Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

lunes, 17 de mayo de 2021

Christopher Pissarides: “El Estado debería hacerse cargo de cubrir a los repartidores autónomos”

El economista, premio Nobel en 2010, defiende la flexibilidad del trabajo en plataformas digitales y anticipa que la pandemia dejará huellas profundas en el empleo o la organización de las ciudades



Christopher Pissarides en un foro económico en Shanghái en 2019.GAO YUWEN / GETTY

Nada como una pandemia que ha puesto patas arriba la economía mundial y buena parte de los usos y costumbres a los que estábamos acostumbrados para poner a prueba a todo un premio Nobel de Economía. Para el británico-chipriota Christopher Pissarides (Nicosia, Chipre, 72 años), que se hizo con el galardón en 2010, junto a sus colegas estadounidenses Dale Mortensen y Peter Diamond, por sus estudios sobre cómo casar oferta y demanda de empleo, el factor fundamental de la crisis sanitaria es la [falta de] proximidad física. Que llevemos un año guardando dos metros de distancia entre nosotros lo cambia todo, desde el trabajo hasta la organización de las ciudades, según Pissarides, que alaba la reacción de la UE y el BCE a la crisis y defiende con matices la condonación de la deuda soberana en manos del supervisor europeo, una idea apadrinada por el economista francés Thomas Piketty.

“Antes nos centrábamos en si los trabajos podían ser automatizados, si eran mecánicos, etc. Ahora hay un nuevo elemento, la proximidad física”, explica por videoconferencia con EL PAÍS tras participar en un debate sobre el futuro del trabajo y el empleo organizado por Mobile World Capital, una fundación que impulsa las iniciativas digitales. Esa distancia obligada trajo el teletrabajo masivo o disparó el comercio electrónico y ya no hay vuelta atrás. “Aunque el coronavirus deje de ser un problema, el impacto que ha tenido en las empresas será duradero”, vaticina.

El trabajo en remoto o las videollamadas se quedarán, es evidente, pero Pissarides atisba cambios más profundos. “El gig work, [el empleo en plataformas de economía colaborativa como las empresas de reparto a domicilio o transporte de pasajeros] se acelerará”, reflexiona. “En tiempos de incertidumbre, es más flexible para las empresas emplear a independientes que provean el servicio que contratar trabajadores a tiempo completo”, explica. Compara el fenómeno con los contratos temporales españoles, pero más flexible.

Y no ve con malos ojos esa flexibilidad. Preguntado por la regulación que prepara el Gobierno sobre los repartidores de comida, los famosos riders, actualmente el ejemplo más visible del empleo en plataformas, Pissarides pisa callos. Cree imprescindible esa regulación, pero considera que debe preservarse esa flexibilidad que defienden muchos repartidores porque les permite trabajar para más de una plataforma. “El problema con esa flexibilidad es que no hay un empleador, que es el que proporciona las bajas por enfermedad, las vacaciones pagadas”. En su ausencia, ¿quién debe hacerlo? “Creo que debería hacerlo el Gobierno”, defiende, recaudando dinero de esas plataformas digitales para crear un fondo del que puedan tirar los trabajadores para bajas, vacaciones… “Creo que podría funcionar, es una buena manera de mantener la flexibilidad y que el trabajador sienta que hay alguien preocupándose de los aspectos sociales del trabajo”, lanza.

Los repartidores son una muestra de los cambios en el consumo. La pandemia nos ha metido en casa y cree que en ella pasaremos mucho más tiempo. Teletrabajo, comercio electrónico, plataformas de streaming… “Volveremos de compras al centro de las ciudades, pero no en el número que lo hacíamos antes. Tampoco a los cines, teatros, restaurantes”, señala. “Se van a hacer muchas más cosas en casa”, opina, pero no las tareas domésticas. “Si trabajo en casa, no querré ponerme a cocinar o limpiar cuando termine. Entonces vendrá alguien a hacerlo. El servicio doméstico va a crecer como profesión, en Reino Unido [donde reside] ya está pasando, el servicio está ganando respetabilidad y creo que debería ganar aún más”.

El hecho de trabajar o recibir las compras en casa tendrá reflejo en el tejido urbano. A las cadenas comerciales les sobrarán tiendas —”ya está pasando, caen los precios de los alquileres comerciales, hay espacios vacíos”, explica— y “cambiará la diferencia tan clara que existe entre los distritos comerciales y residenciales de las ciudades”. “Si la gente trabaja en casa, habrá menos demanda de espacios comerciales en el centro y más demanda de servicios o negocios en las áreas residenciales”, vaticina, aunque pone por delante que eso dependerá de lo proactivos que sean los responsables de la planificación de las ciudades. En esto ve más ágil a Barcelona que a la “estricta” Londres, que “no permite hacer nada en las áreas residenciales”.

Pissarides alaba la reacción de las autoridades europeas a la crisis de la pandemia, sobre todo el hecho de que la Comisión condicione la entrega de las ayudas a programas concretos con acento medioambiental o innovador. “Lo están manejando mejor que otros países, como EE UU”, dice. También alaba al BCE por “mantener el dinero barato” y por sus compras de deuda. Y se alinea, con matices, con los que, con Piketty al frente, abogan por cancelar la deuda soberana europea en manos del BCE. “Creo que es una buena idea. Ahora no es un problema, porque los tipos de interés están en cero. Cuando suban, los países tendrán que pagar los intereses, en vez de usar el dinero para invertir”, afirma, aunque también admite que decir que no se va a devolver ese dinero “no está bien en términos de credibilidad para transacciones financieras en el futuro”. Y bromea con otra razón de peso: “Como griego [la deuda pública griega roza el 200% de su PIB], ¡tengo que estar a favor!”

Descentralización sí; pero con cuidado e inteligencia.


Por Dr.Silvio Calves Hernández

No es descentralizar hacia los municipios y empresas, de lo que dudo, mi duda es el cómo y a quién.

Dudo de que muchos de los cuadros municipales estén en condiciones de saber actuar en un escenario que implica mayor responsabilidad en la vida y desarrollo de sus comunidades.

