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jueves, 8 de julio de 2021

Sobre las decisiones estratégicas en la economía cubana


Por Fidel Vascós González *
fvgonzalez30@gmail.com

La reseña publicada en Granma sobre la sesión del Consejo de Ministros de nuestro país en junio se caracteriza por su transparente información y su análisis abierto y crítico de la situación económica durante el primer semestre del presente año. La contracción del 2 % del Producto Interno Bruto en ese período hará muy difícil el cumplimiento del crecimiento del 6% planificado para el año. 

Los incumplimientos informados mas sensibles para la población se refieren  al arroz, frijoles, carne de cerdo y leche. La zafra azucarera es una de las peores que se han realizado en la historia del país. Contradictoriamente estos son productos del programa alimentario que se ha declarado como priorizado. Por otra parte, no se brindaron datos sobre la construcción de viviendas ni del monto de las inversiones extranjeras.

Es cierto que Cuba enfrenta una situación excepcional por el recrudecimiento del bloqueo y 16 meses consecutivos de pandemia con grandes afectaciones en los niveles de ingresos en divisas. No obstante, en este primer semestre las 63 medidas adoptadas para estimular la producción de alimentos y su comercialización y las 43 medidas que conceden mayores facultades a las empresas estatales no están funcionando y no logran los resultados esperados. En mi opinión, para superar esta indeseable situación no basta con criticar a las empresas públicas por no proponer cambios ni ser proactivos y quedarse esperando orientaciones desde arriba. 

Tampoco es suficiente dirigirles exhortaciones para que modifiquen su actuación ni denunciar, en forma general y abstracta, a la burocracia conservadora que frena los necesarios cambios. Junto a estos problemas subjetivos que están influyendo negativamente en el comportamiento económico, también existe un marco institucional real y objetivo con regulaciones del sistema de dirección y planificación de la economía que limitan la posibilidad de las empresas estatales y entidades no estatales a desplegar iniciativas. Si este ambiente organizacional se mantiene igual, tampoco la ley de PYMES que propones en este artículo (1) dará los  resultados a los que se aspiran. 

Para empezar a resolver esta situación, mi criterio es que:

- Hay que abandonar resueltamente el sistema de economía planificada altamente centralizada que hoy se aplica en nuestro país, la cual se caracteriza por su injerencia administrativa en la gestión empresarial. 

- Se deben suprimir muchas de las regulaciones administrativas y condicionantes que el Estado le impone a las entidades económicas estatales y no estatales, de manera que la regulación estatal se aplique solo mediante métodos económicos y financieros, con pocas excepciones muy justificadas. 

- Una medida que ayudaría avanzar en esta dirección, sería la reducción significativa de las estructuras y plantillas de los ministerios ramales, así como la supresión de las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE), convirtiéndose en empresas las que tengan condiciones para ello. 

Este nuevo ambiente organizacional que propongo permitiría a las entidades económicas escoger libremente sus suministradores y sus clientes, así como establecer términos mutuamente aceptados en sus contratos sin condicionamientos externos.

El Estado podría garantizar su responsabilidad en el consumo social mediante precios y otras condiciones favorables para los productores. 

Todas las personas naturales y jurídicas estatales y no estatales podrían establecer relaciones directas en el comercio exterior, sin tener necesariamente que realizar sus exportaciones e importaciones mediante empresas estatales intermediarias. 

Considero que las principales trabas a suprimir para desatar las fuerzas productivas en nuestro país son el rechazo que se observa a una amplia utilización del mercado y las relaciones monetario-mercantiles, a la descentralización de las decisiones hacia las entidades económicas estatales y no estatales, a la acumulación de riquezas y a la libertad individual y colectiva en la gestión empresarial.


* Doctor en Ciencias Económicas. Ministro-Presidente del Comité Estatal de Estadísticas de Cuba (1976-1994). Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales «Raúl Roa García». Ha impartido conferencias en universidades de varios países. Miembro Fundador de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC). Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), organización que le otorgó la Distinción «Félix Elmuza». Vicepresidente Ejecutivo de Economía y Finanzas de la Corporación Cubanacán de Turismo y Comercio Internacional (1996-1999); Embajador de la República de Cuba en la República de Chipre (2007-2012). Presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País (2015-2018). Es autor de tres libros y decenas de artículos en periódicos y revistas nacionales y extranjeras.

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