Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 23 de enero de 2022

“El costo político de ser objetivo es muy alto”. Entrevista a Carmelo Mesa-Lago

Por Mirlis Reyes Enero 2022

Los economistas pueden desarrollar complejas ecuacion es econométricas o diseñar políticas públicas de impacto social. Algunos se concentran en predecir tendencias de variables e indicadores para formular nuevas teorías. Otros dedican sus esfuerzos a la dimensión más política para comprender dinámicas sociales y resolver problemas estructurales. La elección depende de los intereses y motivaciones que tenga cada uno. Carmelo Mesa-Lago (La Habana, 1934) es uno de esos economistas enfocados en mejorar las condiciones de vida de la población, para quien es vital salirse de los recintos universitarios y adentrarse en el terreno de las políticas públicas. Es en la aplicación de sus propuestas en donde se consolida su legado.

Mesa-Lago es esencialmente humanista. Sus importantes contribuciones en el campo de la seguridad social y los estudios cubanos evidencian una preocupación genuina por el bienestar y la dignidad del ser humano. Ha impartido conferencias en aproximadamente cuarenta países y publicado más de noventa libros y trescientos artículos. Su prolífica carrera lo ha avalado para servir como consultor de diversos organismos internacionales y presidentes de países latinoamericanos. Ha sido reconocido por sus aportes en el ámbito de políticas públicas con más de 78 premios y distinciones; entre ellos el otorgado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) al Trabajo Decente en 2007 que compartió con Nelson Mandela. Sus investigaciones no solo han impactado en el debate académico, sino que han venido transformando las políticas de seguridad social en América Latina.

USTED CUENTA CON UNA FORMACIÓN PECULIAR DENTRO DE LAS CIENCIAS SOCIALES, PASANDO DEL DERECHO A LA ECONOMÍA. ¿CÓMO SUCEDIÓ ESA TRANSICIÓN Y QUÉ VALOR CONSIDERA USTED QUE HA TENIDO EN SU OBRA?

Recuerdo que desde muy pequeño sabía que iba a estudiar derecho, por influencia de mi padre. Desde que entré en la Universidad de La Habana, tenía predilección por temas sociales. En la universidad había cursos de derecho del trabajo, pero nunca se tocaba el tema de seguridad social. Incluso yo publiqué en la Revista Cubana de Derecho en La Habana un artículo titulado “¿Existe un derecho de la seguridad social?”. Después me di cuenta de que no era solo típico en Cuba, sino que era así en casi toda América Latina.

Tras terminar la licenciatura en La Habana, gané una beca y me fui a estudiar un posgrado en la Universidad de Madrid. Por azar, supe de un curso sobre administración de seguridad social ofrecido por la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS) que me interesó. Así que combiné el doctorado en derecho con el diplomado de la OISS. Mi tesis de grado fue sobre la unificación de los seguros sociales de pensiones en Cuba, que en ese tiempo tenía 56 cajas de pensiones organizadas por profesiones. No había una coordinación central y era muy costoso. Yo propuse unificarlas todas. En la discusión de la tesis asistieron Carlos Martí Bufill, Eugenio Pérez Botija y Gaspar Bayón, referentes del derecho del trabajo y de la seguridad social en América Latina. Al terminar, mi tesis fue premiada como la mejor realizada por un iberoamericano ese año.

Regresé a Cuba a fines del año 1958 y el 8 de enero me llamó Manuel Fernández, recién nombrado ministro del Trabajo por el gobierno revolucionario, para decirme que conocía mi tesis sobre la unificación de las cajas de seguro y quería que la implementase; el sueño de cualquier graduado. Inmediatamente contacté a Peter Thullen, quien era director del Departamento de Seguridad Social de la OIT, hicimos la ley y creamos el Banco de Seguros Sociales. En el banco fui nombrado miembro de la Junta Directiva y secretario ejecutivo.

Pronto Fidel Castro nos pidió cuarenta millones de dólares para la reforma agraria. Eso era un problema serio pues era el dinero de los trabajadores. A fin de tener garantías, se firmó un contrato con el presidente del Banco Nacional de Cuba, Felipe Pazos, y se resolvió el problema. Poco tiempo después volvió Fidel y pidió sesenta millones de dólares. Yo además había tenido dificultades al proponer un plan de racionalización del personal que era excesivo después de la unificación de todas las cajas. El plan era eliminar parte de los tres mil trabajadores buscándoles empleo en otras entidades a fin de aumentar las bajísimas pensiones, pero yo no tenía experiencia política. Como es lógico, los empleados se fueron en demostración al Palacio Presidencial. Por último, tenía conflictos con el gobierno por diversas razones, así que decidí renunciar.

Salí de Cuba y llegué a Estados Unidos. Siempre digo que el azar ha jugado un papel importante en mi vida. Tenía una oferta de trabajo como profesor de español en la Universidad de Oklahoma, pero al llegar al país me hablaron de un proyecto en la Universidad de Miami bajo el Grupo de Investigaciones Económicas sobre Cuba. Estaban buscando un experto en el área de Derecho del Trabajo y Seguridad Social. Solicité la plaza y me aceptaron.

En el departamento estábamos afiliados a la Facultad de Economía cuyo decano era una persona excelente, James Vadikan. Él animó a todos los miembros del grupo a que estudiaran la maestría en economía. A mí me interesaba la seguridad social y me daba cuenta de que, con los instrumentos jurídicos que yo tenía, no podía seguir avanzando. La visión jurídica de la seguridad social en aquel entonces era filantrópica, lo cual me parece muy bien como un ideal: tratar de dar el mayor número de derechos a las personas. Sin embargo, me preocupaba mucho cómo financiarlo. Entonces, matriculé la maestría en economía.

Al terminar la maestría, estudié una especialización en economía de la seguridad social en la Universidad de Cornell, también por recomendación de Vadikan. Mi tesis demostraba cómo la teoría que proclama el pleno empleo en la economía socialista no está validada en la práctica. Para la investigación comparé la Unión Soviética, China, Yugoslavia y Cuba, que tenían modelos diferentes en el uso de mano de obra. En ese trabajo demostré, por ejemplo, que en el caso de Cuba se había transformado el desempleo declarado en subempleo o desempleo invisible. Eso Raúl Castro lo reconoció cuarenta años después con las “nóminas infladas”, o sea, mano de obra innecesaria que debía ser despedida.

Así es como pasé del derecho a la economía, aunque esa combinación es extremadamente rara en la profesión. Los que se especializaban en seguridad social solían ser expertos en derecho y administración, también sociólogos y politólogos, pero en mi caso la combinación de derecho y economía fue clave. Yo podía entender la ley, que era muy difícil para los economistas, y a la vez tenía las armas económicas para analizar la sostenibilidad financiera de los sistemas. Esa combinación fue extraordinaria permitiéndome hacer muchas cosas que otros no podían.

¿CUÁLES HAN SIDO SUS PRINCIPALES MENTORES, O REFERENTES ACADÉMICOS, A LO LARGO DE SU CARRERA?

En la Universidad de Miami, el profesor Warren Samuels me adentró en el estudio de la escuela institucionalista americana de enfoque progresista y preocupada por los trabajadores. Su método era completamente distinto al resto por estar más inclinado hacia la política económica y el estudio de las instituciones. Tuve también la influencia de la escuela de J. M. Keynes, el principal paradigma de la época. Otros referentes fueron el New Deal de Roosevelt y el plan de William Beveridge para la seguridad social universal en Inglaterra. Luego vino Amartya Sen y sus estudios sobre la pobreza. Uno de los temas que la seguridad social aborda es cómo los pobres pueden acceder al sistema, pues normalmente este se restringe a los empleados asalariados en el sector formal. Uno de mis libros –Atención de salud para los pobres en la América Latina y el Caribe– profundizó en el tema de cómo extender la protección de la salud a los pobres. Finalmente, Albert O. Hirschman fue otra gran influencia. Él planteaba que un economista debe hacer su trabajo académico, pero tiene que embarrarse las manos, es decir, educar a la población en temas económicos complejos. Yo desde el principio adopté esa filosofía. Tuve una columna en el periódico El Mundo cuando vivía en Cuba y después desde Estados Unidos por muchos años una sección de opinión en El País. Además, he publicado en numerosos periódicos y revistas en muchos países.

¿CUÁLES HAN SIDO SUS PRINCIPALES INTERLOCUTORES Y ESPACIOS DE INFLUENCIA?

