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jueves, 15 de septiembre de 2022

A propósito de una proyección estratégica para el azúcar en Cuba

La obtención de resultados que satisfagan las expectativas de la sociedad requiere no sólo de efectividad en los resultados macroeconómicos y el soporte insitucional. La dirección y gestión de los procesos para lograrlos, son también cruciales.



El azúcar fue por siglos un sector baluarte y orgullo de la nación.

Foto: Archivo IPS-Cuba

En días pasados se posteó, en un conocido blog especializado en economía cubana, la proyección estratégica del grupo empresarial Azcuba , misma que aparece en su sitio Web. No pocos comentarios críticos surgieron a raíz del contenido divulgado. No podía esperarse menos, habida cuenta de la importancia para el país de este grupo empresarial y la crisis actual de un sector baluarte y orgullo de la nación por siglos, ahora llamado oficialmente a ser rescatado mediante un programa con más de 90 medidas.

Vale la pena referirse al asunto, desde la experiencia personal en el tema de quien suscribe estas líneas y sólo sobre la base de lo publicado – por demás una limitante- pues lo mostrado pudiera ser sólo una síntesis parcial del plan estratégico del grupo, que en aras de la brevedad, sin embargo, deja de mencionar asuntos relevantes.

Es de esperar también que no haya faltado un análisis a fondo de las tendencias tecnológicas, productivas y comerciales del sector a nivel internacional y la brecha que nos separa de ellas, para evitar la confusión entre deseos y realidades que lastra cualquier esfuerzo de proyección.

El sitio muestra además la misión, visión y valores del grupo, categorías centrales de la dirección estratégica de cualquier organización, sea empresarial o no.

No es posible en tan breve espacio adentrarse en profundidad en este tema. Baste decir que la dirección estratégica resulta una invariante de la gerencia empresarial contemporánea, que incluye la formulación de un concepto que defina a la empresa y el estado al que debe dirigirse (misión, visión y valores), los objetivos o resultados a lograr en un periodo determinado según dicho concepto, y las decisiones estratégicas como cursos generales de acción que permitirían alcanzar esos objetivos.

Y por supuesto, un programa de puesta en práctica con los recursos asociados, la que resulta causa más frecuente de fracaso de estos procesos. Mucha capacitación y asesoría a directivos se ha brindado en Cuba sobre el particular desde hace ya bastantes años.

Se aprecian en este caso notables oportunidades para mejorar sustancialmente las declaraciones expresadas y lo más importante, el proceso mediante el cual se formulan. La declaración de misión del grupo resulta muy extensa y abigarrada, lo que dificulta enfocar la entidad hacia un propósito central y común, su razón de ser, con las características más sobresalientes que

tipifican a la organización. Esa es la esencia de la misión. Se diluyen o no aparecen temas fundamentales para la gestión como la importancia de los trabajadores, de la rentabilidad y la eficiencia, el impacto social de este sector.

En cuanto a la visión, expresión del estado deseado o aspiración compartida de una organización, no se indica explícitamente en qué año deberá lograrse. A diferencia de la misión, más perdurable, la visión, en tanto aspiración, debe siempre acotarse en el tiempo. Cuba se planteó , por ejemplo, la visión de ser libre de analfabetismo… para 1961. En muy pocas palabras y con un gran significado. Y lo logró.

Por otra parte, los valores expuestos, excesivos en cuanto a su número, no aparecen acompañados de sus respectivas definiciones y conductas asociadas, aspectos que, a fin de cuentas, son los que les confieren significado práctico en la dirección, como soportes para la evaluación y control del desempeño individual.En el diseño estratégico no debe faltar la gestión de su valioso capital humano.

Ingredientes necesarios

Las estrategias empresariales deberían incluir temas como las alianzas con otras entidades, las diversas modalidades de crecimiento en productos y mercados (incluyendo los externos), enfrentar la competencia allí donde exista, responder a cambios en los entornos general y de negocios , reforzar recursos y capacidades internas , introducir mejoras sustanciales en la gestión, entre otras acciones.

En pocas palabras y simplificando, las estrategias contienen aquellas opciones que según su impacto, factibilidad y aceptación, permitirían alcanzar la visión y los objetivos de la empresa.

En este caso, se formula un gran objetivo hasta el 2024, donde se mezclan fines y medios para lograrlos, apareciendo en definitiva más de un resultado a alcanzar. Y la relación de proyecciones que lo acompañan, sean objetivos específicos que sustentan el inicial, o se entiendan como las estrategias del grupo, en la gran mayoría de los casos no se acompañan de indicadores o criterios que permitan medir o verificar su grado de cumplimiento.

De esta forma, parece más un listado de intenciones donde es difícil apreciar el grado de tensión que implica alcanzarlas, ni podrán constatarse adecuadamente las mejoras reales alcanzadas. Y entonces, tampoco se podrá medir adecuadamente el desempeño de los implicados en lograrlas, con el riesgo de que al final de la jornada, no se obtengan los resultados que verdaderamente se requieren.

Temas como las inversiones necesarias y sus fuentes de financiamiento, la evolución y diversificación de la cartera de bienes y servicios que el grupo puede ofrecer- dado el enorme potencial de la industria de la caña de azúcar- alianzas con instituciones científicas y empresas nacionales o extranjeras, los encadenamientos con la industria nacional (el sector fue ejemplo en décadas anteriores), la introducción de sistemas certificados de gestión , y especialmente, la gestión de su valioso capital humano – notablemente disminuido en estos años de crisis – no deberán faltar en un diseño estratégico del grupo.

Es de esperar también que no haya faltado un análisis a fondo de las tendencias tecnológicas, productivas y comerciales del sector a nivel internacional y la brecha que nos separa de ellas, para evitar la confusión entre deseos y realidades que lastra cualquier esfuerzo de proyección.

En asuntos vitales para el país y su economía, la obtención de resultados que satisfagan las expectativas crecientes de toda la sociedad requiere no sólo de aspectos cruciales como la salud macroeconómica y la calidad institucional. La dirección de los procesos y de las personas para lograr los resultados deseados, tanto en la administración pública como en el sector empresarial, tiene igual importancia que los dos aspectos mencionados y debe marchar al unísono con estos. (2022)

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