Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

lunes, 9 de abril de 2018

La confusión comercial de Trump


NUEVA YORK – La escaramuza comercial entre Estados Unidos y China en materia de acero, aluminio y otros productos es consecuencia del desdén que siente el presidente norteamericano, Donald Trump, por los acuerdos comerciales y la Organización Mundial de Comercio, una institución que fue creada para fallar en disputas comerciales.

Antes de anunciar los aranceles a las importaciones sobre más de 1.300 tipos de productos de fabricación china por un valor de 60.000 millones de dólares al año, a principios de marzo Trump difundió amplios aranceles del 25% sobre el acero y del 10% sobre el aluminio, que justificó sobre la base de la seguridad nacional. Trump insiste en que un arancel a una pequeña fracción del acero importado -cuyo precio se establece a nivel global- será suficiente para hacer frente a una genuina amenaza estratégica.

Sin embargo, la mayoría de los expertos consideran dudoso ese razonamiento. El propio Trump ya ha dado un paso atrás en su argumento sobre la seguridad nacional al exceptuar a la mayoría de los exportadores importantes de acero a Estados Unidos. Canadá, por ejemplo, está exceptuado con la condición de una renegociación exitosa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, amenazando efectivamente al país a menos que ceda a las demandas de Estados Unidos.

Pero existe una serie de cuestiones en disputa que involucran, por ejemplo, a la madera, la leche y los automóviles. ¿Trump realmente está sugiriendo que Estados Unidos sacrificaría la seguridad nacional a cambio de un mejor acuerdo sobre estas molestias menores en el comercio entre Estados Unidos y Canadá? O quizás el argumento de la seguridad nacional sea básicamente falso, como ha sugerido el secretario de Defensa norteamericano, y Trump, tan embrollado como está en la mayoría de las cuestiones, se da cuenta.

Como suele suceder, Trump parece estar obsesionado con un problema del pasado. Recordemos que, cuando Trump comenzó a hablar del muro fronterizo, la inmigración de México ya se había reducido prácticamente a cero. Y, cuando comenzó a quejarse de que China deprimía el tipo de cambio de su moneda, el gobierno chino en verdad estaba apuntalando el renminbi.

De la misma manera, Trump está introduciendo sus aranceles sobre el acero después de que el precio del acero ya ha aumentado aproximadamente el 130% respecto de su punto más bajo, debido en parte a los propios esfuerzos de China por reducir su exceso de capacidad. Ahora bien, Trump no sólo se está ocupando de un problema de poca monta. También está encendiendo pasiones y poniendo en jaque las relaciones de Estados Unidos con sus principales aliados. Lo peor de todo es que sus acciones están motivadas por pura política. Está ansioso por parecer fuerte y agresivo a los ojos de su base electoral.

Aún si Trump no tuviera economistas que lo asesoraran, tendría que darse cuenta de que lo que importa es el déficit comercial multilateral, no los déficits comerciales bilaterales con cualquier país. Reducir las importaciones de China no creará empleos en Estados Unidos. Más bien, hará subir los precios para los ciudadanos norteamericanos y generará empleos en Bangladesh, Vietnam o cualquier otro país que se disponga a reemplazar las importaciones que antes provenían de China. En unas pocas instancias en las que la fabricación efectivamente regrese a Estados Unidos, probablemente no se creen empleos en el viejo Cinturón del Óxido. En cambio, los bienes probablemente sean producidos por robots que tienen las mismas probabilidades de estar situados en centros de alta tecnología como en cualquier otra parte.

Trump quiere que China reduzca su excedente comercial bilateral con Estados Unidos en 100.000 millones de dólares, algo que podría lograr si comprara petróleo o gas de Estados Unidos por un valor de 100.000 millones de dólares. Pero si China redujera sus compras a otras partes o simplemente vendiera el gas o el petróleo estadounidense a otros lugares, el efecto sobre la economía de Estados Unidos o global será mínimo, o inclusive nulo. El foco de Trump en el déficit comercial bilateral es, francamente, tonto. 

Como era de esperarse, China ha respondido a los aranceles de Trump amenazando con imponer aranceles propios. Esos aranceles afectarían a los productos de fabricación estadounidense en un amplio rango de sectores, pero desproporcionadamente en áreas donde el respaldo a Trump ha sido fuerte.

La respuesta de China ha sido firme y medida, destinada a evitar tanto una escalada como una conciliación que, cuando se lidia con un bravucón inestable, no hace más que alentar una mayor agresión. Es de esperar que las cortes de Estados Unidos o los republicanos en el Congreso frenen a Trump. Pero, una vez más, el Partido Republicano, solidarizándose con Trump, parece haber olvidado repentinamente su compromiso de larga data con el libre comercio, como hace unos meses cuando olvidó su compromiso de larga data con la prudencia fiscal.

En términos más generales, el respaldo a China tanto dentro de Estados Unidos como en la Unión Europea ha venido menguando por varias razones. Si miramos más allá de los votantes de Estados Unidos y Europa que están sufriendo a causa de la desindustrialización, la realidad es que China no es la mina de oro que alguna vez era para las corporaciones norteamericanas.

En tanto las firmas chinas se han vuelto más competitivas, los salarios y los estándares ambientales en China han aumentado. Mientras tanto, China se ha demorado en abrir sus mercados financieros, para disgusto de los inversores de Wall Street. Irónicamente, mientras que Trump dice estar velando por los trabajadores industriales estadounidenses, el verdadero ganador de las negociaciones "exitosas" -que obligarían a China a abrir más sus mercados a los seguros y otras actividades financieras- quizá sea Wall Street.

El conflicto comercial de hoy revela hasta qué punto Estados Unidos ha perdido su posición global dominante. Cuando una China pobre y en desarrollo empezaba a incrementar su comercio con Occidente hace un cuarto de siglo, pocos imaginaban que ahora sería el gigante industrial del mundo. China ya ha superado a Estados Unidos en producción industrial, ahorros, comercio y hasta PIB si se mide en términos de paridad de poder adquisitivo.

Aún más atemorizador para muchos en los países avanzados es la posibilidad real de que, más allá de avanzar rápidamente en su competencia tecnológica, China en verdad pueda liderar en una de las industrias clave del futuro: la inteligencia artificial. La IA se basa en los datos, y la disponibilidad de datos es fundamentalmente una cuestión política que implica cuestiones como la privacidad, la transparencia, la seguridad y las reglas que dan marco a la competencia económica.

