En la Fábrica de Conservas Majagua, al suroeste de Ciego de Ávila, se vive un mes de mayo sobresaturado de piña española roja, con alrededor de 800 toneladas (t) recibidas. Tanto fuera como dentro de la sexagenaria factoría, se han estancado, en las últimas semanas, una veintena de carros con la deliciosa fruta encima, provenientes de Matanzas, sobre todo.
El producto, luego de salir de los campos yumurinos (Los Arabos, Colón y Calimete), rodar dos provincias, someterse al sol y sereno, a lloviznazos, a un agonizante “desjugo” encima de los kamaz o sinotruk…, es bajado de esos camiones, sin volteos ni hechos para trasladar la piña, con haraganes de madera, lanzas y empujado hasta con los pies de los propios trabajadores de la industria.
En condiciones de casi fermentación natural por los días en espera y el clima azotándolo, claro que sin desaprovecharse, es lanzado al fondo de una caja paleta, movido a una loma de cajones en cola, donde subsiste dos o tres jornadas más. Vuelve el sol y sereno, algún lloviznazo. Y vuelven esos hombres y mujeres a ponerle corazón a su centro laboral.
• Fábrica de Conservas de Majagua: realidad entre líneas
La fábrica majagüense es hoy, en partes, moderna, pero tras la puesta en marcha de lo nuevo, los técnicos relatan un contexto (in)esperado.
La industria no podía asumir, así de sopetón, esa avalancha. Actualmente, explica María Teresa de la Torre Ordaz, jefa del grupo de producción en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Conservas de Frutas y Vegetales de Ciego de Ávila, hay en patio cerca de dos normas por encima de la establecida, que es de 2 100 quintales, a procesar en dos turnos, o sea, 16 horas.
Según Dainier Ortiz Duquesne, jefe de patio, el 27 de mayo último había 215 cajones recogidos, con 112 t de la fruta a la intemperie. Si en uno de estos días apretados se procesan 70 t, más o menos, eso quiere decir que Conservas Majagua posee dos o más jornadas de retraso en el molimiento. Un buen día, a full, es de 100 t.
Mientras, dentro de la entidad, esperaban seis camiones por ser vaciados y otros tres lo hacían afuera. A eso hay que añadirle que, con los recursos disponibles, solo se liberan tres o cuatro camiones en ocho horas.
Jorge Calvo Fariñas, jefe de producción de la fábrica majagüense, de un lado a otro, advierte que “el problema no es en qué se almacena la piña, cajas paletas hay, sino el arribo excesivo, experimentado en las últimas semanas, sin una correcta programación; envíos que superan la capacidad de procesamiento diaria de una fábrica con vieja tecnología, que hoy tiene roturas y es también afectada por los apagones”.
Así se acumulan los depósitos, saturados, y el tiempo en espera “exprime” la materia prima
Tampoco Noemí Iglesias Falcón, directora de la UEB, pensó que fueran a traerse esos grandes volúmenes al unísono, hasta crearse un “cuello de botella” en la recepción. Hubo, a todas luces, dificultades con la ordenación y comunicación, por encima de que un equipo de la UEB fuera hace rato hasta Matanzas a hacer los contratos y organizar el trabajo en el terreno, con las bases productivas y productores independientes.
“Esta factoría se diseñó para ir procesando y dando entrada a más materia prima. Sin embargo, están enviando de Matanzas la piña a granel y en cantidades incontrolables, 300 y hasta 500 quintales por carro, con un vikingo. El 27 de mayo, en la mañana, había nueve vehículos esperando; pedimos contener el trasiego, para evitar que se nos pudra la fruta, y todavía no se logra”, subraya Calvo Fariñas.
La capacidad diaria a procesar, para no ser tan exacto, es de 1 500 a 2 100 quintales de piña, en dos turnos (de 7:00 am a 4:00 pm y de 4:00 pm a 11:00 pm). La matemática indica que, si entran 10 carros con 300 quintales cada uno en una misma jornada, ya eso sobrepasa lo posible. Horas después, para mayores sustos, ingresan más. Así comenzó el atolladero.
