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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 25 de agosto de 2021

¿Se puede mejorar el comercio minorista en divisas?

Por Omar Everleny Pérez Villanueva, Horizonte Cubano

Siempre existen soluciones alternativas que se pueden buscar e implementar con audacia y decisión.

August 25, 2021



Más allá del debate acerca de las posibles causas que los originaron, los acontecimientos del pasado 11 de julio en Cuba han demostrado que la población tiene cierto descontento debido a carencias de alimentos, productos de aseo personal, problemas de viviendas, el agotamiento pandémico y los cortes de electricidad, todo debido al bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos.

Pero ese descontento también se debe a improvisaciones internas, a una planificación excesiva y a trabas sobre las fuerzas productivas privadas o estatales, entre otras. Por consiguiente, corresponde al Estado ser más proactivo y escuchar las diferentes opiniones o estudios que se presenten.

El interés de preservar el monopolio estatal sobre el comercio exterior ha tenido ciertas repercusiones durante los últimos tiempos. Sin embargo, hay otro monopolio estatal del que se debate menos, y que en las circunstancias actuales puede estar trayendo más efectos negativos que ventajas. Se trata del monopolio sobre el comercio minorista.

Mencionemos las posibles causas que inciden en que el actual del comercio minorista en divisas no se desee modificar o no se observen transformaciones en el corto plazo:
  • Temor a que otras figuras a las que se les permita desarrollar el comercio minorista acaparen potencialmente el mayor porcentaje del comercio, con lo que las empresas estatales perderían una considerable cuota de mercado y ganancias a redistribuir en favor de los planes estatales.
  • Que enfrentarse a la competencia externa pueda dar la imposibilidad de las empresas estatales apliquen precios con elevados coeficientes sobre los costos, como hace actualmente, y que disminuyan las ganancias del país sobre estas operaciones.
  • Que aumenten los flujos financieros hacia el exterior debido a la ganancia a repatriar por las empresas foráneas a las que se les autorice operar en el comercio minorista.
Antes de analizar las ideas que, supuestamente, no permitirían modificar el monopolio estatal sobre el comercio minorista, debemos recordar que hace unos meses el gobierno también tuvo que considerar si mantenía solo tiendas en CUC (pesos cubanos convertibles) y en pesos cubanos (CUP) (o solo en CUP después de la eliminación del CUC) o si volvía a reinstaurar las ventas en MLC (moneda libre convertible), aunque fuese sin mediar efectivo.

La medida tenía implicaciones políticas complejas. Podía ser recibida con desagrado por la mayoría de la población al venderse productos no en la moneda del país o la moneda de los salarios. Pero quedaba claro que resultaba indispensable tomarla: las MLC no se estaban canjeando en CADECA (casa de cambio) en la misma proporción que las ventas en CUC. Y los productos a venderse en las tiendas en CUC demandaban cada vez más divisas convertibles para ser pagados a proveedores que no estarían ingresando a las arcas del Estado.

Era, y es, una medida necesaria, no exenta de adversarios que probablemente rechacen las tiendas en MLC al considerar varias realidades inexistentes cuando surgieron las tiendas en divisas en 1993:
  • La imposibilidad de comprar legalmente divisas en CADECA o la necesidad de acudir a un mercado no oficial, cada vez más caro y riesgoso, para comprar MLC y suplir determinadas necesidades de la población.
  • El desabastecimiento de estas tiendas en magnitudes no vistas en el pasado, acompañadas por largas colas para comprar cualquier oferta.
  • La cuestión de los precios, muy superiores a los ya acostumbrados desde 1993 para una amplia gama de productos y cuyos costos no deben haber crecido en esas magnitudes --por ejemplo, la cerveza nacional, que durante años se vendió a 1 CUC y ahora está en MLC a 1.30. Y ha estado hasta en 1.40 MLC.
  • La eliminación de estímulos en divisas para trabajadores de determinadas esferas económicas priorizadas cuyas empresas eran capaces de generar sus propias divisas y liquidez externa.
  • También pudieran influir las colas para depositar las divisas en los bancos.
  • Problemas puntuales con la conexión electrónica, una vez que el comprador se encontrara en la caja de la tienda.
En definitiva, durante muchos años existieron las tiendas en USD, y después en CUC: tampoco era la moneda de los salarios de los trabajadores cubanos. De manera que las tiendas en MLC no son algo nuevo como para suscitar un rechazo tan amplio. Es cierto que venden no en la moneda de los salarios --y eso siempre podrá ser objetado--, pero no es algo nuevo en la vida del país.

Se suele repetir que las tiendas en MLC están desabastecidas porque el bloqueo impide acceder a suministradores o realizar los pagos a los proveedores externos. ¿Nos conformaremos entonces con que el bloqueo siga manteniendo las tiendas desabastecidas y con colas? ¿O entenderemos que siempre existen soluciones alternativas, necesarias de buscar e implementar con audacia y decisión?

