Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 10 de octubre de 2021

Tú eres muchas personas

 


Tanto si trabajas como freelance, o eres empleado o directivo de una empresa, para avanzar y llegar lejos necesitas gente que te apoye y ayude. No es suficiente tu talento, ni tu capacidad de trabajo, necesitas la palanca de otros para impulsar tu carrera. Si no haces equipo, tus posibilidades de lograr algo grande son escasas.

A lo lago de los años he tenido la oportunidad de conversar con numerosos referentes de ámbitos y disciplinas diferentes, y una de las conclusiones más relevantes es que detrás de cualquier logro destacable lo que hay siempre son equipos. Nadie solo ha llegado demasiado lejos. Sin embargo, conseguir armar equipos de alto rendimiento no es sencillo. Apuntamos aquí diez aspectos a tener en cuenta:

1. LA LEALTAD ES EL PRIMER REQUISITO PARA CREAR UN EQUIPO.

A partir de ahí se puede construir algo memorable. Si las suspicacias y las sospechas planean en las relaciones, es difícil que cualquier equipo tenga futuro. El coste de la desconfianza en los negocios es altísimo. A la hora de formar un equipo hay que prestar atención a las competencias técnicas pero también a los valores. Obviar lo segundo pasa factura. Los equipos necesitan gente buena y buena gente. En cierta ocasión, un chef dos estrellas Michelín me comentaba: “La principal cualidad que le pido a mi equipo y que me exijo a mí mismo es la lealtad, que es una conditio sine qua non para formar un equipo y que lleva consigo ciertas cosas como la capacidad de sacrificio. Hay temas que me importan menos como los conocimientos, porque con ganas y con lealtad acabas construyendo un equipo que al final es lo importante”.
El coste de la desconfianza en los negocios es altísimo

2. LA COMPLEMENTARIEDAD ES LA BASE DEL ÉXITO COLECTIVO.

Si tenemos dos personas iguales en realidad es como si solo tuviésemos una. Todos tenemos carencias que deben ser contrarrestadas con las fortalezas de otros miembros de la organización. La complementariedad nos hace llegar más lejos. El escritor Antonio Machado afirmaba: “Busca a tu complementario que marcha siempre contigo y suele ser contrario”. Un equipo necesita gente que ataque y meta goles y gente que defienda y evite los tantos ajenos. Cada tarea es relevante, otra cosa es que unos puestos tengan más visibilidad o glamour. Hay gente que hace una labor callada, discreta y poco vistosa, pero enormemente eficaz. No hay que olvidarse de ellos.

3. LA GENEROSIDAD Y LA HUMILDAD SON GRANDES FACILITADORES DE LOS EQUIPOS.
Hay personas que prefieren un éxito pequeño pero propio a un éxito grande pero colectivo. Eso es un gran error. La generosidad implica poner las capacidades al servicio del equipo, aunque la contribución personal pase más desapercibida. Es esencial ser humilde para asumir que cada persona tiene su rol particular en la organización, y que si bien algunas personas hacen una labor más gris, son claves en el engranaje del devenir empresarial. Como apuntaba el que fuese presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman (1884–1972): “Es impresionante lo mucho que puedes conseguir, si no te importa quién es el que tiene el mérito”.

4. EL EGO ES EL MAYOR ENEMIGO DE LOS EQUIPOS.

Cuando todo el mundo quiere ser excepción y nadie norma, el caos está servido. Los individualismos y personalismos son grandes desestabilizadores de los equipos. Los egos siempre suponen una interferencia en la consecución de logros colectivos y están en todos los lados. Cuando se dedica más tiempo a la lucha interna que a la competencia externa es complicado que ocurran logros reseñables. Pau Gasol, jugador de baloncesto del F. C. Barcelona, lo tiene claro: “Los mejores equipos son los que gestionan mejor los egos. Los egos son un hándicap para cualquier equipo porque representan la negación del espíritu de equipo. Es importante entender que cualquier deporte de equipo consiste en salirse de uno mismo para formar parte de un todo que es mucho mayor que tú”.
Los mejores equipos son los que mejor gestionan los egos

5. LA COMUNICACIÓN ES LA MATERIA PRIMA QUE ENGRASA LOS EQUIPOS.

Un directivo no solo debe ser accesible sino que debe ser él quien acceda a su gente. Si el diálogo no surge hay que provocarlo. La comunicación es la argamasa de la que están hechas las relaciones personales. La falta de comunicación y la mala comunicación arruinan las relaciones y los equipos. Jack Welch, quien fuese CEO de General Electric durante veinte años, afirmaba: “Por encima de todo lo demás, los buenos líderes son abiertos. Van arriba y abajo, y dan vueltas por todos los rincones de sus organizaciones para llegar a la gente. No se quedan en los canales establecidos. Son informales. Son directos con la gente. Hacen que ser accesible se convierta en una religión para ellos”. El liderazgo es siempre un deporte de roce y contacto.
La falta de comunicación y la mala comunicación arruinan las relaciones y los equipos

6. EL RECONOCIMIENTO TIENE QUE LLEGAR A TODOS LOS MIEMBROS DEL EQUIPO.

El anhelo más profundo del ser humano es el deseo de ser apreciado y querido. Todos lo necesitamos, y especialmente aquellos que tienen menos notoriedad y visibilidad. La comida es alimento para el cuerpo y el reconocimiento es alimento para el espíritu. A pesar de ello, el 75% de los jefes reconoce que les cuesta mucho practicarlo con sus colaboradores. Hacer sentir importante a todo el mundo es primordial. Este año se han cumplido quince años de la victoria en el campeonato del mundo de baloncesto en Japón 2006. Entrevistando por aquella época a su seleccionador, Pepu Hernández, me decía: “Para mí algo clave como entrenador es hacer sentir a todos los jugadores que son importantes y que son responsables de lo que ocurre; tienen que saber que son parte de verdad del equipo y así estarán dispuestos a darlo todo”.

7. UN BUEN CLIMA LABORAL FUNCIONA COMO FACTOR DE APALANCAMIENTO.

Dentro de un equipo que no funciona bien cada persona parece peor de lo que es: el talento se comprime. Dentro de un equipo que funciona bien toda persona parece mejor de lo que es: el talento se expande. Los buenos equipos hacen que las personas y las organizaciones brillen más. Cuidar el entorno laboral implica adoptar una actitud de solidaridad: escuchar, alimentar el optimismo, saber ceder, dar protagonismo a todos, no fomentar los rumores, controlar la envidia, evitar criticar gratuitamente, ser condescendientes con los errores, corregir con educación y respeto o intentar ser justos, entre otros factores. Se estima que entre el 30-40% de los resultados de negocio dependen del clima laboral. Y de esa cifra, el 70% depende del jefe inmediato.

8. ES ESENCIAL TENER CLARIDAD DE OBJETIVOS Y HACERLES PARTÍCIPES DE ELLOS A TODOS.

La gente necesita tener referencias claras acerca de cuál es la estrategia general de la empresa, saber por qué se hacen las cosas y cuál es su papel dentro de la misma. Ello facilita enormemente la implicación y el compromiso, de otro modo, uno siente que es una pieza más de una cadena de montaje y el desánimo acaba aflorando. El ser humano tiene una motivación extrínseca (dinero), una motivación intrínseca (crecimiento y aprendizaje) y también una motivación trascendente (necesita sentir que contribuye a algo). Viktor Frankl nos recordaba: “La vida no se hace insoportable por las circunstancias, sino por la falta de sentido y propósito”.

9. LA CONFIANZA ES EL ALIMENTO DEL TALENTO DE LOS EQUIPOS.

Para tener éxito hay que atreverse, arriesgar, y ello solo es posible cuando uno encuentra el apoyo emocional de quienes están por encima. La dictadura, el autoritarismo y el miedo reprimen el talento; producen que este se muestre cohibido y tímido y quede muy por debajo de su verdadero potencial al limitarse a cubrir el expediente para no fallar. Está demostrado científicamente que las personas nos atrevemos más cuando alguien −coach, amigo, pareja, familiar, superior…− nos alienta y anima. Ya lo decía Zig Ziglar: “Mucha gente ha llegado más lejos de lo que pensaba llegar porque alguien más pensó que podía hacerlo”. La gente necesita sentir que se está cerca de ella y se cree en ella. Los líderes deben ser creadores de contextos que aportan seguridad psicológica. Entonces, solo entonces, el talento puede desplegar todo su arsenal.
Los líderes son creadores de contextos que aportan seguridad psicológica

10. LAS INJUSTICIAS Y LAS INCOHERENCIAS SON MUY DAÑINAS PARA LOS EQUIPOS.

Un directivo debe ser, ante todo, justo; y justo significa dar a cada persona lo que se merece sin que esa individualidad sea percibida por el resto como un trato preferencial. Además, lo más importante que tiene un directivo es su credibilidad, y la credibilidad se construye (o desmorona) con el ejemplo (o contraejemplo). Cuando los directivos dicen una cosa y la gente ve hacer otra, el compromiso se resiente, lo que en entornos altamente competitivos es muy peligroso para la supervivencia de la empresa. Los amiguismos, favoritismos y personalismos dañan mucho a los equipos.

