Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 11 de septiembre de 2021

¿Economía de mercado o economía de municipio en la agricultura?

Pavel Vidal Alejandro Horizonte Cubano

Para alcanzar un resultado significativo y sostenible se necesita avanzar mucho más y ofrecer claridad y confianza al campesino de que la política para el sector agrícola se va a distanciar, definitivamente, de los errores del pasado.
September 05, 2021


Foto: Portal de Vertientes

Durante los últimos dos años hemos escuchado hablar al gobierno cubano de descentralización de los municipios y del reforzamiento de la autonomía de las autoridades locales para definir estrategias de desarrollo, manejar recursos y atraer inversión extranjera, entre otros temas. Donde más se ha avanzado en esta dirección ha sido en la agricultura.

El gobierno ha venido publicitando su nueva estrategia para la comercialización de los productos agropecuarios y para la formación de los precios de los alimentos. Las autoridades de los ministerios de Agricultura, de Finanzas y de Economía han venido destacando que con la nueva política agropecuaria se eliminó el monopolio de Acopio, la empresa estatal dedicada a la comercialización mayorista. La directora de comercialización del Ministerio de Agricultura refería en el programa televisivo Mesa Redonda el 2 de agosto de 2021: “No hay monopolio. Todos son una familia de comercializadores”.

Diversos analistas y medios de prensa se hicieron eco de la noticia sobre la eliminación de los topes de precio en la agricultura cubana desde el 30 de julio. Sin embargo, se debe tener cuidado sobre la interpretación y alcance de esta noticia, pues no necesariamente indica un cambio definitivo en la política de precios en el sector.

Acopio y la “familia de comercializadores”

Cuando se revisan las normas publicadas en la Gaceta 49 del 4 de mayo de 2021, se aprecia que, en efecto, las nuevas normas permiten una mayor participación de diferentes actores no estatales en la comercialización agrícola. Sin embargo, en el Artículo 18 del Decreto 35 del Consejo de Ministros, se especifica que "los productores pueden vender a otras formas de comercialización existentes en el país, los productos que por problemas logísticos y financieros de las entidades acopiadoras y comercializadoras no puedan ser comprados…"

"Los productos contratados que no se adquieran por las entidades acopiadoras y comercializadoras por causas imputables a estas, se pueden vender por las cooperativas o productores […] a otras formas de comercialización existentes en el país."

Es decir, se mantiene Acopio con el monopolio para la primera opción de compra. Los campesinos y cooperativas agropecuarias solo pueden vender en los mercados lo que no contrata Acopio, o lo que contrata y luego no puede comprar por alguna razón.

Adicionalmente, en esta lógica de “economía de municipio” se define en el mismo Decreto que “los consejos provinciales y los consejos de la Administración Municipal ejercen la supervisión y control del funcionamiento del sistema de comercialización agropecuaria”. Y se encuentran entre las funciones de los consejos provinciales:
  • Definir los destinos a contratar y los precios de los productos agropecuarios que circulan entre sus municipios a partir de la propuesta de sus comités de contratación.
  • Monitorear los precios establecidos por los consejos de la administración municipal.
  • Controlar el funcionamiento de los mercados agropecuarios.
Aparece así esta figura en la economía de municipio nombrada “comité de contratación de las producciones agropecuarias”. Estos están presididos por el gobernador de la provincia y el intendente del municipio. Lo interesante de estos comités es que incluyen entre de sus integrantes, además de autoridades locales y las empresas estatales en la agricultura, a cooperativas y campesinos individuales.

Además de hacer propuestas para la contratación, esos comités municipales tienen como una función primordial “concertar para su territorio los precios de acopio mayoristas y minoristas y los precios por acuerdo aplicables a los productos agropecuarios que no tengan precios centralizados, de conformidad con los márgenes comerciales establecidos…”

A partir de esta norma, las autoridades cubanas vienen señalando que ya hay muy pocos precios topados centralmente, que estamos en un escenario de “precios concertados”. Ciertamente, es muy importante tomar en cuenta a los productores en la definición de estos precios, pero las normas publicadas no especifican cómo van a funcionar estos comités de contratación. No parece que vayan a operar bajo un sistema de votación. No conocemos qué poder de negociación real tendrán las cooperativas y campesinos en estos comités.

El éxito que espera el gobierno de la “economía de municipio” tiene como explicación que en la base se tiene mejor información sobre los problemas, los desequilibrios y las necesidades locales. El argumento es que esto permitirá tomar mejores decisiones que cuando se tomaban centralmente en los ministerios en La Habana. Ello puede tener algo de razón, pero también es cierto que la sustitución de los mecanismos de mercado para la formación de precios es una tarea compleja aun a nivel municipal, sobre todo si los productores no participan en una negociación real en igualdad de condiciones con las autoridades locales.

La capacidad profesional en todos los municipios para asumir todas estas nuevas tareas es otra duda legítima. También pueden aparecer dudas sobre la efectividad de tener precios agrícolas muy diferentes entre los municipios. Las diferencias injustificadas de precios por regiones, y la dificultad para entender a cabalidad en un comité todas las dinámicas e interrelaciones detrás de los mercados agrícolas, pueden terminar enviando señales equivocadas a los productores y generando nuevas distorsiones en la agricultura cubana.

Dado que la norma deja un amplio grado de discrecionalidad para el funcionamiento de los comités de contratación, lo más probable es que aparezcan algunas buenas experiencias y otras muy malas. Tal vez lo más positivo de esta municipalización sea permitir recoger información sobre las mejores prácticas para luego poder reproducirlas. Seguramente las mejores experiencias estarán en los comités que concerten precios más cercanos a los valores que reflejan los mercados, toda vez que emitirán las señales que se requieren para acomodar las producciones y la demanda de cada uno de los alimentos a la realidad municipal y nacional.