Y de que los cuadros empresariales estén en capacidad y sepan aprovechar todas las facultades que hasta ahora han recibido.

La otra duda es de como se va a implementar ese proceso de delegación de autoridad para evitar los traspiés que han ocurrido y aún se presentan en la implementación de la tarea Ordenamiento.

La mayoría de las cuestiones que afectan hoy la calidad de vida de la población se originan en el mal funcionamiento de administraciones públicas y sus funcionarios al nivel municipal, como son entre otros; las lentitudes y demoras en subsidios a viviendas, entrega de tierras en usufructo y falta de respuesta a quejas y reclamaciones, burocratismo, falta de sensibilidad en muchos funcionarios, falta de atención a instalaciones e infraestructura municipal y bienes públicos, corrupción y desvío de recursos; problemas sin resolver y baja productividad en actividades dependientes de este nivel.

Vale la pena recordar algunos axiomas de la delegación de autoridad.

"Se delega la autoridad no la responsabilidad”; " la autoridad se delega y la responsabilidad se multiplica, de modo que el que recibió la autoridad es responsable, pero quien la delego también.

Por eso me pregunto; cómo será cuando estos mismos cuadros municipales asuman muchas más tareas, responsabilidades y riesgos.

Cuando vemos las caracterizas y el desempeño de directivos de las Administraciones Públicas municipales y de empresarios; constatamos, que muchos no fueron seleccionados para enfrentar y dirigir con alta descentralización y asumir las responsabilidades que les corresponde.

Todos los días salen ejemplos en la prensa nacional y en redes sociales del mal accionar, burocratismo, falta de sensibilidad e indisciplina, violación de normas jurídicas y otros males por funcionarios y autoridades que actúan desde los municipios.

Un ejemplo de esta limitación en el desempeño de los cuadros y directivos municipales, es que independientemente de cualquier justificación, resulta inconcebible que en casi todos los municipios de La Habana existan más casos diarios de contagios del Covid y sea más difícil de reducir estos números que en el resto de las provincias del país.

Esta situación es un síntoma para cualquier observador con capacidad de análisis de que estas autoridades municipales están desbordadas en sus capacidades y competencia.

Esta situación pudiera repetirse, tal vez no en temas de salud pública ni de tanta connotación y sensibilidad para la población, pero pudiera ocurrir en otros aspectos y ramas de trabajo de los municipios.

Al igual que la unificación monetaria y cambiaria también es urgente la descentralización, pero evitando las ausencias de participación, consenso y preparación de las bases. Estamos a tiempo de no cometer los mismos descuidos y errores del Ordenamiento.

Hemos conocido una muestra de funcionarios municipales y empresarios y verlos ejercer sus responsabilidades y en muchos casos participar en su capacitación lo que me permite atreverme a inferir algunas cuestiones sobre lo que hay que tener en cuenta para quienes deben ejercer sus cargos en un escenario de descentralización.

Creo que para seleccionar alguien para estos cargos que ahora asumen nuevas e importantes responsabilidades hay que partir de las COMPETENCIAS que se requieren para ejercer esas funciones. El no haber identificado las competencias en muchos de los cargos de dirección es una deuda que siempre tuvo la selección de personal.

La determinación de competencias que requiere el ejercicio exitoso de cada cargo
tampoco se determinó en la mayoría de los casos o se hicieron muy superficialmente y sin apoyo profesional.

Las nuevas competencias que ahora necesitan esos cuadros y directivos en este escenario descentralizado son en parte diferentes a las que hasta ahora se han requerido en un sistema como el que ha prevalecido hasta el presente de muy alta centralización.

Otra deuda, es la participación de profesionales que saben y pueden aplicar técnicas para reconocer si existen o no esas competencias en las personas y ayudar a quienes tienen la responsabilidad final de la selección de dichos directivos empresariales o servidores públicos.

Hasta ahora, el evaluador y seleccionador de esos cuadros era su jefe, ayudado y asesorado por funcionarios; en esta selección han empleado métodos de selección muy administrativos y sobre sus experiencias personales y las del candidato al igual que valoraciones muy subjetivas; casi siempre, sin ninguna intervención de técnicas profesionales de selección.

Es por ello que la selección de funcionarios públicos y empresarios debe realizarse sobre las competencias requeridas para los cargos que van a desempeñar.

Sin pretender ser absoluto; considero, que de ahora en adelante habrá que seleccionar personas tanto para la gestión pública como empresarial con competencias representativas de las funciones y alcance de autoridad del cargo que ocuparán en un escenario de mayor autonomía y que entre otras serán requeridas capacidades para reconocer el contexto cercano e internacional y su influencia en la organización , pues ya no habrá quien lo haga por él ; se requerirá tener personas capaces de identificar y evaluar riesgos y trabajar con incertidumbre, flexibilidad y capacidad de estar bajo presión, requerirán creatividad y habilidades para innovar lo que se debe reflejar en la capacidad estratégica de aprender y crear nuevos conocimientos, capacidad de comunicación con públicos internos y externos; ser resilientes reponiéndose rápidamente de cualquier evento adverso.

Estos deberán poseer además conocimientos apropiados de los procesos específicos de su actividad y de tecnologías, economía y finanzas; también deberán conocer la legislación que sustenta y regula la gestión de su organización.

La experiencia internacional más exitosa que en lo personal hemos podido conocer y que también se referencia en muchas publicaciones para ambos campos de actuación, apuntan a que las competencias personales asociadas a sus capacidades de comportamiento, son evaluadas desde el momento de la  preselección de candidatos a los cargos y una vez hecho esto se les aplican las técnicas de evaluación de sus competencias y les comprueban los conocimientos requeridos mediante exámenes sobre los procesos, tecnologías, procedimientos, la legislación correspondiente así como sobre economía y finanzas. Se aplican métodos rigurosos con la intervención de grupos de psicólogos para los aspectos de características personales y especialistas de cada aspecto técnico, procedimentales, jurídicos, económicos y financieros.

