Aunque la mesa y el bolsillo sigan resentidos, se acomete un millonario proceso inversionista para revivir esta industria a cielo abierto, que tocó fondo durante el período especial. Pero es preciso eliminar las trabas que inciden en el desenvolvimiento óptimo de ese desarrollo.
Marianela Martín González
2 de Mayo del 2015 20:16:50 CDT
Solo un poco más del cuatro por ciento del producto interno bruto del país lo aporta la agricultura, lo que hace pensar que si el campo —generador natural de las mayores riquezas nacionales— no prospera como se necesita, la economía tampoco. Y si los brazos que garantizan la fecundidad de la tierra envejecen, como es inminente, o prosigue el éxodo desde las áreas rurales, entonces el reto de progresar se torna muy difícil.
La descapitalización sufrida por el sector agropecuario durante el período especial debilitó profundamente su infraestructura productiva. Provocó de manera notable la obsolescencia de su maquinaria e implementos agrícolas, sistemas de riego, transporte, planteles industriales, edificaciones y laboratorios.
Tenemos que capacitar a quienes están implicados en este complejo sistema, desde su concepción y hasta que este revele sus frutos, porque de lo contrario los recursos no se optimizan, afirmó Rigoberto Muñoz Martínez Foto: Roberto Ruiz
Con esta explicación —que por repetida no deja de ser alfa y omega de muchos análisis sobre la economía cubana—, comienza el diálogo con Rigoberto Muñoz Martínez, director de Inversiones del Ministerio de la Agricultura (Minag).
Muñoz nos recuerda que la descapitalización del período especial también repercutió en la fuerza técnica y profesional del sistema productivo, tanto en las cooperativas como en las empresas agropecuarias; y que el envejecimiento poblacional y el éxodo de la familia campesina hacia poblados y ciudades en busca de mejores condiciones de vida, es ya una realidad que ha generado escasez de fuerza de trabajo.
«Al menos a corto plazo, el envejecimiento de los recursos humanos es una tendencia que no parece reversible, como lo es el éxodo. No obstante, para paliar la falta de fuerza de trabajo se han convertido 12 antiguas escuelas en el campo en comunidades agrícolas y hay otras cuatro en ejecución. De ese modo se están creando condiciones habitacionales para más de mil familias».
El especialista, graduado como ingeniero agrónomo y con vasta experiencia en el campo de las inversiones, reconoce que es una necesidad la mecanización de la agricultura para reducir la dependencia de mano de obra directa, y que es imprescindible introducir maquinarias eficientes y tecnologías de avanzada para lograr el incremento sostenible de los volúmenes productivos, disminuir la importación de alimentos y contribuir a mejorar la economía del país y la de los productores agropecuarios y sus familias.
Recalca que la dirección del Partido y el Gobierno, a pesar de las restricciones financieras existentes, prioriza la agricultura con la ejecución de inversiones para el desarrollo.
«Todo el esfuerzo que se está haciendo debe contribuir a garantizar la alimentación de la población, con especial énfasis en asegurar los programas de desarrollo para el autoabastecimiento alimentario municipal. Ello también permitirá lograr paulatinamente la sustitución efectiva de importaciones e incrementar las producciones exportables.
«Cuando hablamos de que se debe garantizar la alimentación de la población lo hacemos acercándonos gradualmente al concepto de seguridad alimentaria, según la FAO. Para esta instancia de la Organización de las Naciones Unidas la seguridad alimentaria existe cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico, social y económico a alimento suficiente, seguro y nutritivo para cubrir las necesidades dietéticas y las preferencias alimenticias que propicien una vida activa y saludable», subraya.
Créditos externos: un Abracadabra
Los créditos externos constituyen una fuente importante de financiamiento de las inversiones para el desarrollo, asegura nuestro entrevistado. Entre estos menciona los provenientes de la República Popular China para la producción de alimentos de la canasta básica, como el arroz y distintos granos.
También Muñoz se refiere a lo valioso que ha sido para el sistema de la agricultura el crédito procedente de la República Federativa de Brasil, encaminado a fomentar las producciones de granos y frutales, y comenzar a dar pasos en el reordenamiento de la ganadería vacuna.