Es cierto que la mayor dificultad consiste en obtener CL para repatriar los dividendos por las ganancias obtenidas, hoy en día uno de los problemas de la inversión extranjera en Cuba. Pero es un asunto operativo, no un problema legal.

Se comprende que debe haber sido difícil para el gobierno aprobar la reinstauración de las tiendas en MLC. Y si lo fue, no menos traumático puede ser aprobar la entrada de capital foráneo al comercio minorista en Cuba. La pregunta, en todo caso, es: ¿qué lo impide?

La constitución de empresas de nacionalidad cubana, de capital totalmente extranjero o mixto, con licencias para ejercer el comercio minorista, pudiera traer las siguientes ventajas:

  • Estas empresas tendrían mejores posibilidades de abastecer los mercados locales con productos a obtener desde sus casas matrices en el exterior, combatiendo con ello el bloqueo.
  • Con más facilidad podrían ser un canal de ventas en el exterior a fin de canalizar ayudas familiares en productos para personas residentes en Cuba sin necesidad de que los familiares en el exterior enfrenten los problemas impuestos por el bloqueo a la hora de enviar remesas.
  • Mayor utilización de las tarjetas de crédito internacionales de compradores externos por ventas por Internet.
  • Posibilidad de incrementar el financiamiento de estas empresas a productores cubanos, estatales y privados para aumentar la comercialización en sus tiendas de productos nacionales.
  • El Estado se desentendería de la escasez de productos en tiendas o de las mermas y robos, o de la logística de almacenes, o de la inversión en reparaciones de tiendas, insumos para la comercialización, etc.
  • Las cadenas de tiendas extranjeras tendrían mejor capacidad de pagos y no necesitarían solicitar plazos dilatados de crédito comercial a los proveedores. Esto supondría mejores precios de compra que pudieran traducirse en mayores ventajas para la población cubana compradora.
  • Incremento de los ingresos del país.

Además, debe tenerse presente la existencia de una Ley de Inversión Extranjera que permite crear una empresa de nacionalidad cubana, de capital mixto o 100% de capital extranjero. La empresa creada puede arrendar locales, construirlos o recibirlos en propiedad como aporte de la parte cubana, si es mixta. Y estas reciben licencia para importar y exportar en todo lo relacionada con su actividad. Es cierto que la mayor dificultad consiste en obtener CL (certificado de liquidez) para repatriar los dividendos por las ganancias obtenidas, hoy en día uno de los problemas de la inversión extranjera en Cuba. Pero es un asunto operativo, no un problema legal. La propia ley reconoce los derechos de los inversionistas de expatriar sus utilidades de negocios en Cuba.

Pudiera pensarse que si las tiendas pertenecientes al grupo GAESA (Grupo de Administración Empresarial S.A.) y a otros grupos empresariales estatales no pueden aplicar los actuales coeficientes sobre costos resulte muy difícil que la entrada del capital extranjero al comercio minorista pueda traer mayores beneficios económicos al país.

Supongamos que a un producto que cuesta USD 100.00 se le aplica un coeficiente de 2.4 y se vende en tiendas en MLC en USD 240.00. Este margen sobre costos, de 2.4 veces o del 140% sobre costos, es equivalente a un margen comercial sobre ventas del 58.3% ((240-100) /240).

Pero lo anterior representa un margen comercial o un margen bruto del cual todavía hay que deducir otros costos y gastos de explotación como salarios, amortización de activos fijos, insumos para la comercialización, costos de transportación, almacenaje, distribución, seguros, pérdidas, mermas, electricidad, agua, combustible, etc.

No se tiene de forma pública la información exacta de lo que representan estos costos y gastos dentro del total de las ventas en MLC de las cadenas de tiendas cubanas (CIMEX, TRD, Caracol, PALCO). Pero esa información está en poder del gobierno. Si imaginamos que representan, como promedio, el 25% del total de ventas, ello daría un margen neto sobre ventas del 33.3% (58.3 – 25). O lo que es lo mismo: (240-100-60) /240 = 33.3%; donde 60 representa el 25% sobre 240.

En principio, este margen neto es la utilidad o ganancia de la que pudiera disponer el Estado como dueño de las cadenas de tiendas pertenecientes a él mismo. Decimos en principio porque también están los USD contabilizados como gastos de fuerza de trabajo, pero que en realidad se pagan a los trabajadores en moneda nacional. Pero pudiera haber otros gastos que reciban similar tratamiento.

El 33.3% del margen sobre ventas es una utilidad importante: pareciera imposible de desprenderse de él en todos los planes y necesidades del Estado cubano. Sin embargo, nos olvidamos de que los ministerios de Hacienda de los países capitalistas suelen recibir ingresos importantísimos por concepto de impuestos sobre el valor agregado (IVA). En algunas naciones, este impuesto puede alcanzar hasta el 21% sobre el valor agregado (que no es el valor de las ventas, pero que afecta a la población en esa magnitud), aunque el porcentaje de impuestos pueda ser diferenciado en correspondencia con el tipo de productos.