Incluso, con las condiciones actuales que posee la industria no llegan a triturar esos 2 100 quintales en 16 horas, por frenos con la electricidad, roturas en piezas, demoras fabriles y también humanas. Fíjese si lo que entra hoy de materia prima se va muy por encima que, con solo llenarse los más de 200 cajones con que cuentan en patio, ya tienen para dos turnos, la norma. Imagine el almacenaje a tope y más fruta goteando jugo por la estructura de varios remolques.
“Hay que limpiar el patio. No es decir que faltan cajones, si lo que necesitamos es vaciar. Ir moliendo y llenando”. Y esos obreros terminan la faena, como habla Ortiz Duquesne, que casi ni pueden con los pies. Por encima de eso, los primeros días venían los productores con su carga y después dejaron a los choferes solos, cuya responsabilidad era solo acarrear la fruta. ¿Con quién, entonces, “discutía” la situación Calvo Fariñas?
Al mejor postor
“Pagamos a 700.00 pesos el quintal, si lo transportan ellos mismos, precio más alto que el de la Empresa Agroindustrial Victoria de Girón, en el municipio matancero de Jagüey Grande, por ejemplo, que ofrece al productor o a la base productiva, más o menos, 420.00 pesos por igual cantidad.
“El año pasado no hubo complicaciones, porque el valor, prácticamente, era el mismo en todos lados, e íbamos desde aquí a buscar la materia prima allá, con transporte gestionado por la UEB. Teníamos así control sobre lo que se movía a la industria, pero ahora nos ha fallado eso”, amplía Noemí Iglesias Falcón.
Amortizar 700.00 pesos por quintal es una tentación que merece mayor estrictez. A ese monto se llegó porque, al decir de María Teresa de la Torre Ordaz, “los productores no desean moneda libremente convertible como pago, porque demoran hasta seis meses para recibirla. Quieren dinero en mano, rápido y oportuno”. Y la UEB necesita esa piña, para seguir siendo puntera a nivel de país, privilegio que comparte con Jagüey Grande y Ceballos.
Por eso, a Maikel Rodríguez González y a William Navarro Riverón, productores de la matancera Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Niceto Pérez, les da resultado alquilar camiones en otras provincias para el envío, pasarse (ellos mismos o los choferes solos) tres, cuatro o cinco días haciendo colas para descargar la piña contratada —todo ese tiempo pagan por el arrendamiento del medio de transporte— y rentarse en la UEB La Playita, de Majagua, para descansar y comer algo.
“No exigimos en el contrato que traigan la piña en cajones o que envíen personas para bajarla de los camiones, pero sí repetimos que el flujo ha sido desmedido. No es lo mismo cinco o seis carros diarios, que operar con el doble. Hay que trabajar en función de lo que se puede y, en todos los niveles, se sabe la capacidad y las condiciones técnicas de esta fábrica”, expone Calvo Fariñas.
Hay carros que son complicados, adquiridos para el tiro de la caña, y los hombres pasan gran trabajo durante el descargue. Traen hasta 500 quintales encima, a punto de mediodía, en medios que, por sí solos, tampoco se adaptan a las dinámicas industriales.
Y el proceso lleva personal, porque cuatro o cinco obreros no organizan el atestado patio. Uno de ellos es Armando Pomares Correa, quien, en su primer día laboral, “se faja” con la piña y los brazos, a ratos, ni se los siente. Sin dudas, ellos merecen una medalla, esa misma que sugiere otorgarles Noemí, reconociendo siempre el gran esfuerzo de sus operarios.
Los camiones y la estancia
El último y…
Durante el calendario, puede que se reciba algún viaje pequeño de materia prima. No obstante, la actual zafra de la piña se emprendió, concretamente, el 7 de febrero pasado, con 485 quintales de fruta fresca, madura y pintona, sin temores por amenazas de congestión ni descomposición. El olor a fruto en fermentación natural se siente ahora, como también se aprecia caldo entre cajones y camiones.
