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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

lunes, 4 de abril de 2022

Inflación: ¿Matarán al enfermo para bajarle la fiebre?

Por Juan Torres, Catedrático español

Publicado en Público el 1 de abril de 2022

«Cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo, como muchas veces suele acontecer (…) me darás a beber solos dos tragos del bálsamo que he dicho, y verásme quedar más sano que una manzana». (Miguel de Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha).


Igual que Don Quijote creía que bastaban un par de tragos de bálsamo de Fierabrás para que las dos partes de su cuerpo seccionado volvieran a unirse sanas y salvas, los bancos centrales y muchos economistas creen que la inflación que estamos sufriendo se puede combatir con el simple bálsamo de la subida de tipos de interés. Otra tremenda ingenuidad.

La concepción de la inflación que guía la actuación de los bancos centrales se basa en considerarla como un fenómeno monetario producido porque existe exceso de demanda de dinero como consecuencia de que hay más demanda de bienes y servicios que oferta. En consecuencia, para frenar la subida de los precios bastaría con restringir la disponibilidad de medios de pago, algo relativamente fácil de conseguir subiendo su precio, los tipos de interés. Al hacerlo, se hace más caro disponer de dinero y así bajan el consumo de los hogares y la inversión.

Este análisis no ha sido acertado nunca pero en estos momentos es todavía más errado.

Como escribí hace unas semanas en este mismo diario (aquí) las subidas de precios que estamos viviendo no se deben tan solo a una presión de la demanda, ni a la invasión de Ucrania (en junio de 2021 ya escribí un artículo titulado El verdadero peligro de la inflación que se avecina). Tiene también otras causas añadidas y previas relacionadas con los costes y otros factores estructurales que, además, están presentes de modo bastante heterogéneo entre las diferentes actividades y sectores económicos.

Siendo así, aplicar una medida como la subida de tipos de interés, que no discrimina ni atiende a la diferente situación en que se encuentra cada ámbito de la vida económica, no es solo inútil sino también contraproducente. Es, posiblemente, el peor de los diez errores que he señalado (aquí) que impedirían combatirla con éxito en las presentes circunstancias.

Las razones son bastante fáciles de entender.

Como he dicho, la subida de tipos de interés encarece la disposición de dinero para el gasto. Pero lo hace tanto si se trata de gasto corriente para compra de bienes de consumo como de gasto en inversión y en todos los rincones de la vida económica sin excepción.

En los casos en que haya exceso de demanda de bienes frente a una oferta que ha alcanzado toda su capacidad productiva potencial, se podría reducir la presión de los precios subiendo los tipos, es decir, restringiendo el acceso al dinero con el que gastar (si, además, se dieran otras circunstancias que no puedo señalar aquí). Pero sabemos a ciencia cierta que las economías no han alcanzado hoy día ese nivel de máxima capacidad. Si acaso, se produce exceso de demanda en algunos ámbitos pero no, desde luego, con carácter general. Por tanto, subir los tipos y reducir el gasto indiscriminadamente hundirá las ventas en todos los mercados y deprimiría la producción y el empleo, frustrando la ya de por sí tímida recuperación tras la crisis de la pandemia.

Sabemos, por el contrario, que lo que está ocurriendo desde hace meses es que una buena parte de la oferta no llega a los mercados o que llega de fuentes que la encarecen excepcional o incluso innecesariamente. En esta situación, lo que se necesita son desbloqueo y alternativas de suministro que requieren inversiones adicionales, cuantiosas y urgentes, de modo que una subida de tipos de interés, en lugar de aliviar el problema de oferta, lo reforzará al encarecerlas.

Además, desincentivar la inversión es justo lo peor que se puede hacer cuando la diversificación productiva, la incorporación de nuevas tecnologías, el desarrollo de nuevas fuentes de energía, o lograr incrementos de productividad son más necesarios que nunca ante los cambios productivos y las transiciones que nos habían dicho -con razón- que es imprescindible abordar en los próximos años.

Por otro lado, hay que tener en cuenta algo elemental que no parece que se esté considerando. Como señaló hace unos días el director de investigación y estudios del banco francés Natixis (aquí), para que los tipos de interés pudieran doblegar la subida de precios deberían situarse por encima del nivel de inflación. Al paso que vamos, los tipos tendrían que situarse a finales de año posiblemente por encima del 10%. No hace falta saber mucha economía para entender que, dado el nivel de deuda pública y privada actual, esa medida supondría una factura de intereses estratosférica que sin remedio produciría la quiebra de miles de empresas, la ruina de los hogares y la paralización de las administraciones públicas. No una nueva recesión, sino un auténtico cataclismo económico y financiero. Quien la lleve a cabo actuaría como un médico que mata al enfermo para bajarle la fiebre y terminaría como el cirujano que al salir del quirófano decía: «la operación ha sido un completo éxito. Qué pena que el paciente haya muerto».

Y todo eso, quizá para nada, pues algunos modelos econométricos muestran que, cuando el nivel de deuda de las empresas es muy elevado, como ahora, las subidas de los tipos de interés no solo pueden no reducir los precios sino hacer que suban todavía más (aquí).

En fin, quienes crean que la subida de tipos de interés es la respuesta adecuada a la inflación actual son tan ingenuos como el viejo hidalgo de La Mancha.

Para combatir las alzas de precios que estamos sufriendo en los últimos meses y las que vendrán es imprescindible una respuesta de mosaico, la utilización de una gama variada de estrategias y políticas económicas.

