Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 18 de agosto de 2021

LA SISTEMÁTICA CRITICA Y AUTOCRITICA A LOS ERRORES DE LA REVOLUCIÓN CUBANA: UNO DE LOS IMPERECEDEROS LEGADOS DE FIDEL CASTRO*

 Por: Luis Suárez Salazar[1]

Introducción

En la presentación de mi ensayo “Las utopías de la Revolución Cubana: un enfoque lógico-histórico” ante los asistentes al Primer Simposio Internacional La Revolución Cubana: Génesis y Desarrollo Histórico, efectuado en el Palacio de las Convenciones de La Habana, Cuba, entre el 13 y 15 de octubre de 2015 (Suárez, 2015), dejé indicado mi criterio de que las sistemáticas crítica-utópicas y teórico-prácticas de los diversos errores cometidos por el liderazgo político-estatal de nuestro país habían sido condiciones imprescindibles para que la ahora sexagenaria transición socialista cubana no corriera la nefasta suerte de los que, en mayo de 1991,  el entonces miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (CC del PCC) y Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros (CCEMM), Carlos Rafael Rodriguez, había denominado “falsos socialismos europeos” (Rodriguez, C.R., 1991 [1992]).

 En esa ocasión también señalé que, desde los primeros meses del triunfo de esa Revolución (nacional por su forma, pero universal por sus contenidos sociales y de clases, así como antiimperialistas, anti coloniales y anti neocoloniales) hasta que, en el 2006, el deterioro de su salud lo llevó a transferir de manera ordenada, estatutaria y constitucional, al general de Ejército Raúl Castro sus altas responsabilidades como Primer Secretario del CC del PCC y presidente de los CCEMM, Fidel (como comúnmente lo denomina el pueblo cubano) había sido el principal propugnador, analista, cronista y conductor de todos los procesos críticos y autocríticos que hasta ese año se habían desplegado en nuestro país.

El espacio destinado a este artículo me impide referirme a todas las ocasiones en las que él, con la honestidad y alto sentido ético que siempre lo caracterizó, asumió toda la responsabilidad de las pifias colectivas previamente cometidas y, luego de analizar sus múltiples causas objetivas y subjetivas, de explicárselas con lujo de detalles al pueblo cubano y, contando con su imprescindible apoyo, emprendió y dirigió personalmente las acciones prácticas orientadas a tratar de superarla en el menor tiempo que, en  cada caso, resultara posible.

Una rápida mirada a los múltiples procesos críticos y autocríticos emprendidos bajo la dirección de Fidel 

Así ocurrió durante la severa crítica y autocritica pública que, a fines de marzo de 1962, él realizó sobre los errores individuales o colectivos de sectarismo que se habían cometido en el seno de la dirección nacional del que pudiéramos llamar “embrión” de la “vanguardia política unitaria” del pueblo cubano: las Organizaciones Revolucionarias Integrada (ORI), conformada por los representantes las máximas direcciones del Movimiento 26 de Julio, del Directorio Revolucionario 13 de Marzo y del ya auto disuelto Partido Socialista Popular. En esa ocasión, Fidel inició su profundo análisis público de esos graves y peligrosos desaciertos, indicando:

En primer lugar, deseo traer a colación aquí un pensamiento de [Vladimir Ilich] Lenin, quien dijo que la actitud –es decir—, la seriedad de un partido revolucionario se mide, fundamentalmente, por la actitud ante sus propios errores. Y así también nuestra seriedad de revolucionarios y de gobernantes se medirá por nuestra actitud ante nuestros propios errores. / Claro que los enemigos están atentos a conocer cuáles son esos errores. Cuando esos errores se cometen y no se autocritican el enemigo puedo aprovecharlos, pero de muy distinta forma, porque de una forma no se superarían esos errores, y de otra forma si se superan esos errores. Por eso nosotros, hemos decidido tomar una actitud honesta y seria ante nuestros propios errores (Castro, F., 1962 [2009]: 214).

De manera que puede afirmarse que, al menos desde entonces hasta el 2006, esos conceptos guiaron la conducta que siempre asumió Fidel frente a todos los errores cometidos por el liderazgo político-estatal de la Revolución Cubana. Así volvió a ponerse de manifiesto inmediatamente después del fracaso a mediados de 1970 de la Zafra de los 10 millones de toneladas de azúcar. Nunca se debe olvidar que, en esa ocasión, él asumió toda la responsabilidad por los diversos desaciertos que condujeron a que no se cumpliera la meta que él había venido impulsando, así como de los concomitantes problemas que ese empeño había provocado en el inadecuado funcionamiento de la socio-economía y del sistema político del país.

A tal grado que, en esa ocasión, él colocó a la decisión del pueblo la posibilidad de que continuara o no ejerciendo sus altas responsabilidades políticas y estatales. El rechazo popular a ese curso de acción, posibilitó que Fidel, en sus constantes interacciones personales con diversos sectores populares, condujera el que en el ensayo que mencioné en la introducción de este escrito indebidamente califiqué como “el primer proceso crítico-utópico de la transición socialista cubana”; en tanto como bien han indicado otros autores, el primero de estos se desplegó entre 1963 y fines de 1965 (Rodriguez, J. L. 1990).  Es decir, en los años previos a que, en su primera conferencia nacional, el hasta entonces llamado Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (surgido de la profunda crítica a los ya mencionados errores cometidos por la dirección Nacional de las ORI) decidió comenzar a denominarse Partido Comunista de Cuba y eligió su primer CC, encabezado por Fidel.

De modo que ahora puedo afirmar que el segundo proceso crítico y autocrítico de la que la Unión Nacional de Historiadores de Cuba ha venido denominando “Revolución Cubana en el poder” se inició en 1971 y concluyó con la celebración a fines de 1975 del Primer Congreso de esa ya prestigiosa “vanguardia política” del pueblo cubano. Y fue precisamente en el Informe Central que presentó ante los delegados e invitados nacionales e internaciones a ese trascendental evento que, haciendo un balance de los “errores de idealismo” individuales o colectivos que se habían cometido durante la década precedente, que Fidel volvió a asumir toda la responsabilidad de estos últimos. Cerca de 46 años después, aún me estremece releer lo que le escuche decir en esa ocasión:

Las revoluciones suelen tener sus periodos de utopía en que sus protagonistas, consagrados a la noble tarea de convertir en realidad sus sueños y llevar a la práctica sus ideales, creen que las metas históricas están mucho más próximas que la voluntad, los deseos y que las intenciones de los hombres por encima de los hechos objetivos lo pueden todo. No es que los revolucionarios deban carecer de sueños ni tampoco de férrea voluntad. Sin un poco de sueños y de utopías no habrá revolucionarios. A veces los hombres se detienen, porque consideran insuperables obstáculos que son superables. Nuestra propia historia demuestra que dificultades al parecer invencibles tenían solución. Pero el revolucionario tiene también el deber de ser realistas, adecuar su acción a las leyes históricas y sociales, y a beber en el manantial inagotable de la ciencia política y de la experiencia universal los conocimientos que son indispensables en la conducción de los procesos revolucionarios. Hay que saber aprender de los hechos y de las realidades/. A veces la actitud utópica va igualmente acompañada de cierto desdén hacia la experiencia de otros procesos/ El germen del chovinismo y de espíritu pequeño burgués que solemos padecer los que por vía puramente intelectual llegamos a los caminos de la revolución, desarrolla a veces inconscientemente actitudes que pudieran catalogarse de autosuficiencia y sobreestimación (Castro, F., 1975 [1976]: 70)

Y, luego de hacer un amplio listado de los desaciertos que se habían identificado en la gestión económica, en la inadecuada definición del sistema de la dirección de la economía que se había implementado en la segunda mitad de la década de 1970, en los métodos que entonces se consideraban correctos para construir el comunismo y, previamente el socialismo, en la confusión que había preponderado entre las funciones del Partido y del Estado, en el debilitamiento del papel de las organizaciones de masas, en las fallas en el funcionamiento de los diferentes órganos encargados de la dirección del Partido, así como de la inexistencia de “un trabajo rigurosamente sistemático para la Dirección del Partido y del Estado”, agregó:

No seríamos honrados revolucionarios, si al hacer el recuento de la Revolución dejáramos de señalar con crudeza ante el Primer Congreso del Partido que no siempre fuimos capaces de descubrir a tiempo los problemas, evitar los errores, superar las omisiones y actuar en absoluta consonancia con los métodos de trabajo que deben presidir la dirección y el funcionamiento del Partido. Como la obra revolucionaria de nuestro pueblo ha de ser duradera y el Partido en su garantía más absoluta, es necesario que las presentes y futuras generaciones de comunistas conozcan que esas deficiencias existieron y que esos errores fueron cometidos en el proceso. En el quehacer histórico, independiente de las leyes objetivas, los hombres jugamos un papel y nadie nos puede exonerar de los errores en que podamos incurrir. Solo la verdad nos puede poner la toga viril, como dijo un ilustre maestro (Castro, F., 1975 [1976]: 74).  

Cualesquiera que sean los criterios que en la actualidad merezcan esas afirmaciones, lo cierto fue que la manera cristalina, honesta y detallada en que Fidel, en representación de la máxima dirección del PCC, crítico y asumió su responsabilidad en esos errores, impidió que la que maquinaria de la política exterior, de defensa y seguridad imperial de los Estados Unidos y sus aliados externos e internos pudieran aprovecharse de los mismos. Por consiguiente, tal y como él había adelantado 13 años antes, sus autocríticas fortalecieron al “aparato político de la Revolución” y posibilitaron que –gracias a sus fortalezas internas y a su acertada proyección externa— pudiera seguir proyectando el futuro de la transición socialista cubana.

Lo antes dicho se expresó en el apoyo que le ofrecieron diferentes sectores del sujeto popular cubano a todos los acuerdos y resoluciones del Primer Congreso del PCC. Entre ellas, la que definió el cronograma de la aplicación de la nueva división política-administrativa del país, la creación de las condiciones indispensables para la gradual implantación del Sistema de Dirección de la Economía, la elección y la constitución de todos los Órganos del Popular y, previamente, la celebración el 15 de febrero de 1976 del referéndum dirigido a la aprobación de la que ahora podemos llamar “primera constitución socialista de la República de Cuba”, al igual que de la Ley de Tránsito Constitucional.  Como una nítida expresión del apoyo popular al papel dirigente del PCC, ese día, el 97,6% de los ciudadanos de 16 años o más (que no tuvieran impedimentos legales) aprobaron esa Carta Magna y, por tanto, reconocieron la legitimidad democrática del sistema político del país.

Gracias a ese inmenso respaldo popular, a la inter solidaridad de Cuba con la entonces llamada “comunidad socialista”, encabezada por la Unión Soviética, al alto prestigio que había adquirido nuestro país entre los gobiernos integrantes en el Movimiento de Países No Alineados y a los resquebrajamientos que desde 1970 se fueron produciendo en el aislamiento que se había producido en las interrelaciones oficiales con la mayor parte de los gobiernos de América Latina y el Caribe, así como a la consecuente política internacionalista de la Revolución Cubana, el quinquenio 1976-1980 suele considerarse como uno de los más fructíferos para el desarrollo económico-social del país y para la institucionalización de una democracia popular, integral, participativa y socialmente representativa radicalmente diferente a las democracias liberales burguesas ahora instaladas en la mayor parte de los países del mundo.

Así lo consigno Fidel en el Informe Central que presentó ante el Segundo Congreso del PCC en el que indicó que “la fuerza de un país pequeño como Cuba no es militar, ni económica; es moral” (Castro, F., 1980 [1990]:  249). Y, antes de referir los que calificó como “extraordinarios avances en la organización de nuestra economía, en la lucha por crear las condiciones para una mayor eficiencia de nuestros recursos productivo, y también logros significativos en nuestro desarrollo económico y en los propósitos de satisfacer cada vez más las necesidades de nuestro pueblo” que se habían obtenido en los cinco años previos Fidel reiteró:

No todo lo que hicimos fue sabio, no todas las decisiones fueron acertadas, en ningún proceso revolucionario lo han sido nunca, pero aquí estamos, a casi 22 años del Primero de Enero de 1959. No hemos retrocedido, no hemos hecho ninguna concesión al imperialismo; no hemos renunciado a una sola de nuestras ideas ni de nuestros principios revolucionarios. Esa actitud política, limpia, firme, indoblegable, heroica, intachable caracteriza a nuestra Revolución. El temor y la vacilación no cundió nunca en las filas de nuestro pueblo; ni hemos titubeado jamás en reconocer nuestros propios errores o equivocaciones, para lo cual hace falta, muchas veces, más valor que para entregar la vida misma. / El caudal de experiencia y de ideas revolucionarias que hemos heredado de la historia de nuestro pueblo y de toda la humanidad es nuestro tesoro más preciado. Ese caudal debe ser enriquecido con la práctica y el ejemplo. Es deber sagrado de todo revolucionario. Ello exige la crítica y la autocrítica más rigurosa y la honestidad más consecuente (Castro, F., 1980 [1990]:  250). 

Esas últimas prácticas siguieron caracterizando sus comportamientos en los años posteriores; pero en mi opinión fueron más necesarias que nunca en el quinquenio 1981-1985. Desconociendo las advertencias que él había realizado durante el Primer Congreso del PCC, en esos años comenzaron a hacerse cada vez más evidentes los múltiples efectos negativos de los que diversos estudiosos de la historia de la Revolución Cubana el poder, hemos denominado “el calco y la copia del modelo soviético”.

