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Sancti Spíritus, 14 jul (ACN) Gracias al ingenio obrero, la Fábrica de Cerámica y Morteros perteneciente a la Empresa de Materiales de la Construcción de la provincia de Sancti Spíritus se mantiene funcionando y sustituye la importación de elementos esenciales para distintos tipos de obras.

  La añeja industria, con más del 95 por ciento de tecnología nacional, tiene como producto líder el mortero cola para enchapes de varios tipos de cerámica, el cual obtuvo premio en la Feria Internacional de la Construcción de 2006.

  También allí se elabora una gama de mortero de albañilería, entre los que se destacan el grueso, el fino y el de restauración, además del aditivo para la fabricación del mortero cola, premiado en 2017 por el Ministerio de la Construcción y que anualmente ahorra al país casi medio millón de pesos en moneda convertible.

 José Otaño Roger, especialista principal en la añeja industria, dijo a la ACN que las producciones más recientes salidas de las manos de este colectivo de 18 trabajadores son los morteros para porcelanatos y juntas de pisos y enchapes, este último con alto nivel de impermeabilización, durabilidad y más del 95 por ciento de blancura.

  A estos renglones, agregó Otaño Roger, se suma el llamado estuco fino para junta en pladuro y planchas de enchape sobre la base de cemento.

  Guillermo Cepeda Vera, jefe de la planta espirituana, expresó que los 11 productos que allí se elaboran se destinan a programas de construcción en el país y citó, entre ellos, los de la vivienda y el de obras de turismo.

   Nuestra industria, acentuó, se mantiene laborando por el esfuerzo de los integrantes del Movimiento de Innovadores y Racionalizadores, y a pesar de su obsolescencia los índices de consumo de combustibles tienen un comportamiento favorable.

  Para este año el colectivo del centro pretende llegar a las cinco mil toneladas de todas sus producciones, y según Cepeda Vera para 2020 el compromiso es arribar a las siete mil toneladas.

  El jefe de esta industria de la construcción solo lamenta no contar con un molino que permitiera recuperar los desperdicios del proceso productivo, a fin de lograr más eficiencia.