Comentario HHC: Aunque este trabajo se hizo antes del anuncio de las medidas (63, no publicadas todas por cierto) de ayer, para el sector agropecuario , es bueno ver y analizar todo lo que se plantea en el mismo, porque sin lugar a dudas son muchos años de decidia con la agricultura en nuestro país, y los problemas aquí planteados , no se si se resuelven solo con las 63 medidas.
No sobrepasamos los 2000 millones de USD de importación anual por gusto, eso es casi el 80 % de los alimentos que consumimos. Esto además es causa y consecuencia que en la inversión del país en el 2019, apenas alcanzó en la agricultura el 5.0 % del total, y el turismo el 39.1 % ¿?. Algunos se olvidaron de las palabras del primer secretario del PCC " que los frijoles son tan importantes como los cañones".
Se ha dado un paso importante en el dia de ayer , veremos los resultados, como dijo el Viceprimerministro , en el plato de comida, porque el pueblo no come planes. Yo en lo personal, tengo optimismo en que nos enrutaremos de la manera adecuada esta vez.
Potenciar la agroecología y abrir las puertas a la inversión extranjera directa son alternativas que pueden aplicarse en el sector. (Foto: PASTOR BATISTA).
Durante más de tres décadas, el doctor en Ciencias Económicas Armando Nova González, Profesor Titular del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional (CIEI) de la Universidad de La Habana (UH), le ha seguido el rastro a cuanto acontece en el sector agroalimentario cubano. A propósito de las urgentes transformaciones que se requieren en el campo, el experto comparte con BOHEMIA criterios y sugerencias.
Para comenzar el diálogo, Nova González advierte: “la seguridad alimentaria nutricional (SAN) es una cuestión estratégica para cualquier país, pero mucho más para Cuba porque sufrimos el hostigamiento del bloqueo de los Estados Unidos, recrudecido en los últimos años por las medidas de su administración. Y ahora, además, bajo los impactos de la crisis mundial por la pandemia.
“La SAN significa que las personas, en todos los momentos, tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro, nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y preferencias, con el objetivo de llevar una vida activa y sana. Casi siempre que se habla de esto, aparece al unísono la vulnerabilidad alimentaria. Ahí es donde Cuba muestra una debilidad importante por la alta dependencia que tiene de la importación.
Con larga experiencia en temas agropecuarios, el doctor en Ciencias Económicas Armando Nova González aboga por transformaciones que permitan dar el salto necesario. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
“En los últimos años se ha manifestado una tendencia decreciente en la producción de alimentos, en los de origen vegetal ha sido de tres por ciento y, en el resto, un 5.4. En esta situación inciden varios factores. Por un lado, el bloqueo. Por el otro, la resistencia interna a cambios de fondo dentro del sector.
“En la agricultura se ha efectuado desde 2008 una veintena de transformaciones; una de las más importantes, la entrega de tierras estatales ociosas en usufructo a quienes quieran trabajarlas. Sin embargo, este proceso que lleva una década desde que se aprobó la primera normativa –el Decreto-Ley 259– ha estado impregnado de burocracia y lentitud. La última regulación, el Decreto 358, mejora algunos aspectos como la prolongación del tiempo y la cantidad de hectáreas a recibir. Pero hemos tardado 10 años y todavía siguen pendientes los principales problemas, en un país que necesita producir alimentos. ¿Cómo las decisiones administrativas, la burocracia y la centralización han conspirado contra esa urgencia?”.
Si bien el experto considera que algunas cuestiones comienzan a destrabarse, todavía resultan insuficientes. “El productor necesita una estabilidad y permanencia en la agricultura porque de lo contrario le crea inseguridad, incertidumbre. No son suficientes los 20 años que establece la regulación. Debe ser un período más prolongado para que pueda dedicar todo el empeño y el de su familia a producir.
