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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 10 de mayo de 2017

La Habana y sus medidas para enfrentar la sequía

Creado el Miércoles, 10 Mayo 2017 09:09 | Jeniffer Rodríguez Martinto

La Habana, 10 may (ACN) Desde hace más de un quinquenio Cuba enfrenta una crítica situación hidrológica, que ha obligado a poner en práctica en cada provincia programas que garanticen la preservación y uso adecuado del preciado líquido.

En 2012 la empresa Aguas de La Habana inició un plan estratégico para disminuir las pérdidas y mejorar y ampliar el servicio, el cual contempla la rehabilitación de redes, la interconexión de los sistemas que permitan adecuar los ciclos y horarios de distribución, así como la detección de fuentes alternativas de abasto y posibilidades de recarga.

Según los directivos del sector en la capital, el objetivo es mejorar primeramente las condiciones técnicas de las grandes conductoras, donde ocurren importantes pérdidas de agua.

Estadísticas oficiales revelan que hasta la fecha se han rehabilitado mil 377,47 kilómetros (Km) de redes y conductoras, con tecnología de Polietileno de Alta Densidad, y quedan pendientes mil 970,8 km.

Solamente en el período de 2012-2016, la cifra ascendió a 748, 6 km, además de 136 obras concluidas por este concepto y 81 de alcantarillado, según informó Javier Toledo Tápanes, delegado provincial de Recursos Hidráulicos.

Entre las principales obras ejecutadas, destaca la construcción de los trasvases Jaruco-La Coca y el de la presa Maurín a Ariguanabo, así como el acueducto Farriol Majagua, que benefició a 36 mil habitantes de Santiago de Las Vegas.

Además, se interconectaron los sistemas de Cuatro Caminos y Los Benignos con El Gato, y Cuenca Sur con Ariguanabo y Cosculluela, con lo cual se logró estabilizar el abasto a más de 600 mil personas.

La terminación de las conductora Los Benignos permitió reducir la cifra de habitantes de San Miguel del Padrón que necesitan de pipas, y con la finalización de Paso Seco, se estabilizó el servicio a Arroyo Naranjo.

También se concluyeron las conductoras Pata Norte y Pata Sur, que benefician al municipio de La Habana del Este y parte de Guanabacoa; se rehabilitó el Nudo Palatino, tramos de las conductoras Cuatro Caminos, Cosculluela, Ariguanabo y Vives, y de los Nudos de El Gato.

La sustitución de redes hidráulicas, por su parte, ha abarcado toda la provincia, con mayor énfasis en El Cotorro, La Habana del Este, San Miguel del Padrón, Guanabacoa, Regla, La Habana Vieja, Centro Habana y Boyeros.

Para continuar tales acciones, Aguas de La Habana recibirá este año modernos medios tecnológicos que facilitarán la realización de labores de rehabilitación, sin necesidad de romper largos tramos de asfalto.

Uno de los equipos permite inspeccionar visualmente mediante una cámara especial para determinar el grado de obstrucción de la tubería, y luego proyectar corindón, silicato de aluminio o vidrio con el fin de eliminar la suciedad; y el otro consiste en un sistema Seal Packed, destinado a la colocación de juntas en una tubería dañada, de la longitud deseada.

Como parte de un proyecto para sanear los ríos y arroyos que desembocan en la Bahía de La Habana, se terminaron también las plantas de tratamiento de aguas residuales El Pitirre, en El Cotorro, y La Solita, en Arroyo Naranjo. 

Además, se han montado más de 45 mil metrocontadores, con el fin de contribuir al ahorro de agua en los sectores estatal y residencial.

Cómo estudiar la economía cubana con una pequeña ayuda de Einstein

Por Pedro Monreal, El estado como tal.