En definitiva, y como apunta John C. Maxwell, “a medida que el desafío crece, la necesidad de un trabajo en equipo aumenta”. Sin embargo, el vínculo que une a un equipo es algo muy frágil y hay que estar cuidándolo y nutriéndolo cuidadosamente para que no se desmorone.

Francisco Alcaide, conferenciante, formador y coach en liderazgo y motivación. Autor del bestseller internacional Aprendiendo de los mejores (24ª edición)

Artículo publicado en Executive Excellence n176, septiembre-octubre 2021

Cuba vs Covid 19 al 09.10.2021. Gráficos

Por Humberto Herrera Carlés

En los primeros días (9) del mes de Octubre, la pandemia de la covid19 ha continuado cediendo, esto tiene como causa principal, el plan de vacunación en marcha.

Resultados del país:

- Confirmados promedios diarios descienden un -46.3 %

- Activos ( muy importante porque son los que tienen positivo e ingresados con SARS-CoV-2) decrecieron un -50.3 %.

- La tasa de positividad descendió un -26.0 %

- Los fallecidos promedios diarios disminuyeron un -42.2 %

- Los vacunados de ciclo completo, que es la meta mas importante, alcanzaron el 54.7 % de la población total de Cuba.

Sin embargo, la pandemia está lejos de controlarse en todo el país, y las vacunas jamás sustituirán las medidas de protección de cada habitante, y esto sigue siendo esencial con la apertura de fronteras el próximo 15 de noviembre del 2021.

Gráficos: Todos de elaboración propia con datos del MINSAP. Se indicará si es contrario a lo expresado.

Confirmados











Como se puede observar en los anteriores gráficos  por provincias, la Tasa de confirmados por millón de habitantes (TCMMH), en los periodos seleccionados hasta ayer, la línea de tendencia logarítmica ( recta azul discontinúa) tienen diferentes " pendientes" de comportamiento ascendente y descendente, lo que indica el control de la pandemia, en cada caso.

A nivel de país hace 20 días la tendencia era casi horizontal, y ya hasta ayer se comporta a la baja, no aun con la pendiente de Matanzas, Habana y Cienfuegos ¿ Las mas vacunadas?.  

Pinar del Río (PR), aunque ha descendido en los últimos días, todavía esa tendencia no es definitiva y sigue a la alza. Llevaban 44 días siendo la provincia mas contagiada del país, hasta que ayer pasó a segundo lugar al "destronarla", Santi Spiritus (SS), que a su vez, ocupaba el segundo lugar por 37 días consecutivos ¿Era difícil de prever que esto ocurriría?.

La TCMMH de Cuba ayer fue de 322.3, la de SS fue de 1 265.5, la de PR 1 029.1, Camagüey ( 3er lugar) 851.5, Villa Clara con 387.1 y Holguin con 481.1 completando las provincias que registran un contagio por encima de la media del país.  Estas son por tanto, la dirección principal para combatir la pandemia, sin descuidar lo alcanzado en el resto.

Positividad

La positividad de las muestras de PCR , como se ha explicado anteriormente, el máximo permisible por la OMS para considerar en control la pandemia, es un  5 % ( línea roja). Aun cuando ha descendido, está lejos de la normalidad.


El gráfico de hoy, en el parte del MINSAP, nos permite determinar mejor donde están localizadas las que exhiben mayor positividad. Hay solo cinco provincias que cumplen este criterio, y se clasifican como " baja". En tanto , Las Tunas, Santiago de Cuba, y Cienfuegos están ligeramente superior a 5.  El resto de las provincias registran una positividad superior a 9.


Adicionalmente hay que decir que Santi Spiritus, Camagüey y Holguin  tienen mayor positividad que PR y las cuatro coinciden con las de mayor TCMMH. En este indicador también estas cuatro provincias reflejan que deben ser objeto de aplicarles medidas de contención., con mayor urgencia.

En resumen hay 11 provincias (68.8 %) que tienen  una positividad superior a 5%, y ocho por encima de 9 %, y los 30.8 % de positividad de SS es sencillamente alarmente.  Por estas razones, es que la pandemia está lejos de estar en control , por lo que hay que seguir monitoreando la positividad y no permitir que escale el contagio, aún con la vacunación.

Fallecidos


Como  refleja el anterior gráfico, la disminución de casos confirmados, trae consigo, al aplicarse el protocolo médico aceptado,  una disminución del número de fallecidos diarios como promedio y del número de activos. Por ello, lo importante , sigue siendo no contagiarse con la covid. 

Pero la letalidad, que es otro indicador a tener en cuenta, ya que representa el % de fallecidos que dieron positivo a la covid. El mismo, en los primeros nueve días  de octubre, por primera vez este índice, en el último año, sobrepasó el 1 %, significando que lamentablemente se están muriendo mucho mas que meses anteriores,  los que adquieren la covid.


Las cinco provincias que presentan mayor letalidad en estos 9 días son Santiago de Cuba 2.77%, Mayabeque 2.17 %, Holguin 1.39 %, Artemisa 1.38 % y la Habana 1.16 %. ¿ A qué obedece?.

Vacunación

Con ciclo completo de vacunación ( lo mas necesario) ya se alcanzó el 54.7 % de la población ( total, no los posibles a vacunar), y tienen al menos una dosis o mas el 86.0 % de la población. 




 !!! Cuba, 3er lugar mundial entre los países mas vacunados con una dosis a su población.!! 


Veremos como cerramos el 31 de Octubre , de cara a la apertura turística del 15 de noviembre 2021. ¡Hay confianza y optimismo de que serán mejores los resultados!!!!



Goldman Sachs recorta pronóstico de crecimiento económico EU en 2021 y 2022


Goldman recortó sus estimaciones del PIB del cuarto trimestre de 2021 y del primer trimestre de 2022 de 5% a 4,5%.


Población en Estados Unidos con cubrebocas Foto: EFE

Reuters.- Goldman Sachs recortó su objetivo de crecimiento económico para Estados Unidos a 5,6% para 2021 y 4% para 2022, en base a una disminución prevista en el apoyo fiscal hasta fines del próximo año y una recuperación del gasto del consumidor más lenta de lo que se esperaba anteriormente.

La empresa esperaba anteriormente un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 5,7% en 2021 y de 4,4% en 2022, según una investigación publicada el domingo por un grupo de expertos, incluido su economista jefe Jan Hatzius.

Señalaron un “lastre provocado por el virus más duradero en los servicios al consumidor sensibles a los virus”, así como la expectativa de que el suministro de semiconductores probablemente no mejorará hasta la primera mitad de 2022, retrasando la reposición de existencias hasta el próximo año.

Además del lastre provocado por el virus a corto plazo, se prevé que el gasto en algunos servicios y bienes no duraderos se mantenga por debajo de las tendencias prepandémicas, especialmente “si un cambio al trabajo remoto da como resultado que algunos trabajadores gasten menos en general”.

Goldman recortó sus estimaciones del PIB del cuarto trimestre de 2021 y del primer trimestre de 2022 de 5% a 4,5% y bajó su pronóstico del segundo trimestre de 2022 de 4,5% a 4%, al tiempo que redujo su expectativa del tercer trimestre del 3,5% al 3%.

Sin embargo, aumentó su estimación del cuarto trimestre de 2022 a 1,75% desde 1,5%.

Miradas a la Economía Cubana. Elementos claves para la sostenibilidad. (II)

 NOTA INTRODUCTORIA

Por RICARDO TORRES PÉREZ Y DAYMA ECHEVARRÍA LEÓN

La economía cubana muestra un patrón histórico de crisis económicas recurrentes derivadas de choques externos negativos conjugados con errores internos. Ante este comportamiento sistemático, desde la producción de conocimientos y desde el hacer político, se requiere profundizar en el análisis de los diversos aspectos de fondo que condicionan el desarrollo del país, y su resiliencia ante las crisis. La novena edición de Miradas a la Economía Cubana invita a reflexionar sobre estas estrategias, su sostenibilidad en el tiempo e implicaciones en el desarrollo del país.

