Otras Paginas WEB

viernes, 15 de marzo de 2024

Cuba impulsa circularidad en agroindustria azucarera

La agroindustria azucarera podría resurgir de sus cenizas a partir de soluciones innovadoras basadas en la economía circular.




Gráfico de producción de azúcar. Elaboración propia a partir de datos de la prensa.

La reciente aprobación en la Asamblea de Naciones Unidas para el Medio Ambiente de la resolución Circularidad de una agroindustria de la caña de azúcar resiliente y baja en carbono, propuesta por Cuba, podría abrir las puertas a enfoques innovadores para un sector del que dependen miles de personas en Cuba y el mundo.

Patrocinado por Brasil, el texto reconoce las potencialidades de la aplicación de la economía circular (EC) -un modelo de producción y consumo que implica compartir, arrendar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos-, en esa agroindustria, particularmente ante los desafíos del cambio climático, pérdida de la biodiversidad, degradación de los suelos y la contaminación.

La circularidad, explican expertos, es una forma de no dejar que se deseche nada, que cada subproducto de una producción o un desecho se incorpore en procesos productivos, para buscar mayor oferta de bienes y servicios y diversificar las producciones, como vía para atender el cambio climático y la contaminación.

La agroindustria azucarera, vital para alrededor de 77 naciones, tiene también fortalezas como ser fuente de alimentos, materias primas, biomateriales y bioenergía.

Esta iniciativa, presentada por la delegación cubana a la cumbre de Nairobi, Kenya, se produce en momentos en que la otrora primera industria cubana no logra superar los bajos resultados, considerados los peores en los últimos 100 años, que trae dificultades para cubrir la demanda de azúcar de la canasta básica de la cartilla de abastecimiento.

Venida a menos a partir de los años 90, cuando comenzó el desmantelamiento de buena parte de las fábricas de azúcar,  la zafra 2023-2024 se ha desarrollado en escenario complejo, con bajos rendimientos agrícolas e industriales, derivados, entre otras causas, de las dificultades en el abastecimiento de recursos e insumos necesarios, por la escasa disponibilidad de divisas, fundamentalmente.

Propuesta cubana

Según se dio a conocer, esta  fue la primera ocasión que Cuba presenta un proyecto de resolución en la historia de la Asamblea de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, surgida en 2012 como resultado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, conocida como Río+20.

El texto, aprobado por aclamación en la reunión realizada entre el 26 de febrero y el 1 de marzo, invita a los Estados miembros con agroindustria de la caña de azúcar a integrar los enfoques de EC en sus estrategias nacionales, así como explorar y desarrollar iniciativas de asociación, en cooperación con el sector privado y otros actores, dirigidas a respaldar su implementación.

La resolución promueve el desarrollo y la transferencia de tecnología, buenas prácticas, creación de capacidades, investigación científica y la innovación.

Esta propuesta defiende también la visión de los países del Sur en relación con la economía circular, con una aproximación integral a la cadena de valor de la agroindustria azucarera, con énfasis en la variable social comunitaria y fuerte compromiso con la protección de la calidad ambiental.

De acuerdo con expertos, la aprobación de este tipo de resolución puede contribuir a movilizar fondos para reinventar este sector -altamente contaminante y que emite gases de efecto invernadero-, con impacto tanto en lo ambiental y lo económico, como en lo social, con el resurgir de la vida de sus entornos.

En el artículo Diversificación de la industria azucarera y bioeconomía circular: las rutas de la energía, Raúl Sabadí-Díaz, del Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar (Icidca) pone como ejemplo de diversificación en la agroindustria cubana la producción de biogás a partir de las vinazas de la destilería anexa a la empresa azucarera Heriberto Duquesne, en Remedios, Villa Clara.

Otro ejemplo es un proyecto de innovación enfocado en producir biogás, a partir de la mezcla de diferentes sustratos originados por un central azucarero y su destilería.

La  diversificación responde “al concepto de bioeconomía circular, al hacerse un uso útil de todos los subproductos y residuos que se generan y retornan al proceso, a su vez, como insumos o utilidades de diversos tipos, como la electricidad y el agua, con reducción del impacto negativo sobre el medio ambiente”.

No obstante, para el investigador Manuel Díaz-de los Ríos, entre las barreras para la diversificación y la EC en Cuba, se encuentran las financieras y económicas, “aunque se entrelazan con barreras tecnológicas, debido a la obsolescencia de la industria”.

Medidas para el rescate

A no pocas personas les duele el estado de este sector que en sus mejores años se ubicó entre los más productivos del mundo.

En Cuba existe un programa para resucitar la agroindustria azucarera, con cerca de un centenar de medidas –hasta diciembre pasado, se habían cumplido 43-, con prioridad en el incremento de la siembra de caña para próximas zafras y aplicar un nuevo modelo económico financiero para la comercialización y aprobación de precios.

Ese modelo establece destinar el incremento de los ingresos por ventas de meladuras y alcoholes -mediante la aplicación de un impuesto especial-, al pago de deudas y compensar resultados de actividades irrentables.

La actualización de los precios de la caña comprende premisas como reconocer los incrementos de gastos en fertilizantes e insumos a los precios actuales, además de mejorar los importes de anticipos y salarios a pagar al productor.

Se estipula también mantener la argumentación del precio basado en un rendimiento agrícola promedio de 40 toneladas por hectárea, aun cuando el estimado para la zafra 2023-2024 es de 31,2 t/ ha; entre otros aspectos que permitan mejores pagos a los trabajadores de unidades productoras que eleven rendimientos o disminuyan los costos y gastos de la producción.

Sin embargo, según se informó en diciembre pasado en el parlamento, en la pasada zafra se sembraron en Cuba 63 400 hectáreas, 42 % del plan; y hasta diciembre, se habían plantado solo 40 689,  (32 %) , debido principalmente a  la falta de combustible.