El Dr. José Luis Rodríguez ha propuesto una serie de consideraciones para guiar la investigación sobre la economía cubana. Sugiero tomarlas con cautela. Llamo la atención sobre dos imprecisiones. Adicionalmente, recomiendo hacer algunas mejoras a las consideraciones sugeridas en “la guía”.
Las imprecisiones
Imprecisión # 1: Las críticas que hacen los economistas respecto a las insuficiencias del modelo económico socialista cubano abarcan un diapasón más amplio que el sugerido por Rodríguez.
Las críticas no se limitan a aquellas que consideran que el modelo ha fracasado “a lo largo de los últimos 58 años”, ni a las que desechan cualquier tipo de avances, ni a las que se apoyan en el fracaso del socialismo real en Europa como prueba de la inviabilidad del modelo cubano.
Existen análisis críticos –especialmente en relación con la manera en que el modelo ha funcionado desde la crisis de los 1990s hasta hoy- que no niegan en general la viabilidad de un modelo socialista en Cuba, pero que critican las formas concretas que ha adoptado el modelo, o componentes centrales de este.
Se trata de una crítica sistémica, que no es lo mismo que una crítica anti-sistémica. El propósito sería entender las causas profundas (sistémicas) que provocan la crisis actual (así, crisis con todas las letras) y otras disfuncionalidades, para poder superarlas y reformar el sistema, sin que ello implique una transición hacia el capitalismo.
Lo que han hecho muchos de esos trabajos es aplicar la función crítica de las ciencias sociales, sugerir causalidades y proponer soluciones. El hecho de que lo anterior pudiera no coincidir con lo que piensen los funcionarios y otros economistas no es un criterio suficiente para asumir que no son críticas hechas dentro de los marcos del socialismo.
Por supuesto, también hay otros análisis como los criticados por Rodríguez, pero en la “guía” conviene dejar clara la diversidad de los estudios críticos existentes. En caso de no hacerlo, pudiera crearse una confusión para los eventuales lectores de “la guía”.
Imprecisión # 2: La evidencia de que existe un estudio concluyente acerca del fracaso general de la “viabilidad” de la transición hacia el capitalismo en Europa Central y Oriental, no es aportada por Rodríguez.
Definitivamente, ese estudio no puede ser el citado artículo de Emily  Morris, al menos por dos razones: en primer lugar, porque en realidad en ese ensayo no se comparan “los principales indicadores socioeconómicos” de Cuba con los de los antiguos países socialistas europeos. En segundo lugar, porque si de lo que se trata es de medir la viabilidad de tal transición en términos de desarrollo nacional, las estadísticas indican que la gran mayoría de esos países europeos han mejorado el nivel de su Índice de Desarrollo Humano (IDH), entre 1990 y 2015, algunos de ellos de manera notable.
El trabajo de Morris solamente considera tres indicadores en la comparación de lo ocurrido en Cuba y en esos países: a) el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de Cuba y un promedio de ese indicador para los antiguos países socialistas europeos; b) la tasa de mortalidad infantil de Cuba y de catorce países (incluyendo China y Vietnam; y c) la esperanza de vida al nacer de Cuba y de trece países.
Resulta muy discutible designar esos tres indicadores como los “principales indicadores socioeconómicos” de un país. Es difícil argumentar que pudieran ser más relevantes que el Índice de Desarrollo Humano, el cual es ampliamente aceptado como la mejor medición sintética del estado de desarrollo.
Las series del IDH desde 1990 arrojan los siguientes resultados:
  • En 2015 había 16 antiguos países socialistas con un IDH superior al de Cuba (incluyendo algunos países resultantes de la desintegración de la Unión Soviética).
  • Todos esos 16 países –sin excepción- y también Cuba, mejoraron su IDH entre 1990 y 2015.
  • Diez de esos países hicieron avanzar el IDH a ritmos más acelerados que Cuba (Eslovenia, República Checa, Estonia, Polonia, Lituania, Hungría, Letonia, Croacia, Bielorrusia y Kazajstán).
