Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 29 de junio de 2025

¿RENACERA LA INDUSTRIA AZUCARERA CUBANA? II

Por Joaquín Benavides Rodríguez* 

Renacerá, pero tendrá que ser sobre otras bases. Las bases sobre las cuales estuvo produciendo normalmente hasta 1990 y maltrechamente, hasta el 2003, dejaron de ser posibles una vez desaparecida la URSS y el campo socialista. Con ello desaparece la posibilidad de poder producir y comercializar grandes volúmenes de azúcar a precios muy por encima a los del mercado mundial. En 2003 se decidió por la dirección del país una racionalización de los centrales azucareros y de sus estructuras de administración y dirección; pero a pesar de que Fidel había proclamado en el 2000, de que Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado, no nos dimos cuenta de que el cambio no podía ser solo administrativo y de estructuras. Que el cambio que era imprescindible llevar a cabo para construir el socialismo en las nuevas condiciones, nos llevaría, mas tarde o más temprano, como llevo a la RPChina y a Vietnam, a aceptar que, en la producción y comercialización, las empresas propiedad del estado así como las cooperativas y las privadas, no pueden prescindir del mercado. Y en mi opinión, la causa fundamental de que la industria azucarera y el cultivo de la caña de azúcar hayan dejado de existir como la principal industria del país, se debió a la resistencia, a partir de 1991, pero sobre todo a partir del 2003, a aceptar que el mercado tenía que operar en las empresas y en su relación entre ellas y la población, pero principalmente en el caso de las empresas de la industria azucarera en su relación con el comercio exterior. 

En el 2003, cuando se aprobó la Tarea Alvaro Reynoso para racionalizar la industria azucarera, se decidió que quedaran instalaciones industriales para producir azúcar y tierras suficientes para producir caña, vinculadas territorialmente a las fábricas de azucar, con capacidades para producir anualmente entre 3 y 4 millones de toneladas de azúcar. No puedo asegurar que esas capacidades de tierras aptas para sembrar y cosechar caña existan aun sin utilizar, pues no pocas están infestadas de marabú, pero en cualquier caso serian recuperables. No hay en Cuba, en general, cultivo más económico y rentable en términos internacionales que la caña de azúcar. 

Tres millones de toneladas de azúcar, que a los precios actuales en el mercado internacional, que en la bolsa de Nueva York, se cotizan hoy a $426 dólares la tonelada, le permitiría a la industria azucarera cubana, y al país, obtener no menos de Mil millones de dólares anuales, como mínimo, y entre Mil quinientos y Mil ochocientos millones de dólares, como promedios anuales. Esos niveles de ventas de  entre 5000 y 6500 millones de dólares en 5 años, de un producto que siempre tiene mercado, permitirían obtener créditos internacionales para financiar no solo el desarrollo de la propia industria azucarera, sino otros objetivos estratégicos para el desarrollo de la economía del país., Esos cálculos me los enseñaron a hacer hace décadas, incluyendo la costumbre de seguir diariamente la evolución del mercado azucarero, dos compañeros que conocían mucho el mercado azucarero y además la banca internacional, Raúl León Torras y Alfredo Menéndez Cruz, de los  que fui compañero y además amigo de ambos, hasta que fallecieron, uno siendo Ministro Presidente del Banco Nacional de Cuba y el otro  que falleció años después, fue en la década de los 70 y 80, Jefe del Dpto. Azucarero del Comite Central. 

El esquema de AZCUBA en la forma y principios en que fue concebido ha demostrado su inoperancia como instrumento idóneo para recuperar y desarrollar la industria azucarera cubana. Yo sugeriria, reorganizarlo sobre las siguientes bases: 

1. Convertir cada central azucarero en una empresa totalmente autofinanciada y que opere bajo los principios del mercado. 

2. El Ministerio de Economía y Planificación, podría examinar y aprobar una propuesta de AZCUBA y del Ministerio de la Agricultura, recogiendo las opiniones del Sindicato Agropecuario y de la ANAP, de las áreas agrícolas estatales, cooperativas y privadas, con las cuales la empresa azucarera vinculada a ellas, firmaría contratos para que le entreguen caña de azúcar, en las fechas pactadas para la zafra y a los precios negociados a partir de los  que oficialmente fije el Gobierno. 