Foto: Radio Rebelde

Topes de precio e intermediarios

Otra confusión que se genera sobre la nueva política de comercialización agrícola se origina en la Resolución 320 de 2021 del Ministerio de Finanzas y Precios del 30 de julio de este año. En esta norma, efectivamente, se eliminaron los referentes de precios máximos agropecuarios fijados en las resoluciones 18 y 84 de inicios de año.

Pero las resoluciones 18 y 84, simplemente, habían fijado un límite a los precios agropecuarios para evitar un aumento desmedido como consecuencia de la reforma monetaria y de la devaluación de la tasa de cambio oficial del peso cubano. Y como las estimaciones oficiales sobre el impacto inflacionario de la devaluación han quedado muy por debajo de la inflación de mercado, estos límites quedaron obsoletos, resultaban contraproducentes y se eliminaron. Sirva también este ejemplo reciente para mostrar lo difícil que resulta entender los múltiples factores que mueven los precios en una economía.

La Resolución 320 elimina estos límites máximos en los precios, pero no necesariamente debe interpretarse como un cambio en la política de precios. Los comités de contratación están vigentes, así como la autoridad de los gobiernos locales para definir los precios de los productos agropecuarios que circulan entre sus municipios.

La ministra de Finanzas lo dejó bien claro en el programa televisivo Mesa Redonda el pasado 2 de agosto: “Se elimina el tope, pero sin detrimento de la facultad de autoridades provinciales y municipales para establecer precios minoristas de venta a la población que tomen en cuenta las necesidades y realidades territoriales. Ratificamos que esas facultades se mantienen, como también se mantiene la responsabilidad de las autoridades locales en el enfrentamiento a precios especulativos y abusivos” (Mesa Redonda, 2 de agosto de 2021).

Otro asunto en el que insisten las nuevas normas para la comercialización agrícola es en la eliminación de intermediarios. Se busca que sean los mismos productores quienes se ocupen de comercializar sus producciones en los mercados, con vistas a abaratar los precios finales que llegan al consumidor. La directora de comercialización del Ministerio de Agricultura lo denominó “autogestión” (Mesa Redonda, 2 de agosto de 2021).

Si bien ello puede ser factible y beneficioso para los productores a escala local, parece estarse negando, una vez más, el papel que cumplen los comercializadores especializados en la cadena de valor de cualquier mercado de mayor escala.

El artículo 20 del referido decreto limita la comercialización mayorista de productos agropecuarios a empresas estatales, cooperativas agropecuarias, poseedores de tierras y vendedores mayoristas de productos agropecuarios.

En este último caso, se trata de un vendedor mayorista que tendría que operar bajo la figura de trabajador por cuenta propia. Sin embargo, la norma no permite la presencia de pymes privadas, cooperativas no agropecuarias especializadas en comercialización, cooperativas de segundo grado, o empresas mixtas o extranjeras para estos fines. En el artículo 30 sobre la comercialización minorista se relacionan los mismos actores, solo añadiendo como novedad a las cooperativas no agropecuarias creadas para esos propósitos.

Ya conocemos que vienen en camino otras normas para reforzar el papel de la empresa estatal socialista en la agricultura. Pero la historia y datos irrefutables nos sugieren que nada nuevo y provechoso podemos esperar de ellas. El ministro de la Agricultura anunció en el programa televisivo Mesa Redonda del 18 de agosto: “ya está la base para el diseño del sistema empresarial estatal agroindustrial municipal, que ya está en fase de aprobación del Comité Ejecutivo y después irá a su implementación”.

El sector de la agricultura, ganadería y silvicultura cubano apenas presentó un crecimiento promedio anual de 0,5% durante la década pasada. La sustitución de importaciones, la soberanía alimentaria y el vaso de leche para cada cubano quedaron como promesas incumplidas de los primeros Lineamientos.

La llamada “actualización” acumuló innumerables transformaciones económicas, organizativas y cambios en las normas jurídicas, pero sin querer introducir verdaderas lógicas e incentivos de economía de mercado en el sector agropecuario.

Vietnam, que sí se ha movido en esta dirección con determinación y ha transformado radicalmente su modelo económico, logró un crecimiento sostenido promedio anual del sector agropecuario de 3,9% durante los años 90 y de 3,8% en los 2000. Con estos crecimientos logró incrementar su capacidad de producción de alimentos en 50% durante la primera década y la duplicó al cabo de veinte años.

Con la economía de municipio estamos nuevamente en el terreno de lo experimental, a pesar de todos los fracasos que el gobierno cubano ha acumulado durante tres décadas cuando ha tratado de relajar a medias o ha intentado solo “actualizar” el modelo de command economy, también llamado socialismo burocrático, entre otras posibles denominaciones.

Nada asegura que el cambio de la escala territorial (a los municipios) vaya a garantizar el éxito de los mecanismos administrativos en la contratación y en la formación de precios que no funcionaron a nivel nacional. Ya es conocida la resistencia del gobierno cubano a considerar reformas plenas de mercado. Cuando existe una variante intermedia, esta siempre ha sido la preferencia oficial.

En resumen, sí se aprecia en las normas publicadas este año una flexibilización de los mecanismos de comercialización, pero sin que se lleguen a instrumentar verdaderos incentivos y señales de mercado para el sector agropecuario. Es posible que se vean algunos resultados positivos puntuales. Pero para alcanzar un resultado significativo y sostenible se necesita avanzar mucho más y ofrecer claridad y confianza al campesino de que la política para el sector agrícola se va a distanciar, definitivamente, de los errores del pasado.

¿Empresas privadas en Cuba?

