Foto:Alejandro García Sánchez/Periódico InvasorFoto:Alejandro García Sánchez/Periódico Invasor

CAMAGÜEY.-Desde marzo, cuando apenas comenzaba el tercer mes del proceso de ordenamiento monetario, alertamos acerca de un grupo de empresas a las que sus cuentas no les daban; su relación gastos-ingresos se había desproporcionado tanto que ni con magia los números mejoraban. Aquel era solo el comienzo.

En el recién concluido Octavo Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular trascendió que más de 500 empresas de las más de 1 700 del país tenían pérdidas.

Diversas han sido las causas: el impacto de la pandemia de COVID-19, distorsiones en la implementación del ordenamiento, la no existencia de materias primas fundamentales para la producción, trabas que persisten en el funcionamiento de la Empresa Estatal y también ineficiencia, inercia y falta de creatividad de los empresarios.

Camagüey no escapa de ese escenario: de 101 empresas que según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) operan en la provincia, 46 muestran números rojos en sus finanzas, 11 de subordinación local y 35 de subordinación nacional.

Según Humberto Menéndez Surí, director provincial de Economía y Planificación, la comisión evaluadora del Ministerio de Economía ha analizado seis entidades camagüeyanas, previa revisión de la comisión territorial, en las que se acordó reprogramar la deuda con el Banco o financiar las pérdidas con una inyección de capital.

Sin embargo, las pérdidas suman más de 770 millones de pesos (más de 90 millones pertenecientes a las de subordinación local y más de 681 millones de las de subordinación nacional).

Entre las que más aportan a la cifra se encuentran la Empresa Cárnica, Productos Lácteos, Acueducto y Alcantarillado, Acopio, Ferrocarriles Centro-Este, así como las agroindustriales Céspedes, Ignacio Agramonte, Batalla de Las Guásimas y Panamá.

En menores cuantías las locales que más pérdidas presentan son la Gastronómica, Transporte, Materiales de la Construcción, EPASE e Industrias Locales.

CUENTAS QUE NO PODÍAN DAR

No hay que ser económico para comprender que si se gasta más de lo que se ingresa las cuentas no pueden dar; si las materias primas salen muy caras y el precio de las producciones no las cubren los números no pueden resultar positivos.

La Empresa Provincial Industrias Locales, con más de siete millones 492 000 pesos de capital negativo, lista entre las causas de tal saldo la falta de materias primas, pagos sin respaldo productivo, interrupciones laborales y abonos de garantía salarial, incumplimiento de la producción mercantil y las ventas netas, no correspondencia de la situación actual con el incremento de los salarios, así como las afectaciones generadas por la aprobación de normas para los precios referenciales del Ministerio de Comercio Interior (centralizados) como la Resolución No. 57/2021, que resultan inferiores a los precios mayoristas formados por elementos de gastos.

Neida Verdecia Tamayo, directora de la empresa, se refirió también a los altos precios de los principales proveedores de servicios, tales como Fincimex, Transporte, Seprotcam, Desoft, OBE y Etecsa.

“Aplicando la media de la clase aprobada, que permite el incremento en 5.13 veces a una de nuestras producciones fundamentales, materiales de la construcción, no supera los gastos totales de la producción”.

A su vez, explicó, las exportaciones de carbón se vieron afectadas por la paralización del transporte marítimo.

Fotos: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFotos: Leandro Pérez Pérez/Adelante

Por su parte, para la Empresa Alimentaria los primeros tres meses del año fueron de bonanza económica, del 2020 les había quedado harina adquirida a un precio inferior, y en el primer trimestre generaron 17 millones de utilidades, pero a partir de allí los indicadores se deterioraron. Influyó un crédito de 185 millones que solicitaron para pagar las materias primas.

“Solamente la harina creció 16 veces, de 600 a más de 9 000 pesos, el azúcar y el diésel también incrementaron el costo. Devolvimos 100 millones que no usamos y estamos pagando entre cinco y ocho millones, precisamente eso nos tiene en pérdidas. Por ejemplo, en noviembre cerramos con medio millón de ganancias, pero al pagar el préstamo, nos lleva a números rojos”, dijo Nodier Pérez Río, el director.

La baja disponibilidad de harina obliga a mandar carros alquilados a los municipios frecuentemente en lugar de trabajar con una cantidad que permita espaciar más las distribuciones. Asimismo las pérdidas que genera el pan normado, que aunque subió 20 veces sigue sin cubrir su costo, se compensan con otras producciones como el dulce; sin embargo, en los momentos actuales no reciben cantidades de huevos ni de combustible para concretarlas.

Por ejemplo, en noviembre, la Empresa solo recibió la mitad del diésel que necesita, dificultades a las que se le suma el gasto de más de un millón por encima de lo planificado generado por la COVID-19.

Descapitalizada totalmente y con las pérdidas creciendo por días va en su andar la Empresa Gastronómica de Camagüey, con más de 30 millones de pesos de capital negativo y una deuda al plan acumulado de más de 103 millones de pesos, generada en lo fundamental por un incumplimiento de las estructuras de venta que supera los 36 millones de pesos en la gastronomía tradicional. En otras palabras, no han tenido qué vender.

Pero no queda allí, la ausencia de cerveza a granel y bebidas alcohólicas representó 97 millones de pesos que no entraron a las cuentas de la Empresa.

“Sin embargo, la obligación de pagar salarios persiste, vendas o no, solo este mes nos representa unos cuatro millones, si a esto le sumamos las garantías salariales y los pagos sin respaldo productivo o los cambios de labor, no hay de dónde sacar”, aclaró Mayra Fernández Oramas, subdirectora económica de la entidad, además de que sus principales unidades permanecieron mucho tiempo sin ofertas por ubicarse dentro de las zonas de vigilancia por la pandemia en las arterias principales de la ciudad de Camagüey.