Se precisa, sin duda, la monetaria, para regular bien la liquidez y evitar selectivamente el exceso de demanda que pueda darse, pero también para gobernar el crédito, restringiéndolo donde sea innecesario y suministrarlo cuando se necesite. Es decir, no basta una política monetaria de piñón fijo (centrada solo en combatir la inflación) ni la que se limite a utilizar el exclusivo instrumento de los tipos de interés.

Pero no basta con ella.

Los gobiernos deben disponer de capacidad de maniobra suficiente para aplicar la política fiscal que module la demanda agregada. Y deben de disponer de recursos para realizar un esfuerzo extraordinario dedicado a suministrar bienes colectivos, por un lado, para evitar las carencias que provocará el aumento del coste de la vida y, por otro, para suplir las inevitables pérdidas de salario directo que van a producirse y tratar de evitar así que se produzca una espiral de subidas de precios y salarios que sería muy peligrosa. Y todo ello con mucho cuidado tanto con las bajadas como con las subidas indiscriminadas de impuestos pues, mal hechas, pueden tener el mismo efecto distorsionante que los tipos de interés cuando se aplican sin tener presente las diferentes situaciones.

Hacen falta políticas de oferta o industriales que fomenten la inversión necesaria para resolver los bloqueos y rupturas de las cadenas de suministro y que ayuden a reestructurar la producción, reconvertir sectores y a generar aumentos de productividad, en lugar de abortarlos, como ocurriría si solo se utilizan la subida de los tipos de interés.

Tal y como se está empezando a hacer en Europa con los precios de la energía, en gran parte gracias al empeño de nuestro gobierno, es imprescindible adoptar medidas directas de limitación y control en las actividades (como nuestro sector eléctrico) que se han desbocado, trasladando subidas de costes a toda la economía.

Y, en particular, hay que reforzar las políticas de competencia pues se sabe que una buena parte de la subida de precios procede de aumentos injustificados de los márgenes de beneficio en los sectores oligopólicos.

Por último, no se puede olvidar que la inflación es siempre el resultado de una pugna entre los sujetos económicos para aumentar su parte en el reparto del ingreso y es por ello que nunca perjudica o beneficia a todos ellos por igual, sino que siempre produce ganadores y perdedores. Por lo tanto, todo lo que refuerce la desigualdad social y la asimetría en la capacidad de negociación y en el acceso a los poderes de decisión exacerbará las subidas de precios en una coyuntura como la actual y hay que evitarlo. Es imprescindible, pues, un amplio, generoso y bien diseñado pacto de rentas de medio plazo.

Ahora bien, ninguna de estas medidas será efectiva si unas bloquean el efecto de las otras. Y para que eso no se produzca es imprescindible la cooperación de las autoridades económicas y, en especial, entre los gobiernos y bancos centrales. Seguir dejando que estos últimos sigan actuando sin coordinar sus actuaciones con quien también tiene un papel decisivo para frenar la inflación es un error y una grandísima irresponsabilidad, pues impedirá combatirla con éxito, dada su naturaleza actual.

Si la autoridad monetaria y la fiscal no actúan como las dos hojas de una tijera y en combinación con las demás responsables de la regulación económica; y si se permite que los bancos centrales se dejen llevar por el fundamentalismo y el pánico y apliquen subidas contundentes de los tipos de interés con los niveles actuales de deuda y con los bloqueos de suministro que padecemos, iremos directos a una catástrofe económica.

 


Tras dos meses y medio con afectaciones técnicas e inestabilidad en la producción, la empresa refinadora de Santiago de Cuba puso en marcha nuevamente sus tres líneas productivas. Garantizar la estabilidad de cada uno de sus surtidos y aumentar la productividad diaria es ahora el desafío de los trabajadores de esta empresa.

Vea más aquí


Fuente: TV Santiago

https://www.youtube.com/watch?v=U7UXdDlDa-0&t=85s

¿China se lo piensa mejor?

Por Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China


Esta semana, los ministros de exteriores chino y ruso, Wang Yi y Serguei Lavrov respectivamente, se reunieron en suelo chino por segunda vez en lo que va de año. En la ocasión, Wang reiteró que “no hay techo para oponerse a la hegemonía”, si bien su relación bilateral se basa en la “no alianza, no confrontación y no atacar a ningún tercero”. Wang también abogó por impulsar la relación “a un nivel superior”, en línea con el consenso forjado por los dos jefes de Estado respectivos, Vladimir Putin y Xi Jinping. En las relaciones Beijing-Moscú, hay una impronta personal muy destacada de ambos y, en lo que viene al caso, de Xi.

Semanas atrás, en la clausura de las sesiones parlamentarias anuales, el primer ministro Li Keqiang daba curso a un mensaje mucho más modulado, instando a la cooperación y a evitar un enfrentamiento con EEUU, enfatizando que las diferencias “pueden y deben superarse”. Para Li, la principal prioridad de la política exterior china debiera ser recomponer la relación con EEUU. Y eso, a día de hoy, también pasa por Ucrania.

La melodía conciliadora de Li daría a entender que la “alianza sin límites” con Rusia nunca debe ser impedimento para la concreción de alguna forma de coexistencia con EEUU. Con seguridad, Li tiene en mente ciertos datos. Por ejemplo, que para Beijing, las relaciones económicas con Estados Unidos y Europa son más importantes que las de Rusia. La preferencia contable, que es también una exigencia estratégica ineludible, resulta contundente a pesar de los importantes contratos de gas y petróleo (el nuevo gasoducto Rusia-China a través de Mongolia, concluido a principios de marzo, tiene una capacidad anual de 50.000 millones de metros cúbicos, equivalente al North-Stream 2) o de las compras de cereales a Moscú.