“Hay que cambiar radicalmente el modelo de gestión económica en la agricultura para resolver tres problemas fundamentales. El primero, la realización de la propiedad. Se puede tener o no el título de propiedad de la tierra, pero si al entregarla tienes que producir esto o aquello, contratar la mayor parte con Acopio, consultar las decisiones que quieras tomar, adquirir los insumos a través del mecanismo aprobado, vender a los precios establecidos… Entonces, salta la interrogante: ‘¿soy o no dueño?’. Lamentablemente, eso sucede por la estructura vertical que todavía existe y cercena el sentido de pertenencia.
“El segundo aspecto que debe ser resuelto es el de la complementariedad entre planificación y mercado. Algo muy polémico. Pero no se trata de contraponer uno con respecto al otro. El mercado es una realidad objetiva, existe independientemente de la voluntad de los seres humanos y mientras perduren las relaciones monetarias mercantiles. Y no se puede ignorar.
“Esta relación de complementariedad hay que verla desde el punto de vista de los niveles donde actúan la planificación y el mercado, especialmente en los territorios que son el espacio determinante para la búsqueda de soluciones. Aunque siempre habrá indicaciones económicas y sociales que deberán tenerse en cuenta, no puede ser que el productor tenga que vender el 90 por ciento de sus producciones a Acopio. Debe ser el mínimo requerido para abastecer el destino social como círculos infantiles, hogares de ancianos, hospitales. Pero no puede ser la mayor cantidad, porque eso va desencadenando una serie de violaciones, precios topados que nadie cumple, ni el carretillero, ni los mercados estatales, y mucho menos los de oferta y demanda.
“La mejor manera de actuar sobre el mercado es de manera indirecta. Observar en los municipios cómo se mueven los productos, los precios, para orientar las decisiones. La única forma de que bajen los precios es que haya suficientes productos. En la economía cubana, desde hace más de medio siglo, la demanda está limitada por la oferta, lo cual es más sensible en la agricultura porque se trata de la alimentación del pueblo. Entonces eso obliga a mirar hacia afuera y crece la dependencia externa. Casi el 21 por ciento de las importaciones totales del país es de alimentos. Y se destinan más de 2 000 millones de dólares anuales.
“Por lo tanto, hay que estudiar más al mercado, incorporar los criterios de los productores, que las universidades se sumen a los estudios, y dejar que se tomen las decisiones en los territorios y que no sean respuestas burocráticas que lleguen tres o cuatro meses después. La agricultura requiere agilidad, de acuerdo con sus ciclos productivos.
“El tercer problema, y no menos importante, es el enfoque sistémico. En Cuba, generalmente, las decisiones se toman de manera unidireccional, sin ver las interrelaciones entre los diferentes factores, hacia adelante, los lados, incluso atrás. Sobre este asunto, me gusta poner un ejemplo para ilustrar. Aunque la economía no es un tablero de ajedrez, cuando los grandes maestros se sientan frente al tablero tienen que pensar no solo en el próximo movimiento de cada una de sus piezas, sino en el de sus contrincantes.
“De manera similar sucede con el enfoque sistémico. Si se instala una minindustria, perfecto. Quiere decir que se consiguió el crédito y demás. Pero antes no se pensó en el envase, en el tratamiento de los residuales o en la sostenibilidad tecnológica. No debe suceder así. La economía está conformada por un sistema complejo de relaciones productivas, sociales, con implicaciones políticas. Por tanto, no se trata solo de tomar la decisión inmediata, sino de ir más allá”.
Soltar amarras
En las actuales condiciones urge flexibilizar los mecanismos bancarios que propicien créditos blandos y seguros al productor. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).
En el agro conviven diferentes formas productivas: la empresa estatal, las diversas formas cooperativas (CCS, CPA, UBPC); los campesinos privados y los usufructuarios. Sin embargo, todavía la cadena de suministros a las bases productivas sigue atada a la concepción vertical, centralizada. Los campesinos no pueden acceder a los insumos de manera directa, dependen de las empresas estatales y de las formas cooperativas a las que están asociados.
“La práctica ha demostrado que así no funciona. La agricultura depende de factores biológicos naturales y el productor debe tener la posibilidad de decidir dónde, en qué momento, comprar sus insumos. Y se le deben crear las condiciones para eso.