Con esa reconocida capacidad de Fidel de vislumbrar el futuro (Hidalgo, 2021: 15 y 16), en el Informe Central que le presentó al Tercer Congreso del PCC, luego de mencionar todas las cifras indicativas del fecundo “trabajo creador de nuestro pueblo y en los avances de la Revolución”, dedicó cerca de 15 páginas a detallar las que denominó “deficiencias y fallas” que se habían identificado en los años previos (Castro, F. 1985 [1990]: 439-454). Y, como colofón de las mismas, señaló:

Las estructuras de los organismos del Estado continuarán siendo perfeccionadas. Los funcionarios deficientes continuarán siendo sustituidos. / Se ha ganado conciencia de dificultades, trabas y deficiencias que pueden y deben ser resueltas; en especial la necesidad de un trabajo ágil, enérgico y tenaz. No habrá la menor tolerancia con la indolencia, la negligencia, la incapacidad y la irresponsabilidad. La etapa del aprendizaje debe quedar definitivamente atrás; es hora de aplicar ya a plenitud el enorme cumulo de experiencia y conocimientos adquiridos en los años de la Revolución. ¡Ello supone la consagración y entrega total!

Una mirada retrospectiva de esas afirmaciones, permite afirmar que, cuando en los primeros días de febrero de 1986 leyó esas páginas ante los delegados e invitados extranjeros participantes en el antes mencionado Congreso, Fidel ya había captado la profundidad de las deformaciones que se estaban produciendo a causa de la errónea implementación del Sistema de Planificación y de Dirección de la Economía que había aprobado el Primer Congreso del PCC y se había ratificado en su Segundo Congreso.

Así lo expresó en el discurso de clausura de la Asamblea Nacional de la Organización de Pioneros “José Martí” pronunciado el 8 de abril de 1986. En este comenzó a denunciar públicamente los que en los meses inmediatamente posteriores comenzó a denominar “errores y tendencias negativas” que se estaban presentando en la socio-económica, así como sus nefatas implicaciones políticas, éticas e ideológicas en no pocos dirigentes estatales y empresariales, al igual que en diversos sectores del sujeto popular cubano, incluidos sectores de la clase obrera y del campesinado cubano.

En el espacio destinado a este artículo es imposible referir todos los elementos empíricos que él fue utilizando en los 29 discursos que pronunció ante diferentes instancias del PCC y la UJC, así como en los más importantes eventos de las diversas organizaciones sociales, de masas y profesionales entre 19 abril de 1986 y el primero de enero de 1989.  Tampoco puedo relatar todas las soluciones prácticas que él fue impulsando y organizando (sin extremismos de ningún tipo; pero con prisa y sin pausa), así como evaluando sus correspondientes resultados.[2] 

Sin embargo, al igual que otros autores considero que sus oportunas criticas-utópicas y teórico-prácticas a los errores que se habían cometido en el quinquenio precedente, así como los que se cometieron durante el proceso de rectificación antes referido contribuyeron de manera significativa a movilizar todas las energías creadoras de la absoluta mayoría del pueblo cubano para enfrentar las superpuestas crisis económica, social e ideológico-cultural que, a partir de fines de 1989, afectaron al país como consecuencia del derrumbe de los llamados “socialismos reales europeos” y de la implosión a fines de 1991 de la Unión Soviética.

A ello también contribuyó el Llamamiento al IV Congreso del PCC realizado por la máxima dirección política-estatal del país, en el que se anunciaba la celebración de ese evento en el primer semestre del año próximo y se le pedía a sus militantes y a todo el pueblo que expresaran sin cortapisas de ningún tipo sus opiniones críticas y sus sugerencias para “continuar el perfeccionamiento de la sociedad cubana y de sus instituciones democráticas” y, profundizar “el proceso de rectificación”, al igual que “enfrentar la compleja situación del país” y “realizar el balance de lo realizado desde el certero y previsor análisis crítico formulado en el III Congreso y, muy especialmente, a partir del discurso del  compañero Fidel, el 19 de abril de 1986” (Castro, R. 1990: 5).

A pesar del desconcierto que en los meses anteriores a ese Llamamiento había provocado en diferentes sectores de la población cubana el derrumbe de algunos países socialistas de Europa del Este, al igual que la agudización de las multifacéticas contradicciones que, desde los años anteriores, se venían presentando en la Unión Soviética, a esa convocatoria acudieron “tres millones y medio de ciudadanos” que libremente emitieron “alrededor de  un millón de planteamientos y recomendaciones” (Sánchez, 2018: 235), Estas, al igual que en ocasiones anteriores, nutrieron los documentos que fueron aprobados entre el 10 y el 14 de octubre de 1991 en el Congreso del PCC antes mencionado.

En consecuencia, a pesar de todas las carencias y los graves problemas económico-sociales que se presentaron durante los primeros años del “Periodo Especial en tiempos de Paz”, la absoluta mayoría de la población políticamente activa del país convirtió en realidad el llamamiento que Fidel les había realizado en la clausura de ese evento de la “vanguardia política” de la Revolución Cubana, a defender, a toda costa, “la Patria, la Revolución y las principales conquistas del socialismo” (Castro, F., 1991 [1992]).

De ahí que, en el V Congreso del PCC, efectuado entre el 8 y el 10 de octubre de 1997, preponderó el criterio de que las diversas medidas heterodoxas que se habían adoptado a partir de 1992 para capear y comenzar a superar la profunda crisis económico-social que venía atravesando el país desde 1990 habían comenzado a producir los efectos deseados (Suárez, 2000; Rodriguez, J.L 2018).

Sin embargo, en el discurso que pronunció el 11 de diciembre de 1998 en la clausura del VII Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, Fidel, sobre la base de su análisis crítico los problemas objetivos y subjetivos que estaban afectando a los sectores más vulnerables de la sociedad,  planteó la necesidad de emprender la que llamó “Batalla de Ideas”; encaminada, a partir del año 1999, a impulsar el “refuerzo educativo, cultural y político-ideológico de la población y en particular de las juventudes, con el objetivo de lograr la llamada ‘cultura general integral’ y de garantizar su plena inserción social al estudio y al trabajo  después de las limitaciones” que habían tenido durante el decenio anterior.  (Dominguez, 2019: 189).

En función del cumplimiento de esos y otros propósitos se emprendieron los llamados Nuevos Programas Sociales que potenciaron “el ámbito educacional como vía para la inclusión social” y de reactivar la participación juvenil, no solo a través de la presencia en organizaciones  políticas, sociales, estudiantiles, profesionales y culturales, la cual se mantenía a niveles altos, sino para fortalecer los sentidos y significados de la participación sociopolítica en las subjetividades juveniles individuales y colectivas (Dominguez, 2019: 190).

