Residuos sólidos en La Habana: El costo invisible de habitar en el descuido (+ Video y Fotos)
Basurero en Centro Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate
A veces me pregunto en qué momento empezamos a esquivar la basura como quien evita los silencios. Me sucede cada mañana al salir de casa, cuando el olor a desperdicio se mezcla con el pan recién hecho de la bodega de la esquina de 11 y Reforma, en mi reparto, el Casino Deportivo. Ahí, entre el cartón mojado y las moscas tercas, también se cuela mi ciudad, la suya, la nuestra... La de todos los cubanos.
Caminar cada mañana por el Casino Deportivo mientras en tiempo escolar llevo a mi hija a la primaria, es como pasear por la conciencia algo perdida de una localidad que se resiste a olvidar su historia.
En un kilómetro -trayecto de ida y vuelta a la escuela Poland-Saborit- se asoman más de cinco montículos (para no decir montones, o montañas) de desperdicio que nadie recoge.
Restos de lo que fueran cena, escombros, envoltorios, fragmentos de una cotidianidad que no cabe en los contenedores desbordados.
Hay zonas donde los vertederos espontáneos se vuelven parte del paisaje, como si la costumbre limara la indignación. A la sombra de una ceiba, frente a las conocidas canchas del Casino, crecen montones de desechos, y los niños y jóvenes juegan cerca como si nada.
Otro de los vertederos, en la Calle 11 y Entrada, justo frente a las Canchas, Casino Deportivo. Foto: Verónica Alemán Cruz/ Cubadebate
La basura como espejo
Lo que está en juego no es solo la higiene. Es la narrativa de cómo nos estamos comportando como ciudadanos. Es, también, la falta de valentía para corregir al que, estando los tanques vacíos, tira sus desechos afuera.
Porque el cubano se ha acostumbrado a esperar que otro venga y haga lo que todos deberíamos hacer de manera conjunta: organizar, limpiar, hacer.
Y es también esa pasividad, esa inacción personal ante la higiene comunal lo que nos está perjudicando.
Durante el intercambio sostenido para la elaboración de este reportaje, Mariano Suárez del Villar Farrés, director provincial de Servicios Comunales en La Habana, ofreció datos significativos acerca de la situación por la que atraviesa hoy la capital.
“Actualmente, la ciudad genera diariamente alrededor de 30 mil metros cúbicos de desechos sólidos urbanos. Esta cifra —que supera los volúmenes reportados según estudios en años anteriores— pone en tensión constante la capacidad operativa del sistema de recogida, que enfrenta limitaciones técnicas severas".
“Estamos hablando de una presión enorme sobre los recursos disponibles. No solo es cuestión de camiones, de piezas de repuesto, y sobre todo, de fuerza de trabajo”, afirmó el directivo.
Solamente en tanques recolectores, “La Habana necesita, anualmente, 30 mil contenedores”, cifra que corresponde a la cantidad de desechos que se generan, teniendo en cuenta que cada uno de ellos recauda casi 1 metro cúbico (exactamente, 760 kg).
La basura acumulada por falta de recogida impide el paso de vehículos por la calle 24 entre F y Los Pinos, Cojímar, Habana del Este. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate
Este año, la Unión de Industria Militar (UIM), entidad encargada de confeccionarlos, hizo el compromiso de entregar 12 mil depósitos a lo largo del año.
No obstante, anotó el entrevistado, “un contenedor no tiene que ser sustituido cada año, lo que sucede es que también están constantemente sujetos a sabotajes, canibaleos y robos totales”.
No es secreto para ningún ciudadano que los tanques son empleados lo mismo para hacer pozuelos, que palitos de tendedera, que los entierran y convierten en tanques de agua.
Muchas veces los contendores de basura son empleados para hacer pozuelos o palitos de tendedera. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate
Según explicó a Cubadebate Mariano Suárez, el parque automotor destinado a la recogida está muy por debajo del mínimo requerido, lo que implica que la cantidad de vehículos que están en condiciones de operar diariamente no da para cubrir la necesidad total de la ciudad. A pesar de esto, la recogida no cesa en los 15 municipios de la capital.
Suárez del Villar señaló además que “el problema principal de que se recoja más o menos no ha estado marcado severamente por el combustible. Hemos tenido momentos de crisis pero han sido eventualidades. A nosotros se nos entrega diariamente el combustible para recoger los 30 mil metros cúbicos. Y llevamos un control del mismo a punta de lápiz”.
Recalcó, además, que la recolección de los desechos sólidos de la ciudad es una tarea de máxima prioridad y preocupación para la dirección del país.
Este volumen creciente de desechos, dado en gran medida por la creación y aumento en estos últimos años de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyME) sumado a la escasez del parque automotor -severamente afectado por la imposibilidad de obtener piezas de repuesto en el extranjero, producto del férreo bloqueo económico y comercial del gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba- y a la falta de conciencia ciudadana, convierte la higiene comunal en una tarea de gran complejidad que requiere la acción coordinada entre instituciones, comunidades y ciudadanos fundamentalmente.