Un análisis de las principales etapas de crisis del país permite identificar algunas de sus causas e implicaciones. En los primeros 30 años posteriores al triunfo de la Revolución en 1959, los problemas en balanza de pagos se identifican como factores primordiales para explicar el origen de las recesiones y su profundidad. Este perfil se mantuvo pero los efectos fueron atenuados por el apoyo externo de la Unión Soviética y otros países socialistas.

Después de 1990, el país ha atravesado enormes dificultades económicas, con visibles implicaciones sociales, agravadas por las medidas coercitivas unilate- rales de Estados Unidos. No obstante, desde la primera década del siglo XXI, los continuos problemas económi- cos y las insuficiencias de las políticas domésticas han contribuido a resaltar los factores internos asociados a estas crisis. En la actualidad, se observa el fuerte impacto de la emergencia sanitaria internacional derivada de la covid-19, una situación sin precedentes cercanos.

En el caso específico de Cuba, la crisis actual se enmarca en un contexto interno y externo desfavorable, que ya imponía desafíos notables antes de la recesión internacional. Diversos autores han destacado la combinación de aspectos coyunturales con otros de más largo recorrido para dar cuenta de los desafíos socioeconó- micos del país. De cierta forma, los condicionantes estructurales actúan como catalizadores de los trastornos del corto plazo. La pandemia de la covid-19 ha puesto a prueba muchas de nuestras certezas y creado nuevas incertidumbres. Es difícil suponer que todo regresará a la normalidad en el mediano plazo.

La emergencia de salud se ha transformado con rapidez en una crisis económica y social a nivel mundial, con notables pérdidas irrecuperables de producción, riqueza y vidas humanas. No todos viven estos tiempos de la misma manera, ni todos los países avanzan en la recuperación a igual velocidad. Los diferentes ritmos de vacunación resaltan las dificultades de acceso de los países en desarrollo, aunque también las diferencias en las estrategias nacionales.

Cuba enfrenta con un éxito relativo a la pandemia de la covid-19, pero soporta un duro golpe en su economía el plano económico. Su estructura económica la ha hecho especialmente vulnerable a la pandemia: dependencia del turismo internacional y las remesas, elevada penetración de las importaciones en la provisión de alimentos, retraso en las redes de conectividad y las tecnologías de la información y comunicación (TIC, en lo adelante), esquemas arcaicos de distribución y comercio al detalle. La emergencia sanitaria ha actuado sobre una estructura ya debilitada y una economía que se venía ra- lentizando desde 2016.

Una forma de encontrar vías para salir de la crisis y prever futuras estrategias para afrontarlas, se relaciona con identificar áreas de política y sectores clave que pueden funcionar como elementos catalizadores del cambio.

Para el presente texto hemos considerado como sectores y elementos clave aquellos que, por su carácter sistémico y su interrelación con otros, su participación en las exportaciones, la generación de empleo calificado, la distribución espacial en el territorio, entre otros criterios, tienen una mayor fuerza sobre las potencialidades socioeconómicas.

Se incluyen trabajos sobre el contexto externo e interno, en este último se hizo énfasis en el proceso de actualización, las transformaciones de los actores económicos, la movilidad urbana, el sector de salud, las exportaciones, la agricultura, la manufactura, el turismo, la deuda, la vivienda, el trabajo informal, la demografía y la participación en las redes sociales. Sin embargo, a pesar de insistentes esfuerzos de quienes coordinamos la publicación, no se pudo contar con artículos que abordaran áreas tan relevantes como la energía o el sector biofarmacéutico. Estas son deudas que quedan para próximas ediciones.

Este Miradas... continúa la tradición de las últimas entregas, al incorporar un enfoque de análisis no solo multidisciplinario, sino transversal e intersectorial. El Centro de Estudios de la Economía Cubana, institución depositaria formal de la serie, y quienes la compilamos, entendemos que la economía solo puede comprenderse cuando se interpreta a la luz de sus múltiples interacciones y vínculos con el resto de los sistemas de la sociedad. Invitamos a quienes lean este material a examinar de manera crítica el contenido, y les alentamos a dejarnos saber sus opiniones de forma personal, o a través de las redes sociales. El compromiso de la serie Miradas a la Economía Cubana es el mismo desde su primera edición: hacer una contribución relevante al examen crítico de los desafíos socioeconómicos del desarrollo en Cuba.

CAPÍTULO 1

Cuba 2020. El escenario económico externo y sus perspectivas

Por ANTONIO F. ROMERO GÓMEZ

Introducción

El presente capítulo, tiene como objetivo central realizar un análisis resumido de los principales elementos que caracterizan el entorno internacional de Cuba en los últimos tiempos y, al mismo tiempo, sugerir ciertas recomendaciones que pudieran incorporarse en el necesario rediseño de la política económica externa del país. Ello resulta trascendente para enfrentar los desafíos que se derivan del patrón cubano de inserción económica internacional, el cual exhibe elevados niveles de vulnerabilidad en un contexto de crisis global.

Para cumplir el anterior propósito, el capítulo se es- tructura en tres epígrafes. En el primero de ellos se sin- tetizan los principales cambios en el entorno económico externo de Cuba en el período más reciente. El segundo presenta un análisis sobre la situación económica de América Latina y el Caribe, en el cual se realizan algunas comparaciones de indicadores claves entre países de la región —incluida Cuba— con la intención de señalar elementos diferenciadores que marcan el peculiar punto de partida de nuestra nación para enfrentar las adversi- dades del entorno. Por último, en el tercer epígrafe se plantean algunos elementos que pudieran considerarse por los formuladores de política en el proceso de diseño e implementación de la estrategia para la inserción económica externa de Cuba. Al final, se recogen las ideas fundamentales, a modo de resumen y conclusiones.

Los cambios en el entorno económico externo en los últimos tiempos

En los últimos años, se ha observado un marcado agravamiento del entorno internacional, el cual ha tenido implicaciones muy adversas para Cuba. La condición de «economía pequeña»1 junto a las complejas distorsiones macro y microeconómicas, así como los elevados niveles de ineficiencia del sistema productivo nacional, hacen al país en extremo vulnerable a lo que la literatura convencional califica como «shocks externos».

Tres elementos fundamentales sintetizan el notorio cambio que ha experimentado el panorama de la inserción externa cubana en los últimos tiempos:

1. El acentuado incremento de las sanciones económicas y la hostilidad de la administración del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump (2017-2021) contra Cuba, lo cual tuvo importantes implicaciones extraterritoriales, e intentó perjudicar la presencia y protagonismo cubano en mercados e instituciones internacionales.2

2. La metamorfosis ocurrida en el espectro político dominante en América Latina y el Caribe en años recientes —agotamiento de gobiernos progresistas y de izquierda, desgastante crisis en el caso de Venezuela; consolidación de estrategias y políticas económicas de corte «neoliberal» y estancamiento y crisis de los procesos de coo- peración e integración regional—. La llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador en México (diciembre de 2018), el retorno del peronismo al gobierno en Argentina en diciembre de 2019, la reciente victoria electoral del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia; la exoneración judicial de los cargos interpuestos contra el expresidente de Brasil, Lula Da Silva, lo cual implica la restitución de sus derechos políticos, y la casi permanente crisis social de los últimos dos años en Chile que determinó la celebración del referéndum que aprobó el inicio del proceso de reforma constitucional; pudieran percibirse como inicio de un reequilibrio en el ciclo político latinoamericano.

3. Agravamiento del panorama económico a nivel mundial y severo cuestionamiento del sistema de reglas regentes del sistema multilateral.

La evolución más reciente de la economía mundial, sobresale dentro de estas rupturas, que tienen importan- cia capital en cualquier análisis sobre la coyuntura actual y perspectivas de la economía y sociedad cubanas.

En su último informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI, en lo adelante) reconoce que la economía global enfrenta en la actualidad la crisis más devastadora de salud pública y su peor recesión en décadas. Todas las naciones industrializadas —y la inmensa mayoría de los países en desarrollo— operaron muy por debajo de su capacidad potencial en 2020 y también lo harán en 2021. Además, existen severos riesgos que pudieran agravar la situación en el corto y mediano plazo. En este contexto, hay solo una prioridad política con dos dimen- siones interconectadas: asegurar los ingentes recursos que requieren los sistemas nacionales de salud y tratar de limitar, en la medida de lo posible, el enorme daño económico que está provocando la crisis (International Monetary Fund, 2021, pág. 20).

