Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 15 de julio de 2016

Jugar bien la carta del agua

Por Raquel Sierra, Opciones

En los últimos años, el clima parece haberse ensañado con el archipiélago cubano. En ocasiones, las lluvias arrasaron más de una vez con los semilleros o ahogaron plantaciones de granos, tabaco y tubérculos. En otras, la falta de precipitaciones hizo similar o mayor daño.

La baja disponibilidad de agua, indican fuentes del Ministerio de la Agricultura, se ha agravado por la ocurrencia de fenómenos naturales, sequias prolongadas y variaciones en el régimen estacional. Otros daños son inducidos por causas antrópicas: intrusión salina, sobreexplotación y contaminación, lo que se agudiza, además, por las pérdidas de este valioso recurso en las redes y la infraestructura de canales de conducción, que en algunas zonas pueden alcanzar hasta el 60 % de los volúmenes entregados. Por demás, el proceso de prolongada sequía meteorológica perjudica de manera considerable la disponibilidad real.

Como para todo el reino animal, el agua es imprescindible para las plantas. Incluso aquellas que crecen en desiertos y alturas se han inventado las más ingeniosas formas de obtenerla y guardarla. La producción de alimentos es impensable sin el recurso hídrico: no germinarían las semillas, no crecerían las cosechas, ni pensar en la producción de leche o la supervivencia del ganado.

Agua para la comida

En Cuba, el sector agropecuario consume aproximadamente 47 % del agua asignada cada año por el Instituto Recursos Hidráulicos a la economía, entre a 3,5 y 4 000 millones de metros cúbicos, dirigidos a la producción de alimentos. Del total, el cultivo del arroz acapara 57 % del consumo del líquido.

Según Rodobaldo López Valle, jefe del Departamento de Riego, Drenaje Agrícola y Abasto, del Ministerio de la Agricultura, de una superficie total nacional de 10 988 401 hectáreas, 6 240 263 son dedicadas a la producción agropecuaria, para el 56 % del área total. De ellas, solo 459 007,5 hectáreas, 7,3 % del área agrícola se encuentran bajo riego.

La ejecución del balance de agua en los últimos tres años se ha comportado de forma ascendente, en 2013 el consumo fue de 83 %; en 2014, 87 %, mientras que el pasado año disminuyó a 75 %, debido a la no disponibilidad de los embalses en todo el país con mayor peso en provincias como Pinar del Rio, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, explicó.

Mover el dominó

El país ha determinado entonces cambiar el actual panorama, mediante un programa que tiene entre sus principios básicos el uso eficiente de este escaso bien natural.

Las proyecciones hasta 2020, que incluyen medidas ya en curso, persiguen incrementar el área bajo riego a un 9 % en relación con el área agrícola, alcanzar una cobertura hidrométrica del 15 % en canales de riego y 48 % en sistemas de riego, elevar la eficiencia en el uso del líquido en canales hasta un 45 %, recuperar progresivamente las áreas bajo riego sin valor de uso por las diferentes técnicas de regadío, reducir aquellos terrenos con dificultades en el drenaje y disminuir la contaminación de las aguas.

Para ello, se trabaja en la identificación de cinco polos productivos donde se ejecutan inversiones estratégicas que incorporan áreas bajo riego agrícola en los sistemas hidráulicos en el centro del país: Paso Bonito-Cruces, Zaza-Ciego y Zona Norte de Villa Clara, Programa de soya-maíz de Matanzas, así como la ejecución de las obras de la agricultura asociadas al Trasvase Este-Oeste.

Otros programas, dijo López Valle, se encaminan a la automatización de los procesos agrícolas e industriales en la Empresa de Cítricos Victoria de Girón y la realización de pruebas prácticas con tecnología GPS para la nivelación de los campos arroceros en la Empresa Agroindustrial de los Palacios en Pinar del Río.

No la dejes correr

Las acciones identificadas están dirigidas a incrementar el área bajo riego agrícola en 10 000 hectáreas, priorizando los polos productivos con técnicas de riego eficientes y así disminuir las normas de consumo brutas por cultivos y el incremento de la productividad, elevar la cobertura hidrométrica, aumentar el mantenimiento y la reparaciones a la infraestructura hidráulica existente.

También se proponen ejecutar inversiones estratégicas para incrementar el uso del agua disponible en embalses de bajo aprovechamiento hidráulico, así como continuar los estudios de proyectos vinculados a estos embalses y polos productivos, potenciar las inversiones dirigidas a la erradicación de focos contaminantes que afectan fuentes de abasto, incrementar el tratamiento en aquellas con destino a la población dentro de las administradas por el Ministerio de la Agricultura y aumentar la reforestación en las cuencas hidrográficas y fajas hidrorreguladoras.