Otras cifras confirmarían dicho aserto. Entre 2015 y 2020, la inversión china en Rusia al margen de los hidrocarburos cayó de casi 3.000 millones de dólares a solo 500 millones. Al mismo tiempo, y a pesar de un grave descenso debido a la reiterada aprobación de leyes destinadas a frenarlas, en Europa siguen acercándose a los 10.000 millones de euros, es decir, 20 veces más.

Con Estados Unidos, donde las empresas chinas invirtieron 38.000 millones de dólares en 2020, la diferencia es aún más sustancial. Si nos fijamos en el comercio, punto fuerte indiscutible de China, las diferencias muestran, más allá de las apariencias, una irresistible atracción por el mercado estadounidense. En 2021, el comercio entre Estados Unidos y China ascendió a casi 700.000 millones de dólares, mientras que el comercio con Rusia, a pesar de un rápido aumento desde 2020, se limita a 140.000 millones de dólares anuales, la mayor parte de los cuales consiste en las citadas importaciones chinas de gas y petróleo. El déficit para la Casa Blanca, por cierto, asciende a 350 mil millones de dólares a pesar de varios años ya de guerra comercial, impuesta, dicen, para recortarlo.

La posición habitualmente expresada por Wang Yi o también por su inmediato superior, Yang Jiechi, es de clara y abierta oposición a EEUU y de rechazo de la influencia occidental, muy en línea con el presidente Xi. Por el contrario, la de Li Keqiang sugiere evitar el cara a cara con EEUU para así reducir el riesgo de represalias que puedan poner en peligro la consecución de los objetivos de desarrollo, de los que debe responder en primera instancia como principal responsable. De ahí, quizá, la obsesión por evitar un escenario que pueda desembocar en una grave ruptura con Occidente.

En esa misma línea cabe destacar el pronunciamiento del actual embajador en Washington, Qing Gang, apelando a la prudencia y a guardar cierta distancia, sugiriendo alejarse rotundamente de cualquier esquema que conduzca a una confrontación directa con la OTAN o la UE. Todo ello, entiéndase bien, sin alterar el discurso formal de amistad con Rusia. En el centro de las preocupaciones, evitar que las relaciones con Occidente se deterioren aun más a causa de su posición ante la invasión rusa de Ucrania. El portavoz de la embajada china en Washington, Liu Pengyu, asegura, por ejemplo, que China y EEUU “pueden y necesitan cooperar para poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania a pesar de sus diferentes enfoques”.

¿Solo matices o discrepancias?

A medida que la guerra perdure en el tiempo y que las sanciones occidentales puedan hacer mella sustancial en el entramado económico ruso, el ejercicio de ponderación sobre la fidelidad a la “relación de nuevo tipo” con Moscú y el cálculo sobre el impacto en sus relaciones con EEUU, puede acentuarse en Zhonnanghai, la sede del poder chino.

A la cumbre de Roma entre Jack Sullivan y Yang Jiechi y el posterior encuentro virtual de Xi con Biden se suma ahora la cumbre China-UE del 1 de abril. Beijing dispondrá entonces de un mejor y completo retrato de una situación marcada por la proliferación de amenazantes advertencias sobre una hipotética ayuda china para que Moscú pueda sortear las sanciones occidentales.

De entrada, los tres gigantes energéticos chinos -Sinopec, China National Petroleum Corp y China National Offshore Oil Corp-, tras evaluar el coste de las posibles sanciones occidentales sobre sus multimillonarias inversiones, han decidido esperar a mejor ocasión para tomar decisiones sobre nuevas inversiones. Así se lo reclamaron desde el ministerio correspondiente, a recaudo de Li Keqiang.

A dicho síntoma se ha sumado cierto debate interno que ha trascendido. Hu Wei, profesor del Instituto de Estudios Marxistas de la Escuela del Partido Comunista de Shanghái, presidente de la Asociación de Investigación de Políticas Públicas de Shanghái pero, sobre todo, vicepresidente del Centro de Investigación de Políticas Públicas del Consejo de Estado (del entorno del primer ministro Li), en un artículo publicado en inglés el 5 de marzo por el US-China Perception Monitor revela que las operaciones contra Ucrania han generado una gran controversia en China, con partidarios y opositores (de la guerra) divididos en dos campos diametralmente opuestos”.

Para Hu Wei, “esta operación militar es un error irreversible», enfatizando que “China no puede estar atada a Putin y debe cortar sus lazos cuanto antes” porque “hay pocas esperanzas de victoria y las sanciones occidentales han alcanzado un nivel sin precedentes”. En consecuencia, Beijing debería desprenderse de esta carga lo antes posible y acercarse a las posiciones occidentales. Tales afirmaciones suponen un claro desentendimiento de la política seguida hasta ahora, conducida por el Ministerio de Relaciones Exteriores en línea con las instrucciones del propio presidente chino. Hu Wei cree que China debe evitar quedar aislada pues en ese caso, más temprano que tarde, deberá enfrentarse a las sanciones que le impondrían Estados Unidos, pero también la Unión Europea, Japón, Australia y otros países.