3. El Ministerio de Finanzas y Precios podría proponer al Gobierno,  los precios de la caña de la zafra para las campañas azucareras para periodos de entre 3 y 5 años. Los cálculos para fijar el precio de la caña en Pesos cubanos, podrían tener en cuenta el pronóstico del mercado internacional del azúcar, y los precios que se cotizan en las bolsas de los principales mercados de venta del azúcar cubano. Podrían tomar en cuenta también una proyección estimada del tipo de cambio del peso cubano en relación con las monedas de los principales países con los cuales se negocia nuestro azúcar. Esos precios el Gobierno los aprobaría para un periodo de tiempo entre 3 y 5 años, y serviría de referencia a los participantes en la actividad (negocio) azucarero para sus inversiones. El Ministerio de Finanzas y Precios, antes de proponerle al Gobierno los precios que afecten a los actores que participan en la zafra, debería solicitar las opiniones de todos los actores, incluidos los sindicatos correspondientes, y presentaría la propuesta suficientemente conciliada. 

4. Las Empresas Azucareras, tanto industriales, de Transporte azucarero y las Agrícolas, estatales, cooperativas y privadas incluidos los agricultores pequeños, que cultiven caña de azúcar podrían operar cuentas bancarias, y tendrían derecho a acceder al Comercio Exterior para negociar y vender sus exportaciones las industriales azucareras, y para negociar y adquirir sus importaciones, incluido combustibles, maquinarias y equipos para la producción todas las empresas que participen en la Zafra. Para realizar sus operaciones de importación, las empresas comprarían divisas en el mercado oficial establecido por el Banco Central y respetando los procedimientos bancarios establecidos, pagarían sus importaciones. 

5. Las Empresas Azucareras industriales exportadoras, deberían tener derecho a cuentas bancarias en divisas para ingresar el cobro de sus exportaciones. No deberían tener derecho a efectuar pagos en divisas al interior de la economía nacional. Los pagos de salarios de los obreros industriales, de la caña para ser molida y demás insumos que adquieran en el mercado nacional, deben ser pagadas en Pesos cubanos, comprados a la tasa oficial de cambio. Las divisas depositadas en cuentas bancarias de las empresas industriales exportadoras, solo deberían ser utilizadas para inversiones e importaciones relacionadas con la producción azucarera, que podría incluir la importación de combustible para las actividades de la zafra. 

6. Cada Central azucarero (Empresa) decidiría la fecha de comienzo de su zafra, en dependencia de los rendimientos agrícolas alcanzados, que incluye el POL de azúcar, oyendo las opiniones de los productores vinculados y tomando en cuenta los pronósticos de lluvia. También tendría el derecho a decidir la fecha en que termina la zafra. Si en razón de intereses estatales, AZCUBA decidiera prolongar la fecha de terminación, estaría obligada a indemnizar en lo que correspondiera a la empresa azucarera y a través de ella a los demás actores afectados por la decisión. 

7. Las empresas estatales agrícolas, y también las cooperativas, cuyo cultivo principal fuera la caña de azúcar, deberían ser reorganizadas para que comiencen a operar como entidades totalmente autofinanciadas y bajo los principios del mercado. A las que estuviesen subsidiadas y con deudas con el Presupuesto, habría que sanearles totalmente la contabilidad y buscarles una solución a largo plazo a la deuda que puedan tener. La burocracia no deberia imponer sus formulas. 

8. El Ministerio de Trabajo, en consulta con la CTC y los Sindicatos podría proponerle al Gobierno un salario mínimo obligatorio para todas las empresas y actores económicos participantes en la zafra azucarera. A su vez podría trabajar con AZCUBA para confeccionar esquemas típicos de salarios para las empresas azucareras en dependencia de sus tecnologías, capacidades industriales y factores específicos de la industria. Cada empresa industrial debería ser capaz de ajustar esos esquemas a sus características tecnológicas en busca de lograr reducir sus costos operacionales y lograr índices óptimos de eficiencia en las molidas, a partir de sus capacidades instaladas. Especial énfasis debería hacerse en el área química, de importancia decisiva en el logro de la eficiencia industrial. 