Nada de lo anterior minimiza el logro registrado por Cuba de elevar su IDH en circunstancias extremadamente difíciles, pero conviene llamar la atención sobre el hecho –reflejado en el IDH- de que el tránsito hacia el capitalismo en los países socialistas de Europa ha sido compatible con la mejoría de ese indicador multidimensional del desarrollo económico y social.
Obviamente, se trata de un indicador general que no logra captar la diversidad y los detalles de las contradicciones y problemas que existen detrás de esas cifras, pero al que se le reconoce validez para medir la calidad promedio de las trayectorias de desarrollo.
Tampoco se hace aquí un juicio de valor respecto a la superioridad de modelo económico alguno. El punto que ha deseado destacarse es que para poder hacer afirmaciones precisas respecto a la viabilidad de los modelos económicos hay que utilizar estadísticas relevantes desde la perspectiva del desarrollo. Las cifras de IDH están disponibles y son ampliamente aceptadas.
Las consideraciones que deberían ser mejoradas
  • El primer punto de una “guía” como la que se propone debería consistir en aclarar que una de las principales dificultades a las que se enfrentan la mayoría de los investigadores que estudian la economía cubana es a la notable carencia de estadísticas básicas, especialmente las de fuentes oficiales.
Quienes intentan hacer investigación económica sobre Cuba deberían quedar advertidos, de entrada, que tendrán que lidiar con un “apagón estadístico” que no les posibilitará conocer indicadores básicos actualizados. Entre otros, el estimado del monto de remesas y su distribución entre grupos sociales y localidades, indicadores de distribución del ingreso, indicadores de pobreza, valor promedio de la canasta básica, salarios pagados a los trabajadores en el sector no estatal, ganancias y pérdidas de las empresas estatales, distribución de las empresas estatales según escala (empleados y activos), coeficiente de utilización de capacidad instalada, composición de las exportaciones y de las importaciones de bienes y de servicios (por tipos de productos/ servicios, y su distribución geográfica).
  • La afirmación de que “un análisis serio de la realidad económica cubana no es posible sin la disponibilidad de información de un mínimo de calidad, que –por tanto- resulte objetiva, coherente y verificable” es dejada en suspenso. Nada de lo que se ofrece en “la guía” le facilita al lector hacerse una idea precisa sobre la calidad de la información disponible. Esta no se limita a los tres aspectos mencionados (objetividad, coherencia y verificabilidad). La información de calidad también debe ser accesible y oportuna.
En ese sentido, la falta de acceso y de actualización respecto a la información básica equivale a decir –según la propia lógica de Rodriguez- de que el “análisis serio” de la realidad cubana no es una característica estable del análisis económico sobre Cuba, por lo menos del que se hace de manera abierta.
  • La clasificación de la información en cuatro “niveles” (“oficial/ oficiosa”, “académica elaborada por instituciones cubanas”, “organismos y firmas consultoras internacionales”, y “medios académicos e institutos de investigación en el extranjero”) es esencialmente irrelevante para determinar la calidad de la información económica disponible en Cuba.
  • Es un tipo de clasificación que resulta del cruzamiento de dos parámetros: a) el contrapunteo de lo “interno” vs. lo “externo”, y de lo “no académico” vs. lo “académico”. Ninguno de esos dos parámetros tiene una relación causal directa con la calidad de la investigación.
Por ejemplo, instituciones “internas” interesadas en disimular determinados hechos pueden producir una información de calidad tan “mala” como la producida por entidades o personas “externas” con una agenda politizada. Por otra parte, una academia sin acceso a información precisa puede producir análisis –que a su vez son datos para otros investigadores- de “mala” calidad.