La rigurosidad de la selección conlleva a disminuir el riesgo de hacer una inadecuada identificación de la persona para el cargo.

Desde luego preseleccionar es una etapa de mucho rigor investigativo sobre los candidatos antes de someterlos a la evaluación de competencias para su selección a un cargo. En la preselección se ha investigado y estudiado de cada potencial candidato su ética personal, su probidad, su prestigio social, conducta y sensibilidad humana ante los problemas de personas y localidades, esto último, resulta muy importante en la determinación de personas para cargos del servicio público.

Específicamente estos procedimientos de selección los hemos podido apreciar, tanto para actividades públicas como por ejemplo dirección de hospitales y escuelas, oficinas de patentes, responsable de obras públicas de municipalidades, servicios jurídicos, así como jefes de departamentos y directores de entidades empresariales productoras de alimentos, astilleros y fábricas de utensilios del hogar.

Algo que se aprecia en estas experiencias de selección de directivos, es que su título de estudios terminados se analiza con mucha flexibilidad y amplitud no ligándose específicamente en muchos casos a una profesión o una especialidad, a excepción de casos como médicos y si al tipo de formación recibida y a los hábitos que los estudios de esa profesión desarrolla. La certificación de estudios terminados más bien solo permite su incorporación en la preselección, pero no garantizan su selección definitiva pues lo determinante son las competencias.

Una consideración que he hecho de esta experiencia, es la importancia que se le da a la comprobación y certificación de que la persona que va a ocupar un cargo esté preparada para el mismo. Se busca la credibilidad de la preparación y las competencias para el cargo evitándose que esa persona aprenda a desarrollarlo desde el ejercicio de esa responsabilidad.

El costo de aprender desde el cargo y no antes de ocuparlo lo pagan los ciudadanos o la empresa y también los colaboradores.

Desde luego esto no descarta el hecho de que con posterioridad deba recibir alguna capacitación requerida ante nuevos procedimientos, cambios operacionales u organizativos, nuevos sistemas informáticos, legislaciones, nuevas tecnologías y aportes de la ciencia e innovación.

En Cuba según la legislación y las resoluciones del 8vo Congreso de PCC sobre la política de cuadros tenemos una gran oportunidad de trabajar más científica y profesionalmente la selección y desarrollo de los cuadros para municipios y empresas y garantizar que la persona que esté en la cantera y la reserva de cargos se esté preparando y demuestre sus competencias y conocimientos para ejercerlo, todo lo cual la sociedad lo agradecerá pues de ellos depende su calidad de vida y la prosperidad económica.

La agricultura y el Ordenamiento: mucho más que rectificar

 P 17 mayo 2021 , LJC

agricultura

El sector agropecuario cubano nos tiene acostumbrados a sorpresas desde hace décadas. Fue, incluso en aquella supuesta época dorada antes de 1959 que muchos traen al presente en versión propia, un sector con poca capacidad para abastecer la «demanda efectiva» de alimentos, tampoco, lógicamente, la demanda en general y menos aún las «necesidades de sustentación alimentaria» de la población cubana, mayores siempre que la demanda y que la demanda efectiva.

Ha sido, luego del triunfo revolucionario, un sector «estratégico», aunque quizás en aquella primera etapa no se usara el término con la profusión de hoy. Fue objeto de una transformación estructural radical, la Reforma Agraria, que mas allá del asunto tierra —erradicó el latifundio privado sobre ella y creó la gran empresa estatal— se ocupó de una parte preterida de los habitantes de nuestros campos, los hizo visibles en su condición misma de seres humanos y a una parte importante la convirtió en propietaria de la que trabajaban.

Recibió, durante toda la época soviética de la Revolución Cubana, ingentes recursos, no solo materiales —que fueron cuantiosos, al extremo de convertir a Cuba en el país con más «caballos de fuerza» por hectárea de toda América Latina—, sino también en términos de recursos humanos calificados y centros de investigación.

La voluntad importadora en el paraíso

Centenares de caminos antes inexistentes, carreteras, represas y canales de riego fueron construidos, obras de infraestructura con impacto directo en el sector. Pocos países en América Latina tuvieron y tienen la dotación de centros de investigación en la esfera agropecuaria que posee Cuba, la cantidad de ingenieros afines al sector de este archipiélago, el número de Doctores en Ciencias Agropecuarias que hemos cultivado. Esto fue y es resultado de aquella reforma universitaria impulsada por Fidel para poner la Universidad al servicio del desarrollo.

Debería esperarse  que luego de esa profunda transformación, que creó más de ciento veinte mil propietarios privados y un mercado potencial inédito hasta ese momento, que garantizó insumos crecientes con una alta estabilidad y costos relativamente bajos —Cuba fue el país con mayor uso de fertilizantes por hectárea de América Latina—, el sector devolviera suficientes volúmenes de producción como para satisfacer y sobrepasar la demanda efectiva, la demanda y las necesidades de alimentos de la creciente población del archipiélago.

Pero no fue así, paradójicamente en los años que van hasta el nunca olvidado 1990, nos hicimos más dependientes de la importación de alimentos. La carne rusa sustituyó al tasajo y lo hizo desaparecer para luego desaparecer ella misma.

Los rendimientos de los fondos siempre estuvieron por debajo de lo que debían ser, los resultados obtenidos se alejaron cada vez más de las fronteras de eficiencia y productividad, el esfuerzo hecho en calificación y mejora del potencial humano, ciencia e innovación, no encontró un campo fértil donde fructificar.

Las cooperativas en el modelo cubano

Del noventa hacia acá la historia es otra. Fidel, en varios discursos, en especial el pronunciado en Cienfuegos en 1993, explicó pormenorizadamente el impacto de la desaparición de la URSS. Los millones de hectáreas de tierra abrazadas al marabú y aquellas otras sin cultivar, sintetizan ese impacto.