Manos a la obra

No son pocas las acciones en curso, algunas de esas previstas para el segundo semestre del año, por la entrada de recursos al país: la construcción de 333 pozos con la Empresa Nacional de Perforación del Instituto de Recursos Hidráulicos, el montaje de 69 enrolladores, que beneficiarán 540 hectáreas, 3 402 sistemas de riego por aspersión, con incidencia en 7 424 ha, introducción de sistemas de riego por goteo soterrado para la producción de plátano en 627,9 ha.

Se prevé también la instalación de 89 máquinas de riego de pivote eléctrico central fabricadas por la industria nacional, que benefician 2 168 hectáreas, de hipocloradores en acueductos, 268 molinos de viento, hidromecanismos para el control y manejo del agua en el programa arrocero, equipos de medición de agua y de metrocontadores en máquinas de riego, lo que permitiría mayor control del uso y las herramientas para continuar optimizándolo.

Las medidas van desde algunas muy avanzadas, por ejemplo, mejoras de campo con tecnología láser en las siembras arroceras, hasta otras muy tradicionales como la limpieza de reservorios de agua (tranques y lagunas) para garantizar el agua al ganado, construir 354 kilómetros de canales para la conducción del agua y el mantenimiento de 1 1 39 km en el programa arrocero, así como la construcción y mantenimiento de cerca de 900 kilómetros de viales.

Concebida de manera integral, la estrategia nacional incluyó un enfoque de protección del entorno con la directiva de transformar unas 3000 estaciones de bombeo con energía diésel -benefician unas 40 800 hectáreas-, en unidades que usen energía eléctrica, así como la reforestación de 16 084 ha, de esas 5 564 ha en cuencas de interés nacional, con el fin de protegerlas.

El ‘blues’ del mercado alcista


Se ha producido un aumento de beneficios sin que haya tenido lugar una expansión económica similar

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Bolsa de Nueva York. AP PHOTO. RICHARD DREW

Como la mayoría de los economistas,no suelo tener mucho que decir sobre las acciones. Los mercados de renta variable son aún más susceptibles que otros a las falsas ilusiones populares y la locura de las masas, y los precios de las acciones suelen tener mucho menos que ver con el estado de la economía o sus perspectivas futuras de lo que mucha gente cree. Como decía el economista Paul Samuelson, “los índices de Wall Street han predicho nueve de las cinco últimas recesiones”.

Aun así, no debemos pasar completamente por alto los precios de las acciones. El hecho de que últimamente los principales índices bursátiles hayan experimentado nuevos repuntes —el Dow Jones ha subido un 177 % desde su hundimiento en marzo de 2009— es interesante y digno de mencionar. ¿Qué nos dicen esos índices de Wall Street?

La respuesta, diría yo, no es del todo positiva. De hecho, en cierto sentido, las ganancias del mercado de valores son el reflejo de una debilidad económica, no de fortaleza. Y entender cómo funciona eso nos ayudaría a comprender el preocupante estado en que se encuentra nuestra economía.

Bien, empecemos por el mito que Samuelson intentaba desacreditar, es decir, la afirmación de que los precios de las acciones son un termómetro de la economía en general. Este mito gozaba de popularidad entre los políticos de derechas, e importantes economistas conservadores publicaron artículos que llevaban títulos como El radicalismo de Obama está destruyendo el Dow.

Curiosamente, sin embargo, empezamos a escuchar frases así con mucha menos frecuencia cuando los precios de las acciones cambiaron de rumbo y empezaron a subir como la espuma, cosa que sucedió seis semanas después de que el presidente Obama asumiese el cargo. (Aunque los sondeos indican que la mayoría de quienes se identifican como republicanos todavía no se han percatado de esa subida y siguen creyendo que las acciones han bajado durante el mandato de Obama).

Lo cierto, en cualquier caso, es que hay tres grandes elementos de discrepancia entre el precio de las acciones y el éxito de la economía en general. Primero, los precios de las acciones son un reflejo de los beneficios, no de los ingresos totales. Segundo, también reflejan la disponibilidad de otras oportunidades de inversión (o la falta de estas). Finalmente, la relación entre el precio de las acciones y las inversiones reales que amplían la capacidad de la economía se ha vuelto muy tenue.

En cuanto al primer punto: evaluamos el éxito de la economía por la medida en que genera un aumento de los ingresos de la población. Pero las acciones no reflejan los ingresos generales; solo reflejan la parte de los ingresos que se traduce en beneficios. Esto no tendría importancia si el porcentaje de beneficios de los ingresos totales fuera constante; pero no lo es.

El porcentaje de beneficios de los ingresos nacionales varía, pero durante los últimos años ha sido bastante más alto que a finales de la década de 1990, cuando las acciones se pusieron por las nubes; es decir, se ha producido un gran aumento de los beneficios sin que haya tenido lugar una expansión económica de escala similar, lo que significa que la relación entre beneficios y prosperidad es escasa, en el mejor de los casos. Lo cierto es que esto no es una fiesta, como en 1999.

