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jueves, 27 de enero de 2022

Economía: cuando apremian las inversiones

 De obstáculos externos, trabas internas, aciertos e insatisfacciones con la inversión extranjera; polémicas sobre el monopolio estatal, entre otros temas, dialoga BOHEMIA en exclusiva con Rodrigo Malmierca Díaz, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera

Por Delia Reyes García


Más allá de las limitaciones objetivas, si se asumen los procesos negociadores con mayor eficiencia, los beneficios para el país serían superiores, valora Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Mincex. (Foto: Yasset Llerena Alfonso).

Luego de una caída en picada, la economía comienza a emerger de manera lenta, ascendente. De mantener a raya al enemigo invisible, mutante de la covid-19, que vuelve a virar al revés el planeta, dependen muchos planes y sueños en la Isla caribeña. Alcanzarlos no será fácil. Tampoco imposible. Por eso ahora, quizás con mayor claridad que nunca, se trata de atraer –casi enamorar– a los inversores foráneos, a pesar del Goliat del Norte.

Cuba persigue una prosperidad anhelada, a golpe de muchos sacrificios y resistencias. La mayor de sus riquezas está en el pueblo, alegre, emprendedor, instruido… Sin embargo, todavía queda mucha hojarasca que barrer en el camino.

Justo a la dos de la tarde entra, impasible, al amplio salón de reuniones, Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex). Luego de saludarnos con los nudillos de las manos, le agradecemos por la gentileza de recibirnos, a pesar de su abultada agenda.

Mientras degustamos un aromático café, repaso en la memoria la última intervención que hiciera el Ministro ante los legisladores cubanos. Su afirmación en el plenario: “los resultados con la inversión extranjera son insuficientes”, revolotea en mi mente.

— ¿Qué problemas frenan o limitan el impacto esperado de la inversión extranjera (IE) en la economía cubana?



De la sostenibilidad depende la aprobación de nuevas inversiones extranjeras en Cuba. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera).

—La IE es algo relativamente nuevo en la Revolución. Antes del triunfo de enero de 1959, el país estaba vendido prácticamente al capital extranjero, sobre todo, a los Estados Unidos. Los primeros pasos fueron nacionalizar todas esas propiedades, las mejores tierras, las compañías de electricidad y teléfono, los centrales azucareros, y rescatarlos para el pueblo.

“Así nos pasamos casi 30 años del período revolucionario sin acudir a la IE como algo que deseáramos. Después, a finales de los años 80, se comenzaron a hacer los primeros intentos de atraer el capital extranjero para apoyar los planes de desarrollo económico y social de la Revolución. Diría que cuando se aprobó la primera Ley 77 en 1995, todavía eran muy limitados los intentos que hacíamos para atraer al capital extranjero. Porque lo considerábamos como un mal necesario.

“Aquella norma era restrictiva en el sentido de preservar mucho la soberanía nacional –hasta ahora se mantiene ese interés. Igual, que la mayoría en todos esos negocios fuera de la parte cubana, en esa época pocos eran 50 a 50. Algunos sectores de la economía no estaban abiertos al capital externo, por ejemplo, la industria azucarera y la propia agricultura. Hace pocos años fue que comenzamos a promoverlos.

“En el VI Congreso del Partido en 2011, si revisa en los Lineamientos, todavía se habla de la IE como un complemento del esfuerzo nacional por el desarrollo del país, y no se consideraba un elemento importante. Eso cambia cuando se aprueban las políticas, a finales de 2013, previo a la nueva ley en junio de 2014.

“Ya en el VII y VIII congreso partidista, los Lineamientos hablan de la importancia de la IE como algo estratégico para el desarrollo de la actual etapa. Empezamos a darle un papel más relevante. Ahora, uno pudiera preguntar: ¿por qué el capital extranjero no viene masivamente a invertir en Cuba?

“Son varios factores. Primero, por el bloqueo económico, financiero y comercial del Gobierno de los Estados Unidos que además se ha recrudecido en los últimos tiempos. Se han hecho muy difíciles las transferencias de capital, todo lo relacionado con el sector financiero, los bancos están amenazados de sanciones.

“Activaron el Título III de la Ley Helms-Burton, que le permite a ciudadanos o empresas demandar en los tribunales de los Estados Unidos a cualquier empresa, cubana o extranjera. Todo eso son obstáculos reales, objetivos, que crean mucho temor.

“Después tenemos otros problemas asociados a la calificación de riesgo para hacer cualquier negocio. O sea, Cuba es un país endeudado, con determinadas dificultades hoy para poder cumplir con sus compromisos financieros externos. Si el interesado se guía por los criterios de las calificadoras de riesgo internacionales, no es un país atractivo para invertir”.

—Usted se refirió en el Parlamento a quejas de los inversores, por ejemplo, el tema de la contratación del personal.



En Cuba, la tierra no se vende al inversor extranjero. Como refrenda la Carta Magna, es un bien inembargable. (Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera).

—Estas son decisiones internas. La contratación del personal a través de una agencia empleadora responde a políticas propias. Hemos sido muy cuidadosos en tratar de evitar que las personas que trabajan con inversiones de capital extranjero, simplemente por esa razón, y a lo mejor haciendo lo mismo que otra en una empresa estatal, gane mucho más.

“Y eso es algo que hemos tratado de preservar por las vías de las agencias empleadoras, aunque no les gusta a los inversionistas foráneos. También hay otras cosas que no les gusta, y no por ello vamos a cambiarlas. Por ejemplo, la propiedad de la tierra es patrimonio del Estado, está refrendado en la Constitución.

“Muchos extranjeros quieren comprar el terreno donde se van a construir los hoteles. Aquí no lo vendemos, lo cedemos en usufructo, y puede ser a largo plazo. En otros lugares sí se vende. Esto a veces dificulta que los inversores vengan a Cuba.

“Ahora, más allá de estos obstáculos objetivos, tenemos otros problemas subjetivos, relacionados con deficiencias y fallas internas. Por ejemplo, las demoras de los procesos de negociación, la mala o deficiente preparación que tienen los proyectos y los grupos negociadores. La gente dice: ‘hay mucha burocracia’. En realidad esa no es la causa de los atrasos. En el proceso de aprobación final por parte del Gobierno no están las grandes dilaciones, sino en las empresas. No se le da la prioridad requerida a la IE, y esas tardanzas, a veces, son de años. De años”.

— ¿Es un problema de mentalidad?



En diciembre de 2016, el general de ejército Raúl Castro Ruz, entonces primer secretario del Partido y presidente de la República, ante los parlamentarios cubanos llamó a desterrar los prejuicios con el capital extranjero. (Foto: Estudios Revolución).

—En esto influyen los prejuicios, porque es verdad que nos pasamos más de 30 años pensando que la IE era algo malo, y no la queríamos. Alguna gente todavía tiene eso metido en la cabeza. Y desde diciembre de 2016, el general de ejército en una clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, habló de esto, e hizo un llamado a desterrar esos prejuicios.