9. Sería aconsejable que el Banco Central creara un Banco especializado en la Industria azucarera. Puede comenzar a partir de un préstamo, que incluso debiera ser presupuestario, que podría ser pagado en 5 años, y quizás antes. No hay industria como la azucarera cubana en ninguna parte del mundo, que carezca de un banco que la financie. Tanto la agricultura cañera, desde que se siembra la caña, se le dan atenciones culturales y se entrega al central, requiere financiamiento bancario especializado, como la industria, para sus reparaciones entre zafras, adquirir los insumos necesarios para llevar a cabo la zafra, pagar la caña que entrega la agricultura, el combustible etc, requiere crédito corriente del banco en que deposita los ingresos que recibe por la venta del azúcar que ha producido. Es lo eficiente. Así lo hace el mundo, y así se hacía en la industria azucarera cubana antes del triunfo de la Revolución. Es mucho más eficiente que el mecanismo que se basa en el dinero del Presupuesto nacional. Si alguna de las empresas que participan en la zafra tiene perdidas, tiene que ir al banco a negociar las pérdidas y ofrecer garantías por el préstamo que le permita asumir el pago de las perdidas. No es el Presupuesto, ni el país el que se debe encargar de resolver las deudas de las empresas azucareras, agrícolas e industriales. Cada una que cargue con ellas, que las pague con intereses y si quiebra que asuma sus responsabilidades. No es el Presupuesto, ni la población cubana quien debe asumirlas. El Presupuesto de la nación no debe  y mucho menos la población  pagar los fracasos de sus empresas, en especial las de la Industria azucarera, que debe dar utilidades a partir de sus exportaciones e ingresar al Presupuesto de la nación para que el país se desarrolle en beneficio del Pueblo cubano, que es el propietario real de esa industria. 

Hasta aquí, el esquema básico que yo propondría para hacer Renacer la Industria Azucarera Cubana sobre las bases del mercado en las condiciones de Cuba 2025. No pretendo cuestionar que no se haya llevado a cabo ese cambio antes. Se puede entender las dificultades que, para algunos, educados durante más de 50 años en la concepción de que aceptar el mercado en la economía era negar el socialismo, pueda haber tenido una determinada influencia en la comprensión teórica de la necesidad de su utilización inteligente y regulada por el Estado Socialista. Yo mismo durante muchos años pensé que podría haber formas de evadirlo en la construcción socialista. Hasta que, en los años 90, en medio del Periodo Especial tuve la oportunidad de ir varias veces en viajes de trabajo, a la República Popular China y a Vietnam. En Vietnam tuve la oportunidad de estar en Hanoi el día que decidieron establecer su Tasa de cambio oficial, lo que les permitió superar las distorsiones que hasta ese momento tenían en su economía. En esas visitas, que la última a Vietnam fue en el 2001, me convencí que era posible la construcción socialista con mercado. 

Me queda un tercer artículo sobre la Industria Azucarera y su necesario e imprescindible renacimiento, como parte de que nuestra economía salga de la crisis. El centro del próximo articulo será AZCUBA con propuestas para modificar su accionar. 

6/29/25

*Joaquín Benavides Rodríguez.   Ocupó el cargo de Jefe del Departamento económico del Comité Central (1977- 1980). El de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte.

Cómo surgió Trump

Por James K. Galbraith

27/06/2025



Según la mayoría de las opiniones, los salarios influyen en cierta medida en la desilusión de la clase trabajadora que impulsó el auge de Donald Trump como una fuerza política singularmente destructiva. Pero para acertar en el diagnóstico es necesario comprender adecuadamente lo que hay detrás de la evolución salarial de los últimos cincuenta años.

Las guerras arancelarias del presidente estadounidense Donald Trump han puesto nerviosos a los mercados financieros y a cualquiera que esté comprometido con el concepto de globalización. Pero la agitación del mercado también pone de relieve una pregunta que lleva esperando respuesta desde que Trump ganó las elecciones presidenciales en noviembre de 2016: ¿Cómo y cuándo surgieron las fuerzas que eligieron a este hombre?

