Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 27 de marzo de 2019

¿Renace la Industria Ligera cubana? (+ Video)

Por: Oscar Figueredo Reinaldo, Yunier Javier Sifonte Díaz
Publicado en: Foro Debate
En este artículo: Cuba, Economía, Gobierno, Industria, Ministerio de Industrias (MINDUS), Servicios
26 marzo 2019 


Clave en la satisfacción de las necesidades de nuestra población y en la economía nacional al sustituir importaciones y aumentar las exportaciones, el grupo empresarial emprende un amplio proceso inversionista que debe permitir en el corto, mediano y largo plazo revertir la situación en la que se encuentra. Cubadebate le invita a participar en el foro debate sobre el tema.



Perfumería, los artículos gráficos, las confecciones textiles, el mobiliario, el calzado o los artículos deportivos son alguna de las actividades fundamentales.
Una de las entidades esenciales para garantizar las ventas minoristas en Cuba es el Grupo Empresarial de la Industria Ligera (GEMPIL). Surgido hace seis años a partir de la unión de 31 empresas existentes en el país, el grupo enfoca su trabajo en 15 actividades y tiene presencia directa en 98 municipios del país.
Según explicó su Presidente, Roberto Cabrera Zamora, actualmente el grupo cuenta con 172 Unidades Empresariales de Base, así como con 307 fábricas que garantizan producciones vinculadas a la perfumería, los artículos gráficos, las confecciones textiles, el mobiliario, el calzado o los artículos deportivos.
Como un aspecto novedoso en la gestión de GEMPIL, Cabrera Zamora comentó que en los últimos años han adoptado un esquema que permite a los clientes asumir los gastos para la compra de las materias primas destinadas a satisfacer sus propios intereses.  “Es un buen ejemplo de vínculos entre las empresas y de encadenamiento productivo, porque garantiza el financiamiento de inversiones beneficiosas para todos”, argumentó.
Asimismo, el Presidente de GEMPIL puntualizó que un esquema similar fue aprobado en junio de 2018 para las exportaciones. Aunque de momento funciona esencialmente para productos de perfumería, pieles, envases y embalajes, permite que por cada peso invertido en exportación, el Grupo recibe alrededor de 95 centavos.
Otro aspecto importante en el trabajo de GEMPIL lo constituye la sustitución de importaciones. Sobre el tema, el Presidente del Grupo aseguró que se dan pasos sólidos hacia ese objetivo. Aunque todavía quedan áreas por explorar, valoró el proceso como positivo y llamó a crear más capacidades y la incorporación de nuevos productos confeccionados en Cuba para entregarlos al mercado interno.
“Por primera vez en el plan de 2019 se registran 51.5 millones de pesos por concepto de sustitución de importaciones. Ya tenemos productos con mayor presencia en las tiendas minoristas, como los colchones o las pinturas. Todavía no suplen las necesidades pero son pequeños pasos”, agregó.
De hecho, el Presidente de GEMPIL dijo que esos pequeños ejemplos representan un 40 % de ahorro respecto a otros años. Al valorar el asunto, aseguró también que eso permite invertir el dinero en otras líneas importantes para el desarrollo y el bienestar del país, como los programas de salud o la confección de uniformes escolares.
Sobre el tema, también se mostraron otros ejemplos positivos, como las 400 toneladas dejadas de importar por la Empresa Textilera Desembarco del Granma, en Villa Clara, gracias al rescate de producciones nacionales. De igual manera, el directivo comentó que el país percibirá un ahorro de 10 millones de dólares gracias a la producción en Cuba de los tejidos necesarios para la confección de los uniformes escolares.
“Ejemplos así no solo muestran las potencialidades para el ahorro de recursos, sino también la reanimación de la industria y la garantía de puestos de trabajos para cientos de obreros”, puntualizó Cabrera Zamora.
Sobre otros aspectos importantes, el Presidente de GEMPIL comentó que todavía quedan grandes potencialidades en la industria de productos deportivos, sobre todo en los que utilizan pieles. No obstante, se evidencia un avance importante en los encadenamientos productivos para esta y el resto de las líneas de producción.
Por su parte, el directivo explicó que para el 2019 existe un plan de exportación mayor que el año anterior, pero que todavía resulta insuficiente para las necesidades del país y las potencialidades de la Industria Ligera cubana.

Plan de 2019: Garantizar los programas priorizados




Otra de las prioridades es la producción de envases y embalajes .

Mientras tanto, sobre los resultados del último año Mirla Díaz Fonseca, Vicepresidente Primera de GEMPIL, explicó que no se lograron cumplir todos los planes. No obstante, para 2019 se mantienen los 25 productos que identifican al grupo: jabones, detergentes, perfumería y cosméticos, tejidos, calzados, talabartería, artículos plásticos, artículos deportivos,  confecciones, la industria poligráfica y los muebles.
Sobre el financiamiento para el actual año, Mirla Díaz puntualizó que se pretende crecer en un 2 % en las producciones destinadas al turismo, así como un 6 % en las ventas a la población en las cadenas de Tiendas Caribe y del Comercio Interior. Además, se aspira a crecer un 3 % en las exportaciones. Sobre esa última cuestión, la directiva dijo que aun es un aumento insuficiente.
En sentido general, se proyecta un mejor balance en el flujo de producción y un fortalecimiento de las producciones dedicadas a la población y no tanto a las instituciones.
“Los niveles de actividad planificadas para el 2019 en la Industria Ligera aseguran las prioridades para respaldar los principales programas que impactan en la población, las exportaciones, la sustitución de importaciones, el turismo, la salud pública, la dinámica demográfica, la producción de medicamentos, alimentos, la educación, la defensa y la construcción de viviendas”.
Así, la Vicepresidenta Primera de GEMPIL, explicó que prestan especial atención a los productos con impacto en la circulación mercantil y destinados a la venta liberada a la población, como el aseo, las confecciones, el calzado, los productos plásticos las pinturas y el mobiliario.
De igual manera, también es prioridad la producción de almohadillas sanitarias, gasa quirúrgica, estuche para medicamentos y otros elementos indispensables para el Sistema Nacional de Salud.
Otras producciones que inciden directamente en la agricultura, la producción azucarera, la educación, el turismo y la satisfacción de bienes de primera necesidad aparecen también como prioridades en los planes económicos para el actual año.

