Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 28 de mayo de 2021

Estado, transición, alienación, extinción ( Parte II y Final)


Por Rafael Alhama Belamaric y Jesús García Brigos  

¿Cómo sería ese proceso de extinción del Estado y de derecho a favor de los servícios sociales? Dimitrijevic, M. (1965) señala en “Odumiranje države i prava u oblasti društvenih službi“, (Extinción del estado i derecho en el campo de los servícios sociales) lo que de forma resumida expongo:

“La extinción del estado socialista como tal a favor de servicios sociales se efectúa escalonadamente, con la trasmisión de las facultades de los órganos estatales hacia aquellos. Este proceso se realiza no sin conflictos, y depende de muchas condiciones y circunstancias. Depende en primer lugar del número y de las facultades hacia diferentes formas organizativas de base. Si esas son mayores, las organizaciones de base serán más autónomas, menos dependientes de los órganos estatales. No se trata de pasar todas las facultades ni atribuciones, no aquellas referidas a las fuerzas de orden, o de gobierno. Si fuera sí, estas organizaciones de base se parecerían cada vez más a los órganos estatales. Si estuvieran presentes en alguna etapa, elementos de gobierno, esto sería sólo una etapa hacia la socialización del gobierno.

Entre las numerosas atribuciones y facultades que se transmiten, se encuentran diferentes derechos de gestión, de gestión financiera y material, distribución del resultado del trabajo, o  realización de diferentes trabajos técnicos especializados. Entre otros:

Los servicios técnicos especializados necesarios para  realizar los servicios sociales, deben disponer de total autonomía, y los órganos estatales no se deben interponer en su trabajo, sólo dar sugerencias y recomendaciones.

La autogestión es forma básica de estas organizaciones, y la gestión puede ser directa o indirecta. La directa con la participación de los representantes de los servicios sociales, y como hay servicios que son de interés social general, también participan representantes de los órganos estatales. Pero la gestión más importante es la indirecta, es decir, en la que participan directamente los trabajadores, en el caso de organizaciones de trabajo, o de los ciudadanos, si se trata de otro tipo de organización.

Facultades para la organización, en cuyo caso el derecho del trabajo y la legislación son fundamentales; los bienes para la realización de las actividades, que el Estado cede en propiedad; facultades financieras; controles internos; relaciones laborales.

Pero es importante no sólo dotar de facultades a las organizaciones autónomas y autogestionadas, que siguen manteniendo funciones de regulación y control de determinadas relaciones y procesos, sino el desarrollo de los órganos estatales y de sus relaciones con las organizaciones que realizan servicios sociales.“ (el subrayado es nuestro)

 Y aquí estaban los mayores problemas a lo largo de décadas. El Estado, literalmente, enterró  a las organizaciones con normas y legislaciones, que aunque se dijo que iban a ser lo más generales posibles, no podían alejarse del detalle y las especificidades. No se puede minorar la importancia de las responsabilidades, y la falta de recursos de todo tipo por igual para todos. En definitiva, falta suficiente de cambio institucional, lo que conlleva a la fragilidad institucional, la que debe apoyar. 

Por su carácter interdisciplinario, el Estado de derecho y gobierno de derecho, se convirtió en campo de no pocos, no sólo de jurístas sino de pensadores de otras disciplinas sociales.

Mientras, la teoría soviética, que inaugura el programa del partido comunista en el XXII Congreso, indica que es necesario prestarle la mayor atención a solucionar las contradicciones a partir del desarrollo alcanzado de la sociedad soviética. Los teóricos soviéticos abrazaron este programa como suyo, y se dieron a la tarea de desarrollarlo.

Lo interesante es que dividen la etapa de transición en dos fases separadas, diferenciándolas por las relaciones sociales y sobre todo de relaciones estatales. Cada fase con su visión del estado (Lepeskin, 1962). La primera era caracterizada como estado de “dictadura del proletariado”, y la segunda, como el “estado del pueblo”. Es decir, el período de dictadura del proletariado “pura”, - lo que abarcaba retrospectivamente desde la década del treinta hasta la década del cincuenta-, momento cuando se convertía en Estado del pueblo, y que para algunos teóricos había durado demasiado. Es decir, ese Estado que no es Estado; ese gobernar clasista que no es gobernar clasista; ese gobierno de clase que no es gobierno de clase de la primera etapa se convertía en “Estado del pueblo”, que era el preámbulo anunciado a finales de los años 30, y ahora con mayor fuerza, de la llegada de la sociedad al comunismo para los años 80.

Así se separa la fase donde supuestamente se establecían las bases y elementos esenciales para la construcción socialista, como son la socialización de la producción, colectivización del campo, eliminación de la clase capitalista y del propietario, con lo que se creaban las bases para que los cambios en la economía provocaran cambios en la estructura clasista de la sociedad. En los años treinta, más del 90% de la población, lo componían obreros, campesinos de los koljoses, y empleados estatales (Teoría del estado y derecho, Academia de Ciencias, Moscú 1962)

Así, sin entrar en los análisis de los resultados provocados, mecánicamente se llegaba a la solución del problema. La fuerza de la dictadura del proletariado, le cede paso a la amplia base social de la dictadura, lo que se posibilita después del XX congreso, en que se abrazan de nuevo las normas leninistas partidistas y del estado.

En resumen, se señalaba, y subrayaba, que la creación de propiedad socialista en la ciudad y el campo, desaparición de la clase explotadora, transformación del campesinado en clase socialista, creación de la inteligencia socialista, transformación de la propia clase obrera, condujo a la constitución de la unidad moral y política de la sociedad soviética. (Teoría del estado y derecho, Academia de Ciencias, Moscú 1962) En esas condiciones la dictadura del proletariado está de más, porque no tiene a quien aplastar, se transforma en estado del pueblo, expresión e interés de todo el pueblo (Teoría del estado y derecho, Academia de Ciencias, Moscú 1962) Y claro, siempre se subrayaba que la definición marxista del estado es irremplazable. Porque por primera vez en la historia se constituye como fenómeno por “encima de las clases, constituyendo el Estado de una sola clase”. (Teoría del estado y derecho, Academia de Ciencias, Moscú 1962)

Es sorprendente y fascinante la falta de profundidad y de desarrollo teórico, precisamente a partir de las experiencias histórico- concretas, y la falta de análisis crítico de experiencias de décadas anteriores.

De hecho, la autogestión obrera, la autogestión económica, la autogestión empresarial, ni eran, ni podían ser, ni podían sostenerse, como se señala muchas veces, si el concepto de autogestión a nivel de sociedad no funcionaba, y no se construía sobre nuevas bases. De eso, ni se habla, y cuando se menciona, no pasa de fórmulas de lo que se siguió o se dejó de seguir, de tal manera que se evalúa y sanciona casi siempre sobre bases del modelo del Estado y del desarrollo concebido en la Unión Soviética, que tenía aún toda la fuerza en la década del 60.

Otro autor destacado de filosofía de la praxis, Predrag Vranicki, al analizar el fenómeno de enajenación, se acerca en el análisis a sus manifestaciones en el socialismo, por lo mismos años de agudización de las contradicciones y de la conocida obra de Meszaros, I. “La teoría de la enajenación en Marx“ (1969). Una oración bastaría citar. Las  alternativas estrategicas socioeconomicas nuevas implica la reconstruccion radical de las relaciones sociales de producción, un “ethos de trabajo“ radicalemente nuevo. motivado por la autoconfirmación en el trabajo como actividad vital positiva del individuo social“ (el subrayado doble es nuestro). Si no hay identificación, autoconfirmación, realización del hombre en el trabajo, sin dudas, hay alienación.