No menos importante considera los créditos otorgados por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), una agencia especializada de las Naciones Unidas, que con el objetivo de estimular la producción de granos en cuatro provincias orientales se ha sumado a colaborar financieramente con la Isla.
Otros financiamientos, como los que China y la India ofrecen al país, se emplean para la obtención de bioproductos y medicamentos de uso veterinario. También el crédito procedente de Belarús se destina a reparar y reponer tractores e implementos.
«Debido a oportunidades crediticias como las referidas, en 2014 se ejecutaron 440 841 000 pesos, para un 93 por ciento de cumplimiento del plan de inversiones, un nivel superior a años anteriores. En 2015 el plan inversionista asciende a 536 128 000 pesos, lo que representa un crecimiento de más de un 15 por ciento en relación con lo alcanzado el año precedente.
«Además, en mantenimiento constructivo se ejecutaron más de 123 millones de pesos, lo que representa un incremento en la ejecución en relación con el año anterior», acota.
Primero los granos
Al preguntársele por el orden de prioridad para ejecutar las inversiones, Muñoz explica que las principales se han destinado al Programa de Arroz.
Brasil, Venezuela y China —señala— han facilitado fuentes de financiamiento para impulsar este programa, y permitir la adquisición de medios necesarios que aseguren su desarrollo.
Con ese estímulo se están adquiriendo 32 equipos de la construcción, con los cuales se compondrán 14 brigadas, para trabajar en la transformación de los sistemas de campo y caminos arroceros.
«También para el programa de ese importante cereal hemos adquirido 125 tractores y 157 cosechadoras; así como equipamiento para la industria que incluye molinos, secaderos, plantas de procesamiento de semilla, equipos auxiliares del proceso tecnológico y silos de proceso y de almacenamiento.
«Dichas inversiones han permitido mejorar los rendimientos agrícolas de este cereal y conseguir mayor eficiencia en el procesamiento fabril. Han coadyuvado, además, a disminuir el consumo energético, recuperar la infraestructura productiva que antes existía, y constituir nuevos polos agroindustriales arroceros.
«Las prioridades inversionistas que se le han dado al cultivo del arroz nos han posibilitado, desde hace casi cinco años, sostener un programa diseñado para alcanzar las 538 000 toneladas del cereal dentro de un plazo planificado, con las cuales sustituiremos parte de las importaciones de ese grano».
—¿Cuánto se está haciendo en otros programas para acercarnos a la soberanía alimentaria?
—También se invierte en el Programa de Frijol y Maíz para elevar las producciones de esos granos, que años atrás había que importar casi totalmente.
«Para incrementar los volúmenes productivos de estos dos renglones se han destinado máquinas de riego y sistemas de aspersión, maquinaria agrícola, cosechadoras, fumigadoras e implementos.
«El año pasado se produjeron 136 000 toneladas de maíz para producir pienso para la ganadería. También se cosecharon 44 000 toneladas de frijol. Este año se prevé cosechar 115 000 toneladas de maíz y 47 000 de frijol, con lo cual lograremos un ahorro efectivo de importaciones considerable.
«En el Programa de Viandas, Hortalizas y Frutales se ha invertido en los últimos años para la adquisición de más de 120 tractores, implementos agrícolas y sistemas de riego de producción nacional, gracias a lo cual se han podido irrigar más de 3 000 hectáreas mediante sistemas de pivot central electrificado y por aspersión.
«Como resultado de esas inversiones y su optimización, en 2014 la producción viandera se elevó hasta alcanzar 1 000 941 toneladas, y se espera en el presente crecer un 13 por ciento en relación con ese resultado.
«Se adjunta al referido programa el de la Agricultura Urbana y Suburbana, que requiere también de inversiones para la producción de viandas, hortalizas, frutas y plantas medicinales. Hay que agregar el de fincas de frutales, donde se destaca el movimiento de las 102 cooperativas dedicadas a producir frutas», apunta.
Ganadería y café: asignaturas pendientes
El Director de Inversiones del Minag admite que los programas de Ganadería y Café van a la zaga en relación con los demás, y como consecuencia del estancamiento de estos el Estado, año tras año, eroga cifras millonarias para importar leche, carne y el aromático grano.