En cuanto al segundo punto: cuando los inversores compran acciones, compran también un porcentaje de beneficios futuros. El valor que eso represente para ellos depende de las demás opciones que tengan para convertir el dinero actual en ingresos futuros. Y, hoy en día, esas opciones son bastante malas, ya que los tipos de interés de los bonos del Estado a largo plazo no solo son muy bajos vistos en perspectiva, sino que son cero o negativos si se tiene en cuenta la inflación. Así que los inversores están dispuestos a pagar mucho por los ingresos futuros, de ahí el elevado precio de las acciones a cualquier nivel de beneficios.

¿Pero por qué están tan bajos los tipos de interés a largo plazo? Como explicaba en mi última columna, la respuesta es básicamente la debilidad del gasto en inversión, a pesar de la bajada de los tipos de interés a corto plazo, lo que indica que dichos tipos tendrán que seguir bajos durante mucho tiempo.

Sin embargo, puede parecer que esto plantee una paradoja. Si el sector privado no considera que tenga muchas oportunidades de inversión buenas, ¿cómo pueden ser tan altos los beneficios? La respuesta, diría yo, es que actualmente parece que los beneficios suelen guardar poca relación con la inversión en nuevas capacidades. En lugar de eso, los beneficios provienen de alguna clase de poder del mercado (la posición de la marca, las ventajas de una red consolidada o un buen monopolio a la antigua usanza). Y las empresas que obtienen beneficios gracias a ese poder pueden, al mismo tiempo, tener acciones con precios altos y pocos motivos para gastar dinero.

Piensen en el hecho de que las tres empresas más valiosas de Estados Unidos son Apple, Google y Microsoft. Ninguna de las tres gasta grandes cantidades en ladrillos y mortero. De hecho, las tres acumulan unas enormes reservas de efectivo. Cuando los tipos de interés bajan, no tienen muchos incentivos para gastar más en ampliar su negocio; se limitan a seguir embolsándose dinero, y la ciudadanía sigue dispuesta a pagar más por un pedazo de esas ganancias.

En otras palabras, aunque el hecho de que el precio de las acciones esté más alto que nunca eche por tierra la afirmación de que el Gobierno de Obama ha sido contraproducente para los negocios, no demuestra que la economía goce de buena salud. En todo caso, es un indicio de que en la economía hay demasiadas pocas oportunidades de inversión productiva y demasiado poder monopolístico.

Así que, cuando lean titulares sobre el precio de las acciones, recuerden: lo que es bueno para el Dow Jones no lo es necesariamente para Estados Unidos, y viceversa.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times Company, 2016. Traducción de News Clips.

El dinero y la termodinámica



Uno de los resultados de la educación científica es la de crearnos una tozuda necesidad de encontrar una explicación aceptable para todo lo que nos rodea. A estas alturas del desarrollo de la humanidad ya ni siquiera recurrimos a la mística para explicar aquello que no llegamos a racionalizar. Siempre pensamos que al igual que los terremotos antes eran un misterio y ya no lo son, lo que ahora no entendamos tendrá inevitablemente una explicación racional en el futuro.

Por ello, cuando presenciamos los fenómenos económicos no podemos evitar relacionar, por ejemplo, al dinero con el calor. Al suministrar calor al agua en un recipiente aumentará su temperatura. De acuerdo con ciertas condiciones perfectamente asumibles, va a hervir o favorecer mayoritariamente la evaporación en las cercanías de los 100o Celsius. Entonces habrá acumulado una cantidad de energía obtenida en forma de calor que le permite ese cambio de estado físico. Un dinero parecido al calor haría lo mismo en la economía. Se guardaría mucho dinero, bien escondido en un colchón, y a la larga se podría disponer de una gran riqueza para hacer con ella lo que se desee. El error está en que las leyes son ciegas en la naturaleza. Siguen su camino independientemente de los hombres y el agua va a hervir siempre a esa temperatura (o cercana si nos elevamos sobre el nivel del mar). Pero en la economía interviene la voluntad de los seres humanos. Consecuentemente, el dinero guardado en un colchón puede perder casi completamente su valor y no pasar de ser un conjunto de hojas de papel si se aplica una devaluación o un cambio de denominación. No es seguro que la riqueza así acumulada se pueda realizar.

Sin embargo, ciertas definiciones y reglas del pensamiento científico nos ayudan a comprender o detectar fenómenos económicos cuando consideramos a la voluntad humana como uno de los factores a tener en cuenta y al dinero en su verdadera dimensión. Y de esa forma podemos encontrar las esencias y quizás formas de solucionar los posibles problemas.

El dinero se puede definir hoy en día como “un tópico cuyo registro sea verificable y que es generalmente aceptado como medio de pago de bienes y servicios y para la compensación de deudas en un país o contexto socieoeconómico dado, o algo que es fácilmente convertible en ello.” (Wikipedia, en inglés, 13/07/2016). Una definición tan general es prácticamente imbatible. Debemos observar que contiene un principio muy importante que le da al dinero cualidades particulares: es aceptable como medio de pago. Por ello, si se deseara pagar algo con él y no pudiera cumplir esa misión, ya no se trataría de dinero. Observemos además que se evita la definición de algún valor intrínseco.