Inversiones para seguir creciendo


La producción de almohadillas sanitarias también centra los proyectos inversionistas.
Dotar de tecnología moderna y amigable con el medio ambiente, sustituir importaciones y lograr productos de mayor calidad, son algunos de los propósitos del amplio proceso inversionista que se ejecuta hoy en la Industria Ligera.
Laureano Rodríguez Truy, Vicepresidente del Grupo Empresarial de la Industria Ligera comentó en la Mesa Redonda que entre 2015 y 2019 las inversiones han crecido un 8%, lo que se traduce en más de 128 millones de pesos para 2019.
Entre los proyectos de mayor impacto está el que se ejecuta en la impresión de la prensa cubana. “Este permitirá unir todos los procesos que van desde la edición hasta la distribución del periódico a cargo del Grupo Empresarial Correos de Cuba. En estos momentos se realiza una remodelación de todas las instalaciones que facilitará tener periódicos en colores”, acotó.
Esta inversión se inició en el año 2018 con la intervención en la empresa poligráfica de Villa Clara, continúa en 2019 en La Habana y pretende concluir en el 2020 con el centro ubicado en Holguín. “Tendremos no solo periódicos de mayor calidad, sino también podremos diversificar nuestras propuestas gráficas”.
Otro de los sectores priorizados para el OSDE es la producción de las almohadillas sanitarias, un producto con grandes insatisfacciones en la población femenina del país.
En este sentido se informó que se adquirirán en el 2019 dos líneas para las empresas de La Habana y Sancti Spíritus. “Se le ofertará a la mujer cubana almohadilla con mayor calidad, diferentes surtidos como noche, súper noche, con alas y sin alas a tono con las demandas de nuestras féminas”, agregó Rodríguez Truy.
Más adelante detalló que se instalará también una línea automatizada para el detergente líquido en la empresa mixta Suchel Proquimia. Esta inversión posibilitará agilizar el proceso productivo y automatizar cada fase.
Se interviene además el proceso fabril de colchones, el cual permitirá aumentar la comercialización en la cadena de tiendas y suplir las necesidades del sector turístico.
Lauriano Rodríguez Truy, Vicepresidente del GEMPIL, destacó que a tenor con lo política de envases y embalajes de la nación se han ejecutado importantes trabajos en la empresa Compacto Caribe que elabora los cartones ondulados para diferentes ramas de la economía.
En un futuro cercano se prevé también modernizar la producción de fósforos, un proceso que actualmente es manual y con un material de baja calidad.
Otro producto de gran demanda y que contará con mejores bríos en los próximos años debe ser la frazada de piso, tras la adquisición de moderna tecnología para producir los 21 millones de unidades al año que necesita el país, explicó el Vicepresidente del Grupo Empresarial de la Industria Ligera.
El directivo concluyó con un repaso a las inversiones que ejecuta el grupo empresarial en la Zona Especial de Desarrollo Mariel entre las que se encuentran Unilever Suchel, Arthis y Suchel TBV.
En video, la Mesa Redonda

Estancamiento secular, política monetaria y John Law

Michael Roberts Sin Permiso
PDF

La semana pasada, el prestigioso Instituto Brookings convocó una conferencia sobre la eficacia de la política monetaria para estimular y sostener el crecimiento económico. En la conferencia, Larry Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos y profesor de la Universidad de Harvard, y Lukasz Rachel del Banco de Inglaterra, presentó un documento que pretendía revivir, una vez más, la idea de que las principales economías capitalistas están prisioneras de un 'estancamiento secular': “ Nuestros hallazgos apoyan la idea de que, sin políticas de compensación, las economías industriales maduras son propensas al estancamiento secular”.