Si se aprueba la entrada de capital foráneo al comercio minorista, dejamos que las propias empresas fijen sus precios de acuerdo con sus políticas de compras y de ventas. Y si en el valor de las ventas estas empresas deben agregar un impuesto sobre ventas (que no es IVA) de entre 30%–35%, el país estaría recibiendo la misma utilidad porcentual que recibe en la actualidad de sus cadenas de tiendas propias.

El Estado no tendría que ocuparse de burlar el bloqueo, de las dificultades actuales para comprar y para pagar al exterior, de mantener las tiendas en buen estado, de gestionar la mano de obra, las inversiones, la logística de almacenaje y transportación, de las pérdidas y mermas, etc.

Foto: Granma

Además de los ingresos en divisas a obtener por la electricidad, agua, combustible, etc., el país pudiera lograr ingresos adicionales por el arrendamiento de espacios de tiendas o por el proceso inversionista en la construcción de nuevas tiendas minoristas.

¿Y cómo quedarían los precios finales para el comprador nacional? Volvamos al mismo producto que cuesta USD 100.00. Si la cadena de tiendas fija un margen de ganancia del 40% sobre las ventas, obtendría un precio de venta al público (PVP) de USD 166.70. Si a eso la cadena de tiendas debe agregarle un impuesto sobre venta del 30% para ser transferido a la ONAT (Oficina Nacional de Administración Tributaria), se obtendría un PVP final de USD 216.70. Incluso un impuesto del 35% daría un PVP de USD 225.05, inferior a USD 240.00 de un precio actual calculado con un coeficiente de 2.4 sobre costos.

Supongamos que la misma cerveza tuviese un costo de compra de USD 0.35 y que la cadena de tiendas aplicara el mismo margen sobre ventas del 40%, por lo que pudiera venderla a USD 0.60. Considerando que se trata de una bebida alcohólica, que no se quiere estimular su consumo, y que de ella se pudieran obtener mayores impuestos, la fijación de un PVP final de USD 1.00 daría la posibilidad de aplicar a la cerveza un impuesto del 66.6%. Ello también permitiría aplicar menores impuestos sobre ventas a los productos priorizados en el consumo --por ejemplo, aceite, pollo--, con costos más elevados, donde un impuesto del 30%–35% diese un PVP superior a los precios actuales.

Se pudiera valorar no la aprobación de empresas de capital totalmente foráneo, sino empresas mixtas con determinado porcentaje de participación de entidades cubanas (no mayoritario, para no desestimular la entrada del capital externo). El aporte de Cuba pudiera ser la capitalización de los derechos de superficie por las tiendas cedidas. No habría un ingreso por arrendamiento de tiendas, pero el socio cubano seguiría recibiendo dividendos después de agotado el plazo de amortización de esos derechos de superficie.

Cadenas importantes de tiendas minoristas existen en varios países, con cadenas de distribución engranadas y vínculos estructurales con productores de todo tipo.

No importaría tanto que las cadenas de tiendas propias disminuyan sus cuotas de mercado si las tiendas están mejor abastecidas y los clientes más satisfechos; si se acaba el desabastecimiento en tiendas; si aumenta el volumen general de ventas y, con ello, el volumen general de ingresos netos del país. Pero no significaría una reducción del margen neto del Estado en porcentaje de las ventas. Y los flujos de fondos hacia el exterior partirían de las ventas a obtener por esas cadenas de tiendas, no afectando fondos del país derivados de otras fuentes.

Por último, no menos importante es seleccionar socios que se comprometan a cumplir con los objetivos trazados por el país y con voluntad y posibilidades de hacerlo. Cadenas importantes de tiendas minoristas existen en varios países, con cadenas de distribución engranadas y vínculos estructurales con productores de todo tipo, con marcas propias (marcas blancas) o marcas de fabricantes. Por lo tanto, no debe ser muy difícil negociar la entrada a Cuba de algunas de estas cadenas de tiendas.

Entre ellas cabe mencionar a Carrefour (Francia), Mercadona o Dia (España), Lidl (Alemania, que está dentro del Grupo Schwarz), Chedraui (México), Spar (Holanda), sin contar con las cadenas de tiendas estadounidenses que están entre las mayores del mundo, y que al ver cómo se les escapa este nicho de mercado a favor de competidores internacionales, pudieran presionar para obtener licencias de la OFAC (U.S. Office of Foreign Asset Control) y establecerse en Cuba, debilitando así las leyes del bloqueo. Y sería aconsejable no saltar de un monopolio (estatal) a otro monopolio (de capital extranjero). Para que exista esa sana competencia, en bien de la población cubana y de la economía nacional, las aprobadas deben ser varias cadenas de tiendas minoristas. Y de tantos países como sea posible.