Desde los “Manuscritos económico-filosóficos de 1844“ de Marx, con primera edición en ruso en 1927, el concepto clave es enajenación. y la “superación de la autoenajenación del trabajo“. Y entre los aspectos fundamentales de la enajenación, hay dos particularmente significativos para los planteamientos que a continuación siguen, el de enajenación en el socialismo. Dice Marx, la enajenación “de sí mismo (de su propia actividad)“ su propia actividad productiva“, que “expresa la relación del trabajo con el acto de la producción dentro del propio proceso de trabajo, la relación del trabajador con su propia actividad como actividad extraña que no le proporciona satisfacción en sí y para sí, sino solo mediante el acto de venderla a algún otro“; y “de cada uno de los otros“, o “de los otros hombres“.

Por tanto, puede ser resultado de un determinado tipo de desarrollo histórico de una sociedad, aunque esta sea relativamente nueva, pero con antagonismos estructurales, y también de un nuevo tipo de Estado como parte de esa sociedad en desarrollo, esencialmente contradictorio, y no último, que deberá ser superado en las relaciones políticas de base que permiten organizar la sociedad sobre la base de una reestructuración radical de las relaciones sociales de producción, que no ocurre de la noche a la mañana.

Traigo a cita algunos pasajes del documento “Proceso de autogestión obrera. Rasgos esenciales del proceso yugoslavo de transformación socialista (Rafael Alhama Belamaric, 2017):

“Vranicki parte del concepto de Marx del hombre como ser de la praxis, que realiza su progreso histórico porque se fue alienando,  considera que la enajenación se presenta no sólo como fenómeno necesario sino que “existe como parte de la estructura de la existencia humana de determinadas etapas de desarrollo histórico del hombre”.25 Es decir, insiste en su condición histórica, y que “cada forma de alienación tiene un determino contenido y función”. Es así, que “determinadas formas posibilitaron el desarrollo del hombre como ser polivalente”  26 al eliminar distintas limitaciones que impedían este, pero otras formas, por el contrario, profundizaban la deshumanización del hombre. Vranicki analiza el lado negativo de la enajenación, como fenómeno que actúa “mientras (…) la propia obra del hombre existe como algo ajeno (…) y como tal se le enfrenta como poder sobre él”. 27  (Vranicki, Covjek i historija, (Hombre e historia) V. Maslesa, Sarajevo. 1966), (el subrayado es del autor).

Subraya: “Por lo tanto, considera como una tarea básica del socialismo, la superación y eliminación de la enajenación. Y se pregunta, si en el socialismo, con la enajenación como “problema central”, “existen formas progresivas de alienación”, y si es así, “¿son formas que se deben eliminar, o sólo superar las deformaciones de esta, mientras las formas progresivas en el socialismo persistirían?”.28 (ídem) (el subrayado es del autor)

“Esta problemática  alrededor de enajenación “positiva” y negativa tuvo bastante espacio, tratando de argumentar más que una idea o concepto de Marx, que no existe, acerca de la enajenación positiva, cuando de lo que se trata es de la distinción de Marx entre objetivación (o actividad del hombre en el mundo como actividad propia), y la enajenación, (que ese propio mundo como producto de la propia actividad del hombre y como proceso histórico se aísla y se le enfrenta como algo ajeno), para justificar una situación de la realidad que seguía teniendo el sello de la enajenación, a pesar del cambio del modo de producción y las nuevas relaciones sociales existentes“.

“Este de ningún modo es un tema menor, y tiene mucha importancia hoy día, cuando de todas partes, en un mundo globalizado, llegan propuestas y formulas positivistas sobre el desarrollo humano, visto en términos prácticos de conocimientos, capacidades, habilidades y destrezas, fragmentando al sujeto una vez más, y sometiéndolo a nuevos y más sofisticados métodos y vías de enajenación“. (ídem)

“Así, otro autor, Dimitrije Sergejev, sociólogo, que se ocupó de la enajenación, afirma que Marx mostró que la enajenación muestra al mismo tiempo un lado positivo y uno negativo, y escribe, ya a mediados de la década del 80: “todo proceso de desarrollo humano es mediado por la alineación”, que “la realidad humana entera (…) lleva el sello de la enajenación”, que “el Estado, derecho, moral, religión, arte, filosofía, conocimiento (…) son enajenación de la actividad humana”, y que en la forma de enajenación se puede crear un contenido verdaderamente humano”. 29 Sobran en este caso los comentarios, más que se trata de justificar con citas de Marx“. 29 D.Sergejev, Otudeni covjek, Teorija alijenacije u tradiciji i suvremenoj misli, Zagreb, 1986, str.49-52  (traducido por el autor, D. Sergejev, El hombre enajenado, La teoría de la alienación en el pensamiento tradicional y actual, Zagreb, 1986, pp. 40-52 en Mislav Kukoc, Kritika eshatologijskog uma. Problem otudenja i hrvatske filozofije prakse”, Zagreb, 1998  (traducción del autor, Crítica de la mentalidad escatológica. El problema de la enajenación y la filosofía croata de la praxis , Zagreb, 1998, pp. 138-139

“Todo parte de una mala interpretación, consciente o inconsciente, de la concepción de Marx acerca de la distinción entre enajenación y la objetivación; esta última como la actividad mediante la cual el hombre produce objetos, como la exteriorización de sí mismo, es decir, los humaniza, humaniza la naturaleza y así va creando su mundo material. Y la enajenación, que en ese propio mundo como producto de la actividad humana objetivada a lo largo del proceso histórico, se separa de él y se le enfrenta como algo ajeno.

“Y a esto, estos autores quieren dar una explicación como “enajenación positiva”. Evidentemente, la cuestión radica, en la concepción del trabajo, y la explicación del trabajo como forma negativa de autoactividad, condicionado históricamente como enajenación, independientemente de la objetivación. Esta separación entre enajenación, objetivación y exteriorización, a diferencia de Hegel, y en correspondencia con Marx, se encuentra en Bloch, E. y Lukacs,G. desde las décadas anteriores, autores en permanente diálogo y colaboración con los filósofos de la praxis, la revista Práxis, y la Escuela de verano de Korcula, además de Fromm, Goldmann, Habermas, Lefebvre, Marcuse, entre otros“.

“Pero el tema de enajenación en el socialismo, lleva a otros temas teóricos del socialismo, empezando por el de ¿qué es el socialismo?, pero tratando, evidentemente de salirse de la terminología canonizada por Stalin“.

“Así P. Vranicki escribe: “Todo lo que puede parecer extraño, el hecho de que el socialismo hasta hoy día entre los marxistas, para no hablar de otros, ha quedado como una pregunta de discusión con intentos de todo tipo de respuestas contrapuestas. Las divergencias son muy significativas, a veces hasta de principios”. 30 P. Vranicki, Historija marksizma, Naprijed, Zagreb, 1961, str.119.122 (traducido por el autor: P. Vranicki, Historia del marxismo, Naprijed, Zagreb, 1961,

“Presenta cuatro diferentes comprensiones marxistas del socialismo: como período de transición al comunismo; como formación socio-económica; como primera fase del comunismo; como dictadura del proletariado. Presentará la suya propia, ecléctica, que tendrá de las otras, excepto la segunda propuesta, que la niega de plano con la misma fuerza que defiende las demás“.

“Sin entrar en detalles, que no es el objetivo, hay que subrayar algunas cuestiones. El autor considera que el socialismo primario, debe, entre otros, contener “formas, raíces, momentos, de la nueva sociedad comunista”, 31 que se deben crear como conditio sine qua non en el socialismo para que éste en definitiva sea socialismo. Y como para él, las formas elementales de enajenación están en lo económico, lo político y lo ideológico, el sentido del cambio revolucionario del capitalismo en comunismo, solo puede ser alcanzado si el socialismo alcanza su credibilidad y legitimidad, a través de la abolición de la alienación en todas sus formas, empezando por los mencionados. Y esto, se puede alcanzar primero, mediante la sociabilización de los medios de producción, con lo cual se elimina la enajenación económica“. (ídem) (el subrayado es del autor)

“Pero en esta sociedad en transformaciones, va a distinguir entre sociedad civil, donde el hombre está enajenado en todos los sentidos, y las “fuerzas revolucionarias”, que supuestamente están por encima de esta situación, y tienen la misión de liberar al hombre de la enajenación. Por esto, hay que cuestionar quienes serían y cómo se llevaría a cabo  la “desajenación económica, política e ideológica, si se separa al “trabajador” de la sociedad civil de la actividad política, concepción que llega hasta nuestros días“.