La UE, por su parte, parece sumamente preocupada por proteger la privacidad de los datos, mientras que China no. Desafortunadamente, eso podría darle a China una gran ventaja en el desarrollo de IA. Y las ventajas en IA se extenderán mucho más allá del sector tecnológico, potencialmente a casi todos los sectores de la economía. Claramente, es necesario que haya un acuerdo global para fijar estándares para el desarrollo y la utilización de IA y otras tecnologías relacionadas. Los europeos no deberían transigir en su genuina preocupación por la privacidad sólo para promover el comercio, que es simplemente un medio (a veces) para alcanzar niveles de vida más altos.

En los años por delante, vamos a tener que descifrar cómo crear un régimen comercial global "justo" entre países con sistemas económicos, historias, culturas y preferencias sociales esencialmente diferentes. El peligro de la era Trump es que, mientras el mundo observa los comentarios en Twitter del presidente estadounidense e intenta no ser empujado por un precipicio u otro, esos desafíos reales y difíciles no reciban atención.


JOSEPH E. STIGLITZ, a Nobel laureate in economics, is University Professor at Columbia University and Chief Economist at the Roosevelt Institute. His most recent book is Globalization and Its Discontents Revisited: Anti-Globalization in the Era of Trump.

Esperando la reforma empresarial en Cuba: notas sobre la experiencia vietnamita

Por Pedro Monreal, El Estado Como tal,


Vietnam ha sido noticia recientemente en Cuba. De interés particular, al menos para los economistas, ha sido la definición de la función del mercado en el desarrollo socialista de ese país que fuera ofrecida por Nguyen Phu Trong, Secretario General del Partido Comunista de Vietnam (PCV)1.
Tres componentes de tal función fueron mencionados por el dirigente vietnamita. En primer lugar, la centralidad del mercado en el modelo económico. En segundo lugar, el mercado como una necesidad para construir el socialismo. En tercer lugar, la compatibilidad del mercado con el socialismo, o sea, que el mercado no debe ser visto como un inconveniente con el que haya que coexistir; sino que el mercado, lejos de ser antagónico respecto al socialismo, es funcional al mismo. Obviamente, tal definición estuvo contextualizada para el modelo vietnamita.
Es razonable asumir que la noción de que el mercado es central, necesario y compatible con el socialismo, pudiera ser considerado como un tema controversial en Cuba. Se trata del tipo de planteamiento que pudiera animar el debate que actualmente existe sobre la reforma económica del país.
Probablemente, los especialistas que privilegian en Cuba el enfoque más general -también más abstracto- sobre el socialismo y sus posibles modelos, encuentren un estímulo para escribir y discutir sobre la cuestión “modélica”, algo que me parece entendible, si bien no me parece de mucha utilidad práctica para el diseño y aplicación de políticas inmediatas en Cuba.
También existe otro ángulo posible de abordar el tema: la revisión de la manera concreta en que ha ido modificándose y consolidándose la función del mercado en la economía vietnamita. Esa es, precisamente, la dimensión en la que se concentra esta nota. Específicamente, lo relativo a la reforma empresarial, es decir, las transformaciones a nivel del marco de funcionamiento de la organización económica básica (la empresa) sobre la que se sustenta el crecimiento económico, el empleo, los ingresos, el consumo, y el desarrollo nacional.
Considero que, más que las consideraciones generales o que las disquisiciones especulativas sobre el socialismo, lo que pudiera contribuir de manera más efectiva a dotar de contenido preciso un término como “economía de mercado con orientación socialista” es la comprensión concreta de la reforma vietnamita en áreas claves como el funcionamiento del mercado a nivel empresarial.
En un texto anterior he explorado la experiencia vietnamita con la unificación de las tasas de cambio y la devaluación de la moneda nacional. Considero que ese es un caso que ofrece lecciones interesantes para Cuba2. En esta nueva nota continúo con el caso de Vietnam y propongo revisar, sucintamente, su reforma empresarial. Se hace básicamente a un nivel descriptivo que pudiera facilitar, en próximos textos, una reflexión analítica.
No se trata de una revisión encaminada a proponer la copia, sino a facilitar el aprendizaje. Cuba se enfrenta hoy a temas claves de su proceso de reforma, como es el caso de la transformación de las empresas estatales, los mecanismos de planificación, el establecimiento legal de empresas privadas nacionales, y los esquemas empresariales más efectivos para poder integrar el capital extranjero.
La reforma cubana dista mucho de haber producido, hasta la fecha, el tejido empresarial que necesita el país para desarrollarse. Las más recientes medidas adoptadas en diciembre de 2017 –el Decreto-Ley (No. 334) y los decretos Nos. 334, 335 y 336- se limitan a las empresas estatales y se han implementado con el propósito de otorgarles mayor autonomía y competitividad a esas empresas estatales, un objetivo que todavía debe ser contrastado con eventuales resultados en la práctica. Por otra parte, la anunciada intención oficial de establecer un sector de pequeñas y medianas empresas privadas sigue siendo una incógnita en cuanto a su materialización.
Acerca de cómo reconstruir el sistema empresarial de un país socialista ha existido una experiencia práctica en Vietnam que muy probablemente pudiera ser de utilidad para la reforma cubana, tanto en sus aspectos positivos como en los negativos. Discutir a partir de la evidencia concreta de una interacción exitosa entre mercado y socialismo –como la de Vietnam- es más práctico que embrollarse en una especulación abstracta sobre el tema.
Si desea entenderse qué hay detrás del término “economía de mercado con orientación socialista” habría que comenzar por comprender la transformación del tejido empresarial de Vietnam en las últimas tres décadas.
Las empresas estatales y el mercado en Vietnam: el punto de partida y su transformación
Desde la reunificación del país, en abril de 1975, no existió en Vietnam una ley de empresa hasta 1990. La Constitución de 1980 incluyó, como un objetivo declarado, el desarrollo de una economía centralmente planificada sin empresas privadas.  Únicamente existía actividad privada extendida en la agricultura, pero sin adoptar formas empresariales sino como una producción campesina familiar, usualmente en pequeñas parcelas de tierra con bajo nivel tecnológico.
Se acepta corrientemente el mes de diciembre de 1986 como el momento inicial de la reforma económica vietnamita, conocida como Doi Moi. También se reconoce que la reforma se profundizó a partir de 1989, así como que la década de 1990´s fue -en buena medida- un intenso período de experimentación y de sucesivas modificaciones en el plano organizativo y legislativo. Es significativo que en los 15 años transcurridos entre 1990 y 2005 se aprobaron tres leyes de empresa: las leyes de 1990, 1999 y 2005.
El camino recorrido desde entonces ha conducido a una situación actual que es radicalmente distinta a la que existía hace 30 años, cuando comenzó la reforma. La ley de empresa vigente en Vietnam desde mediados de 2015 establece un marco legal amplio, que incluye todos los tipos de estructuras bajo las que se pueden conducir actividades empresariales3.