Según esta tesis, hay un estancamiento a largo plazo en las principales economías capitalistas. A pesar de que los bancos centrales reducen las tasas de interés a cero o incluso por debajo (de manera que los banqueros y los capitalistas son pagados para que se endeuden); y a pesar de que los bancos centrales imprimen enormes cantidades de dinero para comprar bonos y otros activos financieros (flexibilización cuantitativa), el crecimiento del PIB real y de la inversión siguen siendo débiles. Aunque las tasas de desempleo están oficialmente cerca de mínimos de ciclo en muchos países, la inflación es igualmente baja, contradiciendo la posición tradicional keynesiana de que hay un equilibrio entre el empleo y la inflación (la llamada curva Phillips).
La estimulación monetaria de los bancos centrales ha fallado, excepto para promover ''burbujas de crédito y especulación de activos financieros y bienes raíces. Por ejemplo, estas son las conclusiones de un estudio reciente sobre el impacto de las inyecciones monetarias del BCE en Europa: “los esfuerzos del BCE para alcanzar su objetivo de inflación serían más creíbles si hubiera una convincente evidencia empírica de que sus políticas de balance es efectivoa a la hora de estimular la producción y la inflación. Nuestra investigación reciente muestra que esta evidencia macroeconómica todavía es deficiente“.
Y hay muchas posibilidades de que se acerque otra recesión económica ante la que los bancos centrales serían incapaces de hacer nada porque las tasas de interés ya están cerca de cero y los balances de los bancos centrales en niveles récord. “Nuestros hallazgos apoyan la idea de que, sin políticas de compensación, las economías industriales maduras son propensas al estancamiento secular. Esto plantea profundas preguntas sobre la política de estabilización en el futuro “. (Summers y Rachel)
En el Financial Times, el columnista keynesiano Martin Wolf se hizo eco de la opinión de Summers y Rachel. Las tasas de interés están cerca de los mínimos históricos y si se defiende la teoría de Fisher-Wicksell de una tasa 'natural' de interés que permite el pleno empleo, pareciera ahora que la tasa de interés natural del 'sector privado' necesaria para lograr puestos de trabajo para todos los que los buscan ha sido negativa.
Por supuesto, esta llamada tasa natural es un concepto dudoso en el mejor de los casos. Pero incluso si se acepta la teoría, como parece que ocurre en el caso de muchos keynesianos [ “Esa es la raíz de nuestro problema: la tasa nominal de interés natural ... hoy es menor que cero, por lo que la Reserva Federal no puede reducir la tasa de interés nominal de mercado aún más”. Brad DeLong] , sólo saca a relucir el problema. La política monetaria ni ha funcionado ni funcionará para relanzar la economía capitalista a un ritmo de crecimiento que desencadene inversión y por lo tanto mantenga los puestos de trabajo cuando aumentan los salarios reales.
En efecto, como he señalado antes, Keynes también se dio cuenta después de que la Gran Depresión continuase bien entrada la década de 1930, que su defensa de las bajas tasas de interés e incluso de la política monetaria 'no convencional' (la compra de bonos del gobierno y la impresión de dinero) no funcionaba: “ahora soy algo escéptico del posible éxito de una política meramente monetaria dirigida a influir en la tasa de interés ... ya que es probable que las fluctuaciones en las estimaciones de mercado de la eficiencia marginal de los diferentes tipos de capital, calculadas a partir de los principios que se han descrito anteriormente, son demasiado grandes para ser compensadas por los cambios posibles en la tasa de interés”. En otras palabras, no existe una tasa natural de interés lo suficientemente bajo como para convencer a los capitalistas a pedir préstamos e invertir si piensan que el retorno de esa inversión sería demasiado bajo. Se puede llevar un caballo al agua, pero no se le puede obligar a beber.
Esta semana, el comité de política monetaria del Banco de Japón se reunió y levantó sus brazos desesperado. Después de años de flexibilización monetaria 'no convencional' del banco central (la compra de bonos del gobierno hasta el 100% del PIB) mediante la impresión de dinero, la enorme inyección de crédito en los bancos no ha tenido ningún efecto para relanzar la economía. Como Darren Aw, economista de Asia Capital Economics, comenta: “Hay una gran probabilidad de que la economía de Japón se contraiga de nuevo en T1 de 2019, por tercera vez en cinco trimestres ... Ante esto, la pregunta clave para el Banco de Japón no es cuando podrá poner fin a su política ultraflexible, sino que puede hacer más para apoyar la economía.” Así, la primera de las tres flechas de la política económica del primer ministro Abe (flexibilización monetaria, el estímulo fiscal y neoliberal de desregulación) ha fallado.
Ahora bien, es cierto que el crecimiento del PIB per cápita en Japón desde el final de la Gran Recesión hace diez años es más rápido que en la mayoría de las otras grandes economías capitalistas.  Pero eso es simplemente porque Japón tiene una población que se ha reducido mucho. El PIB real y nominal (antes de la inflación) prácticamente son los mismos. La producción nacional se ha mantenido más o menos la misma, pero hay menos gente que la genera y la consume. Japón tiene la población trabajadora más pequeña en relación con su población total de las 12 principales economías del mundo.
Sin embargo, la flexibilización monetaria es defendida por los keynesianos, especialmente los más radicales de la escuela poskeynesiana, incluidos los partidarios de la Teoría Monetaria Moderna (MMT). Si el estado y/o los bancos centrales imprimen dinero, este se puede utilizar para estimular la economía capitalista y relanzarla. Al parecer, el dinero no es tanto la raíz de todo mal, como la génesis de todo lo que es bueno. Este sentimiento me recuerda al primer exponente de la magia de dinero - o el 'fetiche del dinero', a saber John Law, que hace unos 300 años tuvo la oportunidad única de utilizar la impresión de dinero para relanzar una economía.
Ann Pettifor, la exponente keynesiana de izquierda de la magia del dinero, ha llamado a John Law un “gran genio calumniado cuya explicación de 1705 de la naturaleza del dinero es inmejorable”.  Este proto-keynesiano era hijo de un rico orfebre banquero escocés. Law nació en Edimburgo, despilfarró la importante herencia de su padre en el juego y una vida de placeres. Condenado por matar a un rival de amores en un duelo en Londres en 1694, Law consiguió salir de la cárcel a base de sobornos y escapó al continente. Allí se dedicó a desarrollar y publicar su teoría monetaria  y sus posibles aplicaciones, que presentó al Parlamento escocés en 1705, publicando su exposición ese mismo año en un folleto,  Money and Trade Considered, with a Proposal for Supplying the Nation with Money (Consideraciones sobre el dinero y el comercio, con una propuesta para suministrar dinero a la Nación,1705) .