“No obstante es más fácil decirlo, a que las personas de verdad cambien la mentalidad. Son problemas subjetivos, transversales en la economía y tenemos que resolverlos”.

— ¿Falta cultura empresarial?

—En Cuba tenemos problemas con las inversiones en general. Los procesos son lentos. Los estudios de factibilidad no siempre cumplen con lo que se proyectó inicialmente. Usted dice, voy a hacer esto, tendré una tasa de retorno de la inversión de tanto por ciento, y en tres o cinco años recupero el financiamiento. Y eso al final no se cumple. Ni con la inversión extranjera, ni con la nacional.

“Con el capital extranjero tenemos el desafío de que el inversionista foráneo se sienta atraído a hacer el negocio. No basta con los atractivos que ponemos a su disposición, de que el personal esté preparado y pueda asumir las nuevas tecnologías de manera rápida, el ambiente de estabilidad del país, los incentivos fiscales que concede la ley. Todo eso ayuda. Pero si el hombre dice: ‘voy a ir a Cuba, y además de desafiar las presiones del Gobierno norteamericano, resulta que no me dan una atención rápida’. Quien tiene capital lo va a invertir con el objetivo de ganar dinero. Si se tiene que meter un año negociando, por supuesto que eso no es atractivo.



Las medidas financieras impuestas por la administración Trump fueron diseñadas –con macabra precisión– para estrangular la economía cubana. (Foto: Martha Vecino Ulloa).

“Por eso decimos, a pesar de todos los problemas, del bloqueo, de la calificación de riesgos de Cuba, que no tenemos liquidez para cumplir las obligaciones, si fuéramos más eficientes a la hora de enfrentar estos procesos de negociación, tendríamos mejores resultados.

“Esa es una batalla que tenemos que echar desde el Mincex, porque somos los rectores de esta actividad, y estamos llamados a ganarla en todos los sectores de la economía. Porque ahí es donde están las empresas, los grupos negociadores que interactúan con el capital extranjero”.

— ¿A cuánto ascienden los aportes de la IE a la economía nacional?

—Desde que se aprobó la Ley 118, hasta la actualidad, hay negocios pactados por más de 7 000 millones de dólares. No es poco.

— ¿Ese capital ya está operativo?

—No todo está operativo, porque ese es otro problema. A veces aprobamos el negocio, y el capital no puede venir porque los bancos no lo transfieren. Tenemos ese tipo de dificultades que están muy vinculadas al bloqueo del Gobierno norteamericano.

“Si se miran, por ejemplo, las exportaciones cubanas de ron, tabaco, níquel, telecomunicaciones, son principalmente realizadas por negocios con capital extranjero. Suman muchos los millones de dólares que Cuba exporta, gracias a esas asociaciones. Ello es una muestra de lo que sostienen el Partido y el Gobierno, la IE nos hace falta, es bueno para la economía y tenemos que impulsarla”.



La Zona Especial de Desarrollo Mariel atrae el interés de inversores foráneos. (Foto: Archivo de Bohemia).

—En el Parlamento, el viceprimer ministro, y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, hizo críticas a la IE. ¿Qué cambios se derivan de esto?

—En otro momento había mucho capital extranjero invertido de cara a la sustitución de importaciones, las producciones y servicios para la población cubana. Entonces ellos cobraban esos cuc, iban al banco y los cambiaban por dólares. Ahora no pueden hacer eso, porque hay un control de cambio muy estricto. Hoy el país no tiene liquidez.

“Coincidimos con el viceprimer ministro. Hoy la nueva IE que hagamos debe tener sostenibilidad desde el punto de vista de la liquidez en divisa, exportar, o vender en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), que opera en divisas.

“Muchos negocios de épocas anteriores, de los años 90, tenían fallas en el tiempo de concertación, y los hemos disuelto. Algunos, porque no cumplieron con el objetivo previsto. Por ejemplo, unos decían: vamos a hacer aquí cuatro hoteles. Entonces, pasaba el tiempo, pero no hacían ninguno.

“Hoy los negocios se establecen con un patrón de desempeño. Usted tiene seis meses para iniciar la inversión, y si no puede, debe decírnoslo, para evaluar si lo disolvemos, o qué hacemos. Eso no puede ser eterno. Hay otros que hemos renovado, se mantienen, y funcionan bien.

La ley 118 De la Inversión Extranjera tiene una idea clave: todos los negocios con capital extranjero los aprueba caso a caso el Gobierno. En el resto del mundo no sucede así. Pero en Cuba esa es la garantía de que esa IE tribute a los planes de desarrollo económico y social, no sacrifiquemos la soberanía, los financiamientos tengan una fuente lícita, y no se hipoteque el futuro”.



Atrasos en las importaciones provocan severas afectaciones a la industria. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera).

— ¿Cuáles son las posibilidades de los nuevos actores económicos (Mipymes, CNA) de abrirse a la IE?

—Para tener acceso a la IE es obligatorio que la parte cubana sea personalidad jurídica, así lo establece la Ley 118. Ya las Mipymes son empresas y alcanzan ese estatus legal. Las últimas adecuaciones que hicimos a la política dan la posibilidad de que una Mipyme, o una CNA, hagan negocios con capital extranjero.

“¿Qué no cambia? Lo que acabo de explicar. Eso lo aprueba el Gobierno, no es por la libre empresa. Transitan por los mismos procedimientos que la empresa estatal. Igualito. Sin tratamiento diferenciado para unas u otras”.

— ¿Cuántas Mipymes de comercio exterior ya se han aprobado? El último dato es de tres.

—Sí. Son varias, pero tienen el objetivo de dedicarse fundamentalmente al comercio exterior de las formas de gestión no estatal. No están formadas para asociarse con capital extranjero, aunque pudieran hacerlo eventualmente.

“En Cuba el comercio mayorista está realmente muy limitado, y eso le crea problemas al sector no estatal. Por eso cuando quiere importar cosas, perfecto, puede hacerlo a través de las empresas especializadas que son estatales. En el VIII Congreso del Partido, en el Informe Central, el general de ejército reiteró que el comercio exterior seguirá siendo monopolio del Estado”.

Balanceo insular



El monopolio del comercio exterior cubano desata polémicas entre académicos y empresarios. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera).

Desde la academia son reiteradas las polémicas relacionadas con el monopolio del comercio exterior en Cuba. No con la vista puesta en la gestión privada, sino en el fortalecimiento de la empresa estatal socialista.

La práctica, criterio de la verdad, reafirma que las entidades aprobadas a realizar directamente estas actividades han mejorado su gestión e ingresos. Como de la noche al día. En la última Mesa Redonda realizada por BOHEMIA, los resultados y argumentos de la Empresa del Camarón resultaron harto elocuentes.

— ¿Qué opina usted? 