  • La diferencia que intenta establecerse entre lo “oficial” y lo “oficioso” es muy forzada y no parece tener relevancia práctica alguna en el caso de un país como Cuba. Un ejemplo pudiera ilustrar este sinsentido. Según lo que dice “la guía”, si una estadística, como el monto de la inversión extranjera, la ofrece el Presidente del Consejo de Estado en un discurso, debe considerarse como una información “oficial”, pero si esa misma cifra la expresa el Ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera en otro discurso, entonces sería una información “oficiosa”. Parece ser una “lógica” demasiado rebuscada.
  • La “guía” debería identificar claramente que los datos que se necesitan para estudiar la economía cubana rebasan ampliamente las estadísticas. Tres precisiones son necesarias: a) identificar explícitamente las diferencias entre datos y estadísticas; b) recalcar que “no todo lo que cuenta puede ser contado”, es decir, rescatar la importancia de los datos cualitativos en la investigación económica; y c) advertir sobre los riesgos que representa para la investigación cualquier posible dependencia relativa a tener que utilizar estadísticas que reflejen “lo que sea más fácil contar”, o “lo que sea más conveniente contar”. ¿Es que acaso no importa medir en Cuba la pobreza o la desigualdad simplemente porque los funcionarios opinen que pudiera ser políticamente embarazoso?, ¿Qué tiene que ver eso con el propósito de la investigación económica?
  • La clasificación actual que presenta “la guía” debería ser reemplazada por una que sea relevante para las necesidades de construcción, recolección, ordenamiento y procesamiento de datos. En mi modesta opinión la categorización estándar de “datos primarios” y de “datos secundarios”, comprensible para cualquier investigador, se entiende mejor y es más relevante que la artificiosa lista de las cuatro categorías sugeridas en la lista.
Entre otras cosas, la clasificación estándar (datos primarios y secundarios) permite dar cuenta de las diferentes necesidades y habilidades que se requieren en dependencia de los distintos tipos de análisis económicos que se hacen.
No es lo mismo el análisis macroeconómico (dependiente en muy alto grado de “datos secundarios”, como las cifras del Anuario Estadístico de Cuba), que el análisis del impacto socioeconómico de la políticas económicas -por ejemplo, pobreza, desigualdad, o empleo- que tienden a depender de la producción y recolección directa de “datos primarios” por parte del propio investigador. Las capacidades, el entrenamiento específico, el tiempo, y los recursos empleados para obtener y para procesar la información serían muy diferentes en esos dos tipos de análisis.
  • La “guía” debería ofrecer una explicación clara de cuáles son los retos a los que deberían enfrentarse los investigadores que necesiten producir “datos primarios” en Cuba. ¿Es posible para un investigador no vinculado a una institución nacional hacer una encuesta “por la libre”? ¿Pueden hacer encuestas o trabajo focal, en cualquier tema, todas las instituciones académicas?
  • Una de las principales limitaciones de “la guía” es asumir que la investigación de los temas económicos se hace únicamente, o fundamentalmente, desde la ciencia económica. No queda claro como una noción tan arcaica ha encontrado su lugar en “la guía”. Algunos de los estudios científicos más relevantes para entender la economía cubana no han sido el resultado del trabajo de los economistas sino de científicos sociales de otras disciplinas.
Conociendo de antemano que seré injusto al no reconocer a muchos valiosos colegas, me aventuro a citar el caso de sociólogos como Juan Valdés Paz y Mayra Espina, de una psicóloga como Maria del Carmen Zabala, de antropólogos como Pedro Pablo Rodriguez y Ana Vera, y de un jurista como Narciso Cobo.
En mi modesta apreciación, uno de los textos fundamentales para entender el actual modelo económico cubano es un texto que no ha sido escrito por economistas, “Algunas claves para pensar la pobreza en Cuba desde la mirada de los jóvenes”. Les recomendaría a los investigadores empezar por esa lectura antes de emprender una aventura bibliográfica de textos cargados con largas longanizas de estadísticas económicas.