 Bajo el fuego de los francotiradores, el escepticismo del pensamiento dogmático y la anuencia de quienes apuestan por la actualización del modelo económico cubano, en este mes de septiembre comenzará el proceso de constitución gradual de las micro, pequeñas y medianas empresas en el país


Varios negocios privados en Trinidad pudieran convertirse en micro, pequeñas y medianas empresas. (Foto: Ana Martha Panadés)

Para ciertos dogmáticos, las empresas privadas le cavarán la tumba a la construcción del Socialismo cubano; para quienes no sacan el dedo del gatillo, la decisión del Consejo de Estado de darles el visto bueno a esas entidades llega tardíamente; para otros, esta le viene como anillo al dedo al proceso de actualización del modelo económico y contribuye, al menos en el papel, a confinar el prejuicio hacia esa forma de propiedad.

El más reciente espaldarazo a este tipo de propiedad lo dictó el Decreto-Ley No. 46 Sobre las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes); norma legal que responde al perfeccionamiento de este actor de la economía, uno de los vagones del tren convocado a inducir el desarrollo del país, junto a la empresa estatal socialista, las cooperativas no agropecuarias, el trabajo por cuenta propia y otras formas productivas.

Que las Mipymes anclen en Cuba parte del reconocimiento que la Constitución de la República le realiza a la propiedad privada, la cual debe interactuar en similares condiciones que las restantes formas dentro del sistema económico nacional, donde prevalece la socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción, como lo aclara la ley de leyes.

Quienes siguen la ruta a la actualización del modelo económico de la isla caribeña saben que lo realmente peculiar asociado a las Mipymes lo constituye la posibilidad del otorgamiento de personalidad jurídica a entidades como, por ejemplo, restaurantes privados, que ya operaban en el entramado económico.

Recuérdese que antes de la irrupción de la pandemia de la COVID-19, en Sancti Spíritus prestaban servicio decenas de paladares con fuerza laboral contratada por sus dueños, bajo el paraguas del trabajo por cuenta propia. Estadísticas del Ministerio de Economía y Planificación (MEP) refieren que la quinta parte de los más de 600 000 cuentapropistas del país es personal contratado.

Ello conduce a sostener que las entidades privadas por nacer tendrán como cimiento, o sea, como primeras fuentes de creación los actuales negocios de trabajadores por cuenta propia que disponen de una amplia contratación de personal; aunque hagamos la salvedad: el Decreto-Ley No. 46 también suscribe la constitución de Mipymes en el sector estatal.

No pocas preocupaciones afloraron a raíz de la publicación, en la Gaceta Oficial, del paquete de normativas relacionadas con el perfeccionamiento de los actores económicos, entre estos, las Mipymes; regulaciones que, dicho sea de paso, entrarán en vigor el 20 de septiembre para dar comienzo a la constitución gradual de esas unidades productivas y de prestación de servicios.

El estudio de las experiencias internacionales le permitió a Cuba detectar la existencia de varios indicadores para clasificar este tipo de empresa, como el volumen de ventas anuales y el valor de los activos; no obstante, se optó por la cantidad de personas ocupadas, el elemento más extendido en el mundo.

¿Cómo ello se traducirá en la práctica cubana? Serán consideradas microempresas aquellas que dispongan de 1 a 10 ocupados; el rango de las pequeñas oscilará para las que cuenten entre 11 y 35, y el de las medianas, de 36 a 100.

Antes de que llovieran las dudas, funcionarios del MEP alertaron que el principio de la gradualidad regirá durante el nacimiento de las entidades; sin rodeo: no habrá maratones en su creación para no lesionar la calidad de este inédito proceso económico. Concebirlo de tal modo no significará ponerle zancadillas a la formación de las Mipymes; bien se conoce que la premura nunca lleva a tierra firme.

Para evitar los cuellos de botella, se priorizarán, entre otras áreas, la producción de alimentos, los proyectos de desarrollo local coherentes con la política aprobada en función de los territorios, y toda la actividad de economía circular que tenga como punto esencial la utilización de materias primas nacionales.

Al conocer estas prioridades, no es descartable que algún dueño de negocio particular diga: “Apaga y vamos”; pero la lógica indica que la conversión a entidad privada no debe acontecer de golpe y porrazo.

Operar con personalidad jurídica deja más de un punto a favor. Ante todo, no es igual sentarse a negociar con otro actor económico bajo la condición de empresario que como mero cuentapropista.

Súmele la posibilidad de acceder a créditos en moneda nacional tanto para capital inicial, de trabajo o inversiones; en el caso de los préstamos en Moneda Libremente Convertible (MLC), el MEP anunció que se labora en su diseño, pues no solo las Mipymes, sino también otros actores económicos precisan de esa moneda para adquirir ciertos bienes e insumos.

Por supuesto, para obtener financiamiento en MLC —como alegaron directivos del propio ministerio— el sujeto deberá tener ingresos en esa moneda y la capacidad para devolver la deuda; condición que pondría cualquier institución bancaria del planeta. De suscitarse algún débito, no importa en cuál moneda, la empresa responde con su patrimonio, sin implicar el personal de los socios, lo cual brinda cierto respiro.

Contar con personalidad jurídica no constituye un abracadabra para las Mipymes al entrar en el circuito económico nacional; sin embargo, sí otorga dos posibilidades más que deben, al menos, mencionarse: favorece la asociación con otras entidades y les permite a sus integrantes acceder a las prestaciones de la Seguridad Social, con los mismos derechos que los trabajadores del sector estatal.

He ahí uno de los tantos elementos reveladores de que la conformación de las empresas privadas en Cuba no le hará guiños al capitalismo. Además de la protección a los trabajadores y el régimen de Seguridad Social, lo revalida la fórmula tributaria aprobada, ha expuesto el viceprimer ministro Alejandro Gil Fernández.