La nueva ley de 2015 establece que toda empresa tiene “la libertad” de hacer cualquier actividad que no esté prohibida por la ley. Las “líneas de negocios” de la empresa solamente se especifican en la solicitud para el registro, pero no aparecen en el certificado de registro. En la práctica esto significa que las empresas pueden incursionar en nuevos tipos de actividad antes de que tengan que notificarlo a las autoridades. Equivale a un enfoque de “hacer negocios primero y modificar el registro después”4.
Se ha simplificado el proceso de registro, con menos requerimientos informativos iniciales, y el plazo de registro (nuevo o modificación de un certificado anterior) solamente demora tres días.
Para efectuar cambios de información relativos al certificado de registro, solamente hay que enviar una nota de actualización a las autoridades en el plazo de los diez días posteriores a la modificación efectuada por la empresa. La actualización se asentará automáticamente en la base nacional de datos del registro de empresas, salvo que existiera un conflicto con la ley.
A mediados del año 2017 existían en Vietnam 610,000 empresas privadas, habiéndose creado 110,000 de estas en el año precedente. Se estima que el valor de la producción de las empresas privadas representa aproximadamente el 40 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y que absorben el 85 por ciento de los nuevos puestos de trabajo creados anualmente, los cuales se ubican entre 1,3 y 1,4 millones de puestos.5
¿Cómo se pasó -a nivel de reglamentación empresarial- de un modelo de planificación centralizada sin empresas privadas a uno que garantiza una considerable autonomía para las empresas de diversas formas de propiedad y donde existen más de 600 mil firmas privadas y apenas 2,700 empresas estatales?
La ley de empresa de 1990: un primer escalón
En realidad, los detalles relativos a esas leyes son complicados. Por ejemplo, la primera ley de empresa de 1990 fue parte de un paquete de leyes donde también se emitió -separadamente-  una “ley de empresa privada”, ambas aprobadas en diciembre de 1990. Se considera que una contribución importante de la ley de empresa de 1990 fue el establecimiento de las dos modalidades empresariales que han facilitado el proceso de reforma de las empresas estatales y de la creación paralela de empresas privadas. Esas dos modalidades son las compañías de responsabilidad limitada (limited liabilities companies, LLCs) y las compañías por acciones (sociedades anónimas).6
Generalmente se señala como una insuficiencia de las leyes de 1990 el hecho de que se concentraron en las cuestiones de la administración estatal de las empresas, pero no se ocuparon de establecer reglas para la “gobernabilidad” interna (dirección) de las empresas. Al amparo de esas dos leyes de 1990 fueron establecidas 48,000 empresas privadas en un plazo de nueve años (1991- 1999).7
La ley de empresa de 1999: rápida expansión del número de entidades
Como parte de las lecciones extraídas de la intensa experimentación de la década de los 1990s, fue aprobada una nueva ley de empresa en 1999, que entró en vigor el 1 de enero de 2000. Se adoptó para aumentar la autonomía empresarial y para facilitar el funcionamiento del sector privado. La ley de 1999 simplificó considerablemente los procedimientos para el registro de empresas privadas y redujo considerablemente el costo y el tiempo que se necesitaba para legalizar las empresas privadas.
Uno de los aspectos sobresalientes de la ley de empresa de 1999 fue la adición de una tercera modalidad de funcionamiento empresarial: partnerships. Adicionalmente, se establecieron dos tipos de compañías de responsabilidad limitada (LLCs): las de dos o más miembros, y las de un solo propietario (podía ser un individuo o una organización).
Como parte del nuevo marco jurídico, se adoptó en el año 2001 una importante regulación complementaria: el “Decreto para apoyar el desarrollo de la mediana y pequeña empresa”, la cual formalizó, por primera vez, la definición oficial de una pequeña y mediana empresa (PYME) en Vietnam y que estableció condiciones para ulteriores políticas gubernamentales dirigidas a apoyar el desarrollo de las PYMES. En 2002 se efectuó un Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam (PCV) que se concentró en el tema del desarrollo de la empresa privada.
La ley de empresa de 1999 representó un punto de viraje en la expansión de la empresa privada en Vietnam, lo cual tuvo un impacto considerable en la transformación del tejido empresarial del país. El número de firmas privadas registradas aumentó cada año, desde el momento de puesta en marcha de la ley. Se registraron 14,457 empresas en el año 2000, habiendo crecido el registro anual de 27,662 (en 2003) a 36,000 (en 2004). A mediados de ese año, el total de empresas registradas bajo la ley de 1999 era de 95,357. Se estima que aproximadamente el 45 por ciento de las firmas registradas entre 2000 y 2004 eran “negocios” previamente existentes en forma de trabajo individual y familiar, muchas veces en el sector informal.8
La ley de empresa de 2005: énfasis en la “gobernabilidad” empresarial
La ley de empresa de 2005 es considerada, todavía hoy, como el cambio más radical de legislación empresarial en Vietnam, en relación con el marco legal anterior. Fue aprobada en noviembre de 2005 y comenzó a aplicarse el 1 de julio de 2006. A partir de 2006, cada individuo -nacional y extranjero- tuvo el derecho de crear compañías mediante mecanismos comunes simplificados. La ley se aplicó a todas las formas de compañías, independientemente del tipo de propiedad.
Contenía 171 artículos y fue el texto legislativo empresarial más complejo elaborado en Vietnam hasta ese momento. En buena medida, se enfocó en establecer las condiciones para fortalecer la capacidad de integración internacional de las empresas vietnamitas, especialmente con vistas a facilitar el acceso de Vietnam a la Organización Mundial de Comercio (OMC).9
Con la introducción de esta ley se modificó sustancialmente el marco legal para el funcionamiento de las empresas, especialmente al estandarizar los procedimientos para el funcionamiento según su forma legal, con independencia del tipo de propiedad y de sector. Es decir, las reglas para la “gobernabilidad” (dirección) de una compañía por acciones del sector estatal son las mismas que tiene una compañía por acciones del sector privado nacional, o que tiene una compañía por acciones de capital extranjero.
Las diferencias de operación que pudieran existir entre empresas de un mismo tipo legal, como consecuencia de las diversas formas de propiedad, no forman parte del contenido de la ley de empresa. Por lo general, eso se reglamenta mediante otros instrumentos jurídicos, como es la ley de inversión. Un posible ejemplo serían los diferentes requerimientos –más restrictivos- que tiene una empresa extranjera para poder invertir.
Se decidió dar de plazo hasta el 1 de julio de 2010 a todas las empresas estatales para que se convirtieran legalmente en una de las modalidades empresariales establecidas en la nueva ley.
Al igual que en el caso de las leyes anteriores, el proceso más dinámico de su impacto tuvo lugar en el terreno de la empresa privada. Se estima que hacia el año 2006 existían registradas unas 200 mil empresas privadas. Los resultados del censo de empresas efectuado en 2007 indicaron que en 2006 las empresas privadas representaban el 41,96 por ciento del total de las empresas del país, las empresas extranjeras el 22,22 por ciento, y las empresas estatales eran el 35,82 por ciento. 10