• Fábrica de Conservas Majagua: sin detener el paso
El 10 de febrero último, con la llegada de cinco toneladas (t) de tomate, la Fábrica de Conservas Majagua comenzó a escribir la historia productiva de la inversión entre Cuba y China.
Poco a poco y sin revelársele a la industria, tampoco a la UEB, comenzó a apiñarse el escenario productivo y a almacenarse trabajo para unas cuantas horas. La mayor cantidad de la “reina de las frutas” viene de Los Arabos, en Matanzas, y solo 24 t (511 quintales) se han admitido de Corralillo, en Villa Clara.
Insisten los directivos en que la estancia de los camiones se extendió por dos cuestiones imposibles de obviar: los apagones fabriles, generados por los inconvenientes con la generación electroenergética en el país, y las roturas propias de cualquier tecnología sobreexplotada, que vive re-ajustándose.
Aunque, según algunos trabajadores, en años atrás sí se protegía la producción, o sea, la zona donde se ubicaba por el mapa distribuidor. Noemí Iglesias Falcón repite que se hicieron varios intentos con la dirección de la Empresa Eléctrica avileña para evitar paralizaciones por apagones, pero el déficit de generación de electricidad en Cuba no lo ha posibilitado.
Por otra parte, Nelson González Roque, responsable del mantenimiento, precisa que, como la fábrica hacía tiempo no asumía este fuerte movimiento, ahora surgen fallas, con más limitaciones de recursos. ¿Ejemplos? En las bandas transportadoras, los angulares, la pesa, la batea de lavado, la estera, el molino, la zaranda y el viejo concentrador. Algunos contratiempos son de minutos, otros son de horas.
Pa-cien-cia
Cuando el chofer Alexander Morán Silva llegó, por primera vez, con sus 250 quintales de piña a la fábrica conservera, ya sus compañeros Nelson Cervantes García y Leonel Dones Rubido llevaban un día más esperando con la carga en el patio.
Los tres son choferes de la Empresa de Transportación y Servicios a la Mecanización (Tranzmec), en la base del municipio espirituano de Jatibonico, cuyos servicios fueron contratados por productores o bases productivas de Los Arabos, en Matanzas, para que trasladaran la fruta hasta la factoría majagüense.
Alexander, quien manifiesta desconocer el productor al que le sirve, no imaginaba que le “agarraría” el viernes 27 de mayo con el cargamento encima todavía y tres camiones por delante, si salió en la noche del 23 de Jatibonico para Matanzas y retornó el 24. Dejaba, incluso, el remolque en la industria, iba a su centro de trabajo, a su casa, volvía cada uno de los tres días en espera del descargue y retornaba a su hogar, siempre sin buenas noticias.
¿Acaso solo veremos desde que se monta en Matanzas hasta que se descarga en Majagua? ¡No! Esa piña de mayo se pasa una semana “agonizando” por ser molida, porque, a la espera —que desespera— dentro de la industria, se suman las cosechas, el tiempo invertido en el campo, donde se vivió una “furia” que puso contra la pared a la obsoleta tecnología y exigua infraestructura de la unidad conservera. Y Calvo Fariñas cree que “la piña dura bastante en la mata, ¿por qué el corta y dale, corta y dale?”.
Sucede también, por ejemplo, que en factura un camión trae puesto 410 quintales y, tras cuatro o cinco días suspendido en el patio, merma en alrededor de 30 quintales. El tiempo, la pérdida de jugo fresco y el paso por la pesa golpean a todos. La pesadora Raida Ortega García conversa, además, sobre roturas en la propia pesa, porque son grandes camiones con grandes volúmenes. Eso sí, no se desaprovecha la fruta.
Yordan Pina Vera, técnico de procesos tecnológicos, indica que se han recibido 1 200 t desde el 7 de febrero, cifra que supera aquellas 800 t en años anteriores; y siguen entrando. “Hoy es difícil moler piña fresca y los atrasos, en más de 15 días, no favorecen la calidad, aunque se han obtenido 34.2 t de mermelada concentrada y 73.6 t de jugo concentrado, vendidas con buena aceptación a organismos y la Agroindustrial Media Luna, entre otros pedidos pendientes”.