No obstante, existe otra señal de que las Mipymes no implicarán la restauración del sistema capitalista: se puede ser socio de una sola entidad de esta clase; lo que limitará la concentración de la propiedad y la riqueza, en clara sintonía con los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución.  

Exactamente, lo regulado para evitar esa concentración ha sido la comidilla de los francotiradores, de los fervientes defensores del “cambio de régimen” en la isla. De ello se desprende la validez de lo legislado que, en sentido general, pretende liberar las fuerzas productivas de las Mipymes como actor económico; aunque se destierra la más mínima posibilidad de que estas le caven la tumba al Socialismo en Cuba.

Los terroristas extranjeros nunca han sido nuestra mayor amenaza

El riesgo real contra esta nación no procede de terroristas extranjeros, sino de nuestra derecha política



El presidente George W. Bush iza una bandera de Estados Unidos tras los ataques del 11-S de 2001.DOUG MILLS / ASSOCIATED PRESS

Puede parecer terrible, pero bastante gente —en especial en los medios de comunicación— siente nostalgia por los meses que siguieron al 11-S. Algunos expertos añoran abiertamente el clima de unidad nacional que, imaginan ellos, imperaba en el país tras los atentados terroristas. Más sutilmente, yo tengo la sensación de que muchos extrañan los días en que la gran amenaza contra Estados Unidos parecía proceder de fanáticos extranjeros, y no de extremistas políticos internos.

Pero ese dorado momento de unidad nunca existió; es un mito que tenemos que dejar de perpetuar si queremos entender el nefasto estado en que se encuentra la democracia estadounidense en la actualidad. Lo cierto es que, desde el principio, partes esenciales del cuerpo político del país vieron el 11-S no como un momento para buscar la unidad nacional, sino como una oportunidad que debían aprovechar para obtener ventaja política.

Y este cinismo ante el horror nos dice que, incluso cuando Estados Unidos se encontraba de verdad sometido a un ataque externo, los mayores peligros que afrontábamos ya eran internos.

El Partido Republicano no era todavía autoritario de lleno, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para obtener lo que quería, y desdeñaba la legitimidad de su oposición. Es decir, estábamos ya bien adentrados en la senda hacia la intentona golpista del 6 de enero, y hacia un Partido Republicano que ha respaldado de hecho esa intentona y es muy probable que vuelva a hacerlo.

Ahora es de dominio público que la respuesta inmediata de algunos miembros del Gobierno de Bush al 11-S fue utilizarlo como excusa para un proyecto que no guardaba relación: la invasión de Irak. “Barredlo todo, lo que tenga relación y lo que no”, dijo Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa, a sus ayudantes mientras el Pentágono todavía estaba ardiendo.

Y algunos medios de comunicación acabaron reconociendo el haber ayudado a los que defendían la guerra a aprovechar la atrocidad. The New York Times, en concreto, publicó un mea culpa extenso y sincero.

Pero la explotación del 11-S por gente que quería una guerra más amplia —y la venta de esa guerra con pretextos falsos, lo cual debería haberse considerado un abuso imperdonable de la confianza de los ciudadanos— ha desaparecido del relato oficial. Y apenas se oye nada acerca de la forma paralela en que se aprovechó el terrorismo para lograr objetivos políticos internos.

Normalmente, cuando la nación se ve amenazada, esperamos que nuestros líderes pidan un sacrificio compartido. Pero la cúpula republicana respondió a un atentado terrorista intentando que se aprobaran… rebajas fiscales para ricos y grandes empresas. De hecho, el presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes propuso rebajar el impuesto sobre plusvalías cuando todavía no habían transcurrido ni siquiera 48 horas desde el colapso de las torres gemelas.

Más tarde, Tom DeLay, jefe de disciplina de los republicanos en la Cámara de Representantes, declararía que “nada es más importante en tiempos de guerra que bajar impuestos”. Y en mayo de 2003, los republicanos aprovecharon el espejismo de victoria en Irak aprobando fuertes recortes en los tipos fiscales aplicados a los incrementos de patrimonio y a los dividendos.

No olvidemos tampoco cómo se manejó la ocupación de Irak. La construcción de un país es un proyecto inmensamente difícil, que debería haber atraído a la gente más brillante y preparada que Estados Unidos pudiera ofrecer. Sin embargo, el Gobierno de Bush trató la ocupación como una oportunidad para el clientelismo, una forma de recompensar a los partidarios políticos; a algunos aspirantes les preguntaron su opinión sobre la sentencia de la causa Roe v. Wade [que despenalizó el aborto] y a otros, qué habían votado en 2000.

En resumen, cuando los terroristas perpetraron los atentados, el Partido Republicano ya no era un partido político normal, de los que se consideran un mero custodio temporal de los intereses nacionales más amplios. Ya estaba dispuesto a hacer cosas que con anterioridad habrían parecido inconcebibles.

En 2003 declaré que el Partido Republicano estaba dominado por “un movimiento cuyos líderes no aceptan la legitimidad de nuestro sistema político actual”. Pero muchos no quisieron oírlo. A quienes intentamos señalar los abusos en tiempo real nos tildaron de “estridentes” y “alarmistas”. Sin embargo, los alarmistas hemos tenido razón en todo momento.

Es cierto que en el pasado hubo unas cuantas circunstancias atenuantes. Al presidente George W. Bush hay que reconocerle el mérito de intentar aplastar la reacción antimusulmana visitando un centro islámico solo seis días después del atentado e instando a los estadounidenses a respetar todas las religiones. Intenten imaginar a Donald Trump haciendo algo similar.