Según la mayoría de las opiniones, los salarios desempeñan algún papel en esta historia. En su columna del New York Times, David Brooks hizo recientemente esta notable declaración: «Los salarios realmente se estancaron, pero lo hicieron principalmente en los años setenta y ochenta, no en la supuesta era del neoliberalismo global». Por supuesto, Brooks no menciona que, entre 1979 y 1987, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos fue Paul Volcker, ni que, entre 1981 y 1989, el presidente fue Ronald Reagan. Sin embargo, es posible que los conservadores pre-Trump de hoy en día estén tan ansiosos por defender la globalización frente a Trump, el vicepresidente J. D. Vance, el senador Bernie Sanders y la representante Alexandria Ocasio-Cortez que estén incluso dispuestos a sacrificar a Reagan y Volcker.

El comentarista económico Noah Smith, al que cita Brooks, también omite mencionar a Reagan y Volcker. Atribuye «parte» de la «era de estancamiento salarial» a una «desaceleración de la productividad», afirmando: «Nadie sabe exactamente por qué la productividad se desaceleró durante dos décadas, pero en mi opinión, la explicación más plausible es que la crisis del petróleo de 1973 inauguró una era de escasez energética». Como punto de partida, es razonable, aunque se puede discutir el momento en que se produjo.

Al fin y al cabo, la producción convencional de petróleo en el territorio continental de Estados Unidos (excluyendo Alaska y Hawái) alcanzó su máximo en 1970, el sistema de Bretton Woods se derrumbó en 1971 y la «crisis del petróleo» de 1973, provocada por el embargo árabe —a su vez una respuesta a la guerra árabe-israelí de octubre de 1973—, fue consecuencia de esos acontecimientos anteriores. Pero se trata de cuestiones tangenciales. Lo que importa es que, en 1977, el presidente Jimmy Carter heredó un problema de «inflación» que no pudo resolver. En 1979, nombró a Volcker para cortar el nudo gordiano, y eso es lo que hizo Volcker: aplastar a los trabajadores, los sindicatos y la industria manufacturera.

Sin embargo, la conexión con los salarios es sutil. Los salarios reales medios (ajustados a la inflación), es decir, los ingresos por hora en dólares divididos por el nivel de precios, comenzaron a estancarse, junto con la productividad, alrededor de 1973. Pero el crecimiento de la productividad se reanudó más tarde, como se refleja en un gráfico de Lawrence Mishel y Josh Bivens, del Economic Policy Institute, que se ha reproducido tantas veces que ha alcanzado un estatus icónico. De hecho, toda la tesis del «estancamiento de los salarios reales» debe su existencia en gran medida a esta cifra.

Cuidado con la mediana

Un elemento de esta historia es que los ingresos nominales se impulsaron al alza y se controlaron los precios para facilitar la reelección del presidente Richard Nixon en 1972. Cuando se relajaron los controles de precios a mediados de la década de 1970, la inflación resultante erosionó esos aumentos salariales. Al final, el pico salarial de la era Nixon no se volvió a superar hasta la década de 1990. Pero esto no explica por qué los salarios reales medianos siguieron estancados después de que desapareciera la inflación, se reanudara el crecimiento y disminuyera el desempleo en la década de 1980.

En un libro publicado en 1998, mostré que los salarios en nómina en Estados Unidos seguían dos patrones principales: uno relacionado con la industria manufacturera y otro con los servicios básicos. Los salarios de la industria manufacturera y los servicios relacionados con ella (como los concesionarios y talleres de reparación de automóviles) tienden a reflejar el poder de negociación de los trabajadores, mientras que los servicios básicos (como el comercio minorista en general) siguen las costumbres sociales, incluido el salario mínimo. Los salarios de los servicios básicos tienden a aumentar cuando el crecimiento general es fuerte, pero solo muy lentamente.

La mediana muestra lo que ocurre en el percentil 50 de la distribución. Mientras el salario del trabajador mediano se fije en línea con el de la industria manufacturera, la mediana seguirá el poder de negociación de los trabajadores de las fábricas. Pero cuando los servicios básicos, como porcentaje del empleo, crecen y superan el percentil 50, la mediana deja de reflejar los salarios de la industria manufacturera y empieza a reflejar los de los servicios. O, más precisamente, a medida que la mediana se desplaza hacia servicios con salarios más bajos, la mediana tenderá a estancarse.