“En los territorios conviven esas formas productivas y se interrelacionan, quiéranlo o no, aunque la verticalidad instituida provoca que sean pocas las relaciones horizontales. Por eso creo pertinentes algunas consideraciones sobre las prioridades en el sector. Las CCS y el sector privado producen 79 por ciento de la producción de origen vegetal del país. Si le sumas el aporte de las CPA, alcanzan 82 por ciento. En el caso de los cárnicos (vacuno, cerdo y otras) aportan 36 por ciento. Aunque esta última cifra tiene sus sesgos, pues estas formas se lo venden al sector estatal, quien lo reporta como producción terminada. Pero aun así, resulta más de la tercera parte del total.
“En el caso de la leche, que es un punto muy neurálgico, aseguran 70 por ciento de la producción nacional. Si estas formas de gestión cooperativa y privada son las que tienen el mayor peso de la producción nacional de alimentos, entonces hacia ellas deben orientarse los principales recursos, las inversiones. Abrir el diapasón a la inversión extranjera, que es una manera también de romper el bloqueo, lograr los encadenamientos con ese capital foráneo para exportar y garantizar no solo un retorno de divisas que permitan reaprovisionar la producción, sino de tecnologías y métodos de gestión”.
A juicio de Nova González el tema alimentario en el país debe estar conformado por una tríada inseparable: producción, industria transformadora y agroindustria azucarera. “Así lo hemos recomendado, la situación alimentaria no puede ser tratada a partir de uno solo de esos elementos. Por lo tanto, como se trata de un tema estratégico para la nación, no puede ser de un único ministerio que actúe como juez y parte. Deberá existir una autoridad superior que tome las decisiones correspondientes. Sin crear más estructuras burocráticas, sino que sean ágiles y decisivas.
“Algunos pudieran preguntar por qué la agroindustria azucarera forma parte de esa tríada. Sencillamente porque tiene un efecto multiplicador invaluable para el resto de los sectores de la economía y cierra su ciclo productivo al consumir energía limpia”.
El monopolio en la comercialización de los productos agropecuarios ha demostrado con creces su ineficacia. (Caricatura: JAVIER).
Asignatura pendiente
Aunque fueron reconocidas en los Lineamientos aprobados por el VI Congreso del Partido, y luego en la Conceptualización del modelo, la creación de cooperativas de segundo grado sigue siendo una asignatura pendiente en el entramado socio-económico.
“Como parte del proceso descentralizador para darle a los productores facultades de decisión, hicimos la propuesta de crear las cooperativas de segundo grado, pero a partir de sus propias necesidades y no de manera impuesta. Que pudieran formarse, por ejemplo, para brindar servicios de maquinarias, riego, procesamiento industrial o comercialización. Y cerrar el ciclo de producción, distribución, cambio y consumo. De manera particular, estas cooperativas pudieran tributar a reducir las pérdidas.
“Según estimaciones de la FAO, en los modelos de centralización monopólica se pierde el 30 por ciento de la producción por los intríngulis que generan. Eso es una tercera parte de los alimentos que se producen. Expertos del propio Ministerio de la Agricultura de Cuba aseguran que en ocasiones ha llegado hasta el 50 por ciento. Entonces, por qué tener ese nivel monopólico. No estoy a favor de que desaparezca Acopio, pero sí de limitarle su accionar a la cuestión social. Es lo único que debe contratarle al campesino”.
Por lo tanto tiene que haber un proceso descentralizador. Facilítese la senda a los productores primarios para que alcancen la mayoría de edad y formen la cooperativa comercializadora de segundo grado.
“¿No hay dinero en la economía? Ah, entonces hay que abrirse a la inversión extranjera en el sector agropecuario, sin reticencias. Aunque siempre exista un ojo observador para que las cosas funcionen bien, que sea facilitador, no restrictivo.