En Pittsburgh formé a muchos profesionales en el campo de la seguridad social que trabajan en todo el mundo. He dado clases en la Universidad de Berlín, en Uruguay, México, España y varios centros en los Estados Unidos como Florida International University, Tulane y la Universidad de Miami. En ellas he formado docenas de expertos en materia de seguridad social que son funcionarios de la OIT, ocupan cátedras en universidades o altos puestos en los gobiernos. El autor de la ley de reforma de las pensiones en Chile, la primera bajo el gobierno de Michelle Bachelet, Alberto Arenas de Mesa, estudió conmigo y escribió su tesis precisamente sobre la reforma de las pensiones neoliberales en Chile. El director para el Cono Sur de la OIT, Fabio Bertranou, fue alumno mío. Helmut Schwarzer, exsecretario de Seguridad Social de Brasil, fue mi estudiante en Alemania. Nos llamamos a nosotros mismos the Pitt boys. Pitt por la abreviatura de la Universidad de Pittsburgh y en contraposición con los Chicago boys de la Universidad de Chicago, pues tenemos puntos de vista completamente distintos.

RESPECTO A LA SEGURIDAD SOCIAL, ALGUNOS PAÍSES LATINOAMERICANOS HAN AVANZADO MÁS QUE OTROS. ¿QUÉ ESTADOS CONSIDERA USTED QUE POSEEN SISTEMAS DE PENSIONES MÁS ROBUSTOS Y RESILIENTES ANTE SITUACIONES DE CRISIS?

Un país fundamental en América Latina es Uruguay. Fue el pionero en el Estado de bienestar social en la región. También Costa Rica, a pesar de ser un país pequeño, tiene un sistema de salud que para mí es ideal, siendo el único latinoamericano en que el seguro social de salud cubre a los trabajadores y también a los pobres. No es casualidad que en estos dos países, con una larga tradición democrática, las decisiones se toman de manera consensuada. En Uruguay los partidos políticos y las asociaciones de jubilados y pensionados han tenido un papel fundamental en el desarrollo del sistema. En Costa Rica existe una larga tradición de consenso; por ejemplo, hubo un momento en que se trató de imponer una reforma de las pensiones y los trabajadores ocuparon la Caja de Seguro Social en San José. A raíz de esto se organizó el Foro de la Seguridad Social, en que yo intervine, y donde se discutió la reforma de las pensiones. Terminaron creando un modelo mixto de seguro social con pensión básica pública, complementada con un sistema de cuentas individuales, similar al uruguayo. No hay nada que sea perfecto. La tendencia para América Latina es hacia un modelo mixto en seguridad social, como el de esos dos países.

REGRESANDO A SUS ESPACIOS DE INCIDENCIA, HA LOGRADO DIALOGAR Y PUBLICAR DENTRO DE CUBA, A PESAR DE LO QUE USTED LLAMA EL COSTO POLÍTICO DE LA OBJETIVIDAD. ¿CÓMO HA SIDO ESE PROCESO Y QUÉ IMPORTANCIA CREE USTED QUE TIENE EL DIÁLOGO PARA LOS CUBANOS?

Cuando entré a la Universidad de Pittsburgh se me ocurrió organizar una conferencia multidisciplinaria sobre Cuba. Ya había establecido yo relación con distintos colegas de varias corrientes políticas y quisimos analizar el primer decenio de la Revolución desde la política, la economía y la sociedad. Con las mejores ponencias edité el libro Revolutionary change in Cuba, que publicó la imprenta de la universidad. Ya antes había comenzado a impartir cursos sobre economía cubana. Así fue que inicié mis trabajos sobre Cuba.

En 1978 me invitaron al diálogo del gobierno de Castro con la comunidad cubana en Estados Unidos. Esto era muy difícil en el plano político y en el personal. Lo primero que hice fue ir a visitar a mi familia en Miami para explicarles mis razones de participar en ese evento. Yo sabía que eso no iba a ser un diálogo, pero me parecía muy importante estar ahí. Se consiguió la liberación de seis mil presos políticos y la reunificación familiar. Esto último tuvo un efecto muy adverso para la Revolución. La idea que imperaba dentro de la isla era que los cubanos en Miami eran una mafia y que estaban pasando hambre. Cuando esos cubanos volvieron, y trataron de ayudar a sus familiares y restablecer lazos afectivos, se cambió la imagen. Pero la mayoría de mis amigos dejaron de hablarme porque era un dialoguero.

Otra persona que tuvo gran influencia sobre mí fue María Cristina Herrera. Ella creó en Miami el Instituto de Estudios Cubanos alrededor de 1964-65. El propósito era que pudiéramos debatir entre cubanos sin importar ideologías, respetando las opiniones de los demás, siempre que se sustentaran en cifras y estudios. Luego nos planteamos la necesidad de tener un diálogo con los intelectuales de Cuba. Habíamos estado discutiendo entre nosotros, la diáspora, pero había que dar el próximo paso. En 1980 tuvimos una reunión en Cuba donde asistimos quince cubanos de afuera, no solo de Estados Unidos sino también de España. Nos reunimos en La Habana y pudimos intercambiar ideas, aunque fueron reuniones muy tensas y difíciles: nosotros quince teníamos posturas diversas mientras que los cubanos presentaron un bloque unido. Pero estábamos preparados, presentamos ponencias bien fundamentadas, y criticamos los puntos sin sustento académico, lo cual los tomó de sorpresa. En esa visita fui al Centro de Estudios de la Economía Cubana, impartí una conferencia y logré establecer una relación respetuosa con ellos.

Cuando en 1980 fui elegido presidente de la Asociación de Estudios Latinoamericanos de los Estados Unidos (LASA), el primer latinoamericano en ocupar ese puesto desde su fundación en 1964, invité por primera vez a los académicos cubanos de la isla a las reuniones. El intercambio ha sido extremadamente importante porque coincidimos en muchos puntos clave, hemos escrito trabajos juntos, y ellos son críticos –como nosotros– de los problemas económicos que sufre el país. Recientemente firmé junto a otros colegas una carta pidiendo a LASA que se pronunciara sobre los derechos humanos en Cuba, tal como he hecho para otros países con gobiernos autocráticos. Mi mayor preocupación esta vez era que mis colegas cubanos fueran presionados por el gobierno de Cuba y surgieran grietas entre nosotros, lo cual no ha ocurrido. Por cierto, esto tuvo lugar antes de las protestas masivas en cincuenta ciudades en Cuba.

El costo político de ser objetivo es muy alto. Algunos en Miami creen que soy comunista, lo cual es absurdo. Por otro lado, el periódico Granma de Cuba –cuando todavía Trump estaba en la presidencia– afirmó que era el propagandista del gobierno estadounidense sobre las ideas neoliberales en América Latina y un fuerte defensor del embargo de Estados Unidos contra Cuba. Yo escribí varios artículos criticando las políticas de Trump, mi trabajo en seguridad social repudia las políticas neoliberales y desde 1965 he estado contra el embargo; rechacé todas estas acusaciones falsas en un artículo que publicó Letras Libres.

El prejuicio contra los que publicamos trabajos académicos con críticas a los defectos del régimen cubano se manifiesta de múltiples formas. En conversaciones con personas de extrema izquierda, me preguntan siempre de dónde soy, si de la Cuba de Miami o de la isla. Mi respuesta es: ni de una ni de otra, de Pittsburgh. Con eso me someten a una categorización ideológica, sin haber leído ninguno de mis escritos. Lo mismo me ha ocurrido del otro lado. En los años ochenta me invitaron al Banco Interamericano de Desarrollo a dar una charla sobre Cuba. Había varios economistas cubanoamericanos que empezaron a criticarme antes de que yo pudiera hablar. En ambos casos he tenido que pagar por mi intento de sesenta años de mantener una posición fundamentada y objetiva sobre Cuba, y otros temas como la seguridad social donde existe una politización ideológica similar.

No obstante, colegas míos en Cuba me han dicho que he contribuido a un mejor debate sobre la economía cubana. En los años sesenta y setenta todo era extremadamente ideológico, con poquísima base en cifras. Al usar yo el andamiaje estadístico, ellos tuvieron que responderme de la misma manera. Mi debate con José Luis Rodríguez, quien llegó a ser ministro de Economía y Planificación, fue muy importante. Él publicó un libro, Crítica a nuestros críticos,y yo le propuse que mi respuesta fuese publicada en Cuba, mientras que su reacción a la mía la publicaría en Estudios Cubanos en Pittsburgh. Fue la primera vez que un debate salía en ambos países sentando un buen antecedente para el intercambio de ideas. Un diálogo con base documentada y respeto mutuo es esencial y es lo que se necesita urgentemente en Cuba. El gobierno debería dialogar con los opositores sin tratarlos de traidores a la nación y, por otra parte, se debe aceptar al gobierno como un interlocutor válido. Puede ser una utopía, pero ya ha ocurrido en otros países como Sudáfrica. Así que sigo con esa esperanza.

A LO LARGO DE SU CARRERA, ¿CUÁL HA SIDO SU MAYOR SATISFACCIÓN?

