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martes, 16 de agosto de 2022

La última lucha de Lenin revisitada. ( Sobre el Monopolio del Comercio exterior ). Comentario HHC

Por La Tizza,29/09/2021

«Lenin en Smolny», V. Daukshis (1905–1984)

Una de las tareas pendientes que nos queda en La Tizza, se encuentra en el acercamiento crítico a las dinámicas entre narrativa(s) y realidad(es) de una idea que se ha escrito como absoluto en piedra en los últimos años: la polarización del discurso. Esta sentencia, tiende a invisibilizar un grupo de problemas que le son consustanciales: ¿por qué la autorreferencialidad, sea de «izquierdas», «derechas», o de adscripciones a determinados «ismos» va ocupando un lugar central? ¿Será que dicha autorreferencialidad identitaria reproduce el grito liberal abstracto que pone también el «yo soy», el individuo, por encima del colectivo? ¿Cómo se las arreglan quiénes representan, en apariencia, «los polos» para hablar de la misma forma, con las mismas palabras, con similares asideros de exclusión? ¿Cuánta ruptura hay, entre los adscriptos a los «ismos» más diversos, entre «originarios» y «herederos»?

En un intento, todavía débil, de saldar esta tarea, La Tizza recupera fragmentos del libro «La última lucha de Lenin. Discursos y escritos (1922–1923)» publicado en Cuba por la Editorial de Ciencias Sociales en 2011; en particular aquellos relativos a las discusiones sobre el monopolio estatal del comercio exterior.

En una carta del 12 de diciembre de 1922, Lenin, el principal líder de la Revolución de Octubre y del gobierno revolucionario que se estableció tras su triunfo, escribe a León Trotsky: «Escríbame lo más pronto posible si está de acuerdo; batallaré en el pleno por el monopolio. ¿Y usted?». Ello ocurre, como confirmación a esa relación y tensiones a veces olvidada entre los «documentos oficiales» y las prácticas, casi dos años después de aprobarse en el X Congreso del PC(b) (marzo de 1921) la Resolución sobre la unidad del Partido.

Si bien muchos de los textos escritos o dictados por Lenin en sus últimos dos años de vida han sido divulgados con amplitud, la recurrencia –a la altura del 2021– de criterios «ilustrados» y/o comentaristas en diferentes plataformas digitales que simplifican el escenario, complejidad, alianzas, manipulaciones y construcciones con respecto a los primeros años que siguieron a 1917 nos animaron a (re)publicar los fragmentos que ponemos a su disposición.

En los fragmentos que presentamos a partir de hoy, León Trotsky tiene un lugar central, en su condición de ser uno de los dos principales líderes de la Revolución. Para introducir estos textos, nos limitamos a señalar otras cuestiones problemáticas que consideramos de interés en el actual escenario.

  • El ataque en bloque a Trotsky, con el objetivo de legitimar a Stalin por contraposición, tiene los siguientes peligros: despachar de manera simple un proceso complejo que se caracterizó, al menos en sus cinco primeros años, por una democracia profunda al interior del Partido que lideró y hegemonizó el poder revolucionario; atacar los propios cimientos de la actuación de uno de los dirigentes principales de Octubre; y, como serpiente que se muerde la cola, desconocer al propio Lenin de los años posteriores a 1917.
  • Uno de los problemas de la herencia de los «ismos» y, en particular, de esa «herencia» puesta en función de batallas grupales entre «guardianes de la fe» lleva, en casos como este, a guillotinar a Trotsky, como si su lucha contra el estalinismo y la traición al proyecto bolchevique originario estuviera separada de la centralidad del enfrentamiento –internacional– al capitalismo y el imperialismo.
  • Asimismo, presentar al autor de La Revolución traicionada y de los materiales que conformaron En defensa del marxismo sólo en su práctica de resistencia contra el devenir de la URSS con Stalin puede situar como secundario el «pequeño detalle» de que León Trostky fue protagonista en «pensar», pero sobre todo en «hacer» la Revolución de 1917; y esa Revolución fue profundamente anticapitalista y antimperialista.