«En 2012, con el objetivo de recuperar la ganadería se aprobaron por el Consejo de Ministros 13 medidas encaminadas a rescatar las producciones del sector. El Minag priorizó entonces la recuperación de las vaquerías de los proyectos típicos.
«En consonancia con las urgencias de este programa, hasta la fecha, para el reordenamiento del acopio de leche se han terminado 1 122 estaciones integrales. En estos enclaves se trabaja en aras de crear las condiciones requeridas para el acopio, el análisis de calidad de la leche y para brindar otros servicios pecuarios (reproducción, salud animal, control de la masa y la venta de insumos).
«También se adquirió una planta para la fabricación de elementos de identificación de los animales y un taller para la recuperación de termos de inseminación, entre otros equipamientos e insumos».
Muñoz precisa que para el Programa de Café y Cacao se tiene aprobado un esquema cerrado de financiamiento, a partir de sus propios ingresos y los que reporta la exportación de miel de abejas.
Estas utilidades se han empleado fundamentalmente en la siembra de áreas nuevas y renovación de plantaciones, construcción y mejoramiento de instalaciones de los centros de reproducción de entomófagos y entomopatógenos para la protección fotosanitaria de las plantaciones.
Adicionalmente ha sido favorecido este programa con la introducción de nuevas tecnologías para la producción de plántulas, y el mejoramiento de la infraestructura para el beneficio del café húmedo; con ese propósito se han adquirido 32 despulpadoras ecológicas, como parte de un proyecto que contempla la compra de un total de 54 hasta el año en curso.
Como resultado también del proceso inversionista, en 2014 se produjeron 170 963 toneladas de carne de cerdo, una cifra que sobrepasó el récord registrado en 1989 cuando se alcanzaron 102 403 toneladas.
«Estas despulpadoras tienen globalmente un costo de dos millones de pesos; sumadas a las que ya existían totalizan 92. Su tecnología es más eficiente, consumen menos energía y agua, y disminuyen la carga contaminante», apunta.
En cuanto al cacao —advierte— se prevé el incremento del área productiva en 1 100 hectáreas.
En armonía con el medio ambiente
Al referirse a las inversiones en el Programa Porcino, Muñoz explica que las mismas están contempladas en un plazo de cinco años. Incluyen inyección financiera en seis líneas fundamentales: recuperación de instalaciones, construcción de plantas de pienso líquido, bioseguridad, saneamiento ambiental y restauración de viales.
«Con la ejecución de estas inversiones, que coadyuvan a la marcha eficiente de los convenios de los productores con las empresas territoriales para la ceba de cerdos, se han ido creando las condiciones para de modo sostenible ir incrementando la producción de carne porcina. En 2014 se produjeron 170 963 toneladas, una cifra que sobrepasó el récord registrado en 1989, cuando se alcanzaron 102 403 toneladas.
«Con esa producción —que todavía no satisface la demanda de la población— se ha logrado sustituir importaciones. En 2014, por ejemplo, se vendieron en el mercado en divisas 44 000 toneladas.
«Para garantizar la sostenibilidad de este y todos los programas, uno de los requisitos es que sean amigables con el medio ambiente. En el mundo entero las porquerizas generan conflictos con el entorno, porque los residuales son una fuente de contaminación notable.
«En Cuba, para respetar las leyes medioambientales se han instalado más de 1 600 biodigestores de diferentes capacidades, y en la medida en que el programa se consolide se continuará invirtiendo en esta tecnología, la cual permite aprovechar la excreta de los cerdos como combustible y evita de ese modo que se contamine el entorno», explica Muñoz.
El Director de Inversiones del Minag precisa que para consolidar la producción de bioproductos en la Isla, se le aprobó al Grupo Empresarial Labiofam la ejecución de tres grandes plantas para producir estos medios naturales, que permiten una producción amigable con el medio ambiente.
«Estas tienen un plazo constructivo hasta 2017 y estarán enclavadas en La Habana, Villa Clara y Granma. Contarán anualmente, entre todas, con una capacidad de 18 millones de litros de productos líquidos y 3 000 toneladas de productos sólidos.