De entonces a la fecha se han puesto en práctica decenas de medidas en la agricultura cubana: desde las UBPC hasta la entrega de tierras en usufructo; desde el mercado agropecuario hasta los precios topados. Ninguna de ellas, ni todas en conjunto, permitieron cambiar de forma drástica la sensación de incertidumbre alimentaria, a pesar de significativos esfuerzos por lograrlo en todos estos años.

Hoy, la tormenta perfecta que componen el bloqueo norteamericano en modo Trump, la pandemia de la Covid-19, los viejos problemas estructurales del sector —que abarcan la asignación de recursos, las fallas en la producción, distribución y comercialización y la débil capacidad de proveer insumos desde las empresas del estado que monopolizan dicha actividad— y la obstinada insistencia en el mal manejo del mercado, competencia y precios; a la que se suman los efectos del Ordenamiento, evidencia con creces la impostergable necesidad de una transformación radical, telúrica, de la agricultura nacional.

Mirando más allá del Ordenamiento

El Ordenamiento Monetario, esa reforma estructural de la economía que ha tenido en la unificación de las tasas de cambio y en la unificación monetaria el motor pequeño, ha contribuido a develar lo urgente y estratégico de la producción de alimentos y del sector agropecuario para Cuba, algo ya reconocido formalmente en la Actualización de la Implementación de la Estrategia económico-social y en el Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional.

No puedo decir que todos, pero sí una buena parte de los economistas que han escrito y estudiado estos procesos, coinciden en que un ajuste en la tasa de cambio de la magnitud del realizado en Cuba, en las condiciones en que se ha hecho —bloqueo, oferta insuficiente, cero financiamiento internacional, crisis de balanza de pago, etc.—, no podría tener efectos muy diferentes si en realidad se desea ajustar la economía a las condiciones reales.

El ocio de la tierra

Es cierto, como afirmara el general de Ejercito Raúl Castro en su Informe al VIII Congreso y después ratificara el presidente de la República y secretario del Partido Comunista de Cuba Miguel Díaz-Canel, que se incurrió en un grupo de errores. Además de la escasa contrapartida ejercida por organizaciones que debieron desempeñar ese rol.

Para el caso de la agricultura, el propio Ministerio con sus delegaciones provinciales  —tan cercanas a los productores— podía haber alertado. O la ANAP, que en todo el proceso apareció muy poco para poner sobre la mesa las preocupaciones de sus afiliados. O el propio sindicato de trabajadores agropecuarios, del cual ni intervenciones o documentos hubo que contrapusieran, a los «argumentos técnicos», otros puntos de vista derivados de la experiencia de sus miembros.

¡Cuánto hubiera ayudado tener posiciones discrepantes bien y profundamente argumentadas! ¡Cuánto se hubiera evitado en tiempo perdido, tierras sin cultivar, cosechas sin obtener! Ese costo de oportunidad sí se puede estimar.

«Transformar radicalmente la agricultura» es algo que rebasa a la «Tarea Ordenamiento». Sus problemas son múltiples, van desde asuntos conceptuales: ¿qué agricultura necesitamos? ¿cuál podemos hacer? ¿a quiénes apoyar decididamente dentro del sector?; hasta aquellos otros más tocables: calidad y cumplimiento de contratos, política fiscal y tributaria, comercio, precios y mercados; débil, muy débil competencia; mayor agilidad y flexibilidad en los temas asociados a proyectos de la cooperación internacional, fomento de la inversión privada nacional, tratamiento especial para la inversión extranjera directa en la agricultura, acabar de crear el Banco de Fomento Agrícola, no como un apéndice de otra institución bancaria, cualquiera sea esta, sino con personalidad propia y suficiente autonomía.

Otro proceso transformador y revolucionario —un sistema de gobierno basado en la ciencia y en la innovación— puede conducir esa transformación. Un elemento crucial del mismo radica en reconocer y otorgarle un papel decisivo a los municipios.

Acopio: comunismo de guerra a lo cubano

El rol de estos últimos en la transformación del sector agropecuario cubano es, a mi juicio, decisivo en el renovado empeño «de virar nuestra tierra de una vez». Es probable que ello permita romper la lógica sectorial y verticalista que está en la raíz de los males que han afectado históricamente a la agricultura insular —cierto que no solo a ella. «Las delegaciones miran hacia arriba y hacia abajo, los municipios miran hacia los lados», dice un colega.

También hay decisiones que deben tomarse para dinamizar el sector agropecuario, entre ellas, la asignación prioritaria de recursos al mismo, en vez de a otros sectores cuyas inversiones, hoy y en el futuro, son de dudosa recuperación. ¿Cuántos equipos agropecuarios, no solo tractores, tan necesarios para nuestros campesinos pudieran adquirirse si se reorientaran recursos que actualmente se invierten en aquellos?

Financiamiento central del Estado, crédito bancario, fondos para el desarrollo territorial, fondos de la cooperación internacional, inversión privada nacional, inversión extranjera directa; vaya si hay fuentes. Aquí también se requiere otra mirada más encauzada hacia lo estratégico, que no siempre parece que es lo que el enfoque ministerial decide.

Será muy difícil sentirnos prósperos si no se logra que el sector agropecuario nacional se transforme radicalmente y produzca una parte decisiva del alimento que nuestro pueblo necesita.