Desde luego, lo anterior no significa que deban cerrarse las cadenas de tiendas nacionales. Pero tendrán que adaptarse a trabajar con más eficiencia y a competir con cadenas de tiendas internacionales.

Con razón se subraya el daño que le hace al país el entramado de leyes de los Estados Unidos para asfixiar a Cuba. Y por mucho que se apele a la solidaridad internacional y se solicite eliminar el embargo/bloqueo, esa decisión no está al alcance del gobierno cubano. Pero sí lo está encontrar soluciones efectivas para combatir sus efectos. Esta pudiera ser, en efecto, una de ellas.

La escasez de productos en las tiendas no hace sino ampliar las ventas de productos mediante un esquema complejo de exportación a empresas foráneas, ventas por Internet y donación del comprador final a familiares en Cuba. Si bien se trata de una solución parcial, mejora la situación de algunas empresas productoras, pero también significa: 1) mayores ventajas para la parte de la población con familiares dispuestos a realizar las compras desde el exterior; 2) traslado de la mayor parte de la ganancia hacia la empresa extranjera destinataria de las exportaciones en lugar del Estado cubano; y 3) pérdida de la capacidad adquisitiva de la población cubana o de los donantes de ayudas familiares. El precio final de los productos suele ser mucho más caro que los propios precios de las tiendas estatales cubanas. No caben dudas de que para el país sería más conveniente contar con tiendas minoristas de capital foráneo en vez de continuar viendo cómo aumentan las ventas por el esquema de exportación–ventas por Internet.

Sin embargo, en la hora actual no pocos deben estar pensando en el cierre de las tiendas en MLC, habida cuenta del rechazo que han tenido en gran parte de la población. Equivaldría, a nuestro juicio, a la clásica actitud de “botar el sofá”. Tener un solo tipo de tiendas en una sola moneda, la propia, es desde luego lo deseable y lo normal en cualquier economía. Pero primero resulta indispensable lograr un tipo de cambio flexible y adecuado a las condiciones del mercado en cada momento. Salvo China y Vietnam después de las reformas, ningún país socialista o exsocialista de Europa supo abordar de manera adecuada este problema, olvidándose que el dinero es una mercancía más y fijando tipos de cambio fijos por largos períodos alejados de la realidad económica.

Si se establecen solo tiendas en CUP, es de esperar que casi nadie llevará sus MLC a los bancos. Serán canjeadas en el mercado informal con mejores precios, se pagarán los productos con CUP obtenidos de esa manera, pero las cadenas de tiendas no tendrán divisas para importar mercancías, aumentando así los desabastecimientos en tiendas. Ese, en definitiva, no parece ser el camino.

Es muy claro que debería funcionar una sola moneda y que no deberían existir tiendas en CUP y en MLC. Ojalá fuese así. Pero en Cuba nunca se ha sabido manejar la convertibilidad de la moneda y la fijación del valor de la moneda nacional contra las divisas según las condiciones del mercado.

Ya el país tiene enormes deudas con los proveedores por las mercancías que se vendían en tiendas en CUC y que no pudieron pagarse. El gráfico las ilustra hasta 2018, lo que supone que durante los últimos dos años la cifra siguió creciendo. ¿Volverán a intentar comprar mercancías importadas con el mismo procedimiento? ¿Nos volveremos a olvidar de por qué surgieron las tiendas en USD en 1993, eliminándolas, pero sin crear las condiciones adecuadas para que existan tiendas solo en moneda nacional?


Fuente. Anuario Estadístico de Cuba. 2017 y 2020. ONEI. La Habana.

Lo más complejo de analizar no es la ganancia a obtener por el Estado cubano, es decir, si va a ser superior o inferior a la que se obtiene hoy. El problema es que se pueda suponer, con cierta seguridad, que una cadena de tiendas extranjera importante no querrá tener como socio cubano de una eventual empresa mixta a una empresa cubana sometida a las presiones de la OFAC. Y, para ellas, lo normal sería pagar a la ONAT los impuestos sobre ventas que se establezcan. ¿Estará dispuesto GAESA a ceder estos importantes ingresos a favor del país, dejando de ser ese importante aportador de divisas al Estado que es en la actualidad?

La oportunidad del turismo social (más allá del Imserso). Comentario HHC

Actualizado 25 agosto, 2021 || Por Alberto Aquilué, agente de viajes y sindicalista

Creo que estaremos todas y todos de acuerdo en que la situación a la que nos enfrentamos en nuestro sector actualmente es la más grave de las últimas décadas y va a marcar un antes y un después. Mucho más condicionante que la crisis del petróleo, mucho más seria que la crisis provocada por el derribo de las Torres Gemelas de Nueva York. Y esto va a ser así porque la crisis actual nos va a afectar de un modo todavía más global que las anteriores. Se trata de una crisis sanitaria, pero también climática, ecológica, económica y sistémica.