—Tenemos que ver esto con mente abierta. En nuestro país hay miles de empresas, si cada una hiciera comercio exterior, dudo mucho de que lo hagan eficientemente. Esta actividad tiene determinadas condiciones, hay que prepararse muy bien para ejercerla. Hace unos siete u ocho años hicimos una cosa que le llamamos concentración de compras.

“¿Qué era eso? Los productos de uso difundido, como neumáticos o fertilizantes, dijimos: vamos a importarlos centralizadamente. ¿Por qué? Porque mientras más volúmenes importábamos, más barato salía, y más condiciones teníamos para organizar la distribución, según el plan de la economía. Eso demostró en la práctica muy buenos resultados para el país. Ahorró decenas de millones de dólares.

“En las condiciones actuales, ¿qué estamos haciendo? Dándole más valor a las consignaciones. ¿Qué es una consignación? Es un almacén, que está aquí, el proveedor extranjero paga el almacén y el riesgo de tener esas mercancías ahí hasta que se las compren. Aunque claro, el neumático de la consignación es más caro. Pero, ¿cuál es el atractivo? Bueno, voy y lo compro hoy. No tengo que esperar un mes por el barco con los neumáticos. Esto hay que irlo balanceando.

“Queremos, sobre todo, a las empresas exportadoras acercarles los beneficios por este concepto. En ese sentido, a muchas entidades, incluso pequeñas, les hemos dado facultades para que hagan comercio exterior. Pero tienen que aprender a hacerlo bien. En el mundo sucede algo similar, no todas las empresas hacen esta actividad, solo las especializadas. Las otras se abastecen de las mayoristas que compran esos bienes”.

—Claro, en un ambiente de fuerte competencia. Porque ahí no sucede que por un papelito, o un cuño, se demore una gestión.



Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera.

—Por supuesto. No pueden pasar ese tipo de cosas. Estoy muy al tanto de eso porque las empresas con razón nos dicen: ‘necesito la materia prima, dijeron que llegaba este mes, y no lo hará hasta el mes entrante’. Cuando profundizas en eso, el contrato se hizo tarde, porque no había el dinero; o el proveedor, con el cual ya tenías una deuda, cortó los suministros, a la espera del pago anterior.

“Igual sucede, cuando ya lo tenían todo listo, el contenedor no lo pudieron embarcar porque hay muchos problemas con el transporte y demoras asociadas. Tenemos contenedores varados en varios lugares. A causa de la covid-19 hay una situación muy difícil, se ha triplicado el precio de los fletes. Con el dinero en la mano, a veces tampoco se pueden traer las cosas. Hay muchos factores que inciden en eso. No es, con todo el respeto a los académicos, que puedas o no hacer el comercio exterior directamente”.

— ¿Con el tránsito a una planificación financiera las posibilidades de descentralizar aún más el comercio exterior serán más expeditas?

—Eso tiene complicaciones asociadas. No se trata solo de la actividad propiamente dicha de comercio exterior. Tiene que ver con la planificación, el comercio mayorista. Son distintos factores.

Cambiar maneras de pensar

Sobre el estigma de que los cubanos residentes en el exterior no pueden invertir en Cuba, Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Mincex reitera: “la Ley 118 no dice nada de los chinos, ni de los rusos, ni de nadie. Habla de capital extranjero, incluso puede ser un cubano residente en el exterior con recursos financieros para hacerlo”.

A juicio de Malmierca, los cubanos que radiquen fuera de Cuba y deseen invertir con capitales medianos, tienen más posibilidades, sobre todo en la producción de alimentos, en proyectos que tributen allí en la localidad. En la última cartera de oportunidades ya suman 60 los proyectos locales.

Aunque las puertas de Cuba están abiertas, el Ministro reconoce: “tenemos algunos cubanos invirtiendo, pero no muchos. Y en eso influye también la mentalidad”. En particular, de las autoridades y empresarios cubanos que viven aquí.

 

Traspiés a las ferias

La covid-19 le cortó las alas a la Feria de La Habana. En los dos últimos años, el Mincex no ha tenido otra salida que realizar los foros online. “Y los números no son para nada parecidos. Estamos acostumbrados a que vengan miles de empresarios, alquilamos el recinto ferial de ExpoCuba, y eso nos deja ganancias considerables”, advierte Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Mincex.

En el encuentro, realizado de manera presencial con empresarios italianos, el pasado año, se identificaron siete proyectos con capital extranjero. Los posibles inversores recibieron información de primera mano del primer ministro, Manuel Marrero Cruz, y pudieron contactar con sus contrapartes para conciliar las negociaciones.

Si logramos mantener a raya la covid en el país, agrega Malmierca, las aspiraciones del Mincex son invitar también a mexicanos y españoles, por ejemplo. Cuba está abierta y vamos a promover los negocios.

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 Rompiendo trabas


Con la ventanilla única se aligeran los trámites a los inversores foráneos. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera)

El presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al intervenir en la última sesión del Parlamento exhortó a cambiar la composición de los equipos negociadores. En Cuba, de manera contraria a la práctica internacional, se forman de varios cuadros y pocos juristas –a veces ninguno, lo cual atenta contra la agilidad de las negociaciones.

Vibrando en la cuerda de eliminar otras trabas, el Mincex flexibilizó y simplificó las bases metodológicas para la presentación de las oportunidades, y la realización de los estudios de pre-factibilidad o de factibilidad. Nuevas normas salieron a la luz, como es el caso de los decretos 14 y 15, sobre prenda, hipoteca y fideicomiso, las cuales permiten utilizar otros tipos de garantías en las negociaciones.

Fueron ampliados los objetos sociales de los negocios y se explora un mecanismo de control de cambio que proporcione mayor autonomía financiera, hacia el interior de la economía y también del capital extranjero.

Desde 2020 se creó la ventanilla única para agilizar la tramitación de permisos y consultas. Un nuevo modelo de negocios, la Agricultura por Contrato, fue aprobado, con la mira puesta en la sostenibilidad alimentaria del país.

Además, fueron aprobadas las consultoras profesionales en materia económica, y la utilización de las remesas que vienen del exterior como fuentes de inversión.

La gran estafa. Comentario HHC

 Se observa la tendencia a la publicación arbitraria y manipulada de tasas de cambio en los medios financiados desde el exterior, así como de informaciones falsas, las cuales han sido desmentidas por nuestros medios de comunicación y en sitios institucionales

Foto: Captura de pantalla

¿Alguien pudiera decirnos cuántas transacciones diarias se hacen en Cuba para comprar pesos con tarjetas de MLC? Claro que no, es un dato que los bancos mantienen en secreto. ¿Tal vez decirnos la cantidad de personas que, en los parques, salas de sus casas, o donde consideren oportuno, cambian cup en efectivo por dólares? Claro que tampoco es posible conocer esto.

¿Y entonces cómo le cree usted a esos medios que afirman saber a cómo está la tasa de cambio del dólar, el euro, o el MLC en la calle? ¿Acaso estos señores son hackers capaces de espiar los teléfonos de los cubanos? ¿Serán adivinos o telépatas? ¿Compraron una bola de cristal que se las dice?