Persistir en la vía actual solo añadiría justificaciones para la política occidental de cerco y contención de China, algo en curso ya desde hace años, no solo a consecuencia de la guerra en Ucrania. Por el contrario, un giro en esta cuestión podría desarmar el objetivo de EEUU de ir a por sancionar a China y por enfrentarse a ella de forma coordinada con sus aliados en la región y en el mundo. Asimismo, de posicionarse más claramente, ganaría el aplauso de buena parte de la comunidad internacional y le permitiría mejorar la relación con Occidente, cuestión de importancia vital para moderar las tensiones….

En el contexto del XX Congreso del PCCh, previsto para otoño, este debate abre una profunda discusión que puede afectar no solo a la estrategia china a propósito de Rusia en la guerra y más allá, sino a la propia posición general de Xi, que internamente podría ser cuestionado en su infalibilidad de lograr estas divergencias cierto apoyo en el aparato del Partido.

¿Dos caras de la misma moneda o discrepancias sustanciales? Sabido es que Xi Jinping y Li Keqiang, si bien comparten aspectos sustanciales como la preservación de la hegemonía sistémica del PCCh, divergen en otros aspectos, especialmente en materia de modelo económico. Li, próximo a Hu Jintao y su vivero de la Liga de la Juventud, fue el principal promotor durante su mandato como viceprimer ministro (2008-2012) del documento “China 2030”, elaborado en colaboración con el Banco Mundial. Su esencia era la apuesta por promover una nueva ola de reformas liberales con especial afectación a las empresas estatales, al papel del mercado y del sector privado, etc. La política seguida por el gobierno chino a partir de 2012 no ha sido esa, sino más bien la contraria, en línea con la reafirmación de los postulados marxistas de preferencia de Xi en el contexto de un rechazo más amplio de las influencias liberales occidentales.

Hace unas semanas, Li dejó entrever que el año próximo abandonará el cargo. Se ignora si dejará también el Comité Permanente del Buró Político, órgano clave donde, al no haber cumplido aún los 68 años de rigor, podría seguir de generalizarse la supresión del límite de los dos mandatos consecutivos. Si bien Xi Jinping opta a un tercer mandato presidencial a pesar de haber superado los 69 años, la polémica en torno a la estrategia a seguir en la guerra ruso-ucraniana (que revela también que no todo es tan monocorde internamente) puede acabar afectando al retrato final de la cúpula del poder chino a partir del próximo congreso.

¿Inocentada, o tiro al pie de EE.UU. y la Unión Europea?

Por Elsy Fors Garzón

Los “templos sagrados” de gobiernos y accionistas multimillonarios de Occidente, los mercados de Londres y New York, finalizaron marzo con fuertes e inesperadas caídas de sus valores. Cualquiera pensaría que era una broma pesada del 1ro. de abril, Día de los Inocentes ó “April Fool’s Day”.

En la capital supuestamente “castigada” por los anteriores, la Bolsa de Moscú cerró con una subida del 4.3 por ciento, después de haber despertado con una escalada de más del 10 por ciento, según informó el diario “El País” de España, nada defensor de Rusia o de su Presidente.

Las principales subidas, de más del 20%, se las apuntaban la química PhosAgro, la petrolera Tatneft y el productor de gas natural Novatek. Por parte de las perdedoras, se destacó la aerolínea bandera Aeroflot, que cayó en más del 16 por ciento por el cierre del espacio aéreo occidental y la petición que devuelva sus aviones a las firmas extranjeras que le alquilan sus aparatos.

Al parque regresan algunas de las mayores compañías del país, como las gasistas Gazprom y Novatek, la petrolera Lukoil y el principal banco ruso, Sberbank. Todas las mencionadas fueron sancionadas por Estados Unidos y la Unión Europea, que desactivaron a la entidad financiera rusa del sistema Swift.

Otra de las empresas rusas que vuelve al mercado es el gigante del aluminio Rusal, propiedad del oligarca Oleg Deripaska, curiosamente fuera del castigo occidental. Otro compatriota, el dueño del equipo inglés de fútbol primera categoría “Chelsea”, fue despojado de su valiosa posesión por ser ruso y no creo que fuera por defender al Presidente Putin.

El petróleo y el gas rusos sólo se venderán desde este primero de abril de 2022 a compradores, sobre todo los inamistosos, en rublos y a través de bancos rusos.

Los que pensaron castigar a la Federación Rusa por la operación militar contra Ucrania para defender a las auto-proclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, ahora se dispararon al propio pie con su habitual prepotencia.

El 23 de marzo, el presidente Vladimir Putin anunció que Rusia dejaría de aceptar pagos en dólares o euros por el gas que vende a la Unión Europea, en respuesta a las sanciones occidentales contra Moscú por su operación en Ucrania. Desde el primero de abril, estos países tendrían que pagar en rublos y hacer las operaciones mediante bancos rusos y la fecha llegó.

Lejos del entuerto inflacionista que ocasionaría la declaración de Estados Unidos de no comprar petróleo ruso, seguido de similar declaración de la Unión Europea, el mercado internacional respondió con alzas, al parecer insaciables, del petróleo y sus derivados.

Otro producto, el níquel, tuvo un comportamiento de alza tal en los precios, que del 22 de marzo, cuando se vendía a 29,900 USD la tonelada, saltó a 42,100 el 31 de ese mes al contado, pero el mismo día y en venta a tres meses ya se disparaba a 42,990, lo que provocó el cierre de operaciones ese día.