Mariana Mazzucato: “La izquierda se ha vuelto perezosa. Debe centrarse en la creación de riqueza”. Comentario HHC

Gobiernos y empresas de todo el mundo se disputan la asesoría de esta prestigiosa economista italoamericana. El progresismo, dice, debe ir más allá de la redistribución y convertirse en motor de innovación: ha de invertir y experimentar, como los emprendedores


La economista Mariana Mazzucato, en el Instituto por la Innovación en Londres el pasado lunes.FOTO Y VÍDEO: CARMEN VALIÑO



El mundo comienza a salir de una pandemia devastadora, y la economista Mariana Mazzucato (Roma, 52 años) está empeñada en convencer a los gobiernos y organizaciones internacionales de que sean ambiciosos y vayan más allá de un papel reparador de economías maltrechas. Profesora de Economía de la Innovación y Valor Público en el University College de Londres (UCL) y directora fundadora del Instituto para la Innovación y el Objetivo Público, dependiente de esa misma institución académica, Mazzucato es sobre todo una mente provocadora, ágil y brillante que se disputan como asesora gobiernos de medio mundo y que ha puesto en entredicho el sacrosanto papel protagonista de los empresarios en el crecimiento económico y ha reivindicado la necesidad de un Estado fuerte, sí, pero reinventado. Capaz de diseñar objetivos globales e influir en el diseño de los mercados. Como John Fitzgerald Kennedy en 1962, que impuso a su país la misión de enviar un hombre a la Luna y traerlo de vuelta a la Tierra sano y salvo, cree que solo al saber de antemano qué se persigue será posible determinar cómo hacerlo del modo más eficaz y beneficioso para todos.

 Ahora publica Misión economía. Una guía para cambiar el capitalismo (Taurus, 20 de mayo) y No desaprovechemos esta crisis (Galaxia Gutenberg, 26 de mayo), un recopilatorio de algunas de sus últimas colaboraciones.

PREGUNTA. Una economía basada en misiones concretas, para dar la vuelta al capitalismo tal y como lo entendemos. ¿Es así?

RESPUESTA. La mayoría de las políticas económicas de los Gobiernos consisten básicamente en aportar dinero: subsidios, préstamos o avales, en forma de apoyo a distintos sectores. No se centran en resolver problemas. Debemos aspirar a una política económica que se enfoque en problemas concretos y se oriente por resultados. Ya sea deshacerse de los residuos plásticos en los océanos o acabar con la ola de crímenes con arma blanca en Londres.

P. Objetivo, llegar a la Luna. Asumir riesgos, cometer errores, pero no cambiar el rumbo.

R. La idea consiste en que, a la hora de diseñar una política económica, esté orientada por un propósito y un resultado determinados. Por eso debemos plantearla como si fuera una misión. Ir hasta la Luna y regresar era una misión. El desafío al que se enfrentaba Estados Unidos era muy amplio: la Guerra Fría, el desarrollo del Sputnik por parte de la Unión Soviética… Hoy los desafíos están englobados en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que Naciones Unidas estableció en su Agenda 2030: pobreza cero, paridad de género… Cada uno de ellos puede convertirse en una misión concreta, y lograr que todo el conjunto de la economía trabaje a la vez para resolver el problema, las empresas y el Gobierno.

P. ¿Cómo se consigue esa colaboración? ¿Quién la coordina?

R. Necesitamos un nuevo modelo de sector público. Y necesitamos también un modelo diferente de colaboración público-privada. Dos tareas igual de complicadas, porque existen serios problemas en ambos terrenos. Las instituciones del sector público no se ven a sí mismas como organismos orientados por una misión concreta. Han sido entrenadas, por los académicos o por los ministerios de Economía, para actuar en el mejor de los casos únicamente cuando existe un fallo en los mercados. Y se trata de que la economía sea una creación conjunta. Eso significa asumir riesgos, invertir, y pensar de un modo proactivo cuáles son los objetivos que se persiguen. La cultura interna de las instituciones públicas debe basarse mucho más en la experimentación. Y en equivocarse una y otra vez. Las firmas de capital de riesgo, o la comunidad empresarial en general, presumen precisamente de eso, de haber fracasado una y otra vez hasta alcanzar el éxito. Cuando los organismos públicos fracasan, acaban inmediatamente en las portadas de los periódicos.

P. El fondo de recuperación de la pandemia acordado por la UE parece recoger algunas de sus ideas. ¿Se ha acertado en su diseño?

R. Está muy bien que tengamos en la UE un plan de recuperación con condicionalidad en las inversiones. Después de la crisis financiera, la condicionalidad se puso en la austeridad. España recortó su inversión en investigación pública un 40%, para poder reducir el déficit. Algo estúpido, como reconocen hoy incluso el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. No se puede, sin embargo, sustituir la austeridad por una inversión a secas, como proclaman algunos economistas de izquierdas. ¿Cómo vamos a invertir? ¿En qué marco? ¿Nos dedicamos a arrojar dinero público desde un helicóptero? Necesitamos un camino, un plan, una trayectoria para lograr un crecimiento liderado por la inversión. Dado que la recuperación en la UE se ha condicionado a la consecución de esos objetivos tan amplios, se abre una oportunidad. Pero ahora debe aterrizar en cada uno de los Estados miembros y obligarles a replantear el modo en que funciona su Administración pública, su sector público, su capacidad sobre el terreno para enfrentarse de un modo serio a esos desafíos.

P. Insiste mucho en la necesidad de implicar a los ciudadanos en este nuevo diseño de la economía.

R. Esa es la parte más complicada. Por eso es más fácil implicar a los ciudadanos en los proyectos locales. Y es de donde podemos aprender. Porque la gente se reúne. En las asociaciones vecinales, en el movimiento estudiantil. Del mismo modo que formas parte del diseño del plan, adquieres conocimiento, te implicas, el proyecto en sí mismo acaba invirtiendo en tu propia capacidad. Son solamente los economistas, los líderes empresariales y los políticos los que se limitan a decir a todo el mundo que van a combatir el cambio climático. “Será algo bueno para todos, confíen en nosotros”, dicen. En áreas concretas, como la tecnológica, puede funcionar. Pero cuando lo que se pretende es definir una misión social, como combatir la desigualdad, o incluso el cambio climático, es necesaria la participación. Si no, la gente se desentiende y no cambiará. Se resistirá.