“También en la agricultura agroecológica se pueden encontrar alternativas a la carencia de financiamientos para adquirir los insumos que necesitan las bases productivas. Y esas producciones no solo serían para el consumo interno, ellas tienen un mercado importante en el exterior y altos precios. ¿Por qué no insertarnos en las cadenas de valor externas interesadas en las producciones orgánicas?
“El país tiene una alta dependencia de los combustibles. Pero el alcohol que se produce en la industria nacional puede ser mezclado y sustituir hasta 15 por ciento del petróleo. Las fuentes renovables de energía pueden disminuir las férreas ataduras a los hidrocarburos. Los biodigestores con excretas animales y desechos de cosecha pueden ayudar a cerrar ciclos y dan electricidad. Hay que cambiar la mentalidad.
Un nuevo modelo de gestión en el agro presupone complementariedad entre planificación y mercado. (Foto: PASTOR BATISTA).
“No se trata de sustituir la agricultura convencional por otra agroecológica, sino de convivir con ambas. Pero tenemos que desarrollar la agroecología, porque brinda múltiples beneficios. Hoy vas al mercado y puedes encontrar productos agroecológicos que ni siquiera se anuncian. No puede ser que tengan el mismo precio, debe existir una diferenciación para que el productor se sienta estimulado.
“Por todas estas razones estamos abogando por ir a un nuevo modelo de gestión económico productivo en la agricultura”.
Dar en la diana
Con la nueva estrategia económico-social para enfrentar la crisis global provocada por la pandemia comenzaron a desatarse algunos de los nudos gordianos que impedían el avance de la agricultura cubana. En particular, la necesidad de transformar profundamente el modelo de gestión agropecuario, propuesta hecha por el doctor en Ciencias Económicas Armando Nova González y otros expertos.
A tenor con ese cambio, se implementan más de una veintena de medidas, entre las cuales están: flexibilizar la contratación de fuerza de trabajo, incentivos fiscales y comercialización mayorista de insumos a las bases productivas en moneda libremente convertible. A principios de noviembre, el Consejo de Ministros aprobó la nueva Política de Comercialización de Productos Agropecuarios, junto a la Industrial y a la de Seguros y Reaseguros, que impactan a este sector primario de la economía.
Entre los principios que rigen la política agraria se destacan: la contratación de la producción agropecuaria y forestal tendrá como destino todas las formas de comercialización existentes, posibilidad de obtener créditos revolventes con bajos intereses, promover e incentivar las exportaciones, todas las formas de comercialización operarán con autonomía en su gestión, entre otros.
Lastre añejo
A lo largo de una cadena de brazos van pasando los cubos repletos de mezcla para fundir el talud de una excavación. Por primera vez en sus vidas estos constructores, miembros de la cooperativa no agropecuaria (CNA) La Concordia de Matanzas, se enfrentan a una obra de tal magnitud, así lo reconoce Oscar Guiznes Brizuela Reyes, ejecutor de obra. “Hay que trabajar inclinados sobre la pendiente y, cuando llueve, las aguas arrastran el material hacia el fondo y a comenzar de cero. Pero para nosotros no existe misión imposible”, dice mientras comprueba que echen la cantidad exacta de materiales.
En las inmediaciones de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Centro de Cría del matancero municipio de Martí, perteneciente a la Empresa Porcina de la provincia, esta CNA pugna por dejar lista la construcción civil para el montaje tecnológico de un biodigestor de 2 000 metros cúbicos que procesará los desechos porcinos. La puesta en marcha está prevista para finales de octubre de 2021.
Según Ovedell Alfonso Alonso, inversionista principal de la empresa, el financiamiento para esta obra sale de un proyecto de colaboración para el desarrollo local, y el montaje tecnológico lo realizará el Centro de Investigaciones de Pastos y Forraje Indio Hatuey. “El principal objetivo es eliminar todos los contaminantes que iban al manto freático y utilizar el gas metano, que desprenden las excretas porcinas, como combustible para unas guaguas chinas que prestarán servicio en el municipio”, explica.
