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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 23 de agosto de 2020

Aviso de Vacaciones 24/08-31/08


A todos los lectores les  informo que a partir de mañana  estaré de vacaciones, y regresaré el 31 de Agosto del 2020.

Lamento  no tener a nadie que le pueda dar continuidad al Blog, ya que todo lo hago sólo. 

Estaré pendiente de las noticias por si hay alguna de carácter excepcional y relevante.

Cualquier solicitud a : hhcarles@gmail.com

Un fuerte abrazo, 

Humberto Herrera Carles


COVID, inflación y la teoría marxista del valor

Por Michael Roberts, Sin Permiso
22/08/2020

¿La inflación aumentará una vez que se hayan relajado los confinamientos de la pandemia? La teoría económica dominante no tiene ni idea. Para empezar, la tasa de inflación de los precios de los bienes y servicios en las principales economías capitalistas viene cayendo como tendencia desde los años ochenta. Y esto a pesar de los intentos de los bancos centrales de impulsar la oferta monetaria con el fin de estimular la demanda y alcanzar un determinado objetivo de inflación.



De hecho, justo antes de que estallara la pandemia de COVID, las tasas de inflación estaban muy por debajo de la tasa objetivo (generalmente alrededor del 2% anual) que pretendían los bancos centrales. La política monetaria no era capaz de alentar una tasa de inflación moderada; en cambio, el dinero / crédito fluía hacia los activos financieros y la propiedad inmobiliaria, lo que elevó los precios de esos activos a nuevos máximos históricos.


Pero, ¿por qué nos importa cuál es la tasa de inflación? Los trabajadores y sus familias no quieren que los precios en las tiendas o de los servicios públicos y de otros servicios aumenten más rápido que sus salarios e ingresos. Por otro lado, las empresas no quieren que los precios se derrumben, porque las ganancias se reducen y los empleadores se ven obligados a detener la producción o ir a la quiebra. De modo que la sabiduría convencional actual es que la inflación moderada es buena para la producción capitalista; frente a la hiperinflación o la deflación.

Durante los cierres por la pandemia, la inflación de los precios en la mayoría de los bienes y servicios (no todos) se desaceleró o incluso disminuyó, ya que las personas fueron confinadas, quedaron en paro de producción o perdieron sus trabajos. Por lo tanto, se redujeron los gastos, especialmente en viajes, entretenimiento y otros artículos "discrecionales". Es posible que la oferta se haya desplomado de una forma sin precedentes, pero también lo hizo la demanda.


Pero, ¿qué pasará si la actividad económica revive? ¿Se impondrá la deflación cuando las empresas quiebren o surgirá la hiperinflación debido a la enorme cantidad de demanda 'reprimida' respaldada por crédito de los bancos centrales que no puede ser satisfecha por la oferta?

Como digo, la teoría económica dominante no tiene ni idea. Como escribió Wolfgang Munchau en el FT: “los banqueros centrales no comprenden realmente cómo funciona la inflación. Hay muchas teorías y enfoques, teóricos y estadísticos, pero ninguno ha sido capaz de explicar de manera persistente lo que está sucediendo en el mundo real. En el caso del BCE, esa falta de comprensión se refleja sobre todo en el fracaso casi cómico de sus previsiones de inflación. El pronóstico erró debido a la falsa creencia de que la inflación eventualmente volvería a la meta del 2%. Un generador de números aleatorios, un mono con un tablero de dardos o incluso un horóscopo habrían superado al BCE en su capacidad de predicción".

Munchau continua: “El problema no es que alguien se equivocase de pronóstico. Todos lo hacemos, todo el tiempo. Lo preocupante es que estos pronósticos revelan una falta básica de comprensión del proceso de inflación subyacente. Existe alguna evidencia reciente de que la globalización puede haber cambiado el proceso de inflación. Incluso si es cierto, esto tampoco es necesariamente una observación útil. No sabemos exactamente en qué tipo de período estamos entrando".

La razón por la que la economía dominante fracasa es porque sus dos teorías principales para explicar la inflación en las economías capitalistas han resultado insuficientes. La primera de ellas comienza la demanda en la ecuación de precios. La demanda es proporcionada por el dinero en nuestros bolsillos o en nuestras cuentas bancarias (ya sean hogares o empresas). Así, tenemos la teoría monetarista de la inflación basada en la teoría cuantitativa del dinero.

La teoría tiene una fórmula simple: MV = PT, donde M = la cantidad de dinero en la economía; V = la tasa de circulación de ese dinero a través de la economía, su velocidad, P = precios de bienes y servicios y T = el número de transacciones en el mercado.

El argumento es, según su exponente moderno más famoso, Milton Friedman, que "la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario" (Milton Friedman, Inflation Causes and Consequences, Asian Publishing House, 1963). Dejando de lado V y T por un momento, si la cantidad de dinero aumenta, los precios subirán y viceversa. O, si lo desea, si la cantidad de dinero aumenta más rápido que la producción de bienes y servicios (PIB nominal), entonces habrá inflación.

Lo primero que se puede decir en contra de esta teoría simple es que la fórmula también incluye V y T y si la velocidad del dinero cayera bruscamente y las transacciones cayeran drásticamente, eso podría contrarrestar cualquier aumento en la oferta monetaria. Y eso es de hecho lo que sucede cuando las economías se desaceleran bruscamente, especialmente en las recesiones. Por tanto, el ritmo de las transacciones económicas puede actuar para ralentizar o revertir un aumento de la oferta monetaria. Y eso está sucediendo ahora. En 2020, el crecimiento de la oferta monetaria se disparó a más del 25% interanual, pero la inflación en la mayoría de los países se mantiene muy por debajo del 2% anual.