(2024)

Aumenta el uso de tarjetas rusas Mir en Cuba. Comentario HHC

Redacción Excelencias
15 March 2024 10:15am


El Ministro de Turismo de Cuba, Juan Carlos García Granda, anunció en Moscú que se han realizado transacciones por valor de 2,7 millones de dólares con tarjetas rusas Mir desde diciembre de 2023. La declaración se produjo durante una conferencia de prensa en la sede de la agencia de noticias TASS.



García Granda destacó que en la nación caribeña existen unas 20 mil terminales de punto de venta que aceptan tarjetas Mir. Estos terminales están ubicados en los principales mercados y puntos turísticos de todo el país. El Ministro expresó su confianza en que el número de estos puntos de venta aumentará en el futuro, ya que se están creando todas las condiciones para ello.

Además, señaló que la posibilidad de utilizar la tarjeta Mir en cajeros automáticos en Cuba ha existido desde hace un año. A partir de diciembre de 2023, los usuarios de la tarjeta Mir tienen la oportunidad de realizar pagos de servicios básicos de consumo en tiendas y restaurantes, así como alquilar autos. “Nuestra tarea es hacer todo lo posible para que la estancia de los turistas rusos en Cuba sea lo más cómoda posible”, añadió.

El Ministro también informó que los cubanos pueden utilizar la tarjeta Mir. “Las tarjetas Mir se emiten por bancos rusos y cualquier ciudadano puede abrir su tarjeta Mir individualmente. La pueden usar para pagar servicios en Cuba”, explicó. 

El servicio de prensa del Sistema Nacional de Tarjetas de Pago de Rusia informó el 5 de diciembre sobre el inicio de la aceptación de las tarjetas Mir en los terminales de punto de venta (POS) de Cuba.

Finalmente, se espera que en marzo toda la red de cajeros automáticos en Cuba ofrezca la opción para retirar dinero en efectivo desde tarjetas Mir. ( negritas nuestras)

Comentario HHC: Muy buena noticia, porque el mercado Ruso, en enero 2024 se ubicó en el segundo lugar entre los visitantes internacionales. 

En marcha procesamiento industrial del tomate en Majagua. Comentario HHC

Por Magaly Zamora Morejón ECONOMÍA 15 Marzo 2024, Invasor

Economía 


Comunicador Emberca/Facebook

El compromiso de la industria es procesar durante la campaña unas 2500 toneladas (t)

Aunque con pronósticos muy inferiores a campañas anteriores, se acomete en la Fábrica de Conservas y Vegetales del municipio de Majagua el procesamiento industrial del tomate, un producto de alta demanda, tanto en la población como en el consumo social.

Una nota del de la Televisión Avileña señala que se han molido hasta la fecha cerca de 500 t del vegetal, con las cuales se elaboraron 34.1 t de puré al 12 por ciento, para la venta directa a la población, y unas 52.1 t de concentrado al 20 por ciento, para su utilización en las producciones de diferentes salsas.

El compromiso de la industria es procesar durante la campaña unas 2 500 t, cifra que denota un disminución paulatina de las cosechas, pues en el 2023 se recibieron 3000 t y el año precedente 5184 t entre las fábricas de Majagua y Florencia, la mayor cantidad en la primera.

Jorge Humberto Calvo Fariñas, director de la Unidad Empresarial de Base Fábrica de Conservas Majagua, informó al sitio digital que en esta campaña aún no han podido establecer los dos turnos de labor debido a la escasez de la materia prima, pero esperan que se incremente el abastecimiento con entregas de tomate procedentes de cooperativas de La Cuba, en Baraguá y de campesinos de Jatibonico, municipio de Sancti Spíritus.

Especialistas en el cultivo han reconocido el impacto negativo en los rendimientos de la falta de insumos y fertilizantes de la fórmula completa nitrógeno-fósforo y potasio (N-P-K), imprescindible para el desarrollo, crecimiento y rendimiento del vegetal.

Asimismo, el atraso en el inicio de la siembra a causa de las lluvias de octubre y noviembre, y la llegada a destiempo del combustible, imprescindible en el alistamiento de los suelos, fueron factores decisivos en los resultados actuales.

No obstante estas limitantes, algunos colectivos anapistas con larga tradición en el cultivo, como la Cooperativa de Créditos y Servicios Orlando González, de Mamonal, lograron plantar el ciento por ciento de las áreas previstas y cumplen sus compromisos de entrega a la fábrica.

El plan de la provincia durante la campaña de frío 2023-2024 ascendía a 1700 hectáreas (ha), de ellas 620 en áreas de Mamonal, 500 en terrenos de la empresa Agroindustrial Ceballos, para procesar en su propia industria, y 580 por productores de otros municipios.

Pedro Manuel Díaz González, especialista en el cultivo de este vegetal en la Delegación Provincial de la Agricultura, precisaba a la Agencia Cubana de Noticias a inicios de la campaña de siembra, que las variedades a plantar serían Radiante, Sol, TY-53, Caribeño, M-2 y Celeste, que tradicionalmente se desarrollan muy bien.

Ante la carencia de fertilizantes, a causa de la situación financiera del país y el impacto del bloqueo económico del gobierno de Estados Unidos contra la Isla, los tomateros avileños acuden al empleo de medios biológicos como la Tabaquina, Bacilo-13, Bacilo 24 y Bacilo 26, el CBFERT, humus de lombriz y microorganismos eficientes que aportan nitrógeno al suelo.

Los conserveros, por su parte, han diversificado sus producciones para aprovechar la capacidades industriales en el procesamiento de otros cultivos como la cebolla y la col y mantener ofertas en el mercado.

• A principios de marzo, el ministro de la Industria Alimentaria visitó las instalaciones de la fábrica majagüense. HHC: Negritas y azules nuestras.