De hecho, como parte del proceso de reforma de la empresa estatal, el número de estas había descendido desde las 12,084 empresas estatales existentes en 1990, a unas 2,980 empresas totalmente estatales en 2006 y otras 670 en las que el Estado controlaba el 50 por ciento o más de la propiedad. 11
“Equitization”: breve nota sobre un término de difícil traducción
Del conjunto de empresas estatales en Vietnam que adoptaron -obligatoriamente- alguna de las formas empresariales definidas por la ley de 2005, una parte de ellas efectuó un proceso que en los textos sobre la reforma vietnamita publicados en inglés se conoce como “equitization” (en vietnamita sería Cổ phần hóa).
El término, que pudiera ser traducido al español como “titulación” (convertir el valor de activos en títulos de propiedad), consiste esencialmente en transformar una empresa estatal en una compañía por acciones. Usualmente significa una privatización parcial de la empresa, pero no necesariamente equivale siempre a una privatización. Es común que el Estado mantenga el control accionario de la empresa, sobre todo en ciertos sectores.
Cuando en la literatura económica sobre Vietnam se hace referencia a una “equitized SOE” (empresa estatal que ha sido “titularizada”) se está hablando, principalmente, de una mediana o pequeña empresa estatal que ha sido parcialmente privatizada, incluyendo las que han logrado atraer capital extranjero.
Es importante tomar nota de que, aunque el término de “equitization” normalmente implica la adquisición por parte de inversionistas privados de acciones en las empresas estatales, el objetivo del Estado es más amplio que la reducción de los activos estatales en empresas irrentables, o poco rentables, mediante la privatización de esos activos. Eso es aplicable, en muchos casos, a empresas estatales medianas y pequeñas, pero en el caso de las empresas estatales más grandes, el objetivo del Estado es inyectar inversión extranjera que haga más competitivas esas grandes empresas estatales.
El proceso había comenzado a utilizarse en 1992 como un programa piloto que se extendió a partir de la ley de 1999. Posteriormente, en 2002, se emitió el Decreto 64 que estableció un marco legal para acelerar el proceso de “equitization”. 12
Esa acción se produjo en el contexto de la “Estrategia para el Desarrollo Socio- económico 2001-2010” que promovía el desarrollo de una economía con múltiples formas de propiedad, así como cambios en la “gobernabilidad” de las empresas estatales, principalmente la consideración de que el Estado no tenía que controlar el 100 por ciento de las acciones de las empresas estatales y que debía considerarse la “liquidación” de un grupo de empresas estatales.
Si entre 1998 y 2002 habían experimentado la “equitization” unas 845 empresas estatales, entre 2002 y 2004 la cifra ascendió a 1,292 empresas.13 La ley de 2005 favoreció que la “equitization” se convirtiera en una creciente prioridad de la reforma. De hecho, el Plan Quinquenal 2006- 2010 estableció oficialmente que la restructuración y la “equitization” de las empresas estatales era una de las 15 tareas prioritarias del plan.
Fue también en 2005 cuando el Estado vietnamita creó una institución clave para la reforma empresarial: la “Corporación para la Inversión de Capital Estatal”, conocida internacionalmente por sus siglas en inglés SCIC, que comenzó a operar en agosto de 2006 como entidad accionista del Estado en las empresas estatales medianas y pequeñas que se incorporaron al proceso de “equitization”.
SCIC es una entidad subordinada al gobierno central y no a un ministerio. Cumple una función similar a la de instituciones en otros países donde el Estado gestiona parte de las acciones de las compañías estatales que han sido parcialmente privatizadas, como es el caso de SASAC en China, TEMASEK en Singapur, KHAZANAH en Malasia, y QIA en Qatar.
Como parte del proceso de “equitization”, los ministerios y los gobiernos provinciales transfirieron al SCIC la titularidad de la propiedad de las empresas estatales que fueron incorporadas al proceso de “equitization”. El proceso cobró dinamismo en los años inmediatamente posteriores a 2005 y se estimaba que en febrero de 2008 ya habían pasado por la “equitization” unas 4,000 empresas estatales desde el inicio de la reforma en 1986. De esa cifra, 3,400 habían atravesado el proceso desde el año 2000.14
Finalmente, dos aspectos deben ser mencionados. En primer lugar, el proceso de “equitization” se hizo fundamentalmente en empresas estatales pequeñas y medianas. Muy pocas acciones de las empresas estatales grandes se transfirieron a inversionistas privados nacionales. En segundo lugar, el proceso perdió dinamismo después de 2007, con cifras relativamente bajas de empresas estatales “titularizadas”, por debajo de las metas establecidas por el gobierno. Varios especialistas han señalado una brecha entre la legislación existente y la implementación del proceso, así como la acción de otros factores retardatorios del proceso.15
La ley de empresa de 2015 y su complementaria la ley de inversión de 2015
El tema de la “equitization” es importante para poder entender la ley de empresa de 2015 porque, entre otros objetivos, la nueva ley se proponía acelerar el proceso de reforma de la empresa estatal; algo que, como se ha mencionado anteriormente, habría estado funcionando por debajo de las expectativas iniciales del gobierno. Este pudiera ser un caso de estudio interesante respecto a la relación entre la implementación de las leyes, el apoyo político para la aplicación de estas, y la adopción de medidas complementarias, en el marco de la reforma del sector estatal.
La ley de empresa de 2015 (ley No. 28/2014/L-CTN) fue aprobada en noviembre de 2014 como parte de un paquete legislativo que también incluyó una nueva ley de inversión (ley No. 67/2014/QH13), esta última reemplazando la ley de inversión de 2005. En Vietnam, esas leyes de inversión no se limitan a regular la inversión extranjera.
Aunque este artículo se concentra en la ley de empresa, conviene anotar algunos aspectos de la ley de inversión de 2015. Probablemente, el cambio más importante que introdujo se refiere a la modificación en el método para legislar en materia de inversión nacional y extranjera, a partir de la adopción del enfoque de “lista negativa”. Anteriormente se utilizaba un enfoque de “lista positiva” mediante el cual lo que fuese permisible era codificado en leyes.
Con el paso a un enfoque de “lista negativa”, en la ley de inversión de 2015, se ha adoptado un método más transparente que significa que cualquier elemento que se considere que deba estar restringido o impedido, debe registrarse en las leyes. Para el resto de los asuntos, las empresas y los individuos están autorizados a emprender actividades económicas y a invertir dentro de los marcos legales.
Otros aspectos importantes de la nueva ley de inversión de 2015 fueron16:
  • Enmiendas relativas a una serie de conceptos importantes tales como: “inversión de negocios”, “proyecto para nueva inversión”, “proyecto para la expansión de inversión existente”, e “inversionista extranjero”.
  • Se definieron seis sectores en los cuales se prohíbe la inversión “libre”, lo cual representó una drástica reducción en relación con los 51 sectores anteriormente sometidos a tal prohibición.
  • También se redujo a 276 el número de actividades específicas en las que la inversión es “condicional” (debe cumplirse algún tipo de “condición”).