  • Sería aconsejable que “la guía” pudiera brindar algún consejo al investigador acerca de cómo manejar la llamada “literatura gris”, es decir, aquella producida por académicos y también por no- académicos, que ha sido publicada en soporte de papel o electrónico, pero no en publicaciones formales (revistas o libros). Se refiere a una amplia diversidad de materiales, algunos de ellos de existencia efímera en los medios digitales. Incluye las ponencias, informes parciales de investigación, tesis, notas de discusiones, reseñas de textos, entre otros. Esta parece ser un tipo de producción académica desdeñada por “la guía” de Rodriguez, bajo el supuesto de que no tienen “seriedad académica o investigativa”, algo que, dicho sea de paso, “la guía” debería definir mejor (¿cómo se avala la calidad científica en Cuba de los textos sobre economía?).
En cualquier caso, todas las guías de investigación contemporáneas incluyen un acápite relativo a la “literatura gris” y la razón es simple: poder detectar de manera anticipada –para apoyarla- la producción científica que se encuentra fuera del circuito editorial, especialmente la producida por los jóvenes.
  • La “guía” también debería dejar claro que no todos los temas reciben en Cuba la misma prioridad en la agenda de investigación sobre temas económicos. La implicación de esto es importante: resulta ser desigual la asignación de recursos y el nivel de proximidad con las entidades oficiales (no académicas), en dependencia del tema y del marco institucional en que se realiza la investigación. Como mínimo, “la guía” debería ofrecer alguna pista acerca de cuáles son los temas y sub-temas priorizados en los llamados Programas Nacionales de Ciencia y Técnica del país.
Una pequeña ayuda de Einstein
Cualquier propuesta de “guía” de investigación, especialmente cuando se enfoca en cuestiones de información, refleja –de manera consciente o inconsciente- una teoría sobre el proceso de investigación, sobre los temas bajo investigación, o ambas cosas a la vez.
En ese sentido, se le atribuye a Albert Einstein haber expresado que “El hecho de que uno pueda observar una cosa, o no, depende de la teoría que se utilice. Es la teoría lo que decide lo que debe ser observado”.
Proponer que lo que debe ser observado en la economía cubana debe provenir esencialmente de una combinación de estadísticas oficiales, discursos de funcionarios, documentos de organismos internacionales y un listado de publicaciones y de autores “reseñados selectivamente”, parece reflejar una teoría muy limitada del conocimiento sobre la transformación económica. Significa que entender el cambio equivale a tomar como válidas las mediciones y opiniones de los gobiernos, y a considerar solamente una parte del espectro del trabajo académico. Se asume –erróneamente- que nada importante, que merezca la pena ser observado, pudiera quedar fuera de esa receta.
El problema es que a la realidad económica, y a lo que de ella debe observarse, no las contienen ese tipo de “camisas de fuerzas” prescriptivas, hechas a priori. Si algo debería aprenderse de la experiencia reciente de Cuba es de las sorpresas que nos deparan “las curvas del camino”.
Lo que debería ser observado en la economía cubana debería estar informado al menos por dos tipos de teorías. En primer lugar, por el pensamiento sistémico, para poder colocar la reflexión sobre la economía cubana al nivel contemporáneo del estudio de sistemas complejos. Las causalidades lineales y los enfoques mono-disciplinarios cada vez son menos capaces de explicar la realidad social.
En segundo lugar, se necesita un modelo causal de la transformación económica, es decir, debe disponerse de una explicación racional de los principios causales a partir de los cuales opera la economía nacional, y tal modelo debe ser explícitamente enunciado.
Resumiendo: Rodríguez menciona “la complejidad”, pero sin relación con el pensamiento sistémico pues asume que un enfoque mono-disciplinario (la ciencia económica) es el apropiado, y por otra parte no identifica de qué manera la información que recomienda observar tiene que ver con el funcionamiento de las causalidades relevantes para la transformación económica del país.