La velocidad del dinero se ha desacelerado drásticamente desde el final de la Gran Recesión y ahora se ha hundido durante la pandemia.


Además, la evidencia histórica está en contra de la teoría de que la inflación es impulsada por la cantidad de dinero. Para empezar, el análisis empírico de Friedman y Schwarz sobre la oferta monetaria y el crecimiento del PIB real en la Gran Depresión de la década de 1930 estuvo plagado de errores y supuestos "heroicos".

Y si miramos la inflación de los precios al consumidor durante los últimos 30 años (estoy usando datos de EEUU, pero también se aplica a las otras economías importantes), la tasa ha tendido a la baja y, sin embargo, el crecimiento de la oferta monetaria se ha mantenido estable o en aumento. Entre 1993 y 2019, la oferta monetaria M2 aumentó a una tasa promedio de 6.7% anual, pero la inflación del IPC aumentó solo 2.3%. Y desde la Gran Recesión de 2008, el crecimiento de la oferta monetaria se aceleró hasta el 9,6% anual, ya que los bancos centrales aplicaron la "flexibilización cuantitativa", pero la inflación del IPC se desaceleró hasta el 1,8% anual.

La otra teoría dominante es la de los keynesianos. Viene del lado de la oferta de la ecuación de precios. La inflación de precios proviene del aumento de los precios de las materias primas y del aumento de los salarios. Mientras haya "holgura" en la economía (falta de demanda), se puede poner a trabajar a más desempleados y se puede utilizar la capacidad no utilizada en las fábricas y las existencias y la inflación no aumentará. Pero si hay pleno empleo, la oferta no puede aumentar pero los trabajadores pueden aumentar los salarios, lo que obliga a las empresas a subir los precios en una espiral de precios y salarios. Por tanto, existe una compensación entre el nivel de desempleo y los precios. Esta compensación se puede caracterizar en una curva gráfica, que lleva el nombre de AW Phillips.

Desafortunadamente, la evidencia histórica es contraria a la curva de Phillips como explicación del nivel de inflación. En la década de 1970, la inflación de precios alcanzó máximos en la posguerra, pero el crecimiento económico se desaceleró y el desempleo aumentó. La mayoría de las principales economías experimentaron "estagflación". Y desde el final de la Gran Recesión, las tasas de desempleo en las principales economías han caído a mínimos en la posguerra, pero la inflación también se ha reducido a mínimos. La curva de Phillips se ha aplanado hasta desaparecer (ver la 'curva' de puntos marrones en el gráfico de desempleo contra inflación en las economías avanzadas a continuación).

Así que la teoría económica dominante está 'desconcertada'. De hecho, el miembro de la junta del BCE Benoit Coeure comentó recientemente: “La teoría economica está luchando con la teoría de la inflación. Los agregados monetarios y el monetarismo han sido abandonado y con razón. Las explicaciones de holgura doméstica (la curva de Phillips) han sido atacadas pero todavía sobreviven mal que bien”. Y aunque " hay toneladas de artículos econométricos que intentan enterrar o defender un coeficiente de pendiente significativo en regresiones complejas de forma reducida que pronostican la inflación (también llamadas Curvas de Phillips para aumentar la confusión) o en curvas Phillips incrustadas en modelos. Los resultados econométricos siempre son insuficientes”, Coeure concluye que: “Cualquiera puede sentirse perdido en esta ambigüedad de la econometría”. Y Janet Yellen, ex presidenta de la Reserva Federal de EEUU comentó: “Nuestro marco para comprender la dinámica de la inflación podría estar 'mal definido' de manera fundamental”.

La respuesta de la teoría económica dominante a si la inflación regresará cuando las economías levanten los cierres y emprendan algún tipo de recuperación económica es: "no lo sabemos, pero tal vez suceda en algún momento". ¿Puede la economía política marxista ofrecer una teoría de la inflación alternativa y más eficaz?

Una teoría marxista de la inflación

En la primera parte he explicado por qué las principales teorías de la inflación han demostrado ser erróneas empíricamente; dejando a la teoría economica dominante en la confusión sobre qué es lo que impulsa la inflación de los precios de los bienes y servicios. Ahora quiero argumentar que las teorías dominantes de la inflación fallan porque no se basan en la ley del valor que opera en el modo de producción capitalista. Tanto la teoría monetarista como la keynesiana fracasan debido a esto.

Marx criticó estas dos teorías dominantes. Marx se opuso a la teoría cuantitativa del dinero por dos razones: 1) el dinero es endógeno, creado por bancos, etc., no por el estado; 2) en general, el dinero representa valor en la producción de mercancías y no es independiente de él.

Así que volviendo a la ecuación de la teoría cuantitativa del dinero, MV = PT (ver más arriba), para Marx la dirección causal básica es de PT a MV, no al revés (es decir, de precios a dinero, no dinero a precios). El dinero es endógeno a la producción capitalista y los precios de producción se forman a partir de la creación de valor, no de la creación de dinero. La oferta monetaria generalmente seguirá los cambios de precios, por lo que los intentos deliberados de alterar la oferta monetaria no determinarán la inflación de precios.