  • Introdujo precisiones respecto al nivel de propiedad a partir del cual se considera que una compañía registrada en Vietnam es considerada como una “empresa de inversión extranjera” (conocida hasta ese momento por sus siglas en inglés FIE), a las que se les aplican requerimientos de licencia relativamente más exigentes, así como otras restricciones. Anteriormente, podía incluso interpretarse que una empresa con un 1 por ciento de inversión foránea era una “empresa de inversión extranjera” (FIE). La ley de inversión de 2015 reemplazó el concepto de FIE por el de “organización económica con inversión de capital extranjero” (conocida por sus siglas en inglés FIEO), estableciendo como criterio el 51 por ciento del capital accionario de propiedad extranjera para clasificar como una empresa FIEO. Es importante el hecho de que el indicador se refiere al valor del capital accionario y no al porciento de las acciones que dan derecho al voto.
  • Lo anterior tiene una implicación práctica importante en la medida en que propicia que el capital extranjero pueda estructurar su inversión en una empresa en Vietnam de manera tal que pueda invertir en sectores restringidos a las FIEO (siempre que la inversión extranjera en la empresa sea inferior a 51 por ciento del valor del capital accionario), a la vez que pudiera tener el control de la empresa porque, a pesar de no detentar la mayoría del valor del capital, pudiera tener una mayoría de las acciones que dan derecho al voto.
Regresemos a la ley de empresa de 2015.
Esta ley también se aplica a las empresas en las que tienen propiedad tanto inversionistas nacionales y extranjeros, de manera individual o institucional. Establece los tipos de compañías a los que se les permite funcionar en Vietnam, así como su estructura y mecanismo de dirección, las definiciones respecto a pasivos y obligaciones, y las reglas básicas de operación. Es una ley muy amplia que abarca todas las formas posibles de modalidades empresariales, con independencia de que la propiedad y la operación de estas corresponda a nacionales o a extranjeros.
En relación con las modalidades de empresas, la ley de 2015 no presenta variaciones importantes en relación con la ley de 2005. Incluye seis tipos de modalidades empresariales entre las cuales pueden escoger, en dependencia de sus necesidades, los inversionistas nacionales y extranjeros.
Las modalidades son las siguientes:
  1. Compañías de responsabilidad limitada (limited liabilities companies, LLCs), con dos o más miembros. La responsabilidad de los miembros por concepto de pasivos, deudas y otras obligaciones se limita al monto de sus contribuciones a la empresa.
  1. Compañías de responsabilidad limitada (limited liabilities companies, LLCs), con un solo miembro (individuo u organización). La responsabilidad del miembro por pasivos, deudas y otras obligaciones se limita al monto del capital de la empresa.
  1. Compañías por acciones (shareholding companies), también llamada sociedad anónima. No se requiere que funcionen necesariamente en el mercado de valores (Bolsa). Para poder operar en Bolsa necesitan cumplir con una serie de requisitos adicionales. La responsabilidad de los accionistas frente a los pasivos se limita solamente al valor de las acciones.
  1. Partnerships, cuya forma principal es el “contrato de cooperación de negocios” (conocido por sus siglas en inglés BCC). Esta modalidad se utiliza principalmente por las corporaciones grandes. La responsabilidad frente a obligaciones es ilimitada para cada socio, en caso de que no se especifique el monto en el contrato.
  1. Empresas privadas (empresas de responsabilidad ilimitada), que son propiedad de un solo individuo. La responsabilidad del propietario por las obligaciones de la empresa se salda con todos los activos del propietario.
  1. Empresa estatal, que la nueva ley ha redefinido como una empresa en la que el 100 por ciento del capital total es controlado por el Estado.
Respecto a este último punto cabe una precisión interesante. La redefinición ha sido importante porque la anterior ley de 2005 consideraba como empresa estatal aquella en la que más del 50 por ciento del capital estaba en manos del Estado. Una primera implicación práctica del cambio en la ley ha sido la reducción del número de compañías clasificadas como empresas estatales.
Situación actual del tejido empresarial vietnamita
Las estadísticas oficiales más completas sobre el tejido empresarial en Vietnam reflejan la situación existente a finales de 2015 y presenta los datos para el período 2010-2015. La composición de las empresas –reflejando la modalidad legal y la forma de propiedad- se muestra en la siguiente tabla.
Tabla Empresas Vietnam
La información de la tabla permite caracterizar muy rápidamente la composición de las empresas de Vietnam y las tendencias observadas en su evolución reciente. Pudieran hacerse muchas observaciones, pero es conveniente destacar al menos cuatro:
  • El número de empresas estatales no es estadísticamente significativo.
  • Las empresas no estatales, basadas en capital nacional, son absolutamente mayoritarias, en cuanto a su número.
  • El peso relativo de la cantidad de empresas de capital extranjero en el total de empresas del país es bajo.
  • La modalidad empresarial dominante es la de las compañías de responsabilidad limitada, y en un distante segundo lugar las compañías por acciones totalmente privadas.
Naturalmente, se trata de un dato que solamente permite una caracterización incompleta del tejido empresarial de Vietnam. Existen otros indicadores más relevantes, como el peso relativo de los diferentes tipos de empresas en el empleo y en el capital empresarial. Son indicadores que modifican radicalmente la visión que ofrece, de manera aislada, el número de entidades.
En ese sentido, las empresas estatales emplean el 10,67 por ciento de los trabajadores empresariales de Vietnam, mientras que las empresas no estatales emplean el 59,99 por ciento y las empresas de capital extranjero dan trabajo al 29,34 por ciento del total del empleo empresarial de Vietnam. Las compañías de responsabilidad limitada –las más numerosas- representan un 31,92 por ciento del empleo.17
En cuanto al capital, las empresas estatales concentran el 31,36 por ciento, las empresas no estatales el 49,77 por ciento y las empresas de capital extranjero el 18,87 por ciento. Los datos más desagregados indican que las empresas estatales de nivel central concentran la cuarta parte del capital empresarial del país (25,65 por ciento), mientras que las empresas estatales del nivel local cuentan con una proporción baja del capital total de las empresas del país (5,71 por ciento). En el sector privado nacional, las compañías de responsabilidad limitada (LLC) y las empresas por acciones sin capital estatal cuentan con porcientos bastante similares del capital empresarial del país (21,80 por ciento y 22,36 por ciento respectivamente), es decir, algo menor que el porciento de las empresas estatales de nivel central.18
Debe quedar claro que las empresas estatales, principalmente las grandes corporaciones estatales, desempeñan actualmente un papel crucial en áreas claves de la economía vietnamita. Se estima que, de conjunto, las empresas estatales aportan aproximadamente 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y aunque el ritmo de crecimiento del valor producido como grupo ha sido menor que el de las empresas de propiedad privada y de capital extranjero, el sector de empresas estatales registró un respetable promedio anual de crecimiento de 3,8 por ciento entre 2006 y 2016.19
