Los colegas del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana me han solicitado escribir un prólogo breve al libro Miradas a la Economía Cubana, correspondiente al año 2024.
Es ya una larga tradición de este importante centro académico, realizar esta y otras publicaciones, basadas en investigaciones rigurosas e informadas sobre la evolución y realidad de la economía nacional.
Ello ha sido de una gran utilidad, sobre todo en un tiempo como este, donde se enfrenta una crisis económica y social muy compleja que necesita respuestas y propuestas novedosas e innovadoras, con el objetivo de devolver la capacidad de crecimiento y viabilidad a la economía socialista cubana; construida por más de seis décadas —en las cuales ha atravesado diferentes contextos históricos—, siempre bajo la permanente agresión del bloqueo y demás medidas del gobierno norteamericano.
Esta versión de Miradas…, tiene la característica esencial de acompañar los diferentes análisis —sec- toriales y más generales— con propuestas concretas de acción a ser valoradas por aquellos a quien corresponde tomar las decisiones necesarias. Quizás esté de más aclarar, pero siempre vale decirlo: ninguno de estos textos pretende erigirse como la razón indiscutible en ninguno de los asuntos que se abordan, todos están acompañados por la humildad académica de quienes conocen la complejidad de estos temas, pero también tienen el aval científico como para esperar que sean ob- jeto de atención y debate.
Me voy a referir con brevedad a un aspecto esencial para poder enmarcar todo lo que aquí se dice, lo cual por supuesto, supone continuar el trabajo y avanzar más: se trata de la arquitectura de la reforma.
Por años hemos insistido en que la economía cubana necesita una reforma integral y fundamental, en eso consistió el libro: Cuba: la reestructuración de la economía. Una propuesta para el debate, que junto a Luis Gutiérrez y Pedro Monreal publicamos en 1995. Sin dudas algo se ha he hecho, sobre todo a partir de la segunda década del presente siglo XXI, pero aún está muy lejos de completarse un proceso que debió haber avanzado desde mucho antes, con mayor velocidad y con mayor coherencia e integralidad.
Hay dos dimensiones fundamentales con las cuales es necesario contar en este proceso. Primero, el conocimiento de la situación de cada uno de los sectores de la economía, sus potencialidades y el lugar que deberían ocupar en una estrategia de desarrollo del país. La segunda y fundamental, la integración de todo el proceso en un sistema económico único que funcione para todos los actores implicados con la dinámica, estabilidad, eficacia y transparencia necesaria.
Deben quedar claros, algunos factores de principio. Se trata de articular un sistema de carácter socialista, liberado de todo dogma paralizante; donde predominen los intereses populares y no los intereses del capital, pero en el contexto de una economía diversa en sus tipos de propiedad y en el funcionamiento integrado de los mercados. O sea, se trata de una búsqueda innovadora, basada en la teoría y en la historia crítica, pero, sobre todo, en las condiciones y posibilidades de esta nación en la actual época en extremo compleja para un país como Cuba: pequeño, sin grandes recursos naturales, agredido y en una posición geopolítica muy difícil. A ello se añade el impacto de la crisis, o las crisis de los últimos años, resultado de varios factores. El primero de estos, sin dudas, el bloqueo genocida, sumado a: los efectos de la pandemia de la covid-19, las dinámicas erráticas de la economía internacional en medio de guerras e indefiniciones, y también, y no menos importante, los notables errores en la conduc- ción de la política económica del país.
Por nuestra parte hemos insistido en la necesidad de este proceso integral desde hace años: todo está publicado, no hay espacio aquí para extendernos en esas propuestas, las cuales pueden ser consultadas.
De lo que se trata ahora es de destacar el aporte de este nuevo libro, escrito por valiosos profesionales de la economía comprometidos con la historia de nuestro país. En mi opinión se trata de un aporte notable.
En cada capítulo, además del análisis, se presentan propuestas todas dignas de considerar y técnicamente fundamentadas, concretas, sin abstracciones fatuas.