Entonces, ¿cuál fue la proporción de los salarios alineados con la industria manufacturera en el empleo total durante este período? Sabemos que la proporción del empleo en la industria manufacturera, en el sentido más estricto, comenzó a descender drásticamente con la recesión de 1970 y siguió cayendo a partir de entonces, pasando de casi una cuarta parte a alrededor del 8 % en la actualidad. Aunque no sabemos con exactitud cuántos empleos con salarios del sector servicios estaban vinculados a la industria manufacturera, no es descabellado suponer que, por cada empleo en la industria manufacturera (en el sentido más estricto), había otro cuyo salario se ajustaba aproximadamente al de ese sector.

También sabemos que la proporción de servicios con salarios bajos en el empleo total y de mujeres en la población activa (que eran las que ocupaban los empleos con salarios bajos) aumentó de forma continua desde la década de 1940. Aunque esta tendencia habría tenido poco efecto en la mediana mientras la proporción de mujeres en el empleo total se mantuviera relativamente baja, la serie de recesiones que comenzó en 1970 obligó a un gran número de mujeres (y jóvenes) a incorporarse a la mano de obra con salarios bajos.

Este cambio en la composición hacia los servicios ofrece una explicación sencilla para el estancamiento del salario medio tras las crisis petroleras de la década de 1970. En los periodos en los que la composición del empleo se aleja de la industria manufacturera, como en la década de 1980 y de nuevo en la de 2000, la mediana se estanca. De hecho, el estancamiento de la mediana puede producirse incluso aunque los salarios reales de casi todos los trabajadores (incluidas las mujeres y las personas de color) estén aumentando, como ha ocurrido en la mayoría de los casos. Cuando la cuota de la industria manufacturera se estabiliza, como ocurrió a finales de la década de 1990 y de nuevo después de 2010, el efecto de la composición se detiene y el salario medio vuelve a subir.

Cuando se analizan todos los factores y grupos de trabajadores, lo más importante no es lo que le ha ocurrido a un «trabajador medio» bien definido. Al fin y al cabo, ese «trabajador típico» es una ficción estadística. Lo que realmente importa a los trabajadores es la naturaleza de sus puestos de trabajo, incluyendo el salario, pero también las condiciones laborales y la seguridad en el empleo. La historia principal, por lo tanto, es la estructura cambiante de la economía estadounidense. Durante las décadas en cuestión, Estados Unidos, un país con una clase trabajadora organizada y bien remunerada capaz de impulsar el progreso social democrático, se transformó debido a la desindustrialización, el estancamiento de los salarios y la precariedad económica.

Corderos sacrificados

La clase trabajadora como fuerza política era lo que Reagan y Volcker se propusieron destruir. Para Reagan, se trataba de una política deliberada, como demostró el despido masivo de controladores aéreos en huelga en 1981; para Volcker, la clase trabajadora era un daño colateral en sus esfuerzos por eliminar la inflación y las expectativas inflacionistas de la economía. Después de eso, los presidentes Bill Clinton y Barack Obama —y desde luego no los presidentes George H. W. Bush y George W. Bush— no hicieron ningún esfuerzo por restaurar lo que se había perdido, y aunque el presidente Joe Biden parecía reconocer el problema, estaba fuera de su alcance resolverlo.

La era Reagan/Volcker fue una época de desempleo masivo, aumento de la desigualdad, inseguridad laboral y destrucción de los sindicatos y del sector manufacturero en el norte del Medio Oeste. Todo ello se achacó posteriormente a México y China, a pesar de que el vaciamiento de la industria manufacturera estadounidense se produjo mucho antes de que China se incorporara a la Organización Mundial del Comercio en 2001. La era posterior de la globalización neoliberal, que se extendió desde la presidencia de George H. W. Bush hasta la de Obama, transformó un país definido por su espíritu emprendedor, su competencia en ingeniería y una clase trabajadora bastante progresista en una oligarquía financiera y tecnológica excesivamente militarizada, dependiente de los trabajadores de las fábricas de China, México y otros lugares, y de los inmigrantes, de los que los estadounidenses dependían cada vez más para realizar trabajos de baja cualificación.