Para Calvo Fariñas no es intención virar los carros con algo que está concertado. “Después de que está aquí la piña, es de nosotros, hay que pagarla, si bien no conviene acumularla y que, tampoco, se haga un jugo con menor calidad. La materia prima contratada es para que entre en una semana, un mes, dos meses, no para que se nos cree un pico en un día”.
Se han aplicado penalizaciones, a partir de un siete por ciento de defecto, “golpe” que los productores quieren quitarse de encima.
¿Qué queda?
A esta historia le quedan varias jornadas, con el consiguiente peligro de la inminente arrancada de la zafra del mango, cuya maduración se ha visto adelantada por las lluvias y la fecha fijada por tocar campanas es este primero de junio.
Maikel Rodríguez González, productor matancero, se muestra preocupado, porque ese estancamiento representa dinero que tiene que pagar a la base de Tranzmec de Jatibonico. Él contrató 3 000 quintales y ha traído 1 300, por lo que la diferencia está por sumarse, pero antes debe estabilizarse “la cosa”. Ha dado dos viajes, en cada uno la demora ha sido de tres jornadas, pasándose como cinco días para consumar la venta.
Maikel Rodríguez González, productor matancero
“Lo mío es transportarla hasta aquí, no tengo que traer la piña en cajones ni traer quién la baje de los carros. Entendemos que la industria está envejecida y ha recibido un volumen grande de la fruta, los apagones, las roturas, pero no puedo dejar que se me pudra en el campo”. Lo ideal, de cara a los planes de desarrollo del país, sería que no se descompusiera ni en Matanzas ni en Majagua.
“El precio que pagan en Jagüey Grande no alcanza ni para pagar a los trabajadores en el surco, poco más de 400.00 pesos el quintal”. ¡Ojo!, el propio Maikel apunta que en Los Arabos queda piña y que la CCS a la que pertenece agrupa a más de 40 productores de “la reina”.
William Navarro Riverón, otro cultivador matancero, describe como “lento y engorroso” el proceso. Ya suma 1 500 quintales en dos viajes. “En el primer envío estuvimos acá cinco días”, complementa la idea, mientras se marcha, según él, “por suerte”.
El director de la industria, Yosvany Reyes Real, debe transformar las circunstancias. “Y lo hemos dicho, no sé cuántas veces. Si pagamos más, tenemos que organizarnos más. No estamos diseñados para ese suministro grande y a granel”.
Noemí Iglesias Falcón y María Teresa de la Torre Ordaz, aseguran que se paralizaron las entradas a la industria hasta el miércoles venidero, lo que ya se conversó con productores y bases productivas para que no corten más, dados los problemas con la electricidad, las roturas y los niveles acumulados en patio. “Y los productores llaman, porque quieren venir”, manifiestan.
Para la directora de la UEB ha sido “una experiencia amarga”. Reflexiona sobre la necesidad de regular el flujo, mejorar la recepción de la materia prima y crear las condiciones en la fábrica para voltear esas grandes cargas. Asimismo, una persona estará a cargo de ordenar el tráfico una vez se abran las puertas de la industria, el miércoles próximo.
No era difícil ponerse de acuerdo con tres unidades básicas de producción agropecuaria, con Acopio Los Arabos, con dos CCS y tres productores independientes, para atajar los cortes y lograr coordinar los envíos. Lo que queda claro es que sí se puede organizar el trabajo, desde el productor hasta la industria, y no quitarle los ojos de encima a lo proyectado.
Una fábrica conservera con prestigio nacional no merece estos “piñazos”. No obstante los tropiezos, 2022 hace historia en Majagua, porque la recepción de piña se acercará a casi el doble de la procesada en otros años, tanto que ni Noemí ni María Teresa esperaban zafra como esta.