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viernes, 5 de abril de 2024

De la recuperación al potencial agrícola que podría ser

 Tras varios años de un paulatino deterioro de sus sistemas de riego, y de un significativo decrecimiento productivo, este enclave agrícola de Granma vive ahora una transformación integral 

La recuperación de la estación de bombeo de La Jatía ha sido el mayor anhelo de los trabajadores y usufructuarios vinculados al polo, pues su adecuado funcionamiento beneficiará a más del 90 % de las áreas cultivables. Foto: Mailenys Oliva Ferrales

Cauto-La Yaya, Granma.–Bendecido no solo por la cercanía de sus tierras a los ríos Cauto y Contramaestre, sino también por la disponibilidad tecnológica que le proporciona contar con nueve máquinas eléctricas de riego, de pivote central, el polo agrícola de Cauto-La Yaya, contradictoriamente, ha padecido durante años de varias «sequías» productivas.

Esa realidad ha afectado el aporte que, en teoría, debería dar este enclave productivo al balance agrario de la provincia, e incluso de otros territorios del país, con la entrega de viandas como el plátano burro (su producto permanente) y de otros cultivos.

Así lo constató este diario en el año 2021, al recorrer áreas de ese polo donde la poca estabilidad y mala calidad del riego impactaban de forma negativa en casi 300 hectáreas sembradas de plátano burro, y en los cultivos de unos 20 usufructuarios.

«Que las máquinas eléctricas de pivote central no rindan todo lo que debieran, depende en estos momentos de las constantes averías ocurridas en la estación de bombeo de La Jatía», explicaba entonces, a Granma, José Luis Machado Pérez, jefe del polo, y conocido por todos como Pimpi.

Sin embargo, hace alrededor de tres meses ese panorama en Cauto-La Yaya comenzó a cambiar. ¿Qué ha pasado allí en lo que va de 2024? Volvemos sobre el tema, a pie de surco.

COMENZAR A «REGAR  SOLUCIONES»

Ubicado en una amplia extensión de tierra de las comunidades rurales de La Jatía, La Yaya y Dos Ríos, el polo productivo Cauto-La Yaya, perteneciente a la Empresa Agroindustrial del municipio granmense de Jiguaní, cuenta con un potencial de más de mil hectáreas cultivables repartidas entre cultivos varios, frutales y cítricos, además de áreas para la ganadería.

Es por ello que recuperar sus estaciones de bombeo para garantizar el riego agrícola –tanto de las áreas beneficiadas con las máquinas de pivote central, como las que no– era una necesidad impostergable.

Bien lo sabe José Luis (Pimpi), quien ahora muestra entusiasmado la estación central de bombeo (situada en La Jatía), en fase final de ejecución, tras recibir un proceso de reparación integral que, por vez primera, ha contemplado el cambio de las añejas tuberías por nuevas conductoras de plástico, así como la renovación de los motores, de sus estructuras y de la pizarra (esta última en proceso de entrega), entre otros componentes que inciden en la calidad del riego.

«Esta estación tenía ya más de 40 años de explotación y se le asignó un crédito de 7 700 000 pesos para el montaje y activación de sus cuatro posiciones de bombeo», apunta Machado Pérez.

En una primera fase se van a activar tres de esas posiciones, «con una capacidad de unos 1 400 litros por segundo, que van a beneficiar a más del 90 % de las 1 165 hectáreas cultivables existentes en Cauto-La Yaya; en tanto, en una segunda etapa, se incluirá, además, la recuperación de la estación de La Vuelta».

Precisamente, acerca del impacto que tendría sobre los cultivos lograr el adecuado funcionamiento de las estaciones de bombeo, comenta el usufructuario Luis Enrique Duani Machado, asociado de la cooperativa de créditos y servicios Gerardo Pérez Rodríguez, radicada en el polo, cuyas producciones han sido «víctimas», durante años, de la inestabilidad con el riego agrícola.

«Yo era uno de los campesinos que me quejaba bastante por la crítica situación del riego, pues muchas veces sembraba para perder toneladas de producciones», afirma el curtido productor, mientras observa parte de las nuevas tuberías plásticas con las que se pretende revertir esa realidad.