Si lo que suministramos al agua para que hierva no cumple su cometido no debe ser calor. Las moléculas de agua necesitan su energía para romper las ataduras en el líquido y convertirse en libres navegantes gaseosas, evaporándose en el universo. Si le quitamos total o parcialmente el valor de cambio por algún bien o servicio al dinero, de cualquier forma, no cumple su función de mercancía universal, y deja de ser dinero. Decía Marx en el primer libro de “El Capital”: “La clase específica de mercancías con cuya forma natural se fusiona socialmente la forma de equivalente, deviene mercancía dineraria o funciona como dinero. Llega a ser su función social específica, y por lo tanto su monopolio social, desempeñar dentro del mundo de las mercancías el papel de equivalente general.”

Los primeros años de la Revolución Cubana fueron marcados por la necesidad de superar el robo de las reservas del estado cubano perpetrado por los jerarcas del sanguinario gobierno batistiano. Nuestra dirección de entonces se encontró angustiada conque podía emitir moneda nacional, pero no podía respaldar totalmente esa moneda cuando necesitaba pagar algo en el exterior. Surgió entonces la necesidad de resolver la situación, por demás común en este mundo, de que el balance de valores internos, medido en dinero, cambiara su relación con el externo. Se deduce claramente que solo quedó la opción de limitar o regular el cambio del dinero nacional por el de valor internacional. Y eso solo se hace quitándole valor a la moneda nacional adaptando su capacidad de compra mediante autorizaciones caso a caso o devaluándola para todos los casos.

La cantidad de calor medida en calorías para que el agua hierva no se puede cambiar. Sin embargo, podemos alterar el valor del dinero, porque al final es un invento que sirve solo para obtener algo a cambio. Pero si usamos un dinero para pagar algo que no le sirve al que lo cobra para lo que él desee, que no tiene “capacidad liberatoria ilimitada”, entonces sí que le hemos quitado la utilidad y razón de ser al dinero.

El propio Marx, al igual que los que lo precedieron, reconoció que la única fuente de riqueza es el trabajo humano. Lo que puede cambiar es su evaluación en dinero al convertirse en mercancía.

En estas condiciones de nuestro razonamiento podemos preguntarnos ¿Tendrá solución el problema de los precios al consumidor en nuestro país si el dinero que recibe una organización estatal por los bienes que vende o los servicios que presta no tiene valor para ella, porque lo que puede hacer con él está determinado por normas que llamamos “el plan”, siendo en realidad un esquema de racionamiento?¿Y qué ocurre si coexiste un sector privado que no está sometido a ese “plan” y que sí puede hacer con el dinero que recibe lo que quiera, incluso mediante la ruptura de normas legales?¿Y cuáles consecuencias económicas, demográficas, sociales y políticas implica que se pague al sector más calificado del país su salario en una moneda a la que se le mantiene un valor de cambio muy reducido y al sector privado en otra que tiene mucho más?¿Qué ocurre si un simple dólar americano, que alcanza apenas en este mundo para comprar un refresco frío, se puede cambiar en nuestro mercado interno por el trabajo de un maestro o un contador en todo un día?

Con estos ejemplos queda claro que la ciencia básica, en este caso la termodinámica, puede explicar por qué el agua hierve inevitablemente al suministrársele el calor requerido. Y también por qué la economía no se puede conceptualizar de la misma forma, pues tiene una alta dependencia de la voluntad de los hombres. El dinero debe serlo sin limitaciones. Y un sistema socialista quizás hasta estaría mejor preparado para usar esa formidable herramienta que el capitalista si la comprende bien.

Retirarán licencia a boteros que aumenten el precio de los pasajes

Foto: Anabel Díaz
A raíz de un análisis realizado por la Dirección General de Transporte en La Habana para monitorear el comportamiento del pasaje en el servicio de los choferes con licencia operativa de transporte en la provincia, se detectó que a partir del 4 de julio se incrementó el costo de la transportación en los corredores o rutas que habitualmente dan estos servicios. Las máximas autoridades en el territorio adoptaron medidas urgentes para solucionar estas irregularidades.
El Director Provincial de Transporte en La Habana, José Conesa González, nos comentó en conferencia de prensa, que se iniciará un proceso de notificación a todos los transportistas y sus ayudantes, donde se dejará por escrito el no incremento de precios referenciados con cierre del 30 de junio del año en curso. A todos los conductores que violen lo establecido o que se reciba una denuncia de la población, se procederá al retiro de su licencia operativa y su cancelación definitiva. A partir del lunes 18 de julio se iniciará un enfrentamiento de los órganos de control en las piqueras, en los corredores y en intercambio con la población para proceder a darle cumplimiento a esta medida.
El funcionario además explicó bien claro que las acciones u omisiones que realice el ayudante del chofer es responsabilidad del titular del vehículo.
Según informó la Vicepresidenta del Consejo de la Administración Provincial en funciones de la Actividad de Fiscalización y Control, Isabel Hamze Ruíz, el Gobierno en la capital se reunió de manera extraordinaria para evaluar la situación y adoptó medidas severas para los transportistas que incurren en esta violación de precios. Las condiciones no han cambiado para que se eleve el costo de la transportación de pasajeros debido a la estabilidad del precio del combustible en el país. Asimismo las cuotas impositivas y los tributos que pagan los trabajadores por cuenta propia se mantienen como está establecido.
La celeridad para la solución a estos problemas tiene que ver con el beneficio del pueblo respondiendo y responden a políticas que el Gobierno en la nación viene realizando para elevar el valor del peso cubano. El Consejo de la Administración Provincial en la capital está consciente de que los anteriores precios continúan siendo elevados para la totalidad de la población.
El Consejo de la Administración Provincial anunció que a partir de este 14 de julio serán notificados cada uno de los transportistas con licencias operativas del contenido de la medida y que el incumplimiento de la misma será considerado una falta grave aplicándosele el retiro del permiso operativo.
La Dirección General de Transporte en La Habana habilitó el teléfono 18820 para que la población denuncie las irregularidades relacionadas con el alza de precio en los pasajes.(Tomado de Radio Rebelde y Cubadebate)