Responden transportistas y consumidores de combustible a la inflación

Transportistas, choferes y automovilistas protestaron la última semana en decenas de países de Europa, Estados Unidos y América Latina por la subida de los precios de los combustibles, aupados por la negativa rusa a vender gas y petróleo si no se le paga en rublos y a través de bancos rusos.

“El compromiso de Estados Unidos de proporcionar a la Unión Europea al menos 15 mil millones de metros cúbicos adicionales de GNL este año es un gran paso en esta dirección”, dijo Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

De acuerdo con la oficina de estadísticas de la Unión Europea, Eurostat, Rusia es el mayor proveedor de gas natural para el mercado europeo con más del 40 por ciento de los envíos. Pero, tal como lo afirmaron las autoridades austriacas días atrás, “no será fácil dejar de comprar gas ruso en un corto período”.

No obstante, y de acuerdo con el portal Weforum.org, el comercio de energéticos entre Rusia y la Unión Europea ha ido disminuyendo entre 2011 y 2021 al pasar de 77 % a un 62 %, o el equivalente a un intercambio comercial de 157.000 millones de euros en 2012 a 99.000 millones de euros en 2021.

El encarecimiento de la energía, sin embargo, es un elemento que atenta contra el acuerdo. Por eso, después de conocerse el acuerdo con Estados Unidos, muchos especialistas expresaron preocupación que esto afectará los esfuerzos de las autoridades europeas para controlar el precio de la energía.

“Se confirma que Biden ha dicho garantizar que la UE sustituya el gas ruso por el estadounidense al precio que sea necesario. Las familias trabajadoras europeas lo pagarán caro, o tendrán que apagar la calefacción. El planeta también va a sufrir este encarecimiento, escribió el eurodiputado, Manu Pineda a través de su cuenta en Twitter.

Por otra parte, países como la India ya aceptaron comprar petróleo y gas a Rusia, pagando en rublos y a través del Sberbank.

El aumento de tarifas del gas y la electricidad en Italia ha incidido en los precios del popular café expreso, obligando a un menor consumo porque la taza cuesta un promedio superior a 1.10 euros en una treintena de ciudades e incluso hasta 1.23 euros la taza, en un país donde se consumen 9.3 millones de unidades diarias de expreso.

Lo cierto es que la volatilidad y la incertidumbre se han instalado en las economías de Estados Unidos y de la Unión Europea (UE) por las medidas contra Rusia y el conflicto en Ucrania.

Las medidas contra grandes economías como la rusa pueden provocar cambios significativos en el sistema financiero mundial, advirtió Nicholas Muilder, profesor asociado de la Universidad de Cornell, en artículo publicado por la revista estadounidense Foreign Affairs en su versión digital.

Muilder afirmó que se acabó la era de las sanciones a gran escala sin consecuencias para el mundo. En el caso de Rusia no se pueden aplicar sin tener una política compensatoria, y Estados Unidos es consciente de ello, pero no ha tomado las suficientes precauciones.

Muilder opina que los líderes occidentales están acostumbrados a penalizar a países pequeños, conscientes que los costos para ellos mismos serán pequeños, por lo que su poca comprensión real de las consecuencias no les permite calcular verdaderamente el alcance para las grandes economías con vínculos globales.

En su reflexión citó el ejemplo de las sanciones contra Siria o Venezuela que si bien afectaron sobremanera a esas naciones, el impacto global fue pequeño, incluso si se observa el caso de Irán.

Puntualizó que las inhabilitaciones repercuten en varios niveles a la vez: los efectos indirectos en los estados y mercados vecinos, el multiplicador de la retirada de inversiones del sector privado, la escalada en forma de medidas de represalia contra Moscú y los efectos sistémicos en la economía mundial.

A ello se suma la difícil situación que atravesó el mundo antes de los acontecimientos en Ucrania y con sus sanciones, por lo cual occidente no ha hecho más que agravar el panorama, acotó.

«Los responsables políticos deben reconocer el hecho de que una ofensiva económica total supondría una importante presión sobre la economía mundial», insistió Muilder.

El analista de historia y economía concluyó que la era de las sanciones sin costo, seguras, indoloras y predecibles terminó y ahora el mundo deberá afrontar sus resultados.

ef/

Cuba-China: una relación necesaria


Si Cuba presentara otra realidad macroeconómica, leyes más precisas, y una Constitución sin ambigüedades en el área de la inversión extranjera, tal vez se podría observar mayor presencia de los capitales chinos.

April 03, 2022


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La historia de las relaciones entre Cuba y China es de larga data. Desde 1902, la isla había establecido relaciones diplomáticas con el imperio chino. En 1911 Cuba fue de los primeros países en reconocer la republica proclamada por Sun Yan Sen. Pero en 1949 no reconoció a la naciente República Popular China y estableció relaciones con Taiwán.

Relaciones políticas históricas

Con el triunfo de la Revolución, se produjo un nuevo enfoque. En la Primera Declaración de La Habana, el 2 de septiembre de 1960, Fidel Castro anunció el cierre de relaciones diplomáticas con Taiwán y el reconocimiento a la República Popular China. También se produjeron intercambios de delegaciones de alto nivel: Ernesto Che Guevara visitó China en 1960 y en 1965, mientras el presidente Osvaldo Dorticós lo hizo en 1961. En esos primeros años se firmó el Primer Acuerdo Cooperación Económica y Tecnológica y China le otorgó a Cuba el primer crédito gubernamental por valor de 40 millones de dólares, sin intereses, para adquirir productos en el mercado chino.

