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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 24 de diciembre de 2020

Joe Biden, Barack Obama, los demócratas y Cuba

Por Carlos Alzugaray, ex diplomático, profesor universitario, ensayista y analista político.

Joe Biden será el sexto presidente demócrata que tendrá que lidiar con el tema de Cuba desde que triunfó la Revolución en nuestro país en 1959. Y lo enfrentará a partir de una peculiaridad común a los mandatarios de su partido que le antecedieron: Heredará del republicano que lo precedió una política de “cambio de régimen” y tendrá que decidir si la continúa o le introduce cambios y hasta qué punto. En el fondo se trata de un problema viejo pero esencial: cómo Washington lidiará con una pequeña nación vecina que llegó a dominar entre 1898 y 1958, pero que desde el Primero de Enero de aquel año desafía su hegemonía.

Cuba ha estado y está dispuesta a buscar una relación normal con Estados Unidos, basada en lo que se pudiera calificar como un imperativo categórico sobre la no injerencia en sus asuntos internos. Sin embargo, distintos gobiernos norteamericanos han seguido una política que de una forma u otra desconoce y viola ese principio cardinal del Derecho Internacional Público. Han sido muchas las transgresiones del comportamiento civilizado entre naciones vecinas que Washington ha violado o ignorado en su relación con Cuba, incluido entre ellos, pero no limitado al bloqueo económico, comercial y financiero, que desde 1992 la Asamblea General de Naciones Unidas ha declarado anualmente como ilegal y demandado su levantamiento incondicional.

A pesar de esa generalización que abarca administraciones de ambos signos políticos, puede afirmarse que entre los presidentes demócratas han coexistido algunos intentos de búsqueda de cierto “modus vivendi” con la Cuba fundada por la Revolución. No es ese el caso entre los republicanos, quienes por lo general han promovido políticas duras de “cambio de régimen”, como lo ha hecho de manera extrema el predecesor de Joe Biden, el actual presidente Donald Trump.

Por añadidura, desde 1980, en que Jimmy Carter perdió su reelección frente a Ronald Reagan, los demócratas han enfrentado un obstáculo adicional: Sean las razones que sean, a diferencia de otros de origen latino, los emigrantes cubanos asentados preferentemente en un estado péndulo como Florida, han mantenido la tendencia a apoyar mayoritariamente a los candidatos del partido republicano a la presidencia y una política de “cambio de régimen” pura y dura.

Estos dilemas no son de fácil resolución. Pero la historia demuestra que las salidas buscadas a los mismos por mandatarios demócratas anteriores han conducido muchas veces a sonados reveses cuando sólo han tenido en mente intereses electoralistas relacionados con la política doméstica. 

John F. Kennedy (1961-1963), por ejemplo, aceptó y ejecutó el plan de la administración de Dwight Eisenhower de financiar, organizar y desencadenar una invasión a la Isla por una brigada de exilados y ello resultó en el perfecto fracaso de Bahía de Cochinos. Después no cejó en sus intentos de derrocar a Fidel Castro acelerando el acercamiento de Cuba a la Unión Soviética y provocando la Crisis de los Misiles de Octubre de 1962 que por poco desemboca en un holocausto nuclear. Fue además el presidente que instituyó el bloqueo, al cual no pareció inclinado a renunciar ni siquiera cuando consideró un acercamiento diplomático a Cuba. También está documentada su anuencia con los planes de asesinar a Fidel Castro y otros dirigentes cubanos.

No obstante, poco antes de ser asesinado, estuvo a punto de iniciar negociaciones secretas con Fidel Castro.[1]

Lyndon Johnson (1963-1969) también tuvo la oportunidad de mejorar las relaciones con Cuba y de buscar una avenencia basada en lo que ya había avanzado Kennedy. Sin embargo se negó a hacerlo como han demostrado distintas fuentes, entre ellas el excelente libro de Peter Kornbluh y William Leogrande, Diplomacia encubierta con Cuba: Historia de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana.

Eventualmente, Johnson podría vanagloriarse que bajo su administración se contuvo el ejemplo cubano en América Latina y el Caribe mediante la invasión de República Dominicana en 1965 y el asesinato del Ché Guevara en Bolivia en 1967, después de varios años de persecución implacable.

Sin embargo, uno de sus más sonados fracasos estuvo en no haber logrado el apoyo de los aliados europeos y de Canadá a las sanciones económicas contra Cuba, como han demostrado Alistair Hennessy y George Lambie en su obra The Fractured Blockade: West European-Cuban Relations During the Revolution.

Aunque a causa de la prioridad que tuvo en esos años (1964-1969) la Guerra de Vietnam se redujeron algunas de las operaciones encubiertas más crudas contra Cuba, Johnson mantuvo y fortaleció el bloqueo, fomentó directa e indirectamente actos de terrorismo, estimuló acciones de sabotaje y levantamientos armados, y logró aislar a Cuba diplomáticamente de sus vecinos en el hemisferio. Todo con la intención de derrocar al gobierno de Fidel Castro, pero como dijo en 1964 el Jefe de la todopoderosa Estación de la CIA en Miami, Ted Shackley, en su libro de memorias Spymaster: My Life in the CIA (página 76): “El diablo barbudo (Fidel) había ganado la guerra. Era el momento por tanto para reconocer esta realidad antes de que algún sabio en Washington dijera: ‘Vamos a intentarlo una vez más’.” [2]

Pero tan pronto el republicano Richard Nixon ascendió a la presidencia, sucedió exactamente como el maestro de espías había presagiado. Su administración y la de Gerald Ford continuaron con las políticas de cambio de régimen. Ello no impidió que en 1972-1973, la administración Nixon negociara y firmara el primer acuerdo entre ambos países desde 1959, el Memorándum sobre Secuestros de Naves Aéreas, una imperiosa necesidad para Estados Unidos en ese momento. Como se sabe, el acuerdo fue suspendido por Cuba a raíz del atentado terrorista de Barbados en 1976, provocado sin duda por la promoción o tolerancia que las administraciones anteriores, incluyendo las de Kennedy y Johnson, habían tenido con las acciones terroristas contra Cuba, como ha demostrado Lars Schoultz en su masiva historia de la política norteamericana hacia la Revolución Cubana That Infernal Little Cuban Republic: The United States and the Cuban Revolution

El siguiente presidente demócrata, Jimmy Carter (1977-1981), entró en la Casa Blanca con la firme intención de buscar una “normalización” de relaciones con Cuba, pero optó por hacerlo de manera gradual. Esa historia está muy bien ilustrada en la obra de los autores cubanos Elier Ramírez y Esteban Morales, De la confrontación a los intentos de ''normalización''. La política de los Estados Unidos hacia Cuba.

