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martes, 10 de diciembre de 2024

Cuatro problemas y una solución relacionadas al modelo turístico cubano

Dr. Ernesto Batista Sánchez

Recientemente, dos artículos han analizado el desempeño del sector turístico cubano, aportando valiosas perspectivas sobre su crisis estructural.

El primer artículo, publicado por Financial Times bajo el título “Sin mojitos y sin luces: la batalla perdida de la industria turística cubana”, de Ed Augustine[1], destaca que la crisis del turismo en Cuba está profundamente vinculada a una economía en declive, emigración de mano de obra calificada y restricciones severas para la operación de hoteles estatales. A esto se suma el impacto negativo de las tensas relaciones con Estados Unidos, especialmente tras las políticas de la administración Trump, que han generado un entorno legal hostil, dificultando el comercio y las operaciones financieras. Además, problemas prácticos, como el suministro irregular de agua y energía en los hoteles, han afectado la competitividad de Cuba frente a otros destinos del Caribe. El artículo concluye con una advertencia clara: sin reformas profundas y cambios significativos, el turismo cubano podría enfrentarse a una "década perdida". A pesar de ello, algunos operadores turísticos mantienen su apuesta por Cuba, motivados más por afinidades personales que por razones económicas.

Por su parte, el segundo artículo, escrito por el Dr. José Luis Perelló Cabrera[2] y titulado “Luces y sombras del turismo en Cuba retoma esta idea de la década perdida. Perelló enriquece el análisis del Financial Times al aportar una perspectiva más basada en datos concretos, propias de un experto que durante décadas ha apostado y defendido el desarrollo del turismo en la isla. Perelló coincide en varias de las causas "externas" planteadas en el primer artículo, pero añade un enfoque específico sobre el cambio en los flujos turísticos tras la pandemia. De manera notable, señala que muchos cubanos residentes en el exterior están eligiendo destinos alternativos como República Dominicana o Cancún, desplazando a Cuba como destino preferido. Este cambio de patrones refleja una pérdida de competitividad frente a otros países de la región, agravada por la incapacidad de atraer de manera sostenida a mercados clave. Además, Perelló proyecta un escenario desalentador: Cuba no alcanzará la meta de tres millones de turistas en 2024, quedándose por debajo de los 2,4 millones alcanzados en 2023. Si persisten las sanciones y se implementan nuevas medidas bajo administraciones republicanas en Estados Unidos, el turismo cubano podría consolidar su “Década Perdida”.

En conjunto, ambos artículos subrayan que los desafíos para el sector turístico cubano van más allá de las implicaciones de la pandemia, señalando problemas estructurales y geopolíticos que requieren soluciones integrales y estratégicas. Más que repetir las ideas de ambos artículos, estas reflexiones intentan aportar otros elementos que complementan ambas ideas, empleando otros datos para intentar contribuir al debate.

¿Entonces, qué ha pasado?

Aunque la lista de problemas asociados al desarrollo turístico en Cuba podría ser más extensa, hay cuatro aspectos clave que, en mi opinión, explican la situación crítica que enfrenta la industria cubana hacia finales de 2024

Problema #1. La crisis del turismo en Cuba comenzó antes del COVID-19

A diferencia de lo ocurrido en otras regiones del Caribe y a nivel global, la crisis del turismo en Cuba se inició antes de la pandemia de COVID-19. Los datos sobre la llegada de turistas internacionales a la isla evidencian que la industria turística cubana estaba en un proceso de consolidación entre 2012 y 2013. Desde un punto de vista teórico, cuando un destino no experimenta cambios significativos, tiende a estancarse o decrecer (Butler, 1980; 2024)[3].

Sin embargo, las dinámicas del entorno global llevaron a un “rejuvenecimiento” del turismo cubano tras la normalización de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Este cambio impulsó un rápido crecimiento del sector, aunque hacia finales de 2018 comenzaron a surgir señales de un nuevo periodo de consolidación.