Y con la propiedad social sobre los medios, se amplía la gestión social de la distribución, lo que significa “la extinción del estado”, y con ello la enajenación política. Diría yo, en parte, aunque una parte importante. De esta manera, empezado el amplio desarrollo de la autogestión social no solo en la esfera económica como la elemental, sino en todos los demás sectores de la vida de la sociedad, implica la extinción de la enajenación ideológica. En resumen, dice Vranicki, “el socialismo deber ser el proceso de extinción de la enajenación”. 32 (ídem) (el subrayado es nuestro)

“Este va a ser el motivo de sus posteriores trabajos, y no es difícil comprender el porqué. Son ideas que van a acompañar el proceso de transformaciones en las décadas del 60 y 70, desde la concepción de Vranciki de que el socialismo no es un salto místico de una sociedad alienada a una desalienada. Y la burocratización de la sociedad  socialista, en este caso, la yugoslava, era un ejemplo de la enajenación política, que no dejaba avanzar, o sometía a la sociedad a su propio ritmo e intereses creados. “El burocratismo es un fenómeno permanente que acompaña al socialismo”, y existe “la tendencia de ir creando nuevas formas de alienación”.

“Otra cuestión, que trajo no pocas discusiones y debates, es la postura de Vranicki acerca de la alienación política, que tenía un alto contenido moral e ideológico, considerando que las fuerzas socialistas podían utilizar el  poder para suprimir a este propio poder. Mientras, las fuerzas principales las veía sobre todo en el trabajador, pero proponiendo una relación de exclusión entre fuerzas políticas y la sociedad civil.“

Pero hay que destacar que el autor expone y analiza una serie de dogmas establecidos desde la sociología y la economía que las dominaban: desde la economía vulgar, el subjetivismo en la práctica política, pasando por la tesis del “socialismo construido” caracterizado por la dominación del Estado y del poder estatal, y la burocratización del partido y el culto a la personalidad que hacían imposible la extinción del estado y la autogestión.

“Pero en cuanto a la concepción del socialismo, Gajo Petrovic polemiza con Vranicki, y es quizás la polémica más importante entre los filósofos de la praxis de los años 60. Primero con el texto de 1964 “Filosofía y política en el socialismo”, luego en “Filosofía y socialismo” de 1965, i más tarde “Filosofía y revolución” de 1973“.

“No está de acuerdo con el socialismo “como primera fase del comunismo” que considera una canonización de Stalin, que vendría después de una fase de transición de “dictadura del proletariado”, adoptado también por Stalin y llevado a sus últimas consecuencias lo primero sin lo segundo. Esta, dice Petrovic, es una construcción teórica muy peligrosa, que ha sido empleada con objetivos antisocialístas. Petrovic va a considerar socialismo como una fase tardía, más compleja con relación al comunismo.“

“Considera que es una interpretación errónea de las teorías de Marx y lo que este dice en la “Crítica al programa de Gotha”, diciendo que Marx nunca nombró socialismo como primera fase del comunismo.33 Para este autor, el período de transición es el período a su vez de socialismo, comunismo y dictadura del proletariado, y éste es en tanto es en aquella medida en que va creando una sociedad socialista (humanizada)”. 34

33,34 G. Petrovic, Filosofija i marksizam, Naprijed, Zagreb, 1976, str. 141-142 (traducido por le autor: G. Petrovic, Filosofía y marxismo, Naprijed, Zagreb, 1976,

“Esto no lo lleva mucho más allá, ni siquiera argumenta con escritos del joven Marx, pero la necesidad de la dictadura del proletariado en una fase inicial, a la vez que es el inicio del proceso de construcción del socialismo-comunismo, queda falto de análisis en cuanto a cómo es posible compaginar esto con una sociedad humanizada“.

“Hay que recordar que para Marx la emancipación del proletariado es posible solo si se emancipan todas las demás esferas de la sociedad. En lugar de “Socialismo de Estado” de Vranicki, Petrovic emplea el término “Socialismo burocrático” en un texto tardío “Pensamiento de la Revolución” de 1980“.

 “Lo considera contradictio in adjecto, desde el punto de vista teórico y práctico imposible, porque el socialismo como sociedad liberada de personalidades libres esta desconectado con el burocratismo como principio de la dictadura del aparato administrativo que gobierna. No es necesario más explicaciones, dado el año de publicación del texto, y lo que ocurría precisamente al término de la década de los años 70 en Yugoslavia“. 

Toda experiencia, más una como esta que duró cuarenta años, tiene lecciones para aprehender y aprender. Lo que no cabe dudas es que las formas autogestionadas, bajo diferentes denominaciones y formas organizativas y de gestión, deberían adaptarse de acuerdo a las especificidades, desde la empresa hasta la comunidad y el municipio, y ser tenidas en cuenta como parte de las acciones de gobernar.

De la misma manera, habría que hacerse la pregunta si no es el “gobierno de los comunes de la Nobel E. Ostrom, otro de los caminos a seguir, o algunos elementos a tener en cuenta.  En todo caso, las “instituciones autoorganizadas y autogestionadas de acción colectiva”, se impondrán en el futuro cercano. Su problema de cómo incrementar las capacidades de los participantes para cambiar las reglas coercitivas del juego a fin de alcanzar determinados resultados óptimos o beneficios para los grupos poblacionales inmersos en la toma activa de decisiones, acciones cooperativas para situaciones de degradación del ambiente y explotación de recursos naturales de uso común, donde más desarrolló sus trabajos durante décadas, son enteramente válidos.

Sugiere que hay que llegar a soluciones alternativas a las planteadas por los teóricos del Estado o de la privatización, pues estas soluciones no son las únicas vías para resolver los problemas a los que se enfrentan quienes se apropian de recursos de uso común. La autora propone un camino donde es posible establecer contratos vinculantes entre todos los jugadores y que los obliga a "cumplir de manera infalible" con los acuerdos iniciales y con estrategias de cooperación formadas por ellos mismos. Es necesario, entonces, contar con una estructura institucional que permita la repartición equitativa de los niveles de rendimiento y los costos de la explotación de los recursos de uso común. Esto lleva a ejecución autofinanciada del contrato que permite a los contratantes tener un mayor control sobre las decisiones de uso y apropiación del recurso. Son situaciones en que los participantes, interdependientes, se organizan y gobiernan a sí mismos, sin las estructuras burocráticas superpuestas.

 

Bibliografía

Alhama, R.B.(2017): “Proceso de autogestión obrera. Rasgos esenciales del proceso yugoslavo de transformación socialista”, www.nodo50.org>Cuba Siglo XXI) https://www.nodo50.org/cubasigloXXI/proceso-de-autogestion-obrera-rasgos-esenciales/

SOCIEDADPOLÍTICAESTADOGOBIERNO. POR RAFAEL ALHAMA BELAMARIC. 

https://cubayeconomia.blogspot.com/2021/04/sociedad-politica-estado-gobierno.html

https://cubabuestra5eu.wordpress.com › 2021/04/10 › h...Habana Insider

Engels F. (1963): “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”. En Marx C, Engels F. Obras Escogidas en tres tomos. T III. La Habana: Editora. Política;

Marx, C. y Engels, F. (1966): “La ideología alemana”, Editora Política, La Habana.

Meszaros, I. (2005 : “La teoría de la enajenación en Marx“, Ciencias Sociales, La Habana

Vranicki, P. (1961): “Historija marksizma”, Naprijed, Zagreb, (traducción por el autor: P. Vranicki, “Historia del marxismo”, Naprijed, Zagreb,

 Estado, transición, alienación, extinción ( Parte I) 

 https://cubayeconomia.blogspot.com/2021/05/estado-transicion-alienacion-extincion.html

VisionEs: ¿Cuándo darán resultado las nuevas medidas para estimular la ganadería en Cuba? (VIDEO)

 

VisionEs: ¿Cuándo darán resultado las nuevas medidas para estimular la ganadería en Cuba?