Como se conoce, la economía es un sistema complejo y la ciencia económica estudia ese sistema para conocerlo mejor en sus características, condiciones, contradicciones y potencialidades, y así realizar análisis y propuestas fundamentadas para hacerlo avanzar hacia los objetivos que persigue la sociedad. Esos objetivos no son neutrales, están definidos por el tipo de sociedad que se pretende construir, en nuestro caso una sociedad de justicia social, soberanía nacional y desarrollo económico y democrático, pilares esenciales del proyecto nacional cubano.
Una vez dicho esto, se puede comprender mejor que el avance de la reforma no debe, ni puede ser, espasmódico, sectorial y/o segmentado —como también de alguna manera se apunta en el capítulo escrito por Ricardo González—. Ha de integrar el todo económico, social y político, para definir bien el orden de las transformaciones que se deben realizar en cada sector y la relación entre todas. Lo contrario da lugar a un movimiento azaroso y a veces caótico donde unas medidas afectan o anulan a las otras, sin que nos percatemos bien de cuál es la causa de los fracasos o retrocesos. Lo más complejo de la reforma es definir, diseñar y rectificar a tiempo, cuando sea necesario, la arquitectura con la que debe avanzar.
En este sentido hay dos conceptos fundamentales que deben acompañar a los diferentes cambios a realizar: la simultaneidad y la secuencialidad.1 Hay medidas, correspondientes a diferentes sectores, que deben tomarse al mismo tiempo, y otras deben tener el orden de secuencia adecuado. En la historia reciente de la economía cubana abundan los ejemplos donde los resultados negativos han sido consecuencia de la desatención de estos conceptos. El reordenamiento monetario de 2021 y la bancarización de 2023, serían ejemplos claros. No me voy a detener en detalles para demostrar esto, porque ya lo hemos hecho en extenso en otros textos.
El capítulo correspondiente a la banca (Borrás y García), ofrece un muy completo análisis sobre la evolución y situación actual de la banca en Cuba. Se debe subrayar que este servicio, fundamental en una economía moderna, dista aún mucho de lo que debería ser. Incluido en ello, la política de bancarización, que si bien es imprescindible ha sido implementada de manera muy limitada debido a la falta de condiciones necesarias, como: i) una red bancaria que funcione eficientemente, incluido los cajeros, ii) una muy limitada autorización del uso de efectivo por los actores económicos, iii) la ausencia de un auténtico mercado cambiario y iv) una política de créditos limitada y pasiva, entre otros.
El proceso de reforma integral debe ser ágil y con un plan estratégico claro, para ello se debe: definir etapas;2 identificar áreas de acción, metas para cada etapa, etc., y ser monitoreado desde la más alta autoridad de gobierno —de manera sistemática y con las asesorías necesarias—, también debería mantenerse un debate imprescindible de toda la sociedad, ya que es, en definitiva, su vida la que se decide.
Hay un tema presente en el debate actual sobre la necesidad de diferenciar lo urgente de lo importante y así es, sin dudas, pero ambos niveles deben atenderse y establecerse soluciones de coherencia y continuidad entre ellos. Por ejemplo, el establecimiento de los equilibrios macroeconómicos es fundamental para la economía; sin embargo, hoy están en malas condiciones con un proceso inflacionario prolongado y un déficit presupuestario, a todas luces insostenible, eso supone la urgencia de un plan claro, el texto de Lage Codorniú y Cruz propone pistas muy válidas para ser consideradas. Este plan debe conectar con la transformación global de la economía, de lo contrario sus efectos se anularían en el corto y mediano plazos. Vale este principio para la necesidad de establecer un mercado cambiario de mayor estabilidad y control, al cual asistan todos los actores económicos.