«Como comunitario, nacido aquí en La Jatía, puedo asegurar que en mi vida de 54 años no había visto una reparación de esta magnitud a la estación de bombeo, porque, incluso, se ha llegado a tramos de canal que nunca se habían limpiado. O sea, estamos viendo una verdadera respuesta a lo que habíamos pedido durante tanto tiempo», destaca Luis Enrique.

REVOLUCIONAR EL POLO

Sumido en los últimos años en un letargo de baja productividad, agravado por la ineficiente explotación de algunas de sus máquinas de riego de pivote central y la paralización, por roturas, de otras, el polo mostraba, hasta hace unos meses atrás, un escenario desalentador, tanto para trabajadores estatales como usufructuarios.

«Estas áreas estaban casi perdidas por la situación tan crítica que había con la estación de bombeo, y hasta la maleza estaba cerrando los caminos», rememora el joven usufructuario Yosbanis García Antúnez, quien ha sido uno de los beneficiados con la «revolución» que se está llevando a cabo en el polo, tras el impulso propiciado por las máximas autoridades del Partido y del Gobierno en Granma, para la recuperación del enclave agrícola.

«Esto ha sido algo muy grande, porque no se quedó solo en la convocatoria de la Primera Secretaria y de la Gobernadora de la provincia, sino que a ellas las hemos visto venir casi todos los domingos a chequear el avance de las obras, y también a compartir con nosotros las labores de siembra; y eso anima a la gente, a la comunidad», dice Yosbanis.

Muy cerca de esas áreas, el también usufructuario Jesús Gómez Ávila, al frente de la máquina de pivote 6, comenta que en sus más de 20 años de trabajo agrícola, en el polo nunca había visto una reanimación tan integral, «pues no es solo la estación de bombeo y la producción lo que se está rescatando, sino también la imagen de la comunidad de La Jatía en todo su ámbito: bodega, escuela, consultorio, y hasta casas de personas vulnerables». 

Por su parte, el Jefe del polo refiere que, con la participación de una brigada del taller de la planta 26 de Julio, de Granma, también ha comenzado un trabajo paulatino para revitalizar las máquinas eléctricas de riego, de pivote central, cuyo potencial productivo puede dar cobertura a 276 hectáreas, de lograr activarlas todas.

«En estos momentos tenemos funcionando y sembradas las máquinas siete y ocho, con 32 hectáreas de cultivos varios, frutales y cítricos», acota Pimpi, quien anuncia, además, que la seis está casi lista para su puesta en marcha, y se proyectan reparaciones en estructuras y sistemas eléctricos de las máquinas uno y dos, mientras que con situaciones más complejas permanecen la tres y la nueve.

No obstante, según resalta el directivo, en Cauto-La Yaya a la par de las acciones de recuperación del polo, se ha ido fomentando el alistamiento de tierra y el inicio de la siembra de varios cultivos.

«Hoy, los campesinos casi no me dejan dormir, porque quieren preparar tierras y sembrar, pues saben que en lo adelante el sacrificio no va a ser en vano; e igual ocurre con los trabajadores de la unidad básica de producción cooperativa, en cuya área platanera de más de 70 hectáreas se va a empezar a preparar el cultivo del plátano extradenso», expresa Pimpi.

EL FINAL DE «LA PARED» Y EL POTENCIAL ESPERADO

Durante esta etapa de reanimación y transformación integral de Cauto-La Yaya, muchas han sido las manos que se han sumado para desterrar de allí la inercia y la improductividad.

Brigadas de diferentes entidades de la Agricultura, unidades de apoyo del Ejército Juvenil del Trabajo y trabajadores vinculados por el Partido, el Gobierno y los sindicatos a movilizaciones para la preparación de tierras, figuran entre las fuerzas que se han unido al empeño colectivo de los obreros, usufructuarios y comunitarios de las zonas aledañas al enclave agrícola.

«Ahora sí nos tumbaron la pared que nos impedía avanzar, pues cuando la estación empiece a bombear agua de forma estable, no habrá justificaciones para no producir», reconoce el Jefe del polo, a sabiendas de que el camino por recorrer todavía es largo, y en el proceso será preciso seguir «desbrozando» añejas trabas como el impago a los productores y la falta de incentivo salarial para incrementar la fuerza de trabajo, así como el mejor control del daño animal y del desvío de las producciones, entre otros.

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