La UEB de Desmonte y Construcción de la Agricultura en Matanzas fue la encargada de comenzar la obra civil, “pero no pudieron continuar porque carecían de fuerza de trabajo y equipos suficientes. Nos hicieron llegar una carta renunciando a la tarea. Entonces, como establece el Decreto 327 que rige el proceso inversionista, iniciamos la licitación pertinente y recibimos tres propuestas que fueron analizadas en el Comité de Licitación y en el Consejo de Dirección de la empresa.
“De estas, aprobamos a la CNA La Concordia porque ya teníamos experiencias de trabajo conjunto, había demostrado responsabilidad y calidad en lo que hacía. Además, en el tema del presupuesto, fue la que menos nos cobraba”, refiere el inversionista principal de la Empresa Porcina.
Por su parte, Jorge Rodríguez Abascal, especialista de la CNA en la obra, advierte que no se trata de una construcción fácil, mas si los suministros siguen entrando establemente, y logran que la grúa de alto porte llegue cuando la necesiten, podrán avanzar sin otros contratiempos. “Tenemos la fuerza de trabajo preparada y respondemos por la calidad”, subraya el ingeniero que lleva ya tres décadas en estos menesteres, antes en entidades estatales y desde hace unos años en La Concordia.
Acorralar la chapucería
En el Instituto de Investigaciones de Granos urge asegurar la calidad en la terminación de la obra.
Cuando Eddy Santiago Gómez Rojas llegó como director a la Empresa Agroindustrial de Granos José Martí, en la provincia de Artemisa, una de las primeras cosas que hizo fue visitar la planta de semilla de la UEB 13 de Marzo. “Inmediatamente mandé a paralizar aquello, la chapucería estaba a pululu. Si el país está pidiendo hacer las cosas con calidad, porque hasta después de cinco años de terminada la inversión no le puedes volver a poner financiamiento, cómo vas a permitir eso”, interroga el espirituano.
En esta misma provincia, a unos cuantos kilómetros, en el municipio de Bauta, el Instituto de Investigaciones de Granos igual ha tenido que sortear la falta de brazos y la mala calidad de la ejecución. “Aquí se construye el laboratorio Vietnam que permitirá realizar diagnósticos de plagas a los cultivos mediante técnicas más moderna. La inversión comenzó en 2015, pero hemos tenido que reajustar el cronograma, entre otras razones, por la falta de fuerza de trabajo especializada. Luego se contrató a la CNA Siscon para emprender la parte civil”, comenta Orlando Guilarte Matos, especialista de Servicios Ingenieros de la Empresa de Proyectos Agropecuarios (EMPA).
Además de Siscon, en la ejecución de la obra trabajan la Empresa Galerías Habana del Ministerio de Cultura (colocación de falsos techos, decoración y ambientación); Copextel, encargado de la climatización; y Cometal, para las estructuras metálicas.
A juicio de Inalvis de la Calle Sablón, subdirectora de Construcciones del Ministerio de la Construcción (Micons), “la calidad es aún una asignatura pendiente en la parte civil de las obras. En el montaje no sucede lo mismo, los montadores y eléctricos generalmente cumplen las normas. En la fiscalización al Instituto de Investigaciones de Grano en Artemisa, le hicimos críticas al área exterior porque el hormigón que se vertió no estuvo bien compactado. Igual sucedió en la planta de Consolación del Sur, en la provincia de Pinar del Río.
“También es común encontrarse en las obras que después de montar la carpintería, viene el albañil y, cuando termina, las ventanas y las puertas quedan embarradas de mezcla. Muchas veces no tienen actualizado el libro de obra y es una indicación expresa del ministro revisarlo cada vez que visitamos las inversiones.
“Podemos acribillar con las críticas a los constructores, porque es verdad que son los máximos responsables, pero cuando hay un inversionista que los fiscaliza, la obra se termina como debe ser”, concluye de la Calle Sablón
Detrás del telón
Carlos Luis Naranjo Suárez, delegado de la Agricultura en Matanzas, asegura que las obras del programa arrocero y del tabaco se priorizan dentro del sector.