Una positiva característica de los textos de este libro es que se mueven tanto en el nivel microeconómico como en el nivel macroeconómico. Esta articulación entre los dos niveles es parte esencial de la integralidad de la reforma por la cual abogamos. Este es un punto esencial en la transformación de la empresa estatal, o sea pública, no para que deje de ser pública sino para que deje de ser ineficiente o cuasiineficiente. O sea, hay una dimensión que tiene que ver con la es- tructura interna de las empresas: cómo se organizan, cómo se gestionan, cómo participan los trabajadores, cuáles son las facultades de sus directivos, cómo son los incentivos, cómo es su contabilidad, sus auditorías internas y externas, etc. Asimismo, un asunto fundamental es la correcta respuesta al llamado problema principal / agente —esto es, la relación del dueño de las empresas públicas, el pueblo y quienes las gestionan, sus directivos y trabajadores—, que tanto golpeó a las economías socialistas de Europa del Este. En este sentido la creación de las juntas de gobierno y su correcto funcionamiento es esencial.
La otra dimensión es la macroeconómica, o sea cómo las diferentes empresas se relacionan entre sí cualquiera sea su propiedad. Esto supone la construcción de los mercados, incluidos los mercados de medios de producción y el mercado monetario, con las regulaciones correspondientes, pero debe funcionar de manera transparente y dar los espacios necesarios para una correcta y eficiente gestión empresarial. El texto de Ileana Díaz y Humberto Blanco contribuyen de forma notable a esta discusión.
En el caso de las empresas públicas, propiedad de todo el pueblo, se trata de otorgarles toda la autonomía necesaria en la gestión y con los incentivos adecuados, pero a la vez deben tener las regulaciones y controles necesarios en el uso eficiente de los recursos puestos en sus manos; así como la aprobación y che- queo de sus planes estratégicos. De ahí la importancia de la existencia de juntas de gobierno.
Un asunto clave es el necesario cambio a una planificación más estratégica y financiera; para superar la planificación esencialmente burocrática vigente en Cuba, caracterizada por una muy central asignación de recursos y establecimiento de precios, propios de los fracasados modelos socialistas europeos.
También es necesario la clasificación de los diferentes tipos de empresas a las cuales corresponden regulaciones diferentes, sobre todo aquellas que son monopólicas.3
El tema del sector privado y cooperativo es también fundamental hoy en Cuba. Está directamente relacionado, no solo con el incremento de la oferta, también con la reforma de la empresa estatal como receptora de fuerza de trabajo excedentaria, que es uno de los factores (no el único) que lastra la eficiencia de estas. Este sector, aunque no es ni deberá ser el hegemónico en la economía, lugar que corresponde al sector estatal, es imprescindible y debe fortalecerse, tanto en la industria y los servicios como en la agricultura.
El sector privado, a pesar de que hoy existe y ha crecido, aún no se integra bien a la dinámica general de la economía; ni articula los encadenamientos de los que es potencialmente capaz. El problema fundamental es el mal funcionamiento de los mercados y las no bien articuladas regulaciones a las cuales está sometido, incluida la formación de precios, habida cuenta de las insuficiencias y agujeros de la política fiscal.
Debemos señalar aquí que la aprobación de una ley de empresas, largamente esperada, es esencial, incluida una ley de bancarrota, así como restricciones financieras fuertes.
Otro aspecto central de la reforma es la profunda transformación del sector agropecuario; en él está implicada la alimentación de la población: asunto de seguridad nacional. En el texto de Anicia García y Betsy Anaya sobre el tema están detalles de cómo podría ser, en los cuales no me es posible extenderme ahora. Solo deseo señalar que la transformación debe ser integral, e incluir: los actuales incentivos, las formas de comercialización, los precios, el manejo de los imprescindibles encargos estatales y la dimensión del área de tierra a explotar por los actores no estatales, ya sea en usufructo o propiedad. Es un hecho que, de una u otra forma, es el sector privado quien aporta hoy el 80 % de los alimentos que se producen.