En términos del total del stock de capital, las empresas estatales representan el 91 por ciento de la producción y distribución de energía eléctrica, el 80 por ciento de las tecnologías de información y comunicación, el 79 por ciento la minería, el 65 por ciento del suministro de agua y de tratamiento de residuos, el 57 por ciento de las finanzas, banca y seguros, y el 43 por ciento de la agricultura, forestales y pesca.20
La gran mayoría de las empresas de gran escala de Vietnam son empresas estatales, entre ellas, Việt Nam Posts and Telecommunications Group (VNPT), Việt Nam’s Telecommunications Group (Viettel), MobiFone Telecommunications Corporation (MobiFone), Electricity of Việt Nam Group (EVN), Việt Nam Cement Industry Corporation (VICEM), Việt Nam National Coal and Mineral Industries Group (Vinacomin), Việt Nam National Petroleum Group (Petrolimex). En el caso de las exportaciones de arroz –uno de los logros más conocidos de la reforma- el 70 por ciento de las mismas se concentra en dos empresas estatales: Việt Nam Northern Food Corporation y Việt Nam Southern Food Corporation. Los principales bancos son estatales: BIDV, AgribankVietcombank y Vietinbank.
Fortalecer la empresa privada: una prioridad política inmediata y estratégica
Se estimaba que a principios de 2017 existían algo más de 2,700 empresas estatales, lo que representaba 607 empresas menos que en 2012.21 El Partido Comunista de Vietnam (PCV) ha indicado su decisión de continuar reduciendo el peso relativo de las empresas estatales en la economía y de incrementar el peso de las empresas privadas. En ese sentido, el 12vo Pleno del Comité Central del PCV (3 de junio de 2017) adoptó la Resolución No. 10, que estableció como meta elevar la contribución del sector privado al PIB desde el actual nivel de 40 por ciento hasta un 50 por ciento en 2020, y hasta un rango del 60 al 65 por ciento en 2035.22 En términos del número de empresas privadas, esto significaría tener registradas, al menos, 1 millón de empresas privadas en 2020, aproximadamente 1,5 millones en 2025, y 2 millones de empresas privadas en 2030.23
En 2017, el gobierno vietnamita decidió conceder atención especial al proceso de “equitization” y la SCIC estableció, por primera vez, un calendario preciso; mientras que el Ministerio de Planificación e Inversión completó una lista de 375 empresas estatales que deben ser total o parcialmente privatizadas hasta el 2020. Se espera que 185 empresas pasen por el proceso de “equitization” en 2018. 24
No obstante, existe un dato que debe ser retenido: si bien se ha producido una reducción apreciable en el número de empresas estatales -no solamente por el cambio de definición de empresa estatal, sino también por la “equitization”- se señala que en realidad ha sido relativamente insignificante el valor de los activos estatales que han sido privatizados, estimándose en apenas un 8 por ciento del valor total de los activos de las empresas estatales.25
Este punto es importante porque indica que no ha habido un desmantelamiento del sector estatal, el cual ha seguido creciendo, se ha restructurado y ha reforzado sus empresas mayores. Lo que ha ocurrido es que se ha producido un crecimiento más acelerado de la empresa de capital extranjero y de la empresa privada nacional, estimándose que el 95 por ciento de estas últimas son PYMES.
Parte del reto de la ampliación del sector privado que ha decidido acometer el Partido Comunista de Vietnam (PCV) consiste, precisamente, en revertir una tendencia observada en las PYMES privadas de reducir su escala promedio, lo cual limita posibles incrementos de productividad por la vía de economías de escala, especialización e innovación. Reconocidos economistas vietnamitas han indicado que “para poder estimular el crecimiento de esas empresas, debe ser mejorada la competencia, la cual es el núcleo de la economía de mercado”. En el contexto del actual debate económico en Vietnam se propone también que el gobierno debe apoyar el desarrollo de empresas privadas innovadoras, mediante programas de soporte directo e indirecto.26
Comentarios finales
La reforma empresarial vietnamita ha tenido una serie de características que, en mi modesta opinión, pudieran ser relevantes para el debate actual sobre la reforma económica en Cuba:
  • Los parámetros que han guiado la reforma empresarial -sus límites, direcciones y prioridades- se han modificado con notable frecuencia y han sido codificados en documentos políticos del Partido Comunista de Vietnam (PCV) y del gobierno (leyes y decretos) que expresan un enfoque de adaptación constante.
  • Ha sido más un enfoque pragmático que programático-modélico. Lo programático no se ha ajustado a un modelo predeterminado, sino que ha cambiado con frecuencia precisamente porque ha predominado una visión pragmática del proceso: la acción seguida por el monitoreo, la evaluación de la retroalimentación, y la adaptación del programa. Todo ello, conducido de manera permanente, sin atarse a plazos fijos, y sin anclaje en teorizaciones.
  • Los detalles técnicos de la reforma no han sido asumidos como “cosa de tecnócratas” ni de “especialistas”, sino como “cosa de los políticos”. Cada acción importante ha respondido directamente a una decisión política de alto nivel. Varios plenos del PCV se han enfocado en la reforma empresarial y las PYMES.
  • Las contradicciones, problemas y fracasos que han existido, han sido gestionados políticamente. Los éxitos de la reforma empresarial -que han predominado sobre los problemas- han sido políticamente redituables para el PCV.
La fase actual de la reforma empresarial, iniciada con la nueva ley de empresa de 2015 y confirmada por la Resolución No. 10 del 12vo Pleno del Comité Central del PCV de 2017, ha asumido como objetivo prioritario elevar sustancialmente la contribución del sector privado al PIB, mediante el proceso interrelacionado de restructuración acelerada de las empresas estatales -incluyendo la privatización parcial de 375 de ellas hasta el 2020- y el incremento sustancial del número de empresas privadas -principalmente PYMES- desde las 610,000 actuales hasta 2 millones en 2035.
Cuando se desea entender en Cuba en qué consiste una “economía de mercado con orientación socialista”, como la vietnamita, debe mirarse esa realidad tal y como es. Si, en el contexto del actual debate sobre la reforma económica de Cuba, se va a hablar sobre la experiencia vietnamita, lo adecuado es obtener ese entendimiento de la realidad. Eso es mucho mejor que la “interpretación” que pudiera resultar de la ocurrencia de alguien de tomar el término “economía de mercado con orientación socialista” y “coctelearlo” con lo que pudiera encontrarse en la literatura marxista clásica.
Por supuesto que la reforma económica de Cuba no puede ser la misma de Vietnam, pero mucho menos va a poder salir la reforma económica cubana directamente de una teorización abstracta inspirada en textos.
Como se aclaró al principio, esta nota ha sido de tipo descriptivo. Permite establecer una serie de evidencias que pudieran facilitar posteriores análisis sobre el tema. De nuevo, no se trata de proponer “modelo” ni “fórmula” alguna. Lo que parece apropiado es observar lo que funciona, sacar lecciones, y quizás -si fuese pertinente luego de un análisis de la circunstancias nacionales- aplicar algunas de esas lecciones en el diseño e implementación de la reforma económica en Cuba.