Marx también rechazó las teorías de presión de los costes porque los aumentos salariales no provocan aumentos de precios. Como lo expresó Marx en Valor, precio y beneficio, cuando debatió con el sindicalista Weston, quien argumentó que los aumentos salariales causarían inflación: “la lucha por un aumento salarial sigue solo la pista de los cambios previos, que es la consecuencia necesaria de cambios previos en la cantidad de producción, la capacidad productiva del trabajo, el valor del trabajo, el valor del dinero, la cantidad o la intensidad del trabajo extraído, las fluctuaciones de los precios de mercado, que dependen de las fluctuaciones de la oferta y la demanda, y con las diferentes fases del ciclo industrial; en una palabra, como reacciones del trabajo contra la acción previa del capital (énfasis mío)".

“Al tratar la lucha por un aumento de los salarios independientemente de todas estas circunstancias, al mirar solo el cambio de los salarios y pasar por alto todos los demás cambios de los que emanan, se parte de una premisa falsa para llegar a conclusiones falsas”. En términos generales, argumentó Marx , "un aumento general en la tasa de los salarios daría como resultado una caída de la tasa general de ganancia, pero no afectaría los precios de las mercancías".

Marx nunca desarrolló una teoría integral de la inflación, pero ¿podemos desarrollar una basada en la teoría del valor de Marx? El economista marxista italiano Guglielmo Carchedi lo ha hecho. Su trabajo se publicará íntegramente a finales de este año. Pero resumamos sus principales argumentos.

La producción capitalista se esfuerza continuamente por aumentar la productividad del trabajo, es decir, producir más unidades por trabajador. Pero esto significa que el tiempo de trabajo por unidad disminuirá. Dado que solo el trabajo crea valor, mientras que existe una tendencia general a que aumente la oferta de unidades de bienes y servicios, también existe una tendencia general a que el valor de las mercancías disminuya a largo plazo. Esto se debe a que la acumulación capitalista es un proceso que ahorra trabajo, por lo que el valor de las mercancías caerá junto con un aumento en la productividad del trabajo. Los valores de uso se producen en cantidades mayores que el valor contenido en ellos. Por tanto, si los precios de producción dependen del valor, existe una tendencia inherente a que los precios de los productos básicos bajen y no suban, ya que el valor total caerá en relación con la producción total con el tiempo.

La demanda de productos básicos depende del nuevo valor creado en la producción. El nuevo valor domina la demanda o el poder adquisitivo sobre la oferta de productos básicos. La lucha de clases divide el nuevo valor en salarios y ganancias. Los salarios compran bienes de consumo y las ganancias compran bienes de capital o de inversión.

Pero el nuevo valor tenderá a disminuir: primero, porque el valor total disminuye en relación con la oferta de productos básicos ...



Fuente: cálculos del autor a partir de datos del PIB de la NIPA

… Y segundo por la creciente composición orgánica del capital (c / v). La acumulación capitalista ahorra mano de obra, por lo que el valor de la maquinaria, la planta y las materias primas, etc. (c) tenderá a aumentar en relación con el valor de la fuerza de trabajo (v). Como el precio de producción en términos de valor se compone de capital constante (c) y nuevo valor (v + s), un c / v creciente tenderá a reducir la participación del nuevo valor en el precio de producción.


Fuente: cálculos del autor.


El valor total disminuirá en relación con la producción de valor de uso y el nuevo valor disminuirá en relación con el valor total. Por tanto, existe una presión deflacionaria o desinflacionaria subyacente sobre los precios de las materias primas a largo plazo.

Pero existen factores que contrarrestan, que pueden ejercer una presión alcista sobre los precios a largo plazo; en particular, la intervención de las autoridades monetarias con sus intentos de controlar la oferta de dinero.

La teoría de la inflación de Carchedi es que existe una tasa de inflación del valor (VRI), que combina el impacto de los cambios en el poder adquisitivo de los salarios y las ganancias (nuevo valor) y la oferta monetaria, medidos como depósitos en efectivo en los bancos (M2). El primer factor es el determinante y tenderá a hacer bajar la inflación de precios, mientras que el segundo es el factor que contrarrestará y que tenderá a empujar la inflación hacia arriba, pero sin un efecto permanente.

La tasa de inflación del valor (VRI) = % de cambio en salarios y ganancias (CPP) + % de cambio en la oferta monetaria (M2). Usando datos de EEUU desde 1960, encontramos que la VRI cae a largo plazo. Esto se debe a que el poder adquisitivo combinado (CPP) de los salarios y las ganancias crece más lentamente y cualquier cambio en la oferta monetaria (M2) ha sido insuficiente para detener la desaceleración del VRI.


Fuente: cálculos del autor.

Pero, ¿existe una correlación estrecha entre la VRI y la inflación de precios de consumo? Si. Entre 1960 y 1979, la VRI subió y también la inflación del IPC de Estados Unidos; entre 1980 y 2019, la VRI se desaceleró y también lo hizo la inflación del IPC.

De hecho, si modelamos los pronósticos de la VRI para cada año en relación con la inflación real del IPC, existe una correlación cercana a largo plazo. En el gráfico siguiente, el pronóstico del modelo de inflación VRI para la inflación de precios al consumidor de EEUU (líneas naranjas) se ajusta bastante bien a la inflación real del IPC (líneas azules). Ofrece un resultado mucho más certero que los pronósticos monetaristas o la curva de Phillips, especialmente desde principios de la década de 1990, el período de la llamada desinflación que ha desconcertado a monetaristas y keynesianos.


