Muchas
veces se nos revela como algo sorprendente, raro o curioso, al escudriñar los
procesos históricos de los conglomerados
humanos que forman, en nuestra contemporaneidad, los países, naciones e
imperios,
Entre
ellos, hay muchos ejemplos curiosos, notables e interesantes que pudiéramos
examinar si no fuera porque haría exageradamente extenso este documento.
Pero
considero que, en el caso nuestro, no hay ejemplo más contradictorio,
antiético, desagradable y malsano, el que se hace llamar Estados Unidos de
América, como si en nuestra América no hubiese otro Estados Unidos (México).
No
pretendo obsesionarme con lo que todos
en este planeta dominamos, sin mucho esfuerzo lúcido, sobre la enfermiza
obstinación de ese gigante desmesurado; pero los signos semióticos que en estos
momentos están brotando de sus putrefactas entrañas, tienen que alertarnos de
que sus próximas fechorías las van a perfilar sin mucho miramiento, porque
conocen, por sus décadas de experimentarlo, de que Cuba prefiere batallar hasta
las últimas consecuencias, que rendirse cobardemente ante ese espantajo.
Como
proclamó el héroe por las luchas independentistas de Cuba, General Antonio
Maceo: “Quién intente apropiarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado
en sangre, si no perece en la lucha”.
Así
las cosas, al actual taimado emperador le quedan solamente dos años para darle
paso al que lo sustituirá en el año 2024, ya que estamos seguros que a nadie se
le ocurrirá que tal caballero vuelva a postularse; y si, por cualquier locura,
como nos tienen acostumbrados, deciden hacerlo, no será reelegido ni para
sheriff de un condado.
Por
otro lado, últimamente estamos recibiendo noticias, NO MUY AGRADABLES, del
mayor de los trogloditas que han pasado por la Casa Blanca, Donald Trump.
En
primer lugar, muchos comentan: ¿Por qué no se procesó a Donald Trump sobre el
intento de Golpe de Estado que instigó el 6 de enero de 2021? ¿Por qué el Dpto. de Justicia de la administración
de Joe Biden no lo acusa y procesa? Así
son las cosas en la democracia de la nación más poderosa del mundo.
Pero
bien, ajustándonos a lo que parece se pretende para el futuro cercano de Trump,
hemos leído detenidamente el discurso que pronunció un martes muy reciente, que
es una joya a la desvergüenza, al regresar por primera vez a Washington, un año
después del ataque al Capitolio, y primera vez en un acto público en la ciudad,
566 días después de su último mitin.
Pero
cuidado, si se analiza bien, una buena parte de los ciudadanos en ese
extravagante y estrambótico país, se emocionan, se estremecen ante algunos de
sus veleidosos y frívolos recursos, cuando exclama:
“Este
país se va al infierno rápidamente”. “Soy la persona más perseguida de la
historia de los Estados Unidos.” ”Soy una víctima del sistema y por una prensa
que ya no es libre ni justa.”
Además,
Trump ha dejado caer de nuevo que piensa presentarse a presidente en las
próximas elecciones del 2024.
Cientos
de activistas y cargos republicanos llegados de todo los Estados Unidos, se
citaron en los dos días de charlas y debates de la América First, en un
ambiente festivo.
Por
el salón de un céntrico hotel de lujo, pasaron: senadores, fiscales generales,
gobernadores, legisladores estatales o viejas glorias del Partido Conservador
llegados de todo el país, para participar en un encuentro que espera asentar las bases de las políticas del
Partido Republicano a largo plazo, más allá de las próximas elecciones de noviembre,
e incluso más allá de las presidenciales de 2024.
“Estamos aquí para acuñar el sello, fijar el
eje que aseguren la libertad en este país, no por dos o cuatro años, sino x 100
años”, exclamó Trump en la apertura del Foro.
Esta
retórica exposición del prosaico ex-emperador se puede comparar sin mucho
recoveco, a lo repetido por su Asesor en las elecciones en que fue electo
presidente en 2016, Steve Bannon, Jefe de la Casa Blanca, aliado clave de Trump y figura influyente de
la derecha de Estados Unidos, que como se conoce, dirige el movimiento de
ultra-derecha THE MOVEMENT.
Al
referirse a Joe Biden, expresó: “Un completo fracaso fruto de políticas de la
“izquierda radical”.
Resumiendo:
Tomando
en cuenta todos estos hechos, pienso que no resulta muy difícil presagiar,
aunque parezca increíble, una trasmutación de los elementos básicos que dominan
al llamado “stablishment”, de las élites en esa sociedad, que se pudiera
parangonar a un nuevo Golpe de Estado, o
algo parecido, ya que se nota fácilmente una dispersión peligrosa en sus
elementos básicos; y además, muy importante: el fracaso contundente de la
actual administración de Joe Biden y sus acólitos.
Como
termina siempre sus excelentes documentos nuestro amigo y compañero Jorge Gómez
Barata, “allá nos veremos”.
La
Habana, 4 de agosto de 2022.
JSAF
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