Quiso destacar, además, la entrega del personal, desde los mecánicos que arreglan el parque automotor en general hasta los operarios y choferes de los camiones, a quienes calificó como “verdaderos magos” por su capacidad de cumplir tareas titánicas en condiciones adversas.
En noviembre de 2024, a raíz de un diagnóstico que realizó la entidad, se plantearon una serie de acciones para mitigar las condiciones que se acentuaron luego del ciclón de octubre pasado. Una de las medidas fue que cada organismo de la Administración Central del Estado atendiera a un municipio, tarea que se cumple con seriedad.
Atención a la Población en Servicios Comunales también tiene un seguimiento semanal a nivel provincial de todos los planteamientos hechos por cada uno de los ciudadanos que llaman o se presentan en las oficinas municipales para hacer reclamaciones.
Y las indisciplinas, ¿qué?
Al intercambiar en la calle con algunos vecinos, varios coincidieron en que la culpa es de Servicios Comunales, porque no pasan a recoger los residuos diariamente. Tal es el caso de Yudith Aguirre, del municipio Cerro, quien dijo:
“Yo no veo pasar el camión de la basura diariamente. Es por eso que se acumulan tanto los desechos. Mira aquí mismo el Parque del Pescado, al lado de Áreas Verdes provincial y... !¿observa ese basurero?!”
¿Hasta dónde llegan los límites de la responsabilidad individual, social e institucional? Foto: Verónica Alemán Cruz/ Cubadebate
Sin embargo, Orestes Román, trabajador de la Aduana de la República, en conversación con este medio alegó la necesidad imperiosa de reciclar, una política que parece estar “dejada de la mano” y que jugó un papel primordial durante muchos años la recogida de materias primas tanto en centros escolares como laborales, con lo cual se le creaba mayor conciencia del ahorro y el reciclaje entre los estudiantes y trabajadores.
Miguel Hernández, residente en calle 17, en la barriada de El Vedado, aseguró que la responsabilidad es tanto de Comunales, cuando deja de recoger la basura a diario, como de cada ciudadano que, pudiendo tener conciencia social y ambiental, decide “soltar” la basura doméstica en cualquier lugar fuera del tanque recolector.
“Aunque no dejo de reconocer que a veces los tanques están desbordados, porque no recogieron la basura, y la persona no sabe qué hacer ni dónde va a depositar su jabita”.
El lunes 23 de junio, a la 1:15 p.m., frente a la panadería La Flor del Casino, los trabajadores del camión 249 recogieron la basura de adentro de los tanques y dejaron derramada la que estaba pegada a menos de un metro de ambos depósitos. Foto: Verónica Alemán Cruz/ Cubadebate
Y sin embargo… se contrarresta
Aunque todavía son ínfimos, hay gestos. Pequeños, anónimos, rebeldes. Jóvenes que organizan recogidas comunitarias, artistas que transforman un vertedero en instalación urbana, ancianos que insisten en barrer su pedacito de acera cada mañana y no permiten que le ensucien lo que mantienen limpio.
Cada uno, a su modo, niega que este sea el destino inevitable.
Porque La Habana no ha renunciado del todo a su memoria ni a la posibilidad de un renacer más limpio. Pero esa resurrección —como todas— empieza por mirar de frente y con los ojos abiertos la herida. Y limpiarla.
Este reportaje no cierra sus páginas aún. Seguiremos preguntando, caminando, escuchando, fotografiando. Seguiremos indagando en los laberintos de la gestión municipal y en cómo las ideas descentralizadas pueden ofrecer salidas más humanas y eficaces a la recolección de desechos.
Nos adentraremos, asimismo, en los vínculos invisibles entre basura y ambiente, en las epidemias que brotan donde el abandono se normaliza. Exploraremos el rol de las mipymes y cuánto pudieran influir en el sostén de la cadena de reciclaje. Y le pondremos rostro a los emprendimientos ciudadanos que, con imaginación y coraje, convierten residuos en esperanza.
La basura no es solo lo que se desecha. Es el espejo incómodo de nuestras costumbres, decisiones y silencios. Donde se acumula, brotan preguntas que siguen sin respuesta. ¿Quién responde por lo que tiramos? ¿Cómo nos afecta física y psicológicamente? ¿Por qué algunos residuos importan menos —o más— según quién los vea? Y sobre todo... ¿cuánto estamos dispuestos a convertir el desorden en cuidado?
Relación de gobiernos municipales que, de febrero al 11 de julio del año en curso, han invertido parte de su presupuesto en la obtención de tanques colectores para la higiene de sus barrios. Cabe anotar que es menos de la mitad de los 15 municipios que tiene La Habana.
En Video, detalles del reportaje
Comentario HHC: En todos los países del mundo la industria de la basura es " millonaria", genera millones de dólares anuales. Cuando se quema la basura, estamos quemando divisas. Y cuando la dejamos en la calle ¿qué turismo hay para ver ese espectáculo?, amén de propiciar enfermedades de todo tipo " recalentando" el sistema de salud. ¿Quisiera saber cuánto es el costo de recoger la basura ?