La defensa del monopolio estatal del comercio exterior (Selección)

Cartas cruzadas (I)

Los fragmentos fueron tomados de «La última lucha de Lenin. Discursos y escritos (1922–1923)». Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2011.

Carta a León Trotsky

Por V. I. Lenin

12 de diciembre de 1922

Camarada Trotsky,

Le envío una carta de Krestinsky.[1] Escríbame lo más pronto posible si está de acuerdo; batallaré en el pleno por el monopolio.

¿Y usted?

Suyo,

Lenin

Posdata: Lo mejor será que responda pronto.

Carta a Lenin

Por León Trotsky

12 de diciembre de 1922

Secreto

Al camarada Lenin

¡V. I.!

El mantenimiento y fortalecimiento del monopolio del comercio exterior es un asunto de absoluta necesidad.[2] Pero en este preciso instante, de hecho, los opositores del comercio exterior no están lanzando un ataque frontal contra él, sino que recurren a complejas maniobras de flanqueo. Por otro lado, sin lugar a dudas es necesario modificar y mejorar los métodos del comercio exterior.

Surge el peligro de que bajo la apariencia de perfeccionar los métodos de implementación del monopolio, pueden ser introducidas medidas que en esencia minen el monopolio.

El camarada Avaniésov me visitó hoy y me informó de las conclusiones básicas de su comisión. Hasta donde le entendí, quiere que el monopolio del comercio se ejecute no directamente por el Comisariado del Pueblo de Comercio Exterior, sino por unidades administrativas grandes (sindicatos, consorcios) bajo el control del comisariado. Krestinsky propone, evidentemente de acuerdo con Stomoniakov, que los grupos económicos más importantes (es decir, una vez más, obviamente los sindicatos y los consorcios y en parte los departamentos) tengan representación permanente en los puntos correspondientes y que estos representantes constituyan secciones dentro de las delegaciones comerciales. Este plan tiene algo en común con el de Avaniésov, con el que, sin embargo, tiene una diferencia fundamental; Krestinsky parte de la base que las delegaciones comerciales sean el órgano comercializador (que compre y venda) directo de la república. Las unidades económicas independientes realizan sus operaciones a través de las secciones de las representaciones comerciales, mientras que dichas secciones se organizan según los grupos económicos correspondientes. Sin embargo, Avaniésov propone desde un principio estas representaciones sindicadas como órganos comerciales fundamentales, reservándole a las representaciones comerciales las funciones de control.

Tal vez la evolución de ambos planes conduzca a lo mismo, pero por el momento posiblemente sea más seguro aceptar representaciones comerciales como base. Por otra parte, puede ser que yo no haya entendido a cabalidad el plan de la comisión de Avaniésov. Él prometió enviar mañana unas propuestas por escrito.

La cuestión más importante, no obstante, ha sido y sigue siendo la regulación de nuestro comercio de exportación de Rusia en relación con toda la labor económica en general. Es necesario que alguien sepa y decida qué se puede importar y qué no, qué es necesario exportar y reservar para nosotros mismos. Aquí no se necesitan regulaciones legislativas llanas, con nomenclaturas rígidas; sino regulaciones prácticas, flexibles y siempre ajustables a las necesidades de la economía tomadas en su conjunto. Evidentemente esto debería ser trabajo de la Comisión Estatal de Planificación, que permanece, a su vez, bajo el rubro de desarrollo de la industria estatal. Pero este es un tema específico sobre el que he escrito en más de una ocasión. La comisión de Avaniésov solo ha confirmado que aún no se ha realizado tal contabilidad de nuestras exportaciones e importaciones.

Trotsky

Carta a M. I. Frumkin y B. S. Stomoniakov

Por V. I. Lenin

12 de diciembre de 1922

Estrictamente secreto

A los camaradas Frumkin y Stomoniakov, copia para Trotsky.