Un aspecto esencial en este sector y que a la vez tiene que ver con la economía en general y con la estrategia de desarrollo económico, es la política de inversiones. No es posible que un sector con la prioridad de la agricultura, haya bajado su nivel de inversión del 8 % a menos del 3 % de la inversión, a favor de otro sector como el turismo. La agricultura además de otros incentivos y otras formas de organización de la producción, necesita recursos imprescindibles, imposibles de obtener con esos niveles ínfimos de inversión que hoy padece.
El tema del turismo tiene un magnífico capítulo escrito por Figueras y Cruz. Como allí se demuestra, este sector de gran importancia para Cuba ha tenido una trayectoria descendente en los últimos años, sobre todo después de la pandemia, sin recuperación a la vista.
Sin embargo, se siguen realizando costosas inversiones que no logran devolver la inversión y dar ganancias en los tiempos adecuados. Cuba, sin dudas, tiene condiciones excepcionales para el turismo, pero el sector es muy vulnerable a la agresión externa, no solo al bloqueo. Además, es muy competitivo a nivel internacional, de ahí la importancia del mayor estudio y segmentación de los mercados, así como la diversificación del producto turístico. Por solo citar ejemplos del área, República Dominicana recibe en 2024, más de 11 millones de turistas,4 y Cuba apenas sobrepasa los 2 millones. 5 Al turismo hay que apostar, pero no de cualquier manera, como bien destacan Figueras y Cruz es necesaria una renovación de la política turística. Es insostenible que se concentre tal porcentaje de la inversión, más cuando viejas y excelentes instalaciones hoteleras se degradan de forma acelerada por falta de mantenimiento.
En este orden llegamos a otro de los nudos fundamentales de la actual economía cubana: la pérdida de la capacidad de crecimiento y la respuesta productiva a los incentivos de las políticas económicas actuales. Después del fuerte desmantelamiento histórico de la industria azucarera, lo cual tiene sus explicaciones, no se ha logrado restituir de manera estable un sector que juegue el papel de primero de la economía cubana. Uno que genere los recursos para hacer las importaciones necesarias de medios de producción y hacer avanzar la industrialización del país, hoy fuertemente afectada. En los años noventa ese papel se le asignó al turismo y tuvo entonces una gran importancia, hoy continúa esa importancia estratégica, pero no alcanza para cumplir esa imprescindible función. Este asunto, que tiene más que ver con los desarrollos sectoriales y la estrategia de desarrollo económico, es algo que debe discutirse de la manera más urgente posible: sin ese respaldo sería imposible sostener la tasa de crecimiento que el país necesita.
En 2024 el PIB del país está aún 10 puntos porcentuales por debajo del de 2019 y las importaciones se han contraído más de un 20 %. Dado que aún se cuenta con una fuerza de trabajo calificada, sería de interés entrar fuertemente en el campo que abren las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, hay una oportunidad, pero no es eterna y sí es compleja de manejar, pero posible.
En el libro hay todo un interesante capítulo dedicado al sistema de Ciencia y Tecnología en el país (Alpízar) que, si bien tiene logros, aún está muy lejos de hacer aportes decisivos al desarrollo nacional, más allá del importante logro de las vacunas y algunos medicamentos novedosos. Si se revisan las estadísticas se verá que la muy débil presencia en las exportaciones cubanas de productos que utilicen intensivamente fuerza de trabajo calificada, demuestra la baja utilización de uno de los principales recursos del país, he ahí todo un tema. O sea, es preciso responder adecuadamente a las preguntas, qué producir y para cuáles mercados, el tema de la reinserción internacional de la economía cubana es medular, como bien lo aborda Antonio Romero en su capítulo.
Hoy el mundo está bajo un serio proceso de cambios cuyo final es difícil de pronosticar, pero sin dudas, de una forma u otra, el mundo unipolar está tocando su fin. Se abren nuevos espacios financieros, comerciales y de inversión, probablemente los BRICS+ son la expresión más importante de este proceso. Para Cuba se presentan nuevas oportunidades, pero desde una economía desecha como la actual es imposible aprovecharlas bien. Hoy día no bastan y suelen ser casi imposibles los acuerdos políticos que en el pasado fueron tan importantes para el país. Con objetividad en la mirada, lo que no se solucione aquí, nadie vendrá a solucionarlo, es la dura realidad.