Por diferentes motivos, entre 1967 y 1982 se produjo un distanciamiento de las relaciones entre ambos países, entre ellos estuvo la presencia de Cuba en Angola a pedido de ese gobierno. Los chinos apoyaban a la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), mientras Cuba cooperaba con las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (FAPLA).

A partir de 1983, y hasta aproximadamente 2002, se produjo un nuevo acercamiento y se verificaron intercambios de alto nivel. En 1988 se estableció la Comisión Mixta Intergubernamental para las Relaciones Económicas y Comerciales. En 1989 hubo un intercambio de visitas de los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países. En 1993 y 2001 visitó Cuba Jiang Zemin. En 1995 y se produjo la visita de Fidel Castro y en 1997 la de Raúl Castro.[1]

Cuba es el único país latinoamericano incluido en todas las giras de los presidentes chinos al área en lo que va del siglo XXI (Jiang 2001 y Hu Jintao 2004 y 2008 y Xi Jinping en 2014).

Como resultado de esas visitas se produjo un acelerado incremento del intercambio comercial. Ante los problemas derivados del Periodo Especial, el gobierno chino le otorgó a Cuba financiamientos comerciales, satisfizo las entregas de sus exportaciones y concedió facilidades para liquidar la deuda acumulada. A partir de 2003 se produjo la consolidación en la relación estratégica y el intercambio de visitas al más alto nivel: la de Fidel Castro en 2003 y la de Raúl Castro en 2005.

También hubo un incremento sustancial de los créditos y facilidades financieras otorgados por China a Cuba. En 2006, se dio un techo financiero de 1 800 millones de dólares para cubrir operaciones de corto, mediano y largo plazo, lo cual permitió desarrollar amplios programas sociales y de reanimación económica. China se consolidó como un apoyo para el desarrollo económico de la Isla, ampliándose los intercambios económicos y comerciales.

La existencia de condiciones crediticias a las empresas cubanas y la existencia de Seguro Oficial Chino para las compañías chinas les permitió a estas obtener respaldo para sus exportaciones a Cuba, en este caso los préstamos que se otorgaron fueron para comprar productos chinos, a medianos y largo plazo con intereses bajos en muchos casos del 2%.

El 30 de agosto de 2021 el presidente de China, Xi Jinping, sostuvo una conversación telefónica con su homólogo cubano Miguel Díaz-Canel en donde se confirmó el apoyo mutuo.

Relaciones comerciales de bienes y de servicios

Las relaciones económico-comerciales bilaterales abarcan hoy todos los sectores de la economía cubana, incluyendo los relacionados con energías renovables, ahorro energético, petróleo y sus derivados. Se ha desarrollado un tipo de relación económico-comercial sustentada en la confluencia de sistemas políticos, pero bajo reglas de juego marcadas por las prácticas del comercio internacional. Sin dudas, el comercio y las relaciones económicas se han convertido en el escenario más difícil en el escenario de las relaciones mutuas, dadas las buenas relaciones políticas y de cooperación alcanzadas.

En 2011 China tuvo un gesto que le abrió aún más las puertas a Cuba: la condonación de la deuda existente hacia ese momento de 6 000 millones de dólares.
Fuente: ONEI. Anuarios Estadísticos de Cuba. Varios años, La Habana.


Antes de 2011, el déficit comercial de Cuba con China variaba ente 200 y 400 millones de dólares anuales. A partir de 2012, la brecha entre las dos líneas se expandió enormemente. Luego, por la situación interna y por la COVID-19 se ha vuelto otra vez a déficit bajos de unos 500 millones dólares anuales. El hecho se debe, entre otros factores, a la disminución de las exportaciones cubanas con la limitada producción ocasionada por el bloqueo estadounidense y la crisis venezolana.

La composición de las exportaciones cubanas a China se refleja, en su mayoría, en productos primarios: níquel, azúcar, mariscos, cítricos, chatarra, tabaco, productos de biotecnología y ron.

Sin embargo, China tiene una amplia variedad de exportaciones a Cuba, sobre todo locomotoras, autobuses, productos textiles, calzado, productos agrícolas y productos electrónicos, entre otros. La estructura comercial de ambos países muestra cierta complementariedad.

Por lo demás, hay proyectos firmados en curso. Son los casos del tránsito de la televisión analógica a la digital en Cuba y de la ampliación de la banda ancha móvil que desarrolla la empresa de telecomunicaciones Huawei. También desde Beijing han llegado locomotoras para aliviar la situación del transporte interprovincial cubano.

La compañía china de perforación petrolera Gran Muralla participa con la empresa cubana Cupet en las prospecciones de petróleo en aguas someras, tarea que sin la tecnología y la experticia chinas hubiera sido prácticamente imposible.

Entre los negocios en operación en Cuba con China se encuentran los siguientes:

  • Agricultura: cultivo y comercialización de arroz.
  • Industria Ligera: calzado, confecciones.
  • Comunicaciones: modernización de las telecomunicaciones y la industria electrónica.
  • Turismo: hoteles.
  • Industria Médico-Farmacéutica y Biotecnología: producciones de anticuerpos monoclonales y de interferón. Comercialización de medicamentos y materias primas.
  • Servicios de salud de alto valor agregado: atención oftalmológica.