La falacia del futuro sin trabajo y de la revolución digital como causa del precariado

Por Vicenç Navarro, Público

Existe una percepción bastante generalizada de que las nuevas tecnologías de automatización, biotecnología, digitalización e inteligencia artificial están revolucionando los puestos de trabajo, con enormes implicaciones en el número de trabajos disponibles, pues todas estas innovaciones permiten, a través de un enorme crecimiento de la productividad, realizar las mismas tareas con un número mucho más reducido de trabajadores. Se supone que la sustitución de trabajadores por máquinas y robots es un fenómeno generalizado hoy en los países del capitalismo avanzado, atribuyéndose la disminución de la población que trabaja, así como los cambios que están experimentando aquellos que continúan trabajando, a la introducción de todos esos cambios que componen lo que se conoce como la revolución digital. Tal revolución no solo ha eliminado puestos de trabajo, sino que ha configurado los que permanecen, al permitir una gran flexibilidad del mercado laboral, sustituyendo trabajos estables por otros inestables. En esta percepción de lo que está ocurriendo en los modernos mercados de trabajo, se asume que de la misma manera que la cadena de montaje (propia del fordismo -que caracterizó la revolución industrial-) produjo a la clase trabajadora, la robótica y la inteligencia artificial propia de la llamadarevolución digital están creando el precariado (mezcla de los términos “precario” y “proletariado”).

En esta lectura de la realidad, la clase trabajadora industrial está siendo sustituida por el precariado, trabajadores que tienen unas condiciones de trabajo muy precarias, con trabajos poco estables y muy flexibles, con bajos salarios y contratos muy cortos. En esta situación se asume que el mercado de trabajo estará compuesto por una minoría con trabajos estables y salarios altos, poseedores de elevado conocimiento especializado, que dirigirán las empresas digitalizadas, un número mayor de trabajadores poco especializados y con bajos salarios, y una gran mayoría que no tendrá trabajo, pues la revolución digital irá haciendo innecesario el trabajo que requiere una intervención humana. De ahí la imagen de que nos encontraremos en un futuro muy próximo con que casi la mitad de puestos de trabajo habrá desaparecido.

Esta interpretación de los cambios que supuestamente están ocurriendo en el mercado laboral ha generado un gran debate sobre muchas de las supuestas consecuencias que este futuro sin trabajo tendrá para la mayoría de la población. El autor que ha introducido el concepto de precariado, Guy Standing, en su libro The Precariat. The New Dangerous Class, ha llegado a sostener que este precariado es, en realidad, una nueva clase social distinta a la clase trabajadora, con intereses en ocasiones contrapuestos. El trabajador con contrato fijo, estable y que trabaja siempre para el mismo empresario está dejando de existir, según Standing. En su lugar, el tipo de trabajor más frecuente será –como consecuencia de la revolución digital- el trabajador con contrato precario, corto, inestable, variable, en una rotación continua, trabajando a lo largo de su vida profesional en muchos lugares y puestos de trabajo, dependiendo de varios empleadores con los cuales firma el contrato a nivel individual y no colectivo. Serán trabajadores con escasos poderes y pocos derechos sociales, laborales y políticos. Esta nueva clase social incluye gran parte de la población inmigrante, y en dicha clase las mujeres están claramente sobrerrepresentadas (para una crítica de este libro, leer el artículo “Politics Lost”, John Schmitt, Dissent, Summer 2016).


