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viernes, 23 de junio de 2017

La pobreza en Cuba


Por Raúl A. Sandoval González

En Cuba no se publican estadísticas sobre pobreza; eso hace que mucha gente pueda preguntarse, tanto fuera como dentro el país, ¿es que no hay pobreza? ¿Se considera que no hay pobres en Cuba? Esta mirada preliminar nos acerca al tema a través de la respuesta que ofrecen los propios cubanos cuando se les pide que enumere los tres problemas más importantes que enfrenta en su vida diaria. La respuesta incluye invariablemente, aunque no necesariamente en ese orden, alimentación, vivienda y transporte.

Lo cierto es que no hay país, a pesar de las propuestas y políticas ejecutadas que haya solucionado totalmente el problema. Se trata de una cuestión compleja, que tiene connotaciones económicas, sociales, políticas e ideológicas.

Todo trabajo que intente estudiar la pobreza debe partir del análisis del ingreso. Así, el salario medio mensual ascendió, en el 2011, a 460 pesos, con la particularidad que el salario medio de poco más del 43 % de los ocupados es inferior al promedio anterior. Ese salario medio es equivalente a 18,42 CUC o pesos convertibles o 21,03 dólares norteamericanos, si se quisiera expresar el ingreso en esas dos monedas.

Los productos que componen la canasta mensual normada o racionada, que tiene un costo de 17.40 pesos cubanos, aportan solo el 41,2 % de las calorías recomendadas como mínimas en los requerimientos nutricionales (2 500 al día). Para alcanzar el nivel adecuado deberá incurrir en un gasto complementario de unos 403 pesos (panes, pizzas, croquetas, huevos, productos del agro, etc.) Con los casi 40 pesos que aun le quedan del salario deberá pagar los servicios básicos (agua, electricidad, gas y, si tiene, teléfono) transporte, productos para el aseo personal y del hogar y TODOS los gastos de las personas que dependen de él.

En los trabajos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) se ha adoptado, de manera uniforme, una relación de 0,5 entre el gasto de alimentos y el total de gastos de consumo. Si esa proporción fuera válida para Cuba, entonces en una primera aproximación, la línea o umbral de pobreza se situaría en 841,40 pesos mensuales por persona.

De otro lado, la pensión media anual alcanza 244,86 pesos, de aquí que pueda asumirse que todos los jubilados y pensionados son potencialmente pobres, salvo aquellos que reciben otro ingreso, por vía de las remesas externas o por la reincorporación a actividades laborales.

En lo que respecta a la vivienda, durante años la población ha sufrido las carencias materiales con las cuales atender, de forma mínima, la reparación y mantenimiento de las mismas lo que ha significado un creciente deterioro del fondo habitacional. Algunos estimados señalan que entre el 60 % y el 70 % de las viviendas pueda considerarse, en su estado constructivo, de regular o malo. Ello da lugar a que un número considerable de familias, núcleos o personas tengan esa necesidad básica insatisfecha.

El transporte constituye otro de los problemas que agobia a los cubanos. Después de la mejoría que experimentó el transporte público urbano, sobre todo en la capital, desde mediados del 2010 el servicio comenzó, nuevamente, a deteriorarse severamente, lo que hace que los residentes demoren 2 horas y más en trasladarse de un punto a otro de la ciudad, en condiciones de ómnibus abarrotados de pasajeros.

Entonces, ¿hay o no pobres en Cuba? La respuesta es positiva; pero requiere de una reflexión en torno a ella.

Algunas encuestas mostraban que, a comienzos del siglo, promediaba 20 % de la población urbana y llegaba hasta 40 %. Este autor no está en condiciones de aprobar o refutar tales cifras, sino sólo afirmar que un segmento considerable de la población sufre de algún tipo de pobreza.

Lo que sucede es que la pobreza en Cuba tiene algunas connotaciones particulares y se diferencia de las formas más conocidas y extremas en que la misma se manifiesta. Así, no hay pordioseros en Cuba, ni niños hurgando en los contenedores de basura en busca de comida; la educación en todos los niveles es gratuita, al igual que la atención médica y hospitalaria; la seguridad social está asegurada.

La pobreza se experimenta o se padece cuando la alimentación no es la adecuada y no cubre los requerimientos nutricionales, cuando las condiciones de la vivienda no satisfacen las necesidades o se vive albergado o agregado; cuando los artículos para el hogar, los de higiene y limpieza y el vestuario y el calzado son a veces inalcanzables porque los precios de tales productos resultan notoriamente elevados y el ingreso no es suficiente y no se corresponde con la cantidad y calidad del trabajo aportado; cuando no se puede acceder a ciertos bienes y servicios que impone la modernidad; cuando la recreación y el esparcimiento o adquirir un buen libro constituyen un lujo para muchos. Todos los que se encuentran en tales condiciones son, en alguna medida, pobres.

Raúl A. Sandoval, es economista y profesor de la facultad de economía de la universidad de La Habana

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