Mi primera satisfacción es mi familia. Elena y yo tenemos tres hijas y dos nietos. Ella ha sido un apoyo extraordinario para mí. Siempre digo, cuando me dan un premio o un reconocimiento, esto se lo debo a Elena. Sin ella yo no podría ser lo que soy. Mis tres hijas se han graduado: una estudió filosofía y después derecho, la otra literatura y es profesora en poesía, y la mayor es una artista creadora y profesora en artes. La segunda satisfacción son mis alumnos. No te puedes imaginar lo que significa para mí cuando uno de ellos tiene éxito; si es un ministro, o lo nombran director de una institución importante, o lo hacen profesor titular. El éxito de mis estudiantes yo lo considero como un éxito mío. Es una satisfacción enorme para mí constatar que todos estos años de trabajo no terminan, siguen a través de mis alumnos; y espero que ellos a su vez formen a otros. Finalmente, mi tercera satisfacción es que mi obra ha calado en Cuba. Cuando he estado en la isla muchos se han acercado para decirme que conocen mi trabajo, que se ha difundido dentro de Cuba a través de múltiples publicaciones y blogs. Entonces, poco a poco me he dado cuenta de que, contrario a lo que yo pensaba, no estaba arando en el mar. ~

No.244 Letras Libres / enero 2022


Mirlis Reyes es doctora en ciencias económicas por la Universidad de Macerata (Italia) y profesora de economía política en el Colegio Interamericano de Defensa (Washington D. C.).

Noticia de ASSA 2022: la corriente económica mayoritaria y la heterodoxa. Comentarios de lectores en el Blog del autor

 Por Michael Roberts Sin Permiso


El fin de semana pasado se celebró la conferencia anual de la Asociación Americana de Economía (ASSA 2022). Este año fue una conferencia virtual, pero aún así hubo una miríada de presentaciones y sesiones en la mayor conferencia de economía académica del mundo, con muchos de los grandes nombres de la teoría economica dominante en los seminarios en la web.

Suelo dividir las sesiones de la conferencia en dos secciones: en primer lugar, las sesiones basadas en los paradigmas de la economía dominante, es decir, los modelos neoclásicos y marginalistas de equilibrio general; y en segundo lugar, las sesiones basadas en la economía heterodoxa radical (postkeynesianos, institucionalistas e incluso modelos marxistas). Las primeras sesiones son múltiples y muy concurridas; las segundas, normalmente a cargo de la Unión de Economía Política Radical (URPE), son pequeñas y poco concurridas. Pero, por supuesto, estas últimas suelen aportar mayor riqueza a nuestra comprensión de la economía política.

Las sesiones principales de este año estuvieron naturalmente centradas en lo que está ocurriendo y va a ocurrir con la economía estadounidense, la economía mundial y el Sur Global a medida que las economías se recuperan de la pandemia del COVID. Sorprendentemente, en una de las sesiones la ex economista jefe de la OCDE, Catherine Mann, se mostró decididamente pesimista sobre el futuro a largo plazo de la economía estadounidense. En su opinión, EE.UU. es una economía de baja inversión y baja productividad, con una gran desigualdad y con pocas perspectivas de convertirse en una economía más igualitaria y caracterizada por una mayor inversión, unos mercados laborales fuertes y una mejor productividad. «¿Y si el auge derivado de las decisiones políticas no cataliza una actividad sostenida del sector privado, se producirá una espiral de inflación? Si es así, las políticas económicas tendrán que recortarse, lo que llevará a un colapso», advirtió.

Mann se preguntó cómo conseguir que aumente la inversión. Al parecer, en las encuestas, un mayor número de directores generales de las principales empresas esperan que continúe el bajo crecimiento económico anual del 1,5-2,0%, en lugar de las expectativas oficiales más optimistas de más del 4%. Y las previsiones de aumento de la inversión sólo llevarían los niveles de capex a los de 2019. Las empresas estadounidenses están atesorando hasta 3,17 billones de dólares en efectivo y se preparan para recomprar aún más de sus propias acciones, mientras duplican las fusiones, en lugar de invertir productivamente. Un mayor número de fusiones reduciría la propia competencia necesaria para la innovación en las economías capitalistas. Así que Mann calculó que el crecimiento económico de EE.UU. durante el resto de la década de 2020 sería aún más bajo que en la década anterior (que he llamado la Larga Depresión).

En cambio, fue el economista de la izquierda liberal Joseph Stiglitz quien puso una nota de optimismo. Alabando el impulso que la Bideneconomía ha dado a la economía estadounidense, es decir, el gasto fiscal en infraestructuras, Stiglitz consideró que el periodo posterior a la COVID era un posible «punto de inflexión para que la economía estadounidense» saliera de su bache de bajo crecimiento anterior al COVID. Stiglitz considera que había claros indicios de un cambio en la política económica del gobierno hacia una macrogestión keynesiana y también más medidas para reducir el enorme aumento de la desigualdad de la riqueza y la renta en los últimos 40 años. Sus pruebas de este optimista punto de inflexión fueron escasas en comparación con la dura realidad de los datos presentados por Mann.

El neoclásico antikeynesiano John Taylor no tuvo tiempo para la visión optimista de Stiglitz sobre la Bideneconomía, argumentando las limitaciones del gasto fiscal. Sus modelos econométricos, dijo Taylor, mostraban que el aumento del crecimiento económico después de la pandemia dependería más de las «políticas estructurales» -reducción de impuestos, regulación y liberalización de los mercados financieros y el comercio- que de las políticas keynesianas anticíclicas. De hecho, en otra sesión, en una línea similar, los economistas argumentaron que la capacidad de aumentar los déficits fiscales era limitada. La verdadera manera de evitar la espiral de la deuda del sector público a partir de los déficits presupuestarios permanentes era aumentar el crecimiento del PIB real, pero si éste se mantiene bajo, se necesitarán superávits presupuestarios, es decir, austeridad fiscal para estabilizar la deuda desbocada. Los austerianos estaban muy presentes en la ASSA de este año.

Por último, Larry Summers, ex secretario del Tesoro con Clinton y otro gurú keynesiano, resumió la confusión existente entre los principales economistas estadounidenses, al argumentar que si bien la Bideneconomía con el aumento de los impulsos fiscales era «el experimento político más audaz de los últimos 40 años», «podría conducir a un crecimiento rápido, a la estanflación o a la recesión, cada uno con más o menos la misma probabilidad». Y como dijo Jason Furman, ex asesor económico de Barack Obama, en otra sesión, «es imposible calcular cuándo se producen las crisis, ya que podrían ser sólo una casualidad, como lo fue la COVID». Eso fue útil. Lo que nadie mencionó fue que el llamado impulso fiscal de Biden estaba cayendo de todos modos y se revertiría en pocos años. Así que el «audaz experimento» no es realmente tan audaz, mientras que las «medidas estructurales» más profundas no están en la agenda en absoluto.

El tema de actualidad para los principales macroeconomistas en la ASSA fue el aumento de la inflación. Con una tasa de inflación anual en EE.UU. de más del 6%, la más alta de los últimos 40 años, la cuestión que se debatió fue si la Reserva Federal de EE.UU. debería acelerar su política monetaria para apagar las llamas con subidas de los tipos de interés y/o reducciones de las compras de bonos durante 2022. Dependiendo de si estos economistas pensaban que el aumento de la inflación era el resultado de los cuellos de botella de la oferta a corto plazo o el resultado de una demanda excesiva por los bajos tipos de interés y el impulso fiscal, tomaron diferentes bandos sobre si la Fed debería acelerar el «endurecimiento» monetario o no.

El debate se prolongó en varias sesiones, pero lo interesante es que hubo consenso en una cosa: que el aumento de la inflación no estaba causado por las subidas salariales. Los datos mostraban sólo modestas subidas salariales y, de hecho, menos que la inflación de los precios, por lo que los salarios reales estaban cayendo. Así que no es culpa de los trabajadores. Lo que preocupa a la corriente dominante es que los trabajadores reaccionaran a las subidas de precios intentando compensarlas con huelgas, etc., para conseguir salarios más altos. Eso sería desastroso para la rentabilidad del capital y podría devolver a la economía estadounidense a la espiral salarios-precios de los años 70 que condujo a la «estanflación» y, finalmente, a fuertes aumentos del coste de los préstamos y a una profunda recesión. Así que tanto los keynesianos como los neoclásicos estaban de acuerdo en evitar subidas salariales «excesivas».

Pero, ¿funciona la política monetaria para controlar la «demanda agregada» y la inflación? El balance empírico de impulsar el crecimiento en la Gran Depresión de los años 30 fue negativo, e incluso Keynes estuvo de acuerdo en ese momento. Y la evidencia de los últimos 30 años de desaceleración de la inflación por debajo de los objetivos de los bancos centrales sugiere que la flexibilización monetaria tuvo poco efecto. Así que la idea de que una política monetaria más estricta controlará la inflación es muy dudosa. Sin embargo, algunos postkeynesianos parecen pensar que los tipos de interés del banco central pueden controlar los tipos de interés en toda la economía y así controlar la inflación.

