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miércoles, 21 de noviembre de 2018

¿ Será el CUC la mejor variante para solucionar nuestro problema monetario?

Querido Humberto Pérez:

Para alcanzar la unificación monetaria y cambiaria en la situación cubana actual, dejar el CUP en circulación es la propuesta oficial y alrededor de la cual giran la casi totalidad de los análisis y comentarios de los analistas al respecto. Lo que propongo es reconsiderar que no se mantenga fuera del análisis dejar al CUC como moneda única en circulación, sustituyendo al CUP. Para argumentar más esta propuesta, habría que realizar no pocos ejercicios numéricos en seco”, lo que le corresponde a las instituciones correspondientes del país. Pensadores aislados, como nosotros, no tenemos suficiente fuerza administrativa ni datos para fundamentar plenamente nuestras propuestas.

¿ El CUC vale mas que el USD?

Foto: Humberto Herrera Carlés. Casa de Cambio Aeropuerto Internacional México DF. 10 de Noviembre 2018

Una forma para solucionar la volatilidad  de la tasa de cambio de la moneda nacional es la dolarización de la economía. Cuba no puede aplicar esta medida por razones políticas, pues se pondría la “soga al cuello” y la soga la tiene el gobierno de Estados Unidos. Lo mejor que se puede hacer es acercarse a la dolarización, pero manteniendo una moneda nacional como soberanía monetaria, en este caso el CUC, que ya lleva años anclado al dólar a una tasa de 1 CUC = 1 USD en las empresas. Además, con la irracional tasa de 1 CUC = 1 CUP. En la población también se usa una tasa fija de 1 CUC = 1.08 USD. La tasa del CUC con las demás divisas internacionales se forma mediante la relación con el USD. Mi propuesta mantendría esta situación igual a la de hoy.

Solo que desaparecería el CUP. En este caso el CUC no es un “testaferro” del USD sino un “espejo” del USD. Con ello se logra la ventaja de no tener que entrar en un proceso de ir ajustando una nueva tasa de cambio CUP = USD, como sería necesario hacerlo si el CUP queda en circulación. El proceso con el CUP entrañaría, de inmediato o en varias etapas, una devaluación en el caso de las empresas y una revaluación en el caso de la población, según los analistas que defienden este proceder. Con mi propuesta, ninguna empresa se enfrentaría al trauma de un incesante cambio de tasas. Con el CUC como única moneda en circulación y a la tasa actual con el USD, el registro contable y las estadísticas reflejarían mejor que hoy su situación de eficiencia. Tampoco la población vería afectada su tasa de cambio de USD por CUC. No habría terapia de choque, lo que le traería tranquilidad psicológica a la nación. Desde luego, habría que aplicar un régimen parcial de control de cambios para evitar la fuga masiva de divisas al exterior. Pero el control de cambios habría que aplicarlo en cualquier caso, incluyendo si se deja al CUP como única moneda en circulación. Hoy también se aplica el control de cambio.

El respaldo en USD del CUC en circulación sería igual a la situación de hoy. No es necesario que en las reservas internacionales existan exactamente tantos USD como CUC circulen en el país. Basta que se mantenga un relativamente pequeño por ciento. Igual ocurre en los bancos, que no mantienen todo el valor monetario de los saldos que registran sus clientes. Estudios arrojan que basta con retener 10 – 15 por ciento del total de los saldos de las cuentas bancarias para que el banco opere sin dificultades. No todos los clientes van al unísono a extraer sus depósitos.

A veces se aduce que no pueden introducirse grandes cambios en nuestro sistema económico porque el Estado no tiene divisas. Lo que hay que procurar es que las divisas las busque el sector no estatal liberándolo del monopolio del comercio exterior, para que puedan exportar libremente sus productos y servicios. El Estado no tiene que suministrarle divisas al sector no estatal. Es al revés, el sector no estatal es el que tiene que traerle divisas al país.

Estoy consciente que lo que propongo no resuelve de inmediato todos los problemas monetarios de la población. No niego que habría que realizar reformas de precios y salariales, pero ello sería en una segunda etapa. Para ello se deben hacer ejercicios numéricos para buscar el balance adecuado en ambas reformas y ello tomará tiempo. La unificación monetaria y cambiaria no puede seguir esperando por unas reformas de precios y salarios que nunca llegan. 

Por otra parte, no considero “privilegio relativo a suprimir” las remesas que se reciben desde exterior. En la actual fase de la transición socialista en Cuba tenemos que aceptar las diferencias económicas y sociales. También aceptar que todos los ingresos de los ciudadanos no tienen que provenir necesariamente de su trabajo como única fuente. En cuanto a la reforma de salarios, no se puede plantear como premisa que “a trabajo igual, salario igual”. Las diferentes formas de propiedad sobre los medios de producción generan salarios diferentes a trabajos iguales vinculados indistintamente a esas diferentes formas de propiedad. El criterio de “a trabajo igual, salario igual” podría aplicarse en el sector estatal de la economía, aunque también habría que aceptar diferencias según la importancia social y características del entorno laboral del puesto de trabajo en cuestión.

La fuente de financiamiento del aumento de salarios y jubilaciones está, en un primer momento, en el propio presupuesto estatal. Ya Juan Triana demostró que puede provenir de los miles de millones de CUP que el presupuesto del Estado destina a los salarios y otros gastos de las entidades estatales que clasifican en el comercio minorista (tanto de bienes como de servicios). El Estado debe entender que las cafeterías, pizzerías, restaurantes, bodegas, tiendas, etc. no son “medios fundamentales de producción”. Hay que trasladar todas estas entidades al sector no estatal (como se dijo oficialmente y luego se detuvo) y, con el ahorro de estos gastos presupuestarios, incrementar las jubilaciones y los salarios de quienes quedan en el sector estatal.

Otras fuentes financieras serían el subsidio que se le entrega a las empresas con pérdidas y el ahorro de gastos administrativos en las entidades estatales y en las organizaciones sociales y de masas vinculadas al presupuesto del Estado.

También comprendo que mi propuesta tiene desventajas, pero creo que pueden solucionarse. Quizás la más importante es el cambio para la población de ver que un salario mensual de 1.000,00 CUP se convierte en 40,00 CUC. Hay que hacer campañas mediáticas previas para explicar que, en este caso, por ejemplo, un gasto de electricidad de 100,00 CUP se convierte en 4,00 CUC. Hay otros casos complejos de solucionar. 

Por ejemplo, el costo de 0,40 CUP del transporte urbano, se convertiría en 0,016 CUC. El transporte “rutero” no tendría problemas, pues 5,00 CUP serían 0,20 CUC. Otro tema es que habría que imprimir mayores cantidades de billetes y monedas en CUC; pero se dejarían de imprimir en CUP.

Dejar al CUC como única moneda en circulación tiene ventajas y desventajas; pero la gran ventaja de mantener desde el inmediato inicio del proceso una sola tasa de cambio, por demás ya conocida en la práctica por todos, es muy superior a sus desventajas y compite favorablemente con la variante de que el CUP sea la única moneda en circulación. Creo que mi propuesta merece atención y no rechazo de  plano. No estaría mal que el Gobierno organice una consulta popular sobre las distintas variantes para alcanzar la unificación monetaria y cambiaria, al menos con los 80 mil economistas y contadores que laboran en el país. La ANEC podría organizar esta consulta, la cual sería una importante experiencia para fortalecer la conciencia económica y financiera de la población.

Saludos

Fidel Vascós

La Habana, 20 noviembre 2018

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