¿Por qué después de varios años de emitirse el Decreto 327 que regula los procesos inversionistas persisten los mismos problemas identificados en el diagnóstico realizado antes de emitir la normativa?
Para Adonis Núñez Fonseca, vice titular de Economía y Planificación, “el proceso inversionista no está en una burbuja, no es algo aislado de los problemas estructurales que tienen la economía y la sociedad. Y uno de estos es precisamente la pérdida de la profesionalidad a todos los niveles.
“El inversionista está identificado como el sujeto más débil desde el diagnóstico, antes del Decreto 327, pero entonces es quien tiene menos conocimientos, preparación, e incentivos. En los sectores con mejores resultados como el Turismo y la Unión Eléctrica hay una selección, un tratamiento diferenciado. En la gran masa se aprecian muchas dificultades, y ni hablar de los sectores presupuestados. Para empezar por casa, aquí en el MEP, está la plaza de inversionista: nadie quiere serlo. Y cuando llega alguien te dice que prefiere ser planificador porque gana más.
“La pérdida de la profesionalidad tiene detrás los problemas estructurales asociados a la pirámide invertida, a los incentivos por el trabajo. Esta es una de las cuestiones que tendrá un giro importante con el ordenamiento monetario y la transformación de los ingresos en el sector estatal”, estima el también arquitecto.
La subdirectora de Construcciones del Micons coincide con que el inversionista sigue siendo el eslabón más débil dentro de la cadena. “A esta figura le corresponde hacer la preparación técnica y el presupuesto de la obra para salir luego a contratar a una empresa estatal, una CNA, o un trabajador por cuenta propia. Y luego hacerles la contraparte con un equipo técnico sólido. Pero generalmente el inversionista contrata al constructor y este es el que presenta el presupuesto, la programación. Cuando debe ser al revés” estima de la Calle Sablón.
Para corregir el paso de los procesos inversionistas, las autoridades del MEP y del Ministerio de Educación Superior concilian la apertura de una nueva carrera de ciclo corto que forme la especialidad de Técnico Superior en Inversiones, así como futuros doctorados y maestrías.
De nuevo tipo
Los cooperativistas de La Estrella no pierden un solo minuto para recuperar el tiempo perdido.
A varios metros del suelo, en la estructura metálica de la cubierta, laboran varios montadores de la CNA La Estrella en la Escogida de nuevo tipo Metunas de la Empresa de Tabaco, que se levanta en Matanzas. Enrique Trujillo Gregorio, quien está al frente de la cooperativa, comenta: “al principio tuvimos algunos tropiezos, pero arrancamos con el camino más despejado para todo el mundo en julio de 2020 y la terminación se prevé para junio del actual año”.
La inversión tiene un costo de tres millones de pesos, y comprende el montaje y la construcción de ocho naves, cinco para la cura del tabaco y tres de escogida. Además, el local socio administrativo, un guarda bolsos, el parqueo de bicicletas, la cisterna, una caseta para la bomba y un pozo de agua, agrega Rigoberto Tanquero Garrido, jefe de sección de Inversiones y Desarrollo de la delegación de la Agricultura en la provincia.
Si bien del desempeño de estos constructores no hay queja alguna, la obra tiene atrasos por la falta de tornillería para el montaje de las estructuras metálicas y obturadores para la hermeticidad de las naves de cura.
Según Carlos Luis Naranjo Suárez, delegado de la Agricultura en Matanzas, ya tienen sembradas en el territorio unas 300 hectáreas, y la meta es llegar a 1 000, de tabaco tapado, que es de capa exportable, de ahí la importancia de esta obra.
En sentido general, las restricciones por la covid-19, las dificultades con los recursos materiales y financieros, impactan el ritmo de las inversiones en la provincia. Incluso, algunas están aprobadas y no han podido comenzar, como por ejemplo la de la Cooperativa de Créditos y Servicios José Martí del municipio de Perico, o las posiciones a electrificar en el riego, las cuales dependen de que la Unión Eléctrica cuente con el financiamiento para importar los recursos.