P. ¿Y es posible planificar a largo plazo con Gobiernos preocupados por lo que pueda pasar la semana que viene?

R. No necesitamos únicamente políticas orientadas hacia una misión concreta. Necesitamos organizaciones orientadas en ese sentido. Que sean públicas, pero no politizadas. Piense en la BBC, por ejemplo. Siempre ha tenido interiorizado un gran concepto de valor público. Tienen una cultura propensa a asumir riesgos. Cuentan incluso con un departamento de investigación y desarrollo. Han desarrollado a lo largo del tiempo una cultura de experimentación que ha atraído a los mejores. Resulta mucho más difícil que un político le indique lo que tiene que hacer, porque es una organización con un valor y un propósito muy definidos. Es mucho más sencillo acabar atrapado en una cultura de nepotismo o corruptelas cuando no tienes una visión clara de cuál es el papel del Estado o del sector público. Es lo que intento combatir, esa aniquilación constante de las capacidades públicas. No porque piense que el Estado es más importante que cualquier otro actor, sino porque creo que es el más débil.

P. Pero somos de memoria débil. Ya empieza a discutirse que, tarde o temprano, los países deberán afrontar los descomunales déficits en que han incurrido.

R. Si volvemos a caer en ese error, no solo sería una oportunidad perdida sino un crimen. Sabemos que la pandemia ha sido mucho peor de lo que debería haber sido. Si hubiéramos tenido sistemas de salud pública fuertes, si hubiéramos pagado lo que les correspondía a estos que llamamos “trabajadores esenciales”, la situación hubiera sido diferente. La austeridad masacró esa infraestructura social en muchos países. Una educación pública adecuada, una sanidad pública adecuada, un buen sistema de transporte público…, todo eso muere cuando impones la austeridad.

P. Elevar impuestos, ¿sí o no?

R. Por supuesto que tenemos que abordar la política fiscal. Los Gobiernos necesitan los ingresos de los impuestos para elaborar sus presupuestos y ayudar a financiar sus políticas públicas. Pero no puede ser un debate simplista. Los impuestos deben usarse para incentivar comportamientos concretos. Si tienes un impuesto de sociedades muy bajo, estás incentivando una economía cortoplacista, con operaciones muy en corto. Si no gravas las transacciones financieras, estimulas las ganancias basadas únicamente en intercambiar activos ya existentes.

P. ¿Y entienden todo esto los partidos de izquierda?

R. La izquierda se ha vuelto muy perezosa. Fíjese en Latinoamérica, por ejemplo, en Venezuela. En Europa tenemos el mismo problema, pero a un nivel diferente. Todo el discurso se centra en la redistribución. No existe una narrativa progresista adecuada que explique bien de dónde surge la riqueza. Yo creo cada vez más en la necesidad de hablar de la predistribución. Cómo somos capaces de crear más valor, de un modo diferente, en vez de esperar a recoger los restos. Todo eso necesita un discurso y una discusión diferentes. Por supuesto que necesitamos una política fiscal progresiva, para redistribuir, pero la agenda progresista necesita centrarse tanto también en la creación de riqueza. Si solo te centras en esto último, no habrá nada que redistribuir. Y además es aburrido, como mensaje. Siempre resultará mucho más atractivo un emprendedor como Elon Musk, o cualquier empresario de Silicon Valley.

Comentario HHC:  Venezuela  como en Cuba,  con sanciones de todo tipo de parte de los EEUU de manera ilegal y arbitraria. Pero vale que hay que concentrarse en la creación de la riqueza de manera productiva y eficiente, de aprovechar al máximo los recursos humanos capacitados, que tiene como centro de atención la izquierda. 

“Mamabuelas”, el negocio que nació de una instalación solar casera en una furgoneta

Hoy hablamos de la historia de Eduardo Gaitan, un emprendedor panameño de 25 años. Como tantos otros pequeños empresarios, cuando comienzan el principal problema es la falta de recursos. Eduardo lo ha resuelto con su ingenio.

Panamá gracias a su latitud privilegiada, cuenta con un clima soleado entre el 60-70% del año, así que son un buen candidato para aprovechar la energía solar para múltiples usos.

Hace unos meses, Eduardo inició su negocio de transporte y distribución de alimentos artesanales hechos por las llamadas “Mamabuelas“, señoras que en sus pueblos son conocidas por ser grandes cocineras y que en muchas ocasiones usan recetas que han sido pasadas por generaciones dentro de sus familias.

El problema que encontraron al comenzar el emprendimiento, era que los alimentos en su gran mayoría son muy perecederos y para aguantar el viaje hasta la capital del país se deben mantener refrigerados.

El coste de un sistema, llamado comercialmente como “ThermoKing”, que es el único utilizado a nivel nacional e internacional necesita de una inversión inicial bastante alta, además de los costes del combustible que ya tenían fijos, algo que hacía inviable la inversión para ellos.

Al no tener el dinero para la inversión inicial, tuvieron que tirar de ingenio y crear su propio sistema de refrigeración inteligente.

Así que colocó un panel solar fotolvoltaico de 150 W en el techo de su automóvil de reparto, e instaló los demás componentes necesarios como lo son el inversor, controlador y baterías dentro de la caja.

Ahora, su sistema produce lo suficiente en 2 horas de exposición al sol para mantener un congelador encendido por 8 horas, lo que cubre el tiempo del viaje hacia la ciudad sin problemas.

Eduardo ha querido compartir con nosotros su experiencia, por si puede ser de ayuda a otros pequeños empresarios que tengan estos problemas, y así poder verse beneficiados de un sistema como este.

Resistencia creativa: una mirada territorial

La creatividad es esencial y genéticamente transgresora, no puede ser de otro modo.





En el año 2014 el Centro de Estudios de la Economía Cubana organizó un seminario para analizar los retos que enfrentaba Cuba desde la perspectiva territorial. El factor que promovió ese seminario fue justamente la preocupación que la experiencia de trabajo en los territorios nos generó como economistas. Más tarde se publicaría el libro “Miradas a la Economía Cubana: desde una perspectiva territorial”.

En la introducción al texto, Carlos García Pleyán citaba un discurso en el que el entonces presidente Raúl Castro afirmaba:

“(…) a los gobiernos provinciales y municipales se les va a ir incrementando la autoridad y respaldándolos, y descentralizando facultades desde arriba. Hemos dicho que el Gobierno municipal tiene que tener facultades y recursos, y también hablamos de cómo obtenerlos, y que seguiremos delegando facultades”.