Comentario HHC: Le echamos la culpa al Bloqueo de EEUU, la llegada tarde del combustible que son hechos objetivos, lo único que quizás cuantificarlo es lo más difícil. 

Pero lo anterior se cae cuando se afirma:  "No obstante estas limitantes, algunos colectivos anapistas con larga tradición en el cultivo, como la Cooperativa de Créditos y Servicios Orlando González, de Mamonal, lograron plantar el ciento por ciento de las áreas previstas y cumplen sus compromisos de entrega a la fábrica". ¿ Por qué unos si pueden y otros no ?. 

La falta de producción por debajo de la demanda evidentemente ocasionará más incremento de precio, más inflación.  Es en la esfera productiva donde se gana la batalla de la economía. La esfera de la circulación influye en la producción, pero en esta última es donde se decide todo, y en esta se gana, con incentivos, introducción constante de nuevas tecnologías que propicien mayor productividad, en todas las partes del proceso.  

El declive y la caída del imperio. Estados Unidos en crisis terminal

 Por Alfred McCoy, Counter Punch



Los imperios no caen simplemente como árboles derribados. En cambio, se debilitan lentamente a medida que una sucesión de crisis agota su fuerza y confianza hasta que de repente comienzan a desintegrarse. Lo mismo ocurrió con los imperios británico, francés y soviético; lo mismo ocurre ahora con la América imperial.

Gran Bretaña enfrentó graves crisis coloniales en India, Irán y Palestina antes de hundirse precipitadamente en el Canal de Suez y colapsar el imperio en 1956. En los últimos años de la Guerra Fría, la Unión Soviética enfrentó sus propios desafíos en Checoslovaquia, Egipto y Etiopía antes de chocar contra un muro de ladrillos en su guerra en Afganistán.

La etapa victoriosa de Estados Unidos tras la Guerra Fría sufrió su propia crisis a principios de este siglo con las desastrosas invasiones de Afganistán e Irak. Ahora, en el horizonte de la historia se vislumbran otras tres crisis imperiales en Gaza, Taiwán y Ucrania que, acumulativamente, podrían convertir una lenta recesión imperial en un declive demasiado rápido, si no en un colapso.

Para empezar, pongamos en perspectiva la idea misma de una crisis imperial. La historia de todo imperio, antiguo o moderno, siempre ha implicado una sucesión de crisis, generalmente dominadas en los primeros años del imperio, para ser manejadas cada vez más desastrosamente en su era de decadencia. Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos se convirtió en el imperio más poderoso de la historia, los líderes de Washington manejaron hábilmente crisis similares en Grecia, Berlín, Italia y Francia, y algo menos hábilmente, pero no desastrosamente, en una Guerra de Corea que nunca terminó oficialmente. Incluso después del doble desastre de una fallida invasión encubierta de Cuba en 1961 y una guerra convencional en Vietnam que terminó desastrosamente mal en los años 1960 y principios de los años 1970, Washington demostró ser capaz de recalibrarse con suficiente eficacia para sobrevivir a la Unión Soviética, “ganar” la Guerra Fría y convertirse en la “superpotencia solitaria” de este planeta.

Tanto en el éxito como en el fracaso, la gestión de crisis suele implicar un delicado equilibrio entre la política interna y la geopolítica global. La Casa Blanca del presidente John F. Kennedy, manipulada por la CIA en la desastrosa invasión de Bahía de Cochinos en 1961, logró recuperar su equilibrio político lo suficiente como para controlar al Pentágono y lograr una resolución diplomática de la peligrosa crisis de los misiles cubanos de 1962 con la Unión Soviética.

Sin embargo, la difícil situación actual de Estados Unidos puede atribuirse, al menos en parte, a un desequilibrio creciente entre una política interna que parece desmoronarse y una serie de agitaciones globales desafiantes. Ya sea en Gaza, Ucrania o incluso Taiwán, el Washington del presidente Joe Biden claramente no está logrando alinear a los electores políticos internos con los intereses internacionales del imperio. Y en cada caso, la mala gestión de las crisis sólo se ha visto agravada por errores que se han acumulado en las décadas transcurridas desde el fin de la Guerra Fría, convirtiendo cada crisis en un enigma sin una solución fácil o tal vez sin solución alguna. Entonces, tanto individual como colectivamente, es probable que el mal manejo de estas crisis resulte ser un indicador significativo del declive final de Estados Unidos como potencia global, tanto en el país como en el extranjero.

Desastre progresivo en Ucrania

Desde los últimos meses de la Guerra Fría, la mala gestión de las relaciones con Ucrania ha sido un proyecto curiosamente bipartidista. Cuando la Unión Soviética comenzó a desintegrarse en 1991, Washington se centró en garantizar que el arsenal de Moscú, posiblemente de 45.000 ojivas nucleares, estuviera seguro, en particular las 5.000 armas atómicas entonces almacenadas en Ucrania, que también tenía la mayor planta de armas nucleares soviética en Dnipropetrovsk.

Durante una visita en agosto de 1991, el Presidente George HW Bush dijo al Primer Ministro ucraniano Leonid Kravchuk que no podía apoyar la futura independencia de Ucrania y pronunció lo que se conoció como su discurso del “pollo de Kiev”, diciendo: “Los estadounidenses no apoyarán a quienes buscan la independencia para reemplazar una tiranía lejana por un despotismo local. No ayudarán a quienes promueven un nacionalismo suicida basado en el odio étnico”. Sin embargo, pronto reconocería a Letonia, Lituania y Estonia como estados independientes, ya que no tenían armas nucleares.