Cuba y Arabia Saudita firman acuerdo de préstamo por 26,6 millones de dólares

10 mayo 2017 

El Ministro de Economía y Planificación de Cuba, Ricardo Cabrisas Ruíz, y el vicepresidente y Director Ejecutivo del Fondo Saudita para el Desarrollo, Sr. Yousef Ibrahim Albassam. Foto: CubaMinrex.

La firma de un nuevo acuerdo de préstamo entre el Fondo Saudita para el Desarrollo y Cuba fue efectuada en Riad con vistas a desarrollar el Programa de Rehabilitación y Construcción de Obras Sociales de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Según informó el sitio oficial Cubaminrex, el acuerdo, por un valor de 100 millones de riales sauditas, equivalentes a unos 26,6 millones de dólares, fue suscrito por el vicepresidente del Consejo de Ministros y Ministro de Economía y Planificación, Ricardo Cabrisas Ruíz, y por el vicepresidente y Director Ejecutivo del Fondo Saudita para el Desarrollo, Sr. Yousef Ibrahim Albassam.

Con esta ceremonia concluyó la visita oficial del Vicepresidente cubano al Reino Saudita, que incluyó una audiencia con Su Majestad el rey Salman bin Abdulaziz Al Saud, a quien hizo entrega de un mensaje remitido por el presidente cubano General de Ejército Raúl Castro Ruz.

El programa de Cabrisas también incluyó reuniones con los ministros sauditas de Economía y Planificación; Energía, Industria y Recursos Minerales; y Finanzas, así como también con otros altos funcionarios del gobierno saudita.

La delegación cubana que acompañó al también ministro de Economía y Planificación, estuvo integrada por directivos de los ministerios de Energía y Minas; Economía y Planificación; Comercio Exterior y la Inversión Extranjera; y de Relaciones Exteriores; el Banco Central de Cuba y el embajador de Cuba en el Reino de Arabia Saudita.

(Con información de ACN)

Lidera Cohíba venta de tabacos en Centroamérica

Por Cynthia Hernandez Mayol

La Habana, may (ACN) 

Dos millones de tabacos cubanos se venden anualmente en Centroamérica, siendo Cohíba la marca líder en la región, refirió en Panamá el gerente general de la empresa Cruz Canela and Trust GB S.A, Luis García.
Según Prensa Latina, el empresario costarricense también ofreció detalles sobre el incremento en la venta de los tabacos Club, tendencia a la que se suma la nueva marca Cohíba Short, una mezcla entre el anterior y el Purito, que abre muchas expectativas en el mercado de los Habanos.

Además, resaltó la calidad del empaque y formato de este tipo de cigarro, presentado en la pasada edición del Festival del Habano en Cuba, algo que a su juicio resulta muy saludable para el negocio.

Por ello, afirmó que los tabacos cubanos tienen una aceptación muy positiva y ascendente en Centroamérica, un área geográfica en desarrollo en el sector del turismo, donde los principales visitantes son los estadounidenses, quienes ya no poseen tantas restricciones para comprar y llevar consigo este producto.

García Cruz precisó que pese a las fuertes prohibiciones y sanciones que imponen las autoridades de salud a los fumadores en países como Panamá, donde los precios de estos productos son elevados, el Habano cubano tiene aceptación entre la gente.

No obstante, nuestros mercados están enfocados principalmente al turismo, donde se concentra el consumidor que más busca ese producto, el cual tiene posibilidades de venderse en cualquier tipo de comercio, dada su calidad y exclusividad, aseguró.

Sin embargo, a pesar de ser un producto de lujo, intentamos aproximarlo a cualquier persona, pues es bien demandado, recalcó.

Añade PL que desde la creación en 1966 en La Habana, Cohíba no es solo la marca insignia de Internacional Cubana de Tabacos S.A (ICT), sino también la más prestigiosa en el mundo del cigarro Premium, con un crecimiento anual de poco más del cuatro por ciento en los últimos años.

Fundada en 2010 en Costa Rica, Cruz Canela and Trust GB S.A, es el distribuidor exclusivo de Habanos S.A para ese país y Nicaragua, además de los tabacos mecanizados comercializados por ICT para toda Centroamérica.

Ecosistema arenoso propio de Cuba reclama soluciones climáticas

Baracoa, con 81.700 habitantes, figura entre los municipios que prioriza el primer Plan de Estado para el enfrentamiento del cambio climático debido a las grandes elevaciones del nivel medio del mar.