Mientras que la corriente principal estaba dividida en cuanto a la probabilidad de que la economía estadounidense se recupere a un ritmo más rápido o simplemente se hunda de nuevo en la depresión de bajo crecimiento anterior al COVID, había bastante acuerdo en cuanto a las débiles perspectivas para el resto del mundo, especialmente en el Sur Global. Los déficits disminuirán, pero la deuda aumentará. La actual economista jefe del Banco Mundial, Carmen Reinhart, recordó a los asistentes en otra sesión que la depresión pandémica había sido realmente global, con el 90% de las naciones del mundo en depresión. Las cosas están mucho peor que en la Gran Recesión de 2008-9, especialmente para las economías emergentes e incluso para China e India, dos economías que evitaron la Gran Recesión entonces. De hecho, el 60% de las economías de bajos ingresos, las más pobres, se encuentran en «dificultades de endeudamiento», es decir, no pueden «servir» sus deudas.

En otra sesión sobre las economías emergentes tras el COVID, el destacado economista internacional Barry Eichengreen señaló que «la relativa escasez de quiebras bancarias y accidentes financieros habla de políticas macro y micro prudenciales más sólidas que también servirán a los mercados emergentes en el futuro». Pero el endeudamiento ha aumentado fuertemente y se ha interrumpido la escolarización y la formación de capital humano. Así que «los cambios en las cadenas de suministro globales y un ritmo más rápido de automatización dificultarán el camino tradicional hacia mayores ingresos para muchos países de renta media». La economista Franziska Ohnsorge realizó un estudio sobre el impacto de las recesiones profundas en el crecimiento potencial. Las recesiones dejan un legado de menor crecimiento potencial cuatro o cinco años después de su inicio. Así que la «cicatrización» de las economías tiene un impacto duradero de las recesiones. Concluyó que la pandemia «agudizará la ya esperada desaceleración del crecimiento potencial durante la próxima década».

Pero, ¿qué pasa a más largo plazo con las economías avanzadas? ¿Pueden las principales economías capitalistas dar la vuelta a su baja tasa de crecimiento de la productividad y abrir una nueva era de vida? De nuevo, en una sesión sobre el futuro de la economía mundial, Catherin Mann lo dudó. Como dijo: «Mucha gente habla de ‘volver a la normalidad’ cuando la pandemia esté finalmente controlada. Tenemos que esperar que la economía mundial no vuelva a la ‘normalidad’ anterior a la pandemia. La productividad ha sido demasiado baja, la desigualdad demasiado alta, la globalización en retroceso y el cambio climático sin control». No esperaba muchos cambios.

De nuevo, en contraste, el izquierdista liberal Joseph Stiglitz se mostró más confiado en que la productividad podría aumentar gracias a la mejora de los acuerdos globales de cooperación (¡!). Y otros ponentes de la corriente principal argumentaron que la caída de la pandemia había «acelerado el desarrollo y la adopción de soluciones tecnológicas digitales en busca de la continuidad y la resistencia empresarial y económica». Así que «hay una posibilidad razonable de que la economía mundial post-pandémica experimente un aumento de la productividad y el crecimiento, incluso mientras se adentra en una transición energética en busca de la sostenibilidad». Mary Amiti calcula que los «efectos indirectos» de la productividad de las empresas multinacionales innovadoras pueden aumentar la productividad de las empresas más pequeñas del mismo sector en aproximadamente un 10% al cabo de cinco años.

Este optimismo no fue compartido por el principal economista que estudia el impacto en la productividad de las tecnologías digitales de IA. Daron Acemoglu consideró que la IA había tenido hasta ahora poco impacto en la mejora de la productividad de las economías. La difusión no se ha extendido de los sectores tecnológicos a otros sectores ni ha habido un aumento de los beneficios. Su respuesta fue que las empresas no deberían limitarse a obtener beneficios, sino que deberían aspirar a mejorar la producción. Parece que la gran historia de la innovación del COVID sigue siendo lo que el veterano economista neoclásico Robert Solow (que ahora tiene 97 años) dijo, y es célebre, en 1987 sobre la era de la informática: «Veo innovación en todas partes, excepto en las estadísticas».

Hubo otros dos grandes temas en la sección principal de ASSA: el cambio climático y las emisiones de carbono; y China. La corriente principal aborda el calentamiento global y el cambio climático exclusivamente desde el aspecto del mercado, es decir, cuál debe ser el precio del carbono para abarcar los «costes sociales» de las emisiones de carbono. Los economistas que participaron en la sesión de la Sociedad de Análisis Beneficio-Coste debatieron las últimas estimaciones sobre los precios del mercado del carbono para mitigar las emisiones de carbono. Todos llegaron a la conclusión de que el precio del carbono seguía siendo demasiado bajo en los mercados de carbono existentes. Los precios debían ser al menos de 100 dólares por tonelada y esa estimación no ha dejado de aumentar desde que se hicieron tales estimaciones.

Las subvenciones a la energía renovable y a otras tecnologías de mitigación del carbono tampoco servirían, porque eran demasiado pequeñas y demasiado específicas. Un factor clave para acertar con el precio es la tasa de descuento utilizada para reflejar los costes actuales para el PIB de la fijación del precio de las emisiones de carbono en el futuro. Gernot Wagner, de la Universidad de Nueva York, demostró que la tasa de descuento era demasiado alta en la mayoría de los estudios (4%), lo que llevaba a una estimación del precio social de las emisiones de carbono demasiado baja. Se requería la mitad de esa tasa y quizá menos.

Y en cuanto a la regulación de la producción de combustibles fósiles, también era inadecuada, si es que no empeoraba las cosas. El economista estadounidense Ashley Langer consideró que «los mercados eléctricos regulados de Estados Unidos han hecho la transición del carbón al gas natural más lentamente que los mercados reestructurados». A largo plazo, «las empresas de servicios públicos deciden qué centrales retiran y en qué nuevas tecnologías invierten». Así que la regulación ralentizó la transición energética del carbón al gas natural».

En cuanto a China, todas las sesiones principales parecían estar diseñadas para describir China como un país que fracasa económicamente y que lleva a cabo políticas económicas nefastas en el extranjero, especialmente en otros países más pobres. Panle Jia Barwick afirmó que si las autoridades chinas desregularan la entrada de las empresas en los mercados, la productividad aumentaría de forma generalizada, es decir, que una mayor libertad para las empresas capitalistas beneficiaría a la economía. Y Jun Pan consideró que las condiciones crediticias favorables a las empresas estatales por parte de los bancos del Estado significaba que las empresas no estatales estaban perdiendo su ventaja de siempre sobre las empresas estatales en cuanto a rentabilidad y eficiencia. Es de suponer que esto es una mala noticia.

Pero otro estudio de Zheng Michael Song demostró que las empresas privadas que colaboraban estrechamente con las empresas estatales habían aumentado la «producción agregada del sector privado entre un 1,5 y un 2% anual entre 2000 y 2019». Así que el sector estatal era un factor positivo esencial para el sector capitalista. En un plano más amplio, Meg Rithmire caracterizó a China como «capitalista de Estado», pero en un sentido especial, a saber, que ha surgido un modelo de «partido-estado» resurgente, «motivado por una lógica de supervivencia política», en lugar de las «conceptualizaciones conocidas del capitalismo de Estado».

En lo que respecta a la política y la actividad exterior, China ha sido objeto de una dura crítica por parte de la corriente económica mayoritaria. Los préstamos y las salidas de IED de China hacia otros países, principalmente hacia el Sur global, han sido objeto de escrutinio en los últimos años. Carmen Reinhart señaló que las salidas no sólo se producen a través de las instituciones financieras estatales, sino que cada vez más el sector capitalista chino constituye el principal canal de salida de la inversión extranjera de cartera. Christoph Trebesch realizó un análisis sistemático de las condiciones legales de los préstamos exteriores de China a través de 100 contratos entre entidades estatales chinas y gobiernos prestatarios de 24 países en desarrollo de África, Asia, Europa del Este, América Latina y Oceanía, y los comparó con los de otros acreedores bilaterales, multilaterales y comerciales. Llegó a la conclusión de que los contratos mostraban a China «como un prestamista potente y comercialmente hábil con el mundo en desarrollo». ¿Puede ser esto malo?

En otra sesión, los ponentes afirmaron que China ocultó la cantidad de deuda contraida por los prestatarios. Al parecer, el 50% de los préstamos de China a los países en desarrollo no se comunican al FMI ni al Banco Mundial. «Estas «deudas ocultas» distorsionan la vigilancia de las políticas, la valoración del riesgo y los análisis de sostenibilidad de la deuda». Pero, ¿ponen a los Estados de las economías emergentes prestatarios en una «trampa de la deuda» peor que la del FMI y el Banco Mundial y otros prestamistas del sector privado del Norte Global? En realidad, las pruebas demuestran que el servicio de los préstamos de China es mucho más manejable que el del FMI. Lo que ocurre es que las economías emergentes son tan pobres y ya están muy endeudadas, que las dificultades de endeudamiento han aumentado considerablemente durante el COVID.