El proceso normalizador iniciado en 1977 tuvo indudables resultados positivos: el establecimiento de relaciones cuasi diplomáticas a través de Secciones de Intereses de ambos países en las capitales del otro; la apertura dentro de ellas de oficinas consulares para atender todo lo relacionado con visados y otros documentos oficiales; la delimitación de fronteras marítimas; y la firma de un convenio pesquero. Sin embargo, la política del presidente recibió un fuego graneado desde fuera y desde dentro de la administración y concluyó en 1980 con una crisis migratoria de grandes proporciones, el “éxodo de Mariel”, provocada en gran medida porque Estados Unidos no aceptó la propuesta cubana de establecer un acuerdo que garantizara la emigración ordenada y legal de al menos 20,000 ciudadanos cubanos al año. Se mantuvo y agudizó un viejo problema, la emigración ilegal, que databa precisamente de los años de Lyndon Johnson, cuando se aprobó la Ley de Ajuste Cubano de 1966.

Carter no pudo reelegirse en 1980 con lo cual se canceló el proceso de normalización iniciado pues le sucedieron 12 años de administraciones republicanas (Ronald Reagan y George W.H Bush) en que la agresividad norteamericana y las políticas de “cambio de régimen” se recrudecieron. Las relaciones se congelaron con lo logrado con Carter. No se pudo revertir el establecimiento de las Secciones de Intereses como exigieron algunos tanques pensantes conservadores. Hubo, sin embargo, todo tipo de amenazas, incluso la de una invasión militar en 1991-1992.

En los dos períodos del siguiente presidente demócrata, Bill Clinton (1993-2001), se alcanzaron progresos en dos importantes terrenos para la seguridad de Estados Unidos: el referido a la lucha contra el narcotráfico y los acuerdos migratorios de 1994-1995. Si el período de Clinton no produjo más resultados, no se debió a que faltaran condiciones para ello, sino a ciertos errores políticos que cometió su administración en el manejo de las relaciones con Cuba. Esos errores debieron haber sido perfectamente predecibles si el presidente hubiera seguido sus propios instintos. Sin embargo, cometió un desacierto que más tarde lamentaría: pactar con el lobby del “exilio histórico” que llegó a exigir una influencia excesiva e innecesaria en su política hacia Cuba.

En el 2009, el historiador Taylor Branch publicó un libro basado en 8 años de conversaciones privadas que sostuvo con su amigo, el presidente Clinton, cuando éste ocupaba la Casa Blanca. En uno de los pasajes de esa obra, titulada The Clinton Tapes: Wrestling History with the President, Branch cita al presidente diciendo: “Cualquiera con media neurona podía ver que el embargo (bloqueo) era contraproducente. Iba en contra de políticas más acertadas de compromiso que habíamos seguido con otros países comunistas, incluso en el apogeo de la Guerra Fría.” Añadió que desde 1980 “los republicanos habían cosechado el voto de los exiliados gruñéndole a Castro, pero nadie se molestó en pensar en las consecuencias”. Por cierto, en esas conversaciones se quejó de las presiones que le hacía Bob Menéndez, de origen cubanoamericano, por aquellos años Representante a la Cámara por el estado de Nueva Jersey.

Para una valoración más completa de los errores de Clinton se puede consultar mi texto Cuba: La nación, la emigración y las campañas presidenciales en EE UU (1980-2008) (Segunda parte).

El siguiente presidente en este recuento es Barack Obama (2009-2017). No es necesario volver sobre el tema del acuerdo alcanzado el 17 de diciembre de 2014, hace 6 años, con Raúl Castro, cuyo aniversario se celebra por estos días. Lo que conviene destacar es que el cuadragésimo cuarto primer mandatario de Estados Unidos tuvo una posición favorable a una nueva política hacia Cuba mucho antes de aspirar a la presidencia. Desde el 2004, cuando era senador por Illinois, hizo pública su oposición al bloqueo.

Ya en medio de la campaña para la nominación del partido demócrata a la presidencia en el 2008, sorprendió cuando afirmó que hablaría con los líderes de países adversarios, entre ellos Raúl Castro y Hugo Chávez. A pesar de que fue criticado incluso por su entonces contrincante, Hillary Clinton, persistió en su posición. La mejor explicación de los fundamentos de esa política se puede encontrar en el primer tomo de sus memorias, A Promised Land. Al referirse a su equipo de seguridad nacional explicó que combinó a viejos partidarios de la guerra fría, con una nueva generación de cuadros demócratas, entre los cuales había ideas nuevas, similares a las suyas, en cuanto a la forma en que Estados Unidos debía manejar sus relaciones exteriores, incluyendo el caso de Cuba.

Obama combinó inteligentemente estas posiciones de partida con requisitos domésticos, al buscar intencionadamente el apoyo de votantes cubano americanos residentes en la Florida. Un estudio del electorado cubano americano publicado entonces por la Institución Brookings, basado en la bien conocida encuesta del Cuban Research Center de la Florida International University del 2008, indicó que la mayor parte de los cubano americanos más jóvenes, tanto nuevos inmigrantes como nacidos en Estados Unidos, apoyaban el levantamiento del bloqueo, el aumento de las remesas, la autorización ilimitada de viajes a Cuba, el restablecimiento de relaciones diplomáticas y la conducción de conversaciones con el gobierno de La Habana. Así Obama combinó tanto la dimensión internacional como la doméstica de su proyectada política hacia Cuba lo que le dejó las manos libres para poder llevar hacia la Isla una política de acercamiento, como era su propósito, abandonando así la tradicional política de “cambio de régimen”.

Analizar toda la política de Obama hacia Cuba extendería demasiado este texto así que me limitaré a aquellos aspectos que Joe Biden y sus asesores debieran tener en cuenta. Sin organizarlos necesariamente en orden de importancia ellos son:

·         Tanto antes de convertirse en presidente como después, el mandatario evitó hacer los pronunciamientos usualmente ideologizados hacia Cuba marcados por frases como “la dictadura” o “el régimen” cubano. Esta retórica más moderada fue observada y reconocida desde la Habana y facilitó el diálogo con Cuba.