Cuando la Unión Soviética finalmente implosionó en diciembre de 1991, Ucrania se convirtió instantáneamente en la tercera potencia nuclear del mundo, aunque no tenía forma de producir la mayoría de esas armas atómicas. Para persuadir a Ucrania de que transfiriera sus ojivas nucleares a Moscú, Washington inició tres años de negociaciones multilaterales, al tiempo que daba a Kiev “seguridades” (pero no “garantías”) de su seguridad futura: el equivalente diplomático de un cheque personal girado contra una cuenta bancaria en una cuenta bancaria. Un saldo cero.

En virtud del Memorando de Seguridad de Budapest de diciembre de 1994, tres ex repúblicas soviéticas (Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania) firmaron el Tratado de No Proliferación Nuclear y comenzaron a transferir sus armas atómicas a Rusia. Al mismo tiempo, Rusia, Estados Unidos y Gran Bretaña acordaron respetar la soberanía de los tres signatarios y abstenerse de utilizar ese tipo de armamento contra ellos. Sin embargo, todos los presentes parecieron entender que el acuerdo era, en el mejor de los casos, frágil. (Un diplomático ucraniano dijo a los estadounidenses que “no se hacía ilusiones de que los rusos cumplirían los acuerdos que firmaron”).

Mientras tanto (y esto debería sonar familiar hoy en día), el presidente ruso Boris Yeltsin arremetió contra los planes de Washington de ampliar aún más la OTAN, acusando al presidente Bill Clinton de pasar de una Guerra Fría a una “paz fría”. Inmediatamente después de esa conferencia, el secretario de Defensa, William Perry, advirtió a Clinton, a quemarropa, que “un Moscú herido atacaría en respuesta a la expansión de la OTAN”.

No obstante, una vez que esas ex repúblicas soviéticas quedaron desarmadas de forma segura de sus armas nucleares, Clinton acordó comenzar a admitir nuevos miembros en la OTAN, lanzando una marcha implacable hacia el este, hacia Rusia, que continuó bajo su sucesor George W. Bush. Llegó a incluir tres antiguos satélites soviéticos: la República Checa, Hungría y Polonia (1999); tres ex repúblicas soviéticas: Estonia, Letonia y Lituania (2004); y tres antiguos satélites más: Rumania, Eslovaquia y Eslovenia (2004). Además, en la cumbre de Bucarest de 2008, los 26 miembros de la alianza acordaron unánimemente que, en algún momento no especificado, Ucrania y Georgia también “se convertirían en miembros de la OTAN”. En otras palabras, después de haber empujado a la OTAN hasta la frontera con Ucrania, Washington parecía ignorar la posibilidad de que Rusia pudiera sentirse amenazada de alguna manera y reaccionar anexando esa nación para crear su propio corredor de seguridad.

En esos años, Washington también llegó a creer que podía transformar a Rusia en una democracia funcional para integrarla plenamente en un orden mundial estadounidense aún en desarrollo. Sin embargo, durante más de 200 años, el gobierno de Rusia había sido autocrático y todos los gobernantes, desde Catalina la Grande hasta Leonid Brezhnev, habían logrado la estabilidad interna mediante una incesante expansión extranjera. Por lo tanto, no debería haber sido sorprendente que la expansión aparentemente interminable de la OTAN llevara al último autócrata de Rusia, Vladimir Putin, a invadir la península de Crimea en marzo de 2014, sólo unas semanas después de albergar los Juegos Olímpicos de Invierno.

En una entrevista poco después de que Moscú anexara esa zona de Ucrania, el presidente Obama reconoció la realidad geopolítica que aún podría enviar todo ese territorio a la órbita de Rusia, diciendo: “El hecho es que Ucrania, que no es un país de la OTAN, va a ser vulnerable a la dominación militar de Rusia sin importar lo que hagamos”.

Luego, en febrero de 2022, después de años de combates de baja intensidad en la región de Donbass, en el este de Ucrania, Putin envió 200.000 tropas mecanizadas para capturar la capital del país, Kiev, y establecer esa misma “dominación militar”. Al principio, mientras los ucranianos sorprendentemente luchaban contra los rusos, Washington y Occidente reaccionaron con una resolución sorprendente: cortando las importaciones de energía de Rusia para Europa, imponiendo serias sanciones a Moscú, expandiendo la OTAN a toda Escandinavia y enviando un impresionante arsenal de armamentos a Ucrania.

Sin embargo, después de dos años de guerra interminable, han aparecido grietas en la coalición antirrusa, lo que indica que la influencia global de Washington ha disminuido notablemente desde sus días de gloria de la Guerra Fría. Después de 30 años de crecimiento de libre mercado, la resistente economía de Rusia ha resistido las sanciones, sus exportaciones de petróleo han encontrado nuevos mercados y se proyecta que su producto interno bruto crecerá un saludable 2,6% este año. En la temporada de combates de la primavera y el verano pasados, una “contraofensiva” ucraniana fracasó y la guerra, en opinión de los comandantes rusos y ucranianos, al menos está “estancada”, si no que ahora comienza a inclinarse a favor de Rusia.

Lo más grave es que el apoyo de Estados Unidos a Ucrania está flaqueando. Después de reunir con éxito a la alianza de la OTAN para apoyar a Ucrania, la Casa Blanca de Biden abrió el arsenal estadounidense para proporcionar a Kiev una impresionante variedad de armamento, por un total de 46.000 millones de dólares, que dio a su ejército más pequeño una ventaja tecnológica en el campo de batalla. Pero ahora, en una medida con implicaciones históricas, parte del Partido Republicano (o más bien Trumpublicano) ha roto con la política exterior bipartidista que sostuvo el poder global estadounidense desde que comenzó la Guerra Fría. Durante semanas, la Cámara de Representantes, liderada por los republicanos, incluso se ha negado repetidamente a considerar el último paquete de ayuda de 60.000 millones de dólares del presidente Biden para Ucrania, lo que ha contribuido a los recientes reveses de Kiev en el campo de batalla.