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En esta segunda parte sobre la conferencia anual de economía de la ASSA, examino las ponencias y presentaciones realizadas por economistas radicales y heterodoxos. Estas presentaciones están en su mayoría bajo los auspicios de las sesiones de la Unión de Economía Política Radical (URPE), pero la Asociación de Economía Evolutiva también proporcionó un paraguas para algunas sesiones.

La corriente principal se centró en si la economía estadounidense y mundial se recuperaría con fuerza o no tras la COVID; si el aumento de la inflación acabaría por remitir o no y qué hacer al respecto. Las sesiones heterodoxas se centraron más, como era de esperar, en las fallas de las economías capitalistas modernas y en por qué ha aumentado la desigualdad de la riqueza y los ingresos.

Curiosamente, este año la mayoría de las ponencias heterodoxas procedían del marco postkeynesiano y no de la economía política marxista. La ponencia más interesante fue la de Al Campbell, de la Universidad de Utah, y Erdogan Bakir, de la Universidad de Bucknell. Bakir examinó la dinámica de las recesiones estadounidenses desde 1945 a través del prisma del modelo de beneficios kaleckiano (Bakir y Campbell (AFEE 2022).pdf )

Ahora bien, he discutido la diferencia entre los modelos de beneficios de Kalecki y Marx en muchas ocasiones en mi blog. El documento de Bakir y Campbell esboza las macroidentidades del modelo de Kalecki. Pero en pocas palabras, ambos modelos agregados pueden reducirse a esta simple fórmula

Beneficio = Inversión + Consumo capitalista

Pero se trata de una identidad: el beneficio total debe coincidir con el gasto total de los capitalistas (invertir y consumir) por definición. Se supone que los trabajadores gastan y no ahorran sus salarios. Como dijo Kalecki: «los trabajadores gastan todo lo que ganan, mientras que los capitalistas ganan todo lo que gastan».

Esto resume la diferencia con Marx. Kalecki sostiene que la dirección de la causalidad en la identidad es de la inversión al beneficio, mientras que Marx sostiene que la dirección de la causalidad es del beneficio a la inversión. Kalecki parte de la inversión como algo dado y los capitalistas invierten para «realizar» beneficios. Marx comienza con los beneficios como algo dado y los capitalistas invierten o consumen esos beneficios. Kalecki, al más puro estilo keynesiano, considera que las economías capitalistas son impulsadas por la demanda agregada y que la inversión capitalista es parte de esa demanda, por lo que los beneficios son simplemente el «residuo» o el resultado de la inversión. Por el contrario, Marx considera que las economías capitalistas son impulsadas por el beneficio, que proviene de la explotación de la fuerza de trabajo, proporcionando los beneficios para la inversión. Kalecki elimina de su modelo cualquier atisbo de la ley del valor y la explotación de Marx, que para éste es primordial.

En mi opinión, esto supone una diferencia fundamental porque la teoría marxista de las crisis en el capitalismo depende de lo que ocurre con el beneficio, en particular, con la tasa de beneficio. Para Marx, las crisis son causadas por la falta de plusvalía extraída del trabajo; para Kalecki, son causadas por la falta de demanda de bienes de inversión por parte de los capitalistas y de bienes de consumo por parte de los trabajadores.

Pero sigue siendo cierto que la macroidentidad de ambos modelos es la misma. El documento de Bakir-Campbell parte de ahí y «analiza los componentes del beneficio kaleckiano, a diferencia de sus determinantes». Utilizando las cuentas de la renta nacional de EE.UU., Bakir y Campbell delinean cuánto va a los diferentes sectores de la clase capitalista, es decir, cuánto a los banqueros, a los accionistas y a los capitalistas y en intereses, dividendos y consumo capitalista.

El cuadro 2 de su documento muestra que la participación de los ingresos del propietario en los beneficios fue, por término medio, del 47,6% durante la Edad de Oro (I-IV) y se redujo al 34,4% en el período del neoliberalismo (VII-XI). La parte de los beneficios no distribuidos también se redujo bastante, pasando del 17,4% durante la Edad de Oro al 10,3% en el periodo neoliberal. La parte de los ingresos por alquileres también disminuyó del 13,8% al 9% entre estos dos períodos. Sin embargo, la proporción de los pagos de intereses netos y de los pagos de dividendos netos en los beneficios aumentó sustancialmente en el periodo neoliberal en comparación con la Edad de Oro: del 10% al 28,7% para los pagos de intereses netos y del 11,2% al 17,6% para los pagos de dividendos netos. «Los datos confirman que el neoliberalismo ha supuesto una importante redistribución de la renta de las empresas a los rentistas y accionistas. En la medida en que esta redistribución reduce el ahorro de las empresas, desalienta la inversión».

En otras palabras, hay pruebas fehacientes de que los capitalistas desviaron más de sus beneficios de la inversión productiva para obtener más beneficios de la especulación financiera en el periodo neoliberal. Esto explica la disminución del crecimiento de la inversión productiva y la expansión de las finanzas. Desgraciadamente, utilizando el modelo de Kalecki, Bakir-Campbell ocultan la causa marxista de este cambio; a saber, la caída de la tasa de beneficio en los sectores productivos. Pero, como dicen, los determinantes de la rentabilidad no eran el objetivo del trabajo.

En otro documento de Bakir y Campbell, los autores consideran el papel del aumento de la deuda en la promoción y el apoyo de esa mayor tasa de beneficio. En esta ponencia, Al Campbell argumentó que las finanzas no eran un parásito del sector productivo, como sostienen economistas como Michael Hudson; ¡era peor que eso! Eso es porque frena la acumulación productiva. Si sólo fuera parasitaria, ¿por qué los estrategas del capital dejaron que la deuda en todas sus formas se expandiera durante el periodo neoliberal? El neoliberalismo no puede reducirse a la llamada «financiarización»; el neoliberalismo tuvo muchas características diferentes, todas ellas dirigidas a aumentar la rentabilidad en la que el aumento del crédito/deuda juega un papel importante, pero a expensas de la inversión productiva. Por tanto, es una ilusión reformista que el capitalismo pueda volver a la Edad de Oro del rápido crecimiento de la inversión y la producción controlando o frenando la deuda.

Otro tema de varios trabajos sobre la ralentización del ritmo de la inversión y la productividad en las economías capitalistas modernas fue la opinión de Keynes-Kalecki de que se debía a la reducción de la participación del trabajo en la renta nacional, de modo que el crecimiento de la demanda agregada se ralentizó. Thomas Michl, de la Universidad Colgate, consideraba que la cuota salarial regula el cambio técnico que ahorra trabajo y el empleo regula su sesgo de uso de capital. Así que el estancamiento secular bajo el capitalismo neoliberal ha sido impulsado por una combinación de disminución de la inversión y reducción del poder de negociación de los trabajadores más que por la ralentización del cambio técnico y el crecimiento de la población. Esto aumenta la cuota de beneficios y, por tanto, reduce las tasas de cambio técnico, de acumulación de capital y de crecimiento de la población. Nuevamente, esta es una teoría opuesta a la de Marx.

Del mismo modo, Carlos Aguiar de Medeiros y Nicholas Trebat argumentan, «basándose en la economía política clásica y en el enfoque de los recursos de poder», que «el factor clave detrás de la creciente desigualdad salarial y de ingresos de este período fue la disminución del poder de negociación de los trabajadores», más que la globalización o el cambio técnico. Seguramente es correcto que la demolición del poder sindical en el período neoliberal tuvo un efecto importante en la reducción de la participación del trabajo en los ingresos nacionales. Pero no se deduce que la reducción de la participación del trabajo fuera la causa de las crisis de la producción capitalista después de 1980, como sostienen los postkeynesianos cuando se refieren a las «economías basadas en los salarios».

Otra variante de este análisis poskeynesiano de las crisis capitalistas fue presentada por John Komlos, de la Universidad de Munich. Partiendo de la aceptación de la opinión de Keynes de que «creo que el capitalismo, sabiamente gestionado, puede ser probablemente más eficiente para alcanzar los fines económicos que cualquier otro sistema alternativo aún a la vista», Komlos consideró que la crisis pandémica fue tan grave porque la economía capitalista ya era frágil. Por lo tanto, bastó un «cisne negro» como la pandemia para que se derrumbara. La idea de los cisnes negros, o «incógnitas desconocidas» en el extremo del espectro de la probabilidad, fue ofrecida como explicación de la Gran Recesión por algunos en 2008-9 siguiendo la opinión del analista financiero Nassim Taleb de que el azar manda. En aquel momento argumenté que la explicación de los cisnes negros sobre las caídas (es decir, el azar) no podía explicar las crisis regulares y recurrentes (¿cada vez eran por azar?).