«Se encuentran en ejecución las de La Habana y Villa Clara y está previsto iniciar próximamente la de Granma. Ya se terminó la Planta Industrial de Bioproductos del Nim, en Mayarí, con una capacidad de producción de 300 toneladas de insecticidas y biofertilizantes al año.
«Estas producciones contribuirán a disminuir la carga contaminante de los suelos, así como garantizarán los tratamientos fitosanitarios en las áreas de los cultivos, e incrementarán el suministro de nutrientes a los suelos al combinarse adecuadamente con los productos químicos de que disponemos», refiere.
Renglones exportables
La apicultura también ha sido favorecida por las inversiones, según Muñoz explica. Las ejecuciones en este sector se concentran en el incremento de la cantidad de colmenas y apiarios, así como en el mejoramiento de sistemas de manipulación de extracción de miel con equipos que garantizan la calidad e inocuidad.
También dichas inversiones van dirigidas a la construcción y reparación de las plantas de beneficio, obtención de tecnologías para el aprovechamiento de elementos de la colmena, mejoramiento del parque automotor para las actividades productivas y el traslado especializado y la comercialización.
«Estos financiamientos han permitido además la modernización del equipamiento del Centro de Investigación Apícola, lo cual ha permitido, entre otros beneficios, que los resultados de la inspección de la Unión Europea —nuestro principal mercado—, fueran positivos, aunque con algunas inconformidades, en cuya solución ya se trabaja», asegura.
Muñoz finalmente esboza el tratamiento inversionista en el sector forestal. Asegura que al cierre del año pasado este se había enfilado fundamentalmente hacia el aprovechamiento de los bosques. En 2014 se plantaron más de 20 000 hectáreas.
«Con la importación de dos máquinas desfibradoras, 15 tracto-acopiadores, seis buldóceres, cinco cargadores frontales y cuatro motoniveladoras comienzan a mejorar las condiciones para la explotación maderera, muy afectada por la falta de equipamiento especializado, básicamente extractivo, y el deterioro de la red de caminos», señala.
El directivo del Minag sostiene que para el Programa Forestal se instalaron dos viveros tecnificados y se realizaron inversiones en la planta de resina de pino, en Pinar del Río, para la diversificación de este importante renglón exportable.
Al referirse al Programa de Tabaco argumenta que el mismo está dirigido al desarrollo agrícola, teniendo en cuenta el incremento de los sistemas de riego y la mecanización agrícola.
También contempla la introducción de mejoras tecnológicas en el acopio y beneficio y el reordenamiento y modernización de la industria del cigarrillo y del tabaco torcido.
Asimismo, el financiamiento se ha encaminado a mejorar y fomentar las casas de cura de tabaco, el programa forestal para producir los cujes, así como a obras hidráulicas y la modernización de las fábricas de envases y habilitaciones.
También precisa que se trabaja en la reparación y mantenimiento de los despalillos, escogidas, almacenes y fábricas de tabaco torcido para el consumo nacional y para la exportación.
Al ser inquirido sobre la marcha de las inversiones planificadas para el año en curso, subraya que se tuvo en cuenta la objetividad en su planificación, al tiempo que señala las sombras que inciden en su desenvolvimiento óptimo.
«El plan hasta el mes de febrero ascendió a 36 426 000 pesos en moneda total, el cual se cumplió al 83 por ciento. Aún persisten deficiencias en la contratación y uso inadecuado del contrato como herramienta de trabajo. Como hándicap en la ejecución de las inversiones prevalecen aún problemas en la elaboración de los estudios de factibilidad e insuficiente realización de estudios de posinversión.
«Lo que sí te puedo asegurar es que estamos trabajando para ser más eficientes en el proceso inversionista. Tenemos que capacitar a quienes están implicados en este complejo sistema, desde su concepción y hasta que este revele sus frutos, porque de lo contrario los recursos no se optimizan.
«Debemos asumir la inversión con toda la seriedad que merece, para que cada año el campo vaya dejando atrás las amarras de la obsolescencia que por más de dos décadas han venido frenando sus potencialidades», remarca Muñoz.