La inminente posibilidad de que los propietarios de ganado vendan leche y carne de res de forma liberada ha generado expectativas entre los cubanos. VisionEs se acerca al tema y a otros tópicos de interés como las nuevas cepas de SARS-CoV-2 que circulan en Sancti Spíritus y la historia de Cofradía, que acaba de conquistar un Premio Cubadisco

Medios predicen cárcel para Trump en EEUU



El expresidente Donald Trump pudiera seguir los pasos del mafioso estadounidense John Gotti y pasar el resto de su vida en la cárcel, valora hoy un análisis en el diario The Hill.

El mafioso Gotti era conocido como el ‘Don de Teflón’ porque fue absuelto muchas veces de los cargos de crimen organizado. Nadie podía tocarlo, hasta que lo hicieron. Pasó el resto de su vida en la cárcel, indicó James D. Zirin, ex fiscal federal estadounidense.

‘El presidente Trump puede ser la ‘celebridad de teflón’. Se declaró en bancarrota seis veces en Atlantic City y salió indemne, mientras que sus acreedores se quedaron retorcidos, sostuvo el abogado.

Al analizar las pruebas de obstrucción a la justicia en la investigación sobre Rusia, el fiscal general William Barr dictaminó que Trump era inmune a la acusación, amplíó Zirin.

El Tribunal Supremo finalmente dictaminó que Trump no era inmune a una citación del gran jurado estatal, emitida por el fiscal del distrito de Nueva York, Cyrus Vance, pero retrasó su decisión hasta que el exmandatario dejó prácticamente su cargo.

Hasta ahora, Trump ha sido inmune, pero puede que no lo sea por mucho tiempo, aseguró el letrado.

En ese sentido, señaló, el representante Eric Swalwell (demócrata de California) presentó una demanda civil multimillonaria contra Trump, en virtud de la Ley del Ku Klux Klan, a raíz de los estragos que causaron las turbas sus partidarios en el Capitolio el 6 de enero.

Zirin abordó otras controversias que tocaron al magnate neoyorquino incluida su posible culpabilidad en alentar el asalto al Capitolio el 6 de enero por una turba de seguidores.

Añadió que al rechazar las reclamaciones de Trump de inmunidad general, cuando Vance citó sus declaraciones de impuestos anteriores a la presidencia, el mandatario también afirmó que era inmune.

El presidente del Tribunal Supremo, Roberts, escribió para la Corte: ‘Ningún ciudadano, ni siquiera el presidente, está categóricamente por encima del deber común de presentar pruebas cuando se le cita en un proceso penal’, precisó.

En resumen, puntualizó Zirin, ¿es el presidente inmune a la responsabilidad civil por avivar las llamas de la insurrección? Los jueces no están de acuerdo con esto, concluyó. El expresidente Donald Trump pudiera seguir los pasos del mafioso estadounidense John Gotti y pasar el resto de su vida en la cárcel, valora hoy un análisis en el diario The Hill.

Sobre el asunto, la convocatoria esta semana de un gran jurado para investigar presuntos delitos penales del expresidente abrió interrogantes sobre si será objeto de acusaciones que lo lleven a la cárcel.

Según el diario The Washington Post, el fiscal del distrito de Manhattan (Nueva York), Cyrus Vance Jr, podría tener pruebas de un delito, sino del expresidente, sí de alguien cercano a él o de su empresa.

La exportación de productos agrícolas no es un obstáculo para el mercado interno (+Video)

 Con los cambios económicos, sobre todo con las transformaciones dentro de la empresa estatal socialista, exportar se reafirma como una oportunidad para multiplicar los beneficios

Mientras el carbón vegetal sigue siendo el líder, el sector agrícola incursiona en otros productos potenciales. Foto: Ortelio González Martínez

Fomentar la exportación de productos agrícolas no es, como a veces podríamos pensar –teniendo en cuenta la poca presencia de muchos de estos en las tarimas del país–, un obstáculo para el mercado interno o el bienestar de la mesa familiar. Con los cambios económicos, sobre todo con las transformaciones dentro de la empresa estatal socialista, exportar se reafirma como una oportunidad para multiplicar los beneficios.

Las empresas necesitan ingresos en divisas, porque la compra de fertilizantes, medios de producción y muchos otros insumos imprescindibles requiere el respaldo de moneda libremente convertible (MLC).

De acuerdo con Juan Carlos Anzardo Ávila, jefe de Hortalizas y Cultivos Protegidos del Grupo Agrícola (GAG), del Ministerio de la Agricultura (Minag), el país apuesta cada vez más al posicionamiento de los productos cubanos en el mercado internacional y a hacer crecer la variedad de rubros que hoy se exporta, a pesar de los obstáculos que impone el bloqueo económico estadounidense contra Cuba, como en el acceso a la transportación y a los créditos.

«Aun así, continuamos abriéndonos paso en destinos como Europa y Canadá, y mientras el carbón vegetal sigue siendo el líder, el sector agrícola incursiona en otros productos potenciales, una muestra es el chile habanero», explicó el directivo.

Agregó que desarrollar las producciones de la piña md2, hasta llegar a las 2 000 hectáreas, es una de las metas, aunque el desafío es constante, pues esta especie es más sensible a las plagas y enfermedades que otras variedades de la llamada reina de las frutas.

«Igualmente exportamos jengibre, boniato de masa naranja y berenjena, además de cúrcuma. Todavía estos volúmenes son pequeños, pero existe un programa de desarrollo para incrementarlos», añadió.

Otros caminos toman las empresas y productores de la agricultura para hacer crecer su capacidad de liquidez. La venta online, resaltó, constituye una alternativa que no debe menospreciarse y que, incluso, aporta casi tantas ventajas como la exportación. Recordó que mediante las tiendas en MLC, el productor se queda con el 100 % de la liquidez.

Cuba es reconocida, además, por su excelente tabaco, otro de sus rubros de exportación agrícola tradicional, que ingresa vitales divisas para la economía nacional.

SECTOR NO ESTATAL: UN RETO

El acompañamiento del Estado a las formas de gestión no estatal, en la actividad de comercio exterior, también es fundamental. De acuerdo con una información del Minag en su sitio web, 20 empresas funcionan como exportadoras e importadoras, luego de que se aprobara la propuesta de brindar estos servicios a las formas de gestión no estatal.

Entre las que ya han exportado se encuentran Ceballos, Cítricos Caribe, Frutas Selectas y Victoria de Girón. En tanto, 2 057 cooperativas poseen cuentas bancarias e intereses.

No obstante –alertó en una ocasión Vivian Herrera Cid, directora de Comercio Exterior del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera–, exportar no es cosa sencilla.

Se trata de procedimientos que las formas de gestión no estatal frecuentemente desconocen, o no dominan en su totalidad, por eso requieren de las empresas del comercio exterior, que sí tienen la experiencia para viabilizar los procesos, e incluso, abaratar los costos de las operaciones, observar que se cumplan los requisitos técnicos y las normas internacionales, y conducir las negociaciones para que ese producto exportable pueda colocarse en un mercado, donde va a estar compitiendo con otras marcas reconocidas mundialmente.

https://www.youtube.com/watch?v=hW36CsBtD7U&t=3s



Control de precios: ¿Una asignatura complicada? (+Fotos y Video)

 Por: Abel Padrón Padilla, Karina Rodríguez Martínez, Cubadebate

Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Sin dudarlo ni un minuto, Justa López Díaz salió corriendo para un puesto de productos agrícolas gestionado por un trabajador por cuenta propia. Un amigo le comentó que habían sacado piñas a 15 CUP “tengo un enfermo en la casa y necesitaba la fruta, pero cuando llegué las que habían eran pequeñas y a 20 CUP”.