Fue en ese contexto que, en la alocución que pronunció el 17 de noviembre de 2005, en ocasión del 60 aniversario de su ingreso a la Universidad de La Habana, Fidel señaló en forma crítica y autocrítica que, “entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante […] era creer que […] alguien sabía cómo se construye el socialismo”. Y, luego de analizar las manifestaciones de indisciplina social, latrocinio y corrupción que se estaban evidenciando en diversas estructuras gubernamentales, empresariales y en algunos colectivos de trabajadores estatales, agregó: “Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos [nuestros enemigos]; nosotros sí […] podemos destruirla, y sería culpa nuestra” (Castro, F. 2005).

A modo de conclusión

De todo lo antes dicho y de otros muchos elementos que no he podido incluir en las páginas de este artículo, derivo la necesidad de estudiar profundamente esa dimensión crítica y autocrítica del legado de Fidel. Entre otras razones porque aún en nuestro país no se ha escrito ninguna historia crítica, ni oficial, ni académica, sobre la Revolución Cubana en el poder (Suárez, 2018: 5). Y pienso que, con ese u otros propósitos, siempre será imprescindible revisitar los escritos, discursos, alocuciones y entrevistas en las que él explico con lujo de detalles y contextualizó las debilidades endógenas y las falencias de la difícil y suigéneris transición socialista que desde hace poco más de 60 años se sigue desarrollando en nuestro país.

Tal vez, el estudio y el análisis dialectico, anti dogmático e integral de su pensamiento y las maneras lógico-históricas y teórico-prácticas en que él lo elaboraba (muchas veces, en sus interacciones directas con diversos sectores del sujeto popular, incluidos los niños, los adolescentes y los jóvenes cubanos) posibilitará que el actual liderazgo político-estatal en nuestro país no vuelva a cometer algunos de los desaciertos que Fidel criticó en diferentes ocasiones de su largo y fructífero desempeño como uno de los estadistas más prestigiosos y reconocidos en todo el mundo.

También el estudio de su legado pueden ayudar a que las actuales o futuras generaciones de cubanos –en particular, las que solo tendrán sus vivencias personales, familiares o grupales de su pasado presente— logren comprender que los desaciertos individuales o colectivos que se han cometido desde 1959 hasta la actualidad no son congénitos a la Revolución, ni a la transición socialista cubana, sino que forman parte de las obras humanas y de las diversas pruebas de ensayo-error que se han tenido y se tendrán que emprender para de manera constante y sistemática tratar de ir convirtiendo en realidad las utopías de la Revolución cubana.

En mi criterio lo antes dicho resulta mucho más necesario en momentos, como los actuales, en que –como bien ha indicado el Primer Secretario del CC del PCC y Presidente de la República, Miguel Diaz-Canel— nuestra Patria y nuestro pueblo están viviendo y sufriendo uno de los momentos más difíciles de la historia de su Revolución y de sus diversas interacciones internacionales. Por ello, en ocasiones como estas, es más necesario que nunca recordar lo que dijo Fidel en la conversación que sostuvo en 1992 con el comandante del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua Tomás Borges:

Martí decía […] que los sueños de hoy son realidades de mañana, y nosotros, en nuestro país, hemos visto convertidos en realidades muchos sueños de ayer, una gran parte de nuestras utopías las hemos visto convertidas en realidad. Y si hemos visto utopías que se han hecho realidades, tenemos derecho a seguir pensando en sueños que algún día serán realidades, tanto a nivel nacional como a nivel mundial./ Si no pensáramos así, tendríamos que dejar de luchar, la única conclusión consecuente sería abandonar la lucha, y creo que un revolucionario no abandona jamás la lucha, como no deja jamás de soñar (Castro, F., 1992: 302).

 

La Habana, 12 de agosto de 2021

 

Referencias:

Castro, Fidel (1962 [2009]) “Cuando los errores se cometen y ni se autocritican, el enemigo los aprovecha”, en José Bell Lara, Delia Luisa López y Tania Caram León Documentos de la Revolución Cubana 1962, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009.

Castro, Fidel (1975 [1976]) Memorias del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, Departamento de Orientación Revolucionaria del Comité Central del Partido Comunista, La Habana.

Castro, Fidel (1980 [1990]:  Informe Central I, II, III Congreso del Partido Comunista de Cuba, Editora Política, La Habana.

Castro, Fidel, (1991 [1992]) “Discurso pronunciado en el acto de masas con motivo de la clausura del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba”, en IV Congreso del Partido Comunista de Cuba: Discursos y documentos, Editora Política, La Habana.

Castro, Fidel (1992) Un grano de maíz, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana.

Castro, Fidel (2005) “Discurso pronunciado el 17 de noviembre en el 60 aniversario de su ingreso a la Universidad de La Habana”. (El texto íntegro de ese discurso puede encontrarse en la página WEB del diario Granma, órgano oficial del Comité Central del PCC).

Castro, Raúl (1990) El futuro de nuestra Patria será un eterno Baraguá: Llamamiento al IV Congreso del PCC, Editora Política, La Habana.

Dominguez, María Isabel (2019) “Las dinámicas generacionales en Cuba: el lugar y el papel de las juventudes”, en Luis Suárez Salazar (coord.) Cuba en revolución: miradas en torno a sus sesenta aniversarios. CLACSO, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hidalgo, Rafael (2021) El pensamiento estratégico de Fidel Castro Ruz: valor y vigencia, Editora Historia, La Habana.

Rodriguez, Carlos Rafael (1991[1992] “Intervención en el XVIII Congreso de ALAS”, en Estado, nuevo orden económico y democracia en América Latina, ALAS, CEA y Editorial Nueva Sociedad, Caracas, Venezuela, 1992.

Rodriguez, José Luis (1990) Estrategia del desarrollo económico en Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

Rodriguez, José Luis (2018) “Los años duros del periodo especial: lecciones de coraje y resistencia”, en Luis Suárez Salazar (coord.) La Revolución Cubana: algunas miradas críticas y descolonizadas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

Sanchez, Germán (2018) “El IV Congreso del PCC y la primera reforma a la Constitución de 1976”, en Luis Suárez Salazar (coord.) La Revolución Cubana: algunas miradas críticas y descolonizadas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

Suárez Salazar, Luis (2000) El siglo XXI: posibilidades y desafíos para la Revolución Cubana, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,

Suárez Salazar, Luis (2015) Las utopías de la Revolución Cubana: un enfoque lógico-histórico”, Ponencia presentada con el Simposio Internacional La Revolución Cubana: Génesis y Desarrollo Histórico, efectuado en el Palacio de las Convenciones de La Habana, Cuba, entre el 13 y 15 de octubre de 2015.