Law defendió que el banco central emitiese papel moneda respaldado por 'la tierra de la nación'. Haciéndose eco de la MMT (¿o es al revés?), Law propuso “proveer a la nación” con una cantidad suficiente de dinero. Ello vivificaría el comercio y aumentaría el empleo y la producción. Al igual que la MMT, Law enfatizó que el dinero es una mera creación del gobierno que no tiene ningún valor intrínseco. Su única función es la de ser un medio de intercambio y no una reserva de valor para el futuro.
Law estaba seguro de que cualquier aumento de la oferta monetaria y del crédito bancario no subiría los precios y que la expansión del crédito bancario y del dinero creado por el banco central haría caer la tasa de interés (como la MMT, otra vez). Para Law, como para Keynes después de él, el principal enemigo de su esquema era la amenaza de “acaparamiento”, una práctica contraria al propósito de un mayor gasto. Por lo tanto, al igual que a finales del siglo XIX el fetichista del dinero alemán Silvio Gesell, Law propuso una ley que prohibiría la acumulación de dinero.
Sorprendentemente, el regente de Francia se convirtió en un defensor de las teorías de Law. Aquel regente, el duque de Orleans, nombró a Law director de la Banque Générale en 1716, banco central con el monopolio de la emisión de billetes de banco en Francia. Fue asimismo nombrado director de la nueva compañía del Mississippi, así como director general de las finanzas francesas. La Compañía del Mississippi emitió bonos que estaban supuestamente “respaldados” por el enorme territorio sin desarrollar que el gobierno francés poseía en el territorio de Luisiana en América del Norte.
Este esquema finalmente produjo, no a una economía en auge, sino una burbuja financiera especulativa, de bonos, créditos bancarios, precios, y valores monetarios, que se dispararon de 1717 a 1720. Finalmente, en 1720, la burbuja estalló y Law, empobrecido y muy endeudado, se vio obligado una vez más a huir del país. Law no era tanto un 'genio calumniado' como un “una simpática mezcla de estafador y profeta” según Karl Marx (1894: p.441). Lo que el desastre de Law demuestra es que la mera emisión de dinero por el estado no puede reemplazar la 'economía real' de la producción y el comercio. El dinero por sí solo no genera inversión o producción.
Por supuesto, los keynesianos modernos (a menos que sean de la variedad MMT) no promueven la impresión sin fin de dinero para que los gobiernos y el sector privado lo gasten. Esto se debe a que se han visto obligados a reconocer, como John Law en 1719-20, como Keynes en 1933, y como Abe en Japón ahora (y los teóricos del estancamiento secular), que la impresión de dinero no funciona si los capitalistas y banqueros acaparan el dinero o lo transforman en inversiones especulativas de activos financieros.
Entonces, ¿cuál es la respuesta? Como Martin Wolf dice: “La credibilidad de la ‘tesis del estancamiento secular’ y nuestra triste experiencia con los efectos de la política monetaria demuestran que hemos llegado a confiar demasiado en los bancos centrales. Pero no pueden superar el estancamiento secular. En todo caso, empeoran el problema, a largo plazo. Necesitamos otros instrumentos. La política fiscal es por dónde hay que comenzar”.  Sí, hay que volver a los estímulos fiscales. Pero ¿servirán para algo?
El año pasado el presidente Trump puso en marcha una especia de estímulo fiscal reduciendo los impuestos a los ricos y las grandes corporaciones. Se impulsaron las ganancias después de impuestos en 2017 y el crecimiento del PIB real un poco hacia el 3% anual. Sin embargo, ese impulso ha sido demasiado fugaz. El crecimiento del PIB real en EEUU está cayendo por debajo de la tasa del 1% este trimestre y la inversión empresarial también está disminuyendo.
Una de las flechas de la política económica de Abe en Japón fue el estímulo fiscal.  De hecho, no hay ninguna gran economía que pueda compararse con Japón y los déficits presupuestarios permanentes de su gobierno (tipo MMT).
Japón: los déficits presupuestarios anuales en relación al PIB (%)
Este debería ser la política económica ideal de la MMT y otros poskeynesianos. Pero no ha funcionado en Japón. Japón tiene 'pleno empleo', pero con salarios bajos y con contratos temporales y a tiempo parcial para muchos (especialmente mujeres). El consumo real de los hogares ha aumentado en un 0,4% anual desde 2007, menos de la mitad que antes. Así que el estímulo fiscal no ha funcionado en Japón, que se mantiene en un 'estancamiento secular'.
Y tampoco funcionó en la Gran Depresión de la década de 1930. Después de abandonar la flexibilización monetaria como respuesta política a la depresión, en el diario Los Angeles Times del 31 de diciembre de 1933, Keynes escribió: "Por lo tanto, como el primer motor en la primera etapa de la técnica de la recuperación, puse un abrumador énfasis en el aumento del poder adquisitivo nacional resultante del gasto gubernamental financiado con créditos y no simplemente una transferencia a través de impuestos de los ingresos existentes. Ninguna otra cosa puede compararse con ello”. La respuesta era la financiación del déficit.
El régimen de Roosevelt  mantuvo déficits presupuestarios consistentes de alrededor del 5% del PIB a partir de 1931,  gastado dos veces más que los ingresos fiscales. Y el gobierno contrató en tandas más trabajadores en los programas de empleo (tipo MMT). Pero todo con poco resultado.  El New Deal con Roosevelt no puso fin a la Gran Depresión. Keynes lo resumió así: “Es, al parecer, políticamente imposible para una democracia capitalista organizar el gasto en la escala necesaria para hacer los grandes experimentos que probarían mi teoría - excepto en condiciones de guerra” (de The New Republic, citado de P . Renshaw, Journal of Contemporary Historia 1999 vol. 34 (3) p. 377 -364).
Wolf reconoce que la política fiscal quizás tampoco funcione. “Es por supuesto esencial preguntar cómo utilizar mejor los déficits de manera productiva. Si el sector privado no quiere invertir, el gobierno debe decidir hacerlo”. Así que si el 'sector privado' (es decir, el sector capitalista) no aumenta las tasas de inversión para impulsar el crecimiento a pesar de tasas de interés negativas y a pesar de enormes inyecciones de dinero público financiados mediante la impresión de dinero, el gobierno tendrá que intervenir para hacer el trabajo, aparentemente.
Por lo tanto, la respuesta keynesiana / MMT es actuar como un contrapeso al fracaso capitalista.  Sin embargo, el sector capitalista determina las decisiones de inversión y las toma sobre la base de la rentabilidad potencial, no el coste de los créditos. Keynes creyó políticamente imposible garantizar una inversión suficiente a través del gasto público - y tenía razón en cierto modo. Sólo un control completo del sector capitalista podría permitir a los gobiernos garantizar el pleno empleo con salarios dignos. En este punto, estoy tentado de repetir el comentario de la keynesiana de izquierda Joan Robinson a los MMT/keynesianos: “Cualquier gobierno que tenga tanto el poder y la voluntad de solucionar los principales defectos del sistema capitalista tendría la voluntad y el poder de abolirlo por completo".
es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2019/03/16/secular-stagnation-monetary-policy-and-john-law/
Traducción:
G. Buster