¿Sabe usted qué es una profecía autocumplida? Le explico: es una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad. Quiero decir, la inflación ciertamente existe, la tasa de cambio en la calle es diferente de la oficial, pero tampoco es la que ciertos sitios ofrecen como verdadera. Se hace real gracias a que muchas personas les creen y las toman como tal.

¿Cómo esos señores llegan al número?: simplemente lo colocan con la mano. Dicen que lo calculan sobre la base de tendencias en ciertos grupos de WhatsApp, que a su vez lo toman de grupos de Revolico, que a su vez… O sea, dice Pancho, que dice María, que dice Pedro, que se lo dijo Songo: aquel que le dio a Borondongo, el que le dio a Bernabé.

Resulta que nuestra economía creció un 2 % en 2021; desde noviembre, se abrieron las fronteras, empezó el turismo, cayó a niveles soportables la pandemia, retornan las llamadas mulas, y como consecuencia de ello, lo cual supone una mayor disponibilidad de divisas y productos en la calle, la tasa de cambio no disminuye, según es de suponer, sino que se encarece violentamente.

Cómo hay gente haciéndose rica gracias a semejante triquiñuela. La jugada siguiente ya estaba cantada. Durante una semana fueron manipuladas las supuestas tasas de cambio, hasta llegar a números espectaculares y, entonces, de repente, por otras vías se hace circular la mentira –falsificación de la Gaceta oficial mediante– de que en breve nuestros bancos empezarían a vender un limitado monto de divisas a la población.

¿Todavía alguno no ve la estafa? Es fácil de ilustrar. Como yo confío en que un número importante de personas confía en mí, digo que el cambio está, digamos, a 105. Entonces agarro y vendo dólares a ese precio. Luego, dado un supuesto anuncio del Gobierno, afirmo que la tasa está bajando, y así aprovecho para comprar dólares a un precio mucho menor. Con una simple operación de engaño, ¡bingo!, lleno mis bolsillos. Nunca perderé porque, si no funcionara esa trampa, siempre puedo comprar más en moneda nacional, donde paradójicamente los precios mantienen cierta estabilidad, y algunos, incluso, disminuyen.

Yo subí a Facebook un post con este tema –el cual fue compartido en varios grupos, y también en otras redes sociales–, y allí dije: «Ahora vendrán académicos y otros “expertos” a justificar y mostrar la existencia de esas supuestas tasas como una verdad científica». Y no me equivoqué. Enseguida salió alguno a refutarme, y a decir que cierto colega suyo, de copioso currículo, recibió un premio por haber inventado un método novedoso para calcular las tasas de cambio sobre la base de las ventas de Revolico.

¿En serio? ¿Novedoso más de 200 años después de Gauss, Bayes o Laplace? ¿Y cómo se llamaría la tesis? ¿Acaso Fórmula mágica para el cálculo de precios, según muestra poblacional de especuladores en Revolico? Seguramente luego el cálculo de ese «científico» vendría acompañado de un membrete de advertencia: «Estimados, les debo tamaño y segmentación de la muestra, varianza y desviación estándar, intervalos de confianza y demás elementos de la seriedad y buena fe predictiva, porque realmente no sé los precios definitivos acordados “al privado”, ni tampoco cuántos productos vendieron los especuladores o si alguna vez llegaron a vender algunos».

¡Tenemos cada genio…! Pero no nos quedemos solo en la idea de que con esa patraña se pretende obtener ganancias ilegales; detrás subyacen intenciones más siniestras. Por ejemplo, en Venezuela usaron el mismo modus operandi para destruir el valor de cambio del bolívar. Crearon un sitio llamado Dolar Today, con sede en Estados Unidos, que cada día manipulaba hacia arriba las tasas. Así, junto con otras medidas de bloqueo económico, lograron inducir una inflación galopante en ese país. De la mañana a la tarde, en apenas tres o cuatro horas, subían extraordinariamente los precios: algo imposible de explicar con sana lógica.

Desde luego, las condiciones de Venezuela son diferentes a las de Cuba: allí el 95 % del comercio minorista –así como el comercio exterior que lo nutre– está en manos privadas. No es de extrañar entonces que a semejantes «genios» los hayamos visto muchas veces tratando de mostrar las «ventajas» que para nuestra economía significa privatizar el comercio exterior. Es el eslabón estratégico que necesitan cambiar.

En cualquier caso, estas son prácticas ilegales que generan incertidumbre y violan normas internacionales; pero el respeto de la legalidad nunca ha sido virtud que acompañe a los gobiernos de Estados Unidos cuando se empeñan en destruir países que no se dobleguen ante sus designios.

¿Se ha preguntado quién financia esos sitios que supuestamente lo informan de cómo está hoy el MLC? ¿Acaso cree en la bondad de los mismos que nos bloquean e impiden que, desde su territorio, un padre mande remesas a sus hijos, o un hijo a su madre?

Ciertamente, nuestro país atraviesa momentos difíciles. Para superarlos y reactivar la economía, es necesario controlar la pandemia, y en ello –gracias a nuestras vacunas creadas por verdaderos científicos– hemos dado sólidos pasos de avance.

No hay más solución que generar bienes y servicios con nuestros propios esfuerzos: algo posible de lograr con dedicación y responsabilidad en todos los órdenes.

 

EN CONTEXTO

  • Se observa la tendencia a la publicación arbitraria y manipulada de tasas de cambio en los medios financiados desde el exterior, así como de informaciones falsas, las cuales han sido desmentidas por nuestros medios de comunicación y en sitios institucionales.
  • Se advierte que pretenden establecer la misma lógica del llamado Dolar Today en Venezuela, induciendo un tipo de cambio que genera una estampida inflacionaria, al implicarse una parte del comercio y del sector privado, que toman como referencia estos tipos de cambio.
  • En Europa también existen antecedentes de esta práctica. La fecha del 16 de septiembre de 1992 se conoce como Miércoles Negro, por la quiebra que sufrió la libra esterlina, lo cual se convirtió en una de las principales razones por las que el Reino Unido no pudo adoptar el euro. El evento, finalmente, obligó a Gran Bretaña a salir del Mecanismo de Tipo de Cambio Europeo. El quiebre de la libra creó una inmensa riqueza para inversores como George Soros. También causó una tremenda confusión en el panorama político de Gran Bretaña. La razón es que estaban gastando el dinero de los contribuyentes en un intento por mantener la libra a flote.
  • En el caso de Cuba, están buscando, además, la manera de irritar y de capitalizar el disgusto popular que provoca la inflación, en medio de un escenario de escasez motivado también por el impacto de la persecución del bloqueo y la crisis derivada de la pandemia, para generar escenarios de desestabilización.
Comentario HHC: Evidentemente hay parte del problema inflacionario que puede estar influyendo la especulación " provocada" por estos medios aludidos, pero eso no es sostenible en el tiempo si no hay causas para que sea utilizado.