También es digno de destacar que algunos de los neoconservadores más prominentes —intelectuales que promovieron la invasión de Irak y pidieron una serie de guerras aún más amplia— acabaron pronunciándose con elocuencia, valentía incluso, contra Trump. Esto indica que su convicción respecto a la difusión de los valores democráticos era genuina, a pesar de que los métodos que defendían —y las alianzas políticas que decidieron establecer— hayan tenido resultados catastróficos.

Pero no es una casualidad que los republicanos de hoy hayan abandonado la tolerancia y el respeto por la democracia. Hace ya mucho que nos dirigíamos adonde estamos ahora, con la democracia pendiendo de un hilo.

Estados Unidos fue cruelmente atacado hace 20 años. Pero incluso entonces, la llamada más importante provenía del interior. La amenaza real contra todo lo que esta nación representa no procede de terroristas suicidas extranjeros sino de nuestra propia derecha política.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2021. Traducción de News Clips.

EL ADVERSARIO.


Era el 11 de septiembre. Desviados de su misión ordinaria por pilotos decididos a todo, los aviones se dirigen hacia el corazón de la gran ciudad, resueltos a abatir los símbolos de un sistema político detestado. Muy pronto: las explosiones, las fachadas que estallan en pedazos, los derrumbes en medio de un estruendo infernal, los sobrevivientes aterrados huyendo cubiertos de escombros. Y los medios transmitiendo la tragedia en directo...

¿Nueva York 2001? No, Santiago de Chile, 11 de septiembre de 1973. Con la complicidad de los Estados Unidos, golpe de estado del general Pinochet contra el socialista Salvador Allende, y bombardeo del palacio presidencial por las fuerzas aéreas. Decenas de muertos y el comienzo de un régimen de terror que duraría quince años...

Más allá de la legítima compasión hacia las inocentes víctimas de los atentados de Nueva York, ¿cómo no convenir que los Estados Unidos no son - no más que ningún otro - un país inocente? ¿Acaso no han participado de acciones políticas violentas, ilegales y a veces clandestinas en América Latina, en África, en Medio Oriente, en Asia...? Cuya consecuencia es una trágica cohorte de muertos, de "desaparecidos", de torturados, de prisioneros, de exiliados...

La actitud de los dirigentes y de los medios occidentales, su apuesta proamericana hoy, no deben ocultarnos la cruel realidad. A lo largo y ancho del mundo, y en particular en los países del Sur, el sentimiento más frecuentemente expresado por la opinión pública ante estos condenables atentados ha sido: "¡Lo que les pasa es muy triste, pero se lo buscaron!"

Para comprender tal reacción, quizá no sea inútil recordar que, durante la "guerra fría" (1948-1989), los Estados Unidos se involucraron en una "cruzada" contra el comunismo. Que por momentos tomó formas de guerra de exterminio: miles de comunistas asesinados en Irán, doscientos mil opositores de izquierda suprimidos en Guatemala, cerca de un millón de comunistas exterminados en Indonesia... 

Las páginas más atroces del Libro negro del imperialismo norteamericano fueron escritas a lo largo de esos años, marcados también por los horrores de la guerra de Vietnam (1962-1975).

Ya entonces se trataba de "el Bien contra el Mal". Pero en aquella época, según Washington, apoyar a los terroristas no era necesariamente inmoral. A través de la CIA, los Estados Unidos preconizaron los atentados en lugares públicos, los desvíos de aviones, los sabotajes y los asesinatos. En Cuba, contra la revolución y su líder Fidel Castro, en Nicaragua contra los sandinistas o en Afganistán contra los soviéticos.

Es allí, en Afganistán, con el apoyo de dos Estados muy poco democráticos, Arabia Saudita y Paquistán, donde Washington impulsó, en los años 1970, la creación de brigadas islamistas reclutadas en el mundo árabe-musulmán y compuestas de lo que los medios llamaron los "freedom fighters", ¡los combatientes por la libertad! Es en esas circunstancias, lo sabemos, que la CIA contrató al ahora célebre Osama Bin Laden.

Desde 1991, los Estados Unidos se instalaron en una posición de hiperpotencia única y marginaron, de hecho, a las Naciones Unidas. Habían prometido instaurar un "nuevo orden internacional" más justo. En nombre del cual condujeron una guerra contra Irak. Pero, en cambio, permanecieron escandalosamente parciales a favor de Israel, en detrimento de los derechos de los palestinos. Además, a pesar de las protestas internacionales, mantuvieron un implacable embargo contra Irak, que no afecta al régimen y mata a miles de inocentes. Todo esto ha ulcerado las opiniones del mundo árabe-musulmán y facilitado la creación de un terreno donde se fortaleció un islamismo radicalmente antiamericano.

Como el Dr. Frankenstein, los Estados Unidos ven ahora a su antigua creación -Osama Bin Laden- levantarse contra ellos, con una violencia demencial. ¡Y se preparan para combatirlo apoyándose en dos Estados -Arabia Saudita y Paquistán- que, desde hace treinta años, han contribuido como nadie a expandir a través del mundo las redes islamistas radicales con métodos necesariamente terroristas!

Viejos ladinos de la guerra fría, los hombres que rodean al presidente George W. Bush no están seguramente tristes por el cariz que toman las cosas. Quizá incluso piensen que se trata de una bendición. Porque, milagrosamente, los atentados del 11 de septiembre les restituyen un aspecto estratégico mayor del que el colapso de la Unión Soviética les había privado durante diez años: un adversario. ¡Por fin! Bajo el nombre de "terrorismo", este adversario designado, todos lo habrán comprendido, es de ahora en adelante el islamismo radical. Todos los excesos temidos pueden ahora producirse. Incluyendo una versión moderna del macartismo que tendría por objetivo a los adversarios de la mundialización. ¿Les gustó el anticomunismo? ¡Adorarán el anti-islamismo!