Ello pone a la Empresa en una situación muy comprometida, de un mes a otro aumentaron las pérdidas, y por si fuera poco no hay liquidez para pagar el crédito bancario ni a los proveedores, lo cual genera cadena de impagos y resistencia a venderle a la entidad, y empeora aún más sus finanzas.

Sin ventas, sin materias primas o inaccesibles por sus costos, con cálculos de la media de la clase equivocados, con poca creatividad y gestión de los empresarios, es muy difícil revertir este negativo contexto, que precisa de una verdadera autonomía empresarial que en ocasiones solo queda en el discurso y pocas veces se permite concretar en la acción.

Fotos: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFotos: Leandro Pérez Pérez/Adelante

EN EL PAÍS TAMPOCO DAN LOS CÁLCULOS

Si bien los tres ejemplos anteriores son empresas de subordinación local, el entorno en las de subordinación nacional no cambia, incluso en algunos casos llega a ser peor.

La Empresa Cárnica de Camagüey tiene acumulados más de 40 millones de pesos de pérdidas, mientras el año pasado vivían de los subsidios y los traslados, 12 meses después las matemáticas no cuadran y por cada kilogramo de carne que envían a otros territorios pierden 28 pesos, porque el costo es de 135 y el precio centralizado es de 107.

Aquí tenga en cuenta que a diario salen 46 toneladas hacia diferentes provincias.

“A la par de los precios centralizados, importar MDM como extensor encarece las producciones, ya trabajamos en construir una máquina para hacerlo nosotros y no tener que invertir más de un millón de pesos en un contenedor que además merma y multiplica las pérdidas”, señaló Maikel Martínez Cuenca, director económico de la Empresa, quien agregó que este se emplea en las producciones de mayores volúmenes, como la mortadella y el picadillo de la canasta familiar, por lo que aumenta el balance negativo. Lo que queda para ganar algo es el mercado liberado y las ventas online, que no se corresponden en cantidad con el resto.

Dieciséis empresas subordinadas al Ministerio de la Agricultura se encuentran en números rojos, entre estas Acopio, que pierde más de 35 millones de pesos este año y sus ventas netas apenas llegan al 52 % de lo planificado, mientras los gastos en salarios superan los 28 millones de pesos, incluyendo el pago a más de 200 trabajadores no vinculados directamente a la producción.

“El margen comercial nunca dio, por ejemplo la papa la compramos a 2,83 pesos y se vendió a tres, pero con esa diferencia no se cubren los gastos de transporte, salario, energía, agua..., y multiplicado por 4 000 toneladas que se necesitan en la provincia, las pérdidas son millonarias, así sucede con otros productos, sobre todo con los que buscamos en Matanzas y Mayabeque; con el petróleo a 14 pesos no da la cuenta, máxime si los precios no los formamos nosotros”, señaló Alexis Suárez Sánchez, contador de dicha institución comercial.

En una relativa mejor situación se halla la Empresa de Suministros Agropecuarios, la cual compra la urea importada a 11 500 pesos la tonelada y la vende al productor a 2 300, igual sucede con el sustituto lechero, que se importa por 18 000 pesos y se cobra a 10 500, sin incluir los gastos de transportación; no obstante, sus directivos aseguran que cerrarán el año con saldo positivo porque con el resto de los renglones no sucede lo mismo.

Fotos: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFotos: Leandro Pérez Pérez/Adelante

¿Cómo puede Acueducto y Alcantarillado perder más de 43 millones de pesos en un año?

Clasifica como la empresa que más pierde en la provincia; solo en electricidad y salario se van más de 38 millones de pesos mensuales, y los químicos resultan cada vez más caros.

Reservas quedan, pues no toda el agua que se bombea llega a su destino, lo cual genera gastos directamente. De igual manera incide el bajo por ciento de población metrada con que cuenta la provincia, unos 83 000, solo el 18 % de la población servida. El resto de los 313 000 clientes son tarifados, o sea, que pueden consumir el agua que deseen, incluso con salideros, y la cuenta será la misma; eso sin analizar que por tendederas y conexiones ilegales corre buena parte del agua que se sirve y no se cobra de ninguna manera. ¿Y quién paga, Liborio?

En el recorrido por estas empresas hubo un factor común, todas transitaban las diferentes fases de presentación de expedientes de pérdidas, y qué bueno que el Estado asuma las diferencias que no son responsabilidad de las entidades, pero ¿quién les explica a los trabajadores que por razones ajenas a su voluntad, incluso muchas veces por causas que superan hasta a sus organismos rectores, no pudieron cobrar utilidades y se mantuvieron en salario escala todo un año?

Queda mucho por revisar en el sistema empresarial cubano luego de un año de transformaciones económicas, y diez pensando en el ordenamiento monetario, aunque debe profundizarse en los análisis pues varios aspectos no tienen que ver con este, como las plantillas con desbalances entre directos e indirectos, el desconocimiento de las medidas para el perfeccionamiento de la empresa estatal o su incorrecta aplicación, los problemas en los departamentos contables, entre otros... incluidas desviaciones en aquellas que aparentemente no tienen pérdidas a costa de altos precios que enmascaran la ineficiencia o las que emplean las utilidades solo en distribuir salarios y no en desarrollo de tecnologías, capacitación o cualquiera de las 11 opciones previstas.

Ojalá sea el 2022 el calendario en que solucionemos tantas incongruencias, ya sea en la macroeconomía o en la micro, para que las cuentas sí den y despeguen verdaderamente las fuerzas productivas.

Comentario HHC: Sin comentarios .................