Como se observa en la tabla 1, las últimas estimaciones del FMI registran una caída en la producción global, en 2020 superior al 3 %. Todas las agrupaciones de países registraron un marcado deterioro en sus niveles de actividad, lo cual manifiesta el altísimo sincronismo cíclico de la actual coyuntura internacional.

Es de destacar el acentuado retroceso que experimentaron las economías de América Latina y el Caribe, y las naciones desarrolladas. De todas formas, esta espectacular caída en los ritmos de actividad económica, se da en un contexto de desaceleración tendencial del dinamismo económico desde hace ya varios años. Antes que la epidemia de la covid-19 se expandiera, la economía internacional ya se encontraba en recesión. El año 2019 fue el tercero en orden consecutivo, de una progresiva reducción en el ritmo de crecimiento económico mundial, y el de menor aumento del nivel de actividad desde la Gran Recesión —o crisis financiera global— de 2009, que marcó el inicio de una década de relativo «estancamiento económico».


Además del sincronismo cíclico observado,3 la actual recesión es única porque, a diferencia de las anteriores, el crecimiento de los sectores orientados hacia los servicios acusa un desplome mucho más profundo, que el correspondiente al sector manufacturero. La respuesta de salud pública necesaria para reducir la transmisión del virus, junto a los cambios en el comportamiento social, han implicado que los servicios que descansan en gran medida en interacciones directas entre personas —el comercio mayorista y minorista, hoteles, restauran- tes, las artes y el entretenimiento— registren contracciones más profundas que la manufactura (International Monetary Fund, 2020, pág. 2).

Debe resaltarse también como característica de la actual crisis, la implementación de programas masivos de apoyo por parte de los gobiernos como nunca antes ha ocurrido, sin los cuales los registros de caída en los niveles de actividad hubiesen sido mucho más elevados. De acuerdo al FMI, las medidas discrecionales de ingresos y gastos anunciadas y aplicadas por  las economías industrializadas representan montos de recursos superiores al 9 % del Producto Interno Bruto (PIB, en lo adelante) generado por ese grupo de países, y otro 11 % del PIB en forma de apoyo a la liquidez —compras de activos, inyecciones de capital, préstamos y garantías de créditos—. La respuesta por parte de las autoridades de los gobiernos de naciones en desarrollo, aunque menor, ha sido también excepcional: alrededor del 3 % del PIB en medidas presupuestarias discrecionales y 2 % en términos de apoyo de liquidez (International Monetary Fund, 2020, págs. 4-5).

A continuación, se presentan los ritmos de crecimiento económico de un grupo de países que resultan muy importantes dentro de la matriz geográfica de intercambios externos de Cuba.


Con excepción de la economía de China, la cual se estima creció en 2.3 % el año 2020, todas las demás naciones recogidas en la tabla anterior —las cuales constituyen las más importantes contrapartes en cuanto al comercio de bienes, servicios (incluido turismo), inversiones y remesas de Cuba— experimentaron caídas muy pronunciadas en sus niveles de actividad en 2020. Resalta en especial el caso de Venezuela, con una caída acumulada de más del 90 % en su PIB entre 2017 y 2020, pero también España y Canadá con retrocesos respectivos de más del 11 % y 5 % en 2020. Estos tres países se han mantenido dentro de los cinco principales socios externos de Cuba en la última década.

El FMI estima que después del esperado rebote en la actividad económica para 2021, el crecimiento global se reducirá para registrar una tasa del 4 % anual en el mediano plazo. Aunque pudiera parecer un escenario optimista, implicará un retroceso en la proyectada mejora en los estándares de vida, y revertiría el progreso en curso desde la década de los noventa en cuanto a reducción de la pobreza a nivel mundial, lo cual provoca además un incremento en los ya elevados niveles de desigualdad.

El panorama económico a mediano plazo, visualiza un significativo incremento en los stocks acumulados de deuda soberana, por lo cual el bajo dinamismo económico proyectado, conllevará a una perceptible reducción en la base impositiva y pudiera generar dificultades adicionales para el cumplimiento de las obligaciones del servicio de la deuda en muchas economías del mundo.

Sin embargo, no pueden desdeñarse los severos riesgos de que múltiples factores, empeoren los resultados económicos estimados. Si continúan los rebrotes de la covid-19 en distintas naciones y áreas geográficas del globo como ha ocurrido desde finales de 2020, y el progreso en términos de tratamiento médico y de vacunas efectivas es más lento de lo anticipado, o el acceso de los diferentes países a dichos progresos es desigual; la actividad económica pudiera ser menor a la estimada, debido a la esperada restitución de medidas de distanciamiento físico y un más riguroso confinamiento. Si se considera la severidad de la recesión y la probable reducción o eliminación de las medidas de apoyo de emergencia en algunos países, el aumento en las bancarrotas empresariales generaría mayores pérdidas de empleos e ingresos. El deterioro del sentimiento financiero pudiera provocar la súbita detención del nuevo financiamiento a varias economías en extremo vulnerables. La acumulación de efectos adversos derivados de una demanda del exterior más debilitada, pudiera amplificar el impacto negativo de los «shocks externos» en diversos países.

En este escenario los formuladores de políticas y los gobiernos, además de combatir la aguda recesión en el mediano plazo, enfrentarán desafíos muy complejos para enrumbar las economías hacia una senda de mayor crecimiento en términos de productividad mientras ga- rantizan que las ganancias se distribuyan de la manera más equitativa posible y la deuda se mantenga en niveles sostenibles.

La irrupción de la pandemia de la covid-19 ha tenido un impacto en extremo negativo sobre los flujos de comercio mundial. El FMI estima que, en 2020, el volumen del comercio mundial cayó en más de 10 %, y prevé que la reducción de la demanda externa fue más marcada para los países desarrollados —dada la mayor reducción en sus niveles de actividad económica—que para las naciones en desarrollo y emergentes. No obstante, dentro de esta última agrupación, América Latina y el Caribe es la región más afectada.



De acuerdo al FMI, la caída en las exportaciones e importaciones de los países industrializados en 2020, superaría el 10 %; mientras que para el caso de las naciones en desarrollo y emergentes, la reducción de sus compras del exterior sería de 9.4 % y las ventas externas de casi un 8 %. Obsérvese, además, los impactos esperados en cuanto al comportamiento de la relación de términos de intercambio donde, como es obvio, el deterioro se concreta entre los países en desarrollo. Lo anterior es reflejo directo de la estructura diferenciada —aunque muy heterogénea al interior de este grupo— de los perfiles de especialización internacional y, por ende, de la composición material del intercambio comercial de los diferentes países.

El agudo impacto de la crisis sobre las transacciones internacionales de bienes y servicios, se produjo en un contexto de debilitamiento del comercio mundial lo cual se arrastra desde la crisis financiera entre 2008 y 2009. Mientras que entre 1990 y 2007 el volumen del comercio de bienes se expandió a una tasa media del 6.2 % anual, entre 2012 y 2019 lo hizo apenas a 2.3 % anual. Asimismo, la participación de las exportaciones de bienes y servicios en el PIB mundial, que alcanzó su máximo histórico del 31 % en 2008, desde 2015 se ha ubicado en torno al 28 % (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020, pág. 6).

Las condiciones financieras a nivel mundial experimentaron en 2020, un deterioro comparable —incluso mayor en algunos indicadores— al evidenciado durante la crisis financiera mundial de 2008-2009. La volatilidad de los flujos aumentó de manera considerable, al tiempo que se registraron salidas masivas de capitales desde los países en desarrollo y mercados emergentes; se observó una depreciación de la mayor parte de las monedas respecto del dólar y fuertes aumentos en los niveles de riesgo soberano.4

De igual forma, los mercados bursátiles de todo el mundo experimentaron fuertes caídas reflejo de la preocupación por los efectos de la pandemia en la si- tuación financiera de las empresas. Debe resaltarse que los mercados financieros se han visto muy afectados por el efecto de la pandemia mundial, debido a que se habían venido acrecentando desde hace ya tiempo, vul- nerabilidades muy peligrosas. Dentro de estas, sobresale el hecho de que la acumulación de deuda ha superado el crecimiento del ingreso mundial y ha alcanzado niveles récord.5 Más importante aún, el aumento de la deuda fue acompañado por normas de préstamos más laxos y mayor aceptación de riesgo por parte de los inversores en busca de rendimiento.