¿Hay una revolución digital? Y, si la hay, ¿nos conducirá a un mundo sin trabajo?La cifra frecuentemente citada de que la revolución digital eliminará casi el 50% de los puestos de trabajo (en el capitalismo avanzado) procede del artículo de los profesores Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne (ambos de la Universidad de Oxford, Reino Unido), publicado el 17 de septiembre de 2013, y titulado “The Future of Employment: How susceptible are jobs to computerisation?”. En este artículo los autores indican que, según su estudio, el 47% de los puestos de trabajo en EEUU están en riesgo de desaparecer como consecuencia de la introducción de las nuevas técnicas digitales, como la computarización de los puestos de trabajo, incluyendo su robotización, indicando además que los puestos con mayor riesgo de desaparecer son los que requieren menos educación y reciben salarios más bajos. Los autores analizan tal riesgo en 702 tipos distintos de ocupaciones. Este estudio tuvo un enorme impacto y originó esta percepción de que la revolución tecnológica que estamos viendo ahora –la revolución digital- es una de las revoluciones más importantes que ha habido históricamente en la evolución del capitalismo avanzado y que tendrá mayor impacto en sus mercados de trabajo.


Problemas graves con el determinismo tecnológico que existe en estas teorías del fin del trabajoDesde que el artículo de Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne se escribió en 2013, muchos trabajos académicos han cuestionado sus tesis. Por desgracia, tal material parece ser desconocido en los medios de mayor difusión de España, lo cual explica la repetición en tales medios de las tesis del fin del trabajo debido a la revolución digital, a pesar de la enorme evidencia científica que las cuestiona. Una de las mentes económicas más perspicaces en EEUU, Dean Baker, codirector del conocido Center for Economic and Policy Research (CEPR) de Washington D.C., por ejemplo, ha cuestionado que la revolución digital –en la medida en que exista tal revolución- haya sido una mayor causa de la destrucción de empleo en EEUU. Como él señala, si, como tales autores postulan, la revolución tecnológica, tal como la robótica, hubiera sido una de las causas más importantes de la destrucción de empleo en EEUU, tendríamos que haber visto también un crecimiento muy notable de la productividad en ese país, lo cual no es cierto. En realidad, el crecimiento de la productividad en EEUU en los últimos diez años ha sido muy bajo (solo un 1,4% al año), comparado con un 3% en el periodo 1947-1973 (durante “la época dorada del capitalismo”), cuando, como Dean Baker acentúa, aquel gran crecimiento de la productividad estuvo asociado con un desempleo muy bajo y unos salarios muy altos. Comparar lo que ocurrió entonces, en el periodo 1947-1973, en el que hubo un gran crecimiento de la productividad (junto con un desempleo muy bajo, una tasa de ocupación alta y unos salarios altos), con lo que ha ocurrido en los últimos diez años, cuando el crecimiento de la productividad ha sido muy bajo (junto con un desempleo alto, una tasa de ocupación baja y unos salarios muy bajos) nos fuerza a hacernos la siguiente pregunta: ¿por qué el gran crecimiento de la productividad en aquel periodo generó altos salarios y gran número de puestos de trabajo, y en cambio ahora un aumento de la productividad (que es mucho menor que entonces) estaría destruyendo muchos puestos de trabajo y produciendo salarios mucho más bajos? Es más, también según Dean Baker, desde el año 2000 la demanda de trabajadores poco cualificados y con salarios bajos (que representan el 30% de la parte de renta baja de la fuerza laboral) ha sido mucho mayor que la demanda de trabajadores especializados y con salarios altos.

A la luz de estos datos es difícil concluir que los robots y la inteligencia artificial, así como otros elementos de la revolución digital, sean responsables del enorme aumento de la precarización de la clase trabajadora. En realidad, Dean Baker señala que la atención a la revolución digital como causa de la pérdida de puestos de trabajo estables bien pagados se está utilizando para evitar que se analicen las causas reales de la precarización, que no son tecnológicas, sino políticas, concretamente la gran debilidad del mundo del trabajo en EEUU, que claramente aparece en el tipo de intervenciones públicas que realiza el Estado (muy influenciado por el mundo empresarial), las cuales se están imponiendo a la población. Entre ellas están las políticas públicas encaminadas a debilitar a los sindicatos, medidas aplicadas desde los años ochenta que han afectado muy negativamente la calidad del mercado de trabajo, su estabilidad y sus salarios (Dean Baker, “The job-killing-robot myth”, 06.05.15). No es la revolución digital, sino la contrarrevolución neoliberal, lo que está causando la destrucción de puestos de trabajo y la precariedad del trabajo existente.