El gobierno cubano da prioridad a los objetos de obra en Cuba por parte de China. En 2021 el presidente cubano visitó los objetos de inversión con participación china como la empresa Combinado de Periódicos Granma para la producción de prensa y otros materiales gráficos, fue al Centro de Operaciones de la Red de ETESCA y a la sede de la sucursal de Yutong, uno de los grupos empresariales del área automotriz más grandes del mundo, especializado en la fabricación y comercialización de ómnibus, del que Cuba ha recibido más de 10 665 unidades. Y ofreció hacer una inversión en la ZEDM para que la entidad asiática se abra completamente al mercado de América Latina y el Caribe, además de avanzar en la adquisición de tecnologías híbridas y eléctricas como las que produce la empresa china.

Foto: Canalcaribe.com


Los aportes chinos al desarrollo de las telecomunicaciones en Cuba han sido importantes. El cable submarino ALBA-1, que unía la arquitectura de telecomunicaciones de la Isla con Sudamérica, fue financiado y construido parcialmente por China en unión con la firma francesa ALCATEL.

En 2000, el gobierno cubano firmó un contrato con Huawei para instalar cables de fibra óptica. Compañías chinas han consolidado el papel que juegan en suministrar a Cuba puntos de acceso, teléfonos y otras infraestructuras.

La Cámara de Comercio de la República de Cuba tiene entre sus asociados a más de 44 firmas chinas. Sin embargo, en la ZEDM está en operación solo una empresa: China Communications Construction Company Ltd.

Discrepancias en los sistemas económicos

La economía socialista planificada y el control excesivo de las actividades económicas y comerciales en los planes nacionales cubanos a largo plazo han constituido factores desfavorables en las negociaciones entre empresarios cubanos y chinos. Hoy en día, China tiene una economía de mercado, aunque a la vez una política centralizada para temas industriales y financieros entre otros. El 60% de su economía pertenece al sector privado.

Cuba no tiene aún la totalidad de las instituciones necesarias para atraer inversión extranjera de las compañías multinacionales, incluyendo las chinas. Por eso es dudoso esperar mayor inversión de capital chino por el momento. China utiliza las mismas instituciones y mecanismos que se emplean en las economías de mercado para facilitar sus inversiones en el resto del mundo, incluyendo la creación en le país receptor de sociedades anónimas y sociedades de responsabilidad limitadas cuyos únicos accionistas son empresas chinas.

La desfavorable situación financiera y cambiaria cubana ha estado afectando la capacidad de pago en el comercio exterior de Cuba. En 2021, el país comenzó un proceso de adecuación de su política monetaria para favorecer los intercambios comerciales internacionales.

El comercio bilateral no se ha comportado en correspondencia con las acciones políticas de cooperación entre ambos países implementadas con intensidad durante los últimos diez años. Y es poco probable que el comercio bilateral de bienes crezca a corto plazo, sobre todo por las bajas producciones cubanas, aunque es posible que el de servicios llegue a ser un nuevo punto de crecimiento en la cooperación comercial bilateral.

Tanto China como Cuba tienen el interés y la demanda de fortalecer el comercio de bienes, pero el volumen no puede tener el salto que se necesita debido, fundamentalmente, a dos razones.
  1. Cuba implementa una economía planificada con un fuerte control de divisas. Esto reduce la posibilidad de aumentar en gran medida las importaciones chinas.
  2. Las exportaciones de Cuba a China se componen principalmente de recursos mineros y productos agrícolas, la producción de estos es relativamente estable. A pesar de que China tiene una fuerte demanda de importación de esos ítems, la parte criolla no puede incrementar de manera significativa la producción en el corto plazo, toda vez que muchas industrias están descapitalizadas. En el caso de níquel, las fábricas se paralizaron por baja eficiencia industrial, entre otras razones.
Las oportunidades en la biotecnología y medicina

El comercio de servicios podría tener un futuro más alentador. En este rubro, la industria de servicios de salud constituye un área ventajosa para Cuba durante los últimos años. Desde finales de la década 80 del siglo pasado, el gobierno cubano ha venido promoviendo el desarrollo de la biotecnología. Y con la crisis de la COVID ha producido sus propias vacunas contra la enfermedad. Hoy dispone de cinco candidatos vacúnales avalados por los organismos nacionales de verificación. Y ya existen cuatro vacunas, llamadas Abdala, Soberana 01/02/Plus y Mambisa.

Cuba cuenta con muchos centros y empresas de investigación biomédica, con miles de investigadores altamente calificados y con trasferencia de tecnología de avanzada en el sector biotecnológico. Entre estos sobresalen el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, (CIGB), el de Inmunología Molecular (CIM), el Centro de Neurociencias de Cuba, el Centro de Química Farmacéutica (CQF), el Instituto Finlay, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), la Universidad de La Habana, entre otros. Solo en el Ministerio de Salud Pública hay doce centros de investigación.

El presidente de la empresa cubana BioCubaFarma firmó un documento con la parte china para establecer las bases y crear una alianza "estratégica" con el grupo empresarial chino a "corto, mediano y largo" plazo encaminado a introducir medicamentos en el mercado del país asiático, pero también en Latinoamérica y otras regiones. Se trata de un convenio que concibe crear firmas mixtas, tanto en Cuba como en China, para fabricar un grupo importante de medicamentos cubanos.

Cuba ha acumulado experiencia en capacitación médica y coopera con más de 90 países. Tiene prestigio mundial en varios campos de la medicina como en el tratamiento de la diabetes y el cáncer. Los consumidores chinos también reconocen el nivel de servicios de salud cubanos. El país pudiera entonces ofrecer servicios de consulta al gobierno para el desarrollo del sistema de salud chino. También se le pueden vender productos cubanos o licencias de productos nacionales para producir en China. O hacer de conjunto varios productos.