Uno de los capítulos del libro se dedica a un análisis exhaustivo de la situación de la infraestructura (Torres), tanto de comunicaciones como física. Se reconoce el avance, sobre todo de la conectividad a internet, pero también el marcado deterioro de la red de transporte tanto urbana como extraurbana, así como de los acueductos y los generadores de energías, los cuales han tenido crisis recurrentes durante los últimos años. En el caso de las termoeléctricas, absolutamente esenciales para el funcionamiento de la economía y la sociedad, el problema no es solo la escasez de combustibles, también, y de manera fundamental, lo es el mal estado de las principales plantas del país, objeto de constantes rupturas sin el mantenimiento adecuado. Tampoco es suficiente el avance en fuentes alternativas de energía, aunque se insiste en esto en los últimos tiempos. Para cualquier fin, ya sea de desarrollo o simple crecimiento, superar el problema de la energía y del agua es imprescindible.
El crecimiento y el desarrollo necesitan infraestructuras y servicios que funcionen, carreteras, bancos, seguros, correos, etc. En la sociedad moderna no puede haber economía eficiente sin este contexto, hoy casi todo esto en Cuba tiene un nivel de deterioro notable en relación con la situación de otros países, sin dudas aquí también el bloqueo pesa y mucho, pero no solo el bloqueo.
Avanzar en este gran desafío de recuperar la capacidad de crecimiento del país, supone también mayores niveles de inversión, incluida y de manera importante la inversión extranjera. Sin embargo, el nudo de la deuda externa y la incapacidad de pago, impide ya no solo mayor inversión, también el acceso a créditos frescos. Según cálculos, un punto porcentual de crecimiento del PIB en Cuba, supone cerca de un 22 % de crecimiento de las importaciones. Es cierto y positivo, el logro de renegociaciones y cancelaciones importantes de deuda, pero eso no resuelve el problema del necesario acceso a créditos nuevos y mayores inversiones. Se ha propuesto, con mucho sentido, la necesidad de buscar nuevas fórmulas para destrabar la deuda, entre ellas la posibilidad de pagar con determinados activos de los que dispone el país, es esta también una discusión urgente.
Este libro, puesto en manos del lector interesado, casi al final cuenta con un capítulo esencial dedicado a las políticas sociales (Zabala y Echevarría). Estas políticas adquieren mayor importancia debido al dinamismo de mayores desigualdades a que ha dado lugar la actual economía nacional, y el impacto tanto de la crisis como de los cambios. La justicia social es un principio irrenunciable del proyecto nacional, sin esto perdería sentido; por tanto, su adecuado diseño y sustentabilidad económica es esencial. Ambas dimensiones se encuentran hoy en dificultades, a pesar de que el gobierno sigue dedicando una parte muy importan- te del presupuesto a sectores como salud, educación y seguridad social. Sin embargo, el presupuesto mismo tiene problemas de financiamiento, que se resuelven de forma general con su monetización, lo cual impacta fuertemente sobre el déficit presupuestario, que hoy se encuentra por encima del 15 %.
El problema de las políticas sociales depende también del manejo integral de la economía, por supuesto de las prioridades, pero también de los recursos que se generen y se dispongan. Las autoras proponen un rediseño y mayor focalización de las políticas en general y de los subsidios en particular.
El libro también aborda el cada vez más importante tema de la dimensión ecológica de la economía (Rey Santos), cuestión que ha sido de forma amplia estudiada por las instituciones cubanas relacionadas con el tema. Sin embargo, tampoco este asunto escapa a los impactos de la crisis y hoy es un desafío acuciante el avanzar por un «PIB verde», o más verde que el actual.