Vecinos de localidad periurbana de La Playa descansan a la sombra de un arbusto, en medio de la contaminada duna formada en la desembocadura del río Macaguaní, llamada localmente tibaracón, próxima a la ciudad de Baracoa, en la costa del oriente de Cuba. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

BARACOA, Cuba, 10 may 2017 (IPS) – Un puente maltrecho conecta el centro de Baracoa, la ciudad más antigua de Cuba, con la singular barra de arenas oscuras, llamada tibaracón, que se forma en una de las orillas del río Macaguaní cuando desemboca en la costa caribeña del nororiente cubano.

Apenas 13 casas de madera y techos ligeros resguardan a las pocas familias que aún viven en uno de los seis deltas lineales exclusivos de Baracoa, un municipio montañoso y costero con singulares reservas naturales y cuya Ciudad Primada, como se la define localmente, fue fundada hace 505 años por los colonizadores españoles.

Estos camellones de arenas largos y estrechos entre las desembocaduras de los ríos y el mar llevan aquí un nombre araucano, el primer pueblo originario de América del Sur que pobló Cuba. Nacieron del raro cóctel de ríos cortos con gran pendiente hidráulica, estrechas llanuras costeras, régimen lluvioso elevado y estacional junto a cercanos arrecifes coralinos de cresta.

Especialistas locales piden que estas cortinas de arena únicas del Caribe insular tengan un tratamiento especial en el actual ordenamiento costero que puede cobrar nuevas fuerzas con la Tarea Vida, el primer Plan de Estado para el enfrentamiento del cambio climático, aprobado el 27 de abril por el Consejo de Ministros.

Baracoa, con 81.700 habitantes, figura entre los municipios que prioriza el nuevo programa debido a las grandes elevaciones del nivel medio del mar. Las autoridades remarcan que el plan, con 11 tareas específicas, tiene un alcance y jerarquía superiores a los precedentes relacionados con el fenómeno climático, e incluye inversiones progresivas hasta 2100.

“Yo nací aquí. Me fui a otro lugar cuando me casé y regresé hace siete años porque me divorcié”, contó a IPS la estomatóloga María Teresa Martín, vecina del Consejo Popular La Playa, un asentamiento periurbano que abarca el tibaracón del Macaguaní.

Este delta lineal es el más pequeño del municipio más lluvioso de Cuba y el mayor se encuentra en la desembocadura del río Duaba, de tres kilómetros de extensión.

“Es difícil vivir aquí”, valoró Martín. “Hay una marea y el día entero se siente una pestilencia porque los vecinos aledaños tiran toda la basura y escombros al río, el mar y la arena”, lamentó la trabajadora mientras señalaba los desechos que cubren las dunas y se entremezclan con las raíces de cocoteros y botes de pesca encallados.


Un hombre pesca en la playa junto a la desembocadura del río Macaguaní en el mar Caribe, en la costa de las afueras de la ciudad de Baracoa, en el oriente de Cuba. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Macaguaní baja por las montañas y atraviesa la ciudad bordeando la bahía de Baracoa, donde desemboca. Recibe toda suerte de desechos humanos, que vuelven escasas y malolientes sus aguas, una de las causas de la acelerada reducción del tibaracón.

“Antes teníamos hasta una calle y había muchas más casas. Hemos perdido otras vías de comunicación con la ciudad”, recordó Martín. “Nos tenemos que evacuar por cualquier amenaza de ciclón o tsunami”, enumeró la vecina, que espera ser reubicada en un lugar seguro en la ciudad.

El pescador Abel Estévez, que vive enfrente, también quisiera trasladarse tierra adentro pero le preocupa que le brinden una vivienda muy distante de la ciudad. “Uno está cerca del mar y vive de eso. Si nos mandan lejos de aquí, ¿cómo voy a mantener a mi niña?, ¿qué hará mi esposa para venir a trabajar al hospital?”, reflexionó.

Como sucede con La Playa, el ordenamiento costero establece que las autoridades municipales deben trasladar a lugares seguros 21 comunidades enclavadas en sus 82,5 kilómetros de litoral, de los cuales 13,9 son arenosos.