Dos días después, Justa estaba comprando en el mismo lugar, ubicado en el municipio Marianao, cuando un grupo de la Dirección Integral de Supervisión y Control (DISC) de La Habana realizaba una visita sorpresiva. En esta ocasión, necesita comprar cebollas “a 28 pesos no se las voy a pagar, si los inspectores dicen que esta variedad es a 15 CUP la libra, a ese precio entonces”.

Esta guardia de seguridad que cuida a su padre enfermo, igual que el resto de los clientes que se acumularon frente el puesto, fueron beneficiados por la rectificación de los precios de los productos agrícolas realizada por la DISC “La población agradece la venta forzosa y la corrección de los montos, y aprovechan para adquirir las mercancías al precio justo”, señaló Nosleydin Godínez Wilson, inspectora de la DISC.

El precio de la cebolla no era la única violación que tenía este trabajador por cuenta propia. “El plátano burro y el pepino son productos que no se encontraban en la pizarra de precios, además la guayaba estaba a 10 CUP la libra, cuando debe comercializarse a 7 pesos. La calidad de la fruta era pésima, por lo que debía de tener descuento”, advirtió Katiuska Alfonso Orozco, inspectora de la dirección Estatal de Comercio.

Este trabajador por cuenta propia estaba violando el Decreto 30 del Consejo de Ministro sobre las “Contravenciones personales por violaciones de la política de precios y tarifas”.  Lo novedoso del Decreto es que actualiza las cuantías de las contravenciones, poniéndolas a tono con las realidades actuales: las multas oscilan entre 2 500 y 15 000 pesos.

A pocos metros, un carretillero exhibía sus productos: ají, cebolla, limones y escondido en una bolsa unos paquetes con frijoles negros. Un cliente se le acercó a comprar unos limones  “a cuanto el vasito,  preguntó.  La respuesta, 70 CUP”. Luis Enrique Isaac Vázquez, inspector de la DISC dijo que este trabajador por cuenta propia  también estaba incumpliendo con el Decreto 30 artículo, esta vez en su artículo 7 inciso B “por lo que fue notificado por una con una multa de 8 000 pesos”.

La cebolla, el ajo, y el ají, al igual que el limón -señaló Isaac Vázquez-  deben venderse por libras, no por vasos  al precio que está estipulada su comercialización.

Natalia María Vivanco Rodríguez, jefa del departamento de Multa de La Habana dijo en una entrevista a Cubadebate que las principales infracciones del Decreto 30 están relacionadas con las violaciones de precios y tarifas que están comprendidas en el artículo 7, y en el caso de la venta mayorista, lo referido en el artículo 9.

De acuerdo con lo establecido en el Decreto, el artículo 7 incluye como violaciones:

  • No exponer al público la tablilla, carta o menú con los precios de los productos a servicios que se ofertan. En este caso las multas oscilan entre 5 000 pesos a 7 000 pesos, además del cumplimiento inmediato de lo establecido.
  • Cobrar por productos o servicios precios o tarifas superiores a los aprobados. La sanción es de 8 000 pesos a 10 000 pesos y la obligación de realizar las modificaciones de precios correspondientes.

“Al cierre del mes de marzo del 2021, se habían impuesto 2528 multas, de ellas un 49 % habían sido cobradas, a este por ciento se le adiciona el tratamiento mediante los convenios que acumula un 13%. En total se tendría un 68% de cobro”, puntualizó la Vivanco Rodríguez.

El mayor impositor de la multas –destacó- es la Dirección de Inspección y Control con un 77%, aunque no son los únicos. También están facultados la Policía Nacional Revolucionaria, las direcciones municipales y provincial de Finanzas y Precios y la Dirección de Control Estatal de Comercio.

El pago de las multas se efectúa dentro de los treinta días naturales siguientes a su imposición. Transcurrido el referido plazo sin efectuarse el pago, el importe de la multa se duplica.

“Hay una amplia labor de gestión en los gobiernos locales y de las oficinas de control y cobro de multas para evitar que a las personas se le duplique el importe. Estas personas son visitadas, se les convida a pagar la sanción y se le informa que a los 30 días el decreto estable la formalización del expediente para dar inicio a un proceso penal”, refirió la jefa del departamento de Multa de La Habana.

Abel Padrón Padilla/Cubadebate

Abel Padrón Padilla/Cubadebate

Venta forzosa. Abel Padrón Padilla/Cubadebate

Cuando el árbol se endereza

Panaderia-Dulcería Pinos Pan. Abel Padrón Padilla/Cubadebate

Hace más de dos meses, Cubadebate junto con  la DISC de La Habana visitó la Panadería-Dulcería Pinos Pan, ubicada en el municipio de Arroyo Naranjo. En aquella ocasión, fueron detectadas violaciones de normas en el pan de 100 gramos y la tortica de 25 gramos, graves problemas de higiene, así como producciones que no tenía respaldo.

Al entrar nuevamente en el establecimiento nos percatamos que el cambio de admnistración había dado buenos frutos. “A partir de la reinspección realizada a la panadería constatamos que  se ha mejora en la higiene, así como en la calidad de las producciones. Al realizarse un muestreo al pan de 80 gramos se pudo comprobar que para una producción de 1544 unidades se encontraban dentro del rango establecido”, informó Nosleydin Godínez Wilson, inspectora de la DISC.

Panaderia-Dulcería Pinos Pan. Abel Padrón Padilla/Cubadebate

Panaderia-Dulcería Pinos Pan. Abel Padrón Padilla/Cubadebate

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En video, ¿Qué pasa cuando se violan los precios?

Los cambios para las unidades empresariales y la polémica sobre las OSDE (+ Podcast)

 Por: Lissett Izquierdo Ferrer, Ariel González Calzado



Diseño: Rogelio Carmenate/ Cubadebate.

La Gaceta Oficial dio a conocer el 7 de mayo último un paquete de normas jurídicas que implementan las 15 medidas esperadas desde el año anterior en el sistema empresarial. Hoy en El podcast de Cubadebate nos centramos en la arista quizás menos abordada, las UEB y los profundos cambios que implican las nuevas decisiones.

Para hablar del tema nos acompaña en los estudios de Nexos Radio de la Facultad de Comunicación, Dania Loraine Fuentes, jefa del grupo de Movimientos Organizativos y Objetos Sociales del Ministerio de Economía y Planificación.

El tema de la distribución de utilidades a los trabajadores, ahora sin límites, acapara la atención de la mayoría, sin embargo hay asuntos menos tratados que definen el rumbo de las UEB, ahí donde se produce directamente y se generan las ganancias que todos esperan repartir. Sobre cuáles son los cambios para esas estructuras y los nuevos conceptos como la empresa filial y las UEB “autorizadas”, habla la joven especialista.

También aclara cómo se desarrollan estos movimientos estructurales y quién decide que una UEB se convierta en empresa independiente, en una filial o que asuma el calificativo de “autorizada”.

Interrogada sobre las disímiles inquietudes que suscitó en Cubadebate el tema de las OSDE, la jefa del grupo de Movimientos Organizativos y Objetos Sociales del MEP habla de los orígenes de esas estructuras.

“El intento de separar las funciones empresariales de las estatales contribuyó a la creación de estas estructuras empresariales que debían concentrarse en dirigir y organizar a sus empresas integradas. En el camino no nos salió del todo bien, y muchas se constituyeron a partir de criterios administrativos que pretendían agrupar empresas que tuvieran similitudes en las actividades que realizaban. En ese sentido, la OSDE pierde la esencia de ser un ente que promueva la gestión”.

“Sin embargo, ello no significa que todas las OSDE no sean necesarias”.

Sobre esas estructuras, “que en ocasiones lastran la autonomía de las empresas, convirtiéndose en un ente administrativo que pide constantemente información”, Fuentes adelanta que en la actualidad se revisa el tema de manera integral, sobre todo de cara a la Ley de Empresa prevista para el próximo año.