El príncipe de Inglaterra coloca la primera piedra de un parque solar en Cuba

Durante su visita oficial a la isla, el heredero de la corona británica fue el encargado de poner en marcha el proyecto fotovoltaico que tiene recursos ingleses





El principe Carlos de Gales en parque solar de La Habana, Cuba. / EFE

El príncipe Carlos de Inglaterra colocó la primera piedra para la instalación de un parque solar, el primer proyecto a gran escala de su tipo que será desarrollado por una entidad británica en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM), el mayor centro empresarial de Cuba.

El proyecto es ejecutado con una inversión de unos 45 millones de libras (equivalentes a 59,42 millones de dólares) por la empresa Mariel Solar S.A, surgida de una licitación de la compañía estatal Unión Eléctrica de Cuba, que fue otorgada a la empresa británica Hive Energy.

La ceremonia que marcó el inicio de la construcción del parque en la ZEDM -a unos 40 kilómetros al oeste de La Habana-, transcurrió en la tercera jornada de la visita oficial del Príncipe de Gales y su esposa Camilla, incluida dentro de una gira por el Caribe.

El director de Mariel Solar S.A., Andrew McDonald, explicó que el enclave, dotado de una tecnología de rastreo capaz de seguir los rayos solares, aportará 50 megawatts al sistema electroenergético de la isla y deberá comenzar la generación en septiembre próximo, aunque su culminación está prevista para dos meses más tarde.

Uso de energías limpias

Cuba recibe un promedio de radiación solar de más de 1.800 kilovatios por metro cuadrado al año, por lo que especialistas de esa materia consideran que esas emisiones pueden convertir al país caribeño en una potencia energética a partir del uso de las fuentes renovables.

La isla solo produce el 40 % del petróleo que precisa, por lo que busca cambiar la matriz energética de cara al 2030 y tiene un plan basado fundamentalmente en la construcción de centrales bioeléctricas y parques solares y eólicos, con el que espera cubrir con energías renovables el 24 % de toda la generación del país (alrededor de 2.300 megavatios).

El ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera del país caribeño, Rodrigo Malmierca, presente en el acto, dijo que no es la primera inversión del Reino Unido en Cuba y que se espera "no sea la última", según citan medios estatales. Además, recalcó que la isla impulsa actualmente una política que "estimula" la atracción de capital extranjero que provea a la isla de tecnologías y mercado.

Relaciones bilaterales

Malmierca consideró que "se abre un nuevo momento en las relaciones bilaterales, sobre todo en el ámbito económico", a partir del paso en tránsito del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, por el Reino Unido a finales de 2018 y ahora con la visita de la pareja real británica.

Desde que aterrizaron en La Habana el pasado domingo, el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles han desarrollado una agenda intensa y diversa que tuvo el lunes su segmento de mayor nivel con el recibimiento oficial por el presidente Díaz-Canel.

El heredero de la corona británica y su esposa también han recorrido el casco histórico de la capital cubana que en unos meses cumplirá 500 años, se han reunido con emprendedores privados, con coleccionistas de antiguos autos y motos de fabricación británica, y visitaron una finca de agricultura orgánica.

Cuba: Sin innovación no hay despegue económico

Innovar es correr riesgos, y nuestra cultura del riesgo aun está en niveles muy elementales.

 

por Dr.C Juan Triana Cordoví , On Cuba



Homo sapiens lo había logrado. Luego de mucha observación –y quizás algo de suerte– había conseguido no solo producir fuego: también había logrado conservarlo e incluso ya podía trasladarlo. Ninguna otra especie vecina lo había podido hacer.