Una ausencia, en el contenido general del libro y que debe también ser tenida muy en cuenta es el serio problema demográfico que enfrenta el país. De una parte la disminución de la población debido a la caída de la tasa de natalidad y al muy fuerte proceso migratorio de los últimos años, de manera fundamental de personas jóvenes, muchas de ellas calificadas. De otra parte, el envejecimiento de la población, lo cual presiona con fuerza sobre la economía que debe estar en capacidad de mantener a un amplio sector de jubilados y mayores problemas de salud. Las relaciones entre crecimiento demográfico y desarrollo han sido muy estudiadas, hoy Cuba presenta una relación muy complicada entre ambas, cuestión que también debe ser considerada tanto para las políticas económicas como para las estrategias de desarrollo.
Este libro del Centro de Estudios de la Economía Cubana, no pretende dar todas las respuestas, sería imposible y absurdo, pero sí hace aportes importantes y ordenados a tener en cuenta por su utilidad práctica y su fundamentación técnica y política, sobre los principales componentes de la reforma económica.6
Como se puede concluir de su lectura, la situación actual de Cuba es compleja e incierta. No obstante, hay razonables márgenes de acción para avanzar en una reestructuración esencial, sin la cual, la rearticulación del proyecto nacional y de una alternativa socialista para el país, estaría muy comprometida. El tiempo es de pensamiento y de acción, pensar y debatir para actuar certeramente; en frente está la historia y el tiempo es una variable crítica.
Citas
1 Conceptos destacados en: Carranza, Julio, Luis Guitiérrez y Pedro Monreal. Cuba: la reestructuración de la economía. Una propuesta para el debate. IEPALA, 1995.
2 Tres etapas se proponían en el texto de Carranza, Gutiérrez y Monreal (1995).
3 Se retoma en este libro y concuerda con ideas presentes en Carranza, Gutiérrez y Monreal (1995).
4 La Presidencia de la República Dominicana declara: «Al destacar la llegada de 11 192 047 visitantes el pasado año, Collado indicó que eso representa un crecimiento de un 48 % con relación al 2019, un 32 % respecto al 2022 y un 9 % frente al 2023». «RD cierra 2024 con récord histórico de más de 11 millones de turistas». Presidencia de la República Dominicana, disponible en: https://presidencia.gob.do/noticias/rd-cierra- 2024-con-record-historico-de-mas-de-11-millones-de-turistas (Nota de la Edición).
5 Arribo de viajeros visitantes internacionales, según la ONEI (2024): «Se han recibido 2 005 390 visitantes internaciona- les hasta el mes de noviembre, lo que representa el 92,1 %, es decir, 172 451 visitantes internacionales menos que en el mismo período del año anterior». Publicado en: https://www. onei.gob.cu/sites/default/files/publicaciones/2024-12/arri- bo-de-viajeros-noviembre-2024_0.pdf (Nota de la Edición).
6 El proceso de reforma económica es referido, en diversas ocasiones en este libro como Actualización o Actualización del modelo económico. Asimismo, como parte consustancial de este proceso aparecen referencias frecuentes a varios documentos considerados como rectores del mismo, que se encuentran en la base de la Conceptualización del modelo económico, en lo adelante se referirá a los mismos como Conceptualización. Existen dos «versiones» del documento. La primera versión publicada en 2017 como: Partido Comunista de Cuba (PCC). Documentos del 7mo. Congreso del Partido aprobados por el III Pleno del Comité Central del PCC el 18 de mayo de 2017 y respaldados por la Asamblea Nacional del Poder Popular el 1 de junio de 2017. Contiene la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2016-2021 y las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos. Editora Política: La Habana, junio 2017. Otra versión más reciente aprobada en el 8vo. Congreso del PCC, publicada como: Partido Comunista de Cuba. Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2021-2026. Editora Política: La Habana, junio 2021. Para diferenciar las dos «versiones», de este documento se adicionará el período, según sea necesario (Nota de la Edición).
Continuará