Nos va a tocar pensar y reflexionar mucho sobre cómo queremos que sea la salida de la misma. Parece claro que ya nadie desea regresar al modelo anterior prepandémico, pero es que además tampoco sería posible, pues ha quedado más que demostrado que ello no es sostenible desde ningún punto de vista.

Por eso tenemos la obligación, aunque también la oportunidad, de repensarnos y de reinventarnos. Y una de las salidas que se nos presentan va muy relacionada con un concepto que ya conocemos, pero al que hasta ahora no se le ha concedido la importancia que puede adquirir más allá de los límites actuales. Me estoy refiriendo al turismo social.

En España es de justicia reconocer que disponemos ya de un programa de turismo social orientado a nuestros/as mayores que ha sido objeto de estudio por muchos otros países, pues el programa de turismo social del Imserso es ejemplo y modelo sobre lo que se podría hacer con relativa facilidad con otros segmentos poblacionales.

Pensemos en los múltiples beneficios tanto para la sociedad (y en especial para sus colectivos más frágiles y vulnerables) como también para nuestro sector y concretamente para el mantenimiento del empleo en el mismo.

Programas de turismo social orientados a familias monoparentales/monomarentales, a familias numerosas, a jóvenes, a personas con distintas capacidades físicas y/o psíquicas, a personas desempleadas o a precariado en general. Un dato frío: casi 5 millones de conciudadanos/as españoles/as en riesgo de pobreza (con ingresos medios inferiores al 60% del salario medio, y allí entran tanto personas pensionistas o desempleadas como personas asalariadas) no se pueden permitir irse este año ni tan solo una semana de vacaciones (datos del informe europeo de la Confederación Europea de Sindicatos de este mismo mes de agosto).

Porque si como sociedad no realizamos este esfuerzo dejaremos a amplias capas de nuestra sociedad sin el derecho reconocido al descanso, al ocio y a las vacaciones. Porque, además, ello puede contribuir a mantener el empleo en toda la cadena turística, desde los tour-operadores hasta los/as guías locales, pasando por las agencias de viajes minoristas, las empresas de transporte, los alojamientos hoteleros, los/as transferistas, los/as guías-correo, los/as animadores/as turísticos/as, e incluso, si se hace bien, la restauración o la industria del ocio y la cultura.

Existen ya algunas experiencias interesantes incipientes en algunos países latinoamericanos y no hablo de Cuba ni de Venezuela, sino de Brasil, Argentina o Colombia, que nos pueden marcar el camino por dónde empezar a trabajar, en algunos de estos casos incluso con la participación activa de los sindicatos. Por otro lado, en nuestro país contamos con excelentes investigadores académicos especializados en este tema que también nos pueden orientar en la planificación y desarrollo de estos programas.

Respecto al desembolso económico recordemos que, al igual que ya sucede con los viajes del Imserso, una parte importante de dicha inversión se recupera con el descenso de otras partidas como por ejemplo en las ayudas destinadas al desempleo. Eso sí, extrememos las precauciones para que el dinero de todas y todos no acabe en manos de fondos de inversión extranjeros o de empresas de otros sectores que no han quedado tan tocados por la actual crisis.

Porque como sector tenemos el reto y también la obligación ética y moral – tal y como se afirma insistentemente desde el autodenominado Gobierno más progresista de nuestra historia reciente – de no dejar a nadie atrás.

(Preferente)

Comentario HHC:  Es hora de replantearnos seriamente que vamos a hacer con el turismo en Cuba, no podemos seguir construyendo hoteles con un futuro que sigue siendo incierto. Si nunca llegamos aprovechar eficientemente las capacidades instaladas antes de la Covid,  ahora se torna mas difícil. 

Hay que reorientar las inversiones del país para la producción de alimentos y energías renovables. Con desarrollar estos sectores,  nos ahorraríamos mas en importación (USD) que los ingresos que obteníamos con el turismo anualmente.  Y no solo estaría sujeto a coyunturas como el turismo, la producción de alimentos y la utilización de energías renovables son para siempre, o para no ser absoluto, para las próximas décadas. 

Pero los hoteles están ahí, y el turismo  empezará a recuperarse poco a poco, pero no va a ser como antes. Por lo que las instalaciones hoteleras hay que preservarlas, y ocuparlas para el turismo que tengamos. Por cierto, nuestro principal emisor en estos momentos Rusia, está reorientando parte de su operación de Cuba hacia República Dominicana (1). 

Veo como un buen augurio, el convertir  hoteles para atender enfermos de covid y muy simbólico cuando se hospedaron niños enfermos en ellos, eso fue un acto supremo de amor. Quizás sería buena la oportunidad para que algunos hoteles, se piense y estudie, y se puedan convertir para ofrecer turismo de salud especializado acorde a las condiciones  que mejor tengamos y podamos ofrecer competitivamente. 

No olvidar que el pujante y rentable turismo de salud en Cuba,  se perdió casi por completo cuando se trasladaron algunas instalaciones que lo ofrecían al MINSAP, en unos de los tantos cambios que hemos realizado sin un estudio  profundo de mercado. 