·         Obama no subordinó el cambio de política a acciones del gobierno de Cuba. Esa fue una de las fortalezas importantes de su manera de pensar y del consenso que logró establecer en su equipo de gobierno, del cual, vale recordar, formaba parte Joe Biden como vicepresidente. Fue la creación de un nuevo enfoque sobre Cuba.

·         La política hacia Cuba tuvo en cuenta no sólo los estrechos intereses del lobby cubano americano de derecha centrado en el sur de la Florida, sino los intereses más amplios de la sociedad norteamericana en su conjunto. Ted Piccone, de la Institución Brookings, ha listado al menos 9 grupos de interés o constituencies partidarias de relaciones normales, a saber: grupos de negocios principales en terrenos que van desde la agricultura hasta el turismo; medios de comunicaciones que ambicionan estar presentes en el escenario cubano; tanques pensantes de élite que llevan años propugnando un cambio de política; académicos interesados en intercambios con universidades y centros de estudios cubanos; ambientalistas interesados en interactuar con sus contrapartes cubanas e investigar el relativamente virgen medio ambiente cubano, especialmente el marino; grupos religiosos, en particular católicos, respondiendo al llamado de los tres papas que han visitado Cuba en los últimos 25 años; militares y funcionarios de instituciones encargadas del cumplimiento de la ley interesados en colaborar con las contrapartes cubanas en temas de seguridad; diplomáticos interesados en coordinar con Cuba en lo que fuera posible; y artistas, músicos, cineastas y museos interesados en la rica cultura cubana.

·         En sus memorias, Tough Love: My Story of the Things Worth Fighting For, Susan Rice, la Asesora Nacional de Seguridad del presidente Obama desde el 2012 hasta el final de su mandato, ha resaltado que las negociaciones que condujeron al acuerdo del 17 de diciembre de 2014 y su ejecución fue uno de los puntos culminantes de la administración, y el éxito que marcó un antes y un después en la revitalización de la diplomacia como instrumento de política exterior. Recuenta, además, que cuándo el presidente le preguntó si en las negociaciones con Cuba se debían limitar al intercambio de personas en prisión o buscar una solución general como el restablecimiento de relaciones diplomáticas, le respondió con un “bidenismo”, frases típicas del entonces vicepresidente: Si nos van a crucificar por qué dejarlos que lo hagan en una cruz pequeña. Marcó así, con el apoyo del actual presidente-electo, su posición de que normalizar las relaciones con Cuba era importante para el interés nacional de los Estados Unidos. Resulta inevitable recordar esta experiencia cuando ya se sabe que la embajadora Rice ocupará uno de los cargos clave de la futura administración, precisamente el de Directora del Consejo de Política Doméstica, lo que significará que se moverá en el círculo de poder más íntimo del nuevo presidente y le dará la oportunidad de influir sobre la dimensión interna o doméstica de la política hacia Cuba.

·         Aunque la política hacia Cuba del presidente Obama llevaba el sello distintivo de su filosofía y manera de actuar, al final de su mandato emitió la Directiva del 14 de octubre del 2016, documento articulado después de un largo proceso de deliberación al interior de la burocracia federal y teniendo en cuenta los intereses de distintos grupos. Derogada por Donald Trump en junio del 2017 al emitirse una nueva Directiva, Biden tendría sólo que esta última para restablecer la que emitió su predecesor demócrata.

·         Según indican todas las encuestas de entonces (2012 y 2016), una mayoría importante de cubano americanos apoyaron las políticas de Obama, particularmente aquéllas que fomentaron las relaciones con su país de origen y sus familiares.

La eventual política de Biden hacia Cuba ya está siendo objeto de un creciente escrutinio público en Estados Unidos. Un buen resumen fue el que publicaron Anthony Faiola y Karen de Young en The Washington Post el 27 de noviembre, bajo el título Biden wants to re-thaw relations with Cuba. He’ll have to navigate Florida politics. Por otra parte ya el senador Marco Rubio se apresuró publicar sus puntos de vista en El Nuevo Herald de Miami el 10 de noviembre, artículo cuya versión en español puede leerse en su sitio web oficial. Su mensaje a Joe Biden no puede ser más claro y constituye la esencia de la posición republicana: Una Administración Biden No Debe Repetir Las Concesiones de Obama a Cuba. Repite los mismos argumentos mendaces con los cuales ya enfrentó y criticó a Roberta Jacobson, la Secretaria de Estado para América Latina y el Caribe de Barack Obama que negoció la reapertura de las Embajadas de cada país en la capital del otro. Como dijo la Embajadora entonces, esa no es una concesión al gobierno cubano, es un instrumento mejor para proteger y defender los intereses de Estados Unidos en Cuba.

Si se resumieran las lecciones que se derivan para Joe Biden de lo aprendido por anteriores presidentes demócratas, pudieran enunciarse de la siguiente manera:

·         Las políticas de buscar un “cambio de régimen” en Cuba son inútiles por imposibles. Así lo dijo el presidente Barack Obama en su discurso en La Habana el 22 de marzo del 2016: “He dejado claro que Estados Unidos no tiene ni la capacidad ni la intención de imponer cambios en Cuba. Lo que cambie dependerá del pueblo cubano. No vamos a imponerles nuestro sistema político ni económico. Reconocemos que cada país, cada pueblo, debe trazar su propio camino, y darle forma a su propio modelo.”

·         El bloqueo debe ser levantado incondicionalmente no sólo porque es criminal e ilegal, sino porque ha fracasado y perjudica intereses norteamericanos legítimos.

·         Las políticas de “cambio de régimen” por coacción o coerción son propias del partido republicano y han fracasado. El partido demócrata pierde más que lo que gana con replicarlas, aún en variantes más “suaves”.

·         Estados Unidos tiene un amplio arco de intereses en Cuba que son alcanzables sólo mediante la cooperación y el diálogo con el gobierno cubano. Pretender el diálogo y la subversión al mismo tiempo no es viable. Los cubanos no son estúpidos.

·         La mejor manera de avanzar es actuar con rapidez y decisión. Hay al menos cuatro años por delante para progresar en la normalización, pero los obstáculos objetivos y subjetivos a vencer son tales que probablemente nunca se llegue a un estado normal perfecto.

·         Una política como la diseñada por el presidente Obama estaría no sólo en el interés de ambos gobiernos sino de ambos pueblos.