La teoría de la inflación del valor explica así la desaceleración de la inflación anual de los precios de consumo desde la década de los ochenta, a diferencia de las teorías dominantes, que no son capaces de hacerlo. A pesar de que los bancos centrales inyectaron más dinero en la economía y el crecimiento de la oferta monetaria M2 se aceleró, especialmente a partir de la década de 1990 y después de la Gran Recesión, debido a que el nuevo crecimiento del valor siguió desacelerándose, la desaceleración del poder adquisitivo combinado del crecimiento de los salarios y las ganancias continuó reduciendo la inflación.

¿Podemos pronosticar hacia dónde se dirige la inflación en el COVID y después? Si la teoría de Carchedi es correcta, el regreso de la inflación después del COVID depende de sus pronósticos sobre el nuevo valor y el crecimiento del dinero M2 y, por lo tanto, del pronóstico sobre la tasa de inflación del valor. Cuando lea esto, Carchedi se quejará de que la teoría de la inflación del valor es a largo plazo y no se puede utilizar para pronosticar la inflación en unos pocos años o menos. Sin embargo, intentémoslo.

Este año, 2020, ha experimentado un gran aumento en la oferta monetaria M2, un 25% interanual hasta ahora. Pero podemos esperar una caída en las ganancias de alrededor del 25% y en los salarios de alrededor del 20%, así que una gran caída en el poder adquisitivo combinado del nuevo valor. El modelo VRI se traduce en una inflación de los precios al consumidor de Estados Unidos este año de alrededor de 0.5-1.0%, una tasa anual no vista desde las profundidades de la Gran Recesión.

Actualmente, la inflación anual del IPC de EEUU de de un 1.0% en julio después de caer a 0.7% en junio. Si asumimos que en cada uno de los dos próximos años, 2021 y 2022, la masa salarial nominal aumenta un 5% y las ganancias aumentan un 10% y un 15% respectivamente, mientras que el crecimiento del dinero M2 se desacelera al 10% anual, entonces el modelo VRI pronostica una inflación anual del IPC de EEUU del 3,0-3,5% durante los próximos dos años, no deflación como algunos esperan.

Por supuesto, ese resultado depende de los supuestos. Más importante aún, lo que muestra la teoría de la inflación del valor es que las teorías dominantes de la inflación fracasan debido a su ignorancia de la teoría del valor. Una vez que se analizan los cambios en el valor, no en el dinero o el empleo, podemos comprender la trayectoria de la inflación en la producción capitalista.

Esta nota de ninguna manera cubre todos los puntos y argumentos de la teoría de la inflación del valor. Se desarrollarán en detalle en un próximo artículo académico y como parte del libro conjunto, Through the Prism of Value, que Carchedi y yo publicaremos el próximo año.


 
es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2020/08/17/covid-and-inflation/
Traducción:
G. Buster

La Justicia obliga a Trump a pagar más de 44.000 dólares a una exactriz porn

AMÉRICA DEL NORTE
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La Corte Superior de Los Ángeles obligó al presidente Donald Trump a pagar a la exactriz porno Stephanie Clifford, conocida como Stormy Daniels, unos 44.100 dólares para compensar los honorarios de su abogado. Esta orden forma parte de los esfuerzos legales para cancelar un acuerdo firmado 11 días antes de las elecciones presidenciales del 2016.
Este documento se negoció para comprar su silencio sobre la supuesta relación sexual que mantuvo con el actual mandatario estadounidense hace una década. En 2016 el abogado personal de Trump, Michael Cohen, pagó a la actriz unos 130.000 dólares. Una vez celebradas las elecciones, Clifford presentó una demanda para anular ese acuerdo.
Durante varios años Trump y sus partidarios habían rechazado las acusaciones de que el presidente supiese algo sobre el pago a Clifford. Continuaron en esa línea hasta mayo del 2018, cuando el político republicano reconoció haber reembolsado a Cohen el dinero pagado a la actriz. 
A pesar de ello los abogados de Trump insistieron en que la mujer no había conseguido demostrar que el presidente fuera parte de aquel acuerdo suscrito bajo el nombre de David Dennison. Como resultado, el juez Robert Broadbelt III concluyó que, en vista del gran número de evidencias, quedaba probado que Cohen había elegido este seudónimo para referirse a Trump.
Este no es el primer pleito que Clifford presenta contra el político republicano. También demandó una vez al presidente estadounidense por haberla difamado públicamente. Lo hizo después de que el también magnate calificase en su Twitter de "no existente" al hombre que, según las alegaciones de la actriz, le había amenazado para obligarla a guardar silencio sobre su supuesto vínculo con Trump.
Aquella demanda fue desestimada y Clifford tuvo que apelar contra esa decisión y contra la orden de pagarle a Trump una recompensa de casi 300.000 dólares por honorarios de abogado. En particular, el juez de aquel caso dictaminó que las declaraciones de Trump en la red social estaban protegidas por la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos. 

Economía en tiempos de contingencia

En Sancti Spíritus el semestre cerró con un sobrecumplimiento de las ventas netas de los productos exportables y de la circulación mercantil por parte de las 71 empresas



La Empresa de Acopio y Beneficio del Tabaco se encuentra entre las entidades que ejecutan el 95.3 por ciento de ventas netas de la provincia. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Cuando se analizan los favorables resultados económicos de Sancti Spíritus en lo que va del 2020 cualquiera se preguntaría qué ha pasado en una etapa que el presidente Miguel Díaz Canel definiera como muy desafiante escenario económico global, en medio de una pandemia que en los primeros seis meses del año puso en pausa a casi todas las economías del mundo.