11 SEPT. ¿CRIMEN Y CASTIGO? NO!. CRIMEN E IMPUNIDAD IMPERIAL. UN RECUENTO. REMEMORANDO LA FECHA.

 Por:  Julio Sergio Alcorta Fernández.

Recientemente se ha conocido que el Congreso de los Estados Unidos, ha abierto las investigaciones sobre los terribles sucesos del 11 de septiembre de 2001 y el involucramiento de Arabia Saudita.

Han transcurrido 15 años en que se ha ocultado deliberadamente episodios inconcebibles para que estos terroristas hayan accionado con tanta impunidad, en una nación que cuenta con las instituciones más poderosas de inteligencia en el mundo.

La Comunidad Internacional, el pueblo de los Estados Unidos y sobre todo los familiares de los más de 3000 víctimas mortales, siguen sin comprender, ni se les ha explicado, cómo fue posible tanta negligencia; ni quiénes fueron los verdaderos culpables.

Es inaudito que 19 elementos, la mayoría ciudadanos de Arabia Saudita, muchos de ellos fichados con anterioridad como sospechosos, entraran en los Estados Unidos, abrieran cuentas bancarias, recibieran clases de aviación en escuelas de ese país, permanecieran meses organizando estos actos; llegaran a los aeropuertos como simples pasajeros, sacaran sus pasajes, secuestraran y desviaran de sus rutas las grandes aeronaves de pasajeros; llegaran a New York, Washington y Pennsylvania, sin que hayan sido detenidos, ni tampoco interceptados de inmediato durante los vuelos.

Más aún cuando los Estados Unidos cuentan con el Comando para la Defensa del Espacio Aéreo Norteamericano , la CODAN (NORAD en inglés), que dispone de procedimientos sumamente estrictos para conocer en muy pocos minutos, cualquier desvío de un avión de su ruta normal, e interceptarlo con los cazas militares que se encuentran en las distintas bases aéreas más cercanas.

Y cuando se trata de aviones Boeing, que se encuentran sobre ciudades como Washington y Nueva York (como es este caso), la fuerza aérea y la CODAN están instruidas de actuar con más velocidad aun, para no poner en peligro las vidas de miles de personas.

Extrañamente, eso no ocurrió. Las reglas y los procedimientos rigurosos dejaron de operar el 11 de septiembre, entre las 8 y las 10 horas, ni siquiera cuando se supo que no era un avión, sino un número desconocido de aviones habían sido desviados.

No es mi pretensión emitir un documento amplio conteniendo todo el intrincado proceder de esta sospechosa y macabra historia, sino plasmar algunos antecedentes obtenidos de publicaciones de la época, que pudieran ir guiándonos  de tal forma que nos permita apreciar la dimensión de este acontecimiento que, según muchos, habría de constituir un cambio trascendente en las relaciones internacionales en las próximas décadas , y específicamente la involucración de Arabia Saudita con el contubernio del gobierno de los Estados Unidos.

Veámoslo a continuación:

LA CONEXIÓN:

Osama Bin Laden es hijo de un emigrante yemení, que se instala en Arabia Saudita donde construye un imperio económico .

Uno de los orgullos del grupo es la empresa constructora más grande del mundo islámico, con oficinas en Londres y Ginebra.

El gran despliegue llega con un encargo que recibe del rey saudí Faisal en 1933, que encarga al padre de Bin Laden restaurar los lugares sagrados de la Meca y Medina.

Pronto comenzaron a invertir en otras empresas a lo largo del mundo, incluido los Estados Unidos. Mantiene importantes relaciones comerciales con:

·    Citygroup, General Electric, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Fremont Group.

(James Mayer, New Yorker, 12-11-2001.  Michael Moss, New York Times 28-10-2001).

Según el New York Times, también poseen parte de Microsoft y el gigante de la industria aeronáutica y militar Boeing.

Han donado 2 millones de dólares a la Universidad de Harvard, 300 mil a la Tufts University, y miles más al Middle East Policy Council, un gabinete estratégico centrado en la política hacia Oriente Próximo y dirigido por un embajador estadounidense en Arabia Saudita, Charles Freeman.

(The Bin Laden business empire. St.Petersburg Time. Sept.23, 1001).

Tan pronto terminó su mandato, el presidente George H. Bush, padre, se  convirtió en un asesor de la empresa Carlyle Group. Entre las inversiones de esa empresa figuraba la familia Bin Laden, que invirtió en ella por lo menos 2 millones de dólares.

(Kurt Eichewald, New York Times, oct.26, 2001).

Entre sus muchas actividades Carlyle Group es una de las principales contratistas del Dpto.de Defensa de Estados Unidos. No fabrican armas, más bien compran empresas del sector militar, las sanean y luego las venden por sumas astronómicas. (www carlylegroup. Com)

La familia Bin Laden tiene amigos y socios norteamericanos con mucha influencia. En 1993 contratan a Philip Griffin, un antiguo cónsul general de los Estados Unidos en Jiddash, para defender sus intereses en Washington.

Por 2 millones de dólares, la familia también se compra un puesto en el Consejo de Directores del Grupo Carlyle. También pertenecen al Grupo :

·         George H.Bush, padre

·         James Baker, exministro de Estado

·         John Mayor, exprimer ministro británico

El presidente del Grupo es Frank Carlucci, antíguo director de la CIA.

LA IMPUNIDAD – LA INDULGENCIA

Un mes antes del fatal 11 de septiembre, Putin, el presidente ruso, ordena a sus servicios de inteligencia que adviertan de forma urgente al gobierno de los Estados Unidos, que hay terroristas que planean ataques a gran escala contra edificios del gobierno estadounidense. Oficiales rusos ponen al tanto a sus colegas de la CIA , y les dicen que hay 25 terroristas capacitados para secuestrar aviones y hacerlos estrellar durante misiones suicidas.