“Tenemos recursos naturales exclusivos y muy vulnerables como los tibaracones”, explicó Ricardo Suárez, representante municipal del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. “Son un suelo arenoso entre el mar y el río y, por lo tanto, son ecosistemas frágiles porque el río y el mar lo pueden dañar”, apuntó.

La desaparición de los tibaracones provocaría cambios “en las dinámicas costeras”, explicó el geógrafo. “Donde hoy hay arenas puede haber mañana una bahía y esto trae consigo más exposición a las penetraciones del mar, que pone en riesgo a las zonas urbanizadas y saliniza los suelos y las aguas terrestres”, alertó en diálogo con IPS.

Indicó que estas barras están afectadas por malos manejos humanos como contaminación, extracción de arenas y tala indiscriminada, además de por el cambio climático y su consecuente elevación del nivel del mar. Y observó causas naturales como cambios geológicos en la zona.

A su juicio, las acciones de protección de estos accidentes geográficos resultan paliativas porque están destinados a desaparecer. Precisó que ese momento se puede retardar a menos que sucedan catástrofes naturales similares al huracán Matthew que azotó la ciudad el 4 y 5 de octubre de 2016.


Suárez es el autor de un estudio que demuestra la paulatina reducción de los dos tibaracones ubicados en Baracoa, que funcionan como “una barrera natural de protección a la ciudad”. Incluso expuso cómo la población ha ido migrando de estos lugares por su elevada vulnerabilidad. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

En el empequeñecida comunidad donde habitan Martín y Estévez entre la desembocadura del Macaguaní y el mar, se registraban 122 viviendas en 1958. Y en el tibaracón del río Miel, en el extremo este citadino, existían 45 viviendas en 1978 y en la actualidad solo queda infraestructura comercial.

El ancho central del singular delta del Miel medía 70 metros a mediados del siglo XX y hoy su porción más estrecha abarca apenas 30 metros. En Macaguaní, en tanto, la reducción ha sido más abrupta, de los 80 metros de ancho reportados entonces, pasó ahora a un segmento muy afectado de seis metros, recabó la investigación.

El especialista recomienda brindar un trato diferenciado a estos ecosistemas, que no están contemplados específicamente en el Decreto Ley 212 para la Gestión de la Zona Costera, vigente desde 2000 y la principal base legal del actual ordenamiento territorial que, entre otras acciones, elimina las construcciones dañinas para las costas.

Suárez señaló que la eliminación de los inmuebles sobre el suelo arenoso rodeado por aguas debe estar acompañada de acciones preventivas para conservar las arenas como reforestación con especies originales de estos ecosistemas y otras más específicas.

Recuerda en el estudio que la estatal Agencia de Estudios Marinos, una subsidiaria de la empresa Geocuba en la vecina provincia de Santiago de Cuba, propone construir un dique rompeolas y de escollera para proteger el delta del Miel. Y remarcó la importancia de realizar un análisis similar para el caso de Macaguaní.

El estatal Instituto de Planificación Física (IPF) revisó los 5.746 kilómetros de costas el archipiélago cubano y encontró 5.167 ilegalidades cometidas por individuos y otras 1.482 por personas jurídicas. La entidad reportó que hasta febrero de 2015 se erradicaron 489 de las infracciones de las personas jurídicas.

Cuando las autoridades aprobaron la Tarea Vida, el IPF aseguró a los medios oficiales que los principales avances del ordenamiento costero se han alcanzado hasta ahora en las playas, que suman 414 en el país y acogen 36 polos turísticos. En auge desde 2015, el turismo es el segundo renglón económico, después de la exportación de servicios médicos.

Por su importancia económica, social y ambiental, los países que integran la Asociación de Estados del Caribe, Cuba entre ellos, ejecuta un proyecto regional para controlar la erosión de las costas arenosas en su Plan de Acción 2016-2020, al que hasta ahora tan solo Holanda ha aportado una contribución de 1.000 millones de dólares.