 Los precios del mercado negro, por ejemplo la leche en polvo, el aceite, el azucar,  cambiaba de precio en la década del 90, y no habia ningún medio financiado por el enemigo que publicara las tasas de cambio, incluso cuando en la década del 90 llegó  hasta 150 cup por usd, fue temporal, estuvo mas tiempo en 120, es decir se ajusto. 

Ahora bien, ¿ qué hará nuestro estado para protegenernos de la especulacion " inducida" ? ¿ Le daremos a una ONG los datos reales de las ventas en la tiendas  y otras, para inferir la tasa de cambio mas ajustada a la realidad como referencia? ¿Venderemos usd, o euro y fijaremos por el banco una tasa diferenciada de 24 x 1 u otra según la moneda, siempre por debajo de la " especulada", con una estabilidad de 3 meses en que se pueda volver a cambiar en el sentido que sea el adecuado?. La matemática nos puede ayudar a calcular la demanda de divisas necesaria a tener cada mes, y establecer además maximos razonables de cambio.

Por supuesto, estos son paliativos, para contrarrestar la campaña y la espiral especulativa , lo determinante es el incremento de la oferta de bienes y servicios, pero si los salarios reales siguen deteriorandose , pues empezara a distanciarse el objetivo, ya que economicamente no habra motivación por obtener el salario ofrecido.  

Es preocupante entonces,  que un " grupito" por muy financiado que este desde el norte, sea capaz de trastocarnos toda la economía. Como mismo el estado no puede satisfacer toda la demanda de productos que necesita la población,  tiene la responsabilidad de controlar en estas condiciones las tasas de cambios y tenerla bajo control en los niveles adecuados economicamente hablando. Es irrisorio que digamos por una parte que tenemos los efectos del bloqueo genocida de EEUU y la pandemia para explicar las desviaciones en la satisfacción de necesidades, y ese mismo argumento no lo utilicemos para no mantener la tasa de 24 x1 en los cambios de moneda. El reflejo que no es real dicha tasa, es que el CUP no es canjeable ( compra y venta) con el dolar, o euro, etc en el mercado oficial, lo que trae como resultado que le hemos dejado al mercado negro el control de las mismas, y este último si es economia de mercado pura y dura , con especulación despiadada incluída, y esto es peor. Misma que no se permite ni en los EEUU, porque enseguida salen  a subir o bajar las tasas de intereses, etc.para tratar de controlarlo. 

Está la denuncia pausible, entonces actuemos. Sugiero, además,  que le pregunten a Rafael Correa, el lidió con éxito en su gobierno con todo esto y mas, y lo controló, tiene además la ventaja de ser un estadista muy bien preparado en economía. 

Las inversiones en la naturaleza deben triplicarse para 2030



Una mujer planta árboles de manglar en Timor Oriental, para revitalizar un sistema costero degradado. Los países de menores recursos necesitan recibir inversiones de los más industrializados para la restauración de áreas degradadas, cuidado de la biodiversidad y atención al cambio climático. Foto: Yuichi Ishida/PNUD

NAIROBI – Mitigar las crisis climática, de biodiversidad y de degradación del suelo requiere triplicar hasta 2030 los recursos que actualmente se dedican a ese fin, y cuadruplicarlos para 2050, reveló el informe Estado del Financiamiento de la Naturaleza divulgado este jueves 27 por el Pnuma desde esta capital.

Se necesitarían nuevas inversiones anuales de 536 000 millones de dólares y llegar a un acumulado de 8,1 billones (millones de millones) de dólares, según el estudio del Pnuma (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), el Foro Económico Mundial y la Iniciativa Económica de la Degradación de la Tierra.

Para movilizar esa masa de recursos, el informe llama a las 20 mayores economías industrializadas y emergentes del mundo (el Grupo de los 20, G20), a promover en ese campo las inversiones del sector privado.

El estudio explica que si bien se requieren cantidades muy elevadas de dinero, el mundo las precisa si quiere cumplir sus objetivos en materia de cambio climático, biodiversidad y degradación del suelo.

“Es muy urgente aumentar las inversiones en la naturaleza para cerrar las brechas de financiamiento climático y de biodiversidad y para ocuparse de la necesidad de acelerar la restauración de la tierra en todo el planeta”, expuso el informe.

El documento destaca que el ritmo de extinción de las especies, el calentamiento global, el creciente número de fenómenos meteorológicos extremos y las enfermedades zoonóticas, como la covid-19, refuerzan aún más esa necesidad.

Se trata de invertir en “acciones sostenibles que mejoren la resiliencia de los ecosistemas y aborden los retos sociales como la seguridad alimentaria y del agua, el cambio climático, la salud humana y mayor resiliencia ante el riesgo de catástrofes”.

El estudio recuerda que los recursos naturales son la base del sistema económico mundial, con más de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) global proveniente de ellos, y cita a los sectores agrícola, alimentario y de la construcción entre los que dependen completamente de la naturaleza.

Por contraste, la actividad humana y un modelo económico que prioriza el crecimiento a corto plazo han dañado enormemente los ecosistemas, por lo que se plantea “un cambio de mentalidad que transforme la relación de las personas con la naturaleza”.

En caso contrario, la explotación irracional de los recursos naturales generará cada vez mayores pérdidas financieras, junto con los daños a la salud del planeta.

“En la actualidad, la mayoría de los beneficios esenciales de la naturaleza no tienen un valor en el mercado financiero, a pesar de ser la base de nuestra prosperidad actual y futura”, recordó el estudio.

Por ello “es vital integrar en nuestro sistema económico el valor de la naturaleza de manera profunda, desde las políticas gubernamentales de contratación, fiscalidad, comercio y regulación, hasta la forma en que las empresas y las instituciones financieras toman decisiones sobre la inversión, el riesgo y la divulgación”.

Aunque se advierte un creciente interés de los gobiernos, las empresas y las instituciones financieras en las soluciones basadas en la naturaleza, el informe recalca la insuficiencia de los presupuestos que se les asignan, que a 2020 ascendían a 133 000 millones de dólares anuales.

De esas inversiones, 92 % son hechas por los países del G20, y de ellas 87 % se distribuyeron internamente hacia programas gubernamentales nacionales.

Los integrantes del grupo destinan apenas dos por ciento de la inversión a la asistencia oficial para el desarrollo, mientras que las inversiones privadas son muy pequeñas, independientemente de que ese sector compone 60% del PIB nacional de casi todas las naciones del G20.

El documento exhorta al G20 a aumentar la inversión en países menos desarrollados, lo que a menudo puede ser más rentable y eficiente que invertir internamente en soluciones similares basadas en la naturaleza.

Entre las medidas para aumentar la participación privada, los gobiernos pueden fomentar mercados estables y predecibles para los servicios de los ecosistemas, como el carbono forestal o prestar dinero público a tasas inferiores a las del mercado, cuando las inversiones contemplen la preservación de la naturaleza.

