El difícil arte de narrar la economía

Por Carlos Manuel Balán Carballo

Contar un cuento, narrar una novela, escribir un guion cinematográfico, siempre será más fácil que contar la economía y que nos entiendan. En tiempos de bonanzas, los detalles pasan como si en realidad no pasaran, no se echan a ver, pero cuando el horno deja de estar para galleticas, entonces surgen las opiniones, teorías, las contradicciones y lo que en dialéctica se denomina la lucha de contrarios.

Un ejemplo difícil de comentar, es el presupuesto del estado y su déficit creciente. Siendo el presupuesto del estado la vida de la nación, la expresión concreta de proyectar en un periodo de tiempo dado, lo común es un año, los ingresos que se esperan recibir y los gastos en que se incurrirán. Los ingresos que se prevén tienen como máxima, que estos permitan redistribuirse y financiar los gastos sociales, en nuestro caso como país, los asociados a educación, deporte, cultura, salud pública, entre otros.

Una familia común y con sentido común igual, hace su presupuesto familiar anual y se dice, este año tendremos ingresos por salarios, venta de un equipo electrodoméstico, estipendio universitario de uno de los hijos y a renglón seguido se plantea los gastos, canasta básica de alimentos, alimentos en el mercado de oferta y demanda, compra de divisa para acceder a las TRD y al final, como le sucede al país, se tiene más proyecciones de gastos, que los ingresos a obtener y entonces surge como problema, la existencia de un déficit, la propia palabra déficit nos indica, que estamos en presencia de la falta o escasez de algo que consideramos necesario.

Cuando una familia planifica déficit financiero, porque para avanzar necesita gastar más de lo que ingresa, es porque va a endeudarse y si encima de eso, el estado también planifica déficit fiscal y tiene que endeudarse, entonces esa familia tendrá sobre si, de forma indirecta, pero expresada en el costo de la vida una parte de esa deuda estatal. 

Por tanto no se puede tomar con superficialidad este asunto y como le vamos narrando, es un problema que implica a un individuo, la familia y a la nación. Desde hace mucho se viene teorizando sobre el papel ciudadano en el control del presupuesto, pero la teoría es gris y la práctica es el árbol verde de la vida. Aquí como en cualquier espacio, podemos citar a Fidel, cuando en fecha temprana al triunfo de la Revolución, le dijo al pueblo y cito: no le decimos cree, le decimos lee, lo que significa aprende, edúcate, fórmate tus propios criterios y convicciones. 

La economía no se puede engañar, ella está ahí con sus leyes, que se manifiestan más allá de la voluntad de los hombres. En materia de equilibrar a índices razonables los ingresos y los gastos y disminuir así el déficit, llevamos décadas y los tiempos en economía no perdonan.