“Pero se han priorizado las del programa arrocero y las del tabaco, en las que se aprecia un avance y tienen fecha precisa de culminación”, afirma Naranjo Suárez.
Constructores en cifras
El sector de las construcciones cuenta con 254 000 trabajadores. De esa cifra, 91 000 son del Micons; 29 000 pertenecen a la Unión de Construcciones Militares; 50 000 en el sector no estatal; y el resto corresponde a diferentes grupos empresariales.
Criar la gallina de los huevos de oro
En la agricultura urge recuperar las inversiones. Existen lentitud y errores en los estudios de factibilidad
Dicen los entendidos que cuando hay temporada ciclónica, los fuertes vientos estresan a las gallinas y pueden pasarse días sin poner un solo huevo, aunque las naves estén tapadas. Igual se afectan por las altas temperaturas y el mal olor de las excretas, que en las naves más viejas se limpian una vez al año.
“Con la nueva tecnología que estamos instalando en Güines, la limpieza es diaria y eso incrementa la productividad de las pollonas”, asegura Juan Carlos Núñez Samá, director de la UEB Lidia Doce de Ponedoras, en el municipio.
En esta inversión, valorada en unos dos millones de pesos, trabajaron en la obra civil brigadas constructoras del territorio y el montaje tecnológico corre a cargo de la Francisco Cruz Bauzá de la Unión de Industrias Militares, amplía Dainiel Surí Ginebra, inversionista principal de la Empresa Avícola de Mayabeque.
“Debemos recuperar la inversión en un año, porque de acuerdo con la cantidad de gallinas que previstas (23 000), a un 85 por ciento de puesta, sería alrededor de cinco millones de huevos anuales. Y por los cálculos de los precios de venta, será algo rápido”, sostiene Surí Ginebra.
El destino principal de la producción es el Ministerio de Comercio Interior que asegura después la distribución para la canasta básica de la población. En tal sentido el país ha garantizado el pienso de importación. Sin embargo, “la consistencia del pienso no es buena, esto provoca la disminución de la producción, por lo que se orientó suspender las ventas liberadas de huevo”, precisa Luis René Rodríguez, jefe Comercial de la Empresa Avícola.
Según Luis Enrique Díaz Burón, director de Inversiones y Desarrollo del Ministerio de la Agricultura (Minag), a futuro se prevé llegar a 3 000 millones de huevos, “pero todavía el programa de desarrollo de la avicultura no tiene aprobado el estudio de factibilidad por el Ministerio de Economía y Planificación (MEP). No obstante, se van haciendo inversiones que aprueba el país en la recuperación de naves”.
¿Por qué se aprueban inversiones en la avicultura sin tener aprobado el estudio de factibilidad, estipulado en el Decreto 327 que rige los procesos inversionistas?, interroga BOHEMIA.
“La Agricultura cuenta con muchos programas que sí tienen aprobados los estudios de factibilidad, como es el caso del arroz, la ganadería, el cítrico. Y hay muchos que sencillamente no están en condiciones de ser aceptados porque vienen con dificultades en la información y faltan validaciones. Eso no quita que se adopten decisiones en los más altos niveles de Gobierno y se da el visto bueno.
“El programa avícola incluye un estudio de pre factibilidad muy macro, es el de los 2 mil 500 millones de huevos, y bajo este se van haciendo cosas, porque el plan anda por los 1 800 millones. Entonces se están haciendo inversiones, según las fuentes financieras disponibles, y debemos seguir avanzando”, responde Adonis Núñez Fonseca, viceministro del MEP.
A juicio de Inalvis de la Calle Sablón, subdirectora de Construcciones del Ministerio de la Construcción (Micons), “por un lado, aunque falten esos estudios, hay que comenzarlas por la necesidad que tiene la economía. Por el otro, el inversionista es muy lento en la preparación técnica, y a veces es nula, violando lo regulado en el Decreto 327.
Inalvis de la Calle Sablón, subdirectora de las Construcciones en el Micons, propone que la empresa contratista amplíe su gestión y pueda subcontratar también la fuerza de trabajo.