Descubrí, gracias a un documental, que existe una especie de mono en Costa Rica que es capaz de utilizar piedras para abrir las ostras. Llevan siglos haciéndolo, sin embargo no han logrado el “aparato” que les permita hacerlo más fácil. Ellos, siglo tras siglo, siguen golpeando las ostras con una piedra.

En una región del noreste de La India, los elefantes han aprendido a derribar los postes de las cercas eléctricas para acceder a los sembrados de alimentos de los pobladores y alimentarse (es un terrible conflicto que cuesta todos los años la vida de decenas de seres humanos y de elefantes). Sin embargo, a pesar de su inteligencia ancestral, los elefantes no han podido “producir sus propios alimentos”, y qué decir de los castores y esa habilidad natural para crear diques, siempre con sus dientes y patas, desde hace miles de años. Pero tampoco ellos han podido innovar y hacerse de algún tipo de utensilio que les facilite la tarea.

Innovar, esa especie de mezcla o combinación entre capacidad de aprender, imaginación y habilidad para construir algo nuevo usando esas tres habilidades, parece que es única del homo sapiens. Durante años y años fue una habilidad usada y a la vez desconocida, homo sapiens era innovador pero… ¡ignoraba qué era la innovación!

Los economistas tenemos que agradecer a un austríaco, Joseph Shumpeter, haber llamado la atención sobre el papel de la innovación en los procesos de crecimiento y de desarrollo y en haber puesto énfasis en el papel del empresario innovador en estos. No es que antes otros economistas no hubieran abordado el tema de una u otra manera, pero fue Schumpeter quien, tan temprano como inicios del siglo pasado, alcanzó a mostrarnos la importancia de la innovación e introdujo aquel famoso concepto de destrucción creativa y algunos otros más.

El sapiens cubanus, como llamaré a este miembro de la gran manada de sapiens, es también innovador. Ya desde mucho antes del período especial había usado y desarrollado esa habilidad. Solo así se puede explicar que a pesar del corte de suministros y piezas de repuesto procedente de Estados Unidos prácticamente desde el mismo año 1959, las industrias de tecnología norteamericana que había en nuestro país –o sea, casi todas– no se hubieran detenido.

La versión moderna y soft de esa habilidad natural hoy se puede ver en esos flamantes “carros de época” norteamericanos, buena parte de los cuales unos años atrás apenas alcanzaban el título de “cacharros”.

Esa capacidad para innovar ha sido utilizada día a día por el cubano común y corriente a fin de hacer más fácil su cotidianidad. Siempre recuerdo los múltiplos usos que a inicios de los años 90 muchos cubanos les dieron a aquellas famosas lavadoras rusas Aurikas, y que iban desde máquinas para echar aire hasta sorbetera para producir helados, pasando lógicamente por cortadoras eléctricas de césped.

Es cierto que hay innovaciones e innovaciones, pero no es este el espacio para desarrollar una discusión científica acerca del carácter y los tipos de innovaciones, otros colegas (Ileana Díaz, Ricardo Torres, Oscar Fernández, Mario Rodríguez Font hace ya varios años) con mucho más conocimiento que yo sobre este tema han escrito al respecto.

Es cierto también que en todos estos sesenta años las políticas de Educación, Ciencia y Cultura adoptadas por el Estado cubano han sido un factor importante en consolidar, amplificar, mejorar, extender esa capacidad genética innata del sapiens cubanus. Pero lo que ha funcionado para la cotidianidad y la vida diaria no ha tenido el mismo resultado en términos macroeconómicos.

Si revisamos los datos, encontraremos una realidad que no acompaña a aquel esfuerzo.

Así, nuestras exportaciones de bienes siguen concentradas en productos de bajo valor agregado y, con excepción de algunos productos de la farmacéutica biotecnológica, resulta muy difícil encontrar empresas cubanas que se distingan por colocar “nuevos productos de alto contenido tecnológico” en el mercado mundial; ya sea como productos terminados o finales o como “insumos” para cadenas globales de valor. Una parte importante de las investigaciones realizadas en nuestros centros de investigación apenas son conocidas y menos aún utilizadas por el sistema empresarial cubano.

Este último es un viejo problema una y otra vez repetido y nunca resuelto a pesar de todo lo que se ha dicho y del convencimiento de que sin ciencia, tecnología e innovación será muy difícil alcanzar las metas de desarrollo a las que aspiramos.

Hace ya algún tiempo, desde un programa de la televisión cubana me enviaron el siguiente cuestionario:

1. ¿Cuáles son los principios rectores de la política de innovación, tecnología y desarrollo en Cuba? ¿Qué espacio ocupa en el modelo de desarrollo por el que apuesta Cuba?

2. ¿De qué manera se innova en la empresa cubana? ¿Está la innovación asociada a la solución de problemas específicos en el área de la producción y los servicios en el del día a día o al cambio tecnológico?

3. ¿En qué términos se plantea la relación entre centros de investigación y las universidades? ¿Qué nivel de aplicación tienen las investigaciones universitarias en la aplicación en la industria?

4. ¿Qué nivel de acceso tienen las empresas cubanas a las redes nacionales de información y la Internet, y cómo el entorno digital es usado como parte de la gestión de conocimiento para mayor productividad en las empresas cubanas?