(1) https://mundo.sputniknews.com/20210820/rusos-vuelan-a-dominicana-cuba-observa-1115258324.html

Nuevos fondos para fomento agropecuario en Cuba

 

Nuevos fondos para fomento agropecuario en Cuba


La Habana, 25 ago (ACN) El Banco Central de Cuba y el Ministerio de Finanzas y Precios pondrán a disposición del fomento agropecuario un fondo de mil 800 millones de pesos, que deberá ejecutarse en el 2021, atendiendo a las necesidades de capital de trabajo y de las inversiones en empresas seleccionadas que dado su desempeño puedan lograr un impacto en las producciones priorizadas.

Los montos para el fomento y desarrollo serán operados por el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) y se gestionará igualmente su tramitación en el caso de que alguna de las entidades escogidas esté adscripta al Banco Popular de Ahorro (BPA) o al Metropolitano, con los mismos beneficios.

El Comité de Coordinación para el financiamiento al sector agropecuario, creado al efecto, propuso y se aprobó destinar los fondos a los cultivos de arroz, plátano, yuca, frutas, así como a las producciones porcinas y de la ganadería vacuna.

Las operaciones del fomento agropecuario regirán a partir del próximo primero de septiembre, por lo que se ha desarrollado un intenso trabajo en la selección de las empresas, las cuales se ponen en contacto con sus respectivas sucursales bancarias para iniciar los trámites correspondientes.


Los beneficiarios de estos fondos deberán cumplir los requisitos establecidos para cada actividad, entre ellos rendimientos por área, aplicación de la ciencia y la técnica, contar con sistemas de regadío, y tener como destino de sus cosechas a la industria, balance nacional, mercados agropecuarios; es indispensable la disponibilidad de alimentos y agua en el caso de las ganaderías.

El crédito se otorga con 1,5 por ciento de interés para capital de trabajo (el plazo de devolución se corresponderá con el ciclo productivo del cultivo o actividad), y dos por ciento para las inversiones, por lo que los ahorros financieros los beneficiarán sustancialmente.

En todos los casos es vital la adecuada selección de los productores (estatales, cooperativistas, usufructuarios) que serán asistidos con este crédito, quienes deben comenzar la ejecución del mismo inmediatamente.

Tres empresas arroceras han sido incluidas en este proyecto, a las cuales les corresponde proponer a los productores que reúnan los requisitos para aptar por el crédito, cinco agropecuarias y dos agroindustriales de cítricos, todas adscriptas al Grupo Agrícola.

Las actividades porcina y ganadera son rectoradas por el Grupo Ganadero, aunque se trabaja para que todos los productores (estatales o no) tengan derecho a optar por el financiamiento, para lo cual presentarán sus solicitudes al banco, y dependerán de la clasificación.

Se espera pueda destinarse parte de la capacidad líquida que generen las entidades seleccionadas a las áreas y actividades beneficiadas con este fondo para lograr en breve plazo los resultados esperados.

La Asociación de Cubanos residentes en México y el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba envian ayuda solidaria a nuestro país.


Por Ivón Guerra Hernández


La Asociación de Cubanos residentes en México "José Martí"  y el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, preparan un 2do envío (vía aérea)  como resultado de la campaña de recaudación de fondos para la adquisición de insumos médicos que se requieren en Cuba para el combate de la pandemia de Covid. En esta ocasión se sumaron los esfuerzos de la Promotora Va por Cuba y de muchos ciudadanos mexicanos y de otras naciones que hicieron su aporte solidario.

En esta ocasión en lugar de jeringuillas fueron de medicamentos y equipos de protección para nuestro país, para ayudar a combatir la Covid-19, y los efectos del bloqueo genocida de los EE.UU al pueblo de Cuba. ¿Cuánto se pudiera comprar con los mas de 5 000 millones de dólares anuales  de afectación por el bloqueo ilegal de EEUU? Sin duda serían todos los medicamentos, insumos y equipos para salir de la pandemia en menos tiempo que naciones del primer mundo, pues la abnegación de los galenos y personal de salud tuvieran un mejor soporte material.

En el envío hay Bolsas de Diálisis, tapones,  guantes, batas, cubrebocas o nasobuco, test rápidos; medicamentos como cefalexina, amoxacilina, axitromicina, dexametazona, entre otros.

¡La solidaridad y la voluntad de ejercerla es una fuerza superior contra los que odian y destruyen, a los sietemesinos plattistas  que desde EEUU piden todo tipo de agresiones a nuestro país!  



Días de esfuerzo y desvelo silencioso de quienes cooperan, de quienes acompañan a la Asociación de Cubanos Residentes en el acopio, transporte, y búsqueda de las mejores opciones para que sea más la ayuda. No importa el descanso, no hay rendición en cosas como estas, los colaboradores mexicanos y los cubanos que acá estamos rompiendo las barreras del bloqueo sabemos que la solidaridad no lleva nombres, no tiene hora, no tiene ideología, ni posición política, es simplemente eso pura entrega, devolviendo a Cuba su luz, su estar siempre donde se le necesita.