(Entrevista con el presidente Putin, el 15 de septiembre 2001, MS-NBC)

Cinco servicios de inteligencia extranjeros advirtieron a sus homólogos estadounidenses: el ruso, el Egipto, el israelí, el francés y el alemán. El BND, el servicio secreto alemán, le dice literalmente a la CIA en junio de 2001:

·         “Hay terroristas  del Medio Oriente que están planificando secuestrar aviones de pasajeros y utilizarlos para atacar importantes símbolos de los Estados Unidos”.

(Frankfurter Allgemeine Zeitung. Septiembre 14, 2001) (Patrick Tyler, The New York Times, junio 4 de 2002)

El 10 de julio 2001, Kenneth Williams, oficial del FBI, de Phoenix (Arizona), manda un informe al cuartel general. En él escribe que le ha llamado la atención que en su distrito se hayan inscrito un número inusualmente alto de árabes en el curso para pilotos. Pregunta si pudiera ser que eso forma parte de un plan de Bin Laden para secuestrar aviones.

En su respuesta el cuartel general expresó que no hay suficientes indicios como para investigar el asunto con más `profundidad. (Ron Fournier www salón.com Mayo 16, 2002) (Michel Hirsh, Newsweek, Mayo 27, 2002).

El 17 de Agosto de 2001, el servicio de inmigración del Estado de Minnesota, arresta a Zacarias Moussaoui, un marroquí de 33 años, nacido en Francia. El hombre sigue el curso para piloto en la Pan Am. Int. Flight Academy, en Eagan. Algunos docentes advirtieron al FBI de su conducta extraña. A los docentes les dijo que no hacía falta que aprendiera a despegar ni aterrizar, que solo quería saber pilotear el avión en pleno vuelo. Llaman varias veces al FBI.

Finalmente inmigración termina arrestándolo  por no tener la documentación en orden. El agente que dirige la investigación solicita al FBI una orden de registro domiciliario y permiso para investigar el disco duro de la computadora de Zacarías. El Cuartel General contesta que no autoriza el pedido por “falta de pruebas”. Solo después del 11/9, Moussaoui será trasladado de la cárcel de inmigración a una prisión del FBI.

Más tarde salió a la luz que el FBI sí efectúo un registro domiciliario algunas horas después del ataque del 11 de sept, encontrándose documentos que mostraban las relaciones entre Moussaoui y los secuestradores.

(The New York Times, dic.22, 2001. Thomas D.Frank. New York Daily News mayo 17,2002. The International Herald Tribune, junio 7, 2002).

Incluso R.Mueller, el jefe del FBI admitió que si los agentes en Minnesota se les hubiera autorizado hacer las investigaciones, se habrían topado con esas relaciones y probablemente habrían podido prevenir los ataques del 11 /9.

El 5 de julio 2001, el agente Scott Gregory, del Condado de Palm Beach, detiene un auto por exceso de velocidad. Detrás del volante está Mohammed Atta. Le muestra al sheriff el permiso de conducir. El sheriff teclea el hombre en su computadora, pero el sistema no señala como persona buscada. De una forma extraña había desaparecido el hombre del secuestrador Atta de los archivos del sistema informativo.

(Der Spiegel, diciembre de 2001).

En agosto del 2001, Jim Page, de la policía de Arlington, detiene a Hani Hanjour por exceso de velocidad. Hanjou estaba en el avión que chocó contra el Pentágono. La policía lo detiene pero lo deja ir, pues su nombre no está en la computadora. Lo mismo pasó con Ziad Samir Jadrrah,

 el secuestrador que estaba en el avión que cayó en Pennsylvania. En enero 2002 la policía de Maryland hace público un video que muestra como el agente Joshep Catallano, el 9 de septiembre 2001, detiene a Jarrah por manejar a 90 mph. Después de pagar la multa, Jarrah puede seguir su camino a pesar de que su nombre está en la lista de hombres buscados por la CIA.

(CNN, 9 de enero 2002).

A pesar de todas estas sorprendentes deficiencias y absurdos cometidos por la CIA y el FBI, y otros cuerpos de la inteligencia y policiacos, antes del 11 de septiembre, en un lapso de un par de días posteriores al atentado, lo saben todo:

·         Pueden probar los lazos directos entre el supuesto líder de los secuestradores Mohammed Atta y la red Al Qaeda de Bin Laden.

·         Dicen que los secuestradores, antes de llegar a Estados Unidos, ya habían compartido una casa en Alemania.

·         Saben quién entró en los Estados Unidos y donde se quedaron desde el día que entraron al país hasta el 11 de septiembre.

·         Dicen tener pruebas de que Mostafa Mohammed Ahmad, un cuadro de Al Qaeda, transfirió dinero de su cuenta en los Emiratos Ärabes Unidos a la cuenta de Mohammed Atta.

·         Según la CIA y el FBI, los secuestradores recibieron un total de 238 mil dólares.

·         Que los secuestradores fueron entrenados en las bases de Al Qaeda en Afganistan.

(BBC la investigación y las evidencias, octubre 5, 2000) (Der Spiegel, noviembre 26, 2001).

NOTICIAS POSTERIORES AL 11 DE SEPTIEMBRE.

Unas docenas de miembros de la familia Bin Laden residentes en los Estados Unidos, en su mayoría universitarios o alumnos de colegios secundarios privados, estaban en el país cuando se produjeron los atentados.

El New York Times informó que los funcionarios de la embajada saudí, por temor a que pudieran convertirse en blanco de las represalias estadounidenses,  los reunió inmediatamente con el consentimiento del FBI. Según un funcionario saudí , los Bin Laden volaron en un avión privado de Los Angeles a Orlando, luego a Washington y, finalmente a Boston.