Según el informe, a medida que las empresas entiendan mejor las oportunidades de soluciones basadas en la naturaleza, surgirán o se fortalecerán productos financieros de reducción de riesgos, como garantías y seguros, para crear perfiles de riesgo-rendimiento atractivos dirigidos a los inversionistas más convencionales.

Deberían producirse cambios en todos los niveles, incluidos los consumidores que pagan el precio real de los alimentos, teniendo en cuenta su huella ambiental.

En síntesis, el estudio invita a no volver a los modelos de inversión en la naturaleza anteriores a la crisis generada por la covid, y en su lugar ir a “reconstruir mejor”.

A-E/HM

Cooperativas de consumo: producción sin explotación y consumo racional

Por Iran Morejón Quintana

Jan 11 · 



Hander Lara / “Tsunami y faro”, de la serie: “Land-scapes”, 2009–2010


Corría el año 1844 en la ciudad británica Rochdale cuando un grupo de tejedores, que tenían unas condiciones de trabajo miserables y unos salarios muy bajos, decidieron mancomunar recursos y esfuerzos para acceder a los bienes de consumo básicos a un precio asequible. Con el objetivo de que los consumidores empobrecidos recibieran un trato respetuoso y honesto, los miembros de The Rochdale Society of Equitable Pioneers concibieron un modelo de gestión que les permitía a todos participar en las decisiones del negocio de distribución de mercancías y recibir beneficios según su aporte. Aquella modesta iniciativa evolucionó con el pasar de los años hasta convertirse en un movimiento de alcance global, que apuesta por aplicar la democracia económica tanto en los procesos de creación de la riqueza colectiva como en su distribución. El emprendimiento de los Pioneros de Rochdale simboliza no solo el punto de partida del cooperativismo con sus principios de funcionamiento y sus valores organizacionales sino, además, el nacimiento de la primera cooperativa de consumo, tal y como la entendemos en la actualidad.

En honor a la verdad, no se debe pensar en la cooperativa de los Pioneros de Rochdale como la primera estructura colectiva para la optimización de la distribución de mercancías. Cuando se estudia con detalle la historia, se encontrarán muchas otras fórmulas de emprendimientos sociales con un enfoque en la distribución equitativa, surgidas en el siglo XVIII. El éxito y la preeminencia histórica de los Pioneros de Rochdale reside en la genialidad de sus estatutos, que constituyen la armazón institucional del movimiento cooperativo hasta hoy.

Para un lector cubano poco familiarizado con los modelos de emprendimiento colectivos que conforman la base productiva de la economía social y solidaria, la palabra cooperativa significará un fenómeno atado a cuestiones agrícolas. El cubano de a pie concibe a la cooperativa como un colectivo de campesinos que trabajan en una granja subordinada a las directrices del Estado. Ese sesgo cultural estadocéntrico les impide a muchas personas comprender que las cooperativas deben ser autónomas y dedicarse a actividades muy variadas, como la producción de electrodomésticos, la creación de insumos biotecnológicos, la administración de hidroeléctricas o la gestión hotelera. Necesitamos desbaratar esa idea mal pre-cocida que se ha enraizado en el imaginario popular para que el cooperativismo logre, en el futuro inmediato, ocupar el verdadero rol que merece en la economía socialista cubana, cuyo primer fundamento debe ser el empoderamiento de la clase trabajadora.

Las cooperativas agrícolas solo son un tipo de cooperativa de trabajo, también denominada cooperativa de producción. La cooperativa de trabajo es una empresa autónoma gestionada democráticamente por sus miembros, cuyos medios de producción pertenecen a los trabajadores que la integran y que oferta bienes o servicios que serán consumidos por terceros. El concepto de cooperativa de trabajo engloba a todas aquellas cooperativas que venden sus producciones en el mercado para obtener un beneficio económico que luego será distribuido entre los trabajadores de forma equitativa — no necesariamente igualitaria — según lo pactado en los estatutos de la asociación. Aunque el objetivo de toda cooperativa debe ser la satisfacción de necesidades materiales y no precisamente el lucro, en la modalidad de cooperativa de trabajo la venta a terceros con un margen de utilidad se justifica porque con ello se cubren las necesidades materiales de los trabajadores que integran la estructura empresarial. Por lo antes expuesto, podemos clasificar como cooperativas de trabajo a empresas tan diferentes como la muy popular fábrica de refrescos mexicana Pascual con sus 4.559 trabajadores,[1] la empresa biotecnológica New England Biolabs con 697 miembros,[2] o la gigantesca Corporación Mondragón con sus 80.000 empleados.[3]

La categoría Cooperativa No Agropecuaria, que tanto se ha popularizado en el habla cotidiana y en nuestro marco jurídico, no halla asidero gnoseológico en la literatura especializada en el cooperativismo, pues no tiene sentido conceptualizar al todo haciendo referencia solamente a una de sus partes. Esta incongruencia se puede distinguir con facilidad en el Decreto-ley 47 De Las Cooperativas No Agropecuarias de 2021,[4] cuyo capítulo II sobre la Constitución de las cooperativas aclara en el artículo 7 que: «La cooperativa es de trabajo y se constituye como mínimo por tres personas, denominadas socios, donde cada uno tiene como principal contribución su trabajo personal (…)». Evidentemente, con la frase «la cooperativa es de trabajo», el legislador trata de corregir el error gnoseológico esclareciendo que la categoría Cooperativa No Agropecuaria se refiere en realidad al concepto de cooperativa de trabajo.

La mayoría de las cooperativas de trabajo no se concentran en cuestiones agrícolas y existen otros tipos de cooperativa que no son de trabajo. También hay cooperativas de viviendas, de transporte, de ahorro y crédito, de estudiantes… entre muchas más. En el presente artículo se abordarán las características de las cooperativas de consumo, que es un tipo de cooperativa muy específico.

La cooperativa de consumidores y usuarios, también llamada cooperativa de consumo en su forma abreviada, se constituye cuando sus miembros se unen para adquirir bienes o servicios de forma colectiva.[5] Las cooperativas de consumo tienen el objetivo de satisfacer una necesidad material común en las mejores condiciones de calidad y costo,[6] por lo que compran productos o pagan servicios al por mayor y, posteriormente, los ofertan a sus asociados con un pequeño margen de ganancia que se destinará a solventar los gastos de la entidad y a reiniciar el proceso de aprovisionamiento o de prestación de servicios.

Más allá de lo conceptual, para que el lector comprenda a cabalidad en qué consiste una cooperativa de consumo, basta decir que se trata de una empresa cuyos dueños son los propios clientes hacia los cuales se vuelca el resultado de la producción. En el modelo empresarial tradicional el cliente participa de forma pasiva al comprar lo que se le oferta, pero sin incidir de forma directa en lo que ocurre al interior de la empresa. Sin embargo, en la cooperativa de consumo el cliente se encuentra investido de la condición de poseedor de los medios de producción, por lo que todo proceso de toma de decisiones siempre estará condicionado por los intereses del consumidor/usuario que paga por la mercancía o servicio.