En vista del agravamiento de mi enfermedad, me veo imposibilitado de asistir al pleno.[3] Me doy cuenta perfectamente de hasta qué punto he estado obrando torpemente, y en ocasiones peor que eso, con ustedes; pero en todo caso me es imposible intervenir con siquiera un mínimo de acierto.

Hoy recibí la carta del camarada Trotsky, que adjunto, con la que estoy de acuerdo en lo esencial, a excepción quizás de las últimas líneas sobre la Comisión Estatal de Planificación. Le escribiré a Trotsky sobre mi coincidencia con él y para pedirle que, teniendo en cuenta mi enfermedad, se encargue en el pleno de la defensa de mi posición.

Pienso que la defensa se debe dividir en tres partes:

Primera, una defensa del principio fundamental del monopolio del comercio exterior: el establecimiento total y definitivo (del monopolio).

Segunda, encargar a una comisión especial el examen detallado de aquellos planes prácticos para la realización de dicho monopolio que propone Avaniésov. Cuando menos la mitad de esta comisión deberán constituirla representantes del Comisariado de Comercio Exterior.

Tercera, la cuestión del trabajo de la Comisión Estatal de Planificación debe ser discutida independientemente. Al mismo tiempo, creo que con Trotsky no habrá diferencias si éste se limita a exigir que la labor de la Comisión Estatal de Planificación que permanece bajo el rubro de desarrollo de la industria estatal, responda en todas las áreas a la actividad del Comisariado del Pueblo de Comercio Exterior.

Espero poder escribirles nuevamente hoy o mañana y enviarles mi declaración que respecto de esta cuestión deseo dirigir al pleno del Comité Central. De todos modos, creo que el significado principal de este problema es tan fundamental que en caso que no logre obtener el acuerdo del pleno, estoy obligado a llevarlo ante el congreso. Pero antes de esto, se debe informar sobre el desacuerdo actual a la fracción del PCR al próximo Congreso de Soviets.

Lenin

Dictada a L. F. [Lidia Fotieva]

Carta a León Trotsky

Por V. I. Lenin

13 de diciembre de 1922

Copia a Frumkin y Stomoniakov

Camarada Trotsky,

He recibido sus comentarios sobre la carta de Krestinsky y los planes de Avaniésov.[4] Opino que usted y yo estamos de acuerdo en grado máximo, y creo que la cuestión de la Comisión Estatal de Planificación, tal como se plantea en este caso, excluye (o posterga) cualquier disputa acerca de si dicha Comisión Estatal de Planificación necesita tener derechos administrativos.

En todo caso le rogaría que en el próximo pleno se encargue de defender nuestro punto de vista común sobre la necesidad absoluta de mantener y consolidar el monopolio del comercio exterior. Ya que al respecto, el pleno anterior adoptó una resolución enteramente contraria al monopolio del comercio exterior, y puesto que no se puede ceder en este caso, creo, y lo digo en la carta a Frumkin y Stomoniakov, que si sufrimos una derrota en esta cuestión, deberemos someterla al congreso del Partido. HHC ( negritas nuestras ) Para ello será necesario exponer en breve nuestras diferencias ante el grupo partidista del próximo Congreso de Soviets. Escribiré esa exposición si no me falta tiempo, y me llenaría de gusto si usted hiciera lo mismo. La vacilación sobre este particular nos causa un daño inaudito, y los argumentos en contra se reducen enteramente a las acusaciones de imperfección del aparato.

Pero nuestro aparato se distingue por su imperfección en todas las partes, y renunciar al monopolio por ser imperfecto el aparato significaría tirar de la bañera al niño con el agua sucia.

Lenin

Notas

[1] Lenin, OC, t. 54, p. 365.