Volvamos a la opinión de Brooks sobre el tema. Brooks sostiene que Clinton y Obama fueron liberales decentes que aliviaron la pobreza, por ejemplo, ampliando los créditos fiscales por ingresos del trabajo y por hijos. Pero la verdad más amplia es que los hogares estadounidenses se adaptaron a la inseguridad trabajando más horas y en más empleos. Por eso hay tanta gente estresada y por eso tantos dejaron sus trabajos cuando los fondos de ayuda por la COVID les dieron un respiro.

Brooks concluye su defensa del globalismo neoliberal con estadísticas resumidas, como la tasa de crecimiento del PIB per cápita de la era Clinton/Bush/Obama en relación con la de Alemania, Francia y el Reino Unido. Supongo que tiene derecho a creer que dividir el PIB por la población es una buena medida del bienestar social. Pero el hecho es que el PIB de Estados Unidos incluye el gasto en seguros médicos, matrículas universitarias, armas nucleares, portaaviones, bonificaciones para banqueros y todos los placeres de la «plutonomía» (el enorme gasto de los más ricos).

Por el contrario, Europa tiene —o tenía— un modelo social diferente, con menos horas de trabajo, vacaciones más largas, mejor salud y jubilaciones más largas. Ninguno de esos indicadores de progreso influye directamente en el PIB. Además, hasta hace poco, Europa no ha tenido que mantener un ejército inflado, un imperio en el extranjero ni «guerras eternas» en lugares como Afganistán e Irak.

No es descabellado suponer que una vida agradable con asistencia sanitaria, guarderías, educación superior, transporte público y (a menudo) vivienda proporcionados por el Estado a un coste modesto compensa a muchos europeos por sus ingresos relativamente más bajos. O al menos así era antes de que el neoliberalismo también les afectara.

Se puede reconocer a Brooks y a sus compañeros globalistas el mérito de haber desinflado los tópicos sobre México y China. Si lo consiguen, pueden contribuir a evitar que las guerras comerciales se conviertan en conflictos armados. Pero harían bien en mirar atrás, al punto de inflexión clave de la historia económica de la posguerra. El verdadero amanecer de la era neoliberal llegó con la Revolución Reagan en Estados Unidos (y la de la primera ministra Margaret Thatcher en el Reino Unido) y el triunfo de la economía monetarista de Milton Friedman en los bancos centrales del mundo.

Una lección que podemos extraer de esta historia es que la urgencia por «combatir la inflación» endureciendo el crédito ante los problemas de suministro energético —sello distintivo de los años de Reagan y Volcker, y también el error fatal de la política macroeconómica de Biden— desató las fuerzas que acabarían llevando al poder a Trump. Pero no esperen que Brooks y sus compañeros neoliberales lo reconozcan. Eso significaría unirse a un debate que han evitado con ahínco durante casi 50 años.

 
Es profesor de Gobierno y catedrático de Relaciones Gubernamentales y Empresariales en la Universidad de Texas, en Austin. Fue también economista del Comité Bancario de la Cámara de Representantes y director ejecutivo del Comité Económico Conjunto del Congreso. De 1993 a 1997, fue asesor técnico jefe para la reforma macroeconómica de la Comisión Estatal de Planificación de China. Es coautor (junto con Jing Chen) de 'Entropy Economics: The Living Basis of Value and Production' (University of Chicago Press, 2025).
Fuente:
https://www.project-syndicate.org/onpoint/roots-of-trump-destruction-of-organized-working-class-manufacturing-by-james-k-galbraith-2025-06
Traducción:
Antoni Soy Casals

Otros pasos para la recuperación del transporte público

 La reparación de cien ómnibus urbanos incluye neumáticos, baterías, sistemas eléctricos y de suspensión, pintura, así como los interiores de las guaguas

En estos momentos –explicó a Granma Luis Hernández Pacheco, especialista superior de transporte, de la Empresa Provincial de Transporte de La Habana (EPTH)–, la cifra de pasajeros depende del parque vehicular con que cuenta la entidad, el cual, según reconoció, «es complejo».