A riesgo de ser impreciso, sintetizo algunas de los planteamientos que García Pleyán hiciera en la introducción de “Miradas…” cuatro años después de aquel discurso:

La descentralización territorial y el fortalecimiento de los gobiernos locales son probablemente los elementos más rezagados en el proceso de “actualización” del modelo económico.

Desconocer la dimensión territorial de los procesos de cambio económico y social es tan improcedente y de tan graves consecuencias como lo sería ignorar la dimensión temporal y confundir pasado con futuro o diagnóstico con pronóstico.

La conducción preponderantemente sectorial y centralizada de la economía tiende a menospreciar los condicionamientos y las consecuencias espaciales de las decisiones.

Desde el “nivel central”, las unidades territoriales tienden a tratarse como tal, como unidades, sin percibir la diferenciación de sus espacios internos.
Un desbalance entre las concepciones sectoriales y las territoriales, una asimetría entre las facultades de los Ministerios y las de los Gobiernos locales dibujará realidades nacionales muy distintas, no solo geográficamente sino también económicamente y, sobre todo, políticamente.

En las estructuras ministeriales la rendición de cuentas es hacia arriba, en el Poder Popular funciona hacia abajo, hacia la población que eligió las estructuras. El rol que juegan los criterios de eficacia y eficiencia o de justicia y equidad no son homogéneos en las dos concepciones.

Desde aquel discurso de Raúl Castro han pasado 10 años, y seis desde que se publicara el libro al que he hecho referencia. Desde entonces al momento en que nos encontramos, los municipios han ido ganando un espacio dentro de la estrategia de desarrollo del país.

Hoy parece que una de las trincheras en las cuales se libra —y librará— esa “resistencia creativa” de la que hablara el nuevo secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el discurso de clausura del VIII Congreso, es y será el municipio. Sobre este organismo territorial recae ya parte importante de la responsabilidad de producir sus propios alimentos, generar empleo productivo y eficiente, así como recursos financieros, diseñar su propia estrategia de desarrollo, aprobar los proyectos que contribuirán a su desarrollo, etc.

“Para superar la crisis es preciso dinamizar el proceso de actualización del modelo económico y social y la implementación de la Estrategia y del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, combinando flexiblemente la relación entre la necesaria planificación, la descentralización y la autonomía indispensable para el desarrollo territorial, con la participación de todos los actores económicos, incluyendo la empresa estatal, las micro, pequeñas y medianas empresas y las cooperativas”.

Así, el desarrollo territorial se materializa efectivamente en los municipios de la misma forma que cualquier proyecto de desarrollo nacional, pues dónde si no. Los municipios no son más que recortes político-administrativos de un territorio dado. No es una condición “natural”. Su distribución entre las diferentes provincias es desigual, como desigual es también su extensión, cantidad de habitantes, densidad poblacional, riqueza, etc. También es desigual su cultura de servicio público y su “dotación” de personal competente para poder desempeñar cabalmente todas estas nuevas tareas —que para nada son pocas— en las cuales el municipio será protagonista.

En ese escenario, lograr la autonomía indispensable para el desarrollo territorial es la meta más difícil de todas; requiere primero definirla y depende tanto del equipo de trabajo del municipio como de factores externos a él.

Las “reglas de juego” dentro de las cuales los municipios tendrán que desempeñar las facultades concedidas son decisivas. Esas reglas comúnmente no las decide el municipio. Dependen del gobierno central y de las organizaciones (ministerios, etc.) que lo componen. Determinar adecuadamente las fronteras de actuación de los gobiernos municipales no parece ser un ejercicio fácil, así como tampoco lo es lograr que esas fronteras no se conviertan en una prensa que encierre y comprima su autonomía; entender que esas fronteras son “movibles” y que en la medida en que el municipio aprenda a ser más autónomo necesitará más autonomía es todavía más difícil.

Esas “reglas de juego” tienen que ver además con una estructura organizacional permeada por una cultural sectorial que históricamente ha fraccionado a los municipios según los intereses de los ministerios ramales, lo que a la vez introduce nuevos bordes (a veces muros) a la tan deseada autonomía.

Es cierto que muchas cosas han ido cambiando, en especial desde que se concretara la política para impulsar el desarrollo territorial, donde participó un grupo importante de organizaciones científicas que durante décadas han estado vinculadas a los territorios y han acumulado una experiencia importante.

Luego aparecería publicado el Decreto 33/2021 para la Gestión Estratégica del Desarrollo Territorial y, recientemente, tres resoluciones, del Ministerio de Economía y Planificación, del Ministerio de Finanzas y Precios y del Banco Central de Cuba, que permiten poner en operación dichos proyectos.

Esos documentos son una parte decisiva del marco institucional, del entorno regulatorio y de las reglas del juego que definen los bordes de la autonomía municipal. ¿Hasta donde ese nuevo marco regulatorio facilita la autonomía indispensable? Sin dudas no será perfecto, sin dudas habrá que someterlo a la prueba ácida de la práctica diaria y, sin dudas, vendrán ajustes a las “reglas de juego” del desarrollo territorial en la medida que la práctica lo exija.

“¿De quiénes son los territorios?” Se preguntaba la Doctora Luisa Iñiguez en el texto citado y concluía que “las cuotas de autonomía o dependencia de la gestión económica e, incluso, de la social de los territorios político-administrativos subnacionales, está asociada en principio a la densidad y tipos de territorios económicos que son esencialmente gestionados desde el nivel nacional”.

De los servidores públicos municipales, del equipo, de sus competencias y habilidades, así como de su propensión a ser creativos dependerá en mucho la prosperidad de los municipios.

La creatividad es esencial y genéticamente transgresora, no puede ser de otro modo. Así pues, se debería esperar de los servidores públicos encargados de dirigir nuestros municipios una propensión relativamente alta a transgredir lo establecido, a caminar sobre los bordes y una alta preferencia por pedir perdón antes que pedir permiso.