Aunque el incremento en los niveles de deuda se ha producido en todos los sectores prestatarios (hogares, sector corporativo no financiero, gobierno y sector financiero), genera serias preocupaciones en la actualidad que gran parte de la acumulación de deuda desde la crisis financiera mundial se ha dado en el sector corporativo no financiero, donde la interrupción de las cadenas de suministro y la reducción del crecimiento global implican menores ganancias y una mayor dificultad para afrontar el servicio de la deuda (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020, págs. 9-10).

No obstante, hay que destacar que a partir del segundo trimestre de 2020, se inicia un proceso de desacople entre la mejoría que comienzan a experimentar ciertos mercados financieros y la situación de la economía real. Esto incluso se manifestó en la reversión observada en las salidas netas de capital desde los países en desarrollo y mercados emergentes a partir de fines de abril e inicios de mayo de 2020 (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020, pág. 4).

Además de los elementos apuntados, debe tenerse en cuenta que la profunda crisis productiva impuesta por la covid-19 tendrá importantes implicaciones de largo plazo para el sistema internacional, el cual puede llevar a cambios significativos en la organización de la producción a nivel mundial (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020):

• Ha quedado en evidencia la vulnerabilidad de las redes internacionales de producción ante fenóme- nos imprevistos de gran magnitud.

• La crisis ha obligado a las empresas a adecuar su funcionamiento interno a las medidas de distancia- miento físico.

• La pandemia de la covid-19 ha profundizado el debilitamiento de la cooperación internacional y del multilateralismo el cual se observaba hace ya algunos años. En un escenario de acortamiento de las redes internacionales de suministro, es probable que los esfuerzos de los principales actores del comercio mundial se vuelquen hacia los acuerdos regionales en detrimento de los multilaterales.6

• Es de esperar que la pandemia refuerce tendencias que ya se registraban hacia un menor nivel de interdependencia productiva y comercial entre las prin- cipales economías del mundo.

Los elementos anteriores dan cuenta de un previsible aporte, en lo esencial negativo, de la «demanda externa» en el corto y mediano plazos sobre el proceso de reproducción, y con modificaciones estructurales en la organización de los flujos productivos y comer- ciales a nivel mundial; lo que resulta relevante para el modelo de inserción cubana en la economía interna- cional. Este patrón de inserción externa de Cuba está basado todavía en lo esencial en la exportación de materias primas —níquel, azúcar y en meses recientes ciertos montos de plomo y zinc—, algunas producciones de bajo contenido tecnológico —ron, tabaco torcido, carbón vegetal— y turismo de sol y playa.7 Por otra parte, aunque el país tiene una extensa red de relaciones políticas, diplomáticas y de cooperación a nivel mundial, su matriz de relaciones económicas externas está muy concentrada en unos pocos mercados y países.8 Asimismo, la nación acumula cada año déficits en sus saldos externos de bienes lo cual está en la base de su crónica escasez de divisas; como recién se ha evidencia- do, cuando el agravamiento de la situación económica nacional, ha ido de la mano del incumplimiento de compromisos financieros externos derivados del proceso de renegociación de la deuda externa con el llamado Club de París, y la acumulación de deudas con inversionistas extranjeros y proveedores externos. Ello ha impactado —otra vez— de manera desfavorable en la credibilidad externa de Cuba, variable clave si se pretende disponer de mayores grados de autonomía, con vistas a enfrentar los efectos de la crisis global.

La crisis en América Latina y el Caribe. Algunas diferencias nacionales

La pandemia de la covid-19 impactó a América Latina y el Caribe en un momento de profunda de- bilidad de su economía y de marcada vulnerabilidad macroeconómica. En el decenio posterior a la crisis financiera mundial (2010-2019), la tasa de crecimiento del PIB regional disminuyó del 6 % al 0.2 %; y el período 2014-2019 fue el de menor crecimiento desde la década de 1950 (0.4 %) (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020, pág. 1).

En análisis reciente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2020, pág. 2) concluía: i) se intensificó la crisis económica en la región de América Latina y el Caribe, por lo cual el PIB real registró la peor contracción de los últimos 100 años; ii) se observó un aumento significativo de la tasa de pobreza, que alcanza un 37.3 % del total de la población; iii) se incremen- tó la tasa de desocupación, que se prevé llegue hasta el 13.5 %, y iv) hay un reforzamiento considerable de la desigualdad.

Así, se asiste entonces de nuevo a una década perdida en términos económicos para nuestra región; en tanto el PIB per cápita de América Latina y el Caribe en 2020, vuelve a los niveles que tenía en 2010; mientras que el nivel de pobreza sería similar al registrado en 2006, o lo que es lo mismo, casi un decenio y medio perdido en términos sociales.

Todo indica, además, que la dinámica de recuperación será lenta y los costos económicos y sociales de esta crisis podrían seguir aumentando a lo largo de 2021. Esta crisis económica y social ha puesto de manifiesto las debilidades estructurales de vieja data que históricamente han aquejado a nuestras economías. Aunque varios países latinoamericanos y caribeños han hecho esfuerzos fiscales y monetarios significativos para mitigar los efectos sociales y económicos de la pandemia, en algunas naciones estos se han visto limitados por la disponibilidad y el acceso al financiamiento, las limitaciones desde el punto de vista fiscal y la restricción externa. Para que se tenga una idea, la menor disponibilidad de flujos de financiación se tradujo en América Latina y el Caribe en una perceptible ralentización de los flujos de capitales del exterior —una disminución de casi 80 000 millones de dólares respecto de 2019— y salidas netas en los flujos de cartera y otra inversión por parte de no resi- dentes, durante la primera mitad de 2020. A su vez, los efectos de la pandemia se han magnificado como consecuencia de la fragilidad de los sistemas de salud y de protección social de los países de la región, además de la alta informalidad en los mercados de trabajo.

La pandemia de la covid-19 ha impuesto retos desco- nocidos a las economías y sociedades de América Latina y el Caribe, al configurar un contexto caracterizado por una aguda contracción económica que alcanzaría niveles records en términos históricos, con una previsible muy lenta recuperación, y un alto grado de incertidumbre producto de la incierta evolución de la pandemia.

Lo anterior obliga hoy, al tiempo que se atiende la emergencia sanitaria, pensar en la modificación radical de las estrategias de desarrollo en los países de nuestra región, para superar sus debilidades estructurales. De acuerdo a CEPAL, cinco elementos esenciales deberían estar en el centro de esta nueva estrategia: i) el crecimiento de la producción y el empleo es imprescindible y debe ser prioridad de las políticas y la estrategia económica; ii) consolidar el desarrollo e implementación de nuevas tecnologías para apoyar el avance en términos de eficiencia y productividad; iii) consensuar un nuevo pacto social y fiscal para alcanzar un Estado de bienestar; iv) diseñar y generar políticas para impulsar la sostenibilidad con igualdad, y v) reforzar y expandir los esquemas de integración productiva regional (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020, pág. 36).

Hay elementos comunes que caracterizan a las distintas naciones que conforman nuestra región; pero también hay importantes diferencias —no solo entre países, sino también al interior de los mismos— que deben siempre considerarse en los análisis de la realidad latinoamericana y caribeña.

A continuación, se presentan algunos indicadores económicos fundamentales, para evaluar la evolución y las diferencias en términos de punto de partida para enfrentar los desafíos derivados de la crisis; de varias naciones latinoamericanas y caribeñas. Se abordarán indicadores asociados a cuatro dimensiones específicas:

i) dinámica del nivel de actividad, a través de las tasas de crecimiento del PIB real; ii) acumulación de capital, medido en la formación bruta de capital fijo; iii) situación de las finanzas públicas, a través del resultado global de los balances fiscales y iv) nivel de liquidez en divisas para respaldar la estabilidad de la moneda nacional y los compromisos internacionales, mediante el monto de reservas internacionales brutas.


Como se observa, hay diferencias notables en cuanto a crecimiento económico en los últimos cinco años, entre los países de la región. Se destaca un grupo de naciones —República Dominicana y Panamá; y también en menor medida Guatemala, Costa Rica y Paraguay— las cuales entre 2015 y 2018 registraron altos o aceptables niveles de crecimiento de la actividad económica; mientras que en otro extremo están los casos de Ecuador y Jamaica con ritmos de crecimiento promedio, inferiores al 1 % en igual período. Cuba clasifica en una posición intermedia, pero con evidente bajo ritmo de crecimiento promedio, que fue un poco inferior al 2 % promedio anual, al igual que Uruguay. Debe resaltarse el dinamismo en los últimos años del nuevo exportador petrolero por excelencia del Caribe, la República Cooperativa de Guyana, que registraría una exponencial tasa de aumento del PIB superior al 44 % en 2020.