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García Márquez: La primera noche del bloqueo

Aquella noche, la primera del bloqueo, en Cuba casi todo lo que había eran productos de Estados Unidos. Al parecer, habría de pasar un cierto tiempo antes de que la mayoría de los cubanos se diera cuenta de lo que significaría en su vida esa política



Gabriel García Márquez. Foto: Ricardo López Hevia

Aquella noche, la primera del bloqueo, había en Cuba unos 482 560 automóviles, 343 300 refrigeradores, 549 700 receptores de radio, 303 500 televisores, 352 900 planchas eléctricas, 286 400 ventiladores, 41 800 lavadoras automáticas, 3 510 000 relojes de pulsera, 63 locomotoras y 12 barcos mercantes. Todo eso, salvo los relojes de pulso que eran suizos, había sido hecho en los Estados Unidos.

Al parecer, había de pasar un cierto tiempo antes de que la mayoría de los cubanos se dieran cuenta de lo que significaban en su vida aquellos números mortales. Desde el punto de vista de la producción, Cuba se encontró de pronto con que no era un país distinto, sino una península comercial de los Estados Unidos. Además de que la industria del azúcar y el tabaco dependían por completo de los consorcios yanquis, todo lo que se consumía en la Isla era fabricado por los Estados Unidos, ya fuera en su propio territorio o en el territorio mismo de Cuba. La Habana y dos o tres ciudades más del interior daban la impresión de la felicidad de la abundancia, pero en realidad no había nada que no fuera ajeno, desde los cepillos de dientes hasta los hoteles de veinte pisos de vidrio del Malecón.

Cuba importaba de los Estados Unidos casi 30 000 artículos útiles e inútiles pera la vida cotidiana. Inclusive los mejores clientes de aquel mercado de ilusiones eran los mismos turistas que llegaban en el Ferry boat de West Palm Beach y por el Sea Train de Nueva Orleáns, pues también ellos preferían comprar sin impuestos los artículos importados de su propia tierra. Las papayas criollas, que fueron descubiertas en Cuba por Cristóbal Colón desde su primer viaje, se vendían en las tiendas refrigeradas con la etiqueta amarilla de los cultivadores de las Bahamas. Los huevos artificiales que las amas de casa despreciaban por su yema lánguida y su sabor de farmacia tenían impreso en la cáscara el sello de fábrica de los granjeros de Carolina del Norte, pero algunos bodegueros avispados los lavaban con disolvente y los embadurnaban de caca de gallina para venderlos más caros como si fueran criollos.

No había un sector del consumo que no fuera dependiente de los Estados Unidos. Las pocas fábricas de artículos fáciles que habían sido instaladas en Cuba para servirse de la mano de obra barata estaban montadas con maquinaria de segunda mano que ya había pasado de moda en su país de origen. Los técnicos mejor calificados eran norteamericanos, y la mayoría de los escasos técnicos cubanos cedieron a las ofertas luminosas de sus patrones extranjeros y se fueron con ellos para los Estados Unidos. Tampoco había depósitos de repuestos, pues la industria ilusoria de Cuba reposaba sobre la base de que sus repuestos estaban sólo a 90 millas, bastaba con una llamada telefónica para que la pieza más difícil llegara en el próximo avión sin gravámenes ni demoras de aduana.

A pesar de semejante estado de dependencia, los habitantes de las ciudades continuaban gastando sin medida cuando ya el bloqueo era una realidad brutal. Inclusive muchos cubanos que estaban dispuestos a morir por la Revolución, y algunos sin duda que de veras murieron por ella, seguían consumiendo con un alborozo infantil. Más aún: las primeras medidas de la Revolución habían aumentado de inmediato el poder de compra de las clases más pobres, y éstas no tenían entonces otra noción de la felicidad que el placer simple de consumir. Muchos sueños aplazados durante media vida y aun durante vidas enteras se realizaban de pronto. Sólo que las cosas que se agotaban en el mercado no eran repuestas de inmediato, y algunas no serían repuestas en muchos años, de modo que los almacenes deslumbrantes del mes anterior se quedaban sin remedio en los puros huesos.

Cuba fue por aquellos años iniciales el reino de la improvisación y el desorden. A falta de una nueva moral  –que aún habrá de tardar mucho tiempo para formarse en la conciencia de la población–el machismo Caribe había encontrado una razón de ser en aquel estado general de emergencia.

El sentimiento nacional estaba tan alborotado con aquel ventarrón incontenible de novedad y autonomía, y al mismo tiempo las amenazas de la reacción herida eran tan verdaderas e inminentes, que mucha gente confundía una cosa con la otra y parecía pensar que hasta la escasez de leche podía resolverse a tiros. La impresión de pachanga fenomenal que suscitaba la Cuba de aquella época entre los visitantes extranjeros tenía un fundamento verídico en la realidad y en el espíritu de los cubanos, pero era una embriaguez inocente al borde del desastre.

En efecto, yo había regresado a La Habana por segunda vez a principios de 1961, en mi condición de corresponsal errátil de Prensa Latina, y lo primero que me llamó la atención fue que el aspecto visible del país habla cambiado muy poco, pero que en cambio la tensión social empezaba a ser insostenible. Había volado desde Santiago hasta La Habana en una espléndida tarde de marzo, observando por la ventanilla los campos milagrosos de aquella patria sin ríos, las aldeas polvorientas, las ensenadas ocultas, y a todo lo largo del trayecto había percibido señales de guerra. Grandes cruces rojas dentro de círculos blancos habían sido pintadas en los techos de los hospitales para ponerlos a salvo de bombardeos previsibles. También en las escuelas, los templos y los asilos de ancianos se habían puesto señales similares. En los aeropuertos civiles  de Santiago y Camaguey había cañones antiaéreos de la Segunda Guerra Mundial disimulados con lonas de camiones de carga y las costas estaban  patrulladas por lanchas rápidas que habían sido de recreo y entonces estaban destinadas a impedir desembarcos. Por todas partes se veían estragos de sabotajes recientes: cañaverales calcinados con bombas incendiarias por aviones enviados desde Miami, ruinas de fabricas dinamitadas por la resistencia interna, campamentos militares improvisados en zonas difíciles donde empezaban a operar con armamentos modernos y excelentes recursos logísticos los primeros grupos hostiles a la Revolución.

En el aeropuerto de La Habana, donde era evidente que se hacían esfuerzos para que no se notara el ambiente de guerra, había un letrero gigantesco de un extremo al otro de la cornisa del edificio principal: “Cuba, territorio libre de América”. En lugar de los barbudos de antes, la vigilancia estaba a cargo de milicianos muy jóvenes con uniforme verde olivo, entre ellos algunas mujeres, y sus armas eran todavía las de los viejos arsenales de la dictadura. Hasta entonces no había otras. El primer  armamento moderno que logró comprar la Revolución, a pesar de las presiones contrarias de los Estados Unidos, había  llegado de Bélgica  el 4 de marzo anterior, a bordo del barco francés “La Coubre”, y este voló en el muelle de La Habana con 700 toneladas de armas y municiones en las bodegas a causa de una explosión provocada. El atentado produjo además 75 muertos y 200 heridos entre los obreros del puerto, pero no fue reivindicado por nadie, y el Gobierno cubano lo atribuyo a la CIA.

Fue en el entierro a las victimas cuando Fidel Castro proclamo la consigna que había de convertirse en la divisa máxima de la nueva Cuba: Patria o Muerte.  Yo la había visto escrita por primera vez en las calles de Santiago, la había visto pintada a brocha gorda sobre los enormes carteles de propaganda de empresas de aviación y pastas dentríficas norteamericanas en la carretera polvorienta del aeropuerto de Camaguey, y la volví a  encontrar  repetida sin tregua en cartoncitos improvisados en las vitrinas de las tiendas para turistas del aeropuerto de La Habana, en las antesalas y  los mostradores, y pintadas con albayalde en los espejos de las peluquerías y con carmín de labios en los cristales de los taxis. Se había conseguido tal grado de saturación social, que no había ni un lugar ni un instante en que no estuviera escrita aquella consigna de rabia, desde las pailas de los trapiches hasta el calce de los documentos oficiales, y la prensa, la radio y la televisión la repitieron sin piedad durante días enteros y meses interminables, hasta que se incorporó a la propia esencia de la vida cubana.

