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Santa Clara, 1 oct (ACN) Aumentar la superficie destinada a la agricultura urbana constituye prioridad para el territorio villaclareño, consciente de la importancia de este programa en el autoabastecimiento alimentario, y que aún no satisface las necesidades de la población en cuanto a la demanda de hortalizas y vegetales.
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En declaraciones a la ACN Abel Rodríguez Águila, jefe del departamento de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar en la provincia, explicó que la principal tarea en la que se enrolan es la de completar la cifra de 10 metros cuadrados por habitantes, con la que se daría un salto en la producción intensiva de alimentos.
Actualmente Villa Clara cuenta con unas 488 hectáreas (ha) en activo, de las casi 800 que se necesitan y aun cuando en todos los municipios hay presencia de organopónicos, huertos y parcelas, persisten Consejos Populares desprotegidos, como es el caso de Manajanabo y Hatillo en la propia cabecera provincial.
A decir de Rodríguez Águila son los territorios de Ranchuelo, Camajuaní y Corralillo los que marchan a la delantera del programa, con todas sus ha cubiertas, de acuerdo a la densidad poblacional de sus localidades.
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Unas 90 mil toneladas de hortalizas y vegetales, deberá producir la agricultura urbana villaclareña en este 2019, cifra que ya alcanza un 75 por ciento de cumplimiento, y que se sobrepasará con la campaña de frío que ya comenzara, apuntó Rodríguez Águila.
Con unos 700 metros cuadrados, el organopónico El Tren Blindado, destaca en Santa Clara por su organización y capacidad productiva, al frente, Giaini Milián Morales comenta a la ACN que en estos momentos trabaja con semilleros de acelga, lechuga, tomate, remolacha, rábano y espinacas, que deben empezar a cosecharse en menos de un mes; y también tiene sembrados cebollinos, col china y ajo porro.
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Junto a otro trabajador, Milián Morales pone en práctica procederes agroecológicos, que no precisan demasiados recursos, díganse el regado a mano en los canteros y la utilización de barreras vivas con cercas de maíz y plantas repelentes como la llamada flor de muerto, la albahaca morada y la flor de Jamaica, estas dos últimas empleadas igualmente con fines medicinales.
Aún con limitaciones en sistemas de riego, bombas de agua y tecnología obsoleta, la agricultura urbana se sabe capaz de producir alimentos de forma intensiva y con la posibilidad de autoabastecerse de abonos orgánicos como la lombricultura y la materia que se desprende de restos de cosechas; y lo que es más importante, con semillas propias.
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Consolidar el trabajo que se realiza hasta ahora e imprimir mucha más constancia y control en las labores diarias serían pautas a seguir en pos de la diversidad y los índices de abastecimiento alimentario que precisa la población villaclareña.