N. N. Krestinsky, representante plenipotenciario de la RSFSR ante Alemania, había escrito sobre las perspectivas para mejorar el comercio con Alemania y sobre la necesidad de mantener el monopolio estatal sobre el comercio exterior. Las cartas dirigidas a Trotsky incluidas en este capítulo fueron dadas a la publicidad por primera vez por Trotsky en su «Carta al Buró de la Historia del Partido» de 1927 (…) En la Unión Soviética aparecieron por primera vez en la quinta edición rusa de las obras de Lenin (Disponible también en https://docplayer.es/51012021-Lecciones-de-octubre-1-leon-trotsky.html).

[2] Cotejada contra el original ruso aparecido en Meijer, The Trotsky Papers [Los documentos de Trotsky], t. 2, pp. 778, 780.

[3] Traducida de Meijer, The Trotsky Papers [Los documentos de Trotsky] t. 2, pp. 774, 776. Incluida por Trotsky en su «Carta al Buró de la Historia del Partido» y publicada originalmente en 1928 en Trotsky, The Real Situation in Russia [La verdadera situación en Rusia]. La carta no se encuentra en las Obras Completas de Lenin. Una versión se encuentra disponible también en https://docplayer.es/51012021-Lecciones-de-octubre-1-leon-trotsky.html.

[4] Lenin, OC, t. 54, p. 366.

2da parte

V I Lenin

13 de diciembre de 1922.


Al camarada Stalin, para el pleno del Comité Central.

C

onsidero que lo más importante es analizar la carta del camarada Bujarin.[1] En el primer punto, él afirma que «ni Lenin ni Krasin dicen nada de las incalculables pérdi­das que sufre la economía del país por la ineficiencia del Comisariado del Pueblo de Comercio Exterior para el tra­bajo, ineficiencia que se deriva de los ‘principios’ sobre los que se organiza; no dicen ni una palabra de las pérdidas ocasionadas por el hecho que nosotros mismos no estamos en condiciones (y no lo estaremos durante mucho tiempo, por causas harto comprensibles) de movilizar el fondo mercantil de los campesinos y de emplearlo en el mercado mundial».

Esta afirmación es completamente errónea, ya que Krasin habla claramente en su segundo párrafo de la formación de sociedades mixtas que constituyen, primero, el modo de movi­lizar el fondo mercantil de los campesinos y, segundo, el de obtener, cuando menos, la mitad de las ganancias procedentes de esta movilización para nuestro erario. Por consiguiente, quien pasa por alto la esencia del problema es precisamente Bujarin, que no quiere ver que «la movilización del fondo mercantil de los campesinos» les va a llenar los bolsillos entera y exclusivamente a los nepmen. El problema estriba en si nuestro Comisariado del Pueblo de Comercio Exterior va a trabajar en provecho de los nepmen o de nuestro Estado proletario. Este es un problema tan cardinal que por él se puede y se debe luchar sin duda alguna en el congreso del partido.

El problema de la ineficiencia del CPCE, comparado con este problema primordial, básico y de princi­pio, viene a ser secundario, y dicha ineficiencia no es ni más ni menos que la de todos nuestros comisariados del pueblo, ineficiencia que depende de su estructura social general y cuya solución exigirá de nosotros largos años de ardua labor encaminada a elevar la instrucción y el nivel general.

El segundo punto de las tesis de Bujarin declara que «tales puntos como, por ejemplo, la quinta tesis de Krasin, son totalmente aplicables también a las concesiones en general». Esto es también una falta de lo más escandalosa a la verdad, porque la quinta tesis de Krasin afirma que «en el campo se introducirá artificiosamente el explotador más contumaz, el acaparador, el especulador, el agente del capital extranjero que trafica con el dólar, la libra esterlina y la corona sue­ca». Nada de eso deriva de las concesiones, en las cuales no solo se estipula el territorio, sino también se prevé un permiso especial para comerciar con artículos específicos y, además –esto es lo fundamental–, mantenemos en nuestras manos el comercio de tales o cuales artículos otorgados en concesión. Sin objetar una palabra contra los argumentos de Krasin de que no podremos mantener el libre comercio en el marco que fija la resolución del pleno del 6 de octubre, de que nos arrebata­rán el comercio por la fuerza de la presión, y no solo de los contrabandistas, sino también la de todo el campesinado, sin objetar nada a este argumento económico y de clase fundamental, Bujarin hace a Krasin acusaciones que asombran por lo infundadas.