La ruptura del Partido Republicano comienza con su líder. En opinión de la exasesora de la Casa Blanca, Fiona Hill, Donald Trump fue tan dolorosamente deferente con Vladimir Putin durante “la ahora legendariamente desastrosa conferencia de prensa” en Helsinki en 2018 que los críticos estaban convencidos de que “el Kremlin dominaba al presidente estadounidense”. Pero el problema es mucho más profundo. Como señaló recientemente el columnista del New York Times, David Brooks, el histórico “aislacionismo” del Partido Republicano sigue en marcha. De hecho, entre marzo de 2022 y diciembre de 2023, el Centro de Investigación Pew descubrió que el porcentaje de republicanos que piensan que Estados Unidos brinda “demasiado apoyo” a Ucrania aumentó de solo el 9% a un enorme 48%. Cuando se le pidió que explicara la tendencia, Brooks siente que “el populismo trumpiano representa algunos valores muy legítimos: el miedo a la extralimitación imperial… [y] la necesidad de proteger los salarios de la clase trabajadora de las presiones de la globalización”.

Dado que Trump representa esta tendencia más profunda, su hostilidad hacia la OTAN ha adquirido un significado añadido. Sus recientes comentarios de que alentaría a Rusia a “hacer lo que quisiera” con un aliado de la OTAN que no pagó lo que le correspondía provocaron conmociones en toda Europa, lo que obligó a aliados clave a considerar cómo sería esa alianza sin Estados Unidos. (incluso cuando el presidente ruso Vladimir Putin, sin duda sintiendo un debilitamiento de la determinación de Estados Unidos, amenazó a Europa con una guerra nuclear). Todo esto ciertamente indica al mundo que el liderazgo global de Washington es ahora todo menos una certeza.

Crisis en Gaza

Al igual que en Ucrania, décadas de liderazgo estadounidense tímido, agravadas por una política interna cada vez más caótica, permitieron que la crisis de Gaza se saliera de control. Al final de la Guerra Fría, cuando Oriente Medio quedó momentáneamente desenredado de la política de las grandes potencias, Israel y la Organización de Liberación de Palestina firmaron el Acuerdo de Oslo de 1993. En él, acordaron crear la Autoridad Palestina como primer paso hacia una solución de dos Estados. Sin embargo, durante las siguientes dos décadas, las ineficaces iniciativas de Washington no lograron romper el estancamiento entre esa Autoridad y los sucesivos gobiernos israelíes que impidió cualquier progreso hacia tal solución.

En 2005, el belicoso Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon, decidió retirar sus fuerzas de defensa y 25 asentamientos israelíes de la Franja de Gaza con el objetivo de mejorar “la seguridad y el estatus internacional de Israel”. Sin embargo, al cabo de dos años, los militantes de Hamas habían tomado el poder en Gaza, derrocando a la Autoridad Palestina bajo el presidente Mahmoud Abbas. En 2009, el controvertido Benjamín Netanyahu comenzó su período casi continuo de 15 años como primer ministro de Israel y pronto descubrió la utilidad de apoyar a Hamás como contraste político para bloquear la solución de dos Estados que tanto aborrecía.

No sorprende entonces que el día después del trágico ataque de Hamás del 7 de octubre del año pasado, el Times of Israel publicara este titular: “Durante años Netanyahu apoyó a Hamás. Ahora nos ha estallado en la cara”. En su artículo principal, la corresponsal política Tal Schneider informó: “Durante años, los diversos gobiernos liderados por Benjamin Netanyahu adoptaron un enfoque que dividió el poder entre la Franja de Gaza y Cisjordania, poniendo de rodillas al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, mientras tomaba medidas. Eso apuntaló al grupo terrorista Hamás”.

El 18 de octubre, cuando el bombardeo israelí de Gaza ya estaba causando graves bajas a los civiles palestinos, el presidente Biden voló a Tel Aviv para una reunión con Netanyahu que resultaría inquietantemente una reminiscencia de la conferencia de prensa de Trump en Helsinki con Putin. Después de que Netanyahu elogiara al presidente por trazar “una línea clara entre las fuerzas de la civilización y las fuerzas de la barbarie”, Biden respaldó esa visión maniquea al condenar a Hamás por “males y atrocidades que hacen que ISIS parezca algo más racional” y prometió proporcionar el armamento. Israel necesitaba “como responden a estos ataques”. Biden no dijo nada sobre la anterior alianza de Netanyahu con Hamás ni sobre la solución de dos Estados. En cambio, la Casa Blanca de Biden comenzó a vetar las propuestas de alto el fuego en la ONU mientras transportaba por vía aérea, entre otras armas, 15.000 bombas a Israel, incluidas las gigantescas “destructoras de búnkeres” de 2.000 libras que pronto estaban arrasando las construcciones de Gaza y asesinando a civiles.

Después de cinco meses de envíos de armas a Israel, tres vetos de alto el fuego en la ONU y nada que detenga el plan de Netanyahu de una ocupación interminable de Gaza en lugar de una solución de dos Estados, Biden ha dañado el liderazgo diplomático estadounidense en Medio Oriente y gran parte del mundo. En noviembre y nuevamente en febrero, multitudes masivas que pedían la paz en Gaza marcharon en Berlín, Londres, Madrid, Milán, París, Estambul y Dakar, entre otros lugares.

Además, el implacable aumento de las muertes de civiles que superan las 33.000 en Gaza, de las cuales un gran número son niños y mujeres, ha debilitado el apoyo interno de Biden en distritos electorales que fueron críticos para su victoria en 2020, incluidos los árabe-estadounidenses en el estado clave de Michigan. Para cerrar la brecha, Biden ahora está desesperado por lograr un alto el fuego negociado. En un inepto entrelazamiento de la política internacional y doméstica, el presidente le ha dado a Netanyahu, un aliado natural de Donald Trump, la oportunidad de una sorpresa en octubre con una mayor devastación en Gaza que podría destrozar la coalición demócrata y, por lo tanto, aumentar las posibilidades de una victoria de Trump en noviembre, con consecuencias fatales para el poder global de Estados Unidos.