En La Habana, la fiesta estaba en su apogeo. Había mujeres espléndidas que cantaban en los balcones, pájaros luminosos en el mar, música por todas partes, pero en el fondo del júbilo se sentía el conflicto creador de un modo de vivir ya condenado para siempre, que pugnaba por prevalecer contra otro modo de vivir distinto, todavía ingenuo, pero inspirado y demoledor. La ciudad seguía siendo un santuario de placer, con máquinas de lotería hasta en las farmacias y automóviles de aluminio demasiado grandes para las esquinas coloniales, pero el aspecto y la conducta de la gente estaban cambiando de un modo brutal. Todos los sedimentos del subsuelo social habían salido a flote, y una erupción de lava humana, densa y humeante, se esparcía sin control por los vericuetos de la ciudad liberada, y contaminaba de un vértigo multitudinario hasta sus últimos resquicios. Lo más notable era la naturalidad con que los pobres se habían sentado en las sillas de los ricos en los lugares públicos. Habían invadido los vestíbulos de los hoteles de lujo, comían con los dedos en las terrazas de las cafeterías del Vedado, y se cocinaban al sol en las piscinas de aguas de colores luminosos de los antiguos clubs exclusivos de Siboney. El cancerbero rubio del hotel Habana Hilton, que empezaba a llamarse Habana Libre, había sido reemplazado por milicianos serviciales que se pasaban el día convenciendo a los campesinos de que podían entrar sin temor, enseñándoles que había una puerta de ingreso y otra de salida, y que no se corría ningún riesgo de tisis, aunque se entrara sudando en el vestíbulo refrigerado. Un chévere legítimo del Luyanó, retinto y esbelto, con una camisa de mariposas pintadas y zapatos de charol con tacones de bailarín andaluz, había tratado de entrar al revés por la  puerta de vidrios giratorios del hotel Riviera, justo cuando trataba de salir la esposa suculenta y emperifollada de un diplomático europeo. En una ráfaga de pánico instantáneo, el marido que la seguía trató de forzar la puerta en un sentido mientras los milicianos azorados trataban de forzarla desde el exterior en sentido contrario. La blanca y el negro se quedaron atrapados por una fracción de segundo en la trampa de cristal, comprimidos en el espacio previsto para una sola persona, hasta que la puerta volvió a girar, y la mujer corrió confundida y ruborizada, sin esperar siquiera al marido, y se metió en la limusina que la esperaba con la puerta abierta y que arrancó al instante. El negro, sin saber muy bien lo que había pasado, se quedó confundido y trémulo.
– ¡Coño! –suspiró- ¡Olía a flores!

Eran tropiezos frecuentes. Y comprensibles, porque el poder de compra de la población urbana y rural había aumentado de un modo considerable en un año. Las tarifas de la electricidad, del teléfono, del transporte y de los servicios públicos en general se habían reducido a niveles humanitarios. Los precios de los hoteles y de los restaurantes, así como los de los transportes, habían sufrido reducciones drásticas, y se organizaban excursiones especiales del campo a la ciudad y de la ciudad al campo que en muchos casos eran gratuitos. Por otra parte, el desempleo se estaba reduciendo a grandes pasos, los sueldos subían y la Reforma Urbana había aliviado la angustia mensual de los alquileres, y la educación y los útiles escolares no costaban nada. Las veinte leguas de harina de marfil de las playas de Varadero, que antes tenía un solo dueño y cuyo disfrute estaba reservado a los ricos demasiado ricos, fueron abiertas sin condiciones pare todo el mundo, inclusive para los mismos ricos. Los cubanos, como la gente del Caribe en general, habían creído desde siempre que el dinero sólo servía para gastárselo, y por primera vez en la historia de su país lo estaban comprobando en la práctica.

Creo que muy pocos éramos conscientes de la manera sigilosa pero irreparable en que la escasez se nos iba metiendo en la vida. Aun después del desembarco en Playa Girón, los casinos continuaban abiertos, y algunas putitas sin turistas rondaban por los contornos en espera de que un afortunado casual de la ruleta les salvara la noche. Era evidente que a medida que las condiciones cambiaban, aquellas golondrinas solitarias se iban volviendo lúgubres y cada vez más baratas. Pero de todos modos las noches de La Habana y de Guantánamo seguían siendo largas e insomnes, y la música de las fiestas de alquiler se prolongaba hasta el alba. Esos rengos de la vida vieja mantenían una ilusión de normalidad y abundancia que ni las explosiones nocturnas, ni los rumores constantes de agresiones infames, ni la inminencia real de la guerra conseguían extinguir, pero que desde hacía mucho tiempo habían dejado de ser verdad. A veces no había carne en los restaurantes después de la media noche, pero no nos importaba, porque tal vez había pollo. A veces no había plátano, pero no nos importaba, porque tal vez había boniato. Los músicos de los clubs vecinos y los chulos impávidos que esperaban las cosechas de la noche frente a un vaso de cerveza, parecían tan distraídos como nosotros ante la erosión incontenible de la vida cotidiana.

En el centro comercial habían aparecido las primeras colas y un mercado negro incipiente, pero muy activo, empezaba a controlar los artículos industriales, pero no se pensaba muy en serio que eso sucediera porque faltaran cosas, sino todo lo contrario, porque sobraba dinero. Por esa época, alguien necesitó una aspirina después del cine y no la encontramos en tres farmacias. La encontramos en la cuarta, y el boticario nos explicó sin alarma que la aspirina estaba escasa desde hacía tres meses. La verdad es que no sólo la aspirina, sino muchas cosas esenciales estaban escasas desde antes, pero nadie parecía pensar que se acabarían por completo. Casi un año después de que los Estados Unidos decretan el embargo total del comercio con Cuba, le vida seguía sin cambios muy notables, no tanto en la realidad como en el espíritu de la gente.

Yo tomé conciencia del bloqueo de una manera brutal, pero a la vez un poco lírica, como había tomado conciencia de casi todo en la vida. Después de una noche de trabajo en la oficina de Prensa Latina me fui solo y medio entorpecido en busca de algo para comer. Estaba amaneciendo. El mar tenía un humor tranquilo y una brecha anaranjada lo separaba del cielo en el horizonte. Caminé por el centro de la avenida desierta, contra el viento de salitre del Malecón, buscando algún lugar abierto para comer bajo les arcadas de piedras carcomidas y rezumantes da le ciudad vieja. Por fin encontré una fonda con la cortina metálica cerrada, pero sin candado, y traté de levantarla para entrar, porque dentro había luz y un hombre estaba lustrando los vasos en el mostrador. Apenas lo había intentado cuando sentí a mis espaldas el ruido inconfundible da un fusil al ser montado, y una voz de mujer, muy dulce, pero resuelta:

-Quieto, compañero –dijo-. Levanta las manos.

Era una aparición en la bruma del amanecer. Tenía un semblante muy bello, con el pelo amarrado en la nuca como una cola de caballo, y la camisa miliciana ensopada por el viento del mar. Estaba asustada, sin duda, pero tenía los tacones separados y bien establecidos en la tierra, y agarraba el fusil como un soldado.

-Tengo hambre- dije.

Tal vez lo dije con demasiada convicción, porque sólo entonces comprendió que yo no había tratado de entrar en la fonda a la fuerza, y su desconfianza se convirtió en lástima.

-Es muy tarde -dijo.

-Al contrario -le repliqué-; el problema es que es demasiado temprano.
Lo que quiero es desayunar.