En el tercer punto de su carta, Bujarin escribe: «el párrafo tres de Krasin». (Enumera por error fortuito el punto tres en lugar del cuatro). «Nuestra frontera se mantiene», y pregunta: «¿Qué significa esto? Esto significa en realidad que no hacemos nada. Exactamente igual que una tienda con un magnífico anuncio publicitario, pero con nada en los estantes (‘sistema Glavzapor’, o sea, ‘El mejor guardián)». Krasin dice con absoluta claridad que nuestra frontera se mantiene no tanto por la protección aduanera o de los guardafronteras como por la existencia del monopolio del comercio exterior. Bujarin no objeta ni puede objetar nada en contra de este hecho claro, real e indiscutible. La expresión «sistema Glavzapor» tiene el carácter de esas expresiones a las que Marx respondía en su tiempo con el término de librecambista vulgaris, porque eso no es más que una frase absolutamente vulgar de librecambista.

Luego en el punto cuarto, Bujarin acusa a Krasin de que aparentemente no ve que debemos ir hacia el perfecciona­miento de nuestra política aduanera, y a la vez me acusa a mí de que, según él, me equivoco al hablar de vigi­lantes para todo el país, cuando en realidad se trata solo de los puntos de importación y exportación. En este caso, las objeciones de Bujarin vuelven a asombrar por la ligereza y marran el tiro, pues Krasin no solo ve la necesidad de perfecciona­r nuestra política aduanera, no solo la reconoce a plenitud, sino que la señala con una exactitud que no admite ni sombra de duda. Esta mejora consiste, primero, en la adopción del sistema de mono­polio del comercio exterior y, segundo, en la formación del sistema de sociedades mixtas.

Bujarin no ve –este es su error más asombroso y, ade­más, uno puramente teórico– que ninguna política aduanera puede ser eficaz en la época del imperialismo donde son monstruosas las diferencias entre los países pobres y los increíblemente ricos. Bujarin alude varias veces a las barreras arancelarias, sin percatarse de que, en las condiciones mencionadas, cual­quiera de los países industriales ricos puede derribar total­mente esas barreras. Con ese objetivo, le basta con instituir una prima de exportación para alentar la exportación a Rusia de mercancías a las que les hemos impuesto una elevada cuota de importación. A todos los países industriales les sobra dinero para ello y, como consecuencia de medidas tales, cualquiera de ellos seguro que puede quebrantar nuestra industria nacional.

Por eso, todos los razonamientos de Bujarin sobre política aduanera significarían en la práctica la renuncia absoluta a proteger la industria rusa y el paso –encubierto con un velo sutilísimo– al sistema de librecambio. Tenemos que combatir eso con todas nuestras fuerzas e incluso en el congreso del partido, puesto que hoy, en la época del imperialismo, no se puede hablar de ninguna política aduanera seria, como no sea la del sistema de monopolio del comercio exterior.

La acusación de Bujarin contra Krasin en el quinto punto de que éste, al parecer no comprende la importancia del aumento de la circulación, la refuta contundentemente lo dicho por Krasin sobre las sociedades mixtas, ya que éstas no persiguen otro objetivo sino el de aumentar la circula­ción, conservando la protección real, y no ficticia, como ocurre con la protección arancelaria, de nuestra industria rusa.