Problemas en el estrecho de Taiwán

Si bien Washington está preocupado por Gaza y Ucrania, también puede estar en el umbral de una grave crisis en el Estrecho de Taiwán. La incesante presión de Beijing sobre la isla de Taiwán continúa sin cesar. Siguiendo la estrategia incremental que ha utilizado desde 2014 para asegurar media docena de bases militares en el Mar de China Meridional, Beijing está tomando medidas para estrangular lentamente la soberanía de Taiwán. Sus violaciones del espacio aéreo de la isla han aumentado de 400 en 2020 a 1.700 en 2023. De manera similar, los buques de guerra chinos han cruzado la línea media en el Estrecho de Taiwán 300 veces desde agosto de 2022, borrándola efectivamente. Como advirtió el comentarista Ben Lewis: “Pronto puede que en China no quede líneas que cruzar”.

Después de reconocer a Beijing como “el único gobierno legal de China” en 1979, Washington acordó “reconocer” que Taiwán era parte de China. Al mismo tiempo, sin embargo, el Congreso aprobó la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, que exigía “que Estados Unidos mantuviera la capacidad de resistir cualquier recurso a la fuerza… que pusiera en peligro la seguridad… del pueblo de Taiwán”.

Semejante ambigüedad totalmente estadounidense parecía manejable hasta octubre de 2022, cuando el presidente chino, Xi Jinping, dijo en el XX Congreso del Partido Comunista que “debe realizarse la reunificación” y se negó a “renunciar al uso de la fuerza” contra Taiwán. En un fatídico contrapunto, el presidente Biden declaró, en septiembre de 2022, que Estados Unidos defendería a Taiwán “si de hecho hubiera un ataque sin precedentes”.

Pero Beijing podría paralizar a Taiwán a varios pasos de ese “ataque sin precedentes” al convertir esas transgresiones aéreas y marítimas en una cuarentena aduanera que desviaría pacíficamente toda la carga con destino a Taiwán a China continental. Con los principales puertos de la isla en Taipei y Kaohsiung frente al Estrecho de Taiwán, cualquier buque de guerra estadounidense que intentara romper ese embargo se enfrentaría a un enjambre letal de submarinos nucleares, aviones a reacción y misiles destructores de barcos.

Dada la pérdida casi segura de dos o tres portaaviones, la Armada estadounidense probablemente daría marcha atrás y Taiwán se vería obligado a negociar los términos de su reunificación con Beijing. Un cambio tan humillante enviaría una señal clara de que, después de 80 años, el dominio estadounidense sobre el Pacífico finalmente había terminado, infligiendo otro duro golpe a la hegemonía global de Estados Unidos.

La suma de tres crisis

Washington se encuentra ahora enfrentando tres crisis globales complejas, cada una de las cuales exige toda su atención. Cualquiera de ellos desafiaría las habilidades incluso del diplomático más experimentado. Su simultaneidad coloca a Estados Unidos en la poco envidiable posición de posibles reveses en los tres a la vez, incluso cuando su política interna amenaza con adentrarse en una era de caos. Aprovechando las divisiones internas estadounidenses, los protagonistas en Beijing, Moscú y Tel Aviv tienen una mano larga (o al menos potencialmente más larga que la de Washington) y esperan ganar por defecto cuando Estados Unidos se canse del juego. Como presidente en ejercicio, el presidente Biden debe soportar el peso de cualquier cambio de rumbo, con el consiguiente daño político en noviembre.

Mientras tanto, mientras espera entre bastidores, Donald Trump puede intentar escapar de esos enredos extranjeros y su costo político volviendo al aislacionismo histórico del Partido Republicano, incluso mientras asegura que la antigua superpotencia solitaria del Planeta Tierra podría desmoronarse a raíz de ello, de las elecciones de 2024. De ser así, en un mundo tan claramente convulsionado, la hegemonía global estadounidense se desvanecería con sorprendente velocidad, convirtiéndose pronto en poco más que un recuerdo lejano.

Corrupción / corrosión

Por Luis Toledo Sande Cuba periodista


Aunque los estragos de la corrupción puedan contabilizarse en términos económicos, no será en esa esfera donde más daño hagan. Lacra de lesa ética, la primera víctima de la corrupción es la confianza. En un grupo, un robo suscita que se diga: “Todos quedamos en evidencia”, y aún después de saberse quién es el ladrón, puede quedar en el aire una duda terrible: “¿Será el único?”

Es un lugar común afirmar que quien entra a robar en una casa habitada lo hace dispuesto a matar —léase: asesinar—, si se siente descubierto. En general, un corrupto es un asesino que empieza por acuchillar el sentimiento de confianza de los otros seres humanos. Si así ocurre por muy pocas que sean las víctimas de sus actos, ¿qué decir cuando ellas son la totalidad de un pueblo o —para no pecar de exageración ni de ingenuidad— la mayor parte de él, puesto que obviamente hay quienes se benefician del robo? Y la desconfianza aumenta si las fechorías del corrupto demoran en conocerse o no se castigan cumplidamente.

“¿Quiénes lo habrán acompañado, o apañado, en sus desmanes?”, es una pregunta que remite a otra: “¿Dónde estaban y qué hacían las personas que debían impedir que delinquiera?” Sin sucumbir a especulaciones irresponsables, lo seguro es que el corrupto o los corruptos no habitaban un mundo aparte ni actuaban en soledad, aunque así pudiera parecerlo por sus condiciones de vida.