En ese contexto, la EPTH, junto al Gobierno provincial, el Ministerio del Transporte y la Empresa Productora de Ómnibus Evelio Prieto Guillama (Caisa) –perteneciente al Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica–, trabajan en la reparación de cien ómnibus mediante un donativo otorgado por la República Popular China.

Iosvany Frías Álvarez, director general de Caisa, informó que esta operación incluye todos los componentes de los vehículos: neumáticos, baterías, sistemas eléctricos y de suspensión, pintura, así como los interiores de las guaguas.

La idea –dijo– es que, una vez concluidos todos los procesos, los ómnibus salgan de la Empresa listos para iniciar el servicio de transportación de pasajeros.

Agregó que los cien ómnibus se dividen en 60 rígidos del modelo ZK 6 118, y 40 articulados del modelo zk 6 180, y ya están preparados para, una vez concluida la recepción del donativo, comenzar el ensamblaje.

Frías Álvarez explicó que, en un primer momento, se trasladaron todos los ómnibus a la Empresa, ubicada en Guanajay, provincia de Artemisa, lo cual fue «muy complejo, desde el punto de vista organizativo, y requirió de un gran esfuerzo por parte de los trabajadores, tanto de la EPTH como de la Evelio».

Una vez que todo el parque llegó a Caisa, comenzó el desarme mecánico del conjunto motor-caja, que fue trasladado a La Habana, para su reparación y resguardo posterior.

En una segunda etapa, iniciada en julio del año pasado –comentó el directivo–, comenzó el proceso de chapistería, a razón de unos 15 ómnibus mensuales, seguido por la pintura, que se realizó con recursos propios de la Empresa, para adelantar procesos, mientras se completaba la llegada del lote procedente de China.

«Gracias a ello, nos encontramos en el 50 % de una tarea que requiere tiempos prolongados para completarse», consideró.

Ya se descargan, en Caisa, los 40 contenedores que permitirán iniciar el proceso de ensamblaje. Foto: Ricardo López Hevia

PREPARACIÓN PARA LA TAREA MÁS ARDUA

Frías Álvarez manifestó que ya se están recibiendo y descargando, en Caisa, los 40 contenedores que se encuentran en el país, en un proceso complejo, pues, posteriormente, se deben reagrupar todas las piezas que vienen en lotes separados.

El sistema de trabajo establecido en la Evelio Prieto consiste en montar una línea industrial de ensamblaje. Una vez clasificadas y reordenadas las piezas, el ritmo de trabajo deberá permitir, para finales del último trimestre de 2025, completar los primeros 20 ómnibus.

«Podemos asegurar que el trabajo de electricidad y de ensamblaje mecánico, que se va a realizar, es más complejo que hacer una guagua nueva», aseveró el directivo.

De igual forma, una vez concluido el trabajo, inician los procesos de prueba, para garantizar la calidad necesaria y establecida en este tipo de ensamblaje.

Una vez que todo el parque llegó a Caisa, comenzó el desarme mecánico del conjunto motor-caja. Foto: Ricardo López Hevia

APOYAR LAS RUTAS MÁS CRÍTICAS EN LA HABANA

Cuando concluya todo el proceso, las primeras 20 guaguas rígidas se incorporarán a las rutas de mayor demanda en la capital, comentó Hernández Pacheco.

Precisó que estos itinerarios se caracterizan por un alto volumen de intercambio de pasajeros, y que transitan por hospitales o centros de estudio.

Agregó que la idea inicial es llegar, al menos, con un ómnibus por municipio en una primera etapa, hasta completar todas las rutas en La Habana.

Subrayó que esta es una acción inicial, para la reactivación del transporte público en la capital, y dijo que existen otras variantes en estudio para ir, poco a poco, recuperando varios medios, proceso que también depende de la situación económica del país.

Agricultura Urbana en San Luis, alternativa para la producción de alimentos. Comentario HHC

29 June 2025
Escrito por Radio Majaguabo


Agricultura Urbana en San Luis, alternativa para la producción de alimentos

En este municipio, el Movimiento de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar continúa siendo una alternativa para incrementar la disponibilidad de productos agrícolas a la población.

Abel Pérez Barriel, Director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Agricultura Urbana en San Luis, explica que en el territorio se desarrollan los 21 subprogramas, existen 10 organopónicos, 15 huertos intensivos, y varios patios y parcelas.