Este progreso se vio gravemente afectado a mediados de 2019 debido a las restricciones impuestas por la administración estadounidense entre 2018 y 2019. Estas medidas impactaron profundamente los resultados de la industria, marcando el inicio de un declive que antecedió a la pandemia y colocó a Cuba en una posición de desventaja frente a otros destinos turísticos de la región.


Fuente: Datos aportados por Dr. José Luis Perelló y ONU Turismo (2024)

Al cierre de 2019, mientras el Caribe registraba un crecimiento del 5% y algunas islas de la región alcanzaban incrementos superiores al 10%, Cuba experimentaba un decrecimiento cercano al 10% en comparación con 2018. Estos datos evidencian que la industria turística cubana ya enfrentaba serias dificultades antes de la pandemia, marcando el inicio de una crisis que se agravaría posteriormente con la llegada del COVID-19.

Problema 2. Cantidad de Turistas versus Turista de Calidad

Aunque el número de turistas que arribaron al país creció hasta 2018, el gasto medio por turista experimentó un declive sostenido. Esto sugiere que el modelo basado en la expansión de la capacidad habitacional no fue acompañado por inversiones en el desarrollo de destinos competitivos con ofertas diversificadas y atractivas para segmentos de mercado con mayor poder adquisitivo.


Fuente: ONU Turismo (2023)

Como resultado, esta estrategia no solo falló en aumentar la rentabilidad del turismo en Cuba, sino que también contribuyó a una disminución de la competitividad frente a otros destinos en la región. En lugar de maximizar el impacto económico del turismo, la apuesta por cantidad sobre calidad parece haber generado un modelo que dificulta la recuperación del sector.

Problema 3. Más hoteles, más habitaciones vacías

Este quizás sea el problema más abordado por economistas y expertos en la industria dentro y fuera de Cuba. Cuando las estadísticas del primer semestre del 2024 ya adelantaban que Cuba decrecía un 2% frente a 2023, la inversión en hoteles y restaurantes crecía un 112%[4], a pesar de reportar en el mismo periodo una tasa de ocupación del 28% (Monreal, 2024)[5]. Datos de la región del Caribe reflejan una ocupación en 2024 superior al 60%.

Y aunque el lector podría argumentar que los datos del 2024 no explican del todo este problema, un análisis histórico de las inversiones vinculadas al crecimiento de la planta hotelera en Cuba muestra que desde el año 2000 existe una relación inversa entre el número de habitaciones creadas y la tasa de ocupación.

Fuente: ONU Turismo (2023)

Datos de la Organización Mundial del Turismo muestran una clara contradicción en el desarrollo del sector turístico en Cuba: mientras el número de habitaciones disponibles (línea azul) aumentó, la ocupación hotelera mostró una tendencia decreciente. Este problema se agrava aún más al considerar que la estrategia de crecimiento turístico en Cuba durante décadas se centró en la cantidad en lugar de la calidad.

Problema #4. Cuba perdió posicionamiento durante el COVID-19

Durante los años de la pandemia, muchos destinos turísticos implementaron estrategias para mantenerse activos. En los años de la pandemia, la nación cubana lanzó dos campañas publicitarias: “Respira Cuba” y “Cuba Única” con el objetivo de (re)posicionar la isla como destino turístico ante el público internacional. Sin embargo, la ausencia de datos que avalen la efectividad de esta campaña sugiere que no se lograron los resultados esperados. Entre los factores que pudieron influir en este desenlace destaca la aparición de una nueva variante de COVID-19, que ocasionó la reimposición de restricciones de viaje a inicios de 2021.

A pesar de que en 2020 Cuba exhibió tasas de manejo de la enfermedad superiores a las de muchas otras naciones, la llegada de la variante Delta tuvo un impacto negativo en la población y, consecuentemente, en el desarrollo de las actividades turísticas. Un aspecto que aún requiere análisis y datos más profundos es la capacidad de respuesta de Cuba a la pandemia durante 2021, así como su desempeño frente a la competencia de otros destinos de la región. Aunque este elemento por si solo no explica necesariamente los malos resultados vinculados a los siguientes meses del turismo, si contrasta con estrategias de posicionamiento desarrolladas por otros destinos turísticos.