¡Esto es Por Cuba!!!!!!!!!!!


  



¿Cuánto le cuesta la COVID-19 al bolsillo de Cuba? (+infografías)

Además de impactar en la salud, la enfermedad ha devenido un desafío enorme para la economía cubana

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La salvación de las vidas de los cubanos y cubanas constituye prioridad para las autoridades gubernamentales. (Foto: Oscar Alfonso)

Desde que el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, de La Habana, diagnosticara los primeros infectados en Cuba con el SARS-CoV-2 (tres turistas italianos alojados en un hostal de Trinidad) el 11 de marzo del 2020, la pandemia de la COVID-19 se convirtió en un movimiento telúrico que perturba no únicamente la vida de la familia por la incertidumbre que genera un confirmado en el seno del hogar —miles de los cuales no han logrado rebasar la enfermedad—; sino, además, la menguada economía nacional y, por ende, las arcas del Estado.



Infografía: Enrique Ojito Linares y Ángel R. Borges Quintero

El Gobierno ha debido manejar las finanzas centavo a centavo; solo en el 2020, las fuentes de ingresos en divisas convertibles del país reportaron 2 413 millones de dólares menos en relación con el 2019, y en lo que va del 2021, la cifra asciende a 481 millones menos con respecto al primer semestre del año pasado, como consecuencia de la pandemia y del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, que frena la entrada de ingresos y limita las exportaciones.



Infografía: Enrique Ojito Linares y Ángel R. Borges Quintero

En tal escenario económico, el enfrentamiento al coronavirus, es decir, la salvación de las vidas de los cubanos y cubanas constituye prioridad para las autoridades gubernamentales, traducida en el respaldo a los gastos para garantizar el funcionamiento de los centros de aislamiento y la compra de insumos médicos, reactivos, equipos, medios de protección, material gastable y fármacos.





Infografía: Enrique Ojito Linares y Ángel R. Borges Quintero

Fuentes para la realización de las infografías: Ministerio de Economía y Planificación, Dirección Provincial de Finanzas y Precios y Dirección Provincial de Salud

Modelo a la cubana

25 agosto 2021 



Las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) rematan una cadena de transformaciones complejas en el modelo económico cubano. En un efecto dominó, una medida ha conducido a otra cada vez más profunda e intrépida para reestructurar el abanico de actores económicos. Con el paquete legislativo recién aprobado comienza una etapa que dará que hablar. Experiencias inéditas en unos casos pueden poner contra las cuerdas viejas rutinas del sistema, algún manual de economía, capacidades de las empresas y las del propio gobierno.

La reforma empresarial asomó de verdad en el horizonte solo cuando empezó el ordenamiento monetario, el primero de enero del 2021. Había demorado en la misma medida en que se alargó demasiado la vida del peso convertible y de la dualidad cambiaria, origen de una falta de transparencia financiera que ya era insostenible. No había manera de atisbar la rentabilidad y competitividad real de un actor económico, cualquiera, estatal o no, mientras 1 CUC y hasta 1 dólar se le convirtiera en 1 humilde peso cubano a una empresa estatal y en 24 pesos a las cooperativas y a las formas privadas.

A pesar del desangramiento inflacionario suscitado este año por la crisis de la pandemia y el remarcado bloqueo económico estadounidense, el ordenamiento monetario, con las reformas de salarios y de precios adjuntas, al menos ordenó el escenario para emprender la reforma del mundo empresarial.

Con las Mipymes vuelven al ruedo del socialismo cubano las empresas privadas en convivencia con las estatales. Es una de las jugadas de mayor repercusión noticiosa, quizás más que por la primicia, por significar el fin de una etapa dominada por estereotipos y prejuicios ideológicos.

En buena ley, apenas se trata del otorgamiento de personalidad jurídica a formas empresariales que han operado desde hace años en la economía, bajo el formato del trabajo por cuenta propia. Alrededor de la quinta parte de los más de 600 mil trabajadores por cuenta propia registrados en el país están contratados por propietarios de paladares, casas de alojamiento, brigadas de constructores, transporte público, industrias alimentarias y de materiales de la construcción, entre otras actividades.

Leyes importantes y el propio sistema tributario habían legitimado con mucha antelación la contratación privada de fuerza de trabajo y los nexos comerciales entre formas estatales y no estatales.

De todas formas, al sentarse a negociar ahora como empresarios con personalidad jurídica y no como simples trabajadores autónomos, tendrán más facultades para la contratación de servicios y producciones, el acceso a la financiación y podrán separar sus cuentas y patrimonio personal de los de su entidad, según observa una de las cabezas pensantes en esta reforma empresarial, la viceministra de Economía y Planificación Johana Odriozola.