Más adelante, en el punto seis, objetándome a mí, Bujarin da a entender que a él no le importa que el campesino concierte negocios sumamente ventajosos, y que la lucha no se librará entre el campesino y el poder soviético, sino entre éste y el exportador. Eso es, de nuevo, un error craso, porque el exportador, por ejemplo, con las diferencias de precios que yo he señalado (el lino cuesta en Rusia 4 rublos y medio, y en Inglaterra 14) movilizará en torno suyo de la manera más rápida, segura e indudable a todos los campesinos.

De hecho, Bujarin asume la defensa del especulador, del pequeño burgués y de la cúspide del campesinado contra el proletariado industrial que no está absolutamente en con­diciones de reconstruir su industria, de hacer de Rusia un país industrial, a menos que cuente con la protección, no de la política aduanera, sino sola y exclusivamente del monopolio de comercio exterior. En las condiciones de la Rusia actual, cualquier otro proteccio­nismo es totalmente ficticio, no es más que proteccionismo de papel, que en nada beneficia al proletariado. Por eso, desde el punto de vista del proleta­riado y de su industria, esta lucha tiene la mayor importan­cia, es una lucha de principio. El sistema de sociedades mixtas es el único que en realidad puede mejorar la deficiente administración del Comisariado del Pueblo de Comercio Ex­terior, ya que en este sistema trabajan juntos el comerciante extranjero y el mercader ruso. Si ni siquiera en estas condi­ciones sabemos iniciarnos un poco, instruirnos y aprender a fondo, podrá decirse que nuestro pueblo es un pueblo de tontos de remate.

Si seguimos hablando de la «protección aduanera», eso significará que cerraremos los ojos para no ver los peligros señalados por Krasin con plena claridad y que Bujarin no ha logrado refutar en ninguna de sus partes.

Añadiré que la apertura parcial de las fronteras acarrea gravísimos peligros monetarios porque, de hecho, iremos a parar a la situación de Alemania; acarrea gravísimos peli­gros relacionados con la penetración en Rusia, sin la menor posibilidad de control por nuestra parte, de la pequeña burguesía y de toda clase de agentes de los rusos en el extranjero.

El aprovechamiento de las sociedades mixtas para aprender de forma seria
y duradera constituye el único camino hacia el restablecimiento de nuestra industria.

Lenin

Notas

[1] Lenin, OC, t. 45, pp. 350–354. Bujarin había expresado su oposición al monopolio del comercio exterior en una carta al Comité Central, el 15 de octubre de 1922. Krasin, comisario del pueblo de comercio exterior, era uno de los principales aliados de Lenin en la defensa del monopolio.

Comentario HHC:  Como se observa, estas cartas fueron escritas hace 100 años.  En medio de una lucha interna del partido, y la coveniencia en esos momentos de garantizar el monopolio del comercio exterior para el joven estado soviético. Tomando a  Lenin como referente, estaba a favor del monopolio del comercio exterior ya que veia ,entre otros, el peligro,  cuando dice " por ejemplo, con las diferencias de precios que yo he señalado (el lino cuesta en Rusia 4 rublos y medio, y en Inglaterra 14) movilizará en torno suyo de la manera más rápida, segura e indudable a todos los campesinos" . Es decir veia un problema en la separación de los campesinos entorno a la revolución, y como consecuencia una desigualdad potencial acentuada. Notese además, que se interesaba más por la exportación y no tanto la importación, que tambien veia peligros.

Lenin, veia como una solución a las deficiencias ¿ del centralismo?: "El sistema de sociedades mixtas es el único que en realidad puede mejorar la deficiente administración del Comisariado del Pueblo de Comercio Ex­terior". 

La Cuba bloqueada por EEUU necesita de diversificación. EEUU puede perseguir a cientos de empresa estatales, pero no a cientos de miles que pueden  actuar si se liberara la importación con fines comerciales. El Estado no perdería el control, porque regularía lo que se puede y lo que no importar como primera medida. Como segunda, pudiera poner tasas aduanales impositivas a productos según los intereses del país.  Y tercera, via ONAT puede exigirse las declaraciones mensuales y el pago de impuestos correspondientes con fechas limites, a los exportadores y/o importadores privados, y veran si les conviene o no a cada quien, economicamente hablando. 

