Los salarios en este sector superan ampliamente los de trabajadores del sistema electroenergético nacional, así como los del sistema de salud, educación, productivos y exportables. El listado oficial de remuneraciones revela múltiples "distorsiones" que merecen análisis:
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Inversión hotelera:
Se sigue invirtiendo en la construcción de hoteles, aún con la baja ocupación existente. En vez de priorizar las inversiones en sectores productos como el agrícola, exportables o infraestructura. Tampoco se priorizan inversiones en sectores sociales y fundamentales como la educación y la salud.
Pirámide invertida:
La jerarquía salarial está desfigurada. Los operarios de construcción vinculados a hoteles reciben ingresos superiores a los de profesionales como ingenieros y arquitectos dentro del mismo sector. Científicos, académicos y sectores esenciales como salud, educación, energía, productivos y exportables quedan rezagados, a pesar de su impacto directo en la calidad de vida.
40 mil CUP no cubren lo básico:
Incluso los salarios más altos (menos de 100 USD) dentro del sector estatal no garantizan una vida digna. La inflación y el costo real de los bienes esenciales hacen que esa cifra sea insuficiente para sostener lo mínimo.
Aplicación desigual del PRECONS III:
El marco regulatorio excluye a constructores privados de obras públicas, paralizando proyectos claves. Las empresas estatales carecen de materiales, personal, herramientas y combustible para ejecutar obras publicas, peligrando su paralizacion. Sin embargo, para la construcción hotelera se flexibilizan o ignoran estas restricciones, evidenciando un doble rasero.
Crisis de demanda en el sector privado:
Aunque los salarios en obras privadas son más altos, la policrisis estructural y la falta de liquidez han reducido drásticamente la demanda. Las obras públicas tampoco son viables bajo el actual esquema legal del PRECONS III, dejando a los negocios privados de construcción al borde la quibra. Este sector es el mayor % dentro de los negocios privados. Al menos 1 303 017 cubanos trabajan fuera del sector estatal lo que representa 31,5 % de las personas ocupadas en el país (4 136 560).
Migración laboral hacia Guyana:
Operarios cubanos en Guyana ganan más de 1000 USD mensuales, y con apenas una cuarta parte de ese ingreso cubren sus necesidades básicas. La emigración se convierte en única vía de supervivencia para muchos trabajadores calificados. Se pierde la mano de obra por emigración.
Mano de obra extranjera importada:
Mientras los salarios locales no superan los 100 USD mensuales en las construcciones hoteleras, se contrata personal extranjero técnico y profesional por miles de dólares, incluyendo alojamiento, transporte y otros gastos. Este dinero no circula en la economía nacional ni fortalece a la fuerza laboral cubana. El sindicato de la construcción permanece en silencio.
Empresas privadas de construcción excluidas de la construcción hotelera:
Las empresas privadas de construcción han sido sistemáticamente excluidas de los proyectos hoteleros en Cuba. Es cierto que, en 2021, muchas de ellas no contaban con la capacidad logística para asumir obras de gran envergadura. Pero si desde entonces se hubiera negociado con la inversión francesa para que al menos un porcentaje de esos proyectos fuera ejecutado por constructores privados nacionales, hoy —en 2025— estaríamos ante un panorama distinto: empresas fortalecidas, con utilidades acumuladas, experiencia ganada y mayor capacidad para asumir retos mayores.
La exclusión no solo limita el crecimiento del sector privado, sino que perpetúa una lógica extractiva. El dinero de la inversión extranjera se va del país. El capital de los empresarios privados cubanos, en cambio, se queda, circula, se reinvierte y fortalece la economía local. Apostar por ellos no es solo una cuestión de justicia, sino de visión estratégica para el desarrollo sostenible del país.
El problema es estructural, no episódico. Cada intento de corregir las distorsiones genera nuevas distorsiones, como si se aplicaran curitas sobre una fractura abierta. La pirámide salarial sigue invertida: se prioriza la construcción de hoteles mientras se desatienden sectores vitales como la salud, la educación, la energía y sectores productivos y/o exportables. La mano de obra cubana emigra, y en lugar de dignificar sus condiciones, se opta por importar trabajadores extranjeros a costos exorbitantes.
Seguimos pagando por traer profesionales, técnicos y operarios de otros países, mientras se precariza a quienes podrían sostener el país desde adentro. La fuga de talento no es una casualidad: es una respuesta lógica ante un sistema que no reconoce ni remunera el valor de su gente. Si no se repara la estructura, no hay salario que alcance, ni inversión que sostenga, ni país que retenga.
La pregunta ya no es por qué se van, sino qué estamos dispuestos a hacer para que quedarse vuelva a tener sentido.
Comentario HHC: En verdad quiero pensar y confiar, a pesar de todo, que hay alguna razón de peso $$ que está beneficiando al país, que justifique la construcción de hoteles , que lamentablemente no se ocupan, por años, ni tan siquiera en lo señalado en los estudios de factibilidad.
Pero como no se explica con claridad, del por qué es asi, y se prioriza el turismo y no la alimentación, el transporte, etc que inciden directamente y primariamente en el nivel de vida de la población, espero que se entienda, que asi las cosas, esto tiene implicaciones en el estado de opinión del pueblo.