No se debe confundir el mecanismo de funcionamiento de una cooperativa de consumo con el concepto de prosumidor, que tanta popularidad ha ido ganando en tiempos recientes debido al desarrollo vertiginoso de la informática y el comercio virtual. El neologismo prosumisión se interpreta como la disminución del precio de venta de un producto que ocurre cuando el consumidor ejecuta un trabajo que antes era realizado por los trabajadores de la empresa.[7] Sin embargo, en el proceso de producción de una cooperativa de consumo por lo general no interviene la fuerza de trabajo de los clientes asociados. El cliente/dueño de una cooperativa de consumo influye en las decisiones de la estructura empresarial pero no produce dentro de la empresa.

Dado que la definición de cooperativa de consumo es muy dúctil, quedan englobadas dentro de esta categoría empresas con objetos sociales muy diversos. Siempre que los clientes participen en la toma de decisiones en su condición de dueños plenos de la empresa colectiva, entonces estaremos en presencia de una cooperativa de consumidores y usuarios. Para que el lector constate el amplísimo espectro de actividades que ejecutan estas empresas, se mencionarán a continuación tres ejemplos de cooperativas de consumo en sectores de la economía muy distintos:

· la cooperativa SCIAS que administra el Hospital de Barcelona, integrada por un Consejo Asesor con 15 miembros, de los cuales 12 representan a 166.000 usuarios/pacientes y los otros tres representan a los 800 trabajadores del centro de salud;[8]

· Cooperative Energy, empresa estadounidense con 480 empleados que abastece de electricidad 437.000 hogares y negocios y que detenta, además, el diez por ciento de las acciones en una sociedad anónima que gestiona una central electronuclear;[9]

· y la celebérrima cooperativa suiza Migros para la distribución de mercancías, con sus 2,27 millones de asociados y 99.000 empleados.[10]

No obstante, el principal objeto social de las cooperativas de consumo sigue siendo la distribución de mercancías, con acento especial en el mercado de víveres. Las cooperativas de consumo constituyen una de las cadenas de distribución más idóneas para acercar a productores y clientes, al eliminar esos indeseados intermediarios que encarecen el precio de venta sin agregarle valor a la mercancía.

En las cooperativas de consumo, como en los otros modelos de cooperativas, para convertirse en socio es necesario realizar un aporte dinerario inicial. El monto de dinero necesario para afiliarse no debe ser elevado, pues resultaría una barrera infranqueable para muchos. En caso de que quienes deseen asociarse a la cooperativa no posean el capital inicial necesario, debe ponerse a su disposición una modalidad de pago fraccionado, como el pago a plazos, o alguna facilidad de crédito a través de un banco. Ese aporte dinerario inicial provoca un cambio en el esquema de pensamiento del socio-cooperativista en cuanto a su interacción con los medios de producción, al reforzar la identificación del miembro con la empresa. Se aporta dinero porque se es dueño de una porción de la empresa, y esa identificación con lo que se posee sirve para combatir la alienación que experimenta el trabajador de una empresa privada en relación al fruto del trabajo colectivo, o la enajenación que siente el obrero-usufructuario de una empresa estatal que es de todo el pueblo, pero no es de nadie.

El intercambio de valores en una cooperativa de consumo se basa en la conformación de precios justos. Eso no significa que se oferten las mercancías y servicios a precios irrisorios, sino que se pactan precios adecuados entre los productores y el consumidor final. Las cooperativas de consumo están más interesadas en comprarle una mercancía a un proveedor local que a una fábrica enclavada a miles de kilómetros de distancia, que opta por disminuir sus gastos explotando a los trabajadores en condiciones de semi esclavitud para así comercializar sus producciones a precios muy competitivos. De ahí que a veces los productos de las cooperativas de consumo tengan precios de venta ligeramente superiores, comparados con los de otros supermercados que no se guían por ese postulado ético y racional.

El hecho de que la cooperativa de consumo les pague a sus asociados/clientes un interés sobre el aporte dinerario inicial, se debe a las mismas razones de capitalización monetaria que ocurren en una entidad bancaria. A fin de cuentas, con ese aporte dinerario inicial que realiza el cliente, la cooperativa dispone de un monto para sus operaciones. Pero en el mundo del cooperativismo el retorno de un interés sobre el capital aportado es mínimo.

Las bonificaciones que recibe el consumidor asociado al finalizar el año fiscal se corresponden con un dinero que acumuló la cooperativa al aplicar márgenes comerciales ligeramente superiores a sus costos y gastos de operación. Esa pequeña ganancia se les devuelve a los asociados porque fueron los clientes, en su condición de socios, los que pagaron de más por la adquisición de los productos. Aunque muchos lo interpreten como un pago de bonificación, en la realidad contable se trata de una devolución.

Quizás un lector avezado se pregunte por qué las cooperativas de consumo obtienen utilidades que se repartirán en forma de bonificación al finalizar el año fiscal, si se supone que no deben cobrar precios de venta superiores a los costos y gastos. Pero no se debe perder de vista que una empresa no puede operar con un plan contable tan restringido. Los precios de los proveedores varían según el comportamiento macroeconómico. Cuestiones como la inflación, la devaluación monetaria, encarecimiento de los combustibles o el endeudamiento público inciden en los precios de las mercancías. Por tanto, la cooperativa de consumo debe operar con precios de venta ligeramente superiores a sus gastos para no incurrir en pérdidas al final del periodo contable. Si la cooperativa de consumo obtiene ganancias por las operaciones mercantiles, ese surplus se les devuelve a los consumidores en forma de bonificación, porque a fin de cuentas se trata de un dinero que la cooperativa nunca debió cobrar, pero que se cobró para evitar que la empresa cayera en una situación de endeudamiento o de pérdida financiera.

Lo que no debe ocurrir bajo ningún concepto es que el pago a los empleados de la cooperativa de consumo no satisfaga sus necesidades materiales. Es por ello que los empleados, como miembros plenos de la estructura empresarial de la cooperativa de consumo, pueden reclamar un aumento de la retribución monetaria que reciben por su trabajo. He ahí lo que se entiende por participación económica democrática de los empleados en el caso específico de una cooperativa de consumidores.

El mecanismo de intervención que se establece entre consumidores y productores en una cooperativa de consumo es mucho más racional que el utilizado por el antiguo modelo autogestionario yugoslavo. En la desparecida Yugoslavia, las fábricas estatales autogestionarias eran forzadas por los gobiernos locales a bajar los precios para evitar la inflación a través de una negociación permeada por intereses políticos que, acaso, podían resultar ajenos a la realidad interna de la empresa.[11] De sobra es sabido que, muchas veces, los actores políticos o gobernadores no poseen la suficiente pericia en temas de economía, por lo que un proceso intervencionista del aparato estatal en los asuntos internos de la empresa constituye un peligro a evitar. En este sentido, la cooperativa de consumo se yergue como un instrumento más idóneo para pactar precios, dado que los actores implicados en la negociación son los consumidores y la empresa, sin que medien las decisiones arbitrarias de los órganos del Estado en el intercambio mercantil.