A pesar de la persistente sequía que impactó a todos los programas agrícolas, la persecución financiera que impone el bloqueo y las campañas de difamación que han afectado a sectores claves como el turismo, la energía, las finanzas, el transporte, los servicios profesionales y las remesas, el semestre cerró con un sobrecumplimiento de las ventas netas de los productos exportables y de la circulación mercantil por parte de las 71 empresas de la provincia.

De acuerdo con Yudiana Afonso, coordinadora de programas y objetivos del Gobierno Provincial, no todo es en blanco y negro, porque lo anterior conllevó a ajustes inferiores de los planes económicos y cuando se estudian por dentro los sobrecumplimientos, muchos de los indicadores decrecen en relación con el año precedente. 

Y es que el cierre de la actividad en todo el país por la COVID-19 golpeó hasta las empresas más estables del territorio, de ahí el decrecimiento de una circulación mercantil en las entidades que más aportan, todas víctimas del déficit de materia prima, lo cual ha provocado hasta hoy la ausencia sostenida en los mercados de recursos de gran demanda como el arroz, galletas, harina de trigo y granos, entre otros.

A pesar de los esfuerzos de las Empresas Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, Acopio y Beneficio del Tabaco y la Mayorista de Productos Alimenticios que ejecutan el 95.3 por ciento de este total de ventas netas de la provincia, hay 22 entidades que las incumplen, mientras que otras 14 no alcanzan utilidades y 3 arrastran pérdidas: la Empresa Comercializadora de la Música y los espectáculos, por la lógica falta de eventos, así como las empresas de Floricultura y Conservación y Restauración, de Trinidad, a lo cual se suma el hecho de que en alrededor de 102 producciones físicas de alimentos, materiales de la construcción o agropecuarias tampoco se llega a lo planificado.

Incumplimientos aparte, nadie puede estar ajeno a que la total paralización del turismo internacional y las dificultades de las navieras con su comercio, han afectado tanto a las instalaciones estatales como no estatales y también la entrada de materias primas para todas las industrias, incluida la farmacéutica.

No es casual entonces que de ser un territorio con un crecimiento económico sostenido, tal como asegura Yudiana, Sancti Spíritus llegue a la fecha como una provincia deficitaria, con una pérdida de unos 30 millones de pesos debido al incumplimiento de los ingresos y una deuda de más de 108 millones al presupuesto, como consecuencia de las limitaciones en el sector estatal y la moratoria adoptada por el no estatal, el cual desde que comenzó la pandemia en el mes de marzo ha dejado de aportar unos 230 millones por concepto de recaudación a los trabajadores por cuenta propia.

Para el ciudadano medio, el síntoma más claro de la disminución brusca de la actividad económica es la creciente escasez de productos de todo tipo, que incluye artículos de primera necesidad como alimentos, medicinas y combustible, un escenario que debe mantenerse en este segundo semestre del año, y de acuerdo con la estrategia de la dirección del Gobierno en la provincia la producción nacional de alimentos será una prioridad teniendo en cuenta las restricciones de insumos.

En medio de la crisis global, se impone erradicar los problemas de carácter subjetivo relacionados con las estructuras de financiamiento, la flexibilización de la comercialización y la defensa del principio de relaciones de cobros y pagos, sin descuidar y controlar los recursos de manera que tengan el destino correcto.

De igual modo habrá que actualizar la agenda económica del territorio para cumplir los planes, hurgar en las reservas dentro del sistema empresarial, buscar alternativas para respaldar los principales servicios y, al mismo tiempo, incrementar los niveles productivos junto a las producciones exportables que favorezcan los ingresos al país.

Según los entendidos, a pesar de tan adverso escenario, no son los sombríos momentos de la década del 90, y hay suficiente experiencia e inteligencia para sostener, con fuerzas internas, el programa económico que se requiere para dar respuesta a las necesidades de un país pobre y bloqueado. Sobra material humano para, con iniciativas emergentes como la autonomía de las empresas estatales, variables para incrementar las producciones agrícolas, el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas y la exportación e importación, sacar a flote la economía y, junto con ella, la alimentación de los cubanos, que en tiempos de contingencia depende, fundamentalmente, de lo que se le puede sacar a la tierra.

El Congreso de EEUU aprueba fondos de 25.000 millones dólares para el Servicio Postal



Nueva York 23/08/2020 - 17:11

El pulso entre la Casa Blanca y los demócratas en la Cámara de Representantes se aceleró a última hora del sábado cuando el Congreso aprobó un proyecto de ley que busca destinar 25.000 millones de dólares al Servicio Postal de Estados Unidos (USPS, por sus siglas en inglés).

Los legisladores demócratas interrumpieron su receso vacacional para aprobar con 257 votos a favor y 150 en contra, una medida que tiene como objetivo evitar que la agencia haga reformas que puedan retrasar la distribución de papeletas electorales de cara a las elecciones presidenciales de noviembre.

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha amenazado con desproveer de financiación al servicio postal alegando que los demócratas intentan usar el dinero aprobado en el Congreso para ampliar la votación por correo durante las elecciones, un método que para los republicanos podría fomentar las incidencias de fraude electoral.

Actualmente, el voto por correo se ha convertido en un importante punto de fricción a este lado del Atlántico. El director general de correos, Louis DeJoy, anunció que suspenderá ciertos cambios en el USPS hasta después de las elecciones de 2020 para "evitar la apariencia de que esto podría tener impacto alguno en el servicio postal electoral".