Pero qué hacer para evitar o suavizar las depresiones en el capitalismo. En los círculos heterodoxos se ha adoptado una alternativa política muy popular, a saber, más gasto público e incluso déficits presupuestarios permanentes financiados por la creación de dinero según la Teoría Monetaria Moderna (TMM). La TMM encontró cierto apoyo en las sesiones heterodoxas. Devin Rafferty, de la Universidad de San Peters, consideró que el economista heterodoxo Karl Polanyi y la TMM estarían de acuerdo en el proceso de creación del dinero y en los mecanismos que regulan su valor. Polanyi habría adoptado las medidas políticas de la TMM de «garantía de empleo» y «finanzas funcionales» -los dos elementos básicos del enfoque de la TMM- que, en su opinión, fomentarían la paz internacional, la libertad nacional y la libertad individual. Creo que esto nos dice algo sobre la forma de marxismo de Polanyi y la TMM.

Mucho más crítico con la TMM fue Brian Lin, de la Universidad Nacional de Chenghi. Lin argumentó que la inversión pública de las empresas estatales sería mucho más eficaz para evitar las depresiones que la TMM. La inversión estatal «es más una creación oportuna de las instituciones avanzadas para sostener las economías mundiales que un fenómeno político-económico como el MMT». Sería mucho mejor que un país adoptara una política decisiva de nacionalización de empresas privadas con dificultades financieras en lugar de emitir más dinero para los desempleados. La opinión de Lin fue muy criticada por algunos asistentes, que consideraron que las empresas estatales eran burocráticas e ineficientes en comparación con el sector privado y no se podía confiar en ellas. Lin no respondió con el modelo chino como historia de éxito de la inversión pública, sino, de entre todos los países, con las empresas estatales de Suecia.

Sin embargo, cuando se trató de soluciones de inversión para el llamado Sur Global, se apoyó la idea de ampliar los bancos públicos de desarrollo. Gaëlle Despierre Corporon, de la Universidad de Grenoble, consideró que tales instituciones «pueden dar un impulso positivo a las relaciones globales entre el Sur y el Norte y convertirse en instituciones dinámicas capaces de ofrecer nuevas perspectivas de financiación del desarrollo a largo plazo y garantizar la coherencia del sistema global». Así que, aparentemente, el sector público puede trabajar a nivel global pero no a nivel nacional.

Esto nos lleva a la creciente desigualdad mundial de la riqueza y la renta, un tema importante, ignorado en la ASSA de este año por la corriente principal, pero retomado en una ponencia de Víctor Manuel Isidro Luna, de la Universidad del Mar. Señaló que la mayoría de los países del mundo no están alcanzando el nivel de los países ricos. Así que la desigualdad «entre países» ha aumentado. En particular, entre los países latinos más ricos y los más pobres sigue existiendo «un abismo insalvable». Los países más pobres a nivel mundial se vieron perjudicados por la dependencia de la inversión extranjera de cartera a corto plazo y a largo plazo por la IED, que estaban controladas por los países más ricos. Esto dejó a los países más pobres en manos de los más ricos. Por tanto, los mercados abiertos no pueden ser el modelo de desarrollo para los países más pobres.

En algunas sesiones también se habló de la desigualdad «dentro del país». Algunos economistas noruegos consideraron que las rentas del trabajo son el factor más determinante de la riqueza, excepto entre el 1% más rico, donde las rentas del capital y las ganancias de los activos financieros son más importantes, más o menos como cabría esperar en una economía capitalista. Alicia Girón, de la UNAM México, también confirmó que el reciente aumento de la desigualdad está asociado al incremento de la valoración de los activos, en contraposición a la acumulación de capital, tanto a nivel mundial como dentro de los países, y no está impulsado por factores potencialmente espurios como los cambios demográficos y el crecimiento. En otras palabras, el 1% más rico gana sobre todo por el aumento de los precios de los activos inmobiliarios y financieros.

Uno de los principales activos financieros nuevos para los ricos ha sido la aparición de las criptomonedas. Utilizando la conceptualización marxista del dinero, Juan Huato, del St Francis College, argumentó que los compradores de criptomonedas no estaban obteniendo un gran activo monetario descentralizado, sino que seguían dependiendo del Estado «del que imaginan haber escapado». Edemilson Parana, de la Universidad Federal de Ceará, consideró que el Bitcoin no podrá establecerse como alternativa al sistema monetario actual, ya que no cumple los requisitos elementales del dinero. A pesar de su declarada búsqueda de sustitución del dinero mundial, de estabilidad monetaria frente al supuestamente «inflacionista» dinero estatal y de «despolitización», descentralización y desconcentración del poder monetario, lo que se observa empíricamente es precisamente lo contrario: bajo volumen y rango de circulación, gran inestabilidad frente al dinero estatal, ineficiencia transaccional (económica, ecológica, etc.) y mayor concentración relativa del poder político y económico entre sus usuarios. En definitiva, el incumplimiento de las aspiraciones neoliberales radicales del Bitcoin demuestra que el intento de sus creadores y entusiastas de vaciar el dinero de su contenido social, es decir, de «neutralizarlo», en el capitalismo, es inviable.

Michael Roberts habitual colaborador de Sin Permiso, es un economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2022/01/12/assa-2022-part-one-the-mainstream/pal/Traducción:G. Buster

Comentarios Varios en el Blog del autor:

- Gracias Michael por aguantar e informar. Parece que todo fue considerado, analizado y discutido excepto el elefante en la habitación. ¿Puede la FED actuar contra la inflación sin colapsar los mercados? Todo lo demás es bastante irrelevante. Si el mercado de acciones 'demasiado grande para quebrar' de 54 billones de dólares colapsa, se acaba el juego, se apagan las luces, se acaban los días. La economía estará cubierta. La buena noticia es que si esto sucede, usted y yo finalmente estaremos de acuerdo en que ahora estamos en una depresión.

Considere a los brasileños como yo. Algunos de nosotros sabemos que se avecina un shock de grandes proporciones. Proverbialmente, cuando los países ricos se resfrían, entramos en la UCI con neumonía, en lo que respecta a la economía, China es la excepción, pero, de nuevo, es una potencia económica en sí misma.

Pero es muy poco lo que podemos hacer para proteger nuestros ahorros. Las cuentas de ahorro no son seguras: el gobierno congeló todas las cuentas de ahorro durante más de un año en 1990 para reducir la oferta monetaria y frenar la inflación. Los bonos del Tesoro, que en Brasil pueden ser negociados por cualquier persona, no solo por los bancos autorizados como bonos estadounidenses, tampoco son seguros: los países pobres incumplen su deuda denominada en bonos de vez en cuando, la última vez en 1984 en nuestro caso. Otros instrumentos financieros, como fondos o acciones, son aún más riesgosos para los inexpertos. Los fondos de pensiones privados apenas pisan un terreno más sólido.

- Acabo de leer a un comentarista financiero que señala que los mercados mundiales tardaron 60 años en recuperar las pérdidas de 1929, por lo que espera que después de este colapso tarde hasta 2090 en recuperarse. Dudo que el capitalismo exista para entonces.

- Mientras tanto, la inflación de China está bajo control: http://en.people.cn/n3/2022/0113/c90000-9944011.html

Parece que la teoría de la inflación de Marx (una derivación directa de la teoría del valor) es correcta. Esta presión inflacionaria que estamos viendo en este momento no surge de las interrupciones en la oferta y la demanda o cualquier política monetaria, sino de una reestructuración del capitalismo: EE. UU. simplemente no genera suficiente valor para justificar todos los dólares que está imprimiendo, por lo tanto está importando más productos básicos de los que puede consumir (de ahí el exceso de contenedores de la costa oeste).

De hecho, podemos argumentar que, si no fuera por el intenso e inmenso proceso de impresión de dólares desde 2020, la inflación de EE. UU. estaría aún más fuera de control (aunque podría ir en cualquier dirección: deflación o incluso mayor inflación).

Trump y Biden tomaron la decisión correcta todo el tiempo: utilizaron el hecho de que EE. UU. emite la moneda fiduciaria universal para mantener a flote la economía de EE. UU. lo mejor que pueden. La impresión de dólares está salvando la economía de EE. UU. (al menos, comprándola la mayor cantidad de tiempo posible). Las élites estadounidenses también tomaron la decisión correcta de “financiarizar” durante la década de 1980: si no fuera por este proceso masivo de externalización, el capitalismo probablemente se habría derrumbado hace mucho tiempo, debido a una fuerte caída de la tasa de ganancia.

El capitalismo no puede y no será salvado. Pero los historiadores dentro de 300 años llegarán a la conclusión de que las élites capitalistas de la posguerra tomaron todas las decisiones correctas posibles desde el punto de vista de su propia clase.