La campaña de vacunación en Cuba comenzó más tarde que en otros países de la región. Esto contrasta con destinos que priorizaron la vacunación de trabajadores y operadores turísticos para establecer “burbujas seguras” en sus resorts. Por ejemplo, mientras los casos de COVID-19 alcanzaban cifras alarmantes en Cuba, República Dominicana ya mostraba avances significativos en su campaña de vacunación, avalados por organismos internacionales. Además, este país promocionaba activamente su industria turística mediante mensajes como: “El Ministerio de Turismo asegura que los polos turísticos del país se mantienen abiertos bajo estrictos protocolos para garantizar la seguridad de los visitantes”[6]. Otros destinos turísticos de la región emplearos enfoques similares para proteger y recuperar su industria turística.

Como resultado, segmentos tradicionales del mercado turístico que solían viajar a Cuba comenzaron a optar por otros destinos de la región, promovidos por aerolíneas y operadores turísticos como sustitutos del destino cubano durante ese periodo. Las cifras reflejan esta situación: mientras que el Caribe en general decreció un 44% en relación con 2019, Cuba sufrió una caída del 91%. Además, aunque las proyecciones para 2024 apuntan a un crecimiento del 9% en la región del Caribe, Cuba sigue presentando valores negativos respecto a los niveles previos a la pandemia, con un retroceso del 44%.


Fuente: Datos aportados por Dr. José Luis Perelló y Organización Mundial del Turismo (2024)

¿Entonces, todo está perdido?

Una mirada cruda a los datos presentados anteriormente lleva, lamentablemente, a la misma conclusión que los dos artículos que motivaron estas reflexiones. La industria turística en Cuba está en crisis, pero creo que es necesario recalcar que los síntomas llevaban muchos años alertando de la necesidad de un cambio de modelo turístico que las políticas públicas fracasaron en reconocer. Retomando una idea publicada en enero del 2023, toca “Repensar el turismo” y añadiría, rediseñarlo o reconstruirlo. Pero sobre ese tema, escribiré en otra ocasión.


[1] https://www.ft.com/content/75c830f8-0906-4365-88ba-ba7a7fdf0108

[2] https://progresoweekly.us/lights-and-shadows-of-tourism-in-cuba-the-lost-decade/

[3] Butler, R. (2024). Tourism destination development: the tourism area life cycle model. Tourism Geographies, 1–9. https://doi.org/10.1080/14616688.2024.2325932.

[4] https://oncubanews.com/cuba/economia/turismo/menos-turistas-mas-hoteles-pese-a-la-realidad-la-ecuacion-se-mantiene/

[5] Nota publicada el 20 de Agosto de 2024 por el economista Pedro Monreal en su página “El Estado como tal”.

[6] https://catacentroamerica.com/mientras-el-turismo-mundial-se-reactiva-la-republica-dominicana-mantiene-la-delantera-con-una-estrategia-de-apertura-responsable/

4 comentarios:

  1. Hace cinco días que los CUPET no tienen combustible ni en USD. El turismo es un sector más de una economía sumida en una crisis estructural, no solo es dos años de estanflación, es una policrisis sin un proyecto coherente de solucion.

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  2. Ayer mismo estuve en una larga fila de autos para habilitar de combustible en un CUPET de la Habana y cuatro horas despues el empleado de allí no conocía si la llamada pipa vendría o no y en la fila muchos autos rentados por turistas. ¿vendrán de nuevo a Cuba
    ?

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  3. El Colapso final de la Locomotora, frente a las paupérrimas condiciones de vida de los cubanos. Dónde está el país próspero y sostenible? Porqué son tan tercos los que dirigen?

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  4. Cuatro problemas nada más....ja.

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