Por consiguiente, existe una gran potencialidad para ambas partes a la hora de profundizar la cooperación del comercio de servicios médicos. China pretende explotar el desarrollo médico cubano, sobre todo en la rama de las biomedicamentos. Por ello varias empresas especializadas en la biofarmacéutica y las energías renovables han comenzado a asentarse en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM).

Pero la inversión de capitales de China en Cuba es la parte más débil de esas relaciones. Además de las posiciones chinas, Cuba deberá revisar las instituciones existentes para facilitar la inversión de capitales de modo que las inversiones se puedan estructurar adecuadamente y los inversionistas puedan sentirse seguros en sus negocios.


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Los retos

El limitado flujo de inversiones chinas en Cuba continúa siendo una de las principales debilidades a nivel bilateral. No se corresponde con lo alcanzado en otros ámbitos.

Lograr atraer esa inversión y que responda a los intereses nacionales es para La Habana uno de los principales desafíos de las relaciones bilaterales.

Existe la voluntad política china de incrementar de manera sustantiva la inversión en Cuba. Son numerosos los encuentros a un elevado nivel, pero se concreta poco en la práctica.

Aun cuando no se trata de inversión extranjera directa, es preciso hacer referencia al creciente flujo de créditos preferenciales u otras modalidades de financiamiento o de apoyo financiero, con o sin cobertura de seguro oficial, al exportador provenientes del gobierno chino.

Han propiciado y favorecido el desarrollo de procesos inversionistas y contratos de suministros de equipamiento chino para implementar programas priorizados en Cuba. En algunos casos, estos contratos de suministros prevén la transferencia de tecnología para su producción y/o ensamblaje en Cuba, como en los ómnibus Yutong, los calentadores solares y los biosensores, entre otros.

Principales desafíos para Cuba en las relaciones bilaterales

  • La relación China-Estados Unidos en el mediano plazo.
  • La necesidad de seguir honrando los compromisos financieros adquiridos.
  • Incrementar la calidad y el monto de las inversiones chinas. Atraer montos significativos.
  • Armonizar las grandes diferencias existentes entre ambos modelos económicos de manera que no se conviertan en un freno al desarrollo de relaciones económicas y comerciales.
  • La necesidad de incrementar los rublos exportables cubanos al mercado chino, no solo el de servicios médicos.
  • China ha mostrado tener una estrategia bien definida a largo plazo hacia América Latina y el Caribe en función de sus intereses nacionales. Sin embargo, no es precisa la estrategia de América Latina y el Caribe para lidiar con el gigante asiático y aprovechar sus beneficios. En la mayoría de los casos, nuestros países carecen de una política de cooperación con China que les permita evitar y corregir las deformaciones resultantes.
  • Hay que prestarle atención a la ofensiva diplomática china, en estos últimos años centrada en la iniciativa "Una Franja, Un Camino", también conocida como "la Nueva Ruta de la Seda". Este mega emprendimiento consiste en promover el comercio y construir infraestructura en Asia, Europa, África y América Latina.
  • América Latina es parte de la periferia lejana de China, pero se ha convertido en un área relevante de la estrategia de Beijing. El subcontinente ha devenido un espacio geoestratégico para la relación bilateral hacia esferas diplomáticas, económicas, educativas, culturales y científicas.
  • La "diplomacia de las mascarillas o la diplomacia de las vacunas"-- es decir la donación y venta de productos para enfrentar la pandemia en su momento más crítico--, hizo que China se convirtiera en un actor relevante para Latinoamérica en medio de la crisis del coronavirus.
  • Cuba y China han promovido la Diplomacia de la Salud Global como una de las estrategias de política exterior. En la cooperación entre estos dos países se destaca la firma de acuerdos en diversas áreas --por ejemplo, las finanzas, la biotecnología, la agricultura, la infraestructura y las fuentes de energía renovable--, pero habría que potenciarla más en el futuro.
Conclusiones

La relación económica y política entre Cuba y China ha sido a lo largo de mucho tiempo sólida, aunque con excepciones en algunos periodos. Y durante los últimos treinta años ha sido muy positiva para la economía nacional a partir de llegada de grandes volúmenes de materias primas y equipos.

China es un país socialista con una economía de mercado. Ha logrado espectaculares resultados económicos que la han ubicado rápidamente como la segunda economía mundial y como el país mayor exportador mundial. Y lo ha conseguido con un elevado pragmatismo en la arena internacional.

A pesar de factores adversos como el bloqueo de Estados Unidos, Cuba atraviesa su peor momento económico. Si bien manifiesta planes para salir de ese nivel tan bajo, los resultados concretos están distantes de la realidad. ¿No puede implementar cambios aún más profundos en la toma de decisiones, como lo hizo China?

Si Cuba presentara otra realidad macroeconómica, leyes más precisas, y una Constitución sin ambigüedades en el área de la inversión extranjera, tal vez se podría observar mayor presencia de los capitales chinos en la Isla.

Bibliografía

ONEI: Anuarios Estadísticos de Cuba. Varios años, La Habana.
Omar Pereira Hernández: China y Cuba: una relación en ascenso, UNAM, México DF, abril de 2010.
Granma, La Habana, 2021.


[1] Omar Pereira Hernández: China y Cuba: una relación en ascenso, UNAM, México DF, abril de 2010.