Criterios en las redes sobre la inflación en Cuba. Comentario HHC

Dr Oscar Fernandez 

La inacción no puede ser una opción.

En el año 2001 CADECA vendía y compraba dólares a una tasa flexible, aunque acotada, que en ese momento oscilaba entre 20 y 21 cup por 1usd. Con el derrumbe de las Torres Gemelas, las afectaciones inmediatas que eso trajo a los viajes y al turismo y la reducción relativa en las remesas recibidas, se desató una espiral especulativa que inició una rápida depreciación del peso respecto al USD.
En cuestión de días pasó de 21x1 a 26x1.

Y el gobierno de entonces intervino inmediatamente:

1. Fidel apareció en una comparecencia pública asegurando que no se permitiría una devaluación mayor porque no se podía aceptar continuar afectando el poder adquisitivo de la población que ingresa en pesos, o sea, trabajadores de cualquier sector y jubilados.

2. CADECA fijó la tasa de cambio a 26x1 y logró garantizarla.

La espiral se detuvo.

Otras distorsiones surgieron, otras consecuencias vinieron, y se intentaron otras medidas de contención, que en algo acertaron y en algo fracasaron.

Pero el gobierno intervino como supo, porque la peor manera de errar es no hacer.

Las alarmas, que no paran de sonar desde hace meses aunque nuestra prensa no nos quiera preocupar con eso, ahora retumban en todo el territorio nacional.

La inacción no puede ser una opción.


Dr. Julio Vazquez: Oscarito de acuerdo en que hay que hacer algo. Pienso que algo se debe estar analizando. La situacion es muy dificil. Para resolver esto hace falta divisas para incrementar la oferta. Nuestras reservas deben estar muy afectadas, el turismo no acaba de despegar. Cuando se despenalizo la divisa el usd estaba a mas de 120, que si lo comparamos con la actualidad es como si tuvieramos a 300 hoy ( segun la masa de dinero en circulacion de entonces y de hoy). Creo que se ha ido de logica la cantidad de dinero que se esta distribuyendo en algunas empresas por concepto de ganancias sin respaldo de produccion. En aquellos tiempos Fidel libro una cruzada contra el deficit presupuestario y la eficiencia empresarial ademas de poner divisas para abrir CADECA. Hay mucho mas que se puede hacer y no despega como la inversion extranjera, entre otras.

Jesus Benjamin DE ACUERDO JULITO CON LO QUE DICES.

PERO SE HA DICHO QUE EL BANCO ESTÁ LLENO DE DÓLARES QUE NO PUEDE COLOCAR EN LA BANCA EXTRANJERA, ENTONCES PUDIERA DESTINAR PARTE DE ESO QUE DEBE ESTAR GUARDADO EN LA BÓVEDA EN BELASCOAIN Y PONERLO EN MOVIMIENTO. ESOS DÓLARES, SI ESTÁN, TENDRÍAN LA CATEGORÍA MONETARIA DE ATESORAMIENTO, Y ESO NO DA REPRODUCCIÓN.

TAMBIÉN ESTÁ LO DEL DESTINO DE LA DIVISAS. LA PRODUCCIÓN NACIONAL DE REFRESCOS BAJO MÍNIMOS Y EN CAMBIO EL MERCADO DE DIVISAS VENDE COCACOLA, PEPSICOLA, FANTA, 7UP, RED BULL Y CUALQUIER TIPO DE CERVEZAS EXTRANJERAS. ESA ECUACIÓN NO ME CUADRA.

CIERTO QUE NO TENGO MÁS INFORMACIÓN QUE LA DE LA PRENSA Y LO QUE VEO EN LA CALLE.

NO CREO QUE TANTAS MENTES PENSANTES EN EL MEP, EL MFP, EL BANCO, ESTEN IMPENSANDO Y NO ESTÉN BUSCANDO UNA SALIDA.

AFECTOS.


Muchos sitúan el umbral de actuación del gobierno para corregir el actual curso de depreciación del CUP en 150 CUP/USD, haciendo referencia a la experiencia de los años noventa. Sin embargo, caen en el fetichismo en el que incurre frecuentemente el gobierno de pensar que los precios son el problema y no la expresión o señales de condiciones económicas subyacentes. El nivel de tipo de cambio no nos dice nada por sí solo del nivel desequilibrio presente en una economía. Para ello se usa otros indicadores como la depreciación en un período dado o en condiciones de dualidad cambiaria, dígase la existencia en paralelo de un tipo de cambio oficial y paralelo/informal, la distancia entre ambos. En nuestro caso utilizaremos este último para analizar el nivel de desequilibrio…

En 1993 el TC oficial era de 1 CUP/USD mientras que el informal 150, mientras que en 2022 el TC oficial e informal era de 24 y 95 respectivamente. La distancia entre ambos en sendos años se refleja en la gráfica. Cómo se observa el nivel de desequilibrio en 1993 era sustancialmente mayor en 1993 que ahora. Para llegar a la diferencia cambiaria máxima del período especial el TC informal tendría que situarse en 3600 CUP/USD. No creo que la resistencia del gobierno a la actuación sea tan rígida en la actualidad como entonces, pero eso también sería especular.




En respuesta a @michelcs97

Súper compleja la comparación por lo "virtual" del tipo de cambio oficial en ambos momentos; en otro contexto o país cuya comercio interno se realiza en moneda de curso legal, el tipo de cambio MN-USD no importa tanto...en nuestro caso si nos dice cuan jodido estamos.


Exacto, mientras más alejado esté el tipo de cambio informal del oficial, mayor es el nivel de desequilibrio.

Comentario HHC: En mi criterio es hora que nuestro estado debe implementar un plan antiflacionario progresivo ( todos los meses) como parte del proceso de toma de decisiones y de correcciones de las desviaciones existentes en la práctica e ir comunicando las mismas, de modo tal que no se siga deteriorando (al menos detenerlo) el salario real de la población, ya que eso solo ocasiona desestimulo al trabajo y deterioro del nivel de vida , sobre todo en los trabajadores del sector estatal y jubilados. Y esa dualidad de efectos es " explosiva". Esta es la verdadera " terapia de choque" que lentamente estamos implementado sin ser ese el propósito, si no se actúa.

No se trata de que estemos peor o no que en 1993, es que ya tenemos experiencias , y no tenemos que pasar por lo mismo. 

Si bien el incremento de las producciones y ofertas de productos es lo ideal y sostenible ¿ En qué tiempo lo lograremos? ¿Con qué inversiones? ¿ Cuál es la expectativa? ¿ Ya todas la producciones agrícolas han cumplido su ciclo productivo varias veces y cuál es el resultado? ¿ Y las medidas en la esfera de la circulación ? ¿ Y el Banco Central que está haciendo? ¿ Y las reducciones del presupuesto de los OAE? ¿ Reducción de plantillas de Ministerios y OSDE y empresas.....?.

¿ Si no se tienen latas para los refrescos, ya los embotellamos en pet masivamente? ¿ Producción de ron, vino ?¿ Producción de cigarros? etc . Para ir recogiendo el circulante e impacten en la disminución de los precios de los productos de primera necesidad en algo.

Espero por otra parte que los USD en posesión del estado cubano y que no se pueden bancarizar por el bloqueo del gobierno del norte, se esten utilizando al menos en la compra de alimentos a EEUU.

¿ El Ministro de Turismo no puede hacer una propuesta  de estímulo para que nos visiten más  la emigración cubana existente en el mundo?  Vean lo que hacen en México con el programa "Paisano" para con sus connacionales.  

¿ La experiencia de la década 90 no sirvió para nada? Los principales actores excepto Fidel , estan vivos ¿ Ya se les tomó en cuenta y se les preguntó que seria lo recomendable en estas nuevas condiciones?

Son medidas integrales en varias direcciones tanto directas como indirectas, las que hay que tomar, si se quiere dar un golpe efectivo en el corto plazo.

FITUR 2022: Presenta Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos oferta de Turismo de Salud en el destino Cuba

  22 de Enero de 2022 4:59pm


Ileana Reyes, jefa de la Central de Ventas de la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos

Dialogamos con Ileana Reyes, jefa de la Central de Ventas de la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos (CSMC, S.A.), quien se encuentra en FITUR 2022 promoviendo un grupo de productos y servicios como parte de la oferta de Turismo de Salud en el destino Cuba.

Al respecto explicó que “Cuba, como país, está diversificando su oferta de turismo, haciendo ofertas integradas donde se unen los atributos de la naturaleza, de la infraestructura turística, los culturales y los relacionados al desarrollo de la salud en Cuba, tanto de programas médicos para personas afectadas, como de programas dirigidos a personas que van a mejorar su bienestar y calidad de vida; además de otros servicios que damos, en el caso de la CSMC, S. A., como es el turismo académico, el turismo de formación o el turismo de posgrado.

¿Han venido a FITUR con programas específicos para trabajar con la turoperación?