Suárez Salazar, Luis (2018) “Prefacio”, en Luis Suárez Salazar (coord.) La Revolución Cubana: algunas miradas críticas y descolonizadas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.



[1] Luis Suárez Salazar (Guantánamo, 14 de mayo de 1959) Licenciado en Ciencias Políticas, Doctor en Ciencias Sociológicas y Doctor en Ciencias. Actualmente es Profesor Titular e Integrante del Comité Académico de la Maestría del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” e integrante de la Sección de Literatura Histórico-Social de la Asociación de Escritores de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

[2] Los lectores interesados en hacerlo pueden consultar la compilación de esos textos publicada en 1989 por la Editora Política del CC del PCC con el titulo Fidel Castro: Por el camino correcto. La cuantificación de los discursos al respecto pronunciados entre el 19 de abril de 1986 y el 1ro el trienio referido fue realizada

Retos de la nueva política de comercialización en la agricultura (+ Video)

18 agosto 2021 

Elevar la producción de viandas, reto de la agricultura en Pinar del Río. Foto: ACN.

El ministro de la Agricultura, Ydael Jesús Pérez Brito; el viceministro primero de Finanzas y Precios y la directora de Comercialización del Minag comparecen este miércoles en la Mesa Redonda para informar sobre las recientes decisiones relativas a los precios de compra a los productores y el impacto de otras medidas en ese sector.

En video, la Mesa Redonda

¿Cómo ha sido el el comportamiento de la agricultura en el país?

En el inicio de la Mesa Redonda de este miércoles, el ministro Ydael Jesús Pérez Brito explicó que la situación del recrudecido bloqueo y la incidencia prolongada de la pandemia han afectado el desarrollo de la agricultura en el país, a partir del surgimiento de obstáculos para adquirir todo tipo de insumos y recursos necesarios (fertilizantes, plaguicidas y herbicidas, pienso) y su influencia en la disminución de los rendimientos productivos.

“Sin ánimo de justificar los asuntos de nuestra producción, es bueno recordarlo, porque el bloqueo existe con mucha fuerza y nos limita, al igual que la situación de la pandemia y el cambio climático. Es difícil producir”, afirmó.

El ministro presentó algunas cifras que resumen el comportamiento de la agricultura en el país durante los últimos ocho años. Con respecto a los plaguicidas, en la actualidad se importa el 38% del promedio ejecutado en los últimos ocho años. En el caso de los fertilizantes, se importa el 22% del promedio de los últimos ocho años.

Refiriéndose a la situación de los suelos, señaló que no todos son categoría 1. “Hay muchos que son categoría 2 y 3. Hay problemas en el rendimiento que derivan de estos temas. Hay situaciones con el riego, que es solamente del 7%. Y cuando se limita el riego a una planta y también los plaguicidas, está en riesgo de determinadas enfermedades.

“Hay cultivos como algunas hortalizas, la cebolla, el ajo, el tomate, la papa, que se dan en una isla como la nuestra al extremo de sus posibilidades. Hay otros que tienen situaciones más nobles como la malanga, o el plátano, pero llevan algunos fertilizantes a partir de las condiciones del suelo, llevan el agua”, explicó.

En este contexto, Cuba ha tenido que buscar otras variantes para incrementar la producción de alimentos y satisfacer las necesidades crecientes de la población.

Dinamizar la agricultura y fortalecer la empresa estatal socialista

En la semana del 26 al 29 de abril se ha desarrollado un proceso de capacitación a productores y directivos en cada provincia sobre las medidas aprobadas

El ministro de la Agricultura señaló que, a partir de la voluntad política de nuestro Gobierno y Partido, se aprobaron 63 medidas para dinamizar el sector y 43 para fortalecer la empresa estatal socialista. 

“Son 106 medidas en total, que se entrelazan y son de gran importancia para el sector porque nos da la forma de salvarnos con nuestros propios esfuerzos, nos está dinamizando, posibilitando desarrollarnos localmente”.

Una clave −enfatizó− está en buscar variantes y salidas en cada empresa, en no pensar en una asignación como estábamos acostumbrados, y gestionar un recurso para realmente poder desarrollar.

“Cuando muchos gestionamos, somos muchos buscando variantes y soluciones con los productos biológicos, con el tema de los precios, con el tema de la economía, con las exportaciones y los porcentajes que van al productor, con el tema del mercado interno en divisa para reaprovisionar esquemas y poder desarrollar productores y fincas, entre otras medidas.

“Ahora estamos trabajando en la aprobación de algunas medidas y en la aplicación de otras ya aprobadas que mejoraron la tarifa eléctrica. No es un cambio de precio de la tarifa, sino de la forma de hacer las demandas cuatro veces al año, para que el productor no tenga penalizaciones, definir no usar el mediodía como horario pico para no tener que parar y arrancar cuando se está regando.

“También se revisa el uso de transformados sobredimensionados, de modo que se puedan cambiar y bajar un nivel. De igual modo, en el agua, se bajó la subterránea, se bajó la que se usa en organopónicos cuando se consume la red de acopio”.

Además, se trabaja en las normas legales que aseguran un nuevo modelo de gestión donde se prioricen las relaciones laborales y salariales. 

Esto −explicó el ministro− tiene dos caminos: uno que organiza mejor la vinculación de un usufructuario a una UEB o a una UBPC, una CPA o a la CCS a la que se vinculaba.

“Es decir, el Decreto 358 permite que un usufructuario se vincule también al Estado, el mismo que presta la tierra que es del pueblo también se vincula y ayuda a organizar a esto”.

El decreto también pone en igualdad de condiciones a un colectivo laboral desde una empresa estatal, siendo gestionada por el Estado y no por un usufructuario. “También allí se flexibilizan unos cuantos temas relacionados con los sistemas de pagos, la vinculación con la empresa, los créditos, el manejo del presupuesto, la gestión y contratación de la fuerza de trabajo, entre otras cuestiones. 

“También se logra aprobar el gestor de fuerza de trabajo, que contrata fuerza de trabajo. Además, se logra organizar al que produce y no tiene tierra, al apicultor que no se retira. Tenemos que lograr que tenga su jubilación”.

Añadió que ya está la base para el diseño del sistema empresarial estatal agroindustrial municipal, que ya está en fase de aprobación del Comité Ejecutivo y después irá a su implementación. “Ya la revisamos en los siete grupos de trabajo que están trabajando a tiempo completo, donde hay que reconocer el trabajo de expertos y científicos”.