Publicado originalmente en Cuba Posible, 8 de abril de 2018, https://cubaposible.com/esperando-la-reforma-empresarial-cuba-notas-la-experiencia-vietnamita/
Notas:
  1. Conferencia impartida por Nguyen Phu Trong en La Universidad de La Habana. 29 de marzo de 2018. Cubadebate. http://www.cubadebate.cu/noticias/2018/03/29/nguyen-phu-trong-recibe-doctor-honoris-causa-de-la-universidad-de-la-habana/#.WsEMYZe-kl0
  2. Ver, “La devaluación del peso cubano no es una maniobra monetaria: ¿ofrece Vietnam alguna lección?”, El Estado como tal, 28 de febrero de 2018. https://elestadocomotal.com/2018/02/28/la-devaluacion-del-peso-cubano-no-es-una-artimana-monetaria-ofrece-vietnam-alguna-leccion/
  3. Ver texto de la ley No. 28/2014/L-CTN aprobada por la XIII Asamblea de la República Socialista de Vietnam en su 8va sesión, el 26 de noviembre de 2014 https://www.hcmiu.edu.vn/Portals/1/Docs/vanbanphapluat/english/68-2014-QH13-Luat%20Doanh%20nghiep.pdf
  4. Ver una comparación resumida entre las dos leyes (2015 y 2005) en el informe de Indochina Council, “Vietnam: Key Changes under the New Enterprise Law”, agosto de 2015, http://www.networkedlaw.net/files/9214/4354/1177/Indochine_Counsel_-_Enterprise_Law_-_Client_Memo_-_Key_Changes_of_2014_Enterprise_Law_-_EN_-_Sept_2015.pdf
  5. Ver, “How the private sector can drive Vietnam’s growth”, VietnamNet, 8 de junio de 2017, http://english.vietnamnet.vn/fms/business/179882/how-the-private-sector-can-drive-vietnam-s-growth.html
  6. Bui Xuan Hai. “Vietnamese Company Law: The Development and Corporate Governance Issues”. Bond Law Review, Volume 18, Issue 1. 2006.
  7. Nguyen Thi Tue Anh, Luu Minh Duc, y Trinh Duc Chieu, “The Evolution of Vietnamese industry”, Learning to Compete Working Paper No. 19, 2012, Africa Growth Initiative at Brookings. https://www.brookings.edu/wp-content/uploads/2016/07/L2C_WP19_Nguyen-Luu-and-Trinh-1.pdf
  8. Katariina Hakkala y Ari Kokko, “The State and the private sector in Vietnam”, Working Paper 236, June 2007, Stockholm School of Economics, EIJS, https://swopec.hhs.se/eijswp/papers/eijswp0236.pdf
  9. Bui Xuan Hai. Op. Cit.
  10. Nguyen Thi Tue Anh, Luu Minh Duc, y Trinh Duc Chieu, Op. cit.
  11. Ibidem.
  12. Konstantin Wacker. “Restructuring the SOE Sector in Vietnam.” Journal of Southeast Asian Economies (JSEAE), vol. 34 no. 2, 2017, pp. 283-301. https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2828197
  13. Ibidem
  14. Kim, Woochan, Nam, Il-Chong y Cuong, Tran Tien, “On the Governance of State-Owned Economic Groups in Vietnam” (April 12, 2010). https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=1729093
  15. Konstantin Wacker, Op. cit.
  16. Ver texto de la ley No. 67/2014/QH13 aprobada por la XIII Asamblea de la República Socialista de Vietnam en su 8va sesión, el 26 de noviembre de 2014, “Investment Law and Enterprise Law Amendments in Vietnam” Allen & Overy, 30 de diciembre de 2014, http://vietnamlawenglish.blogspot.fr/2014/11/vietnam-investment-law-2014.html, y “New Regulations of Investment Law 2014”, Vision Associateshttp://www.vision-associates.com/legal_news_detail/2/506/New-Regulations-of-Investment-Law-2014
  17. Anuario Estadístico de Vietnam 2016. Tabla 116. https://www.gso.gov.vn/default_en.aspx?tabid=515&idmid=5&ItemID=18533
  18. Anuario Estadístico de Vietnam 2016. Tabla 122. https://www.gso.gov.vn/default_en.aspx?tabid=515&idmid=5&ItemID=18533
  19. Ver “SOE reform to fuel higher economic growth”, 16 de noviembre de 2017, Vietnam Investment Reviewhttp://www.vir.com.vn/soe-reform-to-fuel-higher-economic-growth-53888.html
  20. Ver “SOEs play dominant role in national economy”, VietnamNews, 27 de diciembre de 2016, http://vietnamnews.vn/economy/348704/soes-play-dominant-role-in-national-economy.html#mfMmlsJMqozSS1SB.97
  21. Ver, “Vietnam sees decline in number of State-owned enterprises”, Nhan Dan Online, 19 de enero de 2018, http://en.nhandan.com.vn/business/economy/item/5785902-vietnam-sees-decline-in-number-of-state-owned-enterprises.html
  22. Ver, “Party affirms private sector as important driving force for economic development”, 27 de julio de 2017, Vietnam Law Magazinehttp://vietnamlawmagazine.vn/party-affirms-private-sector-as-important-driving-force-for-economic-development-5941.html
  23. Ver, “Striving for the contribution of private sector in GDP to 50% by 2020”, Customs News, 31 de julio de 2017, http://customsnews.vn/striving-for-the-contribution-of-private-sector-in-gdp-to-50-by-2020-4151.html
  24. Erin Cook, “Vietnam Gears up to Divest State-Owned Enterprises in 2018”. The Diplomat, 21 de diciembre de 2017. https://thediplomat.com/2017/12/vietnam-gears-up-to-divest-state-owned-enterprises-in-2018/
  25. Ver, “Private sector generates 40 percent of GDP”, Vietnam Economic News, 28 de agosto de 2017, http://ven.vn/private-sector-generates-40-percent-of-gdp-28349.html
  26. 26. Võ Trí Thành, “In Viet Nam, ’bigness’ depends on more than size”, Vietnam News, 4 de abril de 2017, http://vietnamnews.vn/economy/373741/in-viet-nam-bigness-depends-on-more-than-size.html#zoXAqd3O9ju20r4m.97