Es difícil olvidar los años en que, cuando alguien intentaba combatir, o simplemente denunciar, los que se consideraban actos de corrupción menor —de esa que “no pasa de los tobillos”, aunque la gangrena puede extenderse desde ellos hasta la cabeza—, se le repetía que no era el momento. Se argumentaba que había urgencias mayores (sin soslayar la idea tácita de que se debía permitir que la gente se buscara la vida). O, ¡fantasma terrible y hasta justificado, pero ante el cual no cabe la parálisis!, se aducía que el enemigo podía aprovecharse de la realidad y de la correspondiente denuncia.

No hay propaganda enemiga que sea más nociva y hasta letal que las deformaciones propias, aunque se consideren menudas. El mismo criminal bloqueo que busca estrangular a Cuba para devolverla al yugo imperialista, encuentra apoyo objetivo en esas deformaciones, insuficiencias o errores, como proceda o se las quiera llamar.

Quien escoge el camino de la corrupción —dígase más claramente: del robo y otros entuertos o crímenes que a menudo se ha preferido solapar con eufemismos—, está en el camino de los antisociales. Simule lo que simule y ocupe la posición que ocupe, de hecho vive rebelado contra la sociedad que se ha intentado construir sobre bases éticas y justicieras. Aunque, démosle el privilegio de la duda, no tenga conciencia de serlo, es cómplice de los más encarnizados enemigos de la nación: en el fondo, es uno de ellos.

El líder histórico y permanente, El Líder, de la Revolución, no un teoricista o perestroiko de pacotilla, fue especialmente lúcido, ¡y miren que lo era en cada momento!, al advertir que nuestros enemigos externos —el poderoso imperialismo estadounidense y sus aliados, cómplices y lacayos— no podrían destruirnos. Está claro que, incluso apreciando el valor de la participación masiva en la defensa del país, no sería sensato suponer que la aludida eventualidad de su destrucción estará al alcance de todo el pueblo por igual. Hay grados de responsabilidad, o de culpabilidad.

La moral colectiva es un pilar imprescindible para la fuerza ética —la fuerza— de la nación; pero hay quienes por sus funciones, por su autoridad, por su lugar en la estructura social y jerárquica del país, acumulan recursos que pueden servir para destruirlo. En una declaración reciente, nutrida de las enseñanzas del Comandante, el primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República sostuvo refiriéndose a un caso de corrupción que se investiga: “mientras más elevado sea el nivel de confianza depositada en un cuadro, mayor será el rigor e intransigencia con que se actúe ante hechos de esta naturaleza”.

Sin que nos dejemos morder por la desconfianza irracional, y menos aún por estados de opinión y campañas que pueden tener origen y fines variopintos, pero coinciden en hacer daño, no debemos cerrar los ojos a la evidencia de que la corrupción puede rebasar el ámbito de los funcionarios de nivel medio. Tanto puede rebasarlo, que es capaz de acercarse, no ya a las rodillas o a los hombros de la nación, sino a su cabeza.

Todo control será poco para impedir la calamidad a la que puede llegarse por ese camino. El control debe ser un instrumento para cultivar la ética, y para descubrir la corrupción —los corruptos— en fases iniciales, no cuando el mal se encuentre ya en estadios graves y sea capaz de propiciar metástasis, si es que no está en camino de ella.

En los mecanismos de control se debe mantener a raya los excesos de la subjetividad, pero es imprescindible estar atentos a la sensibilidad del pueblo, más sabio que muchos sabios individuales, e insustituible por instituciones, estructuras y autoridades, aunque ellas sean todo lo importantes que sean. Tener el oído pegado a la tierra es también eso.

Una cosa es defender y aplicar medidas que no son precisamente propias del afán socialista, pero contextualmente resulten necesarias para salvarlo, o así se cree, y otra distinta convertirse en entusiasta promotor de males como lo que voces del pueblo, acaso no pocas, estimaron que era el desmadre de las privatizaciones. Tal entusiasmo ¿será siempre casual?, ¿se debe dar por ingenuo y sano?, ¿vale descartar de antemano que tenga conexiones de las que siga siendo necesario vindicar a Cuba?

Sostener tranquilamente, y hasta con fervor, que las privatizaciones son parte de la solución y no del problema, puede favorecer más el paso al problema que a la solución. Si encima de eso el funcionario o dirigente se apea, entre sonrisas, con que “estamos aprendiendo sobre la marcha”, el pueblo tiene derecho a considerar que tras décadas de experimentos y tanteos resulta insoslayable haber aprendido o ser capaces de prever lo fundamental: qué les conviene a los afanes de justicia social, y que los mengua.

A eso se refirió hace pocos meses el autor de este artículo en otro publicado en Cubaperiodistas con el título de “El raro encanto del equilibrio”, y en estos días supone que no es necesario insistir en el punto. Pero se pregunta si, en caso de no haberse descubierto a estas alturas lo que ya se da como un caso de corrupción, el frenesí privatizador se habría mantenido tal cual y con los desbordamientos que el pueblo viene denunciando, y sufriendo.

Lo que está en juego, en peligro, es mucho más que un plan de medidas por las que se ha apostado como se ha hecho, pero que requieren control. Ante la realidad que aúlla, urge poner todos los sentidos —todos, que tal vez no terminen en el sexto de ellos— en impedir que nos desmigajen la nación, y se dé al traste con los ideales de equidad que le han valido al experimento cubano el apoyo del pueblo. O de esa mayoría que tanto esfuerzo y tantos sacrificios, penurias incluidas, ha protagonizado en las aspiraciones de una transformación que le asegure mejorías cotidianas, vida vivible, sin renunciar a la esperanza martiana, heredada por el Comandante Fidel Castro, de alcanzar toda la justicia.