Como se registra en tabla 5, también resulta muy disímil la situación respecto del coeficiente de inversión bruta entre las economías de América Latina y el Caribe. No es de extrañar que Panamá y República Dominicana, las de mayor dinamismo en los últimos tiempos, acusen los indicadores de acumulación más elevados. Como se sabe, la inversión es el componente más dinámico de la reproducción económica, en tanto expande las posibilidades de aumento sostenible de la producción y, en última instancia, es la base de la transformación productiva.

Cuba destaca, desde hace ya tiempo, como el país de nuestra región con el más bajo índice de acumulación de capital, con un promedio para el período 2015-2019, de una tasa de formación bruta de capital fijo de 9.6 %, equivalente solo al 44 % del coeficiente promedio regional que se situó en 21.7 %. De acuerdo al consenso dominante, la formación bruta de capital fijo debiera ser como mínimo el 30 % en relación con el producto total generado, para lograr una modificación sustancial de los flujos productivos y avances sostenibles en términos de eficiencia, productividad y competitividad.

Otro de los aspectos que han adquirido relevancia sustancial en los últimos tiempos, se refiere a la reducción del «espacio fiscal» en la mayoría de las economías de la región, que se ha agudizado en tiempos de pandemia, ante el aumento del gasto público para hacer frente a la crisis, la caída en la recaudación fiscal, el incremento del gasto en seguridad y asistencia social para la protección a personas que han perdido empleo y medios de subsistencia, y las condiciones adversas que registró el acceso a fuentes de financiamiento externo.


Sin dudas, cuando se hace un análisis de los balances fiscales entre los países de América Latina y el Caribe, se notan diferencias significativas, con economías como las de Jamaica —en gran medida como resultado del programa de ajuste puesto en práctica desde 2015, con el «apoyo financiero» del FMI— Paraguay y Guatemala, con saldos presupuestarios sostenibles, que permitirían condiciones más idóneas para hacer frente a las contingencias económicas de 2020 y 2021. Por otro lado, está la situación extrema de Suriname que acusa elevados desequilibrios fiscales; los cuales están en la base de un crecimiento acelerado de la inflación, pérdida del poder adquisitivo de los sueldos y salarios, y tensiones crecien- tes en términos del manejo macroeconómico del país.

No tan negativa como la situación de Suriname, en términos de déficit anuales del presupuesto público, se encuentra el registro para Cuba y Costa Rica. Estos dos países han acumulado déficits superiores al 7 % y el 6 % del PIB respectivamente en la última década, y estarán abocados, en medio de la crisis, a lidiar con el aumento de la deuda pública, la reducción de gastos no esenciales a través de un programa de ahorro estricto, y/o en último extremo, a compensar el desequilibrio fiscal con emisión monetaria.


En el período 2015-2019, el nivel de reservas internacionales de América Latina y el Caribe se mantuvo estable en términos generales, aunque se observó un descenso de las mismas, a nivel regional, de poco más de un 2 % en 2019 respecto al año anterior. De los países recogidos en la tabla 7, hay tres grupos diferenciados en cuanto a reservas internacionales brutas.

Guatemala, República Dominicana, Costa Rica, Paraguay, Jamaica, Suriname y, en cierto sentido, Ecuador, registraron incrementos en el monto total de reservas entre 2015 y 2019. Por su parte, Uruguay, Guyana y hasta cierto punto Chile, mantienen un nivel estable en el monto acumulado de reservas internacionales de divisas en el mismo período. Sin embargo, se muestran descensos significativos en el monto de reservas de Panamá; y sobre todo de Cuba si se compara el registro de finales de 2019, respecto a los más de 12 000 millones disponibles en 2016. La reducción de 2250 millones de dólares en las reservas internacionales de Cuba entre 2016 y 2019, representan una disminución de casi un 20 % en esos cuatro años.

Sin embargo, el anterior análisis sobre la evolución de las reservas internacionales es muy limitado, pues no tiene en cuenta la ponderación relativa del nivel de las mismas, respecto a requerimientos específicos de cada economía. Para ello, lo común es relacionar el nivel de reservas de un país con sus necesidades de importación de bienes y servicios. Al aplicar esta relación, a finales de 2019, los países con niveles muy bajos de reservas internacionales, en términos relativos, eran Panamá, Ecuador y Guyana,9 los cuales registraban reservas inferiores a 2 meses de sus importaciones corrientes de bienes y servicios. Por su parte, había un segundo grupo de países, que incluía a Suriname, República Dominicana, Jamaica, Costa Rica y Chile, que disponían al finalizar 2019 de un monto de reservas internacionales «aceptable» en tanto cubrían entre 3 y 6 meses de importación corriente. Por último, Paraguay, Guatemala, Uruguay y Cuba disponían de un nivel holgado de reservas internacionales, en tanto las mismas podían cubrir entre 7 meses de importaciones para el caso de Paraguay y más de 10 meses en el caso cubano.

No obstante, hay también que reconocer las limitaciones del anterior enfoque acerca del nivel adecuado de reservas internacionales. El alto nivel de importaciones corrientes el cual cubrían las reservas internacionales de Cuba a finales de 2019, también respondía a la reducción de las compras externas que ha realizado el país ante los apremios constantes de liquidez. Por otra parte, no se incluye en el análisis, el hecho de que la economía cubana ha registrado de manera recurrente y creciente en los últimos tiempos déficits en el comercio de bienes, lo cual ha determinado una caída perceptible en los saldos positivos en cuenta corriente;10 a lo cual habría que añadir los elevados compromisos de pagos para la amortización de la deuda externa renegociada y la acumulación de adeudos importantes con inversionistas y proveedores extranjeros que mantiene el país.11

En conclusión, la región de América Latina y el Caribe afronta la peor recesión de los últimos 100 años, con exacerbadas vulnerabilidades macroeconómicas y muy alto grado de incertidumbre. Aunque el deterioro es generalizado, y todos los países enfrentan una etapa recesiva, hay perceptibles diferencias entre naciones. Al comparar a Cuba con otros países latinoamericanos y caribeños, queda claro que, aunque no es la economía que menos crece, está dentro del grupo con registros de crecimiento económico promedio muy bajo; con niveles comprometidos en relación al comportamiento del esfuerzo inversionista realizado y con un espacio fiscal muy reducido. Por su parte, aunque el nivel de reservas internacionales del país —que se reduce de manera im- portante en los últimos años— pareciera favorable, en realidad este indicador no es expresión en lo absoluto de condiciones holgadas de liquidez internacional. Los elementos esbozados con anterioridad, debieran ser in- ternalizados por las autoridades cubanas, como punto de partida no favorable para enfrentar la crisis e instru- mentar un amplio abanico de transformaciones estructurales internas, único expediente válido para modificar los flujos productivos, el perfil de distribución del exce dente, y el patrón de inserción económica externa.

Elementos a considerar en la estrategia de relaciones económicas externas de Cuba

El entorno externo que enfrenta Cuba en la actualidad es muy adverso, lo cual exigirá ingentes esfuerzos a las autoridades y a los agentes económicos cubanos para remontar los desafíos inmediatos de tal escenario.

Además de la agravada evolución de la economía in- ternacional, el perceptible deterioro en el escenario externo cubano tiene otros determinantes. En especial, aquí sobresale el marcado retroceso observado en las relaciones con Estados Unidos durante la administración de Donald Trump (2017-2021), y ciertas tensiones en las relaciones que Cuba mantiene con América Latina y el Caribe. La aguda crisis económica y financiera del gobierno de Venezuela —el principal socio comercial y de cooperación de Cuba hasta la actualidad—12 junto al empeoramiento en las relaciones con Brasil, Colombia y Ecuador; han tenido también implicaciones económicas para el país.

De todas formas, en este análisis debe reconocerse la elevada capacidad institucional del gobierno cubano para hacer frente a este negativo panorama interna- cional. Cuba ha mantenido una activa participación en foros internacionales en los últimos meses. Sostiene relaciones diplomáticas con 195 estados; ha profundizado los nexos políticos y diplomáticos con sus principales socios internacionales, ha incrementado sus acciones de cooperación médica externa, a pesar de la campaña de Estados Unidos en contra de ella, en tiempos de la pandemia de la covid-19,13 y tiene liderazgo reconocido en varios órganos y temas relevantes de la agenda global.