Las 63 medidas −precisó Pérez Brito − se han organizado en siete grupos y se ha logrado un sistema de dirección participativo e integrado con todos los factores. “Esto ha permitido una mirada a la agricultura desde todas las perspectivas, identificando los problemas que tenemos y buscando soluciones entre todos”, destacó.

En este grupo de medidas se integra la nueva política de comercialización de productos agropecuarios, que es la que cierra el ciclo de todas las demás. “Porque al final, si las medidas se implementan bien, los resultados se tienen que ver en el plato de nuestro pueblo, en el desarrollo de más exportación, en más balance de los productos y, por supuesto, en más alimentos, tanto agrícolas como pecuarios”.

Todas estas medidas recalcó el ministro− están encaminadas a dinamizar la agricultura y fortalecer la empresa estatal socialista “para que le preste buen servicio a los productores, que reduzca sus plantillas, que sea más dinámica, que dé mejores y más eficientes servicios.

“Es la primera vez que tenemos una política de comercialización como esta. Tiene su base en la estimulación de la producción y la comercialización de productos agropecuarios, la eliminación de trabas que existen hoy por mala implementación.


“Libera la comercialización. Es una política novedosa. De 51 principios, 31 son nuevos. Analiza y flexibiliza la comercialización de productos agropecuarios y reconoce a todos los participantes en el proceso.

Ya no se trata de un monopolio de Acopio, que es uno más en la cadena. No hay mercados de oferta y demanda; hay mercados agropecuarios, vendedores ambulatorios o móviles, carretilleros, que muchos son estatales.

“Es una política que dinamiza la comercialización y apoya al municipio y a la idea que prioriza la Constitución de fortalecer el desarrollo local. Pone en las manos de los territorios una fuerza para decidir y dinamizar procesos que en la agricultura a veces no da tiempo, cuando las decisiones se implementan de manera burocrática”, apuntó Pérez Brito.

Recordó que hay un marco legal que establece esta política. En primer lugar, el Decreto 35 de 2021, que es como la sombrilla de estas nuevas normas jurídicas. Después hay un reglamento recogido en la Resolución 137; también la Resolución 138, destinada a organizar la contratación y comercialización anualmente. 

Además, se incluyen en el paquete jurídico las resoluciones 139 y 140, que organizan el procedimiento para el sacrificio, consumo y comercialización de la carne de ganado bovino para los productores agropecuarios y el procedimiento para la comercialización de la leche fresca de vaca, cabra, búfala y sus derivados por calidades. 

“Hasta el momento, hay 1 024 productores que han sacrificado 2 115 cabezas de ganado, que no es mucho, pero ya comienza. Lo han hecho muy bien los productores. En el caso de la leche, en estos últimos dos meses hubo un sobrecumplimiento de los indicadores límites y se contabilizaron más de 30 000 CL, moneda libremente convertible, que permite al productor encadenarse con un mercado de insumo”, dijo.

“Estas medidas de la ganadería son muy importantes, aunque sus resultados se vean a más largo plazo. Nosotros tenemos que lograr que el productor quiera ser productor y no solo criador, que siembre, que aumente su masa para de verdad tener un mayor nivel de carne y de leche.

“Este es un animal muy noble, que se alimenta de hierba, de pienso concentrado si lo tuviéramos, pero, en su defecto, de hierba, plantas proteicas, agua. Todo esto nuestros productores tienen que dominarlo. Un productor es también una UEB estatal, una UBPC; un teniente de tierra privada, o un usufructuario. A todas las variantes les decimos productor, para engoblarles en el mismo plan”, explicó el ministro de la Agricultura.

Agregó que “esta política aún es joven, tiene dos meses y 12 días. Estamos trabajando con ella desde antes, pero aún es joven”.

En cuanto al marco legal, existen otras resoluciones del Ministerio de Finanzas y Precios que fortalecen la política.

“Al eliminar algunos precios que estaban alzados o duales, se fortalece más ese comité de créditos en el territorio. También existen las resoluciones de precios que establecen los Gobiernos provinciales y municipales, para ordenar lo que salga aprobado en un comité de precio y contratación, una de las novedades de esta política”.

Respecto a los precios, Pérez Brito afirmó que, como idea, hay precios centralizados para algunos productos establecido por el MFP como organismo rector (la leche, carne vacuna, el café, el arroz) y hay precios concertados, que son los que se logran establecer a nivel de Gobiernos municipales y provinciales, por comités con varios integrantes.

“Ya no existe casi ningún precio centralizado. Prácticamente todos se concentran en los territorios y solo mantenemos centralizados los productos balance”, recalcó.

La política propone un grupo de cuatro transformaciones fundamentales. En primer lugar, los comités de contratación y precios con sus funciones y responsabilidades.

“Es muy importante que funcionen bien en los territorios. Están integrados por productores, vendedores minoristas y mayoristas, de puntos de venta o de mercados y ambulantes, grupos de trabajo con estudiantes y representantes de las universidades, tecnólogos, expertos, entre otros. Deben ser integradores y son presididos por los Gobiernos.

“Esos comités tienen facultades para liberar algunos precios de productos. Por ejemplo, en algún lugar hay problemas de cultura, de sequía, de ausencia de fertilizantes, entonces estimulamos la malanga por encima de otra producción. Porque el productor tiene que buscar economía, pues sembrar más con bajos rendimientos implica más problemas. Si se descapitaliza el productor, no puede sembrar”, señaló Pérez Brito.

Los comités tienen facultades también para topar algunos precios, liberar ciertos segmentos del mercado según oferta y demanda o poner algunas diferencias entre unos y otros.

El ministro aclaró que “no son para estar cambiando constantemente los precios, sino para analizar los temas, llevarlos allí y trabajarlos. La agricultura es cambiante y estos comités están más cerca de donde ocurre el hecho”.

Otra de las transformaciones propuestas por la política tiene que ver con la autonomía en la gestión de los que se encargan de la comercialización, tanto mayoristas como minoristas. “Es algo que tenemos que seguir estudiando e implementar acciones ya aprobadas que flexibilicen más estos temas. No es que exista desorden, sino que haya un sistema flexible que se acomode en función de las circunstancias.

“Por ejemplo, un productor tiene la facultad de vender minorista en un mercado, pero también tiene la facultad de arrendar un mercado, un camión, para buscar algún producto, o ser concurrente en una tarima, incluso por una vez. Si su producto no está en la lista de los precios concertados, se vende según oferta y demanda. No es una camisa de fuerza, corre con el mercado.

“La política tiene que tener un camino de reparar los mercados, de darle mantenimiento, pero también de implementar lo establecido y avanzar en la innovación, en la aplicación de nuevas dinámicas”, subrayó.

En función de ello, se trabaja también en la creación de mercados de nuevo tipo. “Es importante seguirlos incrementando en nuestra red minorista, porque vienen a cerrar muchos de los planteamientos que están en esas medidas y permiten tener las dos puntas de la cadena: el productor y el cierre”.