Entonces hizo señas hacia dentro por el cristal, y convenció al hombre de que me sirviera algo, aunque faltaban dos horas para abrir. Pedí huevos fritos con jamón, café con leche y pan con mantequilla y un jugo fresco de cualquier fruta. El hombre me dijo con una precisión sospechosa que no había huevos ni jamón desde hacía una semana ni leche desde hacía tres días, y que lo único que podía servirme era una taza de café negro y pan sin mantequilla, y si acaso un poco de macarrones recalentados de la noche anterior. Sorprendido, le pregunté qué estaba pasando con las cosas de comer, y mi sorpresa era tan inocente que entonces fue él quien se sintió sorprendido.

-No pasa nada -me dijo-. Nada más que a este país se lo llevó el carajo.

No era enemigo de le Revolución, como lo imaginé al principio. Al contrario: era el último de una familia de once personas que se habla fugado en bloque para Miami. Había decidido quedarse, y en efecto se quedó para siempre, pero su oficio le permitía descifrar el porvenir con elementos más reales que los de un periodista trasnochado. Pensaba que antes de tres meses tendría que cerrar la fonda por falta de comida, pero no le importaba mucho, porque ya tenía planes muy bien definidos para su futuro personal.

Fue un pronóstico certero. El 12 de marzo de 1962, cuando ya habían transcurrido trescientos veintidós días desde el principio del bloqueo, se impuso el racionamiento drástico de las cosas de comer. Se asignó a cada adulto una ración mensual de tres libras de carne, una de pescado, una de pollo, seis de arroz, dos de manteca, una y media de frijoles, cuatro onzas de mantequilla y cinco huevos. Era una ración calculada para que cada cubano consumiera una cuota normal de calorías diarias. Había raciones especiales para los niños, según le edad, y todos los menores de catorce años tenían derecho a un litro diario de leche. Más tarde empezaron a faltar los clavos, los detergentes, los focos y otros muchos artículos de urgencia doméstica, y el problema de las autoridades no era reglamentarlos, sino conseguirlos. Lo más admirable era comprobar hasta qué punto aquella escasez impuesta por el enemigo iba acendrando la moral social. El mismo año en que se estableció el racionamiento ocurrió la llamada Crisis de Octubre, que el historiador inglés Hugh Thomas ha calificado como la más grave de la Historia de la Humanidad, y la inmensa mayoría del pueblo cubano se mantuvo en estado de alerta durante un mes, inmóviles en sus sitios de combate hasta que el peligro pareció conjurado, y dispuestos a enfrentarse a la bomba atómica con escopetas.

En medio de aquella movilización masiva que hubiera bastado para desquiciar a cualquier economía bien asentada, la producción industrial alcanzó cifras insólitas, se terminó el ausentismo en las fábricas y se sortearon obstáculos que en circunstancias menos dramáticas hubieran sido fatales. Una telefonista de Nueva York le dijo en esa ocasión a una colega cubana que en los Estados Unidos estaban muy asustados por lo que pudiera ocurrir.

En cambio, aquí estamos muy tranquilos -replicó la cubana-. Al fin y al cabo, la bomba atómica no duele. El país producía entonces suficientes zapatos para que cada habitante de Cuba pudiera comprar un par al año, de modo que la distribución se canalizó a través de los colegios y los centros de trabajo. Sólo en agosto de 1963, cuando ya casi todos los almacenes estaban cerrados porque no había materialmente nada que vender, se reglamentó la distribución de la ropa. Empezaron por racionar nueve artículos, entre ellos los pantalones de hombre, la ropa interior para ambos sexos y ciertos géneros textiles, pero antes de un año tuvieron que aumentarlos a quince.

Aquella Navidad fue la primera de la Revolución que se celebró sin cochinito y turrones, y en que los juguetes fueron racionados. Sin embargo, y gracias precisamente al racionamiento, fue también la primera Navidad en la historia de Cuba en que todos los niños sin ninguna distinción tuvieron por lo menos un juguete, A pesar de la intensa ayuda soviética y de la ayuda de China Popular, que no era menos generosa en aquel tiempo, y a pesar de la asistencia de numerosos técnicos socialistas y de la América Latina, el bloqueo era entonces una realidad ineludible que había de contaminar hasta las grietas más recónditas de la vida cotidiana y apresurar los nuevos rumbos irreversibles de la historia de Cuba. Las comunicaciones con el resto del mundo se habían reducido al mínimo esencial. Los cinco vuelos diarios a Miami y los dos semanales de Cubana de Aviación a Nueva York fueron interrumpidos desde la Crisis de octubre. Las pocas líneas de América Latina que tenían vuelos a Cuba los fueron cancelando a medida que sus países interrumpían las relaciones diplomáticas y comerciales, y sólo quedó un vuelo semanal desde México que durante muchos años sirvió de cordón umbilical con el resto de América, aunque también como canal de infiltración de los servicios de subversión y espionaje de los Estados Unidos. Cubana de Aviación, con su flota reducida a los épicos Bristol Britannia, que eran los únicos cuyo mantenimiento podían asegurar mediante acuerdos especiales con los fabricantes ingleses, sostuvo un vuelo casi acrobático a través de la ruta polar hasta Praga. Una carta de Caracas, a menos de 1 000 kilómetros de la costa cubana, tenía que darle la vuelta a medio mundo para llegar a La Habana. La comunicación telefónica con el resto del mundo tenía que hacerse por Miami o Nueva York, bajo el control de los servicios secretos de los Estados Unidos, mediante un prehistórico cable submarino que fue roto en una ocasión por un barco cubano que salió de la bahía de La Habana, arrastrando el ancla que habían olvidado levar. La única fuente de energía eran los cinco millones de toneladas de petróleo que los tanqueros soviéticos transportaban cada año desde los puertos del Báltico, a 14 000 kilómetros de distancia, y con una frecuencia de un barco cada cincuenta y tres horas.

El “Oxford”, un buque de la CIA equipado con toda clase de elementos de espionaje, patrulló las aguas territoriales cubanas durante varios años para vigilar que ningún país capitalista, salvo los muy pocos que se atrevieron, contrariara la voluntad de los Estados Unidos. Era además una provocación calculada a la vista de todo el mundo. Desde el Malecón de La Habana o desde los barrios altos de Santiago se veía de noche la silueta luminosa de aquella nave de provocación anclada dentro de las aguas territoriales. Tal vez muy pocos cubanos recordaban que del otro lado del mar Caribe, tres siglos antes, los habitantes de Cartagena de Indias habían padecido un drama similar.

Las 120 naves mejores de la Armada Inglesa, al mando del almirante Vernon, habían sitiado la ciudad con 30 000 combatientes selectos, muchos de ellos reclutados en las colonias americanas que más tarde serían los Estados Unidos. Un hermano de George Washington, el futuro libertador de esas colonias, estaba en el Estado Mayor de las tropas de asalto. Cartagena de Indias, que era famosa en el mundo de entonces por sus fortificaciones militares y la espantosa cantidad de ratas de sus albañales, resistió al asedio con una ferocidad invencible, a pesar de que sus habitantes terminaron por alimentarse con lo que podían, desde las cortezas de los árboles hasta el cuero de los taburetes. Al cabo de varios meses, aniquilados por la bravura de guerra de los sitiados, y destruidos por la fiebre amarilla, la disentería y el calor, los ingleses se retiraron en derrota. Los habitantes de la ciudad, en cambio, estaban completos y saludables, pero se habían comido hasta  la última rata.

Muchos cubanos, por supuesto, conocían este drama. Pero su raro sentido histórico les impedía pensar que pudiera repetirse. Nadie hubiera podido imaginar, en el incierto año nuevo de 1964, que aún faltaban los tiempos peores de aquel bloqueo férreo y desalmado, y que había de llegarse a los extremos de que se acabara hasta el agua de beber en muchos hogares y en casi todos los establecimientos públicos.

Publicado en Proceso No. 0090- 01. 24 de julio de 1978