Foto de portada: Annick Vanderschelden / Tomada de Getty images

Escritor, investigador y periodista cubano. Doctor en Ciencias Filológicas por la Universidad de La Habana. Autor de varios libros de distintos géneros. Ha ejercido la docencia universitaria y ha sido director del Centro de Estudios Martianos y subdirector de la revista Casa de las Américas. En la diplomacia se ha desempeñado como consejero cultural de la Embajada de Cuba en España. Entre otros reconocimientos ha recibido la Distinción Por la Cultura Nacional y el Premio de la Crítica de Ciencias Sociales, este último por su libro Cesto de llamas. Biografía de José Martí. (Velasco, Holguín, 1950).

Cierran negocios en Cuba por impedir pagos electrónicos a los consumidores

El gobierno lanzó una batida contra las violaciones en el sector del comercio que ha mostrado resistencia a sumarse a la digitalización de los pagos, un esfuerzo estatal por reducir el tradicional protagonismo del papel moneda.


Datos ofrecidos a este diario por el Mincin refieren que, previo a la puesta en vigor de la Resolución 93, fueron apercibidos 10 723 actores económicos. Foto: Ricardo López Hevia

Comercio electrónico y derecho del consumidor. Esas serían, a grandes rasgos, las dos características principales de la Resolución 93/2023 del Ministerio del Comercio Interior (Mincin).

La normativa establece, como requisito para los establecimientos comerciales objeto de inscripción en el Registro Central Comercial (RCC), de manera temporal o permanente, poseer las facilidades de pago por las pasarelas nacionales o terminales de punto de venta para la comercialización de bienes y prestación de servicios al consumidor.

Datos ofrecidos a este diario por el Mincin refieren que, previo a la puesta en vigor de la Resolución 93, fueron apercibidos 10 723 actores económicos, de ellos, 4 192 estatales y 5 653 trabajadores por cuenta propia (TCP); 827 micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes); 47 proyectos de desarrollo local (PDL) y cinco cooperativas no agropecuarias (CNA). «El 58 % de las entidades no poseían ninguna pasarela de pago». 

¿SE CUMPLE LO ESTABLECIDO?

Mirurgia Ramírez Santana, directora de Regulación del Mercado y Mercadotecnia del Mincin, comentó a Granma que para el control de la norma, una vez puesta en vigor, se han integrado las direcciones provinciales de Comercio y de Inspección, así como las filiales del Registro, priorizando los actores que previamente fueron apercibidos y que ofertan mayor cantidad de bienes y servicios a la población.

Estos, añadió, están relacionados con el comercio de subordinación local, los Ministerios de la Industria Alimentaria (Minal), Agricultura (Minag) y Turismo (Mintur), además del Grupo de Administración Empresarial (gae) y el sector no estatal. 

En febrero –dijo– se efectuaron 3 341 acciones de control en todo el territorio nacional, con el propósito de evaluar la implementación de la normativa.

Agregó que se controlaron 1 895 actores económicos estatales y 1 446 con forma de gestión no estatal. De ellos:

 

 

CONTROLES DESIGUALES EN LAS PROVINCIAS

Ramírez Santana comentó que La Habana, Artemisa y Matanzas son las provincias que realizaron más acciones de control; mientras que Cienfuegos y Holguín solo el 1,4 % y el 2,6 % de lo muestreado.

Estas acciones arrojaron que 893 entes no cumplen con lo establecido, siendo los más repetitivos los TCP y los puntos de venta o mercados agropecuarios pertenecientes al Minag. En el caso del Minal, los incumplimientos se asocian, fundamentalmente, a las panaderías de subordinación local.

De forma general, resaltó la funcionaria, se aplicaron 89 multas y 75 retiros de autorizaciones comerciales, proceso que condujo al cierre de 45 establecimientos.

Resaltó que el 73 % de los actores económicos controlados cumplen lo establecido en la Resolución 93; el 62 % de los incumplimientos se identifica en el sector no estatal. Son insuficientes las medidas adoptadas y, aunque en menor grado, aún se presentan atrasos en la contratación y activación de los Códigos qr de Transfermóvil.

Los consumidores pueden informar quejas, inconformidades o sugerencias mediante:

  • Línea única del Comercio: 80022624
  • Departamento de Atención Ciudadana, con el número: 7 868 3549
  • Correo electrónico:

consumidor@mincin.aguiar.cu

Este es un proceso continuo cuyo objetivo no es imponer, sino avanzar por las vías correctas. El pago electrónico por parte del consumidor es una opción y un derecho. 

ESTABLECIMIENTOS CERRADOS POR PROVINCIAS

Matanzas:

  • Comercio: unidades de gastronomía La Central, La Aurora y El Favorito.

Cienfuegos:

  • Comercio: bodegas Nuevo Refino, La Sureña y Segunda Perla.
  • Cimex: Punto de venta El Malecón.
  • Minag: El Melón, El Ají, 7mo. Congreso, Mercado Agropecuario y un punto de venta de Palmira y mae Agro Sur.
  • Un punto de venta del Ministerio de la Construcción.

Ciego de Ávila:

  • Cuatro TCP.
  • Mipymes: Los Rodríguez y Jardín Hortaliza.
  • Minag: Organopónico Curva Ortiz y ccs Protesta de Baraguá (guarapera Los Pupis).
  • CNA Instituto de Belleza.

Holguín:

  • Mipyme: Sabe a Cuba y Confecciones surl. mipyme Fénix Servicios. Integrales (cuatro puntos de venta).

Granma:

  • Minag: punto de venta Agricultura Urbana, de la ccs Mario Alarcón y El Perejil.
  • Dos TCP.

Santiago de Cuba:

  • Cafetería con comida El Resplandor, restaurante La Esperanza y cafetería con Alimentos Ligeros.

Guantánamo:

  • GAE: Tiendas Caribe La Tijera.
  • Mipyme: Guaili surl.
  • Alojamiento Bar Habana Club.

Isla de la Juventud:

  • CNA: Taller Poliservicio Gerona.
  • Cinco TCP.
  • Punto de venta mipyme Reineiro Rodríguez.