Las causas políticas del deterioro del mercado de trabajoTrabajos realizados por el ya citado Center for Economic and Policy Research de Washington D.C., EEUU, han mostrado claramente que la tecnología sustituyó a los trabajadores a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, creando problemas graves, pues ello determinó una enorme bajada de los salarios y una crisis de demanda enorme que contribuyó a la Gran Depresión. Ahora bien, la causa de esta situación no fue la introducción de la tecnología, sino la inexistencia de instrumentos en defensa del mundo del trabajo. Y fue esta debilidad del mundo del trabajo lo que permitió la introducción de la tecnología que causó el deterioro del mundo del trabajo. En cambio, después de la II Guerra Mundial, en el período conocido como “la época dorada del capitalismo” (1947-1973), cuando el mundo del trabajo tenía tales instrumentos, como los sindicatos y los partidos políticos enraizados (como los partidos socialistas) o próximos (como el Partido Demócrata) al mundo del trabajo, fue cuando la introducción de la tecnología no significó la bajada de salarios, sino al contrario, permitió la subida de salarios y también la creación de puestos de trabajo. Y, por cierto, la productividad creció mucho más que en los periodos anteriores. Fue precisamente esta expansión del poder del mundo del trabajo en el mundo capitalista desarrollado lo que creó la respuesta del mundo del capital, con el neoliberalismo iniciado por el Presidente Reagan en EEUU, y por la Sra. Thatcher y por la Tercera Vía fundada por el Sr. Blair en Europa. A partir de entonces la tecnología sirvió para reforzar al mundo del capital, de manera que el aumento de la productividad benefició particularmente a este a costa del mundo del trabajo. Así apareció el precariado. Y es ahí donde la digitalización ha contribuido al enorme crecimiento de las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo, situación bien documentada en la gran mayoría de países de la OCDE, lo cual no debe atribuirse a la digitalización, sino a la victoria diaria del mundo del capital sobre el mundo del trabajo.

¿Qué está, pues, ocurriendo en el mercado de trabajo en el capitalismo avanzado? ¿Habrá reducción de puestos de trabajo?Hoy en EUUU, según el profesor Dani Rodrik, de la Harvard University (“Innovation Is Not Enough”, 09.06.16), los sectores que están experimentando mayor demanda de trabajadores no son los sectores donde tales cambios tecnológicos son más utilizados (áreas informáticas y comunicación, que representan unos porcentajes de la economía bastante menores –el 10% del PIB-), sino las áreas como servicios sanitarios y áreas de salud, educación, vivienda y otras grandes áreas del Estado del Bienestar, así como transportes y comercio, donde las innovaciones tecnológicas no se han aplicado masivamente, y que representan más del 60% del PIB. Solo los servicios sanitarios y sociales representan ya el 25% del PIB, y en tales servicios, la dependencia de la tecnología robótica es mucho menor que en los primeros sectores. Y la difusión de tal tecnología, aunque notable, no ha sido tan importante como en las industrias informáticas y de comunicación. Es más, es en estos sectores mayoritarios en los que se centra la ocupación, donde ha habido un gran crecimiento del empleo, no solo de personal especializado, sino (incluso más) de personal de escasa cualificación.

En base a estos datos, Dani Rodrik concluye que, en contra de lo que se está diciendo, la tecnología digital tiene menos impacto en el mercado de trabajo que otras tecnologías introducidas en periodos anteriores, como la introducción de la electricidad, del automóvil, el aire acondicionado, el avión y otras muchas. En los sectores como en los servicios públicos del Estado del Bienestar, que son los que emplean mayor número de trabajadores, la naturaleza del trabajo los hace menos receptivos que otros sectores a la utilización de esta revolución digital como manera de ahorrar trabajadores. En realidad, los sectores que están demandando más empleo son los de las áreas sociales y las áreas de economía verde, muy poco desarrolladas, por cierto, en España.

Los últimos datos sobre la creación de empleo en EEUU no confirman las tesis del futuro sin trabajo Confirmando lo sostenido en este artículo, acaban de publicarse los datos del Council of Economic Advisers, sobre el impacto de la revolución digital en el mercado de trabajo. Su presidente, Jason Furman, presentó los datos el 7 de julio de este año (The Social and Economic Implications of Artificial Intelligence Technologies in the Near-Term), enfatizando que si bien la robótica permite la sustitución de trabajadores por nuevas tecnologías, esta introducción no ha sido determinante en los cambios que están ocurriendo en la fuerza laboral estadounidense. Las nuevas tecnologías destruyen, pero también crean puestos de trabajo. Es más, el elemento clave que configura lo uno y lo otro no son las tecnologías per se, sino cómo se diseñan, para qué y con qué objetivos.

Comprensiblemente, al tratarse de un alto oficial del gobierno federal, el Sr. Furman no analiza en este informe la importancia del contexto político para entender el diseño e introducción de las tecnologías, pues es un área muy sensible, por lo general evitada en las altas esferas del gobierno federal, aunque sí señala la importancia del Estado federal para configurar el desarrollo y aplicación de un gran número de tecnologías, indicando que las influencias políticas sobre el Estado tienen mucho que ver con el tipo de tecnologías utilizadas en el mercado de trabajo. Por ejemplo, la aprobación de patentes, permitiendo comportamientos monopolistas, juegan un papel clave en la configuración de las nuevas tecnologías. Dean Baker, menos inhibido por su cargo, habla sin tapujos, subrayando lo que muchos de nosotros hemos estado enfatizando durante mucho tiempo: los mal llamados problemas económicos son, en realidad, problemas políticos. Como siempre ha ocurrido en todos los periodos anteriores, las variables más importantes que explican que una nueva tecnología pueda dañar o beneficiar a las clases populares son las variables políticas, es decir, quién la controla y diseña, con qué objetivo la diseña, cómo y cuándo se aplica, dependen en gran medida del Estado y de qué fuerzas configuran e influencian su creación y difusión.