Refiriéndose a la llegada de más productos a las tarimas habaneras, dijo que tiene que ver con la flexibilización de los precios para los agricultores, pero esa no es la única razón.

“Es verdad que en la capital y en otros territorios se ha visto un incremento en la producción agrícola. Seguimos muy insatisfechos  porque no estamos alcanzando lo que tenemos que lograr, pero hay un incremento”, reconoció el ministro.

Recordó que hace 12 meses que la tormenta Laura pasó por el occidente cubano. “Nos costó los plátanos de Artemisa y Mayabeque. Luego pasó Eta, hace ocho meses, por Ciego de Ávila, y dejó en el suelo prácticamente todo el polo productivo de la empresa La Cuba: 1 700 hectáreas de plátano, un cordón importante de los envíos para la capital”.

Explicó que con las condiciones correctas de agua y nutrientes, una planta de plátano tarda ocho meses en producir un racimo y luego alrededor de otros cuatro en madurar. “Es decir, si tomamos en cuenta ese periodo para tener el plátano, veremos que ahora es que estamos recuperando las producciones que perdimos el año pasado durante ambos eventos meteorológicos. Ese es el plátano que está entrando en La Habana”.

También −informó Pérez Brito− se ha logrado, con un esfuerzo del Ministerio de Economía y Planificación y del Gobierno, distribuir un nivel del fertilizante 913 en diferentes áreas de boniato en los suelos rojos del occidente, por lo que han aumentado las toneladas que se producen.

Además, se ha sembrado más. “Se han sembrado 25 000 ha más de plátano que en igual período del año pasado y tenemos en existencia 116 000 ha, porque hay un esfuerzo en todos los territorios de buscar una caballería por cada 1 000 hab. Está lloviendo ahora y este es el pico de la cosecha del plátano, el mejor momento”.

De igual modo, hay un crecimiento de 27 000 ha en la siembra de yuca. “Tenemos 88 000 ha en existencia. Es un cultivo muy rústico, que debemos seguir incrementando”.

Reconoció que “no hemos crecido tanto en la malanga, que los productores limitan un poco porque tiene un ciclo muy largo de rendimiento. Sin embargo, ha crecido un poco su presencia en la capital”.

Como otro factor, destacó que, a pesar de las dificultades en el tema de los precios, los productores siguieron sembrando. “El apoyo está ahí, y hay que reconocerlo”, afirmó.

Añadió que, igualmente, “el precio es importante, estimula, ayuda. Pero todavía no hemos logrado lo que debemos. Hay que seguir trabajando en concentrar los polos productivos, seguir poniéndole un nivel de inversión a la empresa La Cuba, porque se sabe sembrar plátano allí; hay que trabajar en lugares concentrados como Jagüey Grande, con los frutales (el cítrico se ha deprimido mucho, lleva mucho dinero y mucha tecnología, y hay una enfermedad muy fuerte, pero podemos sembrar guayaba u otro cultivo, reorientar), y, acá en otras áreas cercanas a la capital, avanzar en la siembra de vianda.

“Tenemos que asegurar una producción a escalas, pequeña, mediana y mayor, que permita un balance de productos y precios”., afirmó el ministro de la Agricultura.

¿Qué son los mercados de nuevo tipo?

Yisel González Marrero, directora de Comercialización del Ministerio de la Agricultura, comenzó su intervención en la Mesa Redonda refiriéndose a un principio básico de la política de comercialización del país, el tema de los arrendamientos.

 “La posibilidad de arrendar un mercado agropecuario hoy está abierta, no solo para un trabajador por cuenta propia, un campesino, una cooperativa, un usufructuario; también las empresas estatales pueden arrendar un mercado agropecuario y gestionarlo”, dijo.

González comentó que hoy cumplen esa condición empresas como Tabacuba, los grupos ganadero, agrícola, agroforestal... “Todos los grupos nuestros se han ido vinculando y arrendando en aras de dar un servicio de excelencia a la población, que es lo que estamos buscando con esta política”.

Recalcó que no “buscamos con la política implementar principios, sino cambiar la imagen del mercado agropecuario y la del abastecimiento a la población”.

La política de comercialización “es flexible, amplia y hoy nos brinda muchas posibilidades, desde la contratación de la producción de todos los destinos, sector estatal y formas de gestión no estatal, que pueden contratar las producciones que necesitan para gestionar sus mercados, cafeterías u otros establecimientos”.

Sobre el alcance de la política, explicó que una persona puede arrendar un espacio en un mercado de forma temporal, por un día, o una semana, por ejemplo, para ir a vender su producción. “Puede ser un productor, una cooperativa, no tiene que ser un arrendamiento permanente, puede ser temporal o puede hacerlo de forma ambulatoria por un pico de cosecha que tenga, o puede comercializarlo con cualquiera de los participantes en el proceso”.

Con relación al comité de contratación, precisó que es un órgano participativo que, aun cuando los precios son su principal novedad, permite hacer análisis de las producciones, los balances que existen y el movimiento de los productos.

Además, posibilita verificar si existe en la localidad, el municipio o la provincia alguna dificultad con un producto determinado, tomar medidas o acciones que estimulen esa producción, “porque, cómo se ha dicho, la política estimula la producción, la comercialización, y es una medida local, de acuerdo con las características que tiene una zona determinada”.

Agregó que este es uno de los aspectos que hace defender como punto de partida de la implementación de la política el buen funcionamiento del comité de contratación. “Hoy lo estamos viendo como algo novedoso, en función de los precios, pero sus funciones van más allá y tienen que ayudarnos a estimular la producción, la comercialización y todo el proceso en sí”.

La directiva mencionó como otro elemento importante de la política el hecho de que se define quiénes pueden hacer las comercializaciones minoristas, mayoristas, o asumir las dos funciones al mismo tiempo. “Ahí está claro que lo puede hacer una empresa estatal, una cooperativa, un productor, que bien puede ser un propietario de tierra, un usufructuario o un trabajador por cuenta propia”. 

“Una nave de Acopio es mayorista, y un centro de compra de una cooperativa, donde se reciben todos los productos de sus asociados, es mayorista igual, pero a veces vemos aquí en La Habana un camión que viene con productos de Artemisa o Mayabeque, que compró la producción y la vende en la capital a los carretilleros o a un mercado arrendado o gestionado por un TCP. Es un mayorista y se reconoce como de esta condición, y ese es uno de los temas que en la política vamos organizando.