No se observa, que como condición sine qua non, el Socialismo signifique o necesite el monopolio absoluto del comercio exterior en el periodo de transito, incluso la propiedad social sobre los medios de producción fundamentales, sin una efectiva rendición de cuenta de los , administradores de facto, al pueblo ( los coopropietarios) no es tampoco socialismo, porque se necesita socializar la misma, y la viceministra primera pareciera que estaba, en el mejor de los casos regañando, en vez de aportar mas argumentos , de por qué no. 

La reforma de la empresa estatal socialista, también debe darse en el comercio exterior , debe garantizar el funcionamiento eficiente de lo que demanda el pais en lo fundamental, no la pequeña o mediana empresa, pero hay tantos nichos de mercado de necesidades  que el estado no abarca o no alcanza a cubrirlas al 100 % , que ahi es donde debe darse la oportunidad. 

Pero entiendo que es un tema a debatir, aunque hay dicho mucho en este sentido. Lo que más me preocupa, es que tenemos la tendencia a negar todo en un primer momento, y cuando la vida nos impone condiciones , muchas veces dificiles, entonces se da el paso, que negamos durante mucho tiempo, lo que no refleja aquello que decia Marti, que "gobernar esprever". 


2 comentarios:

  1. Humberto tiene mucha razón cuando señala que la funcionaria del MINCEX se expresaba como si estuviera regañando. Pero eso ha sido un estilo de funcionarios y cuadros desde el Sistema de Dirección y Planificación de Humberto Pérez, El Grupo Central, el Grupo de Perfeccionamiento Empresarial, la Comisión de Implementación, etc; así como de los cuadros de órganos globales y ministerios sectoriales. Sus características más generales son:
    .- Alto nivel de altanería y aire de superioridad
    .- Se creen los máximos y únicos representantes de la Revolución y de los intereses del pueblo cubano
    .- Se consideran los guardianes de la ideología, sustituyendo los argumentos y fundamentos objetivos en economía por frases y consignas generales a favor del marxismo leninismo (que apenas conocen) , la revolución y el socialismo
    .- Son los dueños del tiempo, dicen cuando hay que esperar, cuando es el momento y cuando es que hay que cambiar, por supuesto son otros los que deben cambiar de mentalidad
    .- Tienen la misteriosa facultad de negar o criticar en un momento lo que ellos mismos aprobaron y no dio resultado, pero se comportan como si ellos nada tuvieron que ver con las medidas iniciales, como si hubieran estado en una nave espacial y después hayan caído en paracaídas
    .- Cuando les conviene Cuba debe parecerse al mundo, cuando no les conviene, entonces Cuba tiene particularidades especiales, lo cual les permite ignorar lo que pasa en el mundo e inventar medidas, propuestas, actualizaciones, lineamientos
    .- El debate democrático para ellos, es que los participantes de una reunión solo digan los que ellos quieren oír, de lo contrario a la mínima contrariedad le descargaran al que interviene una secuencia de calificativos como: usted no tiene toda la información, esta traicionando los principios revolucionarios que estamos defendiendo; son propuestas académicas que no se adaptan a la realidad; deben tener confianza en los cuadros de la Revolución pues tenemos conocimiento de todo lo que pasa o puede pasar; no es el momento para analizar lo que estas proponiendo; todavía no tenemos la preparación requerida, etc

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  2. Miren Humberto y Jorgess:
    Yo, Ometeolt, Dios azteca del Tiempo y el Espacio los declaro herejes. Ni para sacrificio sirven.
    Súbditos Humberto y Jorgess, por todos esas desafiantes opiniones, recibirán como castigo confiar en mí.
    Qué se han creído Uds. so cubanos, so ningunos, so ciudadanos de a pie?
    Para pensar, estamos nosotros...

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