También agregó el directivo que existen productores destacados que trabajan para incrementar las producciones de forma intensiva, con base en la Agroecología y en función de la soberanía alimentaria.

Para el año 2025 las proyecciones de trabajo del sector están dirigidas, en lo fundamental, a crecer en huertos y parcelas, y trabajar en la recuperación del organopónico San Rafael y seguir aportando al consumo social.

Comentario HHC: Pues el General de Ejército Raúl Castro impulso durante su mandato como Presidente esta forma productiva, al punto que la FAO destaca a Cuba como referente global en agricultura urbana sostenible, no sé en qué momento esto se abandonó, y hoy parece que por necesidad, está siendo rescatada lo que es muy loable.

  • Meta oficial: Producir 2-2.5 millones de toneladas anuales mediante agricultura urbana/suburbana.

  • Enfoque estratégico:

    • Integración con sistemas agroecológicos.

    • Fomento de microindustrias locales (conservas, secado solar).

    • Huertos en escuelas, hospitales y empresas para autoconsumo.

  • Potencial máximo estimado: Hasta 30-40% de los alimentos frescos consumidos en Cuba podrían provenir de la agricultura urbana con inversión en tecnología y logística.

  • Impacto comprobado: Ya es clave para dieta básica: aporta 50%+ de vegetales en ciudades y genera empleo para 500,000+ personas.


«El momento de actuar es ahora. Hagámoslo con determinación»

Cuba otorga un significado especial al desarrollo de una cooperación estrecha y multifacética con la Unión Económica Euroasiática

Foto: Estudios Revolución

Minsk.–La importancia que concede Cuba a sus relaciones con la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y el interés de fortalecerlas en los ámbitos comercial, financiero y de cooperación, fueron ratificados por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la sesión ampliada del Consejo Supremo Económico Euroasiático, máximo organismo del bloque integracionista.

Cuba otorga un significado especial al desarrollo de una cooperación estrecha y multifacética con la UEEA en áreas de interés mutuo como el comercio, la energía, el transporte, el turismo, la industria sideromecánica, la minería, la salud pública, la industria farmacéutica y la biotecnológica, entre otras.

Esta es la décima sesión del Consejo Supremo Económico Euroasiático en la que la Isla participa, y la segunda en la que el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez lo hace de forma presencial.

Entre los resultados más importantes de esa participación cubana, como informó el Presidente Díaz-Canel en su discurso, está la firma de un acuerdo para la constitución de un Comité bilateral entre la Cámara de Comercio de Cuba y el Consejo de Empresarios de la Unión Económica Euroasiática.

Esto, sin duda, «contribuirá a crear mejores condiciones para el relacionamiento entre nuestras empresas», afirmó el Jefe de Estado, quien expresó la plena disposición de la Isla para realizar, en el mes de septiembre, la sesión de la Cuarta Comisión Conjunta, y, posteriormente, avanzar en la firma del Plan Conjunto de Colaboración para el periodo 2025-2030.

«La estabilidad económica solo puede garantizarse si es acompañada de justicia social, acceso a oportunidades y una visión compartida de desarrollo», dijo el mandatario cubano.

«El momento de actuar –afirmó– es ahora. Hagámoslo con determinación, con visión de futuro y con el compromiso inquebrantable con la integración, la cooperación y la solidaridad». 

OPINIÓN EXPERTA

«Cuba es un socio clave de la Unión en la región de América Latina y el Caribe», coincidieron directivos de la Unión, como Mikael Belluyan, director de Desarrollo de la Integración de la Comisión Económica Euroasiática (CEE).

El directivo valoró como positiva la iniciativa de la Isla de establecer un centro logístico en la ZEDM para la UEEA.

En las actuales condiciones geoeconómicas, subrayó, esto facilitaría el tránsito y ampliaría el potencial de exportación de los países de la Unión a la región de América Latina y el Caribe; y expresó la disposición de la Comisión, en cooperación con el Consejo empresarial de la Unión, «de analizar y promover la iniciativa entre los círculos oficiales y empresariales de sus países».

Foto: Estudios Revolución
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