La propuesta aprobada en la Cámara Baja no tiene probabilidades de ser validada en el Senado, controlado por los republicanos, en su forma actual. No obstante podría servir de base para la aprobación de un estímulo fiscal edulcorado por valor de aproximadamente 500.000 millones de dólares.

Este plan tanteado por los senadores republicanos la semana pasada incluiría hasta 300 dólares semanales en subsidios adicionales por desempleo a cargo del gobierno federal hasta el 27 de diciembre y establece protecciones legales para empresas así como para los servicios de atención médica. 

?Estos últimos recibirían, además, fondos por valor de 29.000 millones de dólares. Por su parte, los colegios contarían con ayudas por valor de 105.000 millones de dólares y se destinarían 10.000 millones de dólares al Servicio Postal de EEUU. También ampliaría la financiación del Programa de Protección de Nóminas (PPP, por sus siglas en inglés), que ofrece créditos a fondo perdido a las pequeñas y medianas empresas del país.

La política en Miami y su influencia en Cuba

Por Jesús Arboleya Actualizado Ago 19, 2020


Diciembre de 1962, Miami, Florida. A la Brigada 2506 de la invasión a Cuba, en el Orange Bowl Stadium. La Sra. Kennedy conversa informalmente con los líderes de la Brigada Eneido Oliva, José Pérez San Román, Manuel Artime, el ex presidente cubano José Miró Cardona, y otros al finalizar la ceremonia. Foto: Cecil Stoughton, Casa Blanca, en el Museo y Librería Presidencial John F. Kennedy, en Boston.


LA HABANA. En su libro, Miami. City of future, el periodista e historiador T.D. Allman afirma: “Fue solo gracias a un accidente de la historia, la Revolución cubana, que Miami adquirió las habilidades humanas y las condiciones hemisféricas necesarias para explotar sus ventajas naturales como la capital del Hemisferio Occidental al sur del río Grande y el Golfo de México”.

Para una ciudad que no rebasaba la condición de enclave turístico veraniego o refugio de jubilados del norte del país, con una población que apenas alcanzaba un millón de habitantes en 1959, convertirse en el epicentro de la guerra de Estados Unidos contra Cuba, tuvo repercusiones extraordinarias. Se transformó tanto su base económica y social, como las condiciones en que tendría lugar el ejercicio de la propia política local.

A partir de ese momento, el tema Cuba estará en el centro de las campañas políticas de la ciudad, incluso cuando la mayoría de los inmigrantes cubanos aún no estaban en capacidad de votar en las elecciones, la razón no era solo ideológica, sino la relación existente entre este asunto y los beneficios económicos y políticos asociados a estas posiciones. En el exótico escenario miamense devino un ritual en el que los políticos de todo el país se acercan a la ciudad para hacer votos de fe anticomunista y prometer el derrocamiento del régimen de Fidel Castro.

Las estructuras destinadas a la guerra contra Cuba, muchas de ellas creadas por la CIA, también acabaron puestas en función de influir en la política doméstica y se articuló una fuerza política que permitió a los cubanoamericanos el control de importantes espacios locales, así como catapultar a la extrema derecha a planos nacionales, formando parte de los sectores más conservadores del país. Así nació lo que Francisco Aruca bautizó como la “industria del mal”.

Cuando ahora vemos a viejas organizaciones contrarrevolucionarias, medios de comunicación locales o incluso a figuras recién emigradas de la Isla desgañitándose para apoyar al candidato republicano a la presidencia, no estamos en presencia de algo nuevo, sino de una norma de lo que viene ocurriendo en el enclave cubanoamericano de Miami desde hace muchos años.

Tampoco es nuevo que la pasen mal los que no se pliegan a esta corriente, el linchamiento mediático ha sido una práctica común de los medios cubanos en la ciudad, para no hablar de los muertos y heridos que ha dejado la historia de esta cruzada “democrática”.

Lo que ha evolucionado es la sofisticación que han alcanzado algunas de estas acciones. A tono con lo que viene ocurriendo en Estados Unidos, aunque en Miami aún existen programas de radio o televisión que continúan pastando en territorio jurásico, las campañas políticas están regidas por mecanismos tecnológicos y matemáticos muy avanzados, que permiten establecer el perfil psicológico, los intereses y los gustos de aquellas personas a los que va dirigido el mensaje.

Tanto los demócratas como los republicanos aprovechan estos mecanismos. Se dice que Barack Obama fue el primer cyberpresidente de la historia, pero la derecha republicana los perfeccionó, muchas veces de manera perversa, hasta el punto de garantizar la victoria de Donald Trump en 2016. En buena medida, la próxima elección del presidente norteamericano dependerá de la influencia que se ejerza a través de estos medios.

La Florida es uno de los escenarios fundamentales de esta batalla y los votantes cubanoamericanos uno de los “clusters” en que está dividida la sociedad estadounidense. Especialmente son un blanco de los republicanos, que esperan aumentar el nivel de respaldo en este segmento poblacional, explotando otra vez el tema de la hostilidad hacia Cuba.

A partir del diseño y el activismo de la extrema derecha cubanoamericana, ha sido brutal la política de Donald Trump hacia Cuba, sobre todo cuando se ha llevado a cabo en medio de una pandemia que acosa al mundo entero. Aunque no deja de ser una aberración, no es tan extraño en la historia del país que una parte de los cubanos actúe con tanta saña contra el resto de los suyos, los voluntarios y guerrilleros criollos al servicio de España, eran más temidos por su crueldad que los soldados españoles.