5. ¿En qué medida los directivos a diversos niveles tienen en cuenta los resultados de los Forums de Ciencia y Técnica en la toma de decisiones en una empresa, y el conocimiento de los obreros a pie de obra?

6. Cuba actualiza su modelo económico y social, ¿hasta qué punto el sector no estatal forma parte del esquema de innovación. ¿Para qué sirve la innovación en el sector no estatal?

7. Cuba cuenta con un notable desarrollo en el área de la innovación científica en biotecnología, por ejemplo. ¿Qué limita llevar esta experiencia a otras áreas menos favorecidas en lo concerniente a innovación?

8. ¿Qué cambios organizacionales a nivel de empresas pueden o deben ser dados en aras de que la innovación y la tecnología tengan mayor protagonismo en la economía y sociedad cubana?

9. ¿Cuáles son las reservas y potencialidades de Cuba para aplicar una política más efectiva en materia de innovación, tecnología y desarrollo?

Cada una de esas preguntas da para un libro y algunas para dos.

Hace muy poco, el 12 de marzo pasado, Cubadebate publicaba el podcast titulado La Ciencia ¿Gasto o inversión? Desafíos del vínculo universidad – empresa, donde un grupo de calificados compañeros abordaron este tema y respondieron preguntas parecidas. Se habló allí, de nuevo, de la necesidad de un ecosistema para estimular la innovación, de lo impostergable que resulta generar incentivos para que los profesores e investigadores se beneficien cuando una empresa utilice sus conocimientos, de la poca capacidad de asimilación de nuestras empresas, de que se trabaja en una nueva política que está encaminada a generar ese ecosistema, a romper trabas, a generar incentivos, a crear parques tecnológicos (surgieron en los años 50 del siglo pasado, en mi experiencia personal muchos compañeros llevan más de dos décadas luchando por ellos).

En Cuba, sin embargo, lograr tener incubadora de empresas aún no está suficientemente cerca, que los profesores universitarios puedan crear sus propias empresas tampoco parece estarlo, que un sapiens cubanusconvierta una buena idea en un buen producto y que puede crear su empresa esta tan lejos como el horizonte.

¿Acaso esto no es bueno para el país? ¿Acaso no es esta una forma de conservar la fuerza de trabajo calificada? ¿No ayuda esto a la prosperidad que intentamos alcanzar?

Es cierto que en sectores como el de la biotecnología algo se ha logrado, incluso en el vínculo Universidad – Empresa, pero es cierto que en ese sector apenas está el 1% de las empresas cubanas.

Son muchos los factores a poner en línea si queremos que la innovación se convierta en un factor realmente decisivo de nuestro desarrollo y contribuya adecuadamente al crecimiento económico.

A nivel de la economía institucional, habría que alinear los sistemas legales asociados a este asunto, el aparato burocrático de las organizaciones, los intereses individuales, colectivos y nacionales y los incentivos. Esto necesitamos un diseño de políticas y estructuras organizacionales coherentes con el propósito de innovar; sin embargo, tenemos aún resoluciones como la 138 del Ministerio de Finanzas y Precios que se convierte en un desincentivo a la innovación.

La misma forma en que se concibe la planificación se convierte en una gran traba a la aspiración de fomentar la innovación. Lo que se le exige a la empresa estatal es cumplir un plan, generalmente concebido como un incremento o decremento en relación a lo alcanzado el año anterior, pero dónde obtener nuevos productos y colocar nuevos productos en los mercados no alcanza a tener un rango relevante ni incentivos adecuados.

Para el empresario estatal cubano impulsar la innovación compite con mejorar salarialmente a los trabajadores de sus empresas, implica correr riesgos tales que puede incumplir el plan, tener que encontrar “caminos” que le permitan dedicar recursos (tiempo, trabajadores y financiamiento) a una especia de aventura, que de conseguirla, no tendrá un gran impacto en su status, y probablemente el impacto sobre los ingresos de los trabajadores de su empresa y los de el mismo tampoco sean significativos. Y al final, para qué correr el riesgo si la empresa estatal cubana no tiene que competir por mercados y clientes, sino que estos les están dados desde arriba. Innovar es correr riesgos, nuestra cultura del riesgo aun está en niveles muy elementales. Los datos hablan por sí solos:

Según un artículo titulado “Sobrecumplimiento excesivo de utilidades en empresas cubanas en la mira de Finanzas y Precios”, en el año 2018 se distribuyeron utilidades en el sistema empresarial estatal cubano por un valor de 4306 millones de pesos, el 60% estuvo asociado a mejorar la situación de los trabajadores y solo el 3% fue dedicado a investigación y capacitación.

Me he concentrado en el sistema estatal empresarial, que es y debe ser el motor mayor de nuestra economía, pero si miramos hacia el sector no estatal, que ni siquiera aparece incluido dentro de nuestro sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, entonces encontramos muchas oportunidades desperdiciadas. Pero este subsistema merece un espacio propio. Lo mismo podríamos decir de los sistemas locales de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Hay mucho trecho por andar aún en esa tarea de crear el ecosistema adecuado para la innovación, por encontrar los caminos adecuados. Ojalá que no demoremos otros cuarenta años en encontrarlo.

¿Por qué mi economía no se entera de si creció el PIB?


Por José Armando Fernández Salazar

En 2018 el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba fue estimado con un crecimiento del 1,2 por ciento, lo cual, si bien trajo la buena nueva de que la economía nacional no se contrajo, igual no fue capaz de crecer lo suficiente para promover el desarrollo de la estructura económica nacional, un objetivo cumplible si los ritmos sobrepasan el siete por ciento anual, de acuerdo con expertos.