“Hace unos años atrás, la Agricultura puso a su Empresa de Ingeniería a que llevara la administración de las obras. Eso es bueno, porque ya no anda el inversionista como un loco buscando los suministros. Es un puntal de apoyo que ayuda a gestionar los recursos y llevar el cronograma de las inversiones. Ese contratista que tiene la Agricultura es el que está diseñado en la normativa. Pero no subcontrata los servicios de construcción. Entonces tenemos que ir al que se encarga del proceso íntegramente, tanto de los suministros como de la fuerza de trabajo”, valora de la Calle Sablón.
Enterrar dinero
Cualquier atraso en el cronograma de ejecución de las obras, cualquier paralización, por las causas que sean, afecta la recuperación de la inversión. Igual sucede si una vez funcionando la inversión no rinde lo que se previó. Literalmente se entierra dinero.
Según Inalvis Hernández Victorero, directora de la Delegación de la Agricultura en la provincia de Artemisa, en el plan para 2020 fueron priorizadas seis inversiones. De estas, a cinco se le ajustó el cronograma de terminación, porque por diversas razones no se habían concluido. Solamente dos, la Planta de Beneficio de Carbón Vegetal Occidente, en Bauta, y los Silos Refrigerados Mártires de Artemisa estaban a punto de concluir.
De los rendimientos agrícolas también depende la recuperación de las inversiones.
Similares contratiempos existían en el resto de las provincias visitadas por esta publicación. A juicio de Núñez Fonseca, “el sector agrícola ha sufrido mucho las ineficiencias de los procesos inversionistas, que las obras se terminen en tiempo, cuesten lo que se previó y luego empiecen a rendir lo previsto en los estudios de factibilidad”.
Aunque Díaz Burón coincide en buena medida con esta apreciación, valora: “Cuando se hace la inversión se crean capacidades, pero para que haya producción se necesitan insumos y recursos energéticos que la respalden. Entonces el arroz, por ejemplo, requiere unos 12 millones de pesos anualmente para la sostenibilidad, entre insumos y demás, para lograr los niveles que tiene instalada la industria. Y el país no puede erogar esa cifra, eso es una debilidad. Cada tonelada que se produzca en el país son 110 USD que sustituyen importaciones. Por eso las dos cosas tienen que ir parejas”.
Mas la gran dificultad que tiene el país, en medio de la crisis actual, subraya el viceministro del MEP, es que no existe el financiamiento central para garantizar la sostenibilidad de esas inversiones en tanto han estado afectadas las entradas de divisas de los principales rubros exportables y, además, se tienen que pagar deudas vencidas con los acreedores.
Por eso, tanto la Agricultura, como el resto de los sectores, están obligados a insertarse en el carril de las exportaciones, vender en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, hacer ventas online y en el mercado interno en Moneda Libremente Convertible, de tal manera que obtengan las divisas necesarias para adquirir los principales insumos y recuperar la inversión.
Una ventana abierta
Investigadores de los centros de Estudios de la Economía Cubana y de Investigaciones de Economía Internacional, de la Universidad de La Habana insisten en que el agro cubano se abra a las inversiones extranjeras directas como una de las vías para sortear el actual atraso productivo y tecnológico.
Sobre este tema Núñez Fonseca comenta, “las inversiones extranjeras en la agricultura son muy pobres y las pocas que hay están asociadas principalmente al tabaco, en la Empresa Mixta Brascuba. Con el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera se están trabajando otras modalidades.
“Hubo un momento en que se entendió que toda inversión extranjera tenía que ser de grandes montos, porque las pequeñas no resolverían el problema del país. Pero es que la grande no llega tampoco. Entonces hay que avanzar, ir a muchos poquitos. También se ha producido un cambio de mentalidad con la apertura de algunos sectores donde teníamos vetada esa posibilidad. Recordar que al principio era un complemento al impulso de la economía: eso ya cambió hace dos años, es una prioridad. Si no hay inversión extranjera no hay cómo salir”, sentencia el viceministro del MEP.