Para llevar una política de esta naturaleza se necesita alguna racionalización que la sustente. Hay que entronizar una matriz de opinión que justifique hacer cualquier cosa con tal de acabar con un régimen etiquetado entre los peores de la historia de la humanidad. Incluso el terrorismo más salvaje ha encontrado su excusa en esta lógica y generaciones de emigrados cubanos se han educado bajo estas premisas, dando lugar a una cultura del odio que se ha impregnado en la actitud de muchas personas, incluso en nuevos inmigrantes, particularmente vulnerables a los condicionamientos del gueto. Lo extraordinario no es que muchos cubanoamericanos apoyen a Donald Trump, sino que otros tantos voten en su contra, reflejando las transformaciones sociales y políticas que han tenido lugar en esta comunidad.

El sostenimiento de este clima, no admite ningún vestigio de normalidad en las relaciones con Cuba. Hasta hace unos meses, como secuela de la ampliación de contactos durante el gobierno de Obama, resultaba usual la presentación de artistas cubanos en Miami, así como de cubanoamericanos en Cuba. Parecían romperse las barreras que durante décadas había impedido este tipo de intercambios, pero una nueva ofensiva de intolerancia ha caído sobre los artistas cubanos, obligándolos a definirse contra el sistema cubano si quieren acceder al mercado miamense. Algunos han cedido a las presiones y estamos siendo testigos de las “conversiones” más insólitas y bochornosas.

Vale insistir que tampoco esto es nuevo en el actuar de la derecha cubanoamericana, lo novedoso es el impacto que ahora tienen estas actividades en Cuba. Mientras que antes su repercusión se constreñía básicamente a la población de origen cubano en la localidad, incluso con limitaciones hacia segmentos de esa población que prefieren manejarse en inglés y muestran inclinaciones políticas más liberales, el incremento de los contactos con Cuba y, sobre todo, la influencia de mensajes a través de las redes sociales, ha determinado un alcance mucho mayor dentro de la propia sociedad cubana, lo que plantea una nueva dimensión del problema, que no es ajena a los formuladores de la política norteamericana contra el país.

Mientras que radio y televisión Martí han gastado millones de dólares intentando infructuosamente acceder al público cubano, así como otros muchos millones destinados a la subversión se perdían en Miami en su camino hacia la Isla, ahora ni siquiera hace falta aparentar que se cuenta con una contraparte en Cuba para acceder a esos fondos. Basta conseguir “seguidores” en las redes por cualquier medio. Y de eso se trata las nuevas campañas, que igual cuentan con mecanismos científicos para ser diseñadas.

Los blancos son muy diversos y abarcan a toda la población cubana, pero los mensajes están más dirigidos a zonas de la sociedad particularmente afectadas por las tensiones económicas, con bajo nivel cultural promedio y donde se observa cierto deterioro de la conducta cívica. Eso explica la selección de tipos marginales como “influencers” políticos y que el sector preferido ha sido el universo de la cultura popular.

Las campañas tienen el gancho de la morbosidad que acompaña la revelación de supuestos secretos personales, especialmente cuando se trata de figuras políticas o artísticas, acusaciones falsas o legítimas de corrupción o cualquier noticia que refleje algún descontento social. Da igual que sea verdad o mentira y no hay límites para la infamia. El asunto no es lucir respetable, sino todo lo contrario, porque pareces más “popular”.

Ante tal avalancha de información indiscriminada, hasta los opositores de otro perfil ven mermada su visibilidad. La lógica de estas campañas no es crear alternativas políticas, incluso las auspiciadas por Estados Unidos, sino alentar el caos social en Cuba.

Más grave aún es que intoxican el debate nacional respecto a los reales problemas por los que atraviesa el país y cuyo mal tratamiento aporta credibilidad a las peores interpretaciones. A veces, la respuesta oficial u oficiosa es tan magra en argumentos como la ofensa y, en la medida en que se mezclan posiciones e intenciones, así como se establecen prejuicios frente a la crítica legítima, tiende a prevalecer la deslegitimación personal como recurso para la imposición de criterios.

Cuba ha tenido que enfrentar todo tipo de agresiones, pero el escenario actual es nuevo en muchos sentidos, también en las condiciones en que se lleva a cabo la confrontación ideológica. Ya no basta inventar antenas para que no ingresen señales indeseadas, por el contrario, lo más indicado es precisamente proveer a la población con la mayor y mejor cantidad de información posible, así como alimentar la confrontación inteligente de posiciones diversas, con vista a construir los nuevos consensos que impone la actual situación.

Frente a esta pandemia de grosería que nos llega de Miami, el único antídoto es la transparencia y la cultura.

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¿Cómo usar las enseñanzas de la economía para maximizar la felicidad?



Hay muchas definiciones para la economía, pero casi todas giran entorno a lo mismo: la economía es la ciencia que estudia cómo se administran los recursos para satisfacer las necesidades humanas. A partir de aquí surge la idea de que los recursos son escasos y aparece la demanda, la oferta y como consecuencia los precios.

Sin embargo hay que fijarse bien en el final del concepto: "satisfacer las necesidades humanas". Algunos dirían que para maximizar la utilidad, un concepto económico muy interesante. Por tanto el objetivo de la economía es entender cómo se puede maximizar la satisfacción, la utilidad e incluso la felicidad de los seres humanos.

