Decana de la Facultad de Economia,
Estimados miembros de la Presidencia; distinguidos invitados; queridos profesores, estudiantes; colegas todos:
No es posible realizar el recuento de los estudios económicos en Cuba y, en especial, en la Universidad de La Habana, sin el rol que en estos ha jugado el Centro de Estudios de la Economía Cubana. Si bien existen antecedentes seculares en esta rama del saber en nuestro país, no fue hasta después del triunfo de la Revolución, y al calor de la Reforma Universitaria, que se fundara la carrera de economía en nuestra cuasitricentenaria Casa de Altos Estudios, la cual ha estado acompañada en más de la mitad de sus seis décadas de labor por la institución que hoy nos convoca en nuestra querida Aula Magna.
Por allá por 1989, cuando el mundo marcaba un antes y un después en su historia más reciente, y se gestaba lo que sería una de las épocas más desafiantes de la Revolución cubana, un grupo de especialistas de las ciencias económicas y empresariales se unieron para crear un nuevo centro que haría un zoom en la economía cubana. Desde entonces, han contribuido a la formación de miles de economistas bajo la máxima guevariana que reza: “ …El economista que nosotros pretendemos no es un señor de un cerebro penetrante que resuelva todos los problemas de la economía sentado en un buró, sino que es un señor que trabaja, que tiene métodos progresistas, que se está adaptando a la realidad, que tiene capacidad por lo menos para adaptarse a esa realidad y para ir desarrollando y aprendiendo toda una serie de cosas nuevas que se le presenten”.
Formados en las más disímiles temáticas y especialidades de las ciencias económicas y empresariales, el claustro del CEEC ha contribuido de forma decisiva al desarrollo científico, cultural e integral de la nación y ha participado de forma activa, con modestia, compromiso y elevado profesionalismo y valor académico, en múltiples tareas asociadas a la construcción de la nueva sociedad.
Durante estos 35 años, el CEEC ha acompañado a la Facultad en la formación profesional de pre y posgrado; en el trabajo educativo con los estudiantes; en la realización de investigaciones conjuntas; en los programas de superación y capacitación de directivos y especialistas; en servicios de consultoría gerencial y especializada en temáticas económicas; en el diseño y organización de eventos nacionales e internacionales y en la presentación de resultados en estos; en comisiones y grupos de trabajo con organismos, empresas y dependencias territoriales; consejos técnicos asesores y secretarías técnicas; estrategias, políticas, normativas, programas, proyectos y en cuanta tarea de carácter nacional o territorial hemos sido convocados.
No pasa un solo día sin que los profesores del CEEC transiten por nuestras aulas y pasillos; sin que los estudiantes consulten algún texto de su autoría; sin que se defiendan trabajos de curso, práctica laboral y diploma sin su tutelaje; sin que se comparta la membresía en comités académicos, claustro y tribunales de nuestros programas de maestría y de doctorado.
Siendo estudiante, tuve el privilegio de contar con profesores de este centro; también cuando cursé mis estudios de maestría y, posteriormente, de doctorado. Otros, fueron mis estudiantes. Muchos de ellos están hoy aquí presentes y quiero agradecer la oportunidad, desde este podio, para reconocerlos y felicitarlos por la encomiable y no siempre bien recibida labor de mantenerse firmes a los preceptos de la ciencia económica. Especialmente, por haber consagrado su vida profesional a la noble labor del magisterio y contribuir con su entrega y tenacidad a la formación de numerosas generaciones de economistas cubanos. A mis profes de ayer, colegas de hoy y amigos de siempre, de quienes no solo aprendimos a ser mejores economistas sino también mejores seres humanos.
Queridos invitados: En el año 1969, en una graduación del entonces Instituto de Economía, nuestro Comandante señalaba: “Realmente nosotros nos sentimos optimistas y satisfechos de saber que se gradúa un número tan alto de economistas. Cada día el papel del economista se destaca más, se evalúa más. Todo el mundo está tomando conciencia de la importancia de los economistas. Y ello hay que debérselo en mucho a los trabajos que han estado realizando con la universidad, de investigación al servicio de la producción”.
Cinco décadas después, el Primer Secretario del CCPCC y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresaba en la clausura del 8vo Congreso de la ANEC: “La tarea fundamental de la Revolución hoy es la economía …porque no hemos renunciado ni renunciaremos nunca a hacer que nuestra economía, pequeña y asediada hace 60 años, sea próspera y sostenible. Y somos conscientes de que para lograrlo, en la vanguardia de esa batalla, deben estar los profesionales de las Ciencias Económicas”.
Hoy más juntos que nunca, sigamos aportando con el mismo entusiasmo y compromiso del primer día; con el amor y el sacrificio que nos han acompañado; con la perseverancia de otrora, tan necesaria en estos tiempos. Sigamos poniendo nuestra ciencia y nuestra conciencia al servicio de la Patria. Decía Martí que “Todo está dicho ya. Pero las cosas, cada vez que son sinceras, son nuevas”. Aprendamos de nuestra historia para desde el presente construir el futuro que queremos con todos y para el bien de todos. “Seamos realistas, soñemos lo imposible”.
Muchas felicidades al CEEC en su 35 aniversario. Mantengámonos firmes y unidos por una economía socialista, próspera y sostenible que sustente el bienestar de todos los cubanos y las cubanas. Muchas gracias.
Este texto es una contribución del Dr. Juan Triana Cordoví