PEPE ESCOBAR, ANALISTA INTERNACIONAL
Lo que se ha ofrecido, en términos bastante confusos, es de hecho una partición de Ucrania, incluida una zona desmilitarizada, a cambio que el Estado Mayor ruso cancele su aún desconocida ofensiva de 2023, que podría ser tan devastadora como para cortar el acceso de Kiev a la Mar Negro y/o cortar el suministro de armas de la OTAN a través de la frontera polaca.
Al darse cuenta que la guerra de la OTAN con Rusia probablemente terminará siendo desfavorable para el Imperio, Estados Unidos están tanteando una oferta de salida del conflicto. Pero, ¿por qué Moscú debería tomar en serio propuestas indirectas, especialmente en vísperas de un nuevo avance militar y mientras se encuentra en el asiento del ganador?
Los que están detrás del Trono son siempre más peligrosos cuando tienen la espalda contra la pared.
Su poder se está desvaneciendo con rapidez: en el aspecto militar, a través de un paulatina humillación de la OTAN en Ucrania; financieramente la mayor parte del Sur Global se muestra dispuesto a no tener nada que ver con la moneda de un gigante en bancarrota; políticamente, la mayoría global está dando pasos decisivos para dejar de obedecer a una minoría rapaz y desacreditada.
Así que ahora los que están detrás del Trono están conspirando para al menos tratar de detener el desastre que se avecina en el frente militar.
Tal como confirmó una fuente de alto nivel del establishment estadounidense, los altos mandos de OTAN recibieron una nueva directiva de Anthony Blinken respecto de la marcha del conflicto en Ucrania.
El secretario de Estado habría recibido la instrucción de transmitir la nueva directiva, una especie de mensaje al Kremlin, a través de los principales medios publicado de inmediato por el Washington Post. No debemos de olvidar que en términos de poder real, Blinken, no es más que un emisario de los neoconservadores y neoliberales straussianos que son los que realmente dirigen la política exterior de Estados Unidos.
En la división del trabajo de élite de los principales medios de comunicación estadounidenses, el New York Times está muy cerca del Departamento de Estado y el Washington Post muy pero muy cerca de la CIA. En este caso, la directiva era demasiado importante y necesitaba ser transmitida en la capital imperial, por tanto se publicó como un artículo de opinión (y de pago).
La novedad es que, por primera vez desde el comienzo de la Operación Militar Especial (SMO) de Rusia en Ucrania, los estadounidenses están proponiendo una variación de su clásico » una oferta que no se puede rechazar», un ofrecimiento que en este caso incluye algunas concesiones que podrían satisfacer los imperativos de seguridad de Rusia.
Crucialmente, la oferta de EE. UU. pasa por alto por completo a Kiev, certificando una vez más que esta es una guerra contra Rusia dirigida por el Imperio y sus secuaces de la OTAN, con los ucranianos como meros intermediarios desechables.
‘Por favor, no pases a la ofensiva’
El corresponsal de la vieja escuela del Washington Post en Moscú, John Helmer, ha brindado un servicio importante, ofreciendo el texto completo de la oferta de Blinken , y por supuesto pregonando nociones fantasiosas como «las armas estadounidenses ayudaran a pulverizar la fuerza de invasión de Putin» y una explicación digna de vergüenza: “en otras palabras, Rusia no debería estar lista para descansar, reagruparse y atacar”.
El mensaje de Washington puede, a primera vista, dar la impresión que EE. UU. admitiría, como un hecho consumado, el control ruso sobre Crimea, Donbass, Zaporozhie y Kherson, “el puente terrestre que conecta Crimea y Rusia”.
Ucrania tendría un estado desmilitarizado, y el despliegue de misiles HIMARS y de los tanques Leopard y Abrams se limitarían al oeste de Ucrania, como un elemento «disuasivo contra nuevos ataques rusos».
Lo que se ha ofrecido, en términos bastante confusos, es de hecho una partición de Ucrania, incluida una zona desmilitarizada, a cambio que el Estado Mayor ruso cancele su aún desconocida ofensiva de 2023, que podría ser tan devastadora como para cortar el acceso de Kiev a la Mar Negro y/o cortar el suministro de armas de la OTAN a través de la frontera polaca.
La oferta de Estados Unidos se define a sí misma como el camino hacia una “paz justa y duradera que defienda la integridad territorial de Ucrania”. Bueno, en realidad no será la Ucrania que todavía conocemos, pero Kiev podría retener las tierras occidentales que Polonia se muere por engullir.