Realizar una estimación del posible escenario en el corto y mediano plazos para Cuba, desde la perspectiva de sus relaciones económicas externas, deberá incluir un conjunto de variables, dentro de las cuales, no podrían estar ausentes las siguientes:

• La capacidad que se logre a nivel mundial, de controlar la propagación de la pandemia de la covid-19, el grado de progreso que se registre en reducir la población contagiada y la tasa de letalidad, y en particular el nivel de efectividad de las vacunas que se han comenzado a suministrar, en un grupo limitado de países. Sin lugar a dudas, esta es la «variable exógena» con mayor grado de incertidumbre en la actualidad, pero al mismo tiempo la más importante para Cuba, ya que de la misma dependería, en gran medida, la reactivación de la actividad económica global —en especial, la recuperación de la industria de viajes y turismo, de vital importancia para el sector externo cubano— y también, el propio avance de la nación en el control de la enfermedad.

• La evolución esperada de la economía global, que en términos generales determinaría el comporta- miento de indicadores claves como: i) demanda de exportaciones; ii) precios en mercados internacio- nales de los bienes y servicios más importantes del intercambio externo de Cuba y iii) posibilidades de acceso y condiciones del financiamiento internacional.

• El cambio proyectado en la política de la nueva administración estadounidense hacia Cuba; el cual, de acuerdo a las promesas de campaña del actual presidente Joe Biden, pudiera implicar la puesta en práctica de algunos de los mecanismos y medidas que se establecieron bajo la administración del presidente Barack Obama entre 2015 y 2017. Esta variable es clave, en tanto Estados Unidos no solo es, desde hace algún tiempo, un interlocutor económico externo muy importante para Cuba —en cuanto a importación de bienes, fuente de ingresos turísticos, remesas, y recursos para la inversión del sector privado— sino que por múltiples razones, es el «mercado natural» de Cuba, y en un contexto de relaciones bilaterales «en recuperación», tendería a incrementarse la ponderación de ese país en la matriz de relaciones económicas externas de Cuba.

Como resulta obvio, la construcción de una matriz de escenarios externos posibles para Cuba, rebasa los límites que impone este capítulo, pero se asume como más probable, un escenario en el cual: i) se logra un in- cremento en la tasa de vacunación contra la covid-19 de la población mundial, y cierto nivel de control del contagio y de la letalidad a partir del segundo semestre de 2021 y principios de 2022; pero dicho avance es asi- métrico, con amplias zonas geográficas del mundo en desarrollo —y sectores sociales en desventaja— sin acceso a vacunas y/o sistemas eficientes de suministro y, por ende, con probables rebrotes localizados de la pandemia a nivel internacional; ii) se registrará cierta reactivación de la actividad económica global entre 2021 y 2022, pero con una tendencia a su desacelera- ción y de manera muy desigual entre sectores y países, manteniéndose en general importantes desequilibrios macroeconómicos a nivel mundial, y altos grados de incertidumbre, por lo que la «demanda externa» no jugará un significativo rol de compensación a la debilidad interna de la mayoría de las naciones en desarrollo y

iii) se registrará una mejoría perceptible en el clima de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Cuba; pero dadas las complicaciones de la agenda doméstica estadounidense, las diferencias entre el ejecutivo y el poderoso lobby cubanoamericano en el Congreso de Estados Unidos y las tensiones en el proceso de trans- formaciones domésticas en Cuba; dicha mejoría en el corto plazo sería significativo en términos simbólicos;14 manteniéndose las sanciones económico-comerciales con carácter extraterritorial, y en general varias de las restricciones que obstaculizan en alto grado, las transac- ciones financieras internacionales del país.

El posible escenario internacional, también debería considerar que no es esperable una resolución rápida y efectiva de la crisis económica venezolana, ni un cambio perceptible en el posicionamiento político de la inmensa mayoría de los gobiernos de nuestra región, que favo- rezcan la ampliación de relaciones con Cuba. Mucho menos, se puede esperar un cambio hacia un «nuevo multilateralismo» y el establecimiento de un marco in- ternacional con reglas claras, a favor del desarrollo en condiciones concesionales, para países como Cuba.

Por lo anterior, el contexto externo previsible en el corto y mediano plazo, es a todas luces, desfavorable; y debería conducir a una mayor profundización en las transformaciones en el modelo económico cubano, única alternativa para superar la elevada vulnerabili- dad externa que caracteriza en términos estructurales al país. Dichas modificaciones implicarían: i) una transformación radical de los flujos productivos; ii) la eliminación de importantes distorsiones macroeconómicas;

iii) el reconocimiento del mercado y la creación de las normas e instituciones en que el mismo se reproduce y

iv) una redefinición de la intervinculación entre las diferentes formas de propiedad en la economía nacional.

Como complemento y apoyo a esta necesaria transformación del modelo económico y social, las prioridades de su política económica exterior deberían incluir, entre otras:

1. Continuar la exploración de vías —institucionales y nuevas áreas geográficas—, para diversificar las relaciones económicas externas de Cuba. En este sentido, es de resaltar que en 2020 se observaron algunos avances en esta dirección. Los representantes gubernamentales ante la Unión Económica Euroasiática (UEEA) de Rusia, Belarús, Kazajistán, Kirguistán y Armenia, respaldaron la solicitud cubana de incorporarse como Estado Observador en la UEEA.15 Cuba ratificó su voluntad de abrir mayores oportunidades al comercio, la inversión y la cooperación con estas naciones; mientras que los miembros de la UEEA resaltaron como campos de cooperación prioritarios con Cuba: el de la salud, la biotecnología y el sector biofarmacéutico (Granma, 2020, pág. 1). Por otra parte, el 12 de septiembre de 2020 se oficializó la admisión de Cuba en el Tratado de Amistad y Cooperación de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, en lo adelante).16 El otorgamiento de este estatus profundizará los vínculos económicos y ampliará la cooperación entre Cuba y los miembros de la ASEAN.17

2. Conformar una estrategia integral para promover mayores relaciones comerciales y de inversión con Europa, pero también con el Caribe y Centroamérica; con la participación de todos los actores económico-empresariales cubanos —estatales, privados y cooperativas—. Debieran considerarse las oportunidades que existen dada la reciente membresía plena de Cuba en el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y además explorar las posibilidades incre- mentadas que ofrece el Segundo Protocolo del Acuerdo de Comercio y Cooperación Económica Cuba-Caricom, que se firmó hace tres años, en el marco de la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Cuba y la Comunidad del Caribe (diciembre de 2017).

3. Reevaluar los acuerdos suscritos por Cuba en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi, en lo adelante) los cuales no han sido utilizados en toda su potencialidad. Como es conocido, la Aladi ha contribuido a la formación de una amplia red de acuerdos de liberalización arancelaria bilateral, subregional y regional que a mediados de la actual década totalizaban 227 acuerdos, de los cuales 140 establecían preferencias arancelarias entre sus miembros. Aunque se reconoce que la contribución de dichos acuerdos a la creación de nuevo comercio entre los países miembros ha sido escasa, los mismos han impulsado una recanalización del comercio ya existente hacia el uso de las preferencias arancelarias previstas en estos. Sin embargo, Cuba que tiene en vigencia varios acuerdos de complementación económica (ACE) regionales; en consonancia con el artículo 14;18 y otros bajo el artículo 25 del Tratado de Montevideo;19 exhibe muy reducida participación en el comercio negociado en su intercambio intrarregional. Por otra parte, Cuba es uno de los países que menos provecho obtiene de las preferencias arancelarias de las cuales dispone como parte de sus acuerdos para las exportaciones de bienes y servicios hacia los mercados de la región (Asociación Latinoamericana de Integración, 2017, pág. 35).