“En la política se quitaron los apellidos. La gestión minorista la hace un mercado agropecuario, y este puede ser gestionado lo mismo por el Estado que por una forma de gestión no estatal. Antes decíamos mercado de oferta y demanda o mercado agropecuario-estatal. En estos momentos, todos son mercados agropecuarios y todos son puntos de venta; o sea, ponemos en igualdad de condiciones todas estas variantes y las unificamos en las variedades de la oferta de la comercialización minorista”.

Aseguró que hay dos principios básicos, que plantean que las entidades acopiadoras y comercializadoras solo pueden hacer compras en función de sus capacidades logísticas y financieras. “Eso va en función de organizar y que no se generen más cuentas por pagar a los productores, pero también que no se pierdan más productos. Si una entidad acopiadora no tiene dinero para financiar una producción, o no tiene la logística, no puede hacer esa compra”.

El segundo principio complementa al primero y alude a que, en el caso de los productos que por problemas logísticos o financieros de la entidad acopiadora o comercializadora no puedan ser adquiridos, “el productor tiene toda la autorización para venderlos a cualquiera de las formas de gestión existentes, e incluso comercializarlos él mismo”.

Aseguró que bajo este concepto no tiene por qué existir pérdida de productos, “porque ya no existe una limitante, una restricción, sino que hay amplitud, flexibilización con todas las variantes que hoy podemos asimilar, incluso en procesados, semielaborados.

“Unimos los principios y ello nos da todas las posibilidades que hoy tenemos en aras de que la producción no se pierda, de que no haya cuentas por pagar, de que el proceso pueda cumplirse y que llegue el producto a la población, que es nuestro interés fundamental, y en las mejores condiciones”.

La directora de Comercialización del Ministerio de la Agricultura reiteró que con el mercado de nuevo tipo se pretende transformar la imagen del mercado agropecuario.

“Para ello se establecieron 17 principios, y cuando hablamos de mercado de nuevo tipo no lo vemos como solo un  mercado que está reparado constructivamente y que tiene una cantidad determinada de productos, sino que aplicamos esos 17 principios, que incluyen comercio electrónico (no solo código QR sino pago inmediato del productor al proveedor), licencias sanitarias y veterinarias, empleados uniformados y capacitados, productos beneficiados y sin tierra, entre otros”.

En apenas un mes y poco más, se ha abierto en la capital 12, y en lo que resta de año deben abrir más de un centenar, “pero sobre la base de que cumplan esos requisitos y no retrocedan en la calidad y la cultura del detalle”.

Las medidas financieras y tributarias estimulan la producción

Al intervenir en el espacio televisivo, Vladimir Regueiro Ale, viceministro primero de Finanzas y Precios, dijo que el tema precios y tarifas para los servicios que se ofrecen a los productores, además de las medidas financieras y tributarias, estimulan la producción de todos estos alimentos que favorecen a la población.

“El tema de precios tenemos que verlo en una visión general y también parcial, o sea, dividir en lo que corresponde a los precios de acopio, los precios que estuvieron establecidos de manera centralizada y también en función de esta política flexible mucho más amplia de comercialización directa a la población. Esta política que se ha venido configurando es mucho más integradora, pone en igualdad de condiciones a todos los actores de la economía, especialmente a estas diversas formas de gestión de la agricultura”, aseguró.

Con la implementación del ordenamiento monetario se marcaron un grupo de principios en la formación de los precios, especialmente para los del sector  agropecuario. Dentro de estos principios se reconoce que el productor tiene que recibir las señales del mercado, que incluyen afectaciones por temas climatológicos, o las carencias de determinados insumos. “Son señales que se van captando, como también los beneficios, los incentivos que se van ubicando para el sector”.

Según el viceministro del MFP, solamente se establecen precios máximos o centralizados a una lista bastante reducida de productos. “Como definición general del ordenamiento, teníamos una reducción y en la implementación también se ha venido acotando.

“Ha sido un principio que los productos que han sido trascendentales para el balance de alimentos del país (la leche, el azúcar, algunos rubros exportables) llevan un condicionamiento en la formación de precios diferente. En el resto de los productos, la formación de precios está descentralizada. Otras cuestiones con estas nuevas formulaciones, y que dan una visión integral para la formación de ese precio, son los grupos empresariales y las autoridades del Gobierno local con los comités de contratación.

Es importante destacar que en la formación de los precios de Acopio se ha pretendido reconocer los niveles de utilidad que tenían los productores con anterioridad al ordenamiento monetario, a los costos y gastos incrementados como parte de la actualización de estos valores en el ordenamiento, y especialmente como parte de su implementación.

“Creo que en estas 63 medidas y en las que forman parte de la actualización del sistema empresarial, se reconoce esa voluntad de tener un intercambio y un reconocimiento de los incrementos de estos valores en los precios de las producciones agropecuarias. Para las condiciones específicas de este primer trimestre y en lo que se estima para este año, para el sector agropecuario se hicieron unas adecuaciones importantes, como la disminución de las tarifas de los servicios de electricidad y agua. Se han ido adoptando también otras medidas en función de uso más racional de recursos”, señaló.

“Eso estimula al productor a cumplir con esos compromisos, más centrados en la contratación, con base en las hectáreas que están producidas, en los recursos que se han puesto en función de estas producciones. Por ejemplo, en la producción de leche puede llegar hasta nueve pesos el litro si se cumple con los planes contratados, conforme con los requerimientos técnicos productivos que reconocen las direcciones de Agricultura”.

Recordó que los servicios que se brindan a los productores tuvieron una rebaja en el orden del 20%, y los piensos producidos por las empresas cubanas tuvieron una rebaja del 60%. Así también los plaguicidas y otros productos de elaboración nacional. 

Algunas de estas medidas tuvieron un impacto en el presupuesto del Estado, que alcanzó los 3 500 millones de pesos, más de lo que ya estaba previamente destinado.

“En medidas más recientes, como resultado del intercambio que se realizó con las formas de gestión de la agricultura, se elimina el tratamiento de precios dual para un grupo de productos, como el boniato, la malanga o el plátano. Esto implica más responsabilidad por parte de los titulares del presupuesto que tienen que administrar los recursos”.

Esto no implica un incremento de precios de los productos de cara a la población, aclaró. “Los valores de estos productos para las dietas médicas siguen siendo los mismos, y para el sistema de atención a la familia no trasciende está descentralización de los precios. Tampoco en los comedores obreros. Esta descentralización no afecta las facultades de las autoridades locales y de la nueva estructura de los comités de concertación de precios”.

Al concluir la Mesa Redonda, el ministro de la Agricultura reiteró el compromiso de implementar las medidas y fortalecer el sistema de la agricultura y a los productores. “Hay que seguir sembrando, hacer una buena campaña de frío, con prioridad en los cultivos grandes. Hay que recuperar el programa ganadero y el porcino, y seguir trabajando duro para buscar una mayor oferta al pueblo y al país”, afirmó.