En la última reunión del Consejo de Ministros, ante la evidencia de que la economía está paralizada, el Presidente Díaz Canel critico acertadamente desde su posición de Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, el peligroso inmovilismo ante decisiones políticas ya adoptadas y las demoras en su implementación y puesta urgente en ejecución.
Es grave lo que está ocurriendo con
las empresas estatales, que no responden ni a las 42 famosas medidas, ni a las
exhortaciones. El caso más vergonzoso es el de la industria azucarera. Todo son
explicaciones, pero las explicaciones no producen azúcar. Y todo son planes, pero
no hay resultados.
No se acaba de comprender que las
Micro, Pequeñas y Medianas empresas privadas debieron haber sido aceptadas y
legalizadas antes del Ordenamiento. A pesar de que se insistió por economistas
y académicos de experiencia, se cometió el error de dejarlas para después. Y
han pasado 6 meses y el error continúa.
Sin las MiPymes y las Cooperativas no
agropecuarias, junto a las Agropecuarias, liberadas del yugo del aparato
ministerial de la agricultura, las empresas estatales no saldrán de su
parálisis productiva y competitiva.
Pero solo la creación y legalización
de las Pymes romperá las trabas, incluso mentales. Y generará un clima de
confianza en una parte importante de la población en un momento especialmente
difícil y complicado en varios sentidos.
Quizás este sea el momento preciso
para no demorar más y aprobar su legislación.
Constituirlas y que comiencen
efectivamente a operar, seguramente llevara meses. Pero el mensaje será muy
poderoso y con mucha probabilidad
significará el punto de inflexión para que todos los actores de la economía, en
primer lugar las empresas estatales, inicien el cambio imprescindible.
No son exhortaciones las que necesita
la economía del País, son decisiones implementadas en regulaciones legales,
para que los actores empresariales estatales, cooperativos y privados, puedan
comenzar a interactuar entre ellos en beneficio de la Nación y la Sociedad en
su conjunto, pero también de sus intereses económicos.
*Joaquín Benavides Rodríguez. Ocupó el cargo de Jefe del Departamento económico del Comité Central (1977- 1980). El de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte
La burocracia difícilmente permita que la economía se mueva. Por tantos años se ha mezclado el necesario control con la burocracia y la tecnocracia que costará años comenzar a superar la barrera del inmovilismo.
ResponderEliminarEl compañero Presidente de Cuba no podrá lograr nada con sus ideas. Debe pedir cuentas a los responsables de esas tareas.
El pueblo necesita verlo actuar contra el inmovilismo no criticarlo. Criticar es muy fácil, y de hecho eso es los que hacemos casi todos, tener resultados en la gestión ya son palabras mayores.
Las empresas medianas y pequeñas privadas son y serán la paja en el ojo nuestro y se necesita espejo y lupa para sacarla.
No basta con escribir un texto en la constitución de la república, se necesita saber que se quiere hacer, cuando y para qué. Si esas cuestiones no están claras para que se puso en la constitución para decir que este gobierno es más liberal que el anterior.
Rogelio Castro Muñiz
La burocracia tiene nombres y apellidos o es que el bosque no deja ver los tipos de plantas que lo componen?
ResponderEliminarUn problema que seguimos arrastrando y no se le ve solucion temprana. Creo que los ajustes son necesarios aunque provoquen inconformidades a corto plazo. La idea de prolongar y fingir no lleva a ningún lado.
ResponderEliminarDenle a los chinos, indios y vietnamitas el abastecimiento que necesita la población como hacen en Guyana y todas lad islas del caribe y cobrenle los impuestos y que generen mano de obra y paguen por el uso de transportes y locales.
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