Estocadas profundas

Más novedosas y controvertidas veo otras transformaciones que se derivan de las Mipymes pero les antecedieron cronológicamente.

El gobierno se lanzó a reestructurar actores de la economía, bajo el criterio de otorgar a todos un tratamiento lo más homogéneo posible en materia comercial, financiera, de precios y hasta en el peliagudo sistema tributario. Las empresas privadas y las cooperativas entran al ruedo de la economía en condiciones de gestión que el gobierno trata de igualar a las de las entidades del Estado. O según se le mire, equipararon normas de las estatales a las de las privadas y las cooperativas.

Un caso notorio y polémico es la serie de transformaciones en la política salarial de las empresas estatales, que comenzó hace un par de años. Después de flexibilizar sucesivamente las reglas para la distribución de utilidades entre los trabajadores de una entidad, las autoridades dieron recientemente un giro de 180 grados a la praxis de décadas, al otorgar libertad total a las empresas para administrar sus fondos salariales. Los sistemas de pagos serán determinados solo por los resultados que logren amasar esos colectivos.

Este paso lo dio el gobierno a mediados de julio, dos meses después de recibir luz verde el perfeccionamiento de los actores económicos en el Consejo de Ministros. Y se adelantó tres semanas a la aprobación por el Consejo de Estado de seis decreto-leyes, del 44 al 49 de 2021, que dan entrada a las Mipymes, legalizan las privadas, reajustan el trabajo por cuenta propia y abren las puertas a las cooperativas no agropecuarias luego de una dilatada incubación experimental, entre otros ajustes.

Los cambios de la política salarial en empresas estatales, unido al ordenamiento monetario, buscan equiparar las condiciones para operar y competir entre nuevos y viejos actores económicos. Las ventajas que tenían unos en algún ámbito y los rivales en otro, muchas veces respondían más a deformaciones del modelo que a una intención política o a la capacidad emprendedora real de cada cual.

El gobierno, sin embargo, insiste en mantener bajo el sello estatal socialista el núcleo duro de la economía: grandes industrias con los medios fundamentales de producción y actividades estratégicas como la energía, la defensa, la banca y las telecomunicaciones.

Pero otros muchos sectores y actividades donde suelen actuar las Mipymes y cooperativas en el mundo, incluida la hotelería y la igualmente estratégica producción de alimentos, permanecen libres en Cuba a las cooperativas y a las micro, pequeñas y medianas empresas, que podrán ser de propiedad estatal, privada o mixta.

Incluso, el Decreto 49 de 2021 del Consejo de Ministros, acompañante del mencionado sexteto de decreto-leyes, deja abierta la programación informática a la participación de formas privadas y cooperativas, en paridad con las estatales. ¿Será este recurso la clave para que despegue, de una vez, una industria que no ha dado en Cuba todavía los réditos soñados?

Interrogantes con sabor estatal

Este perfeccionamiento de los actores económicos introduce figuras nuevas que atraen ya la atención mediática y pública. Es lógico. Pero creo que puede ser mayor el impacto de los cambios en las empresas estatales, si finalmente destraban la reforma tantas veces debatida, acordada, ensayada y recortada a lo largo de estos años.

El chasco más reciente fue el de las unidades empresariales de base (UEB) y, sobre todo, las organizaciones superiores de dirección empresarial (OSDE), y no tanto porque hayan encarnado un error de entrada, sino porque al aplicarse volvieron a dejar en la letra el principio del traje a la medida. Sin ánimo de meter todas estas estructuras ahora en el mismo saco, la expansión al ámbito estatal de las Mipymes y la empresa filial -otra novedad- permitirá reformular aquellas OSDE y UEB carentes de eficacia y sentido, que no son pocas.

¿Cómo garantizar el buen tino de la transformación? Es solo una de las tantas interrogantes que aguardan. ¿El sistema empresarial conseguirá una descentralización real finalmente? ¿Cómo? ¿Tendrán todas las empresas conocimiento, capital humano y capacidad financiera para desplegar sus alas con autonomía? ¿Aceptaremos que existen empresas de vanguardia, innovadoras, con mejores resultados e ingresos y otras solo aferradas a un discurso político que no las saca de la retaguardia? ¿Cómo asumirá el Estado las entidades en quiebra y a sus trabajadores? Y, ¿cómo se liberará la gestión del fondo salarial en las empresas, sin violar el principio constitucional de pagar igual salario por igual trabajo?

Se apilan las preguntas. Otra: ¿me muerde el entusiasmo o estamos definitivamente a la puerta de cambios tan discutidos y soñados por lo que representan para cualquier economía?

Entre tantas dudas lógicas, una cosa tengo clara: el año 2021 quedará como un momento dramático por la pandemia y la crisis económica. Pero también por la profundidad de los cambios emprendidos en el modelo económico y, a otra escala, en el modelo de socialismo cubano. La historia apenas comienza.