No obstante, cuando la noticia es presentada por los medios, inmediatamente asalta la pregunta: ¿dónde está ese crecimiento del PIB en mi economía familiar?

Se trata de un cuestionamiento lógico, aunque es como pedirle peras al olmo, porque este índice no fue concebido para medir la microeconomía, sino para contabilizar la producción de los bienes y los servicios de un país en un cierto periodo. Fue creado por el economista Simon Kuznets durante la Gran Depresión de Estados Unidos en la década de 1930, y luego de la Segunda Guerra Mundial alcanzó gran popularidad.

Muchos especialistas lo enarbolaron como el indicador ideal para medir el bienestar de los países; sin embargo, su propio creador lo cuestionó porque se convirtió en una medida de la actividad económica en la que cabía todo lo que interesaba a la producción, incluyendo lo bueno y lo malo.

Actualmente las métricas del PIB han sido ampliamente superadas sobre todo porque lo que más valoran los seres humanos son servicios y productos intangibles y la insistencia en la producción y el consumismo nos ha llevado a situaciones como que en 2018 la Humanidad gastó el equivalente 1,7 veces la cantidad de recursos naturales de la Tierra que se podían reponer en un año.

El tráfico de drogas, la prostitución, el incremento de olas decrímenes o de la contaminación ambiental, son elementos nocivos a cualquier sociedad, pero que al contabilizarse en el PIB denotan una economía en ascenso.

En el otro extremo aparecen servicios y prestaciones intangibles que impactan directamente en la calidad de vida de las personas no así en la expansión del PIB. Al respecto, el líder revolucionario Fidel Castro señaló durante un discurso al clausurar la “Conferencia Mundial Diálogo de Civilizaciones. América Latina en el siglo XXI: Universalidad y Originalidad”, en el Palacio de las Convenciones, el 30 de marzo de 2005:

“En nuestro país no hay publicidad comercial, no, por eso todo lo que produce la televisión aporta cero PIB, los servicios de educación, de salud de Cuba y de recreación tienen casi cero PIB, porque son gratuitos, no se cuentan; de esa forma una tonelada de cemento puede valer más que una vida. Alguien puede salvar una vida, porque a lo mejor un médico le hizo que latiera de nuevo el corazón y dio tiempo aque llegara a un hospital, eso vale menos que una tonelada de cemento, porque eso no aportó nada al PIB”.

En ese sentido, en 2010 la Comisión Internacional sobre la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social publicó el informe Medir nuestras vidas: las limitaciones del PIB como indicador de progreso, en el cual señaló que este indicador circunscribe el bienestar al éxito material e introduce distorsiones en las políticas gubernamentales para elevar la calidad de vida de las personas.

Otro estudio presentado en el VI Foro Mundial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre Estadística, Conocimiento y Políticas, evidenció la relación opuesta entre crecimiento del PIB y desigualdad y falta de sostenibilidad, evidenciando que en naciones con grandes crecimientos sostenidos se aprecia un incremento del daño al medio ambiente y la aparición de brechas de riqueza y trampas de desigualdad.

Varias organizaciones internacionales y territorios han intentado consolidar otras formas de medir el éxito de una economía con el ánimo de proponer políticas orientadas a incrementar realmente el bienestar de las sociedades sobre la base de la sostenibilidad y la equidad social.

Por ejemplo, en 2018 el Banco Mundial lanzó el indicador conocido como Índice de Capital Humano que clasifica a los países de acuerdo con cuánto invierten en sus juventudes. Para su métrica de 157 países, la institución estudió la cantidad y calidad de la educación que se ofrece a los niños, así como la tasa de mortalidad entre los menores de cinco años, entre otras variables.

La OCDE en 2013 lanzó su Índice para una Vida Mejor, formado por una variedad de métricas que reflejan mejor aquello que constituye y promueve el bienestar como, por ejemplo, la salud, educación, acceso y calidad del empleo, seguridad, satisfacción, balance vida-trabajo e ingresos, entre otros.

Otro indicador alternativo lo constituye el Índice del Desarrollo Humano, que surgió en 1990 a instancias de un informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en el cual se incluyen parámetros como la esperanza de vida al nacer, años promedio de escolaridad y años esperados de escolarización e ingreso familiar disponible o consumo per cápita.

Mientras economistas, científicos sociales y estadísticos buscan una manera de evaluar de manera más real el efecto de la macroeconomía, en el bienestar y la calidad de vida de la población, todo apunta a que es un error circunscribirlo al éxito material o el incremento del consumo individual.

Esa realidad se materializa en Cuba bajo el enfoque de un Estado cuyo presupuesto, en más de un 50 por ciento, se destina a los servicios sociales, que son gratuitos y universales. La reparación de hospitales y la introducción de nuevas tecnologías, la rehabilitación de escuelas y la asistencia social, e incluso los subsidios de servicios y productos, son prestaciones que no solo se mantienen, sino que cada año reciben un incremento para que mejore su calidad.

Esto se desvirtúa si los dineros invertidos se van por el caño de la mala calidad o la corrupción.

Si se aspira a evaluar o medir el bienestar y la calidad de vida necesariamente hay que salir de los marcos estrechos del crecimiento económico personal y buscar en la sociedad la mejoría de los servicios, un mayor acceso a las oportunidades y garantías para la sostenibilidad de nuestros derechos y su continua ampliación. (ACN)