A lo largo de los cientos de años de historia de estudios económicos se han descubierto muchas cosas sobre el comportamiento de los seres humanos y cómo lograr que se maximice esta satisfacción. Y hay algunas enseñanzas que se pueden tomar a nivel individual.

La economía como agregado

Es cierto que la economía se centra muchas veces en lo agregado y no en lo individual. La oferta y la demanda, una de las bases de cualquier curso de economía, habla de grandes números, no a nivel individual. La macroeconomía habla de los grandes números de los Estados, con millones de individuos. Las grandes cifras que vemos en los medios son agregados.

Pero también hay quien estudia la economía a nivel individual. Cómo tomar las mejores decisiones individuales para maximizar la satisfacción. Por ejemplo, el premio Nobel de Economía 2017, Richard H. Thaler, estudió la economía del comportamiento individual.

En sus estudios encontró que realmente el ser humano no es muy racional (al menos a nivel individual) y se deja llevar por el corto plazo, tiene una adversión a las pérdidas superior a lo racional y mentalmente crea compartimentos separados para simplificar la toma de decisiones.

Por eso los humanos hacemos cosas que parecen absurdas, como no invertir a largo plazo, no vender unas acciones cuando están bajando con la esperanza de recuperar lo invertido o dedicar el mismo tiempo a decidir una compra de 100 euros que la de un coche de 20.000 euros.

Pero, ¿qué podemos hacer para lograr maximizar la satisfacción? ¿Qué nos dice la economía que podemos hacer los seres humanos para intentar ser más felices?

El coste de la oportunidad

Es muy difícil dejar de ser irracional. Todos estos mecanismos que nos alejan del típico homo economicus que toma sus decisiones de forma racional valorando costes y beneficios están intrincados en nuestra naturaleza. Tomamos muchas decisiones de forma inconsciente, sin pensarlo mucho. Esto tiene sus ventajas, como por ejemplo que somos capaces de subir y bajar escaleras sin hacer un gran esfuerzo mental y sin caernos (si lo pensamos, no parece tan fácil) o somos capaces de reconocer rostros sin fijarnos conscientemente en los detalles.

Ahora bien, estas ventajas se tornan en inconvenientes cuando los mecanismos automáticos nos boicotean. Así que al menos en las decisiones conscientes hay que intentar dar un poco de racionalidad a las mismas. Valorar el coste de la oportunidad en nuestras decisiones nos puede ayudar.

El coste de la oportunidad es aquello a lo que se renuncia al tomar una decisión. Y no estamos hablando solo de coste dinerario, sino también de tiempo. Por ejemplo, si decidimos irnos de juerga un sábado por la noche y beber bastante sabemos (o deberíamos saber) que la mañana (o incluso la tarde, depende de la resaca) del domingo será desaprovechada. Todos esos planes que se pueden hacer un domingo, como ir a pasear, quedar a tomar un café, hacer un brunch o simplemente ir a una comida familiar, quedan anulados.

¿Qué da más satisfacción? Esa es la pregunta que debemos hacernos. En cada plan que aceptamos, qué nos estamos perdiendo. Y por supuesto también en las compras. Si tengo un presupuesto de vacaciones que me permite ir un mes a la playa o una semana de turismo exótico, ¿qué es lo que más satisfacción va a producir? Porque al elegir una cosa se renuncia a otra.

También, por ejemplo, cuando se elige una vivienda. A lo mejor hay que elegir entre vivir en un barrio más agradable (o más cerca del trabajo) o tener terraza. ¿Qué produce más satisfacción? En las decisiones importantes (elegir vivienda, trabajo, pareja, compras importantes como un coche) es recomendable valorar los costes de la oportunidad ya que las decisiones van a marcar fuertemente el futuro.

El coste hundido

Otro concepto interesante para tomar mejores decisiones es el coste hundido. Como explicó Thaler, el ser humano tiene una adversión irracional a las pérdidas. Y esto le hace tomar decisiones a veces incorrectas (si lo que quiere es maximizar la satisfacción).

El coste hundido es aquel coste que ya se han dado y que no se podrán recuperar en el futuro. El ser humano los confunde con una inversión, pero no: no hay retorno, es un coste, y ya se ha efectuado.

El claro ejemplo es ir al cine y descubrir al principio que la película es muy mala. La mayoría de la gente se quedará, porque ya ha pagado la entrada. Pero realmente el coste ya se ha pagado, independientemente de si uno se queda en el cine o no. ¿Quedarse en el cine maximiza la satisfacción? No. Y además existe un coste de la oportunidad, ya que se podría hacer otra cosa más interesante.

El coste hundido también se da en otras situaciones, por ejemplo en las relaciones de pareja. A veces la gente sigue con sus parejas a pesar de haber una clara insatisfacción por todo el tiempo que se ha invertido en la relación. Pero no, no es una inversión, es un coste ya pagado. Y además seguir en una relación insatisfactoria tiene también un coste de la oportunidad, encontrar alguien más satisfactorio.

Por tanto, ante situaciones en las que surge en el cerebro el típico "no haría esto pero con todo lo que he invertido" hay que valorar si realmente es una inversión o si es un coste hundido. Y también valorar el coste de la oportunidad.

Simplemente con esos dos conceptos en mente el estudio histórico de la economía nos puede ayudar a tomar mejores decisiones y por tanto, ser más felices. Para que luego digan que la economía es aburrida.