Estamos presentando en FITUR una oferta nueva de programas de bienestar y calidad de vida. Tenemos una cartera de más de 24 programas en alianza con las cadenas hoteleras Melia Hotels en Cuba e Iberostar y las agencias cubanas receptivas.

En esta alianza que estamos comenzando con Meliá e Iberostar nos proponemos que los turistas que van a vacacionar en Cuba, tenga, además, la oportunidad de desarrollar programas de salud, algunos de los cuales contienen productos de la biotecnología cubana para la regulación de los aspectos inmunológicos del individuo.

¿Ese turismo de bienestar implica operaciones de estética?

No implica operaciones de estética. Las operaciones de estética ya las estamos ofertando dentro de la modalidad de Turismo Médico, porque estas ya requieren de instalaciones de tercer nivel, que son nuestros hospitales. Ahí sí se mantiene la oferta de cirugía estética. Ya tenemos experiencia de más de 20 años en esta área. Nuestro principal mercado en este rublo es Canadá.

Esta propuesta que tienen, ¿sería por ejemplo una oferta de wellness asociada a tratamientos integrales de salud?

Es algo más que wellness, va más allá, porque el equipo de profesionales que hemos conformado para ofrecer estos servicios son especialistas de Medicina bioenergética y Medicina natural. Usted sabe que en Cuba la Medicina natural y la Medicina bioenergética se estudian en la academia, o sea, son expertos de estos aspectos. Por lo tanto, los programas tienen alta experticia y alto contenido científico en bien de la salud y la prevención de la enfermedad.

Para que lo entiendan mejor nuestros lectores, ¿puede ser un tratamiento de acupuntura?

Sí, puede ser un tratamiento de acupuntura. Agrupa aspectos de la medicina natural, aspectos de la medicina oriental, aspectos físicos de la medicina de rehabilitación, pero todos van encaminados a mejorar la calidad de vida de una persona.

¿Incluyen tratamientos de pérdida de peso?

También los tenemos. Aquí agrupamos, por ejemplo, los tratamientos de pérdida de peso, los tratamientos de regulación del metabolismo, tratamientos de fortalecimiento del sistema inmunológico, tratamientos anti estrés, tratamientos estéticos de la persona, porque la estética también es parte de la salud.

¿Y tratamientos poscovid?

Sí, tenemos estos tratamientos en varias instituciones. La COVID-19 es una enfermedad sistémica, por lo tanto, primeramente, se hace una evaluación y, en dependencia de la afectación que ha quedado posterior a la COVID, se hace un programa de rehabilitación personalizado de cada persona. Si lo que más se vio afectado fue el sistema respiratorio, pues se orienta hacia el sistema respiratorio; y si se afectó otro sistema como el neurológico, se orienta hacía ahí, en dependencia de la secuela que dejó la enfermedad.

Los operadores que han tenido ustedes como visitantes en la feria que les solicitan sus servicios, ¿qué turoperadores han sido, un turoperador genérico, un turoperador específico?

Hay un interés creciente por parte de muchos turoperadores y agencias que vendían al turismo convencional de optar por el turismo especializado, este turismo que puede ser de grupos, en el caso de los programas de bienestar y calidad de vida, y pueden ser individuales en el caso de los programas médicos.

Nosotros somos una agencia receptiva, o sea, la CSMC, S. A. cuenta una estructura que tiene una central de ventas, de reservas, que nosotros le llamamos el Centro de coordinación y tramitación, donde los turoperadores especializados y agencias especializadas envían sus solicitudes. Ahí un grupo de profesionales con dominio de las materias médicas, con dominio de idiomas y de todos estos programas confeccionan las ofertas. Pueden ser ofertas estándar, ya preconcebidas, que el cliente compra; pero pueden ser ofertas, sobre todo en la parte del turismo médico, que se confeccionan a la medida de la persona que solicita el servicio.

¿La salud mental entra dentro de estos servicios?

La salud mental entra dentro de estos servicios, así como los programas para el tratamiento de adicciones. Existen adicciones al juego, al alcohol, a drogas leves y drogas fuertes, y tenemos un programa de más de 25 años de experiencia con excelentes resultados, para reinsertar a estas personas a la vida social, tanto jóvenes como ya adultos.

¿Entidades como el Ciren siguen trabajando con ustedes?

En el caso del Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren), su director nos acompaña en esta feria. En esta área en Cuba tenemos programas exclusivos, programas singulares, o sea que tienen características que comparten con otros países, pero que en Cuba también tienen características especiales; y en ese caso está la restauración neurológica. O sea, rehabilitación neurológica existe en el mundo, pero la restauración neurológica con los procesos que la acompañan, son originales de Cuba, después de años de experiencia y de trabajo, basados en la ciencia; con excelentes resultados y una recuperación en más corto plazo de las potencialidades neurológicas, en comparación con otros protocolos existentes en el mundo.

¿Y el Quinqué y El Cocal?

Estás son nuestras villas de adicciones, que se encuentran en un medio natural. La particularidad que tiene el programa cubano antiadicciones es que no usa placebos como parte del tratamiento, sino que es la suspensión brusca de la droga, con tratamiento intensivo por un grupo multidisciplinario y personalizado.

¿Algún otro servicio o institución a mencionar?

Particular importancia está cobrando la demanda de terapias para el cáncer, por ejemplo del cáncer de pulmón de células no pequeñas; del cáncer de cabeza y cuello, y el cáncer de piel, que se tratan con las vacunas y anticuerpos monoclonales, que son productos de la Biotecnología cubana.

En cuanto a los procesos de adelgazamiento y su recuperación, tienen algún hospital especializado, o algún servicio especializado en ese tipo de programas?

La obesidad está ligada a enfermedades metabólicas y tenemos un centro para diabetes, para el control del metabolismo, en el caso que se asocie a enfermedades endocrinas, pero tenemos también la regulación del peso corporal ya en centros asociados al turismo, como es el Centro Topes de Collantes. Tenemos una alianza con este centro para desarrollar programas de regulación del peso corporal, y en La Habana tenemos el Centro Internacional de Salud La Pradera, donde funcionan también programas de calidad de vida.

Cuba es un país que tiene centros de termalismo importantes y que estaban en plena recuperación, ¿cómo llevan la recuperación y puesta en marcha del turismo termal en el país?

Lo primero que se está haciendo es certificando, sacando las licencias de operación de nuestros centros termales, porque deben estar certificados y tener licencia para poder ser utilizados en función de la salud humana, y, en general, para que las personas vayan a ellos.

Además, estamos en un proceso que está incluido en la cartera de inversión extranjera de la CSMC, S. A.

Nuestras aguas mineromedicinales están catalogadas como de alta calidad por sus contenidos minerales y sus propiedades físico-químicas, pero es necesario, en los lugares donde están enclavadas, llevar a cabo una inversión para hacer que estos lugares sean un destino turístico, al mismo tiempo que sean un destino de aprovechamiento de sus propiedades para la salud. Por lo tanto, estamos en busca de inversionistas que puedan aportar financiamiento para rehabilitar estos lugares y, por supuesto, mercados, y poder reactivar lo que fue una de las principales motivaciones para viajar a Cuba por motivos de salud.

¿Van a asistir a ferias o eventos, como Termatalia, por ejemplo?

Tradicionalmente hay una presencia de la CSMC, S.A. en Termatalia. Por la pandemia han habido dificultades, pero una buena noticia es que se inauguró hace dos meses en Cuba la Cátedra Internacional de Turismo de Salud Termal y Bienestar, con el objetivo de preparar al recurso humano en Hidrología Médica y Termalismo, tanto en la Universidad de La Habana, donde se abrió una sección en la Facultad de Turismo, y también en la Universidad de Ciencias Médicas, por lo que la perspectiva es un futuro de estudio y profundización de la utilización de las aguas mineromedicinales de Cuba en función de la salud, y también como destino turístico.

La CSMC, S.C. está buscando inversores en general para la rehabilitación de diferentes instalaciones hoteleras, hospitales o de tratamientos específicos con aportación de equipamientos?

Las principales líneas de búsqueda de inversión extranjera de la CSMC, S.C. están dirigidas al desarrollo de los centros termales, al desarrollo de centros de calidad de vida y también al desarrollo de clínicas y hospitales fuera de Cuba. Por ejemplo, si se necesita en algún país hacer hospitales o clínicas, Cuba tiene una amplia experiencia en administración, un ejemplo es el hospital nuestro de Qatar; por lo tanto, se puede unir la experticia en administración de centros de salud, el personal médico cubano, los protocolos de nuestros programas, el financiamiento de otros países, y triangular estas potencialidades, para hacer clínicas mixtas en el exterior, o dentro de Cuba, básicamente los centros de Calidad de Vida.

https://www.caribbeannewsdigital.com/es/fitur/fitur-2022-presenta-comercializadora-de-servicios-medicos-cubanos-oferta-de-turismo-de-salud