La honestidad intelectual es un aspecto que debe permear todo análisis económico. Debido a esto, no se pretende ocultar en esta descripción de las ventajas del modelo cooperativo algunas de sus fallas y desaciertos. La evolución histórica de las cooperativas de consumo se ha visto ennegrecida por la amargura que permanece en la memoria colectiva tras la quiebra de grandes consorcios. Las cooperativas de consumo de Francia, Austria, Bélgica y Alemania llegaron a alcanzar en la década de los ochenta del siglo XX dimensiones gigantescas, con el lastre de burocratización que ello implica.[12]

Los cambios que experimentó el sector de la distribución de bienes con tendencia a la concentración de capitales transnacionales, el surgimiento de hipermercados con políticas de precio de descuento y la batalla campal entre los competidores por ofertar los precios más bajos para atraer a la clientela e incrementar ingresos al incentivar el consumismo mediante agresivas campañas de marketing, significaron la bancarrota o la privatización para muchas de las grandes cooperativas de consumo que olvidaron la importancia de satisfacer las necesidades cambiantes de los consumidores. La empresa que no se enfoque en el cliente pagará con su fracaso el pecado de olvidar que el objetivo de un proceso económico eficaz es la satisfacción de las necesidades materiales de seres humanos, cuyo sistema de pensamiento está en constante evolución.

Aprendida la lección del pasado, el panorama que se avizora para las cooperativas de consumo en el sector de la distribución de mercancías está colmado de oportunidades a aprovechar. El paradigma de consumo cambió. El ciudadano de hoy se preocupa más por disminuir la huella ecológica en los procesos productivos y desea estimular la producción local, en detrimento del contaminador sistema transnacional de aprovisionamiento que se traduce en la importación de bienes que son trasladados en buques porta contenedores desde países muy lejanos, cuando muchos de esos víveres y manufacturas se pudieran crear en fábricas y granjas mucho más cercanas a las tiendas donde serán comercializados.

El modelo contemporáneo de cooperativa de consumo se articula en torno a procesos organizacionales más dinámicos, como la venta de mercancías a clientes que no son miembros de la asociación, así como la desaparición de las bonificaciones y el establecimiento de una filosofía de reparto equitativo de los excedentes entre los empleados, pero manteniendo el principio de que los trabajadores y la comunidad de consumidores deciden conjuntamente precios y estándares de calidad satisfactorios.[13]

Los proyectos de cambios que se cuecen en el entramado económico de la Cuba contemporánea bien pudieran nutrirse de ejemplos de cooperativas de consumo exitosas, como la japonesa Seikatsu Club,[14] una asociación que agrupa a 400.000 campesinas productoras y clientes amas de casa, que no solo ha contribuido a generar empleos, sino que además ha conducido al empoderamiento de mujeres en el seno de una sociedad en extremo rígida y patriarcal.

Para lograr un mayor crecimiento del sector cooperativo en Cuba se precisa desplegar una fortísima labor de divulgación de las características y ventajas del modelo empresarial cooperativo, modificar el actual marco legal restrictivo para abrir espacio a todas las formas de asociación cooperativa, así como acompañar el surgimiento de cooperativas o la conversión de negocios ya existentes en cooperativas con un adecuado programa de capacitación, para que la clase trabajadora aprenda y exija sus derechos como verdadera dueña de los medios de producción.

Mucho tiempo ha transcurrido desde que aquellos tejedores empobrecidos decidieran crear una tienda de víveres con todos y para el bien de todos. Quizás los Pioneros de Rochdale nunca sospecharon que su semilla de esperanza construiría raíces sólidas, como los árboles centenarios, y que su proyecto de emprendimiento social no solo seguiría existiendo en el siglo XXI, sino que germinaría en todos los rincones de esta selva caótica que llamamos humanidad. En el yermo surco de una economía global asfixiada por esquemas empresariales expoliadores y contaminantes, aún queda mucha semilla cooperativa por sembrar.


*Iran Morejón Quintana. La Habana. 1985. Licenciado en Turismo. Experiencia como especialista comercial en Caracol, Palmares y el hotel Tryp Habana Libre gestionando actividades de marketing, comunicación, calidad, inventarios, compras a proveedores de habanos, merchandising, organización del Encuentro de Amigos de la Casa del Habano Partagás y la implementación del sistema de Perfeccionamiento Empresarial. Tutor de dos tesis en opción al título de Licenciatura en Comunicación y en Turismo, respectivamente. Formación en el Diplomado Panorama de la industria tabacalera en Cuba impartido por el Museo del Tabaco. Cuenta con publicaciones en temáticas de ciencia de la religión y marketing. En la actualidad vinculado laboralmente con la Agencia de Viajes Cubanacán. Cofundador del grupo CO-EMPRENDE para la promoción del cooperativismo y la economía social. Miembro de la ANEC.


Notas

[1] Véase el sitio web oficial de la empresa en https://www.pascual.com.mx/nosotros/

[2] Véase el sitio web oficial de la empresa en https://international.neb.com/about-neb/neb-overview

[3] Véase el sitio web oficial de la empresa en https://www.mondragon-corporation.com/


[5] Piñeiro, C. (comp.) (2011). Cooperativas y socialismo: Una mirada desde Cuba. Caminos. La Habana.

[6] Euro Coop. (2011). Consumer Co‐operatives: Democracy — Development — Employment. European Community of Consumer Cooperatives. Bruxelles.

[7] Aunque vale destacar que la definición que propone el creador del neologismo estaría más relacionada con el concepto de autoconsumo. Véase Toffler, A. (1981). La tercera ola. México: Edivisión.

[8] Véase el sitio web oficial de la empresa en https://www.scias.com/es/objecto

[9] Véase el sitio web oficial de la empresa en https://cooperativeenergy.com/about-us/

[10] Migros (2021). Facts and figures 2020. Federation of Migros Cooperatives: Zurich.

[11] Lluis y Navas, J. (1977). La cooperación clásica y el socialismo autogestionario yugoslavo. Análisis de sus analogías y diferencias. Revista Estudios Cooperativos, núm. 41, enero-abril, pp. 3–63. Asociación de Estudios Cooperativos. España.

[12] Brazda, J. y Schediwy, R. (2003). Esbozo histórico de las cooperativas de consumo. Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, núm. 44, abril, pp. 105–136. CIRIEC-España.

[13] Véase el caso del grupo Erosky en Martínez, A. (2011). Evolución del cooperativismo de consumo. Boletín de la Asociación Internacional de Derecho Cooperativo, núm. 45, 133–160.

[14] Véase el sitio web oficial de la empresa en https://seikatsuclub.coop/en/about.html