equipamiento y materiales para el transporte privado”, estimó en diálogo con IPS el consultor en temas de negocios y emprendimiento Ángel Marcelo Rodríguez.

El sociólogo y economista recordó que una parte significativa de los transportistas no estatales mantienen la vitalidad de sus vehículos con partes y piezas provenientes de aquel país.

Además de los vehículos clásicos de fabricación estadounidense de las décadas de los 40 y 50 del siglo pasado, conocidos popularmente como “almendrones”, por las carreteras de la isla circulan gran cantidad de automóviles fabricados durante la extinta Unión Soviética, como antiguos modelos de la marca Lada.

Cifras oficiales indican que aproximadamente 27 % del total de pasajeros en la capital cubana se desplazan gracias a los transportistas autónomos, catalogados por el gobierno como claves para aliviar el déficit crónico de transporte público en esta urbe de 2,2 millones de habitantes.

“Otro aspecto donde habrá algún impacto es en el mercado informal de medicamentos”, agregó Rodríguez.

Rusia no exige visado a los nacionales de Cuba y junto con naciones como Panamá, Haití y Nicaragua, resulta un destino muy popular para el llamado turismo de compras, mediante el cual ciudadanos cubanos adquieren mercancías –incluidas partes y piezas de vehículos- para satisfacer necesidades familiares o revender en la isla.

La crisis estructural de la economía cubana, agravada por el impacto de la pandemia de covid y el fortalecimiento del embargo estadounidense vigente desde 1962, tiene entre varios efectos un desabastecimiento de alimentos, medicinas y otros bienes de consumo, ante dificultades financieras para su producción o importación por parte de la centralizada economía nacional.

El gobierno autorizó en julio de 2021 la importación de alimentos, aseo y medicamentos sin carácter comercial y libre del pago de aranceles, como parte del equipaje acompañante de los pasajeros, medida vigente hasta el 30 de junio.

“La suspensión de los vuelos a Rusia son una mala noticia. Los productos que allí compraba ayudaban a mejorar la calidad de vida de mis dos hijos y mi familia”, dijo Gillian Suárez, residente en la ciudad de Moa, a 815 kilómetros al este de La Habana.

Suárez, exingeniera eléctrica de 35 años, explicó a IPS vía telefónica que en enero trajo de Moscú “algunos electrodomésticos, ropas, zapatos, al igual que medicamentos y jeringuillas para mi padre, que es diabético y debe inyectarse insulina. Sé de personas que traen medicinas, pues como aquí no hay, las pagan bien, aunque yo no las vendo”.


Un grupo de turistas realiza un recorrido por el Parque Central de La Habana, el 8 de marzo de 2022. Aeroflot y otras aerolíneas rusas cancelaron sus viajes a Cuba ante el cierre de los espacios aéreos en naciones occidentales. Ello impactará en la llegada de turistas a la isla desde el país euroasiático, el de mayor procedencia en 2021.

Oportunidades

Analistas consultados por IPS consideran que el actual escenario de crisis resulta una oportunidad para políticas que ayuden a transformaciones más profundas del modelo de desarrollo económico de Cuba, y mayores posibilidades para la inversión extranjera en un nuevo contexto geopolítico.

“Para el sector privado la oportunidad puede estar en encontrar nuevos espacios donde acceder a fuentes de suministros, si bien se trata de algo difícil”, analizó Rodríguez.

En su opinión, un escenario halagüeño podría abrirse con un reinicio del proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

“Integrantes del sector privado cubano podrían viajar a la nación vecina para acceder a determinados bienes y servicios y su posterior importación de manera personal, o a través de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), y eso traerá aparejado un desarrollo del comercio”, complementó.

Durante el deshielo entre diciembre de 2014 y enero de 2017, varios de los acuerdos entre los gobiernos de los expresidentes Raúl Castro (2008-2018) y Barack Obama (2009-2017) contribuyeron al florecimiento del sector privado en la isla gracias a la llegada de cruceros, vuelos comerciales directos y un clima de distención.

El embargo mantiene bloqueado el acceso de bienes y servicios de Cuba a la principal economía del planeta, distante a solo 167 kilómetros de sus costas.

Dicho factor reduce el crecimiento del PIB cubano y perjudica en especial el consumo y las dinámicas de las familias, así como las de las ventas y el empleo del sector privado, subrayó el investigador Pavel Vidal sobre el impacto económico de las sanciones estadounidenses en el periodo 1994-2020.

El análisis de Vidal se publicó el 7 de febrero por el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, con sede en España.

Washington anunció el 3 de marzo que reiniciará de forma paulatina los servicios consulares y la entrega de visados en La Habana, tras su paralización casi total desde 2017 debido a los incidentes de salud reportados por diplomáticos estadounidenses.

No obstante, los visados de reunificación familiar –únicos por el momento-, se tramitarán “tan pronto como sea posible”, pero sin “un cronograma definitivo”, explicó el lunes 7 durante una conferencia de prensa Emily Mendrala, subsecretaria adjunta de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado.

ED: EG

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