·         Son numerosos los grupos de interés que le darán la bienvenida a un retorno a la política de Obama, incluyendo sectores importantes de la emigración cubana. Por tanto, hay potencial para el crecimiento del apoyo a candidatos demócratas entre esta última.

·         Joe Biden tiene ya parte del camino recorrido con la existencia de relaciones diplomáticas y la firma de 22 acuerdos entre ambos gobiernos. Sólo hay que volver a ponerlas a funcionar.

 



[1] Las relaciones cubano-norteamericanas bajo la administración Kennedy, el fracaso de la invasión de Playa Girón, la Crisis de Octubre, el intento de iniciar conversaciones y el asesinato del presidente norteamericano constituyen probablemente de los temas más estudiados desde distintos puntos de vista. He tratado de condensarlo en unos párrafos, pero remito a los lectores a la amplia bibliografía que se puede consultar en Google.

[2] He descrito estas actividades en “La administración Johnson y Cuba”, Francisco López Segrera (compilador), De Eisenhower a Reagan: La política de Estados Unidos contra la Revolución Cubana, Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1987, págs. 141-190


Producción de leche: ¿Una ubre con salideros?

 Por: Yunier Javier Sifonte Díaz
24 diciembre 2020 
   

Diversos problemas subsisten en la producción de leche. Foto: Rodolfo Blanco/ACN.

Desde hace siglos los ganaderos despiertan de madrugada para ordeñar sus vacas. Aunque existan las más modernas máquinas, aun es una actividad que guarda una cierta dosis de misticismo y apego a lo tradicional. En Cuba no es la excepción, aunque en los últimos años marche entre altibajos e intentos de estabilizar sus rendimientos.   

Villa Clara, una de las tres provincias de mayores volúmenes de acopio de leche en el país, cerrará el 2020 con alrededor de siete millones de litros dejados de entregar a la industria. Es una realidad que crea tensión en los sistemas de procesamiento y distribución, pero que además destapa un panorama reiterado en otros muchos territorios del país.

¿Dónde encontrar las causas de esos incumplimientos? ¿Qué problemas tiene hoy la producción de leche en la Isla? ¿Es posible cambiar el panorama? Las respuestas a esas dudas implican mirar la situación de los ganaderos, sus animales y sus tierras, pero también otros asuntos como la organización, el control y la aplicación de la ciencia y la tecnología.

Las tensiones de una industria

La entrega de leche a la industria no satisface la demanda. Caricatura: Martirena.

Parece un juego de estrategia, pero desde hace meses es la realidad de quienes llegan a las bodegas de Villa Clara para recibir sus cuotas de leche fluida. Inestabilidad en los horarios de entrega y distribución, envíos incompletos, incertidumbre, impaciencia, se dan la mano en cada establecimiento y aparecen como las consecuencias de un problema mayor: el incumplimiento en los planes de entrega a una industria que debe operar como en el ajedrez para sacar adelante los compromisos de cada jornada.

Las matemáticas no dejan mentir. De los 100 mil litros de leche de vaca que a diario demanda la Empresa de Productos Lácteos, emplea 77 mil para satisfacer las entregas a la canasta básica y el consumo de hospitales, hogares de ancianos o casas de niños sin amparo filial. Sin embargo, las entregas actuales oscilan entre 68 y 69 mil litros.

Semanas atrás hasta la industria podían llegar alrededor de 78 mil, una cantidad suficiente para garantizar las entregas a los grupos priorizados, pero que deja fuera los más de 20 mil litros imprescindibles para entregar producciones a otros mercados. Roberto López Hernández, director de la Empresa Provincial de Productos Lácteos de Villa Clara, sabe esas cuentas de memoria.

“Aunque existan incumplimientos nuestra prioridad número uno radica en la leche de la canasta básica. Sin embargo, no podemos hacer queso natural, fundido o helados, y esos productos inciden directamente en el sector de la gastronomía y el comercio popular, la circulación mercantil del territorio y en nuestras propias finanzas”, asegura.

De hecho, hasta octubre de este año el incumplimiento en la entrega de leche representaba una pérdida para esa industria de 25 millones de pesos solo por concepto de valor agregado. A su vez, obviar producciones más caras en el mercado, como los quesos —500 toneladas menos en comparación con el año anterior— y los helados, se traduce en salarios bajos por incumplimientos en los planes económicos.

Del otro lado, incide también en la estabilidad de las entregas a sectores vulnerables de la población, al final el núcleo duro dentro del esquema de ordeño, acopio, procesamiento y distribución. Para Esperanza Rodríguez, una santaclareña de 68 años que desde hace un lustro recibe leche por una dieta médica, la situación de los últimos meses la mantiene en un constante estado de alerta.

“Unos días la leche llega en las mañanas, otros en la tarde, y a veces toca y no aparece el camión. Cuando eso sucede una empieza con la incertidumbre de no saber cuándo la darán y preguntar constantemente en la bodega, pero esa es una situación difícil, porque muchos enfermos contamos con ese producto para nuestra alimentación. Todo sin hablar que a veces viene demasiado aguada o con exceso de sal”, alerta.

La Empresa Láctea debe hacer varios rejuegos para garantizar la leche en las ciudades de mayor demanda. Caricatura: Martirena.

Esperanza es una de las 168 mil personas que en Villa Clara recibe leche por algún requerimiento de salud. A esa cifra se unen más de 50 mil infantes de hasta seis años de edad que igualmente la adquieren en sus bodegas. Hasta una de ellas llega con frecuencia Bernardo Romero, padre de un niño de cuatro años y conocedor de los rejuegos a la hora de recoger la cuota de su hijo.

Según dice, su mayor preocupación no radica en los horarios de entrega, sino en los frecuentes cambios en el tipo de leche. “Unas veces viene fluida y la recoges a diario —comenta— pero otras es concentrada y entonces una bolsa debe rendir para dos jornadas. Uno nunca sabe a ciencia cierta cuándo debe ir a la bodega”. Aun así, agradece que en medio del alza de precios y los problemas de abastecimientos, se mantengan los subsidios y una cierta estabilidad durante cada mes.

Esas palabras significan un elogio para quienes laboran en la Empresa Láctea de Villa Clara, una entidad que por demás lleva años enfrascada de una inversión aun inconclusa. Por momentos la situación allí se torna tan crítica que en varias ocasiones deben trabajar con la leche recogida durante el día para completar la distribución de esa misma jornada. Significa vivir en un constante estado de alerta, pero también de inseguridad.   