En cuanto la Agencia Federal de Aviación permitió los vuelos al extranjero, partieron hacia Europa.

Al parecer, al embajador saudí en Washington, el príncipe Bandar bin Sultan, no le costó mucho convencer a los funcionarios estadounidenses de que entre los Bin Laden no había testigos importantes.

(Jane Mayer, New Yorker, noviembre 12, 2001).

“Temiendo represalias, los familiares de Bin Laden huyeron de Estados Unidos”. La noticia comenzaba asi. Durante los días siguientes, Arabia Saudita supervisó la evacuación inmediata de Estados Unidos de los 24 miembros de la extensa familia de Osama Bin Laden.

(Patrick E. Tyler, New York Times, 30 septiembre 2001).

Según el London Times, la partida de tantos saudies preocupó a los investigadores estadounidenses, pues creían que posiblemente algunos de ellos poseían información sobre los piratas aéreos.

El FBI comenzó a comprobar si alguno de los 186 sospechosos detenidos durante los cinco días posteriores a los atentados, había comprado armas en los meses previos al 11/9. El FBI consultó los archivos de antecedentes de los compradores de armas e inmediatamente averiguó que dos de los sospechosos las habían comprado. En cuanto John Ashcroft, fiscal general de Estados Unidos se enteró, mandó detener la investigación.

(Fox Butterfield, New York Times, diciembre 6, 2001).

Alguien pudiera aclarar, ¿por qué cuando el Congreso de los Estados Unidos dio a conocer su investigación sobre el 9/11, el presidente en aquel entonces, George W. Bush, el hijo, censuró 28 páginas relativas al papel de Arabia Saudita en los atentados?

Hasta aquí he podido relacionar una parte de los hechos que tuvieron conexión con los atentados del 11 de septiembre de 2001, que revela con asombrosa desfachatez, la complicidad y  confabulación de poderosas élites gobernantes y parentela  dentro de los Estados Unidos y otro país muy compenetrado con las políticas conspirativas, guerreristas y corruptas de la familia de los Bush.

Es inexplicable que una tragedia de esa magnitud haya sucedido en esa nación tan poderosa y aún , después de 15 años, los únicos culpables fueron los 19 “locos” que se atrevieron a asaltar los símbolos más exquisitos de la sociedad estadounidense.

Por otro lado, resultó aventurado y vergonzoso, por las graves consecuencias que esto ha traído, que sólo pocos días posteriores a los atentados, los gobernantes de esa nación y la totalidad de los medios, se dedicaron casi exclusivamente a desbarrar maniáticamente, impulsando a la población a un torbellino de inculpaciones falaces que implicaban arrastrarla a GUERRA INFINITAS.

EN CONCLUSION:

1.      Se evidenció claramente que coincidieron tres factores determinantes en la consecución de los hechos del 11 de septiembre: el maridaje expreso entre la monarquía saudita, los parientes millonarios de los Bin Laden y la familia de los Bush.

2.      La forma en que se desenvolvieron las acciones investigativas para detectar a los secuestradores, no tiene paralelo con nada en la historia en esos casos.

3.      Eso solo se comprende, y no hay que ser muy ducho en la materia, vinculándolo a una conspiración bien urdida de los que acostumbran a hacerlo en ese imperio, con la complicidad de las fuerzas oscuras que aparecen claramente en los testimonios publicados. O es que no recordamos el abominable complot en que asesinaron al presidente John F.Kennedy, hace más de 50 años, y aún no se han desclasificado los documentos que pueden aclararlo.

4.      La finalidad bien conocida por la comunidad internacional de estos conspiradores, configuraron la “razón propagandística” que George W. Bush, el hijo, y sus acólitos neoconservadores, urgían para legitimar en el poder,, detonar la guerra permanente y ejecutar los objetivos del PROYECTO PARA EL NUEVO SIGLO AMERICANO.

5.      Por otro lado, pienso, con cierto grado de especulación, que los secuestradores no eran solo individuos fanáticos y lunáticos, sino que constituían una fuerza muy bien entrenada con experiencia en el manejo de naves aéreas grandes de pasajeros. No se concibe otra cosa si nos atenemos a la forma en que maniobraron para estrellarse contra las Torres Gemelas en una ciudad como New York, y especialmente la maestría del piloto que hizo estrellar su nave en el Pentágono.  ESTO NO SE APRENDE EN TAN POCO TIEMPO EN ESCUELAS COMO LAS QUE UTILIZARON EN EL PROPIO ESTADOS UNIDOS.

6.      Es de extrañar que recientemente aparezca en el Congreso de los Estados Unidos , ese proyecto de ley que obliga al gobierno de Estados Unidos a establecer una acusación formal al régimen monárquico de Arabia Saudita, por su participación en los atentados del 11 de septiembre, lo cual puede traer consecuencias graves en las relaciones de Estados Unidos con esa monarquía.

Pensando mal, ¿no será que el gobierno de los Estados Unidos ha llegado a la conclusión de que  la grave situación en esa región, y especialmente en esa monarquía, no garantizará en el corto y mediano plazo, el suministro estable del petróleo a su nación,  sobre todo tomando en cuenta que un tanquero demora alrededor de 45 días en llegar del Golfo Pérsico a las costas de Estados Unidos?

Y esta realidad a la que han llegado sus tanques pensantes, ¿ no estará inclinándolos a asumir la peligrosa aventura de liquidar al gobierno bolivariano de Venezuela, para garantizar sus enormes riquezas petroleras, que por demás, están a 4 ó 5 días de viaje a sus costas en el Golfo de México.?

¿No tendrá esto que ver también, con el Decreto-Ley que firmó el presidente Obama hace un año, declarando a Venezuela una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos, preparando las condiciones para el asalto final a ese país?

La Habana, 25 de mayo de 2016.

JSAF