La gran precariedad existente hoy tiene poquísimo que ver con la introducción de nuevas tecnologías, y mucho con el enorme poder que tiene el mundo del capital frente al mundo del trabajo, hecho que, como he dicho anteriormente, ha estado ocurriendo desde el inicio, no de la revolución digital, sino de la contrarrevolución neoliberal en los años ochenta. La enorme influencia del primero sobre el Estado explica esta situación. Las fuerzas progresistas no deberían aceptar el determinismo tecnológico que oculta las causas políticas responsables de la precariedad. Como señalé en el párrafo anterior, gran parte de la revolución digital fue originada en el sector público y luego puesta a disposición del gran capital, que lo utilizó, como era predecible, para optimizar su objetivo de incrementar sus beneficios a costa del bienestar y calidad de vida de la mayoría de la población (ver “Los mitos neoliberales sobre la superioridad de lo privado sobre lo público”, Público, 07.07.16).

Última nota: la importancia de utilizar la revolución digital a favor y no en contra de las clases populares Es interesante acentuar que los puestos de trabajo que se están mecanizando son los puestos de trabajo de baja cualificación, y ello se debe en parte a que la clase trabajadora tiene menos poder y, por lo tanto, menos capacidad de oponerse a la destrucción de sus puestos de trabajo, al contrario que los puestos de trabajo más especializados, aun cuando estos puestos podrían también ser sustituidos, lo cual ocurre porque tienen mayor poder de resistencia. Pero podría ocurrir también, y en parte esto está también sucediendo.

Ahora bien, el problema no es la sustitución de trabajadores por robots, pues debería ser considerado positivo que todo tipo de trabajo repetitivo fuera sustituido. El problema es cómo se está haciendo, y con qué consecuencias. Hay una enorme necesidad y urgencia de disminuir el tiempo del trabajo, así como de crear puestos de trabajo, e incrementar su contenido estimulante e intelectual, en áreas de gran importancia y necesidad, hoy claramente desatendidas, como son las áreas de atención a las personas y a los grupos más vulnerables, como los infantes y ancianos, o bien el reciclaje de toda la economía hacia fuentes de energía sostenibles. Decir que no habrá trabajo es asumir que todas las necesidades humanas estarán ya cubiertas, lo cual es obviamente falso. Y ahí radica el punto más débil de la tesis de que habrá un futuro sin trabajo. Por otra parte, el que haya mayor o menor precariedad en un país depende del poder de las instituciones que defienden a la clase trabajadora, tales como sindicatos y partidos laboristas (llámense estos como se llamen). El hecho de que la precariedad sea menos extendida en el norte que en el sur de Europa se debe precisamente a que en el sur la clase trabajadora es débil y está dividida, y en el norte los partidos que tienen su raíz en la clase trabajadora son fuertes. La evidencia científica de ello es abrumadora.

El país que logró triplicar el crecimiento de su PIB hasta el 26,3%

Publicado: 14 jul 2016 19:52 GMT

Expertos explicaron a qué se debe el aumento tan fuerte de este indicador macroeconómico.

Reuters

Las autoridades irlandesas han triplicado su cálculo del crecimiento del producto interior bruto (PIB) en 2015.

Según la Oficina Central de Estadística del país, el PIB creció el 26,3% el año pasado, comparado con lo estimado anteriormente, un 7,8%, que también se había considerado el mejor resultado de la Unión Europea y la zona euro (el 1,9% y el 1,6% respectivamente). En el informe se señalan como los mayores contribuyentes al crecimiento la industria y el sector de la construcción, cuyo volumen de producción saltó el 87,3% hasta los 87.144 millones de euros.

Varios expertos atribuyen el impulso al crecimiento económico de Irlanda a la mudanza de las sedes de grandes corporaciones internacionales a ese país, atraídas por las bajas tasas impositivas.

Cuando la sede de un gran grupo de compañías recibe el estatus de residente, todas sus ganancias pasan a incluirse en el cálculo del PIB.

Reuters

"Somos una economía muy pequeña y esto es el resultado de un gran aumento de activos", explicó a la agencia Bloomberg un portavoz de la Oficina Central de Estadística. 

El Ministerio de Finanzas de Irlanda ha comunicado que los nuevos datos sobre el PIB también van a mejorar otros indicadores macroeconómicos del país. En particular, el déficit presupuestario se reducirá al 1,9% del PIB y la deuda al 79% del PIB.

El crecimiento económico de Irlanda ha resultado ser el mayor de los registrados en 2015 en todo el mundo. Según el Fondo Monetario Internacional, un crecimiento mayor del 10% lo mostró solo Etiopía, con un 10,2%. 

Reuters