También se desentierra la posibilidad de un acuerdo directo entre Washington y Moscú sobre “un eventual equilibrio militar de posguerra”, incluida la no membresía de Ucrania en la OTAN. En cuanto a la propia Ucrania, los estadounidenses parecen creer que será una “economía fuerte y no corrupta con membresía en la Unión Europea”.
Todo lo que queda de valor en Ucrania ya ha sido tragado no solo por su oligarquía corrupta, sino, sobre todo, por inversores y especuladores del tipo BlackRock. De hecho detrás de la propuesta están los buitres corporativos que no pueden darse el lujo de perder los puertos de exportación de granos de Ucrania, así como el acuerdo comercial refrendado con la Unión Europea antes de la guerra. ¡Están aterrorizados!, la ofensiva rusa pueda capturar Odessa, el principal puerto marítimo y centro de transporte del Mar Negro, escenario que dejaría a Ucrania sin salida al mar.
No hay evidencia alguna que el presidente, Vladimir Putin, y el Consejo de Seguridad de Rusia, incluido su secretario Nikolai Patrushev y el vicepresidente Dimitri Medvedev, tengan motivos para creer algo que venga del establishment estadounidense, especialmente cuando se conoce a través de meros emisarios como Blinken y el Washington Post . . . Después de todo, el alto mando de las fuerzas armadas rusas (la Stavka) considera que los estadounidenses son » no son capaces de cumplir con un acuerdo», a pesar que la oferta este por escrito.
La propuesta publicada por el Washington Post habla como un gambito desesperado que muestra “algunas zanahorias a Moscú” con la esperanza de retrasar o incluso cancelar la ofensiva planificada para los próximos meses.
De hecho los operativos de inteligencia de la vieja escuela, que no están en deuda con la galaxia neoconservadora straussiana, apuestan a que la táctica estadounidense es una maniobra de «ambigüedad estratégica», por tanto los rusos continuarán con la desmilitarización, desnazificación y deselectrificación, y se «detendrán» en cualquier momento y en cualquier lugar que consideren oportuno al este del Dnieper. O más allá.
Lo que realmente quiere el Estado Profundo
Las ambiciones de Washington en esta guerra de la OTAN contra Rusia van mucho más allá de Ucrania. Y ni siquiera estamos hablando de prevenir una unión euroasiática Rusia-China-Alemania o una “pesadilla” de desunión entre países competidores de occidente ; en este caso se trata de problemas más prosaicos en el campo de batalla de Ucrania.
Las «recomendaciones» (militares, económicas, políticas, diplomáticas) se detallaron en un documento de Estrategia del Atlantic Council a fines del año pasado. Con el titulo «Escenario de guerra 1: la guerra continúa en su ritmo actual», se detalla completamente la estrategia neoconservadora de Strauss.
El documento recomienda : desde “reunir transferencias de apoyo y asistencia militar a Kiev suficientes para permitirle ganar” hasta “aumentar la letalidad de la asistencia militar incluyendo aviones de combate que permitirían a Ucrania controlar su espacio aéreo y atacar a las fuerzas rusas, y tecnología de misiles con alcance suficiente para llegar al territorio ruso”.
Desde entrenar al ejército ucraniano «para usar armas occidentales, guerra electrónica y capacidades cibernéticas ofensivas y defensivas, y para integrar sin problemas nuevos reclutas en el servicio» hasta reforzar «las defensas en las líneas del frente, en la región de Donbass», incluido el «entrenamiento de combate» centrándose en la guerra irregular”.
Además de “imponer sanciones secundarias a todas las entidades que hacen negocios con el Kremlin”, el Atlantic Council propone la Madre de Todos los Saqueos: “Confiscar los $300 mil millones que el estado ruso tiene en cuentas en el extranjero (en Estados Unidos y en los países de la UE) y usar el dinero incautado para financiar la reconstrucción”.
La reorganización de la Operación militar especial, con Putin, el Jefe del Estado Mayor General Valery Gerasimov y el General Armagedón está descarrilando todos estos elaborados planes.
Los straussianos ahora están sumidos en medio de un oscuro sentimiento de pánico. Incluso la número dos de Blinken, la belicista rusofóbica Victoria Nuland, ha admitido ante el Senado que no habrá tanques Abrams en el campo de batalla antes de la primavera (siendo realistas, sólo en 2024). También prometió “reducir las sanciones” si Moscú “vuelve a las negociaciones”. Unas negociaciones que fueron frustradas por los propios estadounidenses en Estambul en la primavera de 2022.
Nuland también llamó a los rusos a “retirar sus tropas”. Bueno, eso al menos ofrece un alivio cómico en comparación con el pánico que emana de la «oferta que no puedes rechazar» de Blinken. Estén atentos a un probable “niet” como respuesta de Rusia.