Es cierto que también en todos estos años hemos creado culturas y comportamientos resistentes, en ese otro sentido, que significa dificultar, obstaculizar, impedir, negar de antemano y, sobre todo, evitar correr riesgos.

Resistencia creativa versus resistencia destructiva, esa es quizás una de las más viejas guerras que se ha librado en todos estos años, también en el presente y, sin lugar a dudas, en el futuro. En los territorios esa batalla se libra todos los días.

Para cosechar los resultados de la creatividad hay que sembrarla, crearle las condiciones propicias para crezca y se expanda por todos los ámbitos, alimentarla y cuidarla de todas esas malas hierbas que constantemente le tapan la luz.

Ciego de Ávila: exportaciones por debajo en el primer trimestre

 Por Sayli Sosa BarcelóECONOMÍA,Invasor

 16 Mayo 2021

Uno de los nuevos rubros incorporados a la cartera de negocios del Polo Exportador: el mamey. Foto: Alejandro García      

Apenas se cumplió el 25,8 por ciento del plan previsto. Los resultados deben mejorar en el resto del año

El efecto de la crisis económica global, azuzada por la COVID-19, todavía se deja sentir en las exportaciones avileñas, luego de que al cierre del primer trimestre del año se dejaran de facturar unos 224 millones de dólares, de los más de 300 millones planificados. Así, el plan provincial cerró el período con una ejecución de apenas el 25.8 por ciento, para quedarse por debajo de las potencialidades identificadas y de los resultados de etapas anteriores.

Aun cuando la cartera de productos exportables ha continuado creciendo, y de una veintena de rubros en 2019 pasó a 43 en marzo último (de ellos 31 con contratos), desde el Departamento de Comercio Exterior, Inversión Extranjera y Colaboración del Gobierno hablan de una recuperación lenta, con respecto a igual momento del año anterior.

Zaida William Cabarroca, jefa de esa instancia rectora, comentó los contratiempos experimentados en el inicio de 2021, cuando el déficit de combustibles hizo mella en producciones punteras como el azúcar y el pescado de plataforma. Tampoco se cumplió lo previsto con la chatarra de aluminio, el bronce y la chatarra electrónica, ni la capa beneficiada de tabaco.

Sin embargo, el mayor atolladero de las exportaciones avileñas a finales de 2020 y principios de este año ha sido el carbón vegetal, producto estrella de la cartera provincial, por cuanto representa más del 80 por ciento de las ventas.

Wilfredo Reyes García, Especialista principal del Departamento, explicó que con la contracción económica y de los mercados asociada a la pandemia, decreció la demanda y se redujeron casi a cero las exportaciones de carbón. Ante esa coyuntura, el Polo Exportador de Ciego de Ávila continuó, no obstante, asumiendo las producciones hasta el punto en que fue imposible.

En febrero, los directivos de la Empresa Agroindustrial Ceballos, líder del Polo Exportador, dieron a este periódico la alerta, cuando informaron de más de 300 contenedores “atorados” en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, donde la tarifa de estadía, a tenor de la Tarea Ordenamiento, había “acelerado” de 9.00 pesos a 216.00, de un día para otro.

“Llegó un punto en el que el 70 por ciento de los contenedores en el Mariel eran avileños”, dice Wilfredo Reyes, y con ello argumenta la decisión que sobrevendía después. El Polo detuvo la compra de carbón y, en consecuencia, hubo impactos negativos en las bases productivas. No era para menos, de acuerdo con Domingo Escalante Pérez, Director de Comercio Exterior de la Agroindustrial Ceballos, la empresa llegó a almacenar unas 7 000 toneladas del biocombustible, casi la mitad del plan de producción.

Entonces, algunos de los productores, haciendo uso de las facultades otorgadas, lograron “mover” su carbón a través de entidades exportadoras fuera de la provincia, pero otros tuvieron que asimilar las pérdidas. Al menos cuatro empresas del territorio incumplieron sus planes de elaboración y comercialización de carbón vegetal por la inmovilidad de los mercados. Zaida William, empero, confía en que el actual trimestre revertirá esos resultados, a partir de cierta recuperación de la demanda y la reactivación de las navieras.

Los números individuales del Polo Exportador avileño la respaldan. Al cierre del trimestre, este conglomerado de empresas, instituciones y formas de gestión no estatal logró cumplir las ventas proyectadas y obtuvo ingresos por más de 1.7 millones de dólares. La voz cantante en ese resultado la llevó el ají picante Chile Habanero, con un sobrecumplimiento del 112 por ciento.

El otro frente que ha aportado dividendos no despreciables es el de las ventas online. Según un informe del Departamento de Comercio Exterior, Inversión Extranjera y Colaboración con cierre siete de mayo; destaca en esta actividad el Proyecto de Desarrollo Local Media Luna que, de las ventas de 1,1 millones de dólares durante el primer trimestre, el 88 por ciento corresponden al comercio electrónico.

Asimismo, crece el pago por las distintas pasarelas electrónicas en lugares estratégicos como el Aeropuerto Jardines del Rey, donde entidades como el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), ARTEX y las cadenas de Tiendas Caracol y CIMEX logran ingresos en moneda libremente convertible.

Hay consenso entre los empresarios avileños en que el camino de las exportaciones, aunque largo y no exento de contratiempos, es el del desarrollo. “Poco a poco las formas de gestión no estatal también se van convenciendo de que se puede. Este año se concretó la exportación del artesano José Alberto Pérez Gutiérrez (Tico)”, comenta Zaida William. “Además, ha crecido el número de hectáreas certificadas, en el caso de los productores individuales, un requisito indispensable para los productos agropecuarios”, añade Wilfredo Reyes.

Al cierre del primer trimestre del 2021, la provincia trabaja con 34 formas de gestión no estatal; 13 de ellas firmaron contratos de exportación y 21 de importación. En el caso de la exportación, destacan productos como el carbón vegetal, el aguacate y la lima persa, y en la importación, los productos químicos y los insumos para el trabajo de los artistas del FCBC.