Mostrará Cuba sus capacidades comerciales en cumbre de Lima (+Video)

Economía cubana en la prensa internacional: coto exclusivo para cubanólogos liberales (VIDEO)



La académica británica Emily Morris sostiene que Cuba ha demostrado que un modelo pilotado por el Estado, que incorpore, de manera controlada, mecanismos de mercado, obtiene mejores resultados –sociales pero también económicos-, algo que –asegura- “debería ser reconocido” en el mundo. Pero sus ensayos –siquiera una reseña breve- siguen esperando a ser publicados en los grandes diarios. 





Edición: Esther Jávega

Economía cubana en la prensa internacional: coto exclusivo para cubanólogos liberales

José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- “El sistema económico socialista de Cuba es un fracaso” (1), nos repiten desde los grandes diarios, para quienes solo existe una opinión en la materia: la de “cubanólogos” liberales como Carmelo Mesa-Lago, profesor de la Universidad de Pittsburg (2).

Mientras, silencian estudios como los de Emily Morris, investigadora principal en el Banco Interamericano de Desarrollo y profesora de la Universidad College de Londres (3). En ensayos como “Cuba inesperada” (4) (5) o “El rumbo de Cuba” (6) (7), Morris estudia la aguda crisis económica de Cuba en los años 90, producto de la desaparición de su comercio con la Unión Soviética. Y la compara con la que sufrieron, en aquellos mismos años, la propia Rusia y el resto de países del Este de Europa que acometieron reformas de mercado.

Recordemos que, en menos de cinco años, entre 1989 y 1993, Cuba redujo un 75 % su gasto en importaciones, y su PIB se contrajo más del 35 %. Se imponía entonces una única receta para Cuba: una “terapia económica de choque”. Un “cambio rápido al mercado libre” era “inevitable”, decían los medios, porque el bloqueo de EEUU impedía lo que sí tenían garantizado en el Este de Europa: el financiamiento del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

Morris expone que la trayectoria económica de Cuba, en aquellos años, siguió una tendencia recesiva similar a la de sus antiguos socios. Pero el impacto social fue mucho menos severo. Entre 1990 y 1993, la esperanza de vida en la Isla se mantuvo estable en 74 años, mientras en Rusia, por ejemplo, el promedio en hombres bajó de 65 a 62 años. Después, en el transcurso de la década, en Cuba se elevó la expectativa de vida de 74 a 78 años.

La diferencia esencial fue que, en la Isla, el Gobierno garantizó una cobertura mínima de las necesidades básicas de toda la población, sin excepciones. Consiguió mantener la asistencia social o el suministro normado de alimentos, a la vez que reducía el déficit fiscal de manera más rápida y profunda que en el Este de Europa. La disminución del 43 % del gasto en Defensa fue una de muchas claves.

Cuba descartó de plano el proceso de privatización masiva que acometieron sus antiguos socios, y el Estado conservó su papel central en la economía.

Frente a una política de atracción masiva de inversiones, mantuvo reglas soberanas estrictas, y seleccionó sectores estratégicos para la captación de capital, principalmente aquellos que, como el turismo, aportaron divisas de manera rápida y capacitaron al personal cubano en técnicas de gestión empresarial.

Los estudios de Emily Morris también dan valor a elementos ideológicos que fueron claves para enfrentar la crisis, como la movilización voluntaria y la motivación patriótica del pueblo cubano. A ello ayudó la caracterización de la coyuntura, por Fidel Castro, como un “Período Especial en Tiempo de Paz”, para cuyas duras consecuencias se requería unidad, sacrificio y solidaridad.

Pero, frente a la “terapia de shock” del Fondo Monetario Internacional, aplicada en el Este de manera vertical y ejecutiva, en Cuba las reformas se realizaron tras varios procesos de debate y consulta masiva a la población, lo que fue esencial para su legitimación. En el de 1994, se efectuaron en 45 días más de 80 mil parlamentos obreros y 3 mil 400 asambleas campesinas (8). Algunas de las propuestas de reforma del Gobierno, como el impuesto al salario, fueron rechazadas por la población y no se aplicaron. Y en todo el proceso los sindicatos tuvieron un papel limitador a la política de reducción del gasto o del empleo público.

La académica británica Emily Morris, sin ocultar sus contradicciones, sostiene que Cuba ha demostrado que un modelo pilotado por el Estado, que incorpore, de manera controlada, mecanismos de mercado, obtiene mejores resultados –sociales pero también económicos-, algo que –asegura- “debería ser reconocido” en el mundo.

Pero sus ensayos –siquiera una reseña breve- siguen esperando a ser publicados en “El País”, “Clarín”, “Le Monde” o “The New York Times”, para quienes solo son funcionales las recetas de los “cubanólogos” neoliberales (9). Así es la libertad de prensa al servicio... de la libertad de empresa.