4. Reducir al mínimo los costos asociados a la negociación y el establecimiento de inversiones extranjeras en el país, así como garantizar la creación de un marco normativo que ofrezca garantías y reconozca los riesgos que asumen los inversionistas que apuestan por Cuba. Esto constituye un área estratégica de mejoramiento continuo, que ciertamente se ha tratado de perfeccionar a partir de la aprobación de la última ley de inversión extranjera en 2014, y todas las modificaciones operacionales, las cuales, con posterioridad, han tenido lugar. De manera reciente, se constituyó la Ventanilla Única de Inversión Extranjera que intenta agilizar y hacer más transparente todo el proceso de negociación, aprobación y funcionamiento de los negocios conjuntos con capital extranjero. Sin embargo, hay dos dimensiones que deberían ser priorizados: i) modificar de modo radical la obligación de la contratación de la fuerza de trabajo nacional empleada en esas empresas extranjeras, o joint-ventures, a través de entidades intermedia- rias estatales y ii) asumirse a cabalidad el precepto de que la Inversión Extranjera Directa es un flujo no generador de deuda —como sí lo es el capital de préstamo— pues dado el incumplimiento reiterado del compromiso contractual de garantizar la repatriación de utilidades con varios negocios de capital foráneo, hace que esta inversión sea una importante fuente de adeudos del país frente al exterior.

Conclusiones

La economía global enfrenta en la actualidad la crisis más devastadora de salud pública y su peor recesión en décadas. En la práctica, todas las naciones operaron muy por debajo de su capacidad potencial en 2020 y también lo harán en 2021; mientras persisten severos riesgos que pudieran agravar la situación en el corto y mediano plazos.

Con excepción de China, las naciones que constituyen las más importantes contrapartes en cuanto al comercio de bienes, servicios —incluido turismo—, inversiones y remesas de Cuba, experimentaron caídas pronunciadas en sus niveles de actividad.

La actual crisis también evidencia cambios significati- vos en la organización de la producción a nivel mundial:

i) ha mostrado la vulnerabilidad de las redes internacio- nales de producción ante fenómenos imprevistos de gran magnitud; ii) ha obligado a las empresas a adecuar su funcionamiento interno a las medidas de distancia- miento social; iii) ha profundizado el debilitamiento de la cooperación internacional y del multilateralismo; iv) refuerza tendencias hacia un menor nivel de interdepen- dencia productiva y comercial entre las principales eco- nomías y v) es probable que los principales actores del comercio mundial se vuelquen hacia los acuerdos regio- nales en detrimento de los multilaterales.

Es de destacar el acentuado retroceso que experimentan las economías de América Latina y el Caribe. Aunque hay elementos comunes, también hay importantes dife- rencias entre las naciones de nuestra región. Al comparar a Cuba con otras naciones latinoamericanas y caribe- ñas, queda claro, aunque la Isla no es la economía que menos crece en los últimos años, está dentro del grupo con registros de crecimiento económico promedio muy bajo; con niveles en extremo limitados en relación a la inversión en capital fijo y con un espacio fiscal a todas luces muy reducido. Por su parte, aunque el nivel de reservas internacionales del país —el cual se reduce en los últimos cuatro años— pareciera favorable al compa- rarse con otras economías de la región, en realidad este indicador no expresa condiciones holgadas de liquidez internacional.

El actual contexto externo desfavorable debería conducir a una mayor profundización en las transforma- ciones en el modelo económico cubano, única alterna- tiva para superar la elevada vulnerabilidad externa que caracteriza en términos estructurales al país. Dichas mo- dificaciones implicarían: i) una transformación radical de los flujos productivos; ii) la eliminación de importantes distorsiones macroeconómicas; iii) el reconocimiento del mercado y la creación de las normas e instituciones en que el mismo se reproduce y iv) una redefinición de la intervinculación entre las diferentes formas de propie- dad en la economía nacional.

Como complemento a esta transformación del modelo económico y social, las prioridades de la política econó- mica exterior de Cuba deberían incluir: i) diversificar las relaciones económicas externas del país; ii) promover mayores relaciones comerciales y de inversión con Europa, con el Caribe y Centroamérica; iii) reevaluar los acuerdos suscritos por Cuba en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y iv) reducir al mínimo los costos asociados a la negociación y el esta- blecimiento de inversiones extranjeras, garantizando la creación de un marco normativo que ofrezca garantías y reconozca los riesgos que asumen los inversionistas al apostar por Cuba.

Citas

1 Las «pequeñas economías» —sobre todo las de naciones en desarrollo— enfrentan desventajas específicas derivadas de la interacción de diversos factores de naturaleza estructural:

i) poblaciones pequeñas y, por consiguiente, mercados internos de dimensión reducida; ii) fragilidad asociada a recurrentes eventos ocasionados por desastres naturales;

iii) alta dependencia de las exportaciones casi siempre de productos primarios o con muy bajo nivel tecnológico; iv) elevado coeficiente de importaciones; v) disponibilidad muy limitada de recursos económicos para financiar las inversiones productivas y de infraestructura y en general; vi) reducida base de generación de ingresos.

2 Dentro de estas, pudieran, entre otras, destacarse: i) los intentos por deslegitimar la cooperación médica cubana en la Organización Panamericana de la Salud y la oposición de Estados Unidos a que Cuba fuese elegida como parte de su Comité Directivo; ii) la activación del Título III de la Ley Helms-Burton y iii) la prohibición a ciudadanos y compañías estadounidenses de realizar ninguna transacción con la empresa American International Services (AIS), especializada en las transferencias de remesas familiares a Cuba.

3 En 2020 se registró el mayor porcentaje de países que experimentó una recesión de manera simultánea (90 %) desde que se tienen estimaciones.

4 Con la excepción de los países considerados como refugio para los que huyen los inversores en busca de seguridad, y en los que, por el contrario, alcanzaron mínimos históricos.

5 En el cuarto trimestre de 2019, el monto de la deuda mundial superó los 255 millones de millones de dólares, más del 322 % del PIB mundial (International Monetary Fund, 2020).

6 Ello conllevaría a un comercio mundial más fragmentado y con mayor ocurrencia de conflictos.

7 La excepción a este perfil lo constituye la exportación de servicios profesionales y ciertos productos de la industria médico-farmacéutica. En el caso de los servicios profesionales, los ingresos en divisas por este concepto dependen, sobre todo, de acuerdos intergubernamentales de cooperación internacional, los cuales en ocasiones resultan vulnerables a cambios políticos en los países donde laboran los profesionales cubanos.

8 Esto es fuente de vulnerabilidad externa, tal y como lo ha demostrado la historia económica de Cuba.

9 Panamá y Ecuador son dos economías dolarizadas y, por ende, no incurren en los costos asociados a la conversión de sus monedas nacionales en divisas, para hacer frente a obligaciones externas. En estos casos, el análisis relativo del nivel de reservas internacionales, es diferente al resto de los países de nuestra región.

10 La Unidad de análisis Económico Internacional (EIU, por sus siglas en inglés y así en lo adelante) estima que la cuenta corriente del balance de pagos de Cuba arroje un saldo deficitario entre 2023 y 2025, en la misma medida que el déficit comercial se amplíe: por un previsible mejoramiento en el clima de relaciones con Estados Unidos y un aumento en los precios internacionales del petróleo (Economist Intelligence Unit, 2020, pág. 8).

11 EIU pronostica que las reservas internacionales de Cuba se reducirán de manera significativa entre 2020 y 2025, por un aumento notable en el costo del servicio de la deuda externa renegociada y un incremento en los niveles de importación. No obstante, la EIU espera que en 2025, la cobertura de las reservas internacionales de Cuba permanezca en un nivel «confortable», equivalente a poco menos de cinco meses de importación corriente (Economist Intelligence Unit, 2020, pág. 8).

12 Aunque con marcada tendencia descendente desde 2015 en su ponderación como contraparte económica externa.

13 Cuba ha enviado más de 57 brigadas médicas, compuestas en total por cerca de 4000 médicos, enfermeros, especialistas y técnicos de salud, a 40 países y territorios afectados por la covid-19 (Ministerio de Relaciones Exteriores, 2021).

14 Es probable que se restablezcan los servicios consulares de Estados Unidos en La Habana, se retome la práctica, cada seis meses, de limitar la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, se eliminen las restricciones al monto de remesas que pueden enviar los emigrados cubanos a la Isla y de vuelos comerciales, charters y cruceros hacia Cuba.

15 Concretado durante el mes de mayo de 2021 [Nota de la Edición].

16 También Colombia obtuvo igual estatus.

17 Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia y Vietnam.

18 Incluye modalidades de Acuerdos de Alcance Parcial en materias como cooperación científica y tecnológica, la promoción del turismo y la preservación del medioambiente.

19 Estipula que los miembros de la Aladi podrán concertar Acuerdos de Alcance Parcial con otros países y áreas de integración de América Latina y el Caribe.

Bibliografía

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( Continuará)