“Aquí normalmente procesamos la leche de hoy para repartirla mañana, pero si lo recogido no alcanza para completar las entregas previstas para el día se nos crea un problema. Cuando eso sucede nos vemos en la necesidad de pasteurizar un poco de lo acopiado en la mañana y que corresponde a la distribución de la jornada siguiente, embolsarla al mediodía y distribuirla esa misma tarde. Eso nos pone contra la pared”, asegura el director de la entidad.

En otras ocasiones deben movilizar las reservas de leche en polvo para garantizar la canasta básica. Se dice fácil, pero otra vez los números ponen todo en su lugar. Solo para responder a la demanda de las dietas médicas de la ciudad de Santa Clara durante un mes, por ejemplo, son necesarias 40 toneladas de ese producto. O lo que es lo mismo, erogar alrededor de 123 mil dólares. En el caso de los niños la suma ascendería a otros 141 mil.

De cualquier manera, las explicaciones de la industria y las exigencias de los consumidores no resuelven el problema fundamental de la leche en Villa Clara. Por mucha organización, tácticas o esfuerzos que realicen las tres pasteurizadoras de la provincia, son incapaces de procesar y distribuir un producto que no existe. Encontrar respuestas implica ir a las raíces de la ganadería en la provincia.

Irregularidades campo adentro

La venta ilegal de leche es uno de los principales problemas. Caricatura: Martirena.

Hasta el cierre de noviembre de 2020 alrededor de 140 formas productivas de Villa Clara incumplían sus planes de entrega de leche. La cifra representa casi la mitad de las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) y de producción agropecuaria (CPA) vinculadas a esa actividad en el territorio. Es más preocupante aun porque entre ambas estructuras poseen el 85 % de la masa ganadera.

Andrés Rojas es uno de los 35 socios atrasados en la CCS Ovidio Rivero, una cooperativa con apenas siete campesinos sin deudas en sus compromisos. Con cinco vacas en ordeño, él entrega igual cantidad de litros cada día.

“Debo quedarme con buena parte del ordeño —asegura— porque le doy leche a cuatro casas, así que me queda poco para llevar al termo”. Mientras habla en más de una ocasión utiliza una palabra clave para comenzar a desenredar el nudo del descontrol: autoconsumo.

De acuerdo a los contratos, los productores tienen la obligación de entregar como mínimo el 80 % de la leche a los centros de acopio, mientras pueden disponer del resto para solventar sus necesidades. Sin embargo, Miguel Rodríguez Gálvez, subdelegado de ganadería de la Delegación de la Agricultura en Villa Clara, explica que esos no son números fijos y no pueden convertirse en justificación para reducir las entregas.

“No es igual ordeñar tres vacas que diez. Evidentemente en ese último caso el 20 % de la leche supera con creces las necesidades del campesino. Por eso tratamos de ajustar los convenios productor a productor, pero evidentemente muchos declaran autoconsumos muy superiores y desvían esa leche hacia el mercado negro”, apunta.

La opción es tentadora. Apenas basta preguntar a las personas correctas y enseguida aparecen litros que oscilan entre los diez y los quince pesos, más del doble de lo que recibe un campesino cuando los entrega a la industria estatal. Es una de las vías por las que sale una cantidad importante de leche y los revendedores la conocen muy bien. Uno de ellos, que optó por nombrarse Alberto, aceptó hablar con Cubadebate y explicar las partes del mecanismo.

“Tengo campesinos fijos que tienen muchas vacas y desvían varios litros, aunque a veces otros te proponen la leche porque quieren ganar un poco más de dinero en algún momento específico. Hay muchos más que tienen un acopio menor y venden ellos mismos sin depender de un intermediario. De cualquier forma, yo la compro entre los seis y los ocho pesos y luego salgo de ella por no menos de diez, en dependencia de la época del año o el lugar. En las ciudades el negocio camina más, aunque tiene mayores peligros”, cuenta.

Alberto también confirma otra verdad a voces: una parte importante de esa leche sirve de base para elaborar yogurt natural o queso, dos productos de altísima demanda y que reportan una cantidad superior de dinero. De igual manera, asegura cómo existen campesinos con nacimientos de terneros sin reportar, lo que les deja varios litros de leche sobrantes para dedicarlos a la reventa.

Muy cerca de allí, Octavio Cruz también tiene mucho que mostrar si se habla de descontrol en la ganadería. A pesar de que tiene ocho vacas en ordeño, en jornadas alternas entrega solo 15 litros, a razón de menos de uno diario por cada animal. Cuando uno indaga por esa situación su respuesta asombra: “no la puedo llevar al termo. Lo mío es producirla y si no la recogen prefiero echársela a los puercos”. Un revendedor como Alberto sonreiría irónico si escuchara ese argumento.

No obstante, aquí aparece otra de las palabras fundamentales en el escenario del incumplimiento de los planes de leche: el acarreador. Se trata de la figura encargada de recoger la leche de los campesinos y llevarla hasta los termos para refrigerarla y esperar que los camiones de la Ecil la acopien. Sin embargo, tal parece que también representan un buen chivo expiatorio para justificar las pérdidas.

Alcides Sánchez, un ganadero que vive a dos kilómetros del termo, explica cómo él no puede desatender las vacas para llevar la leche. También se queja de la inestabilidad del acarreador y cómo a veces no pasa por la finca. Cuando eso sucede —dice— no le queda más opción que vender la leche en el barrio o hacerla queso, aun cuando está estipulado que los campesinos ubicados más cerca del punto de acopio tienen la obligación de acarrear ellos mismos el producto.

Para proteger ese trabajo la Ecil paga 40 centavos por cada litro de leche acarreado hasta el termo. Sin embargo, aquí surge otra situación inexplicable. Varias cooperativas de Villa Clara obviaron esa medida e instauraron un salario fijo entre los 200 y los 300 pesos para el acarreador. Solo a partir de los 500 litros le entregan además lo estipulado por la industria láctea.

Eriel Martínez desempeñó esa función durante tres meses, pero enseguida la abandonó porque no se sentía estimulado.

“Aquí se gasta dinero en las herraduras y los clavos para los caballos, si la volanta se rompe también va por nuestra cuenta, y con un salario de 200 pesos no da resultado. La junta directiva de la cooperativa dice que es lo mismo que si me pagaran por cada litro acarreado, pero la realidad es que así uno no se motiva. Trabajes o no, recibes el mismo dinero”, comenta.

Por suerte no en todos los lugares ocurre igual. En la CCS Orlando Expósito, por ejemplo, la junta directiva también decidió pagarle un salario fijo al acarreador, pero igualmente le entrega el beneficio de los 40 centavos desde el primer litro llevado al termo. Según confirma su presidente, tienen personas que cada mes mueven alrededor de 5 mil litros. Solo por el plus que entrega la Ecil, se llevan 2 mil pesos en sus bolsillos.

Más allá de las buenas practicas, a todas luces aquí confluyen el descontrol, la improvisación y la falta de sistematicidad en un trabajo que requiere de toda la atención posible. En medio de un panorama así varias preguntas aparecen en el horizonte: ¿por qué no se cumplen los contratos firmados? ¿Quién debe supervisar los destinos de la leche y las cantidades declaradas? ¿Qué rol juegan las juntas directivas de las cooperativas para asegurar las condiciones de producción y el cumplimiento de los planes?

Contratos, centros de acopio y la mano negra del hurto y sacrificio

El incumplimiento de los contratos es otro problema importante. Caricatura: Martirena.

Responder muchas de esas interrogantes pasa por un lugar clave: los puntos integrales de acopio de leche. Instalados en los últimos años para facilitar la recogida, le evitan al campesino largas esperas a un lado de la carretera para entregar el ordeño del día. Sin embargo, ese no es el único propósito de los 163 termos refrigerados distribuidos en la provincia y los más de 1200 existentes en el país.

Javier Antonio Sarduy y María Ofelia Cabrera, respectivos presidente y encargada del termo en la CCS Orlando Expósito, de Santa Clara, coinciden en señalar otras funciones. Entre ellas, enumeran el control de los planes de cada campesino, el registro de nacimientos o muertes, la atención a necesidades veterinarias y el chequeo de la calidad de la leche.

“Estos lugares son célula básica para la producción. El termero controla todo lo que sucede en la cooperativa y es el primer gestor para el cumplimento de los planes. Si trabaja bien, sabe los problemas de cada campesino, qué necesita, cómo va respecto a lo previsto, y a partir de ahí no solo puede informar a la junta directiva, sino tramitar la solución de algunas cuestiones”, confirma el subdelegado de la ganadería en Villa Clara.

Los centros de acopio chequean las entregas a partir de los contratos firmados por los campesinos vinculados al ordeño de las vacas. No obstante, la eficiencia de ese proceso significa otro eslabón problemático dentro de la cadena.

Justo por eso es posible encontrar a un productor como Octavio Méndez, que aun en noviembre no sabe cuál es su plan del año y ni siquiera posee una copia de lo pactado con la cooperativa. Asimismo, otro hombre como Andrés Rojas tiene un contrato para entregar la leche de sus cinco vacas, sin importar que él no posea tierras para el pastoreo y por ley no pueda tener más de cuatro animales adultos. Son pequeñas gotas que caen de los tanques recolectores.

La primera secretaria del Partido en Villa Clara, Yudí Rodríguez Hernández, ha insistido en la necesidad de elevar el control en cada parte de la cadena. Foto: Francistet Díaz/Vanguardia.

La otra cara de la moneda la cuenta Yoan Saborit Sánchez, especialista en control pecuario en la CCS Ovidio Rivero —746 vacas en ordeño y sus planes cumplidos— y el encargado cada año de organizar la contratación. Según explica, para estipular las entregas se tiene en cuenta el 60 % de las vacas que posee el campesino, así como el 25 % de las novillas. Ese resultado indica los animales que deben parir en el año, y a partir de ahí se calcula el potencial de leche a entregar, siempre respetando el autoconsumo.

“Cuando desde el termo nos informan que alguien marcha rezagado lo visitamos, buscamos dónde pueda estar el problema y la posible solución. Igualmente todos los meses revisamos los nacimientos o las muertes, aunque el campesino tiene la obligación de informar esos detalles. En la ganadería hay es fundamental trabajar con un precepto: la leche que no acopiaste hoy no la puedes tener mañana”, sentencia.

El problema de los incumplimientos empeora cuando el campesino labora en tierras entregadas en usufructo. Entonces su obligación crece y las delegaciones de la agricultura pueden tomar acciones legales más serias. El subdelegado de ganadería, Miguel Rodríguez, explica que van desde multas por el valor de hasta diez veces el litro de leche cuando se detectan desvíos, o incluso el retiro del terreno.

“Cuando el Estado entrega un usufructo se dejan fijados los compromisos del campesino. La leche no puede ir a otro destino fuera de la industria o directamente a las bodegas, porque salvo excepciones esa tierra se entregó para eso. Quien incumpla los contratos se visita y se alerta, pero si mantiene las irregularidades podemos tramitar el asunto a través de la comisión agraria del municipio y darle ese terreno a otra persona. El objetivo nunca será restar, pero sí buscamos que cada cual cumpla su deber”, agrega.

Todo ese descontrol le abre la puerta a otro fenómeno presente desde hace año: el hurto y sacrificio de ganado mayor. Allí donde las juntas directivas velan poco y los contratos son meras formalidades, aparece una puerta abierta a un delito que, literalmente, desangra a la ganadería en el país. Tal es así que entre enero y noviembre de este año Villa Clara reporta 2153 hechos contra el ganado mayor.

De ellos, 1269 tienen que ver con el hurto, mientras que los 884 restantes implicaron también la muerte del animal para vender su carne en el mercado informal. Y esas cifras representan un crecimiento del 7 % respecto a igual período del año anterior.

Mejoras genéticas y alimento animal: Fortalezas por explotar

Sembrar alimentos para las vacas debe ser una prioridad. Foto: Archivo.

Junto a la desorganización y la falta de sistematicidad en algunas cooperativas, otras cuestiones también inciden en la baja entrega de leche a la industria. Quizás porque no impactan de la misma manera en los análisis, o porque no incluyen delitos o violaciones de lo establecido, muchas veces pasan desapercibidas en algunos análisis sobre el tema. Para el subdelegado de ganadería en Villa Clara, en cambio, son cuestiones a resolver con urgencia.

“Los productores del sector cooperativo poseen mucho más de las tres cuartas partes del ganado en la provincia, pero muy pocos aplican la inseminación artificial. Ese es un problema que debemos revertir e intentamos colocar más especialistas en ese tema en las unidades productivas. En el país contamos con buenas opciones, entre ellas la raza de toros Siboney, para mejorar los rebaños y conseguir animales más productivos, pero todavía es una tarea pendiente”, afirma.

No le falta razón a su criterio. Según los datos más actuales sobre el tema, publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas, solo entre 2013 y 2018 Villa Clara redujo en un 61 % su cantidad de sementales. En el país la reducción se ubica en el 30 %. Mientras tanto, los alumbramientos responden a esa misma dinámica y en igual período los nacimientos de ganado mayor en la provincia decrecieron en 21 %, también superior al 16 % reportado en toda Cuba.

Esos números le agregan complicación al panorama y obligan a un actuar integral para comenzar a revertirlo. Yoan Saborit Suárez, especialista en control pecuario de la CCS Orlando Expósito, recuerda la importancia de reemplazar cada año entre un 20 y un 25 % de las vacas en ordeño de cada rebaño para garantizar una rotación que permita mantener altos estándares.

A su vez, Nelson Rouco Rojas, médico veterinario de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Mártires del Escambray, comenta sobre los beneficios de la inspección de la masa a diario y el celaje dos veces por día para detectar las vacas en condiciones para la inseminación. “Hay que rescatar esa atención constante para aprovechar todas las opciones, incrementar los nacimientos y por tanto la leche”.

Por otro lado, el óptimo uso de la tierra significa otra cuestión a resolver. Para ello, un papel clave lo tienen la venta de añojos y añojas a las empresas agropecuarias del territorio, así como la venta de toros y toretes para las estaciones de ceba. Mientras garantiza la entrega de carne, evita que animales no destinados a la producción de leche consuman alimentos destinados para esa función.

Ahí radica otro gran problema de la ganadería, sobre todo por la necesidad de garantizar las proteínas suficientes para cada etapa de desarrollo. Para Luis Hernández García, jefe de la lechería Los Pinos, perteneciente a la UBPC Mártires del Escambray, la siembra de plantas como la titonia, la morera o la caña resultan vitales para asegurar una parte de la alimentación.

“No todo el mundo está preparado para sembrar la comida que deben consumir sus animales, sobre todo en temporada seca. Quien entienda el valor de autosustentarse podrá entonces pensar en producir leche. En la ganadería no hay que inventar mucho y lo principal es la disciplina y la sistematicidad”, dice con su experiencia de más de 30 años en un mundo que lo apasiona.

Una buena experiencia en este sentido la ofrece la UBPC Desembarco del Granma, que sustenta su producción en el uso de bancos de biomasa y plantas proteicas para la alimentación. Mientras tanto, junto a la rotación de los animales por sus 652 cuartones, también conservan el pasto en forma de heno y utilizan el forraje para suplir los déficits en la época de sequía.

Convertir los proyectos en realidad

El gran reto es lograr el éxito d elos nuevos proyectos para incentivar la producción de leche. Caricatura: Martirena.

Villa Clara recibirá el 2021 con un plan de leche de 39.1 millones de litros, inferior a lo previsto para 2020 pero superior a lo conseguido en el último año. A todas luces, cumplir esos números no parece un propósito sencillo, en primer lugar porque para ello es necesario solucionar buena parte de las trabas que lastran el trabajo del sector. No obstante, el territorio da pasos alentadores en ese sentido.

El primero de ellos ya se ve desde mediados de 2020, cuando la Ecil comenzó a pagar cada 15 días la leche acopiada. Es un sistema que hasta ahora funciona sin problemas para las cooperativas que tienen organizada su conciliación con la entidad e implementarlo significa borrar los frecuentes atrasos con el dinero de los campesinos. Significa también garantizarles una mayor liquidez financiera y un más sólido respeto a su trabajo.

"Quienes se justifican detrás de las supuestas demoras en los pagos probablemente sean los que no van a conciliar con nosotros. Tenemos un crédito de 70 millones de pesos para pagar leche y estamos dispuestos a seguir pagando en tiempo. Pero si las juntas directivas tienen desorden entonces ahí vienen las demoras", asegura el director de la Ecil en Villa Clara.

Por otra parte, el subdelegado de ganadería en Villa Clara confirma los planes de seleccionar a una unidad productiva de cada municipio para aplicar un grupo de tecnologías que deben traducirse en experiencias para luego extender a otras cooperativas ganaderas. A su vez, es vital fortalecer los vínculos con las universidades y los centros de investigación para impulsar la presencia de la ciencia en esta actividad.

Igualmente, Miguel Rodríguez Gálvez, comenta sobre la atención a productores destacados y el apoyo no solo para el acceso a algunos recursos, sino también a un mayor asesoramiento. “De los 18 600 tenentes de vacas que existen en la provincia, 2915 tienen más de diez animales y garantizan el 64 % del potencial de leche. A esos debemos priorizarlos”, agrega.

Respecto a los precios y al desvío, el Consejo de Ministros aprobó a partir de enero valores para el acopio de leche que oscilan entre 6,80 y 7,50 pesos, en dependencia de la calidad del producto. Es un aumento que se inserta dentro del ordenamiento monetario del país y que como muchos otros cambios, está sujeto al cumplimento de lo previsto en los estudios, sobre todo en lo relacionado al control de la inflación.

Sobre la venta ilegal, otra vez surge como prioridad el control y el chequeo de lo pactado en los contratos. En ese ámbito, la firma de convenios eficientes y apegados a la realidad es la mejor arma para evitar el desvío de leche hacia otros mercados.

Cada uno de estos asuntos tiene como fin un aumento en las entregas de leche, pero justo ahora se encuentran todos en el centro del escrutinio público. Cumplirlos y hacerlos cumplir, laborar para borrar justificaciones y problemas y convertirlas en mayor cantidad de litros de leche, en menos tensiones en la industria y las bodegas, así como en una mayor soltura en el comercio interior y la gastronomía, son las verdaderas ganancias por mostrar.

Conseguirla una estabilidad aceptable implica, sobre todo, atacar cada uno de los muchos problemas y buscarle una solución eficiente y acorde a los tiempos actuales. Sin embargo, los bajos nacimientos, la venta ilegal, el desorden y el descontrol, el manejo genético y la alimentación, son asuntos que pueden enmendarse.

Asimismo, una mayor incidencia de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños en el tema, resulta otra necesidad urgente. Sistematicidad en el trabajo, inteligencia y mucho esfuerzo colectivo, parecen las mejores columnas para sostener una historia marcada desde siempre por el sacrificio y la abnegación.

La seguridad social se expresa con acciones en Cuba

 Desde el pasado día 17 los pensionados y jubilados comenzaron a recibir el beneficio del incremento salarial y, desde ayer, fue depositado el anticipo para los asalariados

La protección a la población, que tradicionalmente ha estado presente, con o sin pandemia, es también un principio que mantiene y defiende la Tarea Ordenamiento. Foto: Endrys Correa Vaillant

En 2020 el Gobierno cubano destinó 371 millones de pesos a la asistencia social, lo que garantizó protección económica a más de 184 000 personas, incluidas madres de hijos con discapacidad severa, beneficiados del servicio de asistencia social a domicilio y personas con discapacidad, lo cual expresa la esencia humanista de la Revolución, en un año marcado mundialmente por el efecto negativo de la pandemia de la COVID–19, no solo en los sistemas de Salud, sino también en el mercado laboral. A la dura realidad de Cuba, se suma, además, el peso de un injustificado bloqueo económico, financiero y comercial desde Estados Unidos.

Esa atención priorizada, que tradicionalmente el país ha sostenido, con o sin pandemia, y bajo el castigo del bloqueo, es también un principio que mantiene y defiende la Tarea Ordenamiento, y se incluye dentro de la generalidad de las nuevas normativas.

«La pandemia provocó la paralización de importantes actividades laborales en el país, pero las medidas adoptadas cubrieron salarialmente a los trabajadores. Esa es la ventaja de nuestro sistema social: mientras en el mundo se producían despidos masivos, en Cuba se procuró mantener un ingreso a todos los trabajadores», afirmó Yudelvis Álvarez Fonseca, directora jurídica del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

También se mantuvo el pago de las pensiones y de los subsidios por enfermedad. «Nadie ha quedado desamparado en medio de la situación económica mundial que desató la enfermedad, y del recrudecimiento de las sanciones impuestas por Estados Unidos».

El pueblo fue protegido con las medidas como estas:

  • Se fomentó el trabajo a distancia, que incluye el teletrabajo.
  • Se protegieron a los adultos mayores de 60 años y menores de esta edad que resultaban vulnerables.
  • Se protegieron a las madres, padres y tutores con niños en círculos infantiles, en la enseñanza primaria y especial.
  • Se adoptaron medidas de carácter fiscal y se protegieron a los trabajadores por cuenta propia que, como consecuencia de la pandemia, no reorientaron sus actividades y no pudieron ser reubicados.
  • Se mantuvo el pago de las prestaciones monetarias por el Régimen de la Asistencia Social.



























Desde la provincia de Granma, este diario buscó respuestas a algunas de las inquietudes más recurrentes en torno al impacto del ordenamiento monetario en estos sectores tan sensibles de la sociedad cubana.

«Dentro del programa de la Asistencia Social o el de atención a personas que se declaran vulnerables, ningún caso es igual a otro, por eso se evalúa de forma individual cada núcleo familiar que solicite una ayuda», explicó Yannia Columbié de la Cruz, directora de Trabajo y Seguridad Social en el territorio granmense.

Señaló que en el grupo de las personas vulnerables se evalúan también los casos de madres solteras con varios hijos, desvinculadas laboralmente o que sus ingresos no alcancen el per cápita.

A las que se encuentren en alguna de estas situaciones se les tiene en cuenta la composición de su núcleo familiar y otros factores que varían, según el caso, dijo la directiva, y subrayó: «puede que, para una, la opción sea ofrecerle un empleo, y, para otra, se requiera una compensación parcial o integral, según lo establecido por la ley».

Tratamiento similar reciben las personas discapacitadas, a quienes se les da seguimiento mediante el estrecho vínculo establecido entre las direcciones territoriales de Trabajo y las asociaciones a las que pertenecen. Para este grupo, los que están desvinculados, pero en condiciones de ejercer una actividad laboral, también existen ofertas.

Otro de los sectores que ha generado múltiples inquietudes es el de los beneficiarios de la Seguridad Social (jubilados y pensionados, en especial las pensiones concedidas por muerte). Marina Contreras González, directora de la filial granmense del Instituto Nacional de Seguridad Social, aclaró que las nuevas normativas no modifican los requisitos de jubilación establecidos tanto para el régimen general como para el especial. Dichos requisitos son:

  • Cumplir con la edad laboral establecida según el régimen.
  • Contar con los años de servicio o contribución requeridos.
  • Estar vinculado laboralmente.

Respecto a la norma jurídica que contempla el incremento de las pensiones por muerte, concedidas con anterioridad a la entrada en vigor de la presente Resolución, puntualizó que este se realiza sobre la cuantía del causante (fallecido), y se concede al o a los beneficiarios la cuota parte que les pertenezca, de acuerdo con la Ley 105 De Seguridad Social, del 27 de diciembre de 2008.Estas cuotas partes se distribuyen de la siguiente manera:

  • A un beneficiario le corresponde el 70 % de la pensión.
  • A dos beneficiarios les corresponde el 85% de la pensión.
  • A tres beneficiarios o más le corresponde el 100 % de la pensión.

«Por ejemplo, una pensión que había sido otorgada por el valor de 300 pesos a partir del salario que devengaba la persona fallecida, se incrementa ahora a 1 528 pesos; si la pensión la recibe un beneficiario, cobraría 1 070 pesos (que es el 70 % de esa pensión), dos beneficiarios sería 1 300 pesos (el 85 % a dividirse en partes iguales), y si son tres o más los beneficiarios, cobrarían los 1 528 pesos, dividos en partes iguales», expresó Contreras González.

«En el caso de la viuda que es trabajadora activa, se le da el 25 % de la pensión de su esposo fallecido y, al momento de ella jubilarse, se le tiene en cuenta para su pensión, es decir, que se le unifica.

«También relacionado con la viudez están los casos de las mujeres que, al obtener la jubilación, decidieron optar por la pensión generada por su fallecido por ser superior a la que ella recibiría; si con las nuevas cuantías, a estas señoras les es más beneficiosa la pensión que ellas generaron, teniendo en cuenta que la ley 105 establece que los derechos no prescriben, pueden dirigirse, a partir del mes de enero, a las filiales municipales